Hola aficionados de Naruto! Aquí llego de nuevo con un fic que hace bastante tiempo que tengo en mente. Se desarrolla, como podréis observar, en un universo alternativo, en el Tokyo actual, con Sasuke y Sakura como personajes principales. Por ahora, advierto que he cambiado un pocolas personalidades de los personajes para que se amoldaran mejor a lo que tengo en mente. Espero que os guste.

Disclaimer: Naruto no me pertenece, pero el argumento sí

Como último recordatorio¡reviews, please!


UNA SEMANA DE ESCLAVITUD

Prólogo

-Ya nos vamos, Sakura-chan. Cuídate mucho¿eh?

Mi padre me sostiene por los hombros mientras me dice esto. No es la primera vez que me quedo sola en casa, pero sí la primera que me quedo tanto tiempo. Nada menos que dos meses completamente sola, mientras mis padres se dedican a sus labores para con la sociedad: mi padre es científico y mi madre, cantante. Les ha tocado viajar juntos a los Estados Unidos, y como yo tengo que ir a clase, no puedo acompañarles. De modo que mi padre me ha dejado las cosas preparadas para que no me falte de nada durante su estancia: me han creado una cuenta con dinero suficiente como para vivir durante su ausencia y han contratado a una señora que vendrá a limpiar tres días en semana. No tendré ningún problema, o al menos eso espero… Tras despedirse a toda velocidad porque pierden el avión, me quedo sola en casa. Y cuando estoy sola, siempre empiezo a pensar, y como sé que me voy a deprimir, decido que lo mejor es subir al cuarto derecha, a ver a Sasuke.

Sasuke es amigo mío desde que estábamos en el jardín de infancia y ambos llevábamos nuestras batitas azules y nuestros gorritos. Ahora que tenemos dieciséis años, muchas veces me pregunto si habré soñado cómo era en el pasado, ya que no se parece en nada a la imagen de niño adorable que atesoro desde nuestra infancia. Ahora es un chico un poco más alto que yo, con pinta de macarra y actitud descarada y bastante maliciosa, cuya principal afición consiste en meterse con las chicas, especialmente conmigo. Hablo, evidentemente, de chicas con algo de cerebro, no de esos especimenes de cráneo hueco y proporciones inhumanas que se lleva al catre tan a menudo. Porque Sasuke-kun, además de tener unas notas pasables y un carácter simpático y algo vacilón a veces, carga sobre sus hombros con una fama que le precede: la de no haber dejado jamás insatisfecha a una mujer.

Tras ver a mis padres alejarse en taxi, salgo de casa medio a hurtadillas y subo los dos pisos que me separan de la vivienda de Sasuke a pie. Al llegar a su puerta, llamo al timbre tres veces, lo cual constituye una especie de contraseña entre nosotros. Al cabo de un rato me abre la puerta Itachi, su hermano mayor, un chico guapo y bastante serio, que me observa con severidad con sus oscuros ojos.

-Hola, Sakura-chan.

Aunque le saca cinco años a Sasuke, nos conocemos de toda la vida, por lo que me trata con mucha familiaridad.

-Hola, Itachi-kun.

-¿Qué haces aquí, y en fin de semana?

A veces Itachi hace preguntas un poco impertinentes, pero es porque no es precisamente un ser social. Itachi vive por y para sus estudios, y lleva años maquinando su fulgurante carrera como abogado. Estudia Derecho en la Tôdai y se distingue por ser un estudiante sobresaliente. Su carrera parece más bien su obsesión.

-Me apetecía ver a Sasuke-kun –explico.

-Está ocupado –me responde secamente.

Sé lo que significa ese "está ocupado". Quiere decir "está con una chica, y como tú también lo eres, sobras". Esa cantinela me suena desde hace año y pico, cuando Sasuke comenzó a "estar ocupado" casi todos los fines de semana y días festivos. Como hoy es domingo y aún son las diez y media de la mañana, no me extrañaría que esté durmiendo a pierna suelta para descansar de su juerga de anoche.

-¿Podrás decirle que he venido?

Itachi hace un mohín. Es un chico muy suyo, y detesta tener que hacer favores y que le pidan cosas.

-Está bien –responde finalmente.

Ese "está bien" significa, obviamente, "lo haré porque eres tú y porque me consta que si no le digo que has venido y lo averigua por su cuenta, se pondrá hecho una fiera". Así es Itachi, un ratón de biblioteca con su propia jerga.

Vuelvo a bajar las escaleras hasta mi casa. Al llegar, me siento en el sofá y enciendo la televisión, pasando los canales cansinamente hasta que me quedo adormilada entre los mullidos cojines.

El timbre de la puerta, tocado tres veces, me despierta sobresaltada. Apenas reparo en este detalle cuando, frotándome los ojos, abro la puerta de entrada. Al otro lado, Sasuke sonríe con su habitual gesto malicioso.

-Hola, Sakura-chan.

-Hola, Sasuke-kun –le devuelvo el saludo en voz baja.

-¿Estabas durmiendo? –Me pregunta.

-Sí.

-Pues entonces estamos en paz –ríe.

Entra en casa y cierra la puerta tras de sí. Después de descalzarse, entra con toda la holgura del mundo y se acomoda en el sofá de la salita. Tras mirar a un lado y al otro, me pregunta:

-¿No están tus padres?

-No –respondo secamente.

-Ah, recuerdo que me comentaste que se iban de viaje de negocios a los Estados Unidos¿no?

-Así es.

-Dos meses solita¿eh? Tranqui, te acostumbrarás –Sasuke sonríe con su habitual desenfado y acto seguido añade-. Siempre puedes llamar a papi Sasuke para que venga a calmar tu soledad¿verdad? Sabes que se me da de miedo calmar a las féminas –concluye con un guiño malicioso.

-Basta, Sasuke-kun –me pone de los nervios que actúe como si estuviera flirteando conmigo. Me hace sentir insegura e incómoda.

Él vuelve a reírse. Siempre está de un humor radiante cuando despierta con una tía entre los brazos. Finalmente me pregunta:

-¿Qué planes tienes para esta noche?

-Pues… cenaré, veré un rato la televisión y me acostaré temprano.

Sasuke reflexiona durante unos instantes y me hace una propuesta:

-¿Qué te parece si en vez de eso te vienes a mi casa y hacemos un maratón Fujikaze? Tengo palomitas y todas sus pelis en DVD, incluida la que nos perdimos por estar de exámenes, La princesa de los cielos.

-¿En serio la tienes¡Estoy deseando verla!

-En tal caso, sube a casa sobre las seis de la tarde. Lo tendré todo preparado.

-Perfecto. Tú pones los DVDs y las palomitas y yo pongo los refrescos y las chocolatinas

Él sonríe. Desde que no éramos más que unos críos nos ha encantado el chocolate relleno de caramelo. Es una afición que compartimos.

-Buena idea. ¿A las seis en mi casa?

-A las seis en tu casa.

Dicho esto, nos despedimos hasta esta tarde.

Las estrellas titilan en el firmamento mientras me levanto. Después de ver seguidas Congelado amanecer, El llanto de la montaña, Pesadillas aladas, Conflicto y parte de La princesa de los cielos, mi trasero reclama un descanso. Le pido a Sasuke que detenga la película y dirijo mis pasos al cuarto de baño. Al pasar por delante de la puerta de Itachi-kun, constato que éste sigue estudiando. Este tipo no tiene vida social de ninguna clase, imagino que esa es la causa de que sea un amargado. A la vuelta del baño, observo que también Sasuke se ha marchado, así que me dirijo a la cocina. Efectivamente, ahí está, trasteando con la batidora.

-¿Qué haces? –Pregunto.

Sasuke da un respingo. No me esperaba.

-¡Joder, qué susto! Estaba… preparándote una sorpresa, pero he olvidado que eres la única mujer del mundo que no se tira tres cuartos de hora en el cuarto de baño.

-Eso es algo que deberías tener en cuenta más a menudo –respondo. Acto seguido insisto-. ¿Qué es?

-Una sorpresa.

-¿Una sorpresa de qué?

-De algo que te va a gustar mucho.

-¿Cuánto de mucho¿Mucho muchísimo; mucho, mucho o sólo mucho?

Una vena empieza a inflársele en la sien. Detesta cuando me pongo en plan pesado pegajoso, pero es incapaz de enfadarse conmigo. Me divierte hacerle rabiar.

-Te va a encantar, Sakura-chan –resuelve, tratando de cortar la conversación. Finalmente se ve obligado a realizar un último comentario para que deje de insistir-. Si realmente quieres saber algo más, tendrás que besarme.

Noto cómo me pongo pálida. ¡Ah, no, eso sí que no! Si en algo nos diferenciamos Sasuke y yo es en que él no tiene reparos a la hora de tener contacto físico con individuos del sexo contrario, tengan o no una relación anterior con él, y yo sencillamente no doy mi brazo a torcer por muchas oportunidades que tenga de una aventura. Estoy buscando a alguien especial, y él lo sabe, aunque yo también sé que se siente frustrado por mi causa, ya que de momento soy la única tía en el mundo que se le resiste. ¡Si hasta se ha tirado a Ino, mi mejor amiga! Desde luego, Sasuke desconoce el significado de la palabra "escrúpulos".

Finalmente, regreso a la salita y me acomodo de nuevo en el sofá. La imagen de la televisión está congelada en la cara de Yukie Fujikaze, nuestra actriz favorita, y me hace preguntarme si realmente conseguirá su objetivo y se cargará al rey Michio. No me extrañaría nada que los acontecimientos diesen un giro inesperado y la pobre princesa Fuun fuera asesinada por la persona a quien desea matar. Tampoco me extrañaría que descubriese que ya está muerto… Estoy elucubrando sin cesar acerca del desenlace de la película cuando Sasuke-kun entra en la salita con una bandeja con dos vasos altos llenos hasta el borde de…

-¡Batido de chocolate! –Exclamo- ¡Me has hecho batido de chocolate!

-Pues claro¿no te dije que iba a prepararte algo que te encantaría?

-Kyaaaa¡Eres estupendo, Sasuke-kun!

Me lanzo a sus brazos y le estampo un beso en la mejilla. Él sonríe con su habitual sorna y me reprende cariñosamente:

-Bueno¿acabamos de ver la peli o no? Que está interesante.

-¡Sí! Por cierto, Sasuke-kun¿tú qué crees que pasará al final?

-Pues que encuentra al rey Michio y lo mata, claro. Si no, pobre mujer, con todo lo que le ha pasado –ríe desenfadadamente.

-Bah, pues yo creo que no lo va a conseguir. Quedaría muy típico¿no?

-Tú siempre tan negativa, Sakura-chan. Te digo yo que se carga al tal Michio de marras.

-Que no.

-Que sí.

-Que no.

-¡Que sí!

Tras un rato discutiendo como un par de críos de primaria, Sasuke resuelve:

-¿Quieres apostar?

-¡Claro! –Respondo vehementemente.

-Pues yo apuesto a que se lo carga.

-Yo a que no. O bien se la carga él a ella o bien se lo encuentra muerto de antemano, pero no se lo carga.

-Bien¿y qué apostamos?

Me quedo dubitativa.

-Pues no lo sé –respondo al fin.

Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que de repente Sasuke esboza una sonrisa cargada de malicia y propone:

-El que pierda será esclavo del otro durante una semana.

-Me parece bien –respondo, cruzando los brazos sobre el pecho, muy segura de mí misma.

-Hecho.

Sellamos el trato dándonos la mano.

La película se desarrolla y no me atrevo a mover ni un solo músculo del cuerpo, aunque Sasuke está completamente relajado, lanzándome ocasionales miradas maliciosas. Cuando llega el final, me quedo en shock al ver el desenlace: efectivamente, la princesa Fuun abate al rey Michio con lágrimas en los ojos, empleando el golpe secreto de su maestro Nanashi, aquel que no le había enseñado a ningún discípulo antes. Después del sublime final y de los créditos, me quedo inmóvil durante unos minutos, incapaz de moverme, con la esperanza de que Sasuke sea compasivo y retire la apuesta, aunque sé perfectamente que él no es así, pero internamente me niego a asumir que tendré que obedecerle ciegamente durante siete días. Sasuke pulsa el botón de stop del mando a distancia y acto seguido apaga la televisión. Tras unos segundos en que me concede el beneficio de la duda, finalmente anuncia, con voz maliciosa:

-Has perdido.

Trago saliva inconscientemente. Sasuke me observa ahora, y su mirada es tan mordaz que me da escalofríos.

-¿No podrías… perdonarme la apuesta… por una vez… Sasuke-kun? –Suplico.

Su sonrisa socarrona se ensancha.

-Sería más fácil que me pidieras la luna, Sakura-chan. No, no pienso perdonarte nada, así que más te vale ir preparándote, porque en los próximos siete días eres mía –retrocedo casi sin darme cuenta. Sasuke puede llegar a ser muy perverso–. Y ya que la apuesta cobra validez ahora mismo, creo que voy a aprovecharme. Ya que estás aquí, recoge los platos y lávalos.

Tengo la tentación de protestar y negarme, pero él me provoca:

-Si te niegas, llamaré a tus padres diciéndoles que te has llevado a Gaara a tu casa para montártelo con él, extenderé el mismo rumor por el instituto y le diré al propio Gaara-san ciertos detalles íntimos tuyos que no te gustaría nada que llegara a saber, créeme.

Me quedo pálida, clavada al suelo. Si Sasuke dice que va a hacer eso, sin duda lo hará. Tiene plena confianza con mis padres, goza de una popularidad inusitada en el instituto y es mi amigo desde hace más de diez años, de modo que sin duda sería capaz de contarle cosas muy vergonzosas acerca de mí a Gaara-san, el chico más popular del instituto. Sería mejor morir a que Sasuke llevara a cabo su amenaza.

-No lo hagas… –murmuro– por favor.

Sasuke se arrellana en el sofá.

-Suplica –me ordena.

-Te suplico, Sasuke-sama, que no cumplas tu amenaza. Por favor…

-De rodillas –ordena de nuevo.

Obedezco dócilmente y me arrodillo sobre la alfombra. Hago una reverencia propia de un samurai medieval y vuelvo a suplicar:

-Por favor, Sasuke-sama, atiende la súplica de tu humilde esclava. Te ruego que no llames a mis padres, que no extiendas ningún rumor acerca de mí en el instituto y que no le cuentes nada vergonzoso sobre mí a Gaara.

-Hum… puede que lo reconsidere –responde, haciéndose el importante.

Suspiro de alivio, pero no durante mucho tiempo, ya que vuelve a ordenarme que lave los platos. Obedezco nuevamente, presionada por su amenaza. Sasuke desconoce los escrúpulos para cualquier asunto, desde el sexo hasta su propia diversión, lo cual quiere decir que no se cortaría a la hora de hacerme semejante putada sólo con el objetivo de escarmentarme a mí¡a mí¡Su amiga de la infancia! Por haber arruinado su diversión.

-Capullo… –mascullo.

Al acabar, vuelvo donde él, que me ordena:

-Vete ya a casa, a dormir. Mañana será un día muy largo.

Como de costumbre, se nota que se está divirtiendo de lo lindo.

-A la orden, mi señor –respondo con docilidad.

-No. No me llames "mi señor". Llámame mejor… "mi amo"

Pongo los ojos en blanco. Se está pasando.

-Sus deseos son órdenes para mí… mi amo.

-Perfecto. Retírate.

Tal y como ordena, me calzo y bajo a mi casa. Algo me dice que la próxima semana será digna de ser borrada de mi vida.