Otro fic cortito sobre mi pareja favorita de Saint Seiya UUUU Espero algun dia ampliar, y escribir sobre otras parejas, pero... UU
Basado un poco en una escena muy linda de Dragonlance... Creo que es el segundo libro de la primera trilogia
Como siempre, los personajes pertenecen a su autor
"Me debo a Athenea..."
Las palabras, después de meses, seguían resonando en su cabeza, como si él estuviera enfrente de ella pronunciándolas. Si cerraba los ojos podría sentir el roce de sus manos sobre sus hombros. Si se esforzaba, su respiración tranquila acariciaría su rostro
- Pero... A mí eso no me importa- susurro a la intensa lluvia que caía en el exterior. Se abrazo las rodillas, y apoyo la barbilla sobre ellas
"No seria justo que te entregaras a mí, sin recibir mas que una parte"
- Aun así... Eso tampoco me importa... - contesto a un invisible interlocutor
"Mi deber esta con Athenea... Hasta que mi deber no termine, no podré entregarme por completo a ti... Y eso no estaría bien"
- Yo te amo...- y como aquella vez volvió a sonrojarse.
Su sonrisa fue indescifrable. El peso de sus manos en sus hombros, se volvía polvo"Deberías buscar a un hombre que pueda hacerte feliz, y ser tuyo sin ninguna condición"
Se termino su aliento sobre su piel, sus palabras. Cuando él la dio la espalda la desolación la inundo, y se llevo todas sus fuerzas.
- Pero... Soy incapaz de amar a otro que no seas tu... - el se había marchado, aun se perfilaba en su memoria su silueta- Me enamore de ese niño que deseaba ser el mas fuerte de todos los caballeros...- el viento arrastraba su melena oscura- Y en ningún momento mis sentimientos han flaqueado...- lentamente, se iba perdiendo de sus recuerdos- No me importa si puedes o no hacerme feliz... Si hay condiciones o no... Solo se que deseo estar a tu lado... Ni siquiera...- oculto su rostro entre sus rodillas, sintiendo el calor de las lagrimas resbalando por sus mejillas - No me importa si me quieres o no... Lo que mi corazón siente es suficiente...
- Pero si ya lo hago... - El roce de unos dedos, suaves aunque con las cicatrices propias de un guerrero, alzando su barbilla. El color de sus ojos era demasiado brillante, demasiado cegador, como para ser real...- Ya lo hago, Shunrei...
Afuera seguiría lloviendo, aunque ella apenas escuchaba el sonido.
