§ El tarado que yo amo §

by Keiko

Summary: Ryo le dará la peor noticia de la vida a Ruki. ¿O la mejor? ¿¡Argh, quién entiende a la Reina Digimon? Mejor lean... Y ojo: nada es lo que parece n.n

NOTAS PRE-LECTURA: jojojooooo... xD aquí viene la loca de yo, a traerles la segunda parte y final de esta locura que se me ocurrió una tarde de vuelta del cyber xDD

Hum... no sé si han sufrido mucho por este fic, tal vez no, pero iwal doy las gracias a todas las personillas lindas que leyeron y dejaron su review, es decir: Padme-Weasley, Naoko Tsukino, Minamo, black-rose-ruki, Mineko Mizuhara, Saturno, el señor de los dragones, Katsu, Dolce s,Hellensita16 y Adrianita . Por suerte no me impide poner sus nombres ¬¬ (tonta idea aquella de no dejar contestar los revis u.u), para que sepan que sí leo sus comentarios, así que ¡Muchas gracias a ellos, que fueron buenos samaritanos y dieron su opinión!

Así que, en premio... ¡vean, vean el final de esta historia! Nos vemos abajo de nuevo n.n

.·oOo·.

Segunda Parte: "...Bromas"

—¡¡No te puedes morir! —gritó Ruki fuera de sí, llorando como magdalena definitivamente. Si él ya no iba a estar, ¿qué más daba que la viera llorar? —Es decir, si tú te mueres ¿qué voy a hacer yo?

Y sin darse cuenta mucho de lo que estaba haciendo, se arrojó a sus brazos, buscando algún consuelo a esa cruda verdad. Olvidando momentáneamente que ambos estaban de cuclillas bajo un árbol. Por lo cual los dos se precipitaron al suelo con el impulso de la joven, cayendo en una posición... mmmm... sospechosa, cuando menos.

Ryo se quedó estupefacto, preso bajo el cuerpo de Ruki. Era cierto, aquella era la última jugada que él iba a hacer para averiguar de una buena vez los sentimientos de la fría Reina Digimon hacia él, pero jamás se imaginó tal efecto...

"Creo que esta vez llegué muy lejos"... pensó. Pero luego sintió que los brazos de su gata se enredaban en su cintura, y que ella afianzaba aún más el contacto hundiendo el rostro en su pecho, para que él, a pesar de todo, no la viera llorar. "Nah... ¡Así esta bien! n.n", se dijo después.

—Ruki... —vamos tanteando terreno. Había que hacer el recuento de los daños. Él ya sabía lo que quería saber.

—¿Qué quieres, imbécil? ¡Te vas a morir, así que déjame hacer aunque sea una sola vez esto!

—¿Una sola vez? Y yo que quería estar así contigo por siempre...

La Tamer de Renamon levantó la cabeza, confundida. Tenía los ojos rojos, y se le estaban comenzando a hinchar. ¿Cuántas lágrimas había sido capaz de soltar en un par de segundos? Aquellas lagunas amatistas que tanta ilusión le provocaban a Ryo estaban anegadas en llanto aún, reflejando una tristeza inimaginable.

Akiyama se sintió un pelín asqueroso por lo que acababa de hacer. Un pelín chiquitito, eso sí.

—¿Qué quisiste decir con eso, Ryo? —el aludido desvió la mirada. Makino se limpió un par de lágrimas, y lo miró con la fiereza de siempre. —¡Te pregunté qué demonios quisiste decir con eso!

—No te enojes con este pobre desahuciado, bomboncito...

Recién entonces la muchacha se vino a dar cuenta en que posición estaban los dos, tirados en el suelo como cualquier cosa. Él debajo de ella, ella agarrándole por la cintura, él con una mano sobre la cintura de ella y la otra acariciándole el cabello... parecían dos desesperados que no habían alcanzado a encontrar un motel.

En aquel preciso instante pasó una ancianita por el parque, paseando con su perrito.

Vio la escena de los dos chicos tendidos en el suelo, y abrió mucho los ojos. Tomó en brazos a su puddle, y pareció susurrarle algo que sonó a:

—¿Te das cuenta, Fifí? La juventud de hoy esta cada vez más corrompida, sino mira nada más a esos dos... —indicó el celebre arbolito, donde Ryo y Ruki la miraban a su vez a ella. —¡Que desvergüenza tan grande, no digo yo! —terminó, y se alejó con su perro en brazos, no sea cosa que también quisiera formar parte de aquel indecente cuadro de amor...

La pelirroja finalmente se levantó, y se quedó mirando a la señora del perro. Luego miró a Ryo, que le extendía una mano.

—¿Me ayudas? —preguntó, con cara de chico bueno.

Ruki solamente se dio la vuelta hacia el banquito que anteriormente habían ocupado, y desde allí le dijo:

—¿Te vas a morir en serio, o era una joda?

El castaño no respondió nada. Solamente se puso de pie, y tomó asiento en el banco de al lado, que estaba a unos considerables cinco metros del que ocupaba Ruki.

Ese gesto le dio una cierta idea a la chica de que a lo mejor tenia razón.

—¡¡Akiyama Ryo, te hice una pregunta!

El nombrado se puso de pie, y tomó asiento en el banquito de mas allá, poniendo ahora diez metros de distancia entre él y la encolerizada chica.

—¿Es eso un sí? ¡Porque si es así, prepárate a recibir la tunda de tu vida!

Quince metros zanjaron la respuesta.

—No te me enojes, gatita fiera... —susurró el otro, implorando mentalmente algo de compasión. Pero cuando vio venir a Ruki hacia él, perdió todas las esperanzas de comentar al día siguiente esta locura de amor con sus amigos.

—Debiste haber pensado mejor... creíste que te salvarías de algo así, eh... desearás no haberme conocido... lamentarás no haber formado familia antes de mí... tus restos... en algún callejón de por ahí... morirás con tumor o no... ¡lo lamentarás, Ryo Akiyama! —amenazaba la chica, con cierto tono asesino...

Y se le abalanzó de nuevo sobre el banco de quince metros mas allá...

Un tortazo... otro tortazo... ouch! ¡Qué largas que tiene las uñas esta tipa! ¬¬ Sangre de narices...

La ancianita que anteriormente había pasado con su perro, se había devuelto. Miró la escena con curiosidad.

—Del amor al odio, un paso dicen, Fifí... Por eso, tú nunca te alejes de mí, ¿OK? El amor es malo, Fifí, malo malo malo. —y volvía a alejarse en dirección por donde había aparecido la vez anterior. —Si los viera su madre, ay Señor Mío...

—Lo... siento... Ruki, detente un momento... X.x puedo explicarlo... ¡¡Todo tiene una explicación! XX

—¡¡Y qué demonios te entrometes tú, vieja endemoniada! —Makino se había levantado automáticamente al haber escuchado el comentario aquél que decía "Si los viera su madre". —¡¡Hey, si tú, la del perro tú, a ti te hablo! ¡¡Entérate que este desgraciado hijo de su /&$&$354\! no tiene madre! ¡Entérate!

—Ruki, cariño... ¿me dejas que te explique? —consultó Ryo, esperanzado y con un borbotón de sangre que no le paraba de salir de la nariz.

—¡¡ASÍ QUE NO HABLES DE LO QUE NO SABES! —terminaba de discutir la pelirroja con la anciana que, de paso digamos, era sorda y no la había escuchado. —¿Dijiste algo, Akiyama? ¡¡Ah, tú no me hables, maldito engendro devorador de orgullos! ¡Has hecho que desperdicie medio litro de lagrimas en ti, fracasado intento de persona, holotúrido inepto, imberbe! —soltó un ultimo charchetazo en la ya colorada cara del chico, en proceso a relajarse. —¿Te mueres o no?

—No, princesita...

—¿Tienes algún tumor en la cabezota?

—No, gatita...

—¿Te quedan cuatro meses de vida?

—No, bomboncito...

—¿Dejarás de perseguirme algún día?

—Jamás, mi reina. O no sé, ahí veo.

—¡¡Explícate entonces! Aprovecha que me siento capaz de escucharte ¬¬

—Si te bajaras de mí, yo...

Ruki enrojeció hasta la última punta del pelo (que de por sí ya era rojo), acto seguido se acomodó al lado de su victima, liberándolo únicamente para sentirse más libre y poder reprimir el instinto asesino que en esos momentos le invadía.

—Te escucho. Y más te vale que todo esto valga la pena, Peste Legendaria.

Ryo se sintió enormemente agradecido de aquel angelito que ablandó el corazón de su Reina, se incorporó, y acto seguido le tomó las manos para comenzar lo que podríamos denominar "El principio del fin". ¿O "El fin del principio"? ¿O "El principio del principio"? (Argh...)

—Ésta era mi ultima locura por ti, cariño mío. Tenía que saber de algún modo definitivo en el cual me jugara todo, si tú me querías aunque fuera un poquito, un poquititititititititititito de cómo te quiero yo, porque después de todo, si te valía gorro que me muriera, tenía todo listo y dispuesto para ir a tirarme dentro del Asamayama... No estaba dispuesto a vivir sabiendo que no me querías nada, gatita, mientras yo sufría por ti día y noche, dormido o despierto, en la tierra o en el Digimundo...

Ruki escuchaba con la boca semiabierta, con expresión bobalicona. ¿Todo eso había hecho Ryo por ella?

—... así que me dije "o es ahora, o no es nunca". Decidí poner en marcha mi último plan de conquista para saber si me querías, y por lo que veo, te hubiera dolido perderme, ¿o no, bomboncito?

—¿Ah? ¿Qué?

—¿Me quiere usted o no, Reina de Reinas?

Una pregunta directa que la pelirroja no estaba preparada para recibir.

—Bueno, yo... esto... claro, después de todo, no sé si hubiera podido vivir con una muerte en mi conciencia, Ryo... ¡¡No pensaste en mí en aquel momento, verdad! Argh, maldito egocéntrico, estúpido, mal nacido ¬¬

—No te me vayas por las ramas, algodoncito de azúcar...

—¿Cómo diantres me llamaste?

—Digo, Ruki, no te me vayas por las ramas y contesta mi pregunta.

—¿Cuál pregunta?

—No te hagas... ¬¬

—¡Argh, maldición! ¡He sido víctima de una trampa sin salida! Mereces la muerte Ryo, no sé si lo sabes...

—Si es en tus brazos, no me importa morir, cariño mío...

—¡Déjate de bromas y dime por qué me mentiste tan descaradamente! Si no, no te lo perdonare jamás... ¬¬

—Lo hice... porque te amo...

¡¡PLAFF...! Sonido de alguien dándose un topetazo contra el suelo.

—Ruki, cariño... ¿estas bien? uchale... se me desmayó... u.u

.·oOo·.

Debían ser más o menos las ocho o nueve de la noche, según apreciaba la muchacha, acostada en su futón dentro de su habitación.

Wait a minute: ¿Acostada en su futón, dentro de su habitación?

¿Cómo, cuándo, y a qué hora llegó ella hasta su casa? ¿Levitando dormida?

La respuesta se encontraba en otro futón, junto al suyo. Sentado entre las sombras, se hallaba un cuerpo mirándola, preocupado.

—¿Qué haces aquí, subnormal? —preguntó Ruki, poniéndose a la defensiva en menos de dos segundos.

Ryo se levantó en el acto, al ver que la bella durmiente se había despertado.

—¡¡Perdóname, perdóname, perdóname Ruki, lo siento, no pensé que fuera para tanto, de veras, lo hice sin mala intención, lo siento, lo siento, lo sientoooo...! —parecía a punto de echarse a llorar.

—¿Huh?

—Tu madre dijo que tenías la presión muy baja cuando te traje aquí, y lo primero que hizo fue preguntarme si habías sufrido una impresión fuerte, fue mi culpa, fue mi tonta culpa... Lo siento, perdóname, nunca más haré algo así...

Y la chica pareció recordarlo todo.

—¡¡Túuuu...! ¡Me dijiste que te ibas a morir, tarado!... bueno, ¿al final sí o no?

—Eso depende de tu solemne respuesta, Reina mía.

—¿Aún tienes dudas sobre mis sentimientos? —soltó, de golpe y porrazo. —Has de saber que no desperdicio medio litro de lágrimas por cualquier persona, Ryo...

—¿No?

—No...

—¿Qué quiere decir eso?

—Que eres un imbécil que ha perdido al amor de su vida por una mentira tan grande como la que me has dicho, subnormal venido de Lerdolandia.

Akiyama bajó la cabeza, resignado a tener que ir a tirarse al Asamayama, cuando sintió que de repente una blanca mano le obligaba a mirar al frente de nuevo, y sin previo aviso, se vio dulcemente atacado por un beso de la pelirroja. Lamentablemente fue tan breve, que para cuando quiso poner de su parte en aquello, Ruki se había separado de él.

—¿Cómo...? —repuso, confundido.

—Era una broma, Ryo n.n... A pesar de TODO lo que me has hecho rabiar hoy, eres el tarado que yo amo...

Y sin decir agua va, la chica se dejó caer encima de él de nuevo, tal como aquella tarde en la plaza, en un efusivo abrazo.

"Buen truco el de hacerte el muerto, maldito desgraciado pájaro descerebrado, cabeza hueca holotúrido subnormal ¬¬..."

Rumiko Makino irrumpió en la habitación para ver si su hija había despertado.

Y vaya que la encontró despierta...

—Ruki, yo venía a... oh cielos, estás bien...

—Rumiko, no molestes... —susurró la pelirroja, aún echada encima de Ryo.

—No, si yo ya me iba...

—Que sea rápido, ¿ya?

—Quita Rumiko, quita u.u —se dijo la rubia a sí misma, con una sonrisita picarona en los labios por su desastre de hija. Parece que al fin la chica corregiría su vida...

—Vaya, Reina mía... ¿eres feliz? —le preguntó el moreno, luego de unos instantes.

—¿Por qué la pregunta?

—Bueno, cumpliste el sueño de la anciana... Nos vio tu madre.

—Estúpido...

·Owari·≈

.·oOo·.

Wiiiii... fin a mi segundo Ryoki xD (aunque es el primero que he publicado...)

Me muero de sueeeeeeeño... U creo que de aquí voy derechito a mi cama. Claro, no sin antes agradecer a todas las gentes que me han dejado review, ojala pueda ver sus nuevas opiniones en este final tan desopilante. ¡Ja, creían que iba a matar a Ryo? Nah, que va... era solamente un plan del muy maldito para engrupirse a Ruki xD ¿Cómo no haberlo pensado antes? n.nUuu (aunque hubo una personita o dos que lo pensaron, según reviso en mis reviews)

Wno, como sea, nos vemos en mi próximo proyecto n.n

¡Bss a todos! Opiniones, sugerencias, halagos, tomatazos, etc a mi mail o en un revi, remember!

Matta ne!

Keiko.

Domingo 12-03-06; 01:42 AM