Un fic un poco distinto a todo lo que he echo, espero que sea de su agrado.

Fantasma de Amor

-…- (diálogos de los personajes)

-"…"-(pensamientos)

:-:-:-: (cambio de escena)

(…) (algunas aclaraciones de la autora)

-cursiva.-(anotaciones del diario o cartas)

Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, a pesar de mis planes de un siniestro secuestro del protagonista ;3

Introducción.

En el año 1896 en los valles de la antigua Inglaterra, Highlands, una pequeña villa al norte de Inglaterra, oculta entre montañas, donde habitaban personas algo "extrañas" se podría decir.

Por esos rumbos siempre habían corrido leyendas sobre espíritus que vagaban por los bosques cercanos a esa villa. Los pobladores eran muy creyentes en esas leyendas, e inclusive ellos inventaban propias para asustar a los pequeños o a los ladrones forasteros.

Una que comúnmente recorría la villa, trataba de que cuando una persona pierde el verdadero amor por causas sobrenaturales, el alma del ser enamorado, rondará por los bosques hasta que encuentre un nuevo amor y ser correspondido.

Pero era de esperarse que hubieran personas que no creyeran en éstas y simplemente pensaran en las tierras que les pertenecía, su ganado y el oro que ganaban con éste. Entre ellos estaban una de las familias más ricas de la región, la Higurashi. En esa familia sólo quedaban el padre, la abuela y la hija, pues los demás habían muerto por las enfermedades que habían surgido en los últimos tiempos y que no se tenía cura prevista para éstas.

Kikyou Higurashi, la única descendiente de dicha familia, era una persona poco de lo común para esos tiempos. Era bastante estudiosa, callada, o mejor dicho reservada de los demás. Pero a pesar de eso tenía sentimientos nobles y llegaba a ser una persona bondadosa con los demás, sobretodo con los niños pequeños. Su padre, por lo contrario, siempre había sido una de las personas más hurañas y avaras, que nunca hacía amistades con personas que pudieran quitarle su riqueza. Mientras que la abuela, era una persona bastante creyente, que se la pasaba contando historias a las personas que trabajaban en la finca donde ellos vivían.

Desde hace ya unos años en esa casa habían trabajado una familia entera, la Taisho, donde sus padres eran los encargados de cuidar a los animales y sembradíos de la familia. El único hijo de la familia, era InuYasha Taisho, recién llegado de España, pues a pesar de los trabajos que hacían en la finca Higurashi, ellos tenían tierras bastantes importantes en otros países y por consecuente tenían que mantenerlas vigiladas.

-Hija, él es InuYasha Taisho, será el nuevo encargado de los caballos.

-Mucho gusto.

-El gusto es todo mío señorita-respondió haciendo una reverencia y besando la mano de la joven,

Cualquiera que supiera de las cosas del amor, deduciría que lo que les sucedió a ambos fue un flechazo o mejor dicho, amor a primera vista.

Pasaron los meses lentamente, entre ellos el amor era cada vez más visible y por esa razón debían de mantenerlo en secreto, pues el padre de la chica no debía saber que su hija estaba enamorada del criado. Tenían encuentros secretos, cuando el padre se iba al pueblo a hacer sus negocios, iban al viejo roble que estaba cerca de la casa, ese era el lugar de sus encuentros. Todo entre ellos parecía estar perfecto, que nada ni nadie se podían interponer, pero con lo que no contaban era que el destino tenía otras cosas planeadas para ellos, algo que pondría punto final a su romance.

La joven tenía ya varios días sin aparecer por la finca, cosa que extrañaban bastante al joven Taisho, ya un poco desesperado acudió a la única persona que podría saber el paradero de la chica.

-Señor¿dónde está la señorita Kikyou?-

-Joven, ella está muy enferma, y la hemos llevado a la villa para encontrar cura a esa extraña enfermedad, que espero que no sea la mismo que le causó muerte a mi amada esposa.

La sangre del chico corría rápidamente por sus venas¿Por qué no le había dicho que estaba enferma¡Maldición! Si algo le llegará a ocurrir no sabría que hacer. Al caer la tarde salió corriendo entrando a las caballerizas y tomando a uno de los corceles y salir corriendo a la villa para ver a su amada. El animal corría a toda velocidad, intentando esquivar los obstáculos que se encontraban en el camino.

Al llegar donde el doctor, entro lo más rápido posible, extrañamente no fue detenido por nadie, buscó desesperadamente al doctor, pero para su desgracia estaba acomodando unas cuantas cobijas de una de las camas que habían cerca de allí.

-Doctor, la señorita Higurashi¿dónde está?-

-Pues Joven, ella ya está con su padre como era de esperarse.

-¿Está bien, verdad?-

-No quisiera amargarle el día joven, pero ella falleció hace un par de horas.

-¿Qué…?-

-Lo lamento mucho joven.

El mundo se le vino encima al joven, no era posible que hace unas horas ella siguiera viva y ahora, estuviera… ¿¡Por que demonios no vino antes!? Salió de allí con un semblante de dolor, las lágrimas ya estaban en sus ojos pero él se negaba a dejarlas salir, pues, era mejor hacerlo estando solo.

:-:-:-:-:-:

De lejos miraba como las personas entraban en la finca, vestidas de negro y algunas llorando. Por más que quisiera estar allí, no quería llevarse ese recuerdo de la muchacha, lo que quería era llevarse cuando sonreía alegremente mientras cabalgaban entre los pastizales de las montañas, no ese en donde estaría tan pálida como una pluma y con sus bellos ojos cerrados.

Se dio la vuelta y se adentro al bosque, justo frete al viejo roble, donde ellos tenían sus encuentros secretos, donde se juraban amor eterno. ¿Ahora que sucedería con él? Estaba solo, ella era su todo y ahora ya no se encontraba a su lado. Miro una daga que traía siempre en el bolsillo, que sólo usaba en caso de emergencia, para él, este era una emergencia, necesitaba estar a su lado, y no había otra manera de lograrlo.

Sacó lentamente la daga de su cinturón y la desenfundó. El metal brillo en la parte del filo, miro de nuevo el árbol y después la pequeña espada. Tragó con dificultad¿moriría para estar con ella¡Claro que sí! Sin pensarlo más tomó firmemente la daga y la clavo en su pecho, justamente en el lugar donde se encontraba su corazón, dándole una muerte instantánea.

Él chico murió para estar con ella, pero¿Quién dice que las leyendas no son verídicas? Hay veces que las coincidencias pueden jugar en contra tuya y llevarte a pensar que las leyendas que contaban los ancianos pueden llegar a ser verdaderas.

El suicidio no fue la solución

El alma descanso jamás podrá obtener

Pues el amor que él decía eterno

No tenía ni pizca de esto.

Ahora su alma deberá vagar

Hasta el amor encontrar

Y al hacer esto

Encontrará también la paz.

:-:-:-:-:

continuara...

Eso es todo, espero ver algunso review...

GRACIAS

atte: TanInu