El día de la obra había llegado, se había organizado una pequeña kermés para festejar y entretener a los alumnos. En el auditorio todo estaba preparado, los escenarios montados, la gente corriendo de un lado a otro preparando los últimos detalles, casi todos los actores estaban vestidos, maquillados y listos tras bambalinas esperando a que el recinto se llenara. Shiori abrió ligeramente las cortinas para ver a la gente que se estaba juntando, apenas estaban llegando, faltaba un poco más de media hora para que dieran la primera llamada. Atrás de ella se asomó Michiru, moviendo la cabeza como buscando a alguien.

-Hay mucha gente- dijo Michiru un tanto nerviosa al notar que el auditorio poco a poco se iba llenando.

-No te preocupes, todo va a salir muy bien- dijo Shiori con una sonrisa viendo a su amiga quien no apartaba la mirada de las butacas.

-No sé…- respondió la chica de cabello aguamarina –¿Y si se me olvidan los diálogos?... ¿y si me tropiezo?... ¿y si …

-Tranquila- escucharon una voz profunda detrás de ellas que interrumpió a la joven antes de que le diera una crisis nerviosa –Esto será pan comido- al ver al dueño de la voz Michiru sonrió.

-¿Haruka, qué haces aquí?- preguntó esbozando una gran sonrisa, no podía disimular la alegría que le daba verlo.

-Nos metimos a escondidas, sor Rose anda corriendo por todos los pasillos histérica, quién sabe por qué- dijo el joven de cabello negro parado junto al rubio.

-Ella debe ser la más nerviosa, Taku- dijo Shiori abrazando a su novio quien le respondió el gesto de la misma manera. Los muchachos platicaban con ellas para tratar de quitarles los nervios cuando de repente entró la monja corriendo. Estaba tan nerviosa e histérica que no notó la presencia de los dos intrusos en sus dominios.

-¡Estamos perdidos!- gritó la mujer tomando a Michiru de los hombros.

-Calma, sor Rose- dijo la chica un poco asustada por la reacción de la directora de la obra, volteando a ver a sus amigos con mirada de súplica para que la ayudaran.

-Todo está bien, la obra ya casi empieza, respire profundo y tranquilícese- Haruka colocó sus manos sobre los hombros de la monja, quien soltó a Michiru lentamente y movía los ojos de un lado para otro, pensativa.

-Nada está bien- volteó a ver al joven a quien lo agarró del cuello de la camisa y lo jaló hacia ella –¡Mi actor principal está desaparecido a 20 minutos de comenzar!- sacudió adelante y atrás al pobre muchacho mientras hablaba.

-¿Cómo que está desaparecido?- preguntó Michiru incrédula mientras la monja seguía zangoloteando al pobre muchacho azul.

-¡No ha llegado!- girtó y soltó al rubio quien se desvaneció y cayó hacia atrás, tosiendo en el piso mientras se agarraba el cuello.

-Creo que acabo de ver toda mi vida pasar frente a mis ojos- dijo el muchacho caído pero nadie le hizo caso, estaban más preocupados por el problema que estaba aconteciendo -¿Hola? Alumno a punto de morir ahogado- agitaba el brazo para que le hicieran caso pero seguían viéndose asustados entre ellos, una gota de sudor apareció en su nuca, frustrado. En ese momento llegó un joven corriendo, era uno de los amigos de Ren.

-Ren está enfermo- dijo tratando de recuperar el aliento – la doctora me mandó para avisarles que tiene una fuerte infección en la garganta y está afónico.

-¿¡Qué!?- la pobre monja estaba a nada de caer desmayada, dio unos pasos para atrás llevándose la mano a la frente de la impresión, pero antes de que pasara algo Takuma y Michiru la sostuvieron de los brazos –Tendremos que cancelar todo… - la pobre mujer estaba a nada de un colapso nervioso.

-No necesariamente- dijo Shiori llevándose una mano a la barbilla pensativa.

-Pero no tenemos actor principal cómo vamos a …- dijo la monja viendo a la chica incrédula antes de que la interrumpiera.

-Aquí está nuestra solución- movió las manos haciendo un ademán como presentador dirigiendo las miradas hacia el rubio que aún estaba sentado en el suelo, demasiado distraído acomodándose el cuello del uniforme y haciendo un ligero refunfuñeo por la nula atención a su condición, como para darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.

-¿Cómo crees que él va a suplir a Ren?- preguntó la hermana Rose incrédula, cruzándose de brazos.

-Haruka me ayudó a aprenderme los diálogos y se sabe todos los del príncipe también- dijo Michiru con una gran sonrisa –él puede hacerlo- colocó sus manos sobre uno de los brazos de la mujer quien levantó una ceja dudosa de la decisión que iba a tomar. La chica de cabello aguamarina le dio una mirada de súplica con una sonrisa tierna.

-Está bien, está bien- dijo la monja dándose por vencida –Qué podría ser peor, el teatro está lleno y no podemos decepcionar a la madre superiora y a las hermanas- dio un fuerte suspiro para darse valor de lo que iba a decir a continuación –Haruka será el príncipe- dictaminó con un tono conformista. Al escuchar esto el muchacho volteó a ver a sus acompañantes con una gran interrogación dibujada en el rostro, levantó una ceja y se apuntó con el índice.

-¿Que Haruka va a ser quién?- preguntó un poco alarmado.

-Vas a sustituir a Ren como el príncipe- contestó Michiru ofreciéndole una mano para ayudarlo a levantar, gesto que respondió inmediatamente.

-¿Perdón?- preguntó aún no creyendo lo que estaba escuchando, levantando una ceja con una expresión de angustia, la clásica de "es broma, verdad".

-No hay nadie más que se sepa los diálogos- la chica se encogió de hombros –aparte el vestuario te queda- le dio una sonrisa de súplica, a la que se le unieron Shiori y Sor Rose. El rubio volteó a ver a cada una de las mujeres que lo acosaban y dando un gran suspiro se rindió a su petición.

-Voy por el vestuario- dijo la monja emocionada, moviéndose tan rápido como su robusto cuerpo se lo permitía.

-¿Cómo me dejo siempre convencer por ustedes?- preguntó el muchacho al aire llevándose un mano a la frente negando ligeramente con la cabeza. De repente llegó la monja y le dio el vestuario para cambiarse. El joven levantó una ceja al ver lo que le habían dado e inmediatamente se dirigió a uno de los cuartos de atrás para cambiarse. Los demás estaban esperando, tronándose los dedos, cuando el rubio apareció con cara de pocos amigos, refunfuñando un poco por lo que traía puesto. Takuma al verlo no pudo aguantarse y explotó en una enorme carcajada, no era común ver a su amigo en medias rojas, pantalones bombachos, una camisa con mangas amplias, un chaleco brilloso y un gorro con una pluma enorme.

-¿En verdad quieren que salga en público con esto puesto?- preguntó Haruka con cara de horror moviendo los brazos a lo largo de su cuerpo, señalando su ropa.

-Pero te ves muy bien- dijo Shiori con una sonrisa falsa, tratando de convencerlo de que no era tan malo, el joven le regresó una mirada incrédula levantando una ceja –Anda Michiru, dile algo- aventó a su amiga en frente.

-Emmm… es una obra de teatro y todos estamos igual- ella se vio a si misma con un enorme vestido rosa pomposo – no serás el único haciendo el ridículo- le dio una sonrisa de ánimo a lo que el rubio respondió dando un fuerte suspiro y dándole un zape en la cabeza a su amigo para que dejara de reírse. En ese momento Emi llegó levantándose el frente del vestido para lograr caminar, diciendo algo inaudible que seguramente también eran quejas sobre el horrible vestuario que traía puesto. La chica no se había percatado de sus compañeros hasta que algo llamó su atención.

-¿Haruka?- preguntó deteniéndose de golpe al ver a su amigo parado frente a ella -¿Qué rayos traes puesto?- realmente lo dijo sin pensarlo. El rubio se llevó una mano a la nuca y se sonrojó avergonzado por su aspecto.

-Haruka va a suplir a Ren- respondió Shiori parándose junto al joven, volteando a ver a la chica con una mirada retadora y una ligera sonrisa.

-¿Qué le pasó a Ren?- preguntó la chica sorprendida, realmente no tenía idea de lo que estaba pasando.

-Está enfermo de la garganta y no puede hablar- respondió Takuma encogiéndose de hombros.

-¡Tonto!- pensó la chica enfadada –Le dije que se tapara anoche pero no me hace caso- sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Sor Rose.

-¡Muy bien todos, ya es hora, ya es hora!- la monja hacía unos ademanes para que todos se acercaran a ella. Les dio algunos consejos, que se mantuvieran calmados y les pidió que tomaran sus lugares para comenzar.

El público estaba ansioso, las chicas tenían altas expectativas pues sabían que Ren sería el príncipe y estaban emocionadas de verlo. La madre superiora estaba con las demás monjas que se encontraban emocionadas por esta actividad que significaba un cambio en su rutina. Las cortinas se empezaron a abrir, los aplausos no se hicieron esperar pero cuando las telas llegaron a su destino final y reconocieron a los actores se escuchó un ligero sonido de sorpresa. En escena se encontraban todos los actores como estatuas esperando que comenzara el relato. Las chicas cuchicheaban entre ellas con grandes sonrisas mientras los jóvenes se sonreían, algunos se tapaban la boca para evitar que una risa se escapara. Todos estaban sorprendidos pues no era lo que esperaban ver en el escenario. Los cuchicheos se detuvieron al escuchar la voz de un muchacho que actuaba como juglar contando la historia, mientras daba esa pequeña introducción, los actores principales que se encontraban cada uno en un extremo opuesto del escenario levantaron los ojos e intercambiaron una mirada. El rubio estaba realmente nervioso y se podía notar en sus ojos suplicantes, mientras la hermosa chica le sonrió ligeramente para animarlo. El discurso terminó y comenzó la acción en el escenario, los actores recitaban sus líneas y al parecer todo marchaba viento en popa. En los cambios de escena los actores salían y entraban para realizar algunos cambios de vestuario o tomar alguna utilería necesaria para la siguiente escena. En uno de esos cambios los hermanos se toparon tras bambalinas, se observaron por un segundo y se sonrieron tiernamente al darse cuenta de que estaban compartiendo esa actividad.

-Vamos, vamos, apúrate niña- sor Rose apresuró a Michiru para que saliera al escenario mientras Haruka no pudo hacer otra cosa mas que ver como se colocaba en su lugar, una ligera risa se escapó de su garganta, mientras negaba divertido con la cabeza.

La obra llegó a su clímax, todos estaban muy atentos e intrigados por lo que ocurriría. Era el momento que todos esperaban, la batalla entre el príncipe y el villano para salvar a la hermosa princesa, algo trillado pero todos estaban realmente curiosos de cómo terminaría esta historia, especialmente por los actores que no eran comunes y bueno, algo de acción en un combate de espadas siempre era entretenido.

-¡Detente ahí, príncipe, no permitiré que des un paso más!- el joven, vestido totalmente de negro, con una ligera capa, un sombrero de ala ancha y un bigote falso, desenfundó la espada de utilería que parecía bastante real y apuntó hacia el pecho del rubio que personificaba al príncipe. Al ver esta acción el público exclamó en sorpresa, las chicas se tomaban de las manos o las colocaban frente a su boca asustadas, realmente se estaban creyendo lo que veían, y estaban totalmente emocionadas. –Ella es mía y no podrás llevártela- dijo con una sonrisa malévola. La escena se tornaba tensa, el rubio daba un par de pasos hacia atrás empujado por la espada, con los brazos ligeramente alzados, observando el arma que lo apuntaba. Haruka miró con el rabillo del ojo su espada tirada a un par de pasos de él, así cuando el villano dio un sablazo esquivó el filo de la espada y dando una voltereta en el piso llegó a ella y la tomó, poniéndose en guardia hincado sobre una rodilla, esperando el nuevo ataque. Un sonido de sorpresa no se hizo esperar cuando el joven del bigote se abalanzó contra el rubio quien recibía los impactos de la espada para protegerse. Las chicas volteaban el rostro asustadas y algunas se tapaban los ojos pero no podían con la curiosidad y veían a través de las aperturas que hacían entre sus dedos. Los jóvenes estaban bastante atentos, con grandes sonrisas, era lo más emocionante que habían visto en mucho tiempo por el aislamiento en el cual vivían. Tras bambalinas Shiori y Takuma observaban la escena entre las cortinas, la chica lanzaba golpes al aire mientras gritaba.

-¡Dale duro! ¡Arriba! ¡Abajo!- se movía siguiendo los mismos movimientos que gritaba.

-¡Shhh!- su novio trató de calmarla –Te van a escuchar- la chica bajó la voz pero seguía gritando.

-No importa, ya casi lo tiene- dijo emocionada.

-¿Qué dices?- preguntó el joven viéndola incrédula –Si Haruka va perdiendo- la vio con una ceja levantada.

-Por eso- respondió la chica sin perder detalle de la escena –¡Vamos bigotón, tu puedes vencerlo!- una gran gota apareció en la nuca de Takuma, se llevó la mano al rostro y negó con la cabeza en desaprobación.

-Si sabes cómo acaba la obra, ¿verdad?- el pelinegro dijo en un tono sarcástico.

La intensa pelea continuaba con el villano llevando la delantera, el príncipe sólo se protegía de los sablazos, ahora de pie, dando algunos pasos hacia atrás, empujado por el impacto de los golpes. En ese instante apareció la hermosa princesa corriendo hacia la escena para presenciar la pelea.

-Deténganse, esto es un sin sentido- exclamó la joven de cabello aguamarina corriendo hacia el joven de negro, agarrando su brazo pero en ese momento él la aventó, esa distracción fue aprovechada por el príncipe quien, enfurecido por lo que había presenciado se abalanzó contra su adversario.

-¿Cómo te atreves?- comenzó a dar golpes con la espada, lo que hizo retroceder al otro muchacho hasta que logró desarmarlo. –Ríndete- dijo con un tono triunfal. En ese momento apareció la dama de compañía de la princesa acompañada de un par de soldados que se llevaron al villano arrestado. El príncipe corrió hacia donde se encontraba la hermosa joven aún en el suelo, se hincó frente a ella y le ofreció la mano para ayudarla a incorporarse. Toda la audiencia se encontraba ligeramente inclinados hacia delante, expectantes de la escena. Los dos jóvenes se quedaron en silencio tomándose de las manos y viéndose directamente a los ojos, no se escuchaba ni un murmullo en el recinto. Haruka sintió algo extraño al verla tan despampanante, no podía apartar la mirada de la chica y sintió como si la respiración se le hubiera detenido y la mente se le puso en blanco.

-Muchas gracias por salvarme- dijo la bella joven siguiendo las líneas del parlamento que le tocaba. Pasaron unos segundos y no vio ninguna reacción de su hermano, parecía en un extraño trance, tal vez eran los nervios que al fin se habían terminado de apoderar de él, así que apretó su mano como señal para que continuara con la escena.

-Es increíble lo hermosa que eres- respondió el rubio con una sonrisa, viéndola intensamente. Michiru, al escucharlo lo vio un poco extrañada, recorrió su rostro con la mirada hasta concluir en los profundos ojos azules del joven –Envidio al viento que puede rozar tus mejillas cuando quiera, y a la Luna que puede verte dormir cada noche- los ojos de Michiru se abrieron ligeramente al escucharlo, las palabras salían de su boca de forma tan natural como un río fluye buscando al mar. El corazón de la joven comenzó a latir rápidamente, y sentía que se perdía en los ojos azules que la observaban intensamente. Ambos estaban perdidos en los ojos del otro, su respiración se agitaba ligeramente por la intensidad del momento mientras las miradas de todos los presentes se encontraban pendientes de cada minúsculo movimiento que efectuaban.

-¿Esto es real?- dijo Michiru en una voz casi inaudible, sin apartar la mirada del rostro de su acompañante. La iluminación del teatro creaba una atmósfera especial, un aura mágica los rodeaba. Era como si no existiera nadie más, y el tiempo se hubiera detenido.

-Al parecer si…- respondió el príncipe por inercia. El público estaba totalmente en silencio, expectante de lo que ocurriría, el momento más deseado de la noche parecía al fin llegar. Tras bambalinas todos observaban boquiabiertos, igual que todas las personas en las butacas. Shiori tenía la cortina agarrada, sus puños apretaban la tela con todas sus fuerzas por la emoción, mientras su novio se asomaba por encima de ella. Un par de hermosos ojos verdes, incrédulos observaban la escena desde un rincón tras bambalinas. El joven comenzó a inclinarse lentamente hacia su acompañante, estaba a escasos centímetros de cerrar la distancia entre ellos, los ojos de todos estaban abiertos al máximo mientras ambos jóvenes cerraron los ojos y… súbitamente el telón se cerró. El ruido de las telas cayendo sacó a la pareja de su trance, abriendo los ojos, viéndose el uno al otro con una expresión entre sorpresa e intriga, con los ceños ligeramente fruncidos.

-¡No jueguen, eso fue super intenso!- escucharon la voz de Shiori quien se acercó a ellos totalmente eufórica -Realmente pensé que iban a besarse - dijo llevándose las manos a la cabeza, esto los hizo reaccionar y se soltaron, desviando ligeramente la mirada –Todos estaban al borde de sus asientos- seguía hablando y hablando por la emoción hasta que su novio colocó una mano sobre su hombro para tranquilizarla.

-Muy bien muchachos, eso estuvo excelente- dijo sor Rose parándose entre los actores –ahora prepárense para dar las gracias- dio un par de aplausos ligeros y volteó a ver a todos los jóvenes –anden, anden acomódense muchachos- los apresuró para hacer una línea frente al telón. Ya que todos estaban listos subieron la cortina roja y la gente del público comenzó a aplaudir, silbar, estaban muy contentos. Haruka se encontraba a un par de personas de Michiru, volteó a verla sonriendo, ella lo vio y movió los labios diciendo "gracias" y sonrió tímidamente. Su hermano sonrió y ambos volvieron la cabeza hacia el público, dando una reverencia junto con los demás actores. Se volvieron a cerrar las cortinas y ahora si llegó el momento de las felicitaciones. Los demás actores y la gente del staff hicieron un círculo y se felicitaban entre ellos. Las chicas estaban alrededor de Michiru emocionadas, platicando con ella, mientras Takuma agarró a Haruka por el cuello haciéndole un ligero candado con el brazo derecho y con la otra mano lo despeinaba. Todos estaban riendo y felices, todavía sacudiéndose un poco los nervios de lo que acababa de pasar. Estaban tan distraídos que no se dieron cuenta que desde atrás, una chica de cabello negro, con los brazos cruzados, los observaba detenidamente, especialmente a Haruka y a Michiru. No perdía detalle de sus movimientos, analizaba cada uno de ellos pensativa.

27noviembre2014

Al fin, uno más