Capítulo 8. Viviendo Juntos

A Ron no le iba la rutina, nunca le había agradado. Y aunque ser Auror conllevaba apegarse a una importante parte de disciplina en su vida; su trabajo y todas esas nuevas aventuras —que esta vez, por sí solo había superado— eran un regalo que jamás se cansaba de agradecer.

Al igual que esa gigantesca familia que tenía, y se había agrandado con el tiempo.

Momentos como los de la noche anterior al llegar a la enorme casa de Harry en las afueras de Hogsmeade y encontrarse al Jarvey trepado en un árbol para evitar que Buckbeak lo convirtiera en coladera a base de picotazos (o que él fuera el único ahí para ayudarle, a pesar de la renuencia del muchacho a bajar del enorme roble) eran un tremendo bono extra en su vida.

Ver a Harry intentando convencer por enésima vez a Hermione de dar un paseo en el Hipogrifo a las dos de la madrugada mientras ella intentaba que el animal dejara de ofrecerle su lomo no tenía precio.

Que Luna haya logrado asustarlos a todos con sus historias sobre los chupacabras (Ron decidió no dejarla comprar más diarios muggles) en la fogata que habían hecho para despedir la velada junto al estanque… aún no creía merecerlo.

Vivir con Luna había sido la mejor decisión de su vida. Era tan fácil vivir con esa chica. Con Luna nunca había horarios, el café nunca estaba muy caliente, no había conversaciones obligadas, y lo mejor de todo: nunca se aburría.

Aún tenía que agradecerle a Hermione que lo dejara quedarse con el televisor, porque observar a Luna adaptarse a ese aparato había sido casi tan divertido como lo fue para él. La parte difícil fue convencerla de que era imposible entrar en él (lo que ya le había costado varios golpes en la cabeza), que no existían personas amarillas de 4 dedos, y que, como dijo Hermione: «¡Todo en la televisión es falso, y por nada de mundo debes intentarlo en casa!»

No había mucho que agregar, era así de sencillo; Luna le gustaba, y mucho. Le gustaba su tímida sonrisa en las mañanas cuando la encontraba leyendo de nuevo los cuentos muggles que el compraba en las librerías, le gustaba verla saltar de alegría cada vez que sonaba el timbre de la puerta, le gustaba verla correr por la habitación intentando atrapar el cachorro que le había regalado después de haberse mudado, le gustaba verla intentando razonar con el animal sobre la hora a la que debía acostarse «¡Un ladrido mas y los vecinos te van a echar¡ ¡No quiero que te vayas Rupert!». Le gustaba acompañarla por las mañanas a abrir el bar antes de irse el Ministerio, le gustaba verla le gustaba su sonora risa cantarina cuando charlaban en la cena, le gustaban tantas cosas en tan poco tiempo… Vivir con ella era fácil, era fácil ser el mismo, era fácil hablar, era fácil escuchar. La Vida misma era fácil. Y tenía planeado que fuera mejor.

VaVC—

Nunca. Nunca, le digas a un hombre que no puede reparar algo.

— ¡Harry, por última vez: Baja de allí!

— ¡Mi equilibrio es perfecto Hermione, no pasa nada!

— ¿Además de romperte los huesos si te llegaras a caer desde esa altura? ¡Bájate!

Ya habían salido de vacaciones en Hogwarts, así que en la última semana Hermione le había prometido a Harry y Draco comenzar con la mudanza.

— ¡Te vas a matar, deberías esperar a los técnicos! ¡Ellos son los que se supone deben encargarse de esa cosa!

— ¿Los técnicos? ¡Ja! ¡Buena suerte indicándoles como llegar hasta aquí Hermione! ¿Olvidas lo que pasó con los anteriores?

Después de un par de días transportando sus cosas, Hermione por fin se había mudado. Harry había insistido en instalar una línea telefónica para que Hermione mantuviera contacto con sus padres y sus asuntos muggles, además de algunos otros servicios —como electricidad por supuesto— que habían costado bastante trabajo implementar. Tres muggles perdidos en el inmenso bosque que rodeaba la casa de Harry, por dos días, no fue algo sencillo (menos mal que las influencias de Harry en el Ministerio ayudaron bastante con ese problema). Así que Harry decidió que esta vez, él se encargaría de reparar su último caprichito.

— ¡No es necesario que lo hagas solo Harry, si me dejaras ayudarte…!

Pero a Hermione ya le estaba dando vértigo ver a Harry trepado en el techo de la casa desde hace mas de 2 horas, sin ninguna clase de seguridad.

— ¡Aparato muggle, labor muggle Hermione! ¡Dudo mucho que aguantes mucho rato aquí arriba!—si, en eso tenía razón— ¡Además no es tan difícil! ¡Esta antena ya esta casi lista!

Para empezar, Harry eligió esa semana para compensar los traumas de su niñez y comprarse todo lo que los Dursley le negaron en sus momento. El 'paquetito psicológico' incluía una consola de videojuegos (bastante vieja) que tardó días en conseguir, tres televisores, un reproductor DVD, docenas de películas, una colección de autos en miniatura, y por supuesto…

—Listo. ¿Lo ves? Esta vez ya casi ni recibí descargas.

…televisión satelital.

¡Hombres!

—Tu cabello no dice lo mismo—dijo Hermione señalando el inusual peinado en puntas de Harry.

—Te dije que yo solo podía repararla—dijo Harry de regreso en el suelo del patio trasero aplastándose el cabello.

—Muy bien, retiro lo dicho superhombre. Será mejor que entremos a ver como resultó tu gran labor—dijo Hermione girando los ojos.

Así que la enorme casa ahora estaba equipada con un exceso de lujo muggle que a Hermione no le agradaba lo suficiente. Aunque siendo ella una de las razones por las que Harry quiso hacer esos cambios en primer lugar, decidió no hacer comentario alguno, además logró convencerlo de ser ella quien se encargara de esa parte de los gastos.

La parte bonita del asunto era ver a Draco totalmente perdido con todos esos cambios. Muy a pesar de él, tuvo que admitir que la electricidad era mucho más sencilla de utilizar que las velas, y gracias a la ayuda de Hermione —porque él no aceptaba consejos de Scarface— no le costaría tanto trabajo acostumbrarse.

Y entonces Draco conoció los videojuegos.

— ¡¿Cómo que un hongo! ¡No existe una sola poción de crecimiento que contenga hongos! ¡¿Y qué clase de hongos son esos?¡ ¡Ni siquiera se parecen!

El ensordecedor grito venía por supuesto, de la enorme habitación verde del joven Malfoy. Si, el aparato ese era para Harry en primer lugar, pero una vez que Hermione se lo presentó a Draco no hubo poder humano (ni mágico) que pudiera separarlo del «¡Maldito cachivache tramposo!»; por lo que el pobre Harry, no tenía más remedio que esperar a que Draco se hartara del juguetito para que le permitiera jugar al menos un par de veces por las tardes. Y Hermione, para su gran pesar, tuvo que resignarse a los inesperados gritos furiosos de Draco cada vez que perdía una partida, las peleas por el «¡Ya es mi turno!» de ambos muchachos, y claro, la tan conocida frustración contra la máquina que un vicio como ese deja en cualquier jugador.

— ¡Ya basta Jarvey! ¡Ya pasaron dos horas! ¡Me toca a mí!— gritó Harry subiendo de a dos las escaleras.

Hermione sonrió por el entusiasmo de Harry, y fue a sentarse a la preciosa sala de caoba junto al libro que estaba leyendo esa mañana (antes de que Harry la interrumpiera con su idea suicida de reparar la antena).

La escarcha que se acumulaba en los altos ventanales avisaba de la tormenta de hielo que se avecinaba para ese día. Con un movimiento de varita, la chimenea encendió un fuego que iluminó de manera acogedora la bella habitación.

A pesar de lo antes mencionado, ya no se arrepentía de haberse mudado. Neville tenía razón, las peleas de Harry y Draco todos los días no eran tan molestas como ella esperó que serían, por el contrario, observarlos pasar de los pleitos a la más normal camaradería era fascinante. Desayunos, comidas y cenas eran toda una aventura. Draco resultaba ser el mejor chef de la casa, y para sorpresa de Hermione, él mismo había solicitado ser quien siempre preparaba el desayuno. Tal vez era porque también, era el único que siempre despertaba temprano para hacerlo.

El asunto de los Baños era punto y aparte. Las 4 habitaciones de la casa contaban con baño, pero dos de ellos se dañaron el día que instalaron la electricidad; su baño estaba a salvo y Hermione no tenía problemas con que entraran a su habitación si lo necesitaban, pero los chicos le informaron con una sonrisa insinuante que preferían atender sus asuntos en un baño solo para hombres. Después de sonrojarse hasta las orejas y entender el sentido de sus palabras guardo silencio y asintió completamente de acuerdo con la idea. Así que Draco y Harry compartían el que estaba en el cuarto de Potter… Oh que guerra. No importaba cuantos hechizos o seguros pusieran en la puerta, si alguno excedía más de diez minutos en la ducha el otro entraba a sacarlo a rastras. Al menos tenían la decencia de envolverse en una toalla antes…pero no tenían la consideración de limpiar el tiradero de agua que dejaban detrás de ellos mientras volvían a su respectiva habitación maldiciendo por centésima vez al muggle responsable del desastre.

— ¡Es inútil! Maldito maniático, no pude arrancarle el maldito control — Harry volvía del segundo piso con la camisa blanca rasgada en los costados. Hermione había dejado de preocuparse por eso a los dos días de estar ahí. — ¿Qué tal la señal? ¿Ya volvió?

— Perdona, me quedé leyendo un rato. Aún no lo reviso — Tomo el mando y encendió el enorme televisor sobre la repisa arriba de la chimenea.

La Televisión les devolvió una señal nítida y un sonido claro.

— ¡Perfecto! Soy un genio. Te dije que podía hacerlo —declaró con suficiencia. Ella torció una sonrisa y regresó su libro a la mesita de a lado.

— Ahora que eso está listo, y Malfoy entretenido con esa máquina de enajenación. Tal vez podamos aprovechar tu racha de handyman y darle un poco de orden a tu garaje ¿no crees?

Harry se levantó aceptando la propuesta.

Cruzando la cocina en la parte trasera de la casa. Y cargando con algunos trapos y Dobby detrás de ellos, llegaron al enorme garaje que Harry utilizaba para almacenar cientos de cajas con recuerdos de Hogwarts y artículos de Quidditch, además de algunos aparatos para ejercitarse y ropa vieja que llevaba a la caridad cada fin de año. Hermione y él habían discutido sobre algunos usos mas que el lugar podría tener si hacían un poco de espacio. Y Harry, que estaba en un extraño modo 'Complace a Hermione en todo lo que te pida' aceptó ni bien un segundo después. Hermione ya llevaba pensando en eso un tiempo. Harry la estaba manteniendo ocupada y feliz en todo lo que él consideraba posible, y se hacía una idea del porqué de eso. El creía que seguía deprimida…y tenía razón.

— Bien —dijo Harry— Yo me encargaré de todo lo de Quidditch y las pesas y creo que tú serás de más ayuda con lo de Hogwarts —dijo señalando unas cuantas cajas en el rincón más iluminado del garaje— ¿te parece bien?

Hermione asintió feliz de poder esculcar entre los recuerdos de su amigo en su antiguo Colegio. Saltando algunas pesas y varias cajas mas se puso manos a la obra.

— ¿Y yo qué haré Harry Potter? ¿Yo qué? — saltaba Dobby ilusionado con la idea de trabajar junto a ellos.

Hermione giró para observar a Harry, con una súplica muda le pidió incluirlo en el trabajo —con su respectiva recompensa, claro está—, Harry entendió y se sacó la camisa rota que llevaba en ese momento y se la tendió a Dobby.

Y si, inevitablemente pasó una mirada rápida a los músculos de Harry en su torso desnudo. Su trabajo le había costado desarrollarlos, no era justo que no los admirara un segundo al menos ¿O no?

— ¿Podrías por favor llevarte esta y remendarla? Y Después tráeme una nueva de mi habitación ¿Está bien?

El Elfo se iluminó de felicidad por la cortesía con la que Harry solicitaba su ayuda y salió disparado a cumplir su petición. «¡Dobby la dejará como nueva! ¡Y Dobby le tejerá en este momento una nueva camisa a su amigo Harry Potter!»

— Creo que no volverá en un buen rato — dijo Hermione divertida observando la cara de Harry ante la idea de una 'camisa tejida' marca Dobby.

— Ya tengo cientos —señaló Harry la caja de ropa para la caridad— Se me están terminando las excusas sobre los lugares donde las pierdo — agregó en un guiño.

Ambos volvieron al trabajo.

No negaba que estos pocos días en casa le habían alegrado mucho. Harry y Draco se esforzaban en todo lo posible por ayudarla a adaptarse al cambio. El cuarto que habían preparado para ella —que había pertenecido a Neville anteriormente, la limpieza en él lo evidenciaba— era simplemente perfecto. El enorme patio detrás de la casa era un lugar maravilloso donde se podía relajar y leer sin que la molestaran, salvo cuando Buckbeak aparecía y volvía a insistir en que montara en su lomo. Honestamente ¿Qué le pasaba a ese animal? Como Hagrid les avisó días antes Buckbeak rebosaba de energía, sus plumas brillaban, y Hermione juraba, que mas de alguna vez lo había escuchado hacer algún extraño sonido parecido a una risa. «¿Tal vez está contento de que te hayas mudado aquí?» sugirió Harry ayer por la tarde mientras la observaba empujar el lomo del animal lejos de ella insistentemente. Quería mucho a ese Hipogrifo, pero seguía siendo acrofóbica. No importaba si Harry se ofrecía a subir con ella. No importaba si Draco se ofrecía a amarrar al «pollo» con una cadena para que no se elevara más de 5 metros. Su respuesta era No. Una pena. Pero No.

Un estrepitoso sonido detrás de ella la sacó de su concentración.

— ¿Estás bien Harry? ¿Qué pasó?— se apresuró a ayudarle a quitarse un montón de libros y túnicas de Quidditch de encima.

—Claro que si, solo son papeles y túnicas— aclaró saliendo del escombro mientras se sacudía el polvo del cabello y las gafas. — ¡Au! —se quejó apretándose el costado.

— Y una pesa— le dijo sonriendo mientras le retiraba el brazo para revisar el golpe— ¡Harry estas sangrando!— se alarmó luego de ver un hilillo de sangre bajando por su costado.

Corrió a la salida por el botiquín que guardaban en la cocina a pesar de la renuencia de Harry. Regresó y lo obligó a sentarse en una de las cajas mientras tomaba alcohol en un trapo para limpiar la herida.

— Tranquila Hermione, no es nada. El dolor es por un golpe que me di en el entrenamiento de Quidditch el otro día, La sangre solo es un rasguño ¡Agh!— Hermione presionó el paño con alcohol en la herida.

— No te muevas jovencito —ordenó burlona— te dolerá mas.

Mientras lo limpiaba observó las múltiples cicatrices en la espalda de Harry. En especial es larga marca justo en el costado donde ella colocaba una gasa.

—Harry ¿Cuándo te hiciste esta cicatriz?— inquirió aún observando con extrañeza la inusual longitud de la herida.

Harry frunció el seño con curiosidad, bajó la mirada. Y su semblante cambió, desviando la mirada terminó de pegarse el mismo la última gasa y se levantó para regresar a su labor.

—¿Recuerdas cuando fuimos a Azkaban?— le dijo algo serio.

El recuerdo llegó a Hermione con rapidez. Fue en la Guerra. Ron había ido solo con algunos Aurores a reclutar la ayuda de los magos de la prisión, pero al llegar ahí los esperaba una emboscada. Aún así Ron logó enviar su Patronus para pedir ayuda antes de que los aprisionaran en las mazmorras de la lúgubre cárcel. Merlín gracias los Dementores habían sido expulsados días antes, sino quién sabe lo que le hubiera pasado a Ron y sus demás amigos. Harry, La Orden y ella fueron al rescate. Pero no lograron llegar todos juntos. Mientras La Orden se enzarzaba en la lucha ella y Harry salieron en busca de los prisioneros. Lograron sacar a todos, pero como Harry se lo esperaban, Ron no estaba con ellos. Ron había sido encerrado en una celda en la parte alta de la parte norte del oscuro edificio. Debido a los terribles destrozos no había manera de llegar a ella excepto, en escoba, y una parte de ella…escalando.

— ¿Entonces fue...

— Si —sonrió Harry al ver que recordaba. Cuando subimos la última parte, cuando resbalaste y-

— Tú me sujetaste— interrumpió comenzando a entender.

— Ron aún no podía sacar el ultimo barrote del boquete que logramos abrir después de todos los 'Bombarda' que lanzaste, pero el último aflojó varias piedras del terreno y tu perdiste el equilibrio, cuando me deslicé por el risco para atraparte una de las rocas rasgo mi costado. Una vez que Ron pudo salir y me ayudó a levantarte, el supo que te pondrías histérica si veías la herida. La cubrí tan pronto como pude cuando viste la mancha roja que se marcó sobre mi camisa. Así que mientras yo intentaba sanarla con algunos hechizos que me enseñó Madame Pomfrey y la cubría con la túnica que Ron me dio, el-

— El me distrajo pelándose conmigo por no haber llegado antes — sonrió ante lo tonta que había sido. Cayó redondita.

— Ron era un experto en hacerte enojar— río él mientras reacomodaba las cajas que tiró antes.

—Y lo sigue siendo — bufó ella— Aún lejos de aquí tengo ganas de buscarlo para estrangularlo— agregó con fastidio.

Harry se carcajeó.

— ¡Y tú no te rías que también me mentiste! — los señaló acusadora.

— Bueno, no teníamos mucho tiempo. — se defendió mientras sacaba un viejo suéter de lana de una de las cajas para calidad y se lo ponía.

Hermione se sentó en el sitio donde antes había estado Harry y cubrió el rostro con las manos.

—Lo siento mucho Harry. Fue mi culpa. Debiste habérmelo dicho. Lo siento mucho.

Harry se acercó a ella y se sentó a su lado.

— ¿Por qué? Sin tu ayuda no habría podido deshacer los hechizos de todas esas celdas yo solo. Sin tu ayuda no habríamos sacado a Ron a tiempo antes de que alguien más se lo llevara. —Le quitó las manos del rostro y la obligó a mirarlo, aún avergonzada— Sin tu ayuda no habríamos podido salir de allí ninguno de nosotros. ¡Inclusive soportaste tu miedo a las alturas! ¡Y no te diste cuenta!

La sorpresa la inundó. Era cierto. Estaba tan concentrada en abrir todas las celdas y buscar una manera a de llegar hasta Ron que ni siquiera recordó gritar de pavor cuando Harry la montó en su escoba y subieron todo lo que les fue posible al muro norte de Azkaban, tampoco cuando ayudada por Harry comenzó a escalar el último tramo de escombros que los dirigirían a Ron.

— Casi siete años de eso y apenas me doy cuenta — musitó estupefacta.

Harry enarcó una ceja incrédulo.

— ¿Hablas en serio? ¿De verdad no lo recordabas?

— Nunca lo pensé.

Harry la ayudó a levantarse y la jaló hasta el patio trasero.

— ¿A dónde vamos?

— A buscar a Buckbeak —le dijo mientras buscaba en los alrededores.

— ¡Qué! —Exclamó soltándose— ¿Para qué? ¿Qué estás planeando?

Ya se lo imaginaba. Ese adicto a la adrenalina quería…

—Vamos a probar tu miedo — declaró tranquilo antes de llamar al Hipogrifo con un fuerte silbido.

Ya decía yo. Ni muerta Potter. Pensó mientras se cruzaba de brazos y se plantaba decididamente sobre la nieve. Nada ni nadie la alejaría de tierra firme.

Harry se palmeó la frente contrariado ante el berrinche de Hermione.

—No perdemos nada con intentarlo —pidió con fastidio— Subiré contigo. Prometo sostenerte con fuerza. Buckbeak tiene días rogándotelo, estoy seguro de que se mantendrá volando bajo.

—En este momento me interesa más aprovechar su parte equina que la que tiene alas. ¿Por qué no simplemente damos un paseo por el Lago y regresamos trotando? No hay nada más bajo que eso.

—Exacto —recriminó Harry molesto— No darte la oportunidad de librarte de ese molesto miedo tuyo es muy bajo. Muy, muy bajo —se cruzó de brazos y la observó severo— ¿Es que no confías en mí? ¿Crees que te dejaría caer?

Demonios. Chantaje emocional.

—No hay nadie en este mundo en quién confíe mas Harry, pero no es tan sencillo —declaró levantándose y sacudiéndose la nieve. —Son muchos años aterrada de sufrir una caída libre, estrellarme contra el duro suelo mientras me reviento el cráneo y mis órganos internos se riegan por todas partes.

Quién lo diría. Ahora estaba más asustada.

Harry se quedó boquiabierto.

—No me sorprende tu fobia considerando las cosas que te pones a imaginar. Y para ser honesto lo gráfico de tus ilusiones me preocupa un poco — se burló mientras retomaba camino a la casa— Por esta vez tienes suerte, parece que Buckbeak no anda cerca el día de hoy. Pero no te confíes. La próxima vez que venga, lo quieras o no te vas a subir. Yo mismo te treparé a su lomo.

— Te acusaré con Draco— amenazó burlona.

— ¿Estás segura que se pondrá de tu parte?— advirtió confiado.

— Si sabe lo que le conviene sí, puedo amenazarlo con borrar la memoria de todos los videojuegos que lleva hasta ahora.

Mmm Tal vez eso sería peligroso. Mejor no.

— Los esconderé de ti ahora que lo sé. También son mis juegos —dijo mientras entraban a la casa y se instalaban en la sala. Harry encendió la televisión pero no tenía intención de verla. — Ya en serio Hermione, piénsalo. Algo pasó aquella vez que te hizo olvidarte que estabas asustada. ¿No quieres intentar deshacerte de ese miedo de una vez?— Muy a su pesar, Hermione asintió ante la pregunta—Piensa ¿Qué fue diferente en aquel momento?

— No lo sé… estaba preocupada por Ron, concentrada en recordar los hechizos de seguridad y…

— ¿Y qué? — la ánimo a continuar.

Los colores le regresaron al rostro, también de eso, se acababa de dar cuenta.

— Y tú me protegías—dijo disimulando su vergüenza.

Harry sonrió. Tal vez no debió decirlo así. Tal vez debió decir: "Y tú me estabas ayudando" o "Y tú sabías bien qué hacer".

"Y tú me protegías" Pero que idiota. Parecía Damisela en peligro.

Pero que Idiota.

— Bueno, entonces está decidido —dijo Harry mientras cambiaba los canales del televisor— La próxima vez subiré contigo. Y yo te protegeré— agregó intentando ocultar una sonrisa.

Que se le borró cuando Hermione le lanzó con fuerza varios cojines, aún avergonzada.


Si eres nuevo lector: ¡Bienvenido!

Si ya me leías: ¡Perdóooooooooooooon! T_T

Ok damas y Caballeros, proceod a infromarles algunos cambios:

1. Volví. Si, despues de mas de dos años. Una vez se los dije: NUNCA DEJARÉ EL FIC. y quiero que lo tengan presente. Es una promesa.

2. Si les gusto que volviera hay una sola persona a la que le debemos agradecer esto: NTde LUPIN. A tí todo el c'rédito por este chap. Esta dedicado a tí con todo mi corazón. Gracias por los mensajes y empujoncitos que me enviaste. Muchas Gracias, sin tu interés me habría costada mas tiempo volver n_n.

3. Edité los capítulos anteriores. Sn cambios minúsculos. En su mayor parte solo puntuación y uno o dos rengles que agregué o cambié de lugar. Nada mas.

4 al 10 millones. Perdón de Nuevo.

10 millones Uno. ¿Aún siguen ahí? Ó_Ò...Si es así, háganmelo saber, dejenme un review xD.

Y Por Ultimo. Cualquier pregunta que tengan, cualquier reclamo que me quieran hacer, la mas mínima duda estoy a sus órdenes. Envíenme un MP y se los responderé tan pronto como me sea posbile.

Gracias a todos y cada uno de los reviews que llegaron, gracias a todas y cada una de las alertas que agregaron, gracias por todos sus favoritos.

Gracias.

Atte. Artemisa Ravenclaw

P.D. Hay una encuesta en mi perfil, tal vez quieran participar ^_^