The Conspirancy

Capitulo 14: La orden de Lord Voldemort

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A una distancia considerable, el mítico castillo de Hogwarts se erguía con hegemonía sobre el paisaje verdoso. El mago más tenebroso de todos los tiempos, como era llamado comúnmente, miró a aquella construcción con detenimiento y fervor desgarrador. No era para nada un secreto que ahí se encontraba su objetivo principal, y la gloria se escondía detrás de sus muros antiguos que alguna vez fueron su hogar. Miró sus manos pálidas y largas; venció a la muerte una vez, aún cuando el mundo pensó que se quemaba en el infierno, volvió a nacer de sus cenizas más ambicioso y poderoso que nunca, con la idea certera de que estas vez nada ni nadie lo iba a detener jamás. Oyó unos pasos firmes contra el pasto crecido, reconoció al instante el par de botas características de Lucius Malfoy.

-Mi señor-llamó despacio-, ya e dado las ordenes que me pidió.

Voldemort se volvió rápido, recordó el asunto que tenía que arreglar con Malfoy.

-Todo ha salido bien- dijo con voz de piedra-, excepto una cosa…

La pausa siguiente agrego una tensión al cuerpo de Malfoy, sentía que el estómago le daba vueltas por la ansiedad.

-Lo único que nos ha fallado, no, -sonrió demencial- él único que me ha fallado es tu hijo, Lucius.

Poco a poco sintió venir aquella reclamación, Draco se había refugiado bajo la fortaleza de Hogwarts, no sabía si estaba de su lado o no, puesto que su hijo evitó cuantas veces pudo decirle sus movimientos y aclararle de una buena vez que era que estaba pasando ahí dentro.

-Mi señor, yo…

-Mátalo-ordenó secamente.

Ni siquiera cerró la boca cuando fue interrumpido, aún su cerebro pareció adormilarse y era incapaz de conectar sus ideas claramente, como si no hubiera entendido aquellas claras palabras del Lord.

-No puedo arriesgarme, Lucius. -dijo el Lord con su voz característica- Tu hijo no parece estar de mi lado, te lo advertí antes, eliminaré a todo aquel obstáculo que se cruce en mi camino, aún cuando tuviera que matarlos a todos ustedes.

-Pero mi señor…

-¡Hazlo!-gritó con voz potente.

Malfoy agachó la mirada sin poder contestar, sentía una amargura raspando su garganta, a tal grado que parecía quemarle la piel. Aceptó con la cabeza y se dio media vuelta para ir a cumplir su misión: Después de todo, juró lealtad eterna a Lord Voldemort.

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La luz rojiza bañó cada elemento del horizonte, la señal más clara de que el sol estaba punto de ponerse. Incluso el bosque prohibido se vio un poco más cálido, pero sin quitarle esa vista de peligro a los lugares que aún tenían una sombra oscura, como si quisiera avisarle hasta al más incauto de su poder inmenso. Lederman observó atento la escena, pero su rostro mostraba gran preocupación. Al volverse miró la pluma mágica, que hacía cuatro horas escribió su última carta, y, para desgracia de Lederman, ninguna respuesta 

visible se avecinaba, según parecía. Su ojo izquierdo le dolía horrorosamente, y junto con él, toda la parte izquierda de su cabeza quería estallar por el dolor constante. Tenía la mente saturada debido a tantas cosas que le pasaron y no encontraba consuelo alguno, o manera de descargar esa ansiedad en todo su cuerpo, la desesperación se había apoderado de él poco a poco. Volvió a mirar el bosque prohibido por la ventana, y de pronto sintió tanta sorpresa y alivio cuando distinguió un animal poco usual moviéndose entre la hierba. Se trataba de un tejón que arrastraba una maleta de cuero marrón, que bien le superaba en peso y tamaño. Lederman encendió su varita con una luz verde, captando curiosamente la atención del animal, que se levantó sobre sus dos patas y movió la cabeza varias veces, sin perder tiempo, el profesor de Hogwarts se precipitó al lugar donde estaba el animal, y llegó ahí en pocos minutos.

-Tendrás que ocultarte en mi capa -le dijo al tejón-, si te ven sospecharan de mi.

El tejón le hizo caso y se oculto en su espalda bajo la túnica, Lederman recogió la maleta y se la colgó en un hombro con sumo cuidado, después emprendió el viaje de regreso a su despacho. Cuando llegó, puso la maleta con cuidado sobre su cama, y el tejón saltó al piso, minutos después, el viejo Johannes apareció frente a él.

-Siento la tardanza-dijo el hombre-, estábamos algo lejos.

-No hay problema, agradezco que hayas venido.

-Recuéstate, te revisaré en unos minutos.

Lederman obedeció, se dejó caer exhausto sobre su cama, mientras Johannes sacaba unos extraños instrumentos color plata de la maleta, que traía cuidadosamente envueltos, sacó también varias botellitas que contenían pócimas y algunas hierbas extrañas. Se sentó junto a él y con la mano fina de un experto palpó las zonas alrededor de su ojo izquierdo.

-¿Hace cuánto que no puedes ver?-pregunto mientras revisaba.

-Creo que cuatro horas, me duele mucho y no ha dejado de molestarme, ni siquiera la poción funcionó.

-Ya veo-dijo Johannes.

Johannes tomó una botella de pócima de un color oscuro y vació un poco sobre un gran algodón; con cuidado colocó el algodón sobre el ojo izquierdo, pidió a Lederman que no lo cerrara y dejara que la poción entrara a su cuerpo.

-Puedes abrir y cerrar tu ojo para que lo absorba mejor-explicó el hombre-, esto anestesiará la mitad de tu rostro, así que no te preocupes si no la sientes.

Se volvió y tomó un par de instrumentos plateados, y miró su reloj para observar cuanto tiempo había pasado.

-Esto jamás me ocurrió antes-dijo Lederman-, me dolía, hasta llego a sangrarme un poco, pero no dejó nunca de funcionar, ¿qué me pasa?

Con los instrumentos, Johannes comenzó a explorar el ojo de Lederman lentamente, para vigilar su movilidad y el estado de su ojo.

-Lo que hicimos contigo fue algo arriesgado-explico mientras trabajaba-, pudiste morir, pero lograste algo grandioso e inigualable, lógicamente todo tiene sus consecuencias y sabíamos que existía la posibilidad de que tu cuerpo tuviera algunos defectos y hasta fallarte de vez en cuando, pero…

Ethan tragó saliva, pensó en lo peor durante la pausa siguiente, antes de que él continuara.

-La ciencia y a veces la magia no pueden explicar la naturaleza humana-explico Johannes-, yo mismo, que he combinado la ciencia con la magia para curar, no puedo encontrar alguna razón para esto…

-Dímelo ya, Johannes-pidió Ethan.

-Cada parte de nuestro cuerpo resguarda, de alguna manera, parte de nuestra esencia y alma; no son sólo pedazos de carne, si no que nos pertenecen tienen algo nuestro guardado-se aclaró la garganta-, yo creo que tu cuerpo ha comenzado a reclamar su parte original.

Contuvo el impulso de voltear rápidamente, lo reemplazó con un apretón a las sábanas de la cama.

- ¿Eso qué quiere decir?

- Quiere decir que la persona que tiene tu ojo verdadero está ahora en Hogwarts -reveló-, y tu cuerpo está pidiendo que su ojo vuelva a su lugar.

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Harry Potter se miró a un espejo. Con su mirada, estudió cada parte de su cuerpo detalladamente; cada rasgo, cada marca, cada pequeño detalle que su apariencia tenía fue analizado minuciosamente por el par de ojos verdes de Harry. Para él, todo eso no era más que el cuerpo de un extraño, sentía que era un alma atrapada en un cuerpo que no le pertenecía, y que era su condena para toda la eternidad.

Un viento entró por la ventana contigua sacudiendo la melena negra del muchacho, meneando curiosamente sus cabellos en un vaivén continuo; las explicaciones no bastaban, aunque el sacrificio tuviera una recompensa, adaptarse de nuevo a todo era un retroceso para él. Las noches en la cueva oscura, pensando en las memorias olvidadas, en los recuerdos perdidos en alguna parte de su memoria, aquellos momentos que se volvieron tan intensos. Cerró los ojos con fuerza, pensando que ahora tenía que vivir otra vida, sonreír a extraños conocidos y acostumbrarse a tiempos y espacios que él no reconocía, pero que la gente decía que debía reconocer…

Sintió rencor desenfrenado, el verde se volvió fuego cuando se miró de nuevo al espejo. Odiaba su cuerpo, y odiaba su nueva vida. En un arrebato de ira, tomó la varita de su bolsillo y se la apunto al rostro. Una sonrisa de ironía y malicia se encorvó en sus labios pálidos; jugó con la muerte cuando pasó la punta de la varita por su cuello, quiso probar de nuevo la paz del dejar de existir otra vez.

-Avada…

Un grito le hizo volverse. Hermione estaba parada en la puerta de la habitación con la mirada temblando de la impresión, se abalanzó sobre él con fuerza, pero Harry la detuvo poniéndole una mano fuerte en el pecho.

-¡¿Qué crees que haces?!-gritó ella desesperada.

Harry no respondió, le sonrió de manera extraña y tomó una de sus manos, depositándole su varita y obligándola a que apuntara a él de nuevo.

-Inténtalo -le pidió con cinismo-, si eres mi mejor amiga, ¿por qué no me quitas el sufrimiento?

Quedó pasmada unos segundos, no lo podía creer.

-¡Estás loco!-grito- ¡Yo jamás haría eso!

Enfureció de nuevo y tiró a Hermione hacia unas viejas cajas llenas de pergaminos.

-¡Entonces lárgate!, ¡No te entrometas!

Sin decir más, Harry se apuntó de nuevo la varia al pecho, "Avada…" pronunció lentamente. Hermione ahogó un grito desesperado, sin embargo, pasó algo inesperado. Cuando Harry iba a pronunciar la segunda parte de la maldición, su cuerpo se estremeció y comenzó a retorcerse de dolor, la castaña contemplaba atónita la escena, sin ser capaz de mover un solo músculo. Harry emitió un grito sonoro y del más puro dolor, fue entonces cuando Hermione reaccionó y se incorporó para ayudarlo. Sorprendentemente, él la abrazó con tanta fuerza, que sus dedos podían haber quedado marcados en su espalda.

-¡¿Qué te pasa?!-preguntó alarmada.

Harry emitió un chillido, la parte izquierda de su espalda le quemaba con fuerza desmedida, y sólo él sabía la razón, y no estaba dispuesto a decírsela a Hermione. De pronto, el dolor cesó y él dejó de retorcerse.

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Draco Malfoy caminaba exaltado por los pasillos del castillo, en su mano derecha sostenía un pedazo de pergamino arrugado y amarillento. Se detuvo en un ventanal donde se podía ver claramente el bosque prohibido, buscó con la mirada algún indicio de que él estaba ahí, pero no vio nada. Siguió exasperado hasta encontrar la salida más próxima a las afueras del castillo. Por un momento pensó en regresar, pero tenía bien presente que estar evitándolo sería inútil, de alguna manera la situación se volvería aún más complicada. Salió por una puerta y bajó una escalinata de piedra; momentos después yacía parado frente al bosque prohibido con la mirada expectante.

-Sé que éstas ahí -dijo-, estamos seguros aquí.

Sus palabras lograron que la persona que esperaba saliera de su escondite. Lucius Malfoy salió de detrás de un árbol y se quitó la capucha.

-Es bueno volverte a ver-le dijo con falsa cordialidad.

-Dime a que has venido-pidió altaneramente-, no tengo mucho tiempo.

Lucius sonrió, pero algunos músculos de su cara delataban una expresión extraña en su rostro.

-No has jugado muy bien tus piezas, Draco - dijo arrastrando las palabras-. Estás en un grave problema.

Draco no se inmutó, permaneció parado y expectante.

-Dime hijo, ¿has hecho lo que te he pedido? Sabes que Lord Voldemort está impaciente.

-Está ya todo hecho-le dijo distraído.

-¿Estas completamente seguro de que todo ya esta asegurado?

-No es mi problema, es ahora su trabajo -contesto rápido-. ¿Eso es todo?

-No. Draco, sin tu apoyo esto no funcionará como debe -dijo Lucius-, es necesario que sientes cabeza y tomes de una buena vez tu posición.

Sintió que fue lo suficientemente persuasivo para que su hijo sentara cabeza, pero Draco no cedió.

-Las cosas están ya hechas, y de ahora en adelante yo no quiero saber nada más de esto.

Lucius se movió sorprendido y enojado, no le dio crédito a sus oídos. ¿Qué no lo apoyaría ya?

-Han pasado muchas cosas-continuó Draco-, yo más que nadie estaba tan emocionado por servir a Lord Voldemort y ser por fin digno de tu aprobación, sin embargo sólo perdí el tiempo, ¿sabes?

El señor Malfoy permaneció en silencio.

-Mi madre cayó enferma, pero tú no fuiste capaz de irla a ver ningún día, a pesar de que su estado fue grave y yo no pude salir de Hogwarts por la estúpida misión. Me empeñé en que todo saliera bien, pero no parece satisfacerte nada de lo que hago.

-¡Esto es por la causa, los sangre sucia caerán por fin!-refutó Malfoy.

-No lo entiendes-le dijo Draco con la mirada intensa-, yo no hacía esto por Voldemort, ni siquiera por el orgullo de la familia, si no por ganar por primera vez tu aprobación y me he dado cuenta de eso. Yo ya he cumplido padre, ahora déjame en paz para seguir adelante, con o sin ti.

La furia de Lucius Malfoy se acrecentó a medida que Draco hablaba. Se sintió traicionado por todo lo que, según él, había hecho por su hijo y su familia, sabía que Narcisa entendería su ausencia, pero no creyó nunca que Draco sería un desertor.

-¡Ser un desertor es peor que ser un traidor! -grito enfurecido-, ¡Eres un cobarde mal agradecido!

-¡No!, ¡Ya complete mi última misión para Lord Voldemort!

Los ánimos se atizaron cuando Draco se dio media vuelta para irse. En un acto de rabia, Lucius Malfoy sacó y apuntó la varita hacia su hijo, y con ferocidad pronunció ¡"Avada Kedravra"!. Draco no reaccionó a tiempo, y el hechizo casi le impacta el pecho, de no ser por una fuerza rara que lo empujó. Con rapidez se incorporó para encontrarse con que, ha varios metros de ahí, Hermione estaba parada con su varita apuntándole, ella era quien lo había salvado.

-¡Es el colmo ser salvado por una sangre sucia!- gritó Lucius.

Hermione se volvió hacia el señor Malfoy.

-¡Lárguese de aquí o morirá!-grito amenazante- ¡Dumbledore vendrá por usted!

Lucius rió con cinismo.

-¡Ninguna sangre sucia me dirá que hacer!-gritó, después le apuntó con la varita- ¡Crucio!

El hechizo hizo que Hermione se retorciera de dolor en el piso, pero justo cuando Draco iba a maldecir a su padre, un segundo hechizo lo impactó por la izquierda. A la distancia, Ethan Lederman se acercaba rápidamente hacía ellos, lucía claramente enfurecido y tenía su ojo izquierdo parchado.

-¡Detente Lucius Malfoy!-ordenó.

Malfoy se incorporó y lanzó un hechizo que fue evadido por Lederman.

-¡¿Otra vez tú?!-gritó enojado.

Draco corrió a ver el estado de Hermione, estaba inconciente a causa de que el hechizo había sido bastante poderoso. Mientras tanto, Lucius y Lederman peleaban con tenacidad y furia, lanzándose maldiciones e hiriéndose en varias ocasiones, Draco reaccionó y lanzo un Expelliarmus que desarmó a su padre rápidamente.

-¡Ya sabrás de mí, Draco!

Diciendo esto, se escabulló en el bosque prohibido, perdiéndose entre su maleza y sin oportunidad de poder seguirlo. Lederman estaba herido y Hermione inconsciente cuando Lawrence DuBois y un grupo de Aurores llegaron apresuradamente a la escena.

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¡Hola!

Bueno bueno, aunque aseguraron que había muerto de nuevo xD, no, ¡sigo viva! Pero desgraciadamente con menos tiempo que antes, pido una disculpa, pero son situaciones ajenas a mi voluntad. En mi preparatoria piden servicio y prácticas, a veces ya no encuentro tiempo, es mi último año y ya para en junio tengo mi examen para la universidad, estoy bastante nerviosa. Pero en fin, mi pasión es escribir y aunque tenga que estar por ahí como pueda escribiendo lo haré.

Gracias a todos los que me dejaron reviews, ya saben que se los agradezco inmensamente y la única manera de pagarles es tratar de hacer las cosas mejores cada día. ¡Gracias!

JP un millón de gracias de nuevo, no sé lo que haría sin tí, aún sigo siendo despistada en algunas cosas como vez, pero leo cuanto puedo y practico. Tengo un pequeño problema, con las prisas a veces malinterpreto el significado de algunas palabras (como ya te diste cuenta), es puro despiste y lo corregiré, diccionario diccionario. ¡Gracias JP!

Bueno un gran saludo y espero estén bien.

SilverWomen