Nota de Autor:

¡Hola por última vez en este fanfic! Sí, éste es el último capítulo¡el final! Y he de admitir que un poco nervioso estoy, porque a lo mejor el final no os termina de gustar, u os parece demasiado típico o eso... ¡así que quiero opinión SINCERA del capítulo y del fanfic en general eh! Y por supuesto eso supone dejarme review ¬¬ jaja Bueno, también he de pedir perdón por la tardanza, pero primero tuve semana de exámenes y luego las Fallas (que son sagradas), y claro, tiempo para escribir... ¡he tenido bastante poco! Por cierto, aprovecho para anunciar que no sé si seguiré escribiendo fanfics, porque quiero dar un salto adelante en mi sueño de ser escritor... Mi plan sería centrarme en participar en concursos literarios hasta verano y en verano empezar a preparar mi primer libro (cuyo argumento, por cierto, ya tengo planeado). De todas formas, una vez se empieza a escribir fanfics es muy difícil dejarlo¡es como una droga! jaja Así que si me veo con ganas y tiempo, empezaré alguno de los fanfics que tengo planeados (uno es de humor y de una locura detrás de otra, otro es más bien de suspense, estilo policíaco pero a lo mágico y el 3º y último sería estilo libro y tengo argumento para cientos de páginas, diría yo). ¡Ah, por cierto! Respecto a mi fanfic de Las Crónicas de Remus Lupin (el cual lo he dejado muy de lado desde que empecé este), pues quizá lo siga (suelo escribir poemas semanalmente así que... jaja), aunque no actualizaré asiduamente. Bueno, después de tooodo este rollo... y ante todo lo dicho... ¡espero que os guste como acaba el Último Desafío de los Merodeadores! Un fanfic de 11 capítulos de 11 páginas cada uno, debido a que mi número favorito es el 11. Y más importante aún, que haya producido algun sentimiento en vosotros, porque sino... ¿qué importancia tiene? Así que los que queráis seguir leyéndome, podéis hacerlo en los demás oneshoots y sino siempre podéis agregarme al msn o esperar unos pocos meses a que inaugure una página con mis obras de todo tipo. ¡Basta de royos! Ahora toca leer, así que... ¡Me despido con un gran abrazo y un sincero agradecimiento a toda aquella persona que ha leído y leerá el fanfic, haya o no haya enviado reviews, y, más aun especialmente, a las personas que han estado ahí siguiendo el fanfic desde el principio¡Muchas gracias!

P.D.: Los reviews de este capítulos los responderé por mensaje privado ;)

Capítulo 11: Una carrera contra el tiempo

Después del "pequeño incidente" de las cocinas, Remus y Peter fueron a la Sala Común haciendo levitar toda la comida y bebida por encima de ellos.

-Tururururú llevamos pan y atún, tiroriroriro chocolate calentito¡tururururú no te lo comerás ni tú! – cantaba Peter en su camino hacia la Sala Común, mientras movía las caderas al compás de una canción tan… ¿original?

-Wormtail, vuelve a cantar una frase más de esa… esa… eso¡y no volverás a probar el chocolate en tu vida! – explotó Remus por fin, haciéndolo callar.

-Jooo, Remuuus es que me abuurroooo.

-Pues no sé cómo puedes, después de todo el barullo que has montado antes.

-Es que me tienen manía – replicó Peter, cruzándose de brazos.

-Sí, claro… manía… - susurró Remus con mirada escéptica.

En ese momento llegaron al retrato de la Sala Común, donde la Dama Gorda los recibió con claro enfado.

-¿Ya venís a armar más jaleo, como sie…? – chilló la señora.

-Una serpiente con mostacho sigue siendo una serpiente – le interrumpió Remus con impaciencia.

El cuadro se abrió al instante, dejando salir un gran griterío procedente de la Sala Común. Todo el mundo estaba de pie, vitoreando al equipo de Quidditch y abrazándose unos a otros.

Al entrar los dos, unas miradas ansiosas como hienas se posaron en ell… no, en lo que llevaban levitando. Remus miró nerviosamente a Peter mientras cogía toda la comida.

-Esto… emm… ¿qué tal si…?

-¡A POR ELLOS! – gritaron todos a una, acompañados por un chillido de nena de Peter, y se lanzaron de cabeza encima de ellos para quitársela.

Después de un fuerte forcejeo, la gente dejó toda la comida encima de las mesas y empezaron a aplaudir y a llevarles cervezas de mantequilla a James y sus compañeros. Remus se levantó, se puso las gafas en su sitio como pudo y miró alrededor con aire desorientado.

Solo había un grupillo de personas que no se habían unido a las celebraciones de la fiesta. Lily y sus amigas estaban sentadas en los sofás, intentando aparentar que el jaleo que los demás montaban formaba parte de la 5ª sinfonía de Beethoven. Ana estaba con ellas, pero miraba al suelo con un semblante que denotaba tristeza.

Remus suspiró y se metió entre la multitud para felicitar a sus dos amigos, quienes sonreían con entusiasmo.

-¡LO SÉ, LO SÉ, SOMOS LOS MEJORES, GRACIAS! – gritaba Sirius bebiéndose una cerveza de mantequilla de golpe, mientras James intentaba encontrar la forma de salir de entre el gentío y poder hablar a solas con Lily.

-Ey, tíos, enhorabuena – les dijo Remus con una sonrisa forzada.

-¡Hooombre pero si es mi amigo Moony! No pareces muy convencido¿eh? – le contestó James pasándole un brazo por encima en ademán amistoso - ¿Qué te ha pasado? Cuenta, cuenta.

Sin esperar respuesta, se fue con Remus por las escaleras de los chicos. Ya que todo el mundo se encontraba en la Sala Común, aprovecharon el primer descansillo para apoyarse en la ventana y hablar sin que nadie les oyera.

-Muchas gracias, tío.

-¿Por? – le preguntó Remus, quien ya se olía algo.

-Por sacarme de entre la gente¡yo solo no lo habría conseguido! – dijo James, riéndose con ganas.

-Sí que estás animado¿no? Porque últimamente más bien parecías lo contrario – le comentó Remus con curiosidad.

-Ya, pero las cosas cambian muy rápido¿no? Un día estás triste, otro feliz, otro triste, otro feliz… ¡así es la vida! – chilló James con alegría.

-Vale, tiene que ver con cierta pelirroja¿no?

-Tío… - susurró James, acercándose a él, y de pronto gritó -. ¡ME QUIERE!

-¡¿Qué¡¿Cuándo, cómo, por qué?!

-¡QUE ME QUIERE, QUE ME LO HA DICHO! Bueno, más bien me lo ha pensado – dijo James riéndose.

-Ahh claro, el colgante… pues nada, tío, me alegro de que todo se haya solucionado para bien¿no? – le felicitó Remus sin mucho entusiasmo.

-Ey, Moony, no te noto muy… contento¿no? – le preguntó James, preocupado.

-Nada… sigo dándole vueltas a lo de Ana y ya le he llegado a esquivar descaradamente…

-Pues yo te recuerdo que mañana es el último día… y que luego no hará falta que la esquives, lo cual no es precisamente… bueno - le dijo James.

-Ya, lo sé, pero es que no me atrevo…

-¿No te atreves a qué¿A hablar con ella o a dejarla marchar?

-¡A ambas cosas! – exclamó Remus, llevándose las manos a la cabeza -. No sé qué hacer, porque si hablo con ella y no me acepta… pero es que si me acepta¿qué? Sería peligroso para ella y… - suspiró con fuerza -. No tengo ni idea de lo que voy a hacer…

-Bueno, Moony… tú… solo haz lo que de verdad quiere tu corazón, porque si lo que estás haciendo es tirar la toalla… no tienes más que verme a mí para saber que vale la pena seguir adelante ¿no?… pero si es lo que de verdad quieres… hazlo¿vale?

Remus se lo quedó mirando, dándose cuenta de que los últimos acontecimientos habían conseguido algo que parecía imposible, hacer madurar a James y decir cosas tan sabias como la que acababa de decir su amigo. Lástima que todo lo bueno se acabe pronto.

-¿Qué, te hace un par de cervezas de mantequilla para subir el ánimo? Seguro que si Ana no cae, alguna otra de tus múltiples admiradoras caerá ante el encantador Remus Lupin – le intentó alegrar James, guiñándole un ojo y provocando que su amigo se riera.

-Anda, bajemos para que puedas reunirte con tu… novia.

-¡Eh, eh, eh, que aún no hay nada dicho, aún soy libre cual snitch!

-No empecemos… que te conozco – le dijo Remus riéndose y empujándolo hacia la Sala Común.

Una vez entraron, se dirigieron hacia el grupo de Lily, que estaban sentadas en los sofás.

-Hola, Lily – le saludó James con voz nerviosa -. Estoo… me preguntaba si te gustaría hablar un rato… a solas.

Todas las amigas de Lily la miraron como esperando que de un momento a otro se desencadenara un huracán. Incluso más de una hizo un amago de levantarse.

-Claro – le contestó ella sonriendo.

Todo el mundo se quedó a cuadros, incluso Ana volvió de su mundo Yupi (N.A.: frase dedicada a mi amiga Silvia, quien pasa numerosas horas al día en su mundo Yupi xDDDD) para encontrarse con la mirada de Remus.

Mientras James y Lily se iban por la escalera de los chicos para "hablar a solas", Ana no quiso perder su oportunidad y de un salto se colocó al lado de Remus.

-¡Hola, Remus! Por fin te encuentro – le saludó un tanto molesta.

-Estoo… hola, Ana… - le saludó él, pasándose una mano por la nuca con gesto nervioso –. Emmm acabo de recordar que he olvidado algo en el baño, hasssta lue…

Remus hizo un amago de irse pero Ana lo cogió bien fuerte del brazo y no lo dejó irse.

-No, no, no… tú no te vuelves a escapar. Ahora mismo nos vamos a hablar un rato.

-¿Quiénes¿Tú y yo¿Los dos? – comentó Remus, mirando a todas partes para ver si encontraba la forma de huir.

-No, con el abuelo de Dumbledore, no te fastidia... ¡Andando!

Remus fue literalmente arrastrado hasta al lado del cuadro de la Dama Gorda y también fuera de la Sala Común (entre exclamaciones de la señora estilo "¡esta juventud es más grosera! En mis tiempos los jóvenes respetaban un poco más a los cuadros vivientes…"). De repente se pararon en mitad del pasillo.

-Mira, estoy harta de que huyas de mí de ese modo¿entiendes? – le replicó ella muy enfadada.

-¿Huir¿Quién ha huido¿Qué significa huir?

-¡Huir significa evitarme por todos los medios posibles desde la noche del baile¿Se puede saber qué te pasa¡No eres tú precisamente el que debería estar asustado ahora!

-¿Lo ves¿Ves como tenía razón?

-¿Qué?

-Estás asustada¡te doy miedo!

-¡No! Solo estaba diciendo…

-¡Lo sabía! Mira que se lo di… - decía Remus sin escucharla.

-¡QUE NO! – gritó Ana, haciéndole callar inmediatamente -. Escucha… lo que quería decirte… lo que estaba intentando decirte desde la noche en la que me entere de tu… secreto… es que me da igual.

-¿Qué te da igual¿Cómo que te da igual? – le preguntó Remus sin entenderlo.

-¡Que me da igual que seas un hombre lobo, por Merlín! Eso no cambia lo que siento por ti¿entiendes? Además, nunca he tenido nada en contra de los hombres lobo…

-Es una maldición… podría herirte… Soy un monstruo y podrías salir herida¿no lo entiendes? – replicó Remus, negando con la cabeza.

-¡¿Y qué¡A mí me da igual!

-¡PUES A MÍ NO! – gritó Remus y salió corriendo en dirección contraria a la de la Sala Común.

-¡REMUS, ESPERA! – le llamó ella, pero ya era demasiado tarde. Se había ido.

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Abrió los ojos. Estaba en la Sala Común y le dolía mucho la cabeza. Había bebido demasiado durante la celebración del partido de Quidditch... Era normal, toda la gente felicitándolo e invitándole a una cerveza tras otra… y al final el que acabó tirado en un sofá, borracho, fue él.

Miro a la ventana, en ella se podía ver los comienzos de un amanecer preveraniego que prometía ser el comienzo de un gran día. Un gran día… ¿un gran día?

-¡Por las barbas del inventor de la cerveza de mantequilla, si es el último día de colegio! – gritó Sirius llevándose las manos a la cabeza y levantándose de pronto.

Al momento sintió un leve mareo y se tambaleó.

-¡Maldita bebida! Y lo buena que está… - suspiró Sirius y miró a ambos lados, viendo que estaba totalmente solo – vaya, parece ser que nadie se quedó aquí conmigo… - se rio Sirius.

Se estiró pensando que le daba igual, total, a la mayoría no los volvería a ver en la vida. Personas con las que había convivido y a las que quizá no volvería a dirigir la palabra nunca más… personas como…

-¡Alice! – gritó Sirius abriendo de par en par los ojos y empezó a correr hacia su habitación.

Al lado de la puerta se encontró a Peter acostado en el suelo, durmiendo, pero lo ignoró y abrió la puerta como una exhalación. Le recibieron dos exclamaciones procedentes de una de las dos camas de la izquierda.

-¡PADFOOT, FUERAAA! – gritó James que, desnudo, salía de su cama mientras Lily, en el mismo estado que él, se tapaba con la sábana.

-¡Hombre¿Pero qué hacíais ahí metidos, eh picarones? – dijo Sirius riéndose a carcajadas.

-¡ESO NO TE IMPORTA, ASÍ QUE VETE!

-Pero que tengo que vestirme para hablar con Al…

-¡FUERA!

Y de un empujón lo tiró fuera de la habitación, cayendo éste al suelo junto a Peter y despertándolo.

-¿A ti también te han echado? – dijo Peter restregándose los ojos.

-Hombre, primero me ofrecieron participar en sus diversiones pero como buen caballero que soy no quise dejar mal a James frente a su nueva… compañera.

-Amm… - murmuró Peter sin escucharle, cerrando los ojos.

-Por cierto¿dónde se ha metido Remus?

-Ni idea… no lo he visto volver para dormir… - contestó Peter y automáticamente se durmió.

Sirius se levantó y salió de la Sala Común, despertando a la Dama Gorda ("Ni dormís ni dejáis dormir, si es que no hay derecho… debería hacer huelga¡hombre ya!") y corrió hacia el cuarto de baño más cercano. Una vez allí se arregló todo lo que pudo teniendo en cuenta que estaba hecho un asco de haber dormido en un sofá toda la noche. Una vez mínimamente visible, salió y se dirigió hacia la Sala Común.

Allí, como es natural un día que no hay clase, no había nadie y muchísimo menos Alice. Soltando un taco, pensó en salir a dar un paseo por los terrenos y lamentarse de no haber hablado con ella antes, pero pensó que casi mejor ir a la Torre de Astronomía y así que le diera un poco el aire.

Subió las escaleras que llevaban a la torre y abrió la puerta. De repente, se quedó paralizado. La persona que tanto buscaba, Alice, estaba apoyada en una de las almenas y miraba absorta el paisaje.

-Esto… hola – saludo Sirius en voz baja, nervioso.

-Ah, perdona, no te oí llegar. De todas formas ya me iba, adi… - dijo ella haciendo un amago de levantarse pero Sirius fue más rápido.

-No, no, no, espera… ¿te importaría que nos sentáramos un rato a hablar? – le pidió Sirius, poniendo ojos de cachorrito -. Por favor…

Alice le miró fijamente a los ojos y al final suspiró con fuerza.

-Vale, como quieras… - contestó mientras se sentaba de nuevo.

Sirius se sentó a su lado y se quedaron unos minutos mirando el paisaje en silencio, como si ninguno de los dos quisiera comenzar la conversación por miedo a cómo acabaría. Al final, Sirius respiro hondo y reunió la valentía suficiente.

-Mira… Alice… quería decirte que… bueno, que siento haber hecho todo lo que hice. Yo… no sé, no sé porque me pasó… - Alice hizo ademán de interrumpirle pero Sirius le hizo un gesto para que le dejara seguir hablando -. Bueno… la verdad es que sí sé lo que me pasó…

-¿Y qué te paso exactamente, si se puede saber? – le preguntó ella, un tanto molesta.

-Porque tenía celos.

Alice se le quedó mirando con la boca abierta. Desde luego se esperaba cualquier cosa menos esa de uno de los mayores ligones de Hogwarts.

-¿Qué… tenías celos¿Ce-celos… de mí?

-Sí… de ti. Lo cierto es que es la primera vez que me pasa, no sé cómo ni por qué ha pasado, a lo mejor es que tener a un enamorado en cada oreja contándome sus amores me ha hecho cambiar mi forma de pensar con las chicas… Pero la verdad es que me he dado cuenta de que me gustas… Y ten la seguridad de que eres la primera a la que le digo algo así…

-Pero, pero, pero… - dijo Alice muy deprisa -. ¿Cómo puedo gustarte? Es decir, después de todo lo que me has hecho… si eso es amor¡casi es mejor estar sola!

-Supongo que es porque es la primera vez que me pasa y tengo miedo de perderte. Es nuevo para mí temer no volver a ver a una chica, cuando siempre lo que me pasa es que prefiero no volver a verla… Temía que desaparecieras, que te fueras con otro y… no sé, no lo soporté… - se sinceró Sirius, frotándose la frente con una mano con rostro consternado -. Simplemente… no era yo, y el alcohol hizo el resto.

-No, no… sí eras tú, el caso es que sí eras tú, aunque fuera en una faceta que es nueva tanto para ti como para los demás…

-¡Lo sé! Y haría lo que fuera para cambiar eso pero… no puedo…

Alice le miró a los ojos seriamente, sin decir absolutamente nada. Sirius, en cambio, bajó la mirada y observó detenidamente el suelo de la torre.

-Pero bueno… - dijo Sirius, alzando la mirada con ojos brillantes y encontrándose con la de Alice -. Supongo que ya es demasiado tarde… Lo siento.

Dicho esto se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero de repente una mano le cogió del brazo y le hizo volverse. Sin más preámbulo, sin una sola palabra que pudiera describir lo que sentían, que pudiera expresar cómo sus corazones latían al unísono… Se besaron.

El beso unió ambas voluntades en una, compartiendo sus intimidades, formando un vínculo que de repente parecía tener características electrizantes y que había atraído a los dos como polos opuestos, juntándolos en un mar de confusos sentimientos que les hacían girar a la velocidad de un relámpago. Y en el silencio de tantas sensaciones, una lechuza ululó a lo lejos.

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El tren lanzó su último pitido y varias bocanadas de vapor salieron del Expreso de Hogwarts, que comenzaba a moverse. Los merodeadores estaban sentados en uno de los compartimentos del tren junto a Lily y sus amigas. Y no, no les faltaba espacio precisamente, pues Lily estaba sentada encima de James y Alice encima de Sirius, dándoses besos cada vez que se les pasaba por la cabeza el antojo. De hecho, tenían el espacio justo para las dos parejas, Ana y Remus, por tanto Peter no tuvo más remedio que irse a otro compartimento con los de séptimo de Hufflepuff.

Ana miraba al suelo con ojos tristes y sin decir una palabra. Remus, en cambio, veía como se alejaban del castillo de Hogwarts deseando estar en cualquier lugar menos ese. De pronto, mirando el viejo castillo, se dio cuenta de que nunca lo volvería a ver, no al menos de la misma manera. A lo mejor volvería algún día como profesor, o para hablar con Dumbledore… a saber… y sin embargo se alejaba del castillo que había asimilado como su casa desde hace demasiados años. Se alejaba del único sitio en el que había sido feliz, del único sitio donde se sintió querido, respetado, donde conoció lo que era la amistad y el amor… Y ahora saldría a un mundo que lo reprimiría por su condición de hombre lobo, condición que le había separado de la chica que quería… Remus miró el reflejo de Ana frente al espejo, su mirada vacía, y una presión en la garganta le indicó que tenía ganas de llorar.

El destino… ¿qué era el destino? El destino le situó delante de uno de los hombres lobo más peligrosos, el destino le hizo convertirse en un monstruo, el destino le llevó a Hogwarts, le hizo conocer a sus amigos y aprender muchísimo, en todos los sentidos, incluso de sí mismo. Y ahora, después de tantos años, se paraba a pensar… ¿el destino le había tratado mal¿O no hay mal sin bien? Quizá a veces vale la pena realizar ciertos sacrificios para conseguir lo que deseas… quizá es necesario dejarla ir… quizá es necesario perderla para siempre… por su propio bien. Eso no hizo más que aumentar la tristeza que sentía. Parpadeó con rapidez.

De repente, la voz de James le hizo volver de sus cavilaciones.

-¡Ey, pareja¿A qué vienen esas caras largas¡Hoy es el último día de colegio, se supone que deberíamos estar de fiesta!

-Bueno, pero allí hemos vivido mucho, para bien o para mal… - comentó Lily, mirando por la ventanilla con nostalgia.

-Sí¡ahora ya no tendremos que estudiar para los exámenes! – exclamó Sirius.

-Sí, como si tú estudiaras… - le contestó Alice.

-Sí pero perderemos nuestra mayor diversión… - dijo James con tristeza.

-¿El Quidditch? – sugirió Lily con maldad.

-No – le contestó James fulminándola con la mirada y siguió hablando con sonrisa traviesa -. Me refería a… "jugar" con Quejicus.

-Ohh, pobre, pobre Jamsie… no podrá jugar con su juguete preferido… - dijo Sirius y se rio a carcajadas.

Tanto James como Sirius recibieron un capón por parte de las chicas que estaban abrazadas a ellos.

-Además, así nos libramos de aguantar a doña Amargada – dijo Remus, intentando parecer animado.

-¡Remus! – le riñó Lily.

-Y de los ronquidos de Peter… - añadió Sirius.

-Me lo dirás a mí, anoche no pude pegar ojo… - se quejó James.

-No, Prongs... no pudiste pegar ojo porque tenías cosas mejores que hacer.

Eso provocó que todos empezaran a reírse con fuerza, menos Ana, que se limitaba a sonreír y a mirar a todos lados menos a Remus. De improviso se abrió la puerta del compartimento y apareció un rostro con los pelos desarreglados y se sorprendió de ver gente allí.

-¡Hola! O sea, no sabía que hubiera, claro, gente aquí¿sabes? – dijo Isabel muy deprisa, gesticulando mucho con una mano -. Es que¿sabes? He visto a Peter y, claro, he pensado, o sea, Isabelina Isabelina¿por qué no vas, sabes, y le das una despedida como Dios manda? O sea, una despedida a lo grande, claro, nunca mejor dicho¿sabes? Porque con él todo es grande, o sea, cómo ya sabéis.

Todo el mundo se le quedó mirando absortos, como intentando asimilar todo lo que había dicho la rubia en tan poco fragmento de tiempo. Isabel los miró uno por uno y se encogió de hombros.

-Veo, o sea, que Peter no está con vosotros, claro, así que… ¿sabes? Voy a buscarlo a otro lugar, o sea, en las cocinas… ¡Bye, bye, parejitas!

Y acto seguido cerró la puerta. Los seis se miraron unos a otros, como si repentinamente hubiera pasado un huracán por el compartimento y hubiera desaparecido con la misma rapidez.

-Esto… - rompió el silencio James -. ¿Alguien sabe qué grindylows ha dicho?

-Hombre… yo oí algo de Peter… - dijo Sirius, chasqueando la lengua.

-Es que entre tanto "o sea"… me perdí en la segunda frase – dijo Remus.

Lily y Alice suspiraron a la vez y dijeron:

-Chicos.

-Hablando de chicos – dijo James, mirando a sus dos amigos -. Espero por vuestro bien que el hecho de que nos vayamos de Hogwarts no signifique el fin de los merodeadores¿eh?

-¡No os libraréis de mí tan fácilmente! – exclamó Sirius.

-Bah, sabéis perfectamente que sin mí os desmadraríais. Sin el cerebro (o más bien la conciencia) de los merodeadores, vuestros planes nunca funcionarían así que… no voy a dejar que eso suceda – bromeó Remus, sonriendo.

El silencio volvió a conquistar el compartimento hasta que el Expreso de Hogwarts redujo la velocidad en el andén 9 y ¾. Los alumnos salieron del tren y se fueron despidiendo en grupos antes de salir por el muro a King Cross y fundirse en el mundo de los muggles. De repente un chico salió corriendo de un vagón, perseguido por una rubia con minifalda.

-¡DAME ESE PASTEEEEEEEEL, TE DIGO QUE ME LO DEEEEEEEES! – le gritaba Isabel como una loca.

-¡Deja en paz a miii tessssoooroooo! – chilló Peter y entonces le salió una voz demoníaca al puro estilo Gollum -. ¡WORMTAIL, WORMTAIL!

-Algunos nunca cambian… - comentó James, riéndose.

Lily le dio un largo beso a James y le sonrió.

-Ya quedaremos mañana u otro día¿no? Mándame una lechuza.

-¡Lo haré! – le aseguró James.

Alice le dio un pico a Sirius, pero este la apretujó contra él y le dio un beso de película.

-¡Pediré la revancha antes de lo que esperas! – le dijo Alice, despidiéndose.

-¡Más te vale, o tendré que raptarte! Que aun me queda darte mi regalo del Amigo Invisible: dos entradas para un concierto de las Brujas de Mcbeth y la llave de una habitación del hotel Pallace de Londres – le "amenazó" Sirius.

Ana, en cambio, se acercó a Remus muy seria y le dio un beso en cada mejilla.

-Adiós… - murmuró, y se volvió dirigiéndose al muro de ladrillo, por donde habían desaparecido sus amigas.

Remus la miró. Vio como se alejaba, cómo se iba por donde la había visto venir por primera vez, vio cómo se iba de su vida con cada paso que daba, con cada segundo que pasaba. De repente todos los momentos importantes que pasó con ella, especialmente los de la última semana, cruzaron fugazmente su mente, rompiendo en dos su corazón.

-Ana… - susurró Remus.

Pero Ana no oyó su nombre, un nombre susurrado por la boca de Remus pero gritado a voces por su corazón. Un nombre que quizá no volvería a oír hasta mucho tiempo después. Remus apretó los puños con fuerza.

Y Ana traspasó el muro de ladrillo.

-Moony, sabes que quizá no vuelvas a ver a Ana en tu vida¿no? – le dijo James.

-Yo… - murmuró Remus, mirando fijamente el sitio donde había desaparecido la chica que amaba.

-Mira, tío, el tiempo se ha acabado, ésta era tu última oportunidad… y la has perdido – siguió diciendo James.

-Y-yo… - repitió Remus, tartamudeando.

De pronto, una mano se dirigió a su rostro. ¡PLAS! Bofetada al canto.

-¡TÍO, REACCIONA O TE DESPIERTO A GOLPES! – le gritó Sirius -. ¡ES ANA¿TE LO RECUERDO? ESA CHICA CON LA QUE HAS PASADO LA MAYOR PARTE DE TU ADOLESCENCIA, ESA CHICA QUE ERA TU MEJOR AMIGA Y QUE AHORA ES LA PERSONA QUE MÁS TE IMPORTA EN EL MUNDO¿LA VAS A PERDER?¿ESTÁS DISPUESTO A PERDERLA? O MEJOR DICHO¿SOPORTARÍAS PERDERLA?

De repente los ojos de Remus se agrandaron y su corazón latió más fuerte y rápido que nunca. Salió a correr hacia el muro de ladrillo, dejando las maletas con sus amigos, y corrió hacia Ana, quien ya había cruzado la mitad de la estación y se dirigía a la salida.

-¡¡NOOOO!! – le gritó Remus, sin importarle que la gente le mirara con reprobación, y corrió con todas sus fuerzas hasta alcanzar a Ana.

Ella ya había oído el grito del chico y se había parado, pero sin girarse. Remus la alcanzó y se apoyó en sus rodillas para recuperar el aliento.

-No… no… - repetía Remus sin parar, entre jadeos.

-¡¿No qué, Remus?! – le preguntó Ana, girándose y dejando ver unos ojos rojos.

-Que no… que no podría soportarlo… no podría soportar perderte… - murmuró Remus.

-¿Cómo dices?

-¡Que da igual si tenemos que correr riesgos para estar juntos! No puedo engañarme y fingir que podría vivir sin ti, Ana, no puedo. Y si el riesgo soy yo¡la noche de Luna llena me iré bien lejos para que no salgas herida! Pero no, no quiero perderte… - se lamentó Remus y abrazó con fuerza a Ana.

Esta se quedó congelada, y de repente le correspondió el abrazo, fundiéndose ambos en un gesto que tanto sentimiento transmite. Se abrazaron firmemente, sin querer soltarse por miedo a perderse… Pero al final se separaron y se miraron fijamente, adentrándose en las oscuras y perdidas estancias de los ojos, sintiendo como se hundían sus almas en el corazón del otro. Y se besaron.

Así finalizó la historia de una carrera contra el tiempo, una historia que narra la última oportunidad que tenían los merodeadores para alcanzar el corazón de la chica que amaban, una historia que desvela cuánto es capaz de cambiar una persona por amor… una historia que narra… su última aventura en Hogwarts, su mayor aventura, su mayor desafío… el Último Desafío de los Merodeadores.

Contestación a los Reviews:

Erised.Black: ¡Esa loca! Qué¿te ha gustado cómo ha acabado la cosa? Espero que no te haya decepcionado xD Ya que no te esmeraste mucho en tu review, yo tampoco lo haré en la contestación así que... ¡gracias y un besazo! xDD

Arianita Black: Jaja me alegro de que se te pasara el bajón con el otro capítulo¡espero que este te guste tanto o más! Ya sabes¡quiero tu opinión sincera eh! Y respecto a lo de actualizar pronto... bueno... depende del concepto de "pronto"¿no? jaja Respecto a otros fanfics que suelo leer, no he tardado tanto, pero respecto al ritmo de capítulo/semana... he tardado jaja ¡un beso!

hiromi koizumi: ¡Hola de nuevo! Siento la tardanza jaja, espero que aun así sigas por ahí. ¡Me alegra oír que sea uno de los fanfics que más te haya gustado! Pero ya ha acabado, lo siento jaja pero todo lo que tiene un principio, tiene un final¿no¡Un abrazo!

Kailey Hamilton: '¡Hola! Hombre... Remus no es tan idiota, sólo que tienes que ponerte en su lugar jaja Y me alegro de que todo te parezca tan bien montado, la verdad es que no es un argumento muy... complejo que se diga. Es demasiado simple para mi gusto, por mucho que me digan que no lo es tanto jaja Bueno¡espero que te guste como finaliza el fanfic¡Besos!

Yess:D Jaja la paciencia es una virtud, amiga mía xDDD me alegra que te guste como escribo, y sí, he de admitir que soy muy romántico, qué se le va a hacer xD ¡Y a Peter ninguna piedad! Eso está clarísimo xDDD ¡espero que te guste el último capítulo! Ya sabes¡quiero opinión sincera eh!