Comenzado 2 de Diciembre del 2006, a las 10: 35 A.m.

Enséñame a besar.

Ella necesitaba tener experiencia, él podría dársela. ¿Estaría bien jugar a darse besos?

1-.

Soltó un gemido, agarrándose la cabeza con sus manos. ¡Oh, no¡Tonta, tonta, tonta Kagome¿Cómo no pudo pensarlo¿Cómo no lo previno¡Estaba más claro que el agua! A él no le gustaban las chicas que no sabían besar, y ella era justamente una de esas chicas. ¿A quién se le ocurrió esperar a ese 'chico indicado'¿A quién?

¡Qué ilusa!

Ayumi sonrió nerviosamente, acariciándole la espalda en un gesto de contención pero nada daba resultado, simplemente Kagome se sentía demasiado desilusionada. Quería decirle: 'Te lo dije', pero sentía que aquello era ya de ser muy mala amiga.

–Oh, no, no, no –gemía Kagome, moviendo su cabeza en un gesto negativo, cómo aún no creyéndoselo -. ¡Dime que Eri se equivocó¡Dímelo!

Ayumi simplemente cerró los ojos y pronunció dos palabras. Kagome se puso azul, luego blanca y finalmente roja.

–¡No lo comprendo! –volvió a decir Kagome, apoyando su codo en el pupitre y sosteniendo su mentón con la palma de su mano -. ¿No estaría encantado de ser el 'primer beso' de una chica?

Ayumi se hincó, apoyando su mentón en el pupitre y encogiéndose de hombros, sin saber realmente que contestarle. Eso realmente era extraño, ese muchacho verdaderamente tenía muy buena suerte con las chicas y cualquiera se sentiría honrado de besar por primera vez los labios de una joven.

Este mundo era una locura.

–¡Anímate, Kagome! –saltó de pronto la de pelo rizado, sonriendo con optimismo -. Sólo ten esperanza, ya sabremos que hacer…

La chica de ojos chocolates alzó una ceja, mirándola como si estuviera pidiéndole que construyera un castillo medieval.

–¿Cómo quieres que tenga esperanzas si no sé besar? –murmuró bien bajo, no deseando que nadie escuchara pero en ese momento todos se habían quedado en silencio y las miraron con curiosidad.

Kagome se sonrojó furiosamente.

–¡Oe, Kagome!

Puso los ojos en blanco.

¡Ahora sí que su mundo se derrumbaba y todos estaban contra ella¡No podía ser que él viniera justo en un momento como este!

"¡Mou, hoy no es mi día de suerte!"

–¿Qué quieres? –preguntó entredientes, fijando su vista chocolate en la azulada del muchacho.

Él sonrió burlonamente.

–Me enteré que ese te rechazó –contestó, sonriendo hasta mostrar sus dientes y desordenándole el cabello -. ¡Mira que no tiene suerte, eh!

Ella volvió a ordenar su cabello, de un color negro azulado y unas pequeñas ondas finalizando con rizos en las puntas. Era bonita, aún que ella no lo reconocía; su cabello era algo espeso y muy suave, casi como la seda. Rodeaban su cara de niña, que era algo pálida.

Unos ojos chocolates se oscurecieron de la frustración. Él y sus estúpidos comentarios, cómo odiaba que se comportara de esa manera.

–Cállate –murmuró con amargura, soltando un suspiro y pensando en cómo sería mejor asesinarlo: ahorcarlo o a golpes -. Y miren quién habla. Kikyou también te rechazó.

El chico tomó una silla vacía y se sentó frente a Kagome. Ayumi los miró divertida y luego se levantó, diciéndoles que iba al bufé a comprar algo.

–Kikyou no me rechazó, simplemente no era de su tipo –se encogió de hombros y luego volvió a sonreír con burlería -. ¿Y por qué te rechazó¿Por tu cara de nena? .¿Por tu cabello¿Por tu cuerpo desfigurado?

Kagome gruñó amenazadoramente y sin soportarlo más, lo golpeó en la frente. ¡Mou, estúpido idiota¡Qué ganas de molestar tenían algunos!

–¡Cállate, InuYasha! –la voz de Kagome sonó un poco angustiada y el chico rápidamente adoptó una expresión seria -. Me rechazó porque… porque… –volvió a gemir, ocultando su rostro entre sus brazos -. ¡Porqué no sé besar!

InuYasha abrió los ojos y la miró confundido . ¡Tonterías¡Ningún chico con algo de cerebro dejaría escapar una oportunidad de besarse con una chica cómo ella!

Claro, nunca se lo diría.

–¡Oh, qué excusa más barata! –concedió InuYasha, asintiendo levemente como si recién le hubiera llegado la razón a su cerebro -. Realmente te los buscas¿eh?

Kagome lo miró de soslayo pero luego volvió a ocultarse entre sus brazos. Debía hacer algo, ese chico le gustaba mucho, demasiado… Estaba dispuesta a sacrificar su primer beso para que él la besara.

Sólo quería un beso, nada más.

Soltó un llorozo.

InuYasha la miró preocupado, mordiéndose el labio inferior. Al parecer ese chico le había pegado fuerte y odiaba ver a las mujeres llorar.

–¿Te gusta tanto? –fue lo único que pudo decir el joven, se encontraba bastante confundido por aquella reacción de Kagome.

–¡¿Y tú qué crees?! –recriminó Kagome, dejando ver su rostro manchado por las lágrimas -. ¡Mou, soy una tonta por llorar!

InuYasha soltó un suspiro algo cansado y buscó en el bolsillo de su uniforme un pañuelo. Se lo entregó casi con indiferencia, pero Kagome parecía algo confundida por aquella pequeña amabilidad que raramente se veía en él.

"Una vez al año, aprovéchalo, Kagome", se dijo la chica tomando el pañuelo con cuidado, pasándoselo por el rostro.

'Aprovéchalo', extrañamente, esas palabras resonaban constantemente en su cabeza. Todo el tiempo, como remordiéndole la conciencia, siendo cada vez más fuerte. Era extraño, pero una idea estúpida se estaba formando en su cabeza.

–Oye, InuYasha… –la voz, esta vez, le salió muy seria y madura para su gusto. Rápidamente, él la miró con curiosidad -. ¿Hace cuanto qué somos amigos?

Él abrió los ojos, cómo no esperándoselo. ¡Oh, claro¡Era extraño que ambos reconocieran siquiera que eran compañeros y Kagome venía diciendo desde hace cuánto que eran amigos! Bueno, él siempre la consolaba cuando se sentía mal porque su padre había fallecido, o cuando un chico –como ahora- la rechazaba.

Siempre le contaba muchas cosas y, aunque pelearan muy a menudo, estuvieron juntos en las buenas… y en las malas.

–¿Y eso que tiene que ver?

–¡Respóndeme! –chilló Kagome, pensando todavía en su estúpido plan que se había formado tan rápido en su cabeza.

"Quiero que sea atractivo"

InuYasha se encogió un poco, dándole miedo que gritara de esa forma.

–Desde… desde los tres –balbuceó confundido, esta vez estaba pensando seriamente en llamar a un especialista -. ¿Y qué con eso?

Una sonrisa dulce, tierna y amable se formó en los labios finos de Kagome.

Huh, esa sonrisa no le gustaba para nada.

–Quiero que encuentres un amigo (atractivo sería mucho mejor), que no le interese besar por primera vez a una chica –respondió Kagome con una gran sonrisa, mostrando sus dientes.

InuYasha la miró con ojos azules, abrumado por lo que acabó de escuchar. Luego de unos segundos conmocionado por la sorpresa, sacó su celular y buscó el número de Sesshômaru, pero recordó que lo había borrado.

–¿Perdiste un tornillo? –preguntó con suavidad InuYasha, mirándola como si de repente tuviera lepra.

–¡Mou, InuYasha! –exclamó Kagome, sintiéndose algo desolada -. ¡Quiero tener, al menos una vez, una historia con un chico atractivo!

–¿No te querías besar a Bobo?

–¡Su nombre es Hoyo! –recalcó Kagome con indignación.

InuYasha sonrió un poco, encontrándolo divertido pero luego esa sonrisa se apagó con rapidez. ¿Qué debía hacer?

Miró a Kagome, estudiándola detenidamente. Pasó de sus tupidas pestañas hasta la fina nariz, llegando a los rellenos pero delicados labios. Gruñó por lo bajo, desviando la mirada hacia la ventana, soltando un suspiro.

–¿Para qué quieres un amigo mío? –volvió a mirarla, esta vez sus ojos estaban algo oscurecidos y Kagome se extrañó un poco.

Eso sólo sucedía cuando él estaba realmente muy enojado. ¿Cuál sería entonces ese motivo¿Será que…? Sacudió la cabeza, sintiéndose nerviosa de pronto.

–Es que… –bajó la cabeza, encontrando su brillante plan un poco más idiota a cada segundo -. Si no he besado a nadie todavía, Hoyo no querrá que yo lo bese… Y de verdad me gusta gusta... y... –estaba muy confundida, realmente.

InuYasha soltó un suspiro cansado.

–Yo lo haré –sus mejillas se tiñeron de un rosa pálido, e iban tomando cada vez más color.

Kagome lo miró sorprendida, abriendo sus ojos como platos. Corrió la silla, haciendo un chillido exagerado y se levantó de un golpe.

–¡¿TÚ?!

–Baja la voz¿quieres?

Ella volvió a sentarse, sonrojándose furiosamente. ¿Besar a InuYasha? Se estremeció al imaginarse esa boca contra la suya, usando esa lengua no para molestarla… sino para besarla.

–Pero… pero… pero…

InuYasha estaba más rojo todavía.

–¡Keh! Es sólo para que no te beses con cualquiera –cerró los ojos, frunciendo el ceño, mirándola ahora fijamente -. No me digas que… no te parezco sexy –y le regaló su mejor sonrisa.

¡Oh!

Kagome volvió a sonrojarse, bajando la mirada. Él bromeaba siempre con que si era o no sexy, pero eso nunca dijo después de ofrecerse para besarla. ¿Qué le podía decir¿Si¿No¿Cómo podía calificarlo?

Lo miró de reojo, fijándose en ese cabello negro, en esos ojos azules y en esa boca. ¡Esa boca que siempre la molestaba¡Cuándo la abría era un adjetivo mordaz tras otro! Se movió inquieta, y soltó un suspiro.

No iba a negar que era atractivo, pero tampoco tenía comparación con Hoyo. A su lado, InuYasha era algo debilucho, flacucho y muy, muy alto. Su cabello era demasiado largo y lo hacia ver algo… femenino, mientras que el cabello de Hoyo era corto y varonil.

"Pero seguramente no tan suave como el de él…", dijo una voz en su cabeza.

El sonrojo volvió.

InuYasha era muy desordenado, siempre llevaba la chaqueta de la escuela abierta, no era muy bueno en Física y era demasiado arrogante, presumido e idiota, pero también era amable cuando quería, serio en los momentos precisos y cuando la quería hacer sentir bien… por muy pocas palabras, él lo lograba.

Además, con él compartió más cosas que Hoyo con ella…

¡Arg, era todo tan confuso y extraño!

–Yo… yo… no… no lo sé… él… es… b-bueno, tú… Er… yo… –tartamudeaba Kagome, pero un suave agarre por su mentón la silencio completamente.

Los ojos azules de InuYasha miraban fijamente sus labios, y la boca de él estaba entreabierta. Cerró los ojos fuertemente cuando empezó a acercarse peligrosamente.

"Me… me va… me va a besar… Mou… Y delante de todos… I… InuYasha… no baka…", pensó Kagome, sintiéndose muy nerviosa, su corazón latía de una forma tan rápida. Apretó los labios y esperó. "Q… que sea… rápido…"

Pero él desvió rápidamente su destino, besándole ahora en la comisura de su labio.

Su corazón se detuvo por unos momentos, y con muchísima más rapidez volvió a latir, llevándole la sangre a sus mejillas.

–Piénsalo, Kagome –le pidió con voz ronca, levantándose apenas el timbre empezó a sonar -. Nos vemos a la salida¿entendido? –y se esfumó.

Kagome estaba shokeada.

¡Tenía que verlo!

¡Oh, Kami!

¡Y… y encima le había gustado aquello!

Continuará…

¡Hola, es una nueva historia! Espero que les guste ;)

Esta historia es mía, solo y solo mía… sacado de un sueño y digitalizada. Tengo todos los derechos, pero no de los personajes, entendido?