UUH! MI PRIMERA HISTORIA LARGA! xD
… Esto es una especie de adaptación de FMA a otro universo (AU), pero esta vez es el nuestro por una vez, me di el gusto y lo ambienté en mi país, Chile! xD
IMPORTANTE: el elemento YAOI en este fanfic es EXTREMADAMENTE PROGRESIVO, en este cap, por ejemplo, no hay absolutamente nada de contacto físico (y creo k no hay como hasta el posible cap 3…)
Dicho esto, quienes no les gusta el yaoi ahora saben hasta donde pueden leer xD
Disfruten---
EN TODOS LADOS
Capítulo 1: Donde se encuentra una persona
"Noticias de último minuto: Ayer en la capital española se ha registrado el último de los asesinatos causados por el conocido grupo de los "Homunuculus", quienes han causado estragos en toda Europa. Durante este ataque, la policía ha podido atrapar a uno de los integrantes del grupo, quien ha sido identificado con el nombre clave de Greed. Luego de muchas sesiones de tortura, éste ha accedido a dar a conocer el nombre clave del resto de los integrantes. Luego de dar el primer nombre, comenzó a temblar de manera incontrolable y se desplomó en el suelo de la sala. Se cree que sufrió un envenenamiento paulatino por un elemento no identificado. El único nombre que alcanzó a pronunciar Greed fue "Envy". Se sabe que es un chico de unos 17 años, con pelo negro-verduzco en puntas. Si alguno de ustedes puede facilitar información sobre su paradero…"
"Ese idiota de Greed" Envy apagó la TV mientras buscaba un rostro entre le resto del grupo. "Lust¿¿Por qué demoró tanto tu veneno? Ahora gracias a ese idiota no puedo andar por las calles de este maldito país…"
"Lamento corregirte, Envy…" Lust se adelantó, bamboleándose como siempre que sentía que tenía la última palabra en algún asunto. "Pero no puedes andar por las calles de ningún país de Europa."
Envy se echó hacia atrás, tan enojado como sorprendido. "¡QUÉ¿¡Cómo que de toda Europa¿¡A qué te refieres!
"Es bastante sencillo." Sloth se adelantó desde el fondo del subterráneo en que se encontraban. "La jefa ha dicho que debes marcharte."
Todos los Homunuculus la miraron fijamente. Dante nunca antes había tomado medidas tan estrictas sobre un caso como este. Envy miró a Sloth sin perder la calma, preguntando sarcástico "¿Y a dónde pretende la jefa que me marche?"
"A un país desconocido"
"Ya no hay países desconocidos, Sloth." Repuso Envy. "Este planeta podrido ya se ha recorrido de arriba abajo, todo el mundo conoce a todo el mundo…"
"Pero hay países más alejados que otros." Sloth caminó lentamente hacia la pantalla del computador de la guarida Homunuculus, haciendo aparecer un mapamundi en su pantalla. "Por ejemplo, un país como…" recorrió el mapa con su dedo, hasta llegar a un país largo y angosto, presumiblemente de poca importancia, en el otro hemisferio del mundo. "Chile."
"¿Chile¿No es esa cosa roja y picante que se come con papas?"
"¿Ya ves por qué digo que es un país desconocido?" Sloth sonrió con malicia. "Y además, será tu siguiente paradero."
"No pretendo irme" Dijo Envy con arrogancia. "Sería aburrido no poder matar mientras esté ahí…"
"¿Quién ha dicho que no podrás matar?" La voz retumbó en la sala. Todos se voltearon a mirar a quien había entrado, aunque ya todos lo sabían.
"¡Dante-sama!" El grupo se arrodilló frente a una joven de apariencia maligna, que los miraba de manera fría y distante, como se esperaría del líder de una banda de asesinos de ese calibre.
"Ya que Greed ha sido atrapado, no podemos darnos el lujo de perder a más integrantes de la organización. Por una vez, debemos considerar aumentar un poco la seguridad. Recuerden que ya no es como antes, ahora lo tenemos a Él persiguiéndonos los talones…"
"Ese hijo de…" Envy murmuró por lo bajo. Lo odiaba sobre todas las cosas, a ese maldito que había arruinado su vida…
"¡Envy!" El aludido levantó la mirada. "Como ya dijo Sloth, debes irte" prosiguió Dante. "Pero de ninguna manera te aburrirás. Tengo una misión para ti, la más importante que te he dado…" Envy frunció el entrecejo. Él nunca recibía "misiones", simplemente "órdenes". Quizás esta vez era distinto… "Esta vez… Tienes que encontrar al hijo de Hohenheim"
Sus ojos se abrieron desmesuradamente. Luego de procesar la información, su sorpresa se transformó en esa sonrisa malévola que tanto conocemos (N/A: y amamos, en algunos casos xD).
"A sus órdenes… Dante-sama." Esta vez no había sarcasmo en su voz.
Ed caminaba despreocupado por las tiendas de Providencia. Era sábado por la mañana, así que la calle estaba repleta de gente, al igual que las tiendas, estaciones de metro y otras instalaciones. Entró brevemente a Portal Lyon a comprar un par de comics, y luego echó a andar por una de las calles anexas a la principal, intentando huir de la multitud. Siguió caminando por un buen rato, con la cabeza en al luna, hasta que algo lo trajo de vuelta a la tierra.
"¿Oye idiota, cómo te atreves a ir vestido así por la calle?"
Dobló la esquina, para encontrarse con el siguiente panorama: unos 10 tipos de la clase que NO te gustaría encontrar en una calle como esa, rodeando a otro chico vestido de forma… poco convencional, digamos. Llevaba una especie de… falda-short negra, con una camiseta negro-morada y guantes sin dedos a juego. Para rematar el look, tenía pelo largo y en puntas (a Ed se le hizo la imagen mental de una palmera) de color entre negro y verde, y una bandana negra. Pero lo más extraño de todo, era que, por muy raro que sonara… no se veía mal. Ed hizo un amago de golpe para sí mismo, cómo se le ocurría pensar eso…
Escuchó de nuevo a los matones, que seguían increpando a Envy.
"En serio, tío¿Eres un travesti o qué?"
El grupo rompió a reír. Aunque Envy había logrado contenerse todo ese tiempo (le advirtieron que no llamara la atención), esos tipos habían colmado su paciencia.
"¿Saben? Ustedes son unos…" Calló de repente. Había advertido que otra persona estaba parada en la esquina, mirando el espectáculo. Era un chico de unos 15 años, con pelo rubio en una trenza y ojos dorados. Y era MUY bajo.
El resto de los tipos notaron que miraba otra cosa, y se voltearon para ver qué estaba llamando su atención, encontrándose con Edward plantado en la esquina.
"¿Y quién es este¿Amigo del travesti?" Uno de los tipos se acercó peligrosamente a Ed. "Pero mira nada más, qué bonito es… parece una chica. Si fuera un poco más alto, hasta sería de mi tipo…" Ed se puso completamente rojo, pero de furia.
"¡A QUIÉN LLAMAS CAMARÓN ENANO QUE USA ZAPATOS DE PLATAFORMA PARA VERSE MÁS ALTO!"
"¡NADIE DIJO ESO!" Pero Ed ya se había abalanzado sobre el primero de los tipos, dejándolo k.o. en el piso. Luego de unos instantes de "plopicidad" (N/A: "estar plop", lo acabo de inventar xD Intenten acostumbrarse o se van a perder con mis inventos raros u), Envy logró reaccionar y aprovechó para sacarle la mugre al resto de los matones. Ed se calmó sólo cuando todos estaban tirados en el piso con cara de muertos, y se giró para mirar al extraño forastero (así lo asumió porque llevaba una mochila gigante y la típica cara de sueño que tiene la gente luego de un viaje en avión). "Oye… ¿estás bien?"
"¡Vaya pregunta! Esos tipos no podrían haberme hecho un rasguño." Respondió Envy con su habitual arrogancia. "¿Y tú, pequeño?"
Cuanto Ed estaba a punto de gritar su consabida frase de ¡A QUIÉN LLAMAS PEQUEÑO, fue interrumpido por el sonido de unas sirenas de policía que se acercaban a ellos.
"¡MALDICIÓN¡CORRE!" Antes que Edward pudiera reaccionar, Envy lo tomó del brazo y se lo llevó corriendo a la calle principal. Se perdieron entre la multitud, pero sabían que aún los seguían. Luego de cruzar dos avenidas a todo correr, Envy se detuvo en seco.
"¿DÓNDE DIABLOS HAY ALGO EN LO QUE PODAMOS LARGARNOS DE AQUÍ!"
"¡SIGUE CORRIENDO!" Esta vez Ed le tomó el brazo para que siguiera. "¡Vamos al metro!"
Cruzaron corriendo la última calle y bajaron las escaleras saltando los escalones de 5 en 5, asustando a no pocas ancianas y haciendo creer a unas chicas que estaban haciendo una película. Pasaron la tarjeta de Ed (todavía corriendo) y se dirigieron al tren. Entraron cuando se oía el aviso final y las puertas se cerraron a sus espaldas. Ed jadeaba como un caballo, pero Envy aún se mostraba en condiciones para otra maratón.
"Aaah… no corría así desde esa vez con el maldito bulldog…" Ed suspiró mientras se dejaba caer en el asiento más cercano, recuperado casi del todo.
Envy lo miró con expresión divertida. "Pues si que se cansa rápido este enano…" pensó para si mismo. Decidió molestar al chico un poco más, y, pasándole un brazo sobre los hombros, le dijo "Bien, pequeño¿a dónde vamos ahora?"
"¡NO ME LLAMES PEQUEÑO¡¡Y QUITA TU BRAZO!"
"¿Y cómo quieres que te llame?" Preguntó Envy, apartándose con una sonrisita. "No me has dado ningún nombre…"
"Edward" refunfuñó el rubio.
"Bien. Entonces… Ed¿a dónde vamos?"
"¡Qué se yo a dónde irás tú¡Yo tengo que ir al hospital¡¡Y quién dijo que podías llamarme Ed!"
Envy omitió por completo la última frase.
"Ah, entonces te acompaño, Ed-chan. ("¡No me llames así!") A ver si así logro conocer un poco más esta ciudad y no vuelvo a perderme en el metro…
Ed lo miró de reojo. "¿Y por qué estás aquí?". No le parecía normal que alguien como él tuviera algún asunto en una ciudad tan poco relevante como Santiago.
Envy lo miró con curiosidad, para luego sonreír con su sarcasmo acostumbrado. "Hay algo que estoy buscando."
¿"Algo que…?" Pero Ed no se preocupó de continuar. "¡AH¡¡ESTA ES NUESTRA PARADA!" Y nuevamente tuvieron que salir corriendo, con la puerta casi cerrándose en sus caras.
Ed comenzó a subir las escaleras con paso cansino, refunfuñando ante las miradas curiosas que el resto de los usuarios del metro dirigían al… "extraño espécimen" que lo acompañaba. Sólo cuando tuvo que llamarlo "extraño espécimen" notó que no sabía su nombre. Aunque la verdad¿Para qué quería saber su nombre? Ese tío ya lo tenía harto, siguiéndolo de un lado a otro… ¿Qué pretendía? Siguió refunfuñando hasta que llegaron al hospital. Todo el camino, Envy estuvo tomando notas mentales del estilo de "un asesinato aquí parecería normal…" "si enveneno a alguien aquí, nadie lo encontraría, salvo que se metieran a los túneles…" Un gruñido parecido a "llegamos" lo sacó de sus pensamientos. Se hallaban frente a la fachada de un hospital bastante corriente, aunque no había razón para que no se viera así, la verdad…
"Oh, y qué vinimos a hacer acá, Ed?" Preguntó Envy echándole una mirada interesada a un par de enfermeras.
"Ni idea que vas a hacer tú." El rostro de Ed se puso serio, más de lo que Envy había visto en todo ese rato. "Yo vine a ver a mi hermano."
Envy decidió no preguntar nada, su compañero se veía demasiado serio y preocupado. Pudo comprenderlo perfectamente luego de seguirlo hasta la pieza 301, en que se encontraba su hermano.
Envy estaba acostumbrado a ver gente muerta y siendo asesinada, por lo que la imagen no debió haberle afectado tanto como lo hizo, pero así fue. Sobre un catre de aspecto gastado, yacía un chico de unos 14 años, con pelo rubio como el de Ed y bastante parecido a él. "Nii-san" murmuró débilmente cuando éste se acercó a su catre. "Hola Al. Te he traído unas películas." Al intentó sonreír, pero pareció como si los músculos de su cara no se movieran, o no pudieran moverse. Esto fue lo que llamó la atención de Envy en un principio. Pero lo que realmente lo afectó fue la mirada del chico. Envy presumía de conocer todas las miradas existentes, por su ocupación de asesino. Pero la que recibía en esos momentos… era como si se encontrara con esa mirada por primera vez, pero aún así sabía qué quería decir. El chico del catre, el hermano de Edward, prácticamente se lo estaba gritando.
Mátame.
El resto de la visita transcurrió en silencio. Ed intentaba subir el ánimo de su hermano, contándole historias y leyéndole libros. Una que otra vez, logró percibir que miraba al chico-palmera (oh, no le he preguntado el nombre…) pero Al no hizo preguntas sobre él ni le dirigió la palabra. Se despidieron en silencio, como siempre, y salieron de la sala.
Ed se sentía más abatido que nunca. La vida que llevaba Al era realmente miserable y lo sabía de sobra, pero estaba bien ahí. Tenía que seguir ahí, tenía que seguir viviendo. Pero el maldito pensamiento no abandonaba su cabeza. ¿Acaso…?
"¿No estaría mejor muerto?" Ed se giró hacia Envy tan bruscamente que casi pierde el equilibrio. El chico tenía la vista fija en el horizonte y el semblante serio. Permaneció así unos segundos y luego se volteó hacia Ed.
"¿Qué sentirías si tu hermano muriera?"
El corazón de Edward pareció saltarse un par de latidos. ¿Al muerto¿Su hermano muerto? Si su hermano muriera, él… él…
"Me sentiría aliviado."
Envy sonrió por lo bajo. Ambos siguieron caminando.
Edward no pronunció palabra durante las primeras etapas del viaje. Estaba pálido y demacrado, aumentando el parecido con su hermano enfermo. Envy casi sintió lástima por él… Pero no. No podía sentir nada. Como asesino, no podía sentir nada.
Sólo por esto se animó a preguntar lo que la mayoría de la gente habría callado.
"¿Qué le ocurrió a tu hermano?"
Ed no lo miró mientras contestaba. "Hace un año, tuvimos un accidente automovilístico. Mi madre perdió la vida y el cuerpo de mi hermano… quedó inservible. Los médicos dicen que se sumó la paraplejia producida por le golpe y el shock de ver morir a nuestra madre…"
Envy lo miró fijamente, aunque los ojos del rubio seguían clavados en el piso. "Realmente ha pasado por mucho… Supongo que no querrá seguir hablando de eso."
Pero Ed siguió hablando, sin demostrar si le importaba si Envy escuchaba o no.
"A menudo sueño con ellos… con el accidente… el auto volcado, mamá y Al inconcientes, yo intentando sacar a Alphonse… El dolor en mi pierna y mi brazo… Cómo cuando estaba a punto de volver a buscar a mamá, el auto explotó, con nuestra madre dentro…" Edward sentía que lágrimas invisibles corrían por sus mejillas. No se permitiría llorar, nunca lo haría… Sintió que un brazo se apoyaba en su hombro, confortándolo. Levantó la mirada, para encontrarse con los ojos morados de Envy.
"Puedes llorar si quieres. Yo estaré aquí."
Sencillamente no podía quedarse mirando cómo Edward seguía intentando hacerse el fuerte, sin expresar su pena, sin llorar. Al diablo con la frialdad de los asesinos, por un tiempo no sería uno, mientras estuviera con Ed, no sería uno… Pero los sentimientos cambian, y eso bien lo sabía Envy. Más que nadie.
Edward lloró en silencio hasta que salieron a la superficie, dejando los túneles del metro a sus espaldas. Envy ya no tenía su brazo en su hombro, pero podía sentir como si aún siguera ahí, ayudándolo a seguir adelante…
Ed sintió como un leve sonrojo subía por sus mejillas. ¿Desde cuándo dependía el de este tío…? Emitió un leve gruñido, había vuelto a lo mismo: aún no sabía su nombre.
"Eeem… Perdona… (oh, vamos¡¡Pregúntaselo ya!) ¿C-cómo te llamas?"
Envy miró al pequeño con algo de sorpresa. "Oh" pensó, "no se lo he dicho todavía, cierto…" Lo miró de reojo. Sonrió al notar que no lo miraba, y estaba algo sonrojado. Sintió algo extraño, como una calidez que lo embriagaba. Había algo en ese chico que lo atraía, que le gustaba. Se propuso averiguar qué era.
"Puedes llamarme Envy."
"¿Envy?" Edward lo miró algo extrañado. "¿Envidia¿Es tu sobrenombre o algo?"
"Podría decirse…Y por cierto…"
"¿Hm¿Qué?"
"¿Me estás llevando a tu casa, pequeño? Y yo que creí que eras del tipo conservador, algo así como "primero una cita, y LUEGO te llevo a mi casa"… pero veo que eres un pillo¿eh, enanín?"
"¡NO ME LLAMES ENANO!" El grito característico de Edward hizo que el chico-palmera rompiera en carcajadas, al tiempo que el pequeño se sonrojaba (bastante tardíamente, por cierto) por el comentario de Envy referente a las citas. Siguieron el camino hasta la casa de Edward riendo, con una que otra broma de Envy y algunos arranques de furia momentáneos de Ed. Llegaron así a una casa normal, de color verde, con un jardín bonito pero algo descuidado. Antes de entrar a la casa, una voz llamó a Edward desde la casa vecina. El rubio abrió la puerta para que Envy entrara, mientras se acercaba a su vecina, que lo llamaba desde su cerca.
"¿Ocurre algo, sra. Vatter?" Su vecina era una mujer rechoncha, ya entrada en años. Lo ayudó con la casa luego de la muerte de su madre, y siempre se preocupaba por su salud y demasíes.
"Edward, cariño, casi no te reconocí…" Edward la miró con cara de pregunta, estaba igual que siempre¿Por qué no habría de reconocerle? La sra. Vatter pareció advertir la pregunta en su rostro. "¿Te preguntas qué hay distinto? Es bastante simple, la verdad… Estás sonriendo, Edward."
No supo qué hacer. Sencillamente pronunció aún más su sonrisa y entró a la casa. Así que ahora sonreía… es verdad… no sonreía desde el accidente. Pero ahora tenía algo por qué sonreír, algo que parecía alegrarle el día…
"Veo que tienes bastante espacio libre, así que me quedaré aquí unas noches¿Vale?"
Esperen un momento¿¡QUÉ RAYOS ESTABA PENSANDO!
"¡CLARO QUE NO¡¡QUIÉN DIJO QUE TE QUEDARÍAS!"
"Oooh¡Pero si ya hasta elegí mi pieza y dejé mis cosas!"
"¿QUÉEE¡¿Y QUIÉN DIJO QUE PODÍAS HACERLO!"
La cuadra entera se enteró de su pelea.
A eso de las 11, Edward se ponía su pijama mientras anunciaba "me voy a dormir, no hagas ruido o te mato."
"Vaya¡Qué buen anfitrión eres, Ed-chan!" contestó Envy desde la pieza contigua. Sonrió mientras pensaba en la poca fuerza de voluntad del enano, sabía que terminaría quedándose en su casa. Estuvo unos minutos tumbado, pensando en quizás qué cosas. Pero un pensamiento insipiente daba vueltas en su cabeza, sin dejarlo descansar. Había algo que tenía que hacer, y lo sabía perfectamente. No toda la gente aceptaría a un completo extraño en su casa, como hizo Edward. Tenía que agradecérselo de alguna manera. Y sabía perfectamente cómo.
Unas horas después, Envy caminaba con paso calmo por las ahora vacías calles de Santiago. Se tomó su tiempo para no perderse, y maldijo al metro por no funcionar a esas horas. Después de una larga caminata, llegó al lugar que buscaba: el hospital.
Trepó hábilmente por la pared lateral, echando miradas hacia en interior de las habitaciones. Encontró lo que buscaba en su quinto vistazo. Se afirmó al marco de la ventana y se paró en el mismo, quedando a la vista de Alphonse. Éste giró la cabeza lentamente en su dirección, sin sorprenderse ante lo que veía. Mantuvo la vista fija en los ojos de Envy, y murmuró suavemente: "Por favor… mátame".
Podía sentir cómo su vida abandonaba su cuerpo. Lentamente abrió su boca, sonriendo con lo que le quedaba de fuerzas. "Dile a mi hermano…gracias por todo."
Envy giró en redondo, dispuesto a irse, pero una voz moribunda lo detuvo. "Y a ti también, gra-". Volteó para quedarse mirando al cadáver, que dejaba en el aire sus últimas palabras. Descendió de un salto, aterrizando con suavidad y encendiendo un cigarro. Echó una última mirada a la habitación, para luego caminar hacia la casa.
De nada.
El teléfono lo despertó varias horas antes de lo que pretendía. Quitó el pelo rubio de sus ojos mientras contestaba con un bostezo.
"¿Aló¿Edward Elric? Lo estoy llamando desde el hospital donde estaba su hermano…" Ed sintió cómo se le caía el alma a los pies. Llamaban del hospital, un domingo a las 5 de la mañana. Sólo podía ser…
"Su hermano Alphonse falleció hace un par de horas, señor. Al parecer, alguien apareció aquí por la noche y desconectó las máquinas. El hospital está efectuando una investigación en estos minutos…"
Envy terminaba su tercer cigarrillo en la terraza. Ya había asumido que no dormiría, así que no se esforzaría por intentarlo. El silencio de la aurora era absoluto, hasta que ciertos pasos rompieron el silencio. Edward estaba parado en el umbral de la puerta, con la mirada fija en su espalda.
"¿Fuiste tú?"
Envy no lo miraba.
"¿Tú mataste a Alphonse?"
TADAA!
Qué dirá Envy? Aceptará su culpa? Lo ocultará todo? Se irá sin decir nada?
las respuestas en el próximo capitulo! xD si esk lo hay… supongo k saben k es necesario para k lo haya… REVIEWS! (claro, si no, siento k estoy escribiendo esto para nada UU)
P.S: No esperen + capitulos tan largos como este... lo k pasa es k me inspire mucho escribiendolo xD