Disclamer: Estos personajes pertenecen a Rumiko Takahashi
Capitulo 1. La llegada.
Unos ojos avellanas pasearon por última vez la habitación en busca de algún objeto personal que no quedara olvidado, y como no vieron absolutamente nada en ella, cerró de una buena vez la maleta que descansaba sobre la cama.
La chica dueña de aquel cuarto suspiró, ese había sido su hogar por los últimos cuatro meses, una pequeña habitación con vistas al mar y una baja renta de alquiler.
No se podía quejar, aunque vivía allí su vida no era mala, mejor incluso que el odiado internado femenino al que sus padres la obligaron a ir.
Hablando de sus padres, como grandes magnates que eran durante las 24 horas que constaba un día, ellos trabajaban 22, un oficio tan arduo y dedicado que apenas podía llevar una vida social como cualquier persona normal.
Aun así, al matrimonio Higurashi le encantaba aquel ritmo de vida y su empresa, los emporios Higurashi de marketing y comunicación era motivo de orgullo.
Estando tan ocupados como estaban, no podían encargarse de la única hija fruto de aquel matrimonio, Kikyo Higurashi (pensaron que era Kagome jijiji), así que a muy temprana edad mandaron a la joven al mejor internado para chicas de todo Japón, el Shikon no Tama Institud (sin comentarios xD xD) sin tener en cuenta las protestas por parte de la joven.
Sin embargo, ni ella misma supo porque estuvo tanto tiempo en aquella cárcel encerrada, podría haberse escapado antes solo que tenía miedo, miedo de la actitud de sus padres cuando se enteraran que la hija del perfecto matrimonio Higurashi se había fugado de uno de los mejores colegios del país.
Resignada, estuvo viviendo por tres años en el internado, tres horribles años en los que le enseñaban todos y cada uno de los pasos para transformarse en una señorita de sociedad. Y eso a ella no le agradaba en lo mas mínimo.
Si sus padres supieran cual era el verdadero sueño de su hija, de seguro que pondría el grito en el cielo.
La chica de larga melena negra entregó las llaves a la casera, una mujer entrada en años que había sido muy amable a su llegada, y subió al taxi que había pedido dándole al conductor un pequeño papelito con la dirección de su próximo destino.
Mirando por la ventana del coche veía a las personas normales llevar una vida normal, alegre y sin pretensiones. Sonrió por un momento recordando el momento de su fuga del odiado instituto privado hacía ya cuatro meses. Porque si, finalmente, después de vivir desde los 14 años confinada entre aquellas paredes, había tomado la drástica decisión de escaparse: "Me encantaría haber visto la cara de la directora"- pensó la chica divertida- "Y también la de mis padres"
A las dos horas de haberse fugado, la joven había llamado a su madre, diciéndole que no se preocupara, que ni mucho menos había sido secuestrada, y le explico abiertamente el motivo por el que se había marchado del internado.
Recordó también el momento en que sus padres fueron a verla a su pequeño piso y la cara de desaprobación de estos:
-Una jovencita como tú no puede vivir aquí- había dicho su padre.
-¿Por qué no? Ya no soy una niña, tengo 17 años, creo ser auto suficiente.
-Pero este lugar pude ser peligroso Kikyo, ¿Por qué no nos dijiste que no te gustaba el internado?- le había preguntado su madre, la joven tan solo se limito a apartar la mirada- Nosotros no podemos ocuparnos de ti, hija
-¡Ya lo sé!- exclamó exasperada- Por eso mismo ¿Qué mas os da que viva aquí? No os preocupéis que puedo buscarme un trabajo y retomare los estudios en cuanto pueda
-Simplemente no, no dejare que mi hija trabaje explotada en un restaurante de mala muerte y no dejare que abandones tus estudios- comentó el señor Higurashi mas serio de lo normal y con voz autoritaria.
Kikyo se cruzó de brazos, cuando su padre se lo proponía podía ser muy cabezota, tanto o más que ella.
-Cariño…-susurró la mujer- creo que ellos nos podrían ayudar, al menos hasta que Kikyo acabe los estudios.
-¿A quien te refiere con "ellos"?- preguntaron a la vez marido e hija
-Ya hemos llegado señorita- anunció el taxista sacándola de sus recuerdos, este se bajo del coche y la ayudo a bajar su equipaje.
Mientras la pelinegra buscaba el dinero del viaje en su monedero, el hombre se arrasco la cabeza mientras lanzaba una exclamación al aire.
-Vaya, vaya jovencita ¿esa es su casa?...mejor dicho… ¿esa es su mansión?
-No exactamente…-susurró la chica alzando la vista. Pagó al taxista lo que le debía y este se despidió de ella deseándole suerte.
Suerte…
Si, eso es lo que a ella exactamente le faltaba en aquellos momentos.
-"Y todo por las ocurrencias de mi madre…"- maldijo interiormente a su mama y se dispuso a cruzar la gran verja de metal que separaba la calle de la gran casa ante sus ojos.
Había un ancho camino principal que llevaba a la entrada de una mansión victoriana con un estilo claramente inglés. Grandes árboles daban sombra a dicho camino y una suave brisa hacía que su follaje murmurara al viento. Una sensación de paz la invadió.
Sin embargo no podía evitar sentirse nerviosa.
No había visto aún a nadie y allí estaba ella, una total desconocida en la mansión de unos amigos de sus padres. Si, los amigos de sus padres…esa fue la genial idea que había tenido su mama: "Si no quieres volver al internado, no vuelvas, pero tampoco te quedaras en esta habitación de mala muerte, haremos un trato entonces, vivaras hasta que llegues a la universidad en casa de nuestros amigos más íntimos"
La joven se había tomado la propuesta de su madre a pura broma…pero mírala, allí estaba ella, tan solo le quedaba medio camino por recorrer para llegar a la puerta, tocar y decir: Kikyo Higurashi, mis padres me han mandado a vivir con ustedes porque me fugué de un internado, encantada.
¡Aquello era surrealista! ¡Simplemente no se lo creía! ¡¡Vivir con un matrimonio que no conocía de NADA!
Estuvo más que tentada a dar media vuelta y buscarse la vida como fuera antes que vivir con personas que de seguro eran tan agobiantes como sus padres.
Pero algo en el camino le impidió comenzar una nueva fuga.
Una pierna.
Una pierna de alguna persona que se encontraba sentada bajo la sombra de uno de los árboles.
Curiosa se acercó mientras pensaba para sí: "La curiosidad mato al gato", para encontrarse con un joven sumido en la lectura de un libro. Tan sumido que ni se había dado cuenta de que ella le observaba…o ni quiso darse cuenta.
Un chico con la piel tan blanca como la suya, pelo albino con reflejos azulados y largo hasta donde ella podía ver, ya que lo llevaba recogido en una cola baja y se perdía por el cuello masculino.
No podía tener más de 20 años.
Sin saber que hacer, la joven se atrevió a hablar: mmm…ho…hola…
Seguía con la mirada en el libro.
-Esto…me…me llamo Kikyo Higurashi…soy la hija del matrimonio Higurashi…
…Silencio…
-Mis padres m-me han mandado a vivir con el matrimonio Youkay…que vive en esa casa…-dijo volteando para verla y señalo con el dedo dirección al edificio.
Nada, el chico seguía sin decir nada.
Volvió de nuevo la vista al callado joven, a lo mejor era mudo y ella ni lo sabía, y cuando se encontró con su ambarina mirada sintió por un momento como las piernas le flaqueaban.
Él había dejado de prestar atención al libro para mirarla a ella, sus ojos rasgados y de largas pestañas oscuras que contrastaban con el color de sus ojos ámbar, eran penetrantes, misteriosos, adecuados para un chico como él, parecía que le desnudaba el alma.
Se quedo sin palabras, le faltaba el aire, ya no sabía que decir ni que hacer. Simplemente se quedo atrapada en aquella misteriosa mirada con toque sexy.
Más intimidada aún quedo la nívea cuando lo vio alzarse en toda su estatura ¡¡¡Le sacaba al menos dos cabezas!
-Sígueme…-dijo en un susurro casi inaudible.
Si Kikyo pensaba que ya no podía esta más impresionada se equivocaba, cuando escucho la voz de aquel…semejante…chico (por no decir otra cosa xD) se creía que se caía ahí mismo. Tan grave, impotente y sensual, una voz nacida para acabar con la fuerza mental de cada mujer que se enfrentaba a ella.
-"¿¡Se puede saber que te pasa Kikyo?"- se reprendió a si misma- "Tranquila, tranquila, es solo que estas nerviosa porque estas en una casa de puros desconocidos"
Iba tan sumida en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que se encontraba ya en la entrada de la mansión, exquisitamente decorada.
-Madre, padre…tenéis visita…-volvió a decir el chico.
La chica abrió sus ojos desmesuradamente, había dicho… ¿Madre y padre? ¡¡¡Eso quería decir que aquel chico era el hijo del los amigos de sus padres!
¿¡Qué el vivía en esa casa?
¡¡Y LO PEOR DE TODO!
¿¡Que ella iba a vivir con él?
¿Sus padres estaban locos al haberla mandado a vivir por un año entero ahí o que?
-"Tranquila, tranquila, cuenta hasta 5 y respira ¡¡debes relajarte!"
Dos mujeres y un hombre aparecieron por una de las puertas que daban a la entrada.
-Querida…-la voz de una mujer la hizo regresar-…eres la hija de Kyuzo y Ryoko Higurashi ¿no?
-En…encanta…Kikyo Higurashi…- articulo con dificultad al tiempo que hacía una reverencia.
-No te sientas nerviosa, pequeña- dijo un gentil señor de la casa, Inutashio Youkay- mejor será que sueltes esa maleta para que el mayordomo te la lleve a tu habitación, que espero que te guste, mi mujer se ha encargado de decorarla, pero ven- tomo a la joven por el codo- pasa al salón para que nos podamos presentar mejor. Ella es mi hija Rin Youkay- el hombre señalo a la niña pequeña de la casa.
-¡¡Si! ¡Esa soy yo!- exclamó animadamente- llámame Rin ¡¡estaba muy ilusionada de que llegaras ya a casa Kikyo! ¿puedo llamarte Kikyo, no? Tengo 9 años, ya voy a cuarto de primaria y…
-Rin hija…déjala descansar- murmuro algo avergonzada la señora Youkay, y es que la pequeña morena estaba tan ilusionada por la llegada de la chica que no paraba de hablar- Soy Reena Youkay, la madre de Rin y de Sesshoumaru, mi hijo mayor.
El joven hizo una reverencia con la cabeza, tan serio como la primera vez que lo vio.
-¡¡Ven!- Kikyo vio como la chica le tomaba de la mano y tiraba de ella- ¡¡te enseñare tu cuarto!
La pelinegra sonrió al ver lo graciosa que era la niña…y no pudo evitar pensar que era todo lo contrario a su hermano mayor.
-¡Rin! ¡No canses mucho a nuestra invitada! No se irá tan pronto como piensas hija, estará con nosotros un año
-¿Un año?- Rin miro a su madre y alternativamente a la joven a su lado- ¡¡Es muy poco tiempo! Seremos como hermanas ¿Vale?
Kikyo no pudo evitar soltar una risita.
-¡¡Por supuesto que si Rin!
-Vamos, vamos
Rin casi arrastraba a la muchacha escaleras arriba y antes de desaparecer del salón sintió un escalofrío recorrerle desde la nuca extendiéndose por toda su espalda.
Se volteo y de nuevo se encontró con la mirada ámbar…una mirada ámbar un tanto fría y… ¿de desprecio?
Continuará…
¡¡Hello! My friendys! Como están? Espero que bien la verdad, ya me veis a mi aquí, que de repente se me antojó hacer un fic de Kikyo y Sesshoumaru jijiji! Es que es otra de mis parejas favoritas…bueno, decidme lo que os parece…si es una idea original o no…o si queréis que lo siga o que lo elimine de esta pagina xD xD
¡¡Un besote para todos/as!
