Las Cosas Pasan Por una Razón Chapter 18, a harry potter fanfic | FanFiction

Capítulo 18: Hogar dulce Hogar

Por: HuesosPotter

Volver a casa fue más sencillo de lo pensado.

Habían decidido no espera mucho para regresar. Tiempo era lo que menos tenían con el embarazo inesperado. En algunos meses el cuerpo de Ginny mostraría los cambios característicos de una mujer que sería madre en algunos meses, no podían esperar a que esos cambios se notaran.

El señor y la señora Weasley no recibirían bien la noticia, si Ginny se presentaba con un vientre abultado de varios meses y con otro hombre que no era el americano que Ginny había conocido en su estancia en ese continente, sino el mismo hombre de la razón de su partida.

El mundo mágico inglés aún era conservador en el sentido de las tradiciones y la moral. Por lo mismo, al Ginny presentarse como madre soltera sería una bomba familiar, aún más que tener un hijo en una relación homosexual. Esto preocupada a Harry, no permitiría que vieran o dijeran algo inadecuado de su mujer, mucho menos que hicieran comentarios hirientes a la reputación de Ginny.

Su bebé y su relación no era algo para sentirse avergonzados, sino todo lo contrario, se sentían orgullosos y felices.

Ginny quería que su bebé naciera en Inglaterra rodeado de familia y amigos, Harry lo había entendido, necesitaban del calor y la unión familiar.

No estaban seguros de lo que diría la familia, lo que fuese, Harry Potter y Ginny Weasley estarían juntos. El amor que se tenían, junto con el bebé que ambos habían creado, era suficiente para ellos. Juntos, los tres podían con todo.

Tardaron un par de semanas en empacar y tomar las decisiones necesarias para que la tienda de ropa siguiera a flote aún sin la presencia de su dueña. Isabel Summers pasó de ser empleada a dueña minoritaria de "Stilo muggle para la magia de adentro". Ginny se encargaría de los diseños como hasta ahora e Isabel de la administración y publicidad.

Lo más difícil habían sido las despedidas. Las hormonas de Ginny estaban a flor de piel, el adiós había sido emotivo y con muchas bipolaridades. Un rato explotaban las risas y al siguiente salían las lágrimas. Max y Harry simplemente observaron a sus respectivas mujeres salir y entrar por las diversas gamas de emociones, con sonrisas en sus rostros.

La llegada al aeropuerto internacional de Heathrow fue sencillo, a pesar de las largas horas de vuelo desde la ciudad de Nueva York. Ginny no podía ocultar su excitación por el viaje, a Harry le hacia sonreír, más cuando su pelirroja pegaba su rostro en la ventanilla maravillada por los "increíbles" inventos y logros de los muggles o cuando los sobrecargos ofrecían bebidas dadivosamente. Pero más lo hacia sonreír la muestra de celos de su mujer ante el coqueteo descarado de una de las azafatas.

A pesar de eso, Ginny no sentía obscurecida la emoción de volver a ver a su familia después de varios años de solo lechuzas y llamadas telefónicas. Sin embargo, le preocupaba la reacción que encontraría en la que fuera su casa. Trataba de mitigar las preocupaciones sin externarlas, para no preocupar mas de la cuenta al padre de su bebé.

Una ligera sonrisa se formó en su labios ante ese pensamiento. Harry no podía evitar alejar sus manos de ella, en cualquier oportunidad la abrazaba y colocaba sus manos en su vientre, donde estaba su bebe, el cual era apenas del tamaño de un cacahuatito.

Sonrió ante el recuerdo de la primera revisión del embarazo. Harry había estado a su lado en todo momento, haciendo preguntas de detalles muchas veces graciosas y otras veces exasperantes, las cuales la sanadora respondía con mucha paciencia.

Pero absolutamente nada se comparaba al ver su reacción al escuchar por primera vez el latido apresurado del corazón de su bebe. La sanadora utilizó un aparato muggle para poder ver al bebé, ellos en realidad no podían ver mucho, solo sombras entre escalas grises, negro y blanco. Había señalado un punto en la pantalla, un punto con forma de cacahuate, la sonrisa y la emoción de Harry le llenaron el corazón.

"Mira Ginny, nuestro Cacahuatito" exclamó Harry mientras sostenía su mano entre las suyas, las lágrimas que se acumularon en sus ojos corrieron por su rostro libremente, era imposible amarlo más de lo que ya lo amaba, pero en ese momento lo hizo aún más.

Después de eso las muestras de cariño se habían hecho más notorias, siempre se estaban tocando, besando o simplemente abrazando, muchas veces Harry la observaba con la sonrisa más adorable, derritiendo su corazón.

Ginny se sentía amada, protegida e inmensamente feliz, todo se debía al papá de su bebe. Harry la tomó de la mano mientras ambos se dirigían al registro de migración del Reino Unido, viajar como muggles tenía sus desventajas, pero Harry sabía cómo moverse en esos medios. Al esperar respectivamente en la fila correspondiente Harry pasó sus manos por su cintura colocando sus manos sobre su vientre, de forma inconsciente acariciaba ese lugar ligeramente. Ginny sonrió de nuevo al entrelazar sus manos sobre su bebé, estaba cansada pero Harry se esforzaba para hacer el viaje más llevadero. Apoyó su espalda en su pecho, dejándose envolver por calor de su novio. Novio, esa palabra sonaba muy pequeña para lo que Harry significaba para ella.

Harry tomó la única maleta que llevaban, las ventajas de la magia observó Ginny, a diferencia de las otras personas ellos solo llevaban una pequeña mochila mientras los demás viajaban con maletas que parecían salir de todas partes.

Tomaron un taxi, el cual los llevaría al departamento de Harry. El cansancio y la excitación se mezclaron mientras veía los edificios de la ciudad londinense en el trayecto del viaje. Harry sonreía cuando Ginny señalaba algo que llamaba su atención, le gustaba verla de ese modo, saber que era el quien ponía esa sonrisa en sus labios, no había cosa que él no hiciera por su mujer y por "Cacahuatito", sin poderlo evitar acercó sus manos al vientre de Ginny. Esta le regaló un pequeño beso mientras se acomodaba de tal forma que pudiera ver el exterior del paisaje urbano y poder sentir las manos de Harry sobre ella. Lo aterraba estar de regreso. Habían cosas que se salían de su control, y no sabía que esperar. Por las cartas de Ron y Hermione, junto con las que el resto de la familia le mandaban a Ginny podía leer entre líneas y saber la situación en la que el ministerio y el mundo mágico se encontraba. No era una situación alentadora.

Llegaron al edificio donde se encontraba el piso de Harry. Era la primera vez que Ginny conocía el lugar. Subieron los seis pisos en el elevador, cuando las puertas de este se abrieron Harry le regalo una sonrisa que la tranquilizó, tomando su mano para dirigirse por el pasillo hacia el departamento.

Al entrar al interior sonrió, se parecía mucho al de ella en Nueva York.

-Te dije que te sería familiar – dijo Harry con una sonrisa de medio lado, mientras arrojaba al suelo la mochila que cargaba en su hombro.

La tomó entre sus brazos, pasando sus brazos por su pequeña cintura, ella haciendo lo mismo en el cuello de Harry.

-Hola… - dijo Ginny con una gran sonrisa.

-Hola… - contestó de regresó él.

Ambos rieron ante sus tonterías. Harry la besó lentamente, Ginny se derritió en sus brazos.

-¿Estás cansada?

-Un poco… - Harry la observo sin creerle. –Mucho…

-¿Qué te parece un baño? – dijo que él con una sonrisa –un largo… - beso lentamente su cuello – y relajante baño… o mejor un… - murmuró mientras recorría su mandíbula hasta su boca. Ella respondió gustosa ante tal invitación. Ambos se dirigieron a la habitación principal.

Ginny se detuvo de pronto al ver la gran cama con doseles. Por un momento se preguntó cuántas mujeres más habrían dormido ahí con él, los celos surgieron en un respiro. Harry debió notar su cambio, porque rodeó su cintura con sus brazos colocando sus manos sobre su vientre como era ya su costumbre, mientras colocaba su barbilla sobre su hombro, tratando de ver lo que ella veía.

-¿Qué pasa amor?

-Yo… - respiró profundamente, no quería dudar de él, en realidad no eran dudas solo… – Harry yo no quiero… ¿cuantas…

-¿Ginny? – preguntó el joven ambos quedando, uno frente al otro, se notaba preocupado. –dime amor…

-No quiero dormir en la misma cama en la que tú y… -se detuvo al ver la sombra de una sonrisa en los labios de Harry.

-En la que yo y…

-No te rías, no es gracioso.

-Lo és.

Ginny se alejó de él molesta. –no quiero dormir en la cama donde le has hecho el amor a otras… yo no… puedo. No quiero Harry.

La sonrisa de Harry se esfumó de su rostro, mostrando una serenidad que la sorprendió. Se acercó a ella, acariciando su rostro para que lo viera directo a los ojos, ella lo hizo renuente, a lo que a él le hizo gracia, mas no hizo ninguna expresión.

-Ginny, en primer lugar sabes que la única con la que he hecho el amor eres tú. Solo tu Gin. –un rubor rojizo invadió las mejillas de la joven. – y en cuanto a esta cama… digamos que eres la única que la ha visto.

-Harry…

-Shhh… - La silencio con un beso, al que ella se aferró. –Nunca he traído a nadie aquí… créeme… nunca he querido a nadie aquí… solo a ti Gin. – La besó, demostrándole con ellos sus palabras – Solo a ti.

La duda quedó en el olvido, al igual los celos, todo se perdió en el besó o quizás en las manos de Harry que recorrían su cuerpo. Las ropas fueron cayendo lentamente, entre palabras y besos, entre caricias y murmullos. Gemidos, si, muchos de esos.

-Te amo – las palabras salieron de uno de ellos en respuesta al otro. Harry recorría cada espacio de la piel de su mujer, los pechos de Ginny aún seguían sensibles por el embarazo, también había aumentado en tamaño lo cual Harry disfrutaba en particular. Les prestó la atención necesaria para el disfrute de Ginny y el suyo. Sabía perfectamente que tan fuerte apretar, jalar y sobretodo que tan fuerte succionar, no para causar dolor sino placer.

-Harry… - jadeó Ginny mientras él seguía dibujando un camino de besos hasta llegar al vientre de ella. Dejó un beso húmedo a pocos centímetros debajo del ombligo de la mujer que amaba, donde estaba "Cacahuatito".

Apenas y se podía ver el embarazo, el vientre de Ginny aún era plano, quizás con una ligera curva casi imperceptible, pero ahí estaba, sus caderas eran un poco más notorias, lo suficiente como para hacerlo jadear cada que ella se inclinaba o estaba cerca de él, pero eso era todo. Sino hubiera escuchado el rápido latido del corazón de Cacahuatito, juraría que Ginny no estaba embarazada.

"Pero lo está", pensó posesivamente con una sonrisa, "con mi hijo".

Continuó con su recorrido, hasta llegar a la tierra prometida.

Ginny tomó fuertemente el cabezal de la cama, por un momento pensó en que tiraría los doseles, se abrió para él, como siempre lo hacía. Solo y para él.

El nombre de Harry salió de su boca como si fuera una plegaria, una y otra vez, mientras el hombre de su vida se saciaba de ella. Su lengua, su boca trabajaban en conjunto para hacer cantar a su cuerpo.

Se aferró de nuevo a lo que podía, esta vez, unas de sus manos se empuñó a la cabellera de él, la otra seguía fuertemente aferrada al cabezal de la cama. Juró que veía las estrellas cuando llegó al lugar donde Harry la condujo.

Harry besó de nuevo el vientre de Ginny, mientras colocaba su cabeza justo ahí, su sonrisa se ensanchó al sentir los dedos de ella jugar con su cabellera, después de regresar poco a poco a tierra. La encantaba verla saciada. Sus ojos cerrados, completamente relajada, con una sonrisa de satisfacción en su rostro. Se alzó sobre ella, su erección rozó la piel de Ginny, la hizo sonreír mas, provocándole un risita picara, mientras pasaba sus piernas por las caderas de Harry. Abrió sus ojos mientras veía a Harry justo encima de ella.

-Hola. – le dijo con una sonrisa. No podía dejar de sonreír, aún seguía en su nube, después del orgasmo que le regaló.

-Hola – contestó él de nuevo. Su sonrisa era espejo de la de ella. Se besaron lentamente, dejándose saborear, ella sabía a dulces de menta y él sabía a néctar de Ginny. Probarse en él ya no era extraño en ella, tenía que reconocer que no se le hacía desagradable, pero más le gusta el sabor de él en su boca.

-Te amo – le dijo. Él respondió con besos dispersos en su mandíbula, ella le dio el acceso que pedía. Recorrió su fuerte espalda, hasta tomar con su mano el trasero de Harry, tenía un trasero magnifico. Duro, fuerte, como esa parte de él que amenazaba por entrar al lugar al cual pertenecía. Pasó su mano al pecho de él recorriéndolo hasta llegar al objeto de sus deseos. Harry le regaló una sonrisa, seguido de un ligero gemido al momento de tomarlo en su mano, lo acomodó donde quería y Harry hizo el resto.

Con ellos dos el tiempo se detenía, las horas parecían minutos, los minutos, segundos. Las embestidas eras suaves y lentas, haciéndola sentir todo lo largo de su longitud, llenándola con su solidez.

-Ginny mírame- Así lo hizo, Harry colocó cada mano al costado de la cabeza de Ginny, mientras se inclinaba para besarla. Ella tomó su rostro, cuello, sus cabellos, necesitaba aferrarse a él. –Te amo. Nunca ha habido nadie más que tú.

-Harry… - la sinceridad en su rostro trajo lágrimas a sus ojos. En momentos como esos sus hormonas sacaban lo mejor de ella.

-Lo sé, amor – Harry en ese momento no necesitaba las palabras de Ginny para saber que ella también lo amaba. Ella se lo demostraba con hechos y las acciones hablaban más que mil palabras.

-Harry necesito… no me voy a romper.

Él lo sabía, pero había algo dentro de Harry que lo instaba a protegerla, a cuidarla con todo su ser. Sus manos se dirigieron al cabezal para ayudar a sus caderas a tomar el ritmo necesario para hacer gritar a Ginny. Lo logró. En algún punto la espalda de Ginny quedó apoyada en el cabezal al que él se ayudaba, mientras el cuerpo de Ginny lo recibía con singular alegría, mientras sus manos se cogían a sus caderas masculinas.

Gruñidos por parte suya y gemidos por parte de ella se perdían entre las sabanas y los doseles de la gran cama. Podía ver trabajar el cuerpo de Harry, como cada músculo se ejercitaba en la labor que realizaba. Esa labor que la estaba enloqueciendo por el estímulo físico y visual.

Gotas de sudor recorrían el cuerpo de Harry, ella no estaba en mejor estado. Recorrió su pecho con sus pequeñas manos tocando los pezones masculinos hasta llegar a la gran V, que comenzaba en las caderas y terminaban en esa parte que con cada embiste la subía cada vez más a la cima del placer.

-Harry… amor, míranos… - Ginny no sabía cómo pudo expresar esas palabras. Harry abrió sus ojos, lo cuales tenía cerrados quizás para mantener el control y no explotar por la sensación. –¡Harry! – Gimió Ginny. Ambos observaban como el cuerpo de Harry daba y el de ella recibía, aquella visión fue demasiado para Harry, tiró su cabeza hacia tras tratando de tener de nuevo el control, la cama tembló (literalmente) y a ellos no le importó. Apretó con sus piernas los costados de las caderas de Harry.

-Ginny… - con su cuello libre le dio la oportunidad para que Ginny recorriera su cuello con besos y ligeros mordiscos, sin importarle que Harry pareciera una hiena o un chita al día siguiente, necesitaba sentir su sabor en su labios, en su lengua. Aquello le encantaba a Harry. Ella sabía que él también estaba en el límite al igual que ella. Susurró en su oído palabras de amor sensuales mezcladas con descripciones gráficas de lo que sentía y quería.

Harry la besó como si el mundo terminara en ese momento. Sus lenguas se mezclaban al ritmo de los movimientos de sus cuerpos que se hacían más esporádicos, más prolongados pero igual de deliciosos.

Una, dos, tres veces, Harry embistió en Ginny hasta terminar. Ella rasguñó sus costados, arqueó su espalda y se aferró a él. Ligeros temblores recorrían su cuerpo tras el clímax vivido. Harry calló sobre ella, sus corazones estaban acelerados y su cuerpo cubiertos por una delgada tela de transpiración, los ojos de Harry estaban más brillantes y la sonrisa de satisfacción no cabía en su rostro. Sin perder su posición, ella apoyada en el cabezal con Harry acomodado entre sus piernas sobre su pecho, Ginny jugaba con el cabello de él, mientras sus respiraciones regresaban a la normalidad.

-Nos falta estrenar también el resto del departamento.- comentó a la ligera Ginny ganando un resoplido por parte de él, que asemejaba un risa.

-Eres insaciable.

-¡Hey! – Jaló ligeramente su cabello negro - tú me hiciste así.

Harry soltó una carcajada, lo cual sonó en toda la habitación, antes de moverse de su cómodo lugar dejó un ligero besó cerca del corazón de su mujer.

Él tomó la misma pose de ella en el respaldo, las sabanas olvidadas cerca de ellos, parte en el suelo, parte en la cama y otra enredada en sus cuerpos.

Harry observó la puerta que tenía frente a él con una ligera sonrisa. -Todavía nos falta el baño - pero ninguno se movió. El baño podía esperar.

oOoOoOoOoOoOo

Ambos despertaron uno junto al otro como era costumbre, Ginny entre los brazos de él, tomando como almohada el pecho de Harry, mientras él perdía su rostro en el cabello rojo de ella. La noche había sido fantástica, no solo estrenaron la cama, sino también la bañera.

Lo que empezó como un baño relajante terminó con una desenfrenada entrega, con el agua esparcida por todo el suelo. A Ginny le encantaría culpar a las hormonas pero en realidad al único al cual tenían que culpar era al libido, que parecía incrementar con forme avanzaba el embarazo.

-¿Sabes? si seguimos haciéndonos los dormidos, nunca saldremos de esta cama.-

-¿Y eso es malo? – Ginny respondió con una risilla mientras se acomodaba sobre Harry. -¿Esa cosa nunca descansa?

Ahora era el turno de él para reír. –Al parecer no… - contestó Harry haciendo notar su erección sobre la piel de la joven. Y como todas las mañanas el tiempo se detuvo de nuevo.

Tiempo después, mucho tiempo después, ambos estaban listos para partir, cada quien por su lado había sido el acuerdo: ella con su familia y él a Gringotts. Dos horas. Solo dos, tiempo suficiente para buscar la reliquia familiar que Harry necesitaba.

Llevaba tiempo pensando en aquello, necesitaba a Ginny completamente, quería que fuera su mujer, su esposa, que llevara su apellido, que al nacer su hijo fueran una familia.

Nunca habían hablado oficialmente del tema, simplemente comentarios a futuro, Ginny nunca exigía nada, pero sabía que ese era el deseo de ella y el suyo igual.

Ginny lo besó de nuevo, rompiendo el hilo de sus pensamientos. Sí, para él no había nada ni nadie más importante que Ginny y "Cacahuatito".

-¿Segura que no quieres que vayamos juntos? – Era la tercera vez que preguntaba, aquello la hizo sonreír. Harry era un hombre varonil pero en esa ocasión parecía un niño, pensó Ginny.

-Harry, no va a pasar nada. – Tomó su rostro entre sus manos para dejar un ligero beso en sus labios – además necesito tiempo para explicarles… ya habíamos hablado de esto… voy a tomar la red flu de aquí hacia la madriguera y…-

-Pero Ginny.- la interrumpió él.

-Nada Harry. Solo serán un par de horas. No quiero llegar y que nos arrojen miles de preguntas, o decirles "Estoy embarazada. ¿Y adivinen de quien es él bebe?"

-Lo sé amor, pero…

-Aparte mencionaste que tenías que ir a Gringotts. – Ginny juró que Harry haría un berrinche en ese momento, la joven tomó su bolso que estaba sobre la mesa de centro.

-Ginny tengo un mal presentimiento de todo esto.

-Amor, mírame – Harry así lo hizo – solo serán un par de horas y toda mi familia estará ahí… Te amo – Ginny lo besó lentamente pasando sus brazos alrededor de su cuello, las botas que traía hacia más fácil la tarea, ya que la hacían unos centímetros más alta. Harry tomó su cintura mientras la pegaba más a él, sus manos viajaron desde si cintura hasta el sur del cuerpo de ella, al sentir la dura reacción de él sobre su estómago, sonrío ante el intento de Harry para convencerla.

Se apartó de él con la misma sonrisa seductora la cual perdía a Harry, la decepción estaba en su rostro ante su intento fallido de persuasión.

Ginny se colocó su capa para viajar por red flu sin manchas ni ceniza, cuando estuvo en su lugar se metió dentro de la chimenea, sin borrar la sonrisa.

-Dos horas Harry. – dijo con un guiño, tomó los polvos suficientes, con voz fuerte y clara dijo "La madriguera", un resplandor verde salió de la chimenea y Ginny había desaparecido.

Por un momento Harry pensó en seguirla, pero Ginny tenía razón, el tenía asuntos que resolver y ella familia con quienes reencontrarse. Con un suspiró de resignación, tomó su abrigo y salió del departamento rumbo al Callejón Diagon.

oOoOoOo

"Mamá regreso a Inglaterra" leía una y otra vez Molly Weasley. La lechuza había arribado una semana atrás con la pequeña nota, llenando a su corazón de júbilo; había extrañado a su hija y ansiaba por fin tenerla entre sus brazos.

Ginny no mencionaba en su carta, la hora ni el medio específico de su arribo. Pero el día había llegado, citó a todo los Weasleys para la ocasión. Hijos, esposas y nietos, llegaron desde la mañana para así esperar todos juntos a la menor de la familia.

No sabía que esperar, tenia años sin verla, las llamadas por el teléfono que habían insistido sus hijos en colocar en la Madriguera habían sido escasas en los últimos meses. Algo sucedía en la vida de Ginny y parte de eso, estaba segura, se debía al hombre que era su novio, el americano que había conocido en esas tierras. Quería conocer a Mathew Turner, poco hablaba Ginny de él, pero debía de ser un buen muchacho para robar el corazón de su hija, aquello la entristeció, siempre deseo que Harry regresara los sentimientos que Ginny tenía hacia él, pero como siempre decía "Las cosas pasan por una razón" y Ginny había seguido adelante con su vida.

Por la expectativa de la llegada de su niña se obligó a mantenerse ocupada ante la espera, primero con el desayuno y luego al preparar para la comida. El volumen de comida había aumentado por el crecimiento de la familia, con el paso del tiempo los Weasley se habían hecho cada día más, unos iban y venía pero la familia aumentaba cada día. De sus siete hijos se habían sumado Harry y Chris, un agregado inesperado, al Charlie presentarlo como su pareja. Al principio fue un gran choque de emociones, después no pudo evitar quererlo como otro hijo más. También estaban todas sus nueras, cinco mujeres Weasley más y sus nietos, quienes habían llenado su vida y la de su marido de dicha.

Observó de nuevo a su familia, todos se encontraban esparcidos en diferentes actividades a lo largo de la casa, era un día de fiesta para la familia. Metió el cerdo al horno y se dirigió a la sala. Necesitaba buscar algo más que hacer, porque la espera la inquietaba. Sonrió a Arthur quien la veía ir y venir con una pequeña sonrisa en sus labios por encima del periódico, después de años la conocía como nadie.

El sonido característico de la chimenea sonó a lo largo de la casa, todos giraron hacia el repentino sonido. Molly sabía que su pequeña por fin había llegado a casa.

La flama verde se disipó dejando entrar a la menor de sus hijos, quien lucía nerviosa pero con una gran sonrisa que llenaba su rostro, se quitó la capa de viaje y todos observaron por primera vez a Ginny Weasley después de varios años.

Nadie se movió, la aparición los dejó sorprendidos. Ginny siempre había sido bonita, pero la mujer frente a Molly, no se parecía en nada a la joven que se había ido años atrás. La mujer frente a ella había madurado, embarnecido. Era hermosa. Se veía espectacular: feliz, llena de vida, se veía más mujer, en un sentido que los años no justificaban, había algo más que radiaba de su hija, un brillo especial, una sensualidad innata, que nunca había visto antes en ella.

Molly se acercó apresuradamente para abrazar a su pequeña.

-Mamá – susurró Ginny mientras unas pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos pero que no mitigaban la sonrisa de sus labios.

-Oh Ginny, por fin haz vuelto.

Abrazó a su madre aún más fuerte, la había extrañado, Molly olía a galletas recién horneadas y a hogar.

El llanto de un bebé sonó en la lejanía. Las mujeres se separaron mientras el restó de la familia las observaba algunos con lágrimas y otros con pequeñas sonrisas. Hermione arrullaba al bebé que tenía entre sus brazos para que no llorara más. Observó a cada uno de sus hermanos, sus cuñadas, Chris y sus sobrinos.

-¡Tía Ginny! – Gritaron varios niños que la rodearon en un instante. Haciendo preguntas que no sabía que contestar mas que reírse al ver a los niños tratar de llamar su atención. Besó y abrazó a cada uno de los diablillos que eran sus pequeños sobrinos, hasta llegar a su padre con Louise entre sus brazos, bajo al pequeño quien corrió tambaleando hasta su mamá Fleur Delacoure ahora Weasley.

-¡Papá!-

-¡Princesa! – lo abrazó con fuerzas, era el único quien la llamaba de esa forma. Molly los observó mientras Charlie pasaba un brazo por sus hombros, la sonrisa de Arthur era de adoración. Su marido dijo algo que hizo sonreír a Ginny, quien le dio un beso en la mejilla y siguió con los saludos.

No podía dejar de ver a su hija, era imposible apartarle los ojos de encima, su presencia llenaba de un brillo especial el lugar.

Su niña, ya no lo era. La adolescente que se había mudado al otro lado de mundo, ahora tenía un cuerpo de mujer, una sensualidad natural, explorada por las nuevas experiencias. Se movía con seguridad, feliz, enigmática, juraría que su hija aparte de enamorada estaba… Molly meneó la cabeza para alejar ese pensamiento, sin quitar el dedo en el renglón mientras más la observaba, quizás su sospecha no estuviera fuera de lugar, no sería la primera Weasley que adelantara los pasos.

-¿Mamá estás bien? – Preguntó Charlie, un ligero "si" fue la respuesta. Chris pasó un pañuelo para que Molly limpiara sus lágrimas. Se sonó de forma graciosa mientras sacando una sonrisa a su único yerno.

Los últimos fueron Ron y Hermione Weasley, con el pequeño Hugo en brazos de la ultima.

-Gin, queremos presentarte oficialmente a alguien.

Hermione colocó al pequeño en los brazos de su tía. El bebé la observó con sus grandes ojos azules, era un la viva imagen de su papá, con todo y el cabello naranja. Por un momento imaginó a un bebé con cabellos negros y ojos verdes, lo abrazó dando un pequeño beso en la frente del niño.

-Es precioso. - La sonrisa de los padres se ensanchó.

Ginny no quitaba su atención del bebé, con una sonrisa soñadora. -¡Queremos que tú y Harry sean sus padrinos!-

-¡Hermione! ¡Ay, me dolió!

-Lo siento Ginny, sabemos lo insensible que Ron puede ser - Este seguía acariciando el costado donde el codo de su esposa había conectado- Si te sientes incomoda o…

-No, no te preocupes por eso, yo…

-Lo hemos estado hablando y ustedes dos son nuestros mejores amigos… ¿quién mejor que ustedes para ser los padrinos de Hugo?

-¡Me encantaría! cuando Harry se entere, estará feliz.

Hermione la observó de tenida mente con ojos inquisidores. ¿Cómo sabía Ginny que Harry no estaba enterado?

-Ya vez amor - Dijo Ron sacándola de sus pensamiento - Le iba a encantar. Aunque si ese amigo mío no se apresura tendrá que ser para el segundo. - Ganándose una mirada de horror de su esposa y una pequeña sonrisa de su hermana, quien dirigía después de unos segundos su mirada al pequeño Hugo susurrando palabras que no pudieron escuchar claramente, pero Hermione juraría que fueron algo parecido a "tu tío estará". Dejando con mas preguntas a Hermione.

Los pequeños sobrinos de nuevo buscaran la atención de su tía. De esa forma pasaron los minutos, entre risas y preguntas banales, hasta que Molly Weasley anuncian la comida.

Todos se sentaron al rededor de la mesa, a Ginny se le llenaron de lágrimas los ojos, había extrañado el bullicio familiar. Los Weasley no eran perfectos, pero eran su familia, a los cual amaba. Esperaba que Harry y ella pudieran de la misma forma que sus papás llenar su hogar de amor.

Las preguntas no se hicieron esperar, a la que Ginny pudo esquivar sin ningún problema. La hora de la comida no era lugar para anunciar la llegada de un bebé, no sin el padre presente.

Ginny estaba preocupada, había pasado mas de dos horas de la hora acordada para la llegada de Harry a la madriguera, con lo ansioso que estaba ella había esperado que estuviera un minuto antes de la hora acordada. Por suerte, la comida se había prolongado. Ahora todos, estaban reunidos en la sala familiar. Hermione y Molly, notaron las miradas impacientes que Ginny dirigía al reloj y en ocasiones a la chimenea, no dijeron nada, pero parecía que Ginny o esperaba la llegada de alguien o tenia prisa por irse.

Ginny intentó relajarse, dirigiendo su atención a Percy, quien preguntaba por el Ministerio de Magia americano. Por su parte, ella esquivó la mención de Matthew, no era alguien de quien quisiera hablar en esos momentos. Su mirada se dirigió de nueva cuenta a su reloj y a la chimenea. ¿Dónde se encontraba Harry?

La puerta principal sonó dos veces, los labios de Ginny se curvaron en una pequeña sonrisa. Chris abrió la puerta, la sorpresa se reflejaba en el rostro de la mayoría de los Weasley ante el arribo inesperado de Harry Potter. Quien les regaló una sonrisa a los presentes.

La primera en reaccionar fue Molly, quien se lanzó a los brazos de Harry. El hijo prodigo había regresado a casa. Harry la abrazo con una gran sonrisa dejando un beso en la frente de la señora Weasley, quien tenía lagrimas en los ojos. Por fin, era el día donde toda la familia estaba reunida. Muchos aún seguían perplejos ante la inesperada visita.

Harry saludó al señor Weasley y al resto de los Weasley, los que no lo miraban con recelo, como lo hacía los Gemelos y Percy a quienes solo se dirigió con una ligera afirmación. Abrazó a Hermione quien también tenía unas pequeñas lagrimas en los ojos, mientras Ron pasaba su brazo por el hombro de Harry para saludar en un medio abrazo a su amigo, sin despertar a Hugo, quien estaba acurrucado en su brazo izquierdo.

Ginny observó el recibimiento con una sonrisa, y con lágrimas en sus ojos, sabía como Harry había extrañado a sus mejores amigos. Observó como Ron orgulloso enseñaba a su hijo y como la sonrisa de Harry se hacía mas grande, antes de dirigirle a ella esa sonrisa que la derretía. Sabía que Harry también esta pensando en Cacahuatito.

Se acercó, a Ginny quien seguía con una sonrisa. Las mujeres que los rodeaban se dieron cuenta de las miradas y las sonrisas coquetas que se lanzaban. Hasta que Harry estuvo delante de Ginny.

Se abrazaron, ella rodeando sus brazos al rededor del cuello de Harry y los brazos de él rodearon posesivos la delgada cintura de mujer, mientras sus labios conectaban con su cuello, los dedos de Ginny, por instinto jugaban con el inicio de la cabellera en su nuca. El gesto era íntimo y sensual. El silencio envolvió la residencia Weasley, asombrados ante tales muestras de afecto.

-Me tenías preocupada. - le dijo calladamente sin dejar de acariciarlo.

-Lo sé, lo siento. Los asuntos en el banco tardaron mas de lo que esperé. - Mientras su pulgar acariciaba la mejilla de su chica.

Estaban tan absortos el uno con el otro que no percataban el efecto que tenían en el resto de la familia, quien los observan con incredulidad, felicidad y asombro. Hasta que el caos se desató.

-¿Qué carajos sucede aquí? - Gritó Percy, asustando a los pequeños que estaban a su alrededor, provocando el llanto de algunos -Ginevra, ¿qué diablos está pasando?.

-Quita tus manos de nuestra hermana, Potter. - uno de los gemelos mientras el otro le apuntaba con su varita.

Harry se giró lentamente, colocando a Ginny detrás de el, protegiéndola del ataque que vendría.


Aquí sigo, escribiendo fanfics.

Después de casi 7 años (Julio 16, 2009. Última actualización), hasta yo estoy sorprendida.

No hay nada mejor que un review para saber su reacción, déjenme saber que piensan.

Saludos. Feliz día de las Madres (en México).

10 de mayo, 2016.