"El Príncipe Encantador"

Magdalia Daidouji: o.o….alguien quiere golpearme por subir esto? XD jajaja… ;.;…Les dire lectores, mi imaginación es de lo mas traidora…justo cuando creo que por fin terminare mis fics…viene otro… -.-U así que si alguien quiere golpearme en la cabeza, le doy toda mi autorización XD.

Summary: De todos los Príncipes que había en aquellos tiempos…ninguno podía ser tan especial como este… ¿quieres saber porque, entonces entra a leer esta historia de romance.

Magdalia Daidouji: XD siempre he sido mala con los summary xD y siempre lo seré ;.;

¡Comenzamos!

"El Príncipe Encantador"

Capitulo 1: "Sakura"

Príncipe… miembro de la realeza interesante, ¿no?. Por supuesto y se volvía mucho más atrayente si tu eras una joven doncella que el joven elegiría por esposa o una Princesa con la que el habría de contraer matrimonio gracias a un compromiso.

Pero…príncipes y princesas…todos iguales…solo un miembro mas de la 'antigua farándula'… ¿Eso crees?

Sí ese era tu pensamiento entonces permíteme abrirte los ojos y dejarte conocer al Príncipe mas especial de todos….El Príncipe Encantador.

Aquél Príncipe vivía con una condena…castigo por su frialdad y arrogancia.

'Vas a enamorar a toda mujer que te vea y no te podrás enamorar de ninguna…solo una…será a quien amaras y será quien no te corresponderá'

Fue el precio a pagar…un gitano que había formado parte de la servidumbre del Príncipe…sin embargo al ser despedido dio su mas vengativo maleficio.

Pero… ¿Podría la magia ganar?...quizás… tal vez…y si esperas un poco mas, lo sabrás.

Así que en el castillo que se encontraba en las cimas de la villa Tomoeda en donde era invierno, vivía ese Príncipe…era muy joven aun… ¿Cuántos años tendría?... 17, muy joven. Pero como había quedado a heredero del trono al perder a ambos padres eso había influido mucho en su amargo comportamiento, que día a día intentaba cambiar…sin embargo, estando solo…le era difícil…aquel Príncipe que enamoraba a toda mujer que le viera tenia por nombre: Syaoran.

Y justo en una tarde de un primero de abril su humor no estaba por los cielos como a muchos de sus empleados les gustaría que estuviera…simplemente parecía que habían dejado a un león sin comer y que estaba tan furioso que dejaba a sus rugidos escucharse por todas partes.

"¡S-su majestad!... ya lavamos toda la ropa, limpiamos las cocinas, retapizamos las paredes del gran comedor y-y su baño esta listo"-decía una mucama que llevaba vendados sus ojos como orden del Príncipe…ninguna empleada de nuevo ingreso a su palacio debía verlo… si iban a hablar con el, tendrían que usar una venda sobre los ojos así impediría la catástrofe de ocurrir…porque cualquier mujer que lo viera quedaría encantada.

"Esta bien. Puedes retirarte"-se escucho la voz del joven Príncipe que estaba en su habitación y ya se había calmado de todo el escándalo que había hecho horas mas temprano solo porque nadie estaba haciendo algo productivo y eso le había molestado…le gustaba que la gente trabajara, incluyéndose a el mismo.

"L-la bañera lo espera en el tercer piso, señor. Con su permiso"-dijo la misma chica algo temerosa, siempre le daba miedo dirigirle la palabra al amo pues nunca sabía si obtendría un regaño o un buen gesto por respuesta.

El Príncipe cual era sumamente apuesto y usaba una gran capa verde que le daba ese toque de realeza que acompañaba a su prestigiado titulo, espero unos minutos después de que la mucama ya había salido, para salir también. Abrió las largas puertas de su habitación y salio de ella, viendo como todos caminaban de un pasillo hacía otro, ya se había dado el aviso de que saldría de su habitación así que todas las mujeres que no habían sido encantadas aun por el lobo permanecían en el piso de abajo haciendo otros quehaceres.

Había unas cuantas mujeres que pasaban a su lado y se sonrojaban, sin duda ya poseídas por aquella magia que el príncipe ambarino destellaba de si. Le incomodaba un poco saber que cada una de las chicas que pasaba por ahí estaban enamoradas de el pero no tenia otro remedio mas que ignorarlas…porque el no podía amar a ninguna.

Después de seguir caminando logro llegar a su bañera. Como era acostumbrado se desvistió y entro en la tina, acostándose y relajándose entre tantas burbujas y agua calida…solo estaba esperando que una de sus mucamas llegara para darle su acostumbrado masaje en la espalda pues solía vivir lleno de tensiones y recibir tal trato simplemente le hacía sentir reconfortante.

"B-buenos días, su alteza"-dijo la mucama llegando al baño con prisa, entrando algo atolondrada como si se le hubiera hecho tarde. Traía en manos una toalla y una esponja y corrió deprisa a hincarse detrás del pequeño lobo para poder tratar su espalda.

Estaba muy apenada, llevaba sumo sonrojo en si, nunca había hecho esto…ella era…una mucama de nuevo ingreso…y no llevaba su venda sobre los ojos…sobre sus ojos verdes que se podían confundir con esmeraldas. Ella…no sabía nada acerca de lo "encantador" que podía ser su príncipe si lo mirabas a los ojos.

"Estas tarde"-dijo el castaño con simpleza, su tono de voz no había expresado enfado pero tampoco gusto…simplemente estaba relajado gracias a su baño. Pero por la expresión usada, su mucama pensó se había molestado con ella.

"L-lo lamento, señor…"-respondió ella a lo dicho.

"Descuida…"-decía el mientras mas se agachaba pues la chica con la mayor timidez del mundo pasaba la esponja sobre la espalda bien formada del joven. Si su sola espalda le hacía sentir nerviosa, no quería imaginarse cuando lo viera de frente.

"O-oh, si"-acentaba ella felizmente al distinguir a un tono de voz sin duda mas dulce. Y le emocionaba más pues lo único que verdaderamente sabía del Príncipe era que tenía un carácter muy serio y muchas veces amargoso…de ahí en fuera…no sabía nada.

"Tiene una piel muy suave…"-decía la chica mientras tocaba la espalda del joven y había dicho sus pensamientos en voz alta y al darse cuenta, dejo caer su toalla y esponja en el piso pues se sentía sumamente apenada.

El Príncipe de inmediato pinto sus mejillas rojas algo que era difícil en el…no solían hacerlo sonrojar fácilmente…porque nadie se atrevía a hablarle así…nadie expresaba nunca sus sentimientos porque usualmente estaba prohibido en su palacio…pero ella lo había hecho.

Después se tranquilizó y recordó que para estar dándole su masaje debía ser una de las mucamas bajo el hechizo…pero…ella no lo era….

"¿Cómo te llamas?"-pregunto el encantador ya cuando el sonrojo se había esfumado…si era una de las 15 chicas que estaba bajo el hechizo la recordaría.

"S-Sa-sa"-por su parte ella estaba muy nerviosa, ni siquiera podía decir su nombre porque veía como la espalda del príncipe se comenzaba a erguir y eso le hacía pensar que voltearía a verla en cualquier momento y se sentía muy apenada como para verle de frente.

"Sasa?"-pregunto el Príncipe algo extrañado.

"¡Sakura!"-rectificó ella cerrando sus ojos de golpe al hablar pues estaba muy avergonzada.

"¿Sakura?"-pregunto el castaño rápidamente intentando hacer memoria en si…porque no podía recordar ese nombre entre las 15…simplemente no lo recordaba…comenzaba a alarmarse un poco.

"¡Si, señor, ¡Y-yo soy nueva aquí, por eso…!"-esas palabras fueron suficientes para que los ambarinos ojos se abrieran tan grandes como dos platos… ¡Una nueva sirvienta no debía verle!...así que descuidado, giro rápidamente su mirada hacía a ella y así comprobaría que la chica traía la venda sobre si pero no llevaba ninguna.

Cuando sus ojos se cruzaron parecía que el tiempo se había detenido por unos segundos…los verdes ojos se clavaban en los ámbares y viceversa…ambas grandes miradas se posaban sobre la del otro…y se veían como si acabaran de encontrar los ojos mas bellos de todos…en los que podrían hundirse y navegar cuanto quisieran.

Aunque las burbujas cubrían el desnudo cuerpo del ambarino, la chica se sintió sumamente avergonzada al darse cuenta en la situación que lo veía y se giro rápidamente hacía atrás dándole la espalda, apresurando a cubrir sus ojos con sus manos.

"l-lo lamento mucho…y-yo…por favor, discúlpeme"-decía Sakura aun sintiendo a sus mejillas arder mientras no se atrevía a quitar las manos de sus ojos. Como había sido advertida de lo áspero que el Príncipe podía ser ya se daba por desempleada…y sus ojos querían formar lágrimas.

El joven no sabía muy bien que pensar en esos momentos… ¿Había sido encantada o no?...porque la primera reacción que tenían las chicas al enamorarse de el era decir sus sentimientos mientras se aproximaban a el…pero ella simplemente se había girado con pena hacía el lado contrario…y se sentiría un poco extraño preguntarle "¿Estas enamorada de mi?"…así que no sabía como quitarse la duda.

"¿Q-que…es…lo que sientes?"-preguntaba el ambarino intentando evadir la palabra amor o enamorarse porque era probable que sus mejillas lucieran tan rojas como las rosas si lo decía.

"…M-mucha vergüenza, señor"-contestaba ella apenada dando una respuesta completamente diferente a la que el joven esperaba así que mostraba un gesto cómico de extrañísimo al escuchar tal cosa.

"¿V-vergüenza?"-preguntaba el desconcertado…pues se suponía que ella debió haber respondido "que lo amo"…pero no había sido así… ¿Podría ser que ella no había sido encantada?... ¡Pero si se suponía que toda mujer que lo viera lo amaría!...

"S-si…etto… ¿M-me va a despedir?"-preguntaba ella temerosa aun con sus manos sobre los ojos esperando no escuchar la respuesta que tanto temía.

"No…Sakura"-respondió el quien aun estaba con su mirada hacía la chica que le daba la espalda…pero al escucharlo…destapo sus ojos lentamente en desconcierto, con gran sorpresa y sin pensarlo comenzó a girarse hacía atrás nuevamente.

"S-su alteza…"-decía ella asombrada…y al darse cuenta que nuevamente lo veía en la ducha se giro hacía el frente otra vez, tapando sus ojos.

"¡N-no fue mi intención, ¡L-lo lamento!"-dijo ella nuevamente tan roja como un tomate mientras que solo había ocasionado un pasajero sonrojo en el Príncipe Encantador.

"D-Deja de disculparte…ve al recibidor del segundo piso y espera ahí"-fue la indicación del joven heredero…porque había cosas que tenía que aclarar…dudas que debía esfumar.

"¡S-si, señor!"-dijo ella y sin dudarlo mas antes de que el humo saliera de sus oídos con motivo de vergüenza salió corriendo del baño dejando al pequeño lobo solo y meditando.

Así que en el año que llevaba con su condena de ser el Príncipe Encantador jamás había pasado algo similar…eran dos cosas muy importantes por ser situaciones que nunca se habían dado…

No había encantado a la chica

La chica había logrado sonrojarlo.

¿El mundo estaba acabando?... ¡No!...simplemente…la magia de los corazones gobernaba…como siempre lo ha hecho y como quizás eternamente lo hará.

Estaba muy pensante en el rostro de la chica…y en sus oídos prevalecía su nombre…

…Sakura…

"… ¿Sakura?…tal vez ella…no…jamás"-decía el chico y tomaba las largas toallas que estaban a su lado derecho para por fin salir de la ducha, vestirse para poder encontrarse nuevamente con ese par de ojos verdes que tanto le habían llamado la atención.

Una vez ya vestido nuevamente con su verde capa sobre el, salio de su habitación y vio a una de las mucamas poseídas pasar y al ya estar acostumbrado a tratarlas decidió interrogarles un poco.

"¿Cuándo llego?"-preguntaba el ambarino que tenía frente a el a una mudaba de cabellos largos y negros recogidos en dos chongos, mientras alzaba su mirada hacia Sakura quien estaba en el recibidor de enfrente, de espaldas, sentada, viendo hacía el gran ventanal que tenia delante de ella el inmenso cielo de la mañana.

"Ayer en la noche, su majestad"-respondia rápidamente como soldado, la chica.

"¿Cuántos años tiene?"-continuo cuestionando con interés.

"Hoy cumple los 16"-y la mucama proseguía respondiendo como maquina, totalmente automática.

…Hoy…

"¿Y por que esta aquí?"-fue la ultima pregunta del cuestionario y la dejaría seguir con sus labores.

"No es de la Villa Tomoeda…tiene a su padre muy enfermo en la villa continua y vino por trabajo así podrá pagar los medicamentos. También, esta semana falleció su madre…creo hay una epidemia en su pueblo…me dijo que solo la había conocido de niña así que probablemente eso hizo que le doliera menos la perdida…pero aun así se veía muy triste cuando llego, su alteza"-le contaba la triste historia de la flor de cerezo a su Príncipe…haciendo que en esos fríos ojos…después de tanto tiempo…se sintiera algo de calor.

"Es todo, gracias"-respondió el Príncipe y dejo embobada a la mucama que había suspirado al ver como en los labios de el joven se había formado una diminuta sonrisa.

Camino hasta entrar al recibidor donde veía la figura de la chica esperar sentada con su mirada perdida en las alturas…decidió no hacer mucho ruido y se puso de pie justo detrás de ellas…y el despistado cerezo ni cuenta se había dado.

"H-hace mucho frió aquí adentro… me pregunto si en Tokio también… espero que no le pase nada a mi papa…que no haga mucho frió, por favor…h-hoe…"-decía mientras temblaba y se abrazaba a si misma viendo como comenzaban a caer los primeros copos de invierno.

Quizás el Príncipe no debía llevar el titulo de Encantador solo por tener tal condena sobre si mismo…si no…por que realmente…era un encanto. Quito su capa de si y la coloco sobre la nueva mucama esperando que dejara de temblar pues como lo veía…no merecía pasar ningún frió.

"¡Hoe, ¡S-su alteza!..."-decía ella poniéndose de pie con torpeza haciendo que la capa se le cayera de encima y diera a abatir sobre el piso, tan solo se dio cuenta de ello y con la mayor de las torpezas se inclinó rápidamente a levantar la gran capa real, extendió sus brazos hacía el Príncipe Syaoran tendiendo en ellos la capa del chico.

"Quédatela…tienes frió"- respondió el.

"Y-yo…muchas gracias, su alteza"-respondió ella con su tímida y a la vez calida sonrisa en el rostro mientras inclinaba su abdomen en forma de respeto.

"¿Te iras cuando termines de juntar el dinero para las medicinas?"-pregunto el Príncipe que sentía cierta necesidad por saber cuanto tiempo se quedaría…y esperaba fuera mucho tiempo…porque ella lo hacía sentir diferente…

"H-hoe… s-si"-contesto asombrada…tan rápido el Encantador se había enterado de lo que había que saber de ella.

"Por cierto…felicidades…"-dijo el Príncipe quien se comenzaba a tornar sonrojado pues estaba teniendo una conversación con una chica que le llamaba la atención y eso no era algo que solía hacer siempre.

"Hoe"

Y realmente era un principiante mientras aprendía a deshelar su corazón porque su manera de felicitación fue extender su mano hacía Sakura para que esta la estrechara.

La dulce castaña entiendo rápidamente el mensaje y estrecho la mano del príncipe…

"…Sakura"-y duro sosteniendo esa mano calida, sin siquiera notarlo, provocando mayor sonrojo en la chica…muchos minutos mas.

-Fin del capitulo-

Magdalia Daidouji: o.o como les he dicho, mi imaginación apesta XDU ojala les halla gustado... -.-U si no les gusto no me lo digan por favor. Reviews son siempre bienvenidos, muchas gracias a quienes lean.