¿Una copa de sake…?

Por: Okashira janet

Antes que nada aclarar lo de siempre, Rurouni Kenshin obviamente no me pertenece es obra del magnifico Nobuhiro Watsuki a quien debemos la invención de cierto grupo de ninjas Oniwabanshu, debo advertir también que el personaje esta algo OOC pero ¿Qué querían? Éste fue uno de mis primeros fics, je,je, sin más comenzamos.

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El maestro Hiko se detuvo frente al Aoiya, solo un pensamiento ocupaba su mente, solo un deseo motivaba su ser, su gran y musculoso cuerpo era impulsado hacia delante con ansia por… ¡Emborrachar al cubo de hielo Aoshi Shinomori, ex okashira de los Oniwabanshu y chico amargado del grupo de amigos!.

Haciendo gala de su "apuesta persona" consiguió que Okon (con corazoncitos en los ojos) le dijera que el ninja se encontraba en el templo.

Nada más entrar, el maestro le ofreció unos buenos tragos de sake al muchacho, el joven aun sin saber muy bien que es lo que estaba pasando declino fríamente el ofrecimiento, "él no gustaba del licor", estaba sumamente completo con las tazas de té que Misao le hacia el favor de llevarle por la tarde.

-Shinomori, tomare como una ofensa que no aceptes siquiera una copa, es que, veras, últimamente he estado algo deprimido, antes mi estupido pupilo me acompañaba en mi dolor, pero ahora no esta y yo… bueno Shinomori yo te veo como a un hijo…- el maestro había soltado todo su teatrito en un tono muy melancólico, muy sereno, muy maduro… muy actuado… pero Aoshi que nunca había sido muy bueno en descubrir las bromas debido a que nadie jamás se había atrevido a osar hacer algo por el estilo con su persona se quedo más helado de lo normal al oír la declaración de Hiko ¿Lo veía como a un hijo?, eso él no lo sabía, si era sincero su relación con el maestro de Kenshin era inexistente, o al menos eso era lo que él siempre había pensado, es decir ¿Qué tanto contacto había tenido con el imponente hombre?, si mal no recordaba habían intercambiado un cordial "Hmp" cuando se habían visto después de la pelea contra Shishio y eso era todo.

-Shinomori, te pido esto como un hombre que necesita de la ayuda de otro para recuperarse de sus penas- los ojos del maestro eran profundos, eran oscuros y aunque el Ninja no tenía modo de averiguarlo también eran maquiavélicos.

-Supongo…- dudó por unos instantes, realmente el sake no era algo que fuera con él, no encajaba con su persona, pero seguramente sería una ofensa para Kenshin el que mandara a su maestro por un tubo sin más.

-¿Y bien?- las cejas oscuras del maestro se levantaron interrogantes.

-Solo una copa- él a su vez cerró los ojos sin abandonar su pose de meditación, tomaría una copa y luego lo más cortésmente posible echaría al maestro del templo, ya bastante tenía con que le interrumpieran su meditación.

-¡Perfecto!- el maestro a su vez había sacado una garrafa que extrañamente parecía llevar preparada y lista para la ocasión en su espalda, nuevamente sus ojos oscuros brillaron, había perdido una apuesta contra ese idiota del Sagara y no se iría sin cumplir su misión "No podrá emborracharlo" había dicho el chico "Es un amargado" pero para Hiko Seijuro no había imposibles y lo iba a demostrar.

2 HORAS DESPUES.

-Aoshi-hip, ¡me voy hijoooooo!.. hip… salúdame a mi futura nuera…. ¿Te había dicho antes..hip…que en verdad me gusta esa co-co-madreja para ti? cuídate-hip- El maestro salio entonces dando tumbos del templo, había tenido que beber el doble de alcohol que Aoshi para convencerlo de que realmente tenía una crisis personal, ¿Hacía cuanto que no se emborrachaba de esa manera?, si no mal recordaba la ultima vez había sido cuando Kenshin le había preguntado de donde venían los niños y de aquella cuestión ya había pasado mucho tiempo, la cabeza le zumbaba y sentía que el piso se le movía, por cada tres copas que él se había tomado el Ninja solo se había tomado una pero había sido suficiente, el apuesto ex okashira estaba ahora tirado en el piso del templo murmurando frases incoherentes que tenían algo que ver con "¡Viva el más poderoso! y ¡muerte al lobo de Mibu!" sus ojos azul hielo ahora eran azul borracho, y su mente estaba feliz de poder usar su lengua para variar.

Era extraña esa nueva sensación de libertad de su cuerpo, como si todo flotara en un extraño limbo y apenas estaba por ponerse a analizar la increíble situación en la que se encontraba cuando de pronto escucho una voz que le susurraba al oído que saliera del templo, si hubiera estado en sus mejores momentos se hubiera preguntado quien demonios era el que le hablaba si estaba completamente solo en aquel lugar pero estando como estaba simplemente se dijo que no era mala idea, después de todo llevaba días ahí, entre arqueadas y con mala coordinación se levanto del suelo y se dirigió a las escaleras, su traserito canto un ¡Aleluya, gloria al padre! (Llevaba meses esperando su liberación), con cuidado se coloco en posición para bajar el primer escalón, su pie descendió temerosamente buscando piso…. No lo hallo….¡¿Quien puto olvido poner barandales a esas pinches escaleras?!.

-¡¡Ahhhhh!!- El grito de terror se oyó a kilómetros a la redonda pero nadie pensó que pudiera ser Aoshi ¿Aoshi sama? por favor si él ni siquiera hablaba.

¿Porque demonios las escaleras median 50 metros?, el pobre joven que había caído rodando, trastabillando y más asustado de lo que nunca había estado en la vida por pensar que su existencia acabaría patéticamente quebrándose el cuello contra un escalón se levantó frotándose su agraviado traserito, por un momento pensó en culpar de su desgracia a la malignas escaleras pero luego se dijo que la culpa era suya por andar usando esas sandalias de joto, con un movimiento de ambos pies las mando a volar quedando descalzo, ahora si, liberación para sus deditos.

Recuperando la compostura (la poca que a uno le puede quedar estando más borracho que una cuba) Aoshi camino muy digno, bueno, eso hasta notar con turbación que no tenía ni la más minima idea de hacía donde dirigirse, eso no se lo había preguntado, una cosa era salir del templo y otra muy diferente era tener a donde ir.

-Veamos…- susurró por lo bajo entrecerrando los ojos, el primer camino… bueno una vez cuando tenía seis años y se divertía cazando mariposas había tomado ese sendero para desaburrirse y había acabado en una cueva con un oso hibernando así que no era opción, el otro camino llevaba hacía el centro, un lugar demasiado abarrotado para alguien como él y la ultima opción…

-Al Aoiya- lo decidió con la gravedad de quien decide algo importantísimo en la vida sin ponerse a pensar que fuera del templo era el único lugar que visitaba, caminando casi alegremente cruzo el bosque para llegar al restaurante, a medio camino y con las plantas de los pies llenas de palitos y cuanta porquería empezó a arrepentirse de haber arrojado las sandalias.

Cuando una ardilla insensata se cruzó en su camino haciéndolo resbalar al pisar su peludo cuerpo supo que tenía que recuperar su calzado, pero volver por el no parecía una buena idea…

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Aoshi estaba bien sujeto a un árbol, sabía que alguien pasaría por ahí, tarde o temprano vería a su victima aparecer, de pronto un hombre gordito y aparentemente sin armas ni nada que lo defendiera apareció, caminaba despacio pensando en su esposa "O bella Sakura, cuando te vuelva a ver será el día más feliz de mi vida, quiero tenerte a mi lado, abrazarte y…" de pronto aquel Tarzan de la selva se descolgó de su árbol con un chillido de guerra.

-¡Ahhh!-

-¡¡¡POOOC!!!- Aoshi se sobo la cabeza ¿Dónde demonios estaba?, de pronto miro bajo de él y pudo ver que estaba sentado sobre el "hombre gordo, ojos en forma de espiral" que aventaba espuma por la boca, repentinamente dándose cuenta de lo que había hecho parpadeó como quien apenas es consciente de sus acciones y sintió algo de pena por el pobre hombre, solo el instante suficiente para arrancarle las sandalias, ponérselas y salir corriendo como alma que lleva el diablo en dirección al Aoiya.

Ya estando cerca y procurando caminar medianamente derecho el muchacho volvió a escuchar la extraña voz resonando en su cabeza, esta vez el llamado le decía que iba a entrar al restaurante y debía portarse serio, ni siquiera se paró a recapacitar en la orden y asintió con la cabeza, algo en su interior le decía que eso era lo correcto, que Aoshi Shinomori era un tipo serio.

Con gran calma se metió al restaurante y paseo su vista por el lugar, había mucha gente, todos los miembros del Oniwabanshu estaban ocupados corriendo de una mesa a otra, atendiendo a los clientes, a paso lento se sentó en una de las tantas mesas, un poco escondido, pegado a la pared, repentinamente le había empezado a doler un poco la cabeza y esa sensación de regresar lo poco que había comido no le gustaba nada, de pronto un grupo de jóvenes se sentó con el.

-Ja,ja,ja,ja Irosuma, eso que hiciste fue sumamente gracioso- comentó entre risas uno de ellos.

-¿Que hizo?- ni siquiera supo porque lo había preguntado, su lengua se había movido sola como si tuviera vida propia y sus ojos azul profundo se clavaron en el muchacho al tiempo que apoyaba los codos en la mesa.

-Hizo que uno de esos viejos locos que venden fruta en el mercado se cayera sobre los jitomates, ja,ja,ja fue muy divertido-.

-Ja,ja,ja- por un instante el joven okashira dejo escapar una risa ronca como si se uniera a la diversión pero un segundo después su semblante se mostró siniestro -Yo no le veo la gracia- Tomando una escoba que estaba recargada en la pared el joven se paro enfrente de los 4 muchachos y empezó a mostrar sus dotes ninjas (si eso que hacen en las películas de darle la vuelta al palo y pasarlo por debajo de una pierna y todo ese cuento para impresionarte).

-¡¡Demonios!!,¡Este viejo esta loco!- uno de los muchachos exclamó dando un paso hacía atrás y para Aoshi fue como si le tiraran encima un cubo de agua fría ¿Viejo?, ¿viejo? ¿A quien infiernos le estaban diciendo viejo? su ki se incremento hasta arder, de un rodillazo rompió la escoba en 2 ¡Ahora sí, las kodachis en acción!

-¡¡Ahh!!- los muchachos gritaron al salir corriendo despavoridos cuando el ninja quiso usar sus "kodachis" como tijeras para cortarle el pescuezo al atrevido joven que se había atrevido a llamarlo viejo.

-¿Ah?- Omasu volteó hacia el lugar donde juraría que había escuchado un grito pero no vio nada "que raro" pensó mientras ladeaba la cabeza.

-¡Omasu, baja de la luna y ayúdame con estos platos!- pero la intriga de la castaña no pudo durar mucho tiempo porque ya su joven okashira gritaba de una manera un tanto escandalosa mientras una pila de platos se balanceaba peligrosamente de un lado a otro entre sus brazos.

-Ya voy, ya voy- con desenfado la jovencita fue en auxilio de la chica de larga trenza y algunas mesas más lejos algo en el corazón (ebrio) de Aoshi saltó al escuchar la escandalosa voz que había clamado por ayuda, algo muy extraño estaba pasando, sintió como su corazón se emocionaba y latía a mil por hora bajo su pecho ¿Qué sucedía con él?

En ese instante un hombre algo viejo (y también un poco borracho) se sentó al lado del joven Ninja dejándose caer de mala manera.

-La vida..hip..no vale nada- dijo sacudiendo fervientemente la mano frente a los ojos de Aoshi.

-¿Por que lo dice?- él muchacho sacudió la cabeza (seguir con la vista el movimiento de la mano del anciano lo había mareado).

-Sin la mujer..hip..que amas…hip.. a tu lado..hip…la vida no vale nada-.

-Completamente de acuerdo- Aoshi asintió como si estuvieran concertando un secreto de estado y le pasó un brazo conciliador por los hombros al anciano, hacía tanto tiempo que no hablaba con nadie ajeno al Aoiya que algo dentro de él lo hacía sentirse motivado.

-Cuando tengas tu-tu-tu mujer a tu lado hijo hip, no la dejes ir, acércate a ella, abrázala, bésala, muérdele la oreja- el anciano se fue levantado y poniéndole mas pasión a su discurso -Recorre con tus manos su cuerpo, ¡Arrójala sobre el futón y cuando este ahí…!- el viejito tenía la mano empuñada en señal de victoria, Aoshi esperaba impaciente el acto final.

-¿Y cuando este ahí….?- preguntó con impaciencia, realmente el discurso del anciano le había llegado muy hondo.

-¡Cuando este ahí…!- el anciano tenía la mano aún en alto pero sus piernas parecían un tanto temblorosas y su rostro empezaba a adquirir una extraña tonalidad.

-¿Cuándo este ahí?- cada vez mas impaciente Aoshi lo alentó a continuar y entonces…

-¡Puajjjj!!- hizo el viejito mientras caía encima de Aoshi vomitando su camisa blanca nueva estilo occidental.

…………..

Minutos más tarde y viéndose obligado a quitarse la camisa para no llevar esa extraña mezcla de liquido embriagador y restos de algo que definitivamente no quería averiguar Aoshi se dijo a si mismo que jamás volvería a intentar hacer conversación con alguien ajeno al Aoiya, sí, ahora recordaba sus motivos para ser un antisocial en primera instancia. Aún algo mareado y con el ceño fruncido terminaba de limpiarse cuando la extraña voz que lo había venido guiando desde su salida del templo le ordenó que volviera al restaurante, por unos escasos segundos pensó en negarse, si se ponía a analizar la "voz" no le había hecho pasar más que desgracias, pero al instante siguiente se le olvido lo que estaba pensando y volvió a obedecer como el corderito que en condiciones normales no era ni por asomo.

Esta vez al entrar al lugar descubrió una mesa llena de hombres jóvenes pegada a la puerta donde se llevaba a cabo una curiosa conversación.

-Sí, cada vez esta mas bonita-

-No se puede dudar, se esta convirtiendo en una diosa-

-Misao Makimachi quisiera besarte ese par de piernas…-

¿Misao Makimachi? la respiración de Aoshi se fue convirtiendo en un jadeo furioso, como mataría a ese trío de jóvenes pervertidos ¡Esperen a que recuperara sus kodachis! los dejaría tan irreconocibles que les iban a dar ganas de llorar, con rapidez se puso a buscar sus 2 palos de escoba pero todavía no los divisaba cuando una musical voz se dejo escuchar.

-Su cuenta- el joven giró la vista al oír la voz tan familiar, Misao se inclinaba hacia delante dándole la cuenta a un joven cliente mientras le dirigía una gran sonrisa.

Aoshi olvidó las kodachis, olvidó a los jóvenes pervertidos, por kami que olvidó hasta su propio nombre, Misao llevaba su boquita pintada y en su traje ninja resaltaban sus piernas blancas endemoniadamente sensuales.

Sin darse cuenta de la presencia del joven la chica se dio la vuelta y se alejo hacía la cocina, debía acomodar los trastes que casi se le habían caído por un pelo y además debía decirle a Shiro que prepara la orden de la mesa 6, por su parte el apuesto joven se dejo caer pesadamente en el tatami ¿Qué diablos había sido eso? su mente embriagada ya no era obstáculo para su corazón que le gritaba aceleradamente "¡La amamos Aoshi, la amamos, eso es lo que pasa, es la mujer de nuestra vida!" ¿La mujer de su vida?, sentía el corazón galopar dentro de su pecho como un potro salvaje y su sangre corriendo con una velocidad inusitada por sus pómulos, con asombro recordó lo que le había dicho el anciano hace unos pocos segundos ¡Era cierto!, le había dicho que cuando viera a la mujer de su vida no debía dejarla escapar, entonces lo primero que debía hacer era acercarse a ella y morderle el cuello ¿O era la boca?, bueno, no importaba, lo importante era que debía hacerlo así que acto seguido se levantó del tatami y corrió (haciendo unas cuantas eses) en persecución de Misao.

-Misao ¿Puedes ir por unas facturas que deje en la oficina?- Okina que por primera vez no se encontraba persiguiendo chicas se encontraba sentado frunciendo el ceño frente a un enorme montón de papeles, llevar un restaurante no era tan fácil como parecía.

-¡Por supuesto!- la chica contestó con brios y salió corriendo hacía las escaleras feliz de descansar un momento del caliente ambiente de la cocina, el viejo soltó un suspiro al verla alejarse y estaba por volver a su quehacer cuando un perturbado Aoshi entró en el lugar y podía decir "perturbado" porque su cara parecía un poema mientras cerraba de golpe la puerta al tiempo que un montón de gritos de mujeres se escuchaba a sus espaldas ¡¿Y como no iban a gritar?!, el muchacho que para muchos era el mas apuesto de todo Kyoto había decidido por alguna extraña razón que ese día andaría por ahí sin camisa alborotando hormonas femeninas

-¡Muchacho, pero que…!- pero el anciano ni siquiera fue escuchado, el joven Ninja había llegado justo a tiempo para ver como unas jóvenes piernas desaparecían al final de las escaleras.

-¡Espera Misao, quiero besarte, tenerte, morderte, tirarte en el futón…!- el joven corrió dando tumbos tras de la chica que no lo escucho en absoluto, no así Okina que se levanto espantado.

-¡Pero Aoshi!, ¿Qué es lo que quieres hacerle a mi niña?, degenerado, hentai, abusivo, súper Okina al rescate, yo te defenderé mi bella nieta-Y sin perder tiempo el anciano también corrió lo más rápido que se lo permitieron sus decrepitas piernas tras quien había sido anteriormente el Okashira del grupo.

Mientras tanto Aoshi estaba cerca, muy cerca de la oficina de Okina, con sigilo se asomó a la puerta, Misao estaba inclinada buscando los papeles, sus piernas, ese par de piernas que lo llamaban se mostraban sin pudor solo para él , el joven dio un paso y…

-Ven acá muchacho degenerado- Okina jaló de una oreja al musculoso muchacho como si en vez de tratarse de él no fuera más que otro simple niño, no le importaba si Aoshi lo hacia trizas ,no dejaría que le hiciera daño a su preciosa Misao.

-Pero…- el viejo abrió los ojos desmesuradamente, Aoshi apestaba a sake, sus ojos estaban perdidos y parecía, sí, no había duda, una sonrisa (muy borracha )cruzaba su cara -Muchacho ¿Has bebido?, pero ya sabes que tu cuerpo no aguanta el licor, el doctor ya te lo había dicho, se te sube muy rápido a la cabeza- pero el anciano no pudo decir más porque el joven Ninja cuan largo como era le paso el brazo por los hombros y se dejo caer sobre él.

-Okina ¿pero que esta pasando?, ¿Qué le sucede al señor Aoshi?- Misao había salido ya de la oficina y veía sorprendida la escena.

-He, nada, je,je, Aoshi solo toma una siesta mi ángel, sí eso es todo-

-Misao… - aún perdido entre sueños el joven susurró tan levemente que ni Okina alcanzo a oírlo -Yo te amo…- y acto seguido se entregó al mundo de los sueños.

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Notas de Okashira Janet: Bueno, debido a que por culpa de Ayann (ha,ha) he entrado a la campaña por mejorar los fics me he puesto a re-editar mis primeros fics, en esta ocasión he metido un montón de narración y he borrado un montón de groserías que a mi gusto salían sobrando (aunque si nos ponemos a analizar este fic tuvo un montón de aceptación cuando salió a la luz hace ya tantos años), he dejado algunas de las frases más celebres aunque ahora no este muy de acuerdo con ellas, en cuanto pueda corrijo el capitulo número 2. Y pues muchas gracias por leer, le guardo un gran cariño a este fic porque aunque fue una gran tontería los lectores le dieron una bonita y calurosa acogida.

Mil besos.

RE-EDICION: 7 de Octubre del 2009 Miércoles