¡No me regañen! Jeje, es la más larga, oficialmente, de todo el fic. No hay canción intermediando la historia, pero sí unas estrofas al inicio y final. Tardé días en escribirlo y si repruebo Química será toda su culpa por tenerme aquí escribiendo. T-T Jeje no se crean, espero salir bien. Ahora, lo prometido es deuda, el epílogo de esta, según yo, maravillosa historia. Gracias a todos por sus reviews y comentarios. Les dejo el epílogo…¡disfrútenlo!

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Radio

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Canciones que se relacionan con la vida diaria, brindándonos miles de sensaciones. ¿Existirá el orden correcto de canciones para describir nuestra vida? Eso es algo que juntos deberán de descubrir (NaruXSaku)

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-...- (Diálogos de los personajes)

-"..."- (Pensamientos de los personajes)

lara lara lara (Letra de canción)

§§§§ (Separación)

((...)) (Anotaciones de la autora)

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.EPÍLOGO….

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Mi amor te esperó tantos años

Lo supe cuando te vi

Mi amor te soñó en tantos sueños

Y estás aquí

Mi amor te pensó tantas veces

Y ya te reconocí

Mi amor te inventó desde siempre

Llegaste aquí

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Unas pequeñas aves volaban en lo alto del azul manto, entonando suaves canciones de temporada. Algunas volaban en parejas, dando giros sin dejar de alegrar la mañana con sus melodías. Tímidos pequeños se encontraban en un cable, mirando a los más hábiles sobrevolar el cielo. Un agudo llanto los obligó a salir volando de manera despavorida, mientras que los que ya volaban, tomaron distintas direcciones, asustados por el agudo chillido. Una suave voz sonó, silenciando ese llanto, volviéndolos gemidos o sollozos. Una tierna sonrisa se formó en el pálido rostro de la mujer a la vez que, mecía a la criatura que tenía en sus brazos. Se sentó en la mecedora que estaba junto a la cuna, meciéndose a sí misma para así tranquilizar a la pequeña. La miró por algunos minutos, viendo sus facciones bien definidas a pesar de su edad.

Era tan linda y tierna. Aunque, había unas veces en las que la volvía loca. Tenía demasiada energía para su corta edad. Era demasiado inquieta, inclusive en dos ocasiones desapareció de su corral, provocando una reacción en cadena en la casa. Media hora después, la encontraron metida en el ropero de su habitación, llorando ante la oscuridad. En ese mismo instante, se parecía tanto a su padre. Inquieta, desesperante pero a la vez linda y tierna. Sí, se parecía tanto a…

Rin…Rin

Se levantó con cuidado, dejando a la diminuta criatura en su cuna, antes de salir de la habitación. Se acomodó un poco su ropa y cepillaba su cabello con sus dedos. Giró la perilla, encontrándose con una vieja amiga. No pudo evitar sonreí, gritar y abrazarla.

-¡Hinata!—exclamaba abrazándola, pero teniendo cuidado de no herirla--¿Cómo has estado?—preguntaba sonriendo--¿Cómo va todo, te has sentido bien?—preguntaba invitándola a pasar a su departamento. La joven sonreía, hacía mucho que no se veían, aunque ahora que estaba de vuelta en la aldea, y era una de las ayudantes del Hokage, la vería más seguido. Sin contar que por su estado, no podía ir a misiones ni arriesgarse a batallas.

-Buenos días, Sakura-samma—decía sentándose junto a ella en uno de los sofás--¿Cómo está Senritsu?—preguntaba sonriendo. La pelirosa imitó su sonrisa, mientras miraba hacia la habitación.

-Se durmió hace poco, aunque no dudaría ni un segundo de que despertaría en cualquier minuto—decía suspirando--¿Y tú, como vas, te has sentido bien?—preguntaba posando una de sus manos sobre el ya abultado vientre. Tenía poco más de cinco meses, pero el vientre ya era más que notorio para todos. Algunos inclusive decían que serían gemelos.

-Bien, no ha habido complicaciones, ha estado muy tranquilo—decía poniendo ahora ella su mano, acariciando con cariño en lugar donde su bebé ahora dormitaba.

-Me alegro mucho—respondió cerrando los ojos—Y ¿A qué se debe tu visita?—preguntaba recordando que no era muy acostumbrado que vinieran tan temprano a verlas.

-Cierto—decía cambiando su semblante—Me han mandado por algo—decía clavando su blanquizca mirada en la jade de la kunoichi.

-¿Sucedió algo, Hinata?—preguntaba preocupada ante el cambio de actitud.

-Lord Hokage ha solicitado tu presencia—dijo seriamente, notando como las facciones de la chica cambiaban a una de nervios, acercó su mano a la de ella y la sujetó, brindándole apoyo—Estoy segura que no es nada grave—decía reconfortándola.

-Sí, eso espero—decía mirando a la chica, antes de escuchar como un llanto resonaba en la habitación.


Unos gritos, cosas cayéndose y una persecución. Sí, eso era lo que precisamente se escuchaba en la torre del Hokage. Y luego, silencio total. La puerta se va abriendo con suma lentitud, a la vez que una mujer rubia aparece, sujetando a un niño por el brazo, obligándole a entrar. Un hombre se les queda mirando expectantes. La mujer hace una reverencia, jalándose al niño consigo. Un par de ojos azules se clavaron en los del Hokage.

-Lord Hokage, Kuno—decía soltando al niño, poniéndolo frente a ella—Está haciendo destrozos nuevamente, se comporta de una pésima manera, sin contar que no coopera en las misiones—regañaba la mujer.

-Ino…--murmuró el chico—Especifica, por favor—pidió sonriendo levemente.

-Sólo que se comporta de una manera tan infantil—decía en un bufido, a lo que el niño contestó molesto.

-¡Es que las misiones son muy sencillas!—exclamaba mirando a la kunoichi--¡Quiero algo con más riesgos!—gritaba mirando ahora al Hokage, quien simplemente aumento su sonrisa ante los comentarios del pequeño. ¿A quién le recordaba ese niño?

-Kuno—decía poniendo un semblante serio—Debes de aprender a obedecer a obedecer, aunque, sí, te comprendo, las primeras misiones te parecerán de lo más aburridas, pero son para mejorar tu desempeño como Ninja—explicaba.

-Pero Hokage-samma…--murmuraba el niño.

-Tranquilo, ya verás que pronto tendrás una misión interesante—decía guiñándole un ojo—Y no desesperes tanto a tu sensei, por que se puede volver mucho más gritona de lo que ya es—agregaba aumentando su sonrisa, a lo que el niño respondió alegre.

-¡Sí!—exclamó antes de salir corriendo de la oficina.

La chica lo vio partir con la boca abierta, antes de girarse frente al Hokage e inflar sus mejillas, mirándolo de manera reprobatorio.

-Me disculpara, pero no me pareció la manera en la que lo trató—decía cruzándose de brazos—Debe de aprender…

-Lo sé, pero ya lo has de tener frustrado de traerlo todos los días—decía interrumpiéndola—Entiéndelo, es un niño—finalizó sonriendo.

-Sí, estoy conciente de ello, pero…--intentaba defenderse.

-Ino, debe de encontrar otra manera de darle una reprimenda a tu primo—decía sonriendo.

-He tratado todo—decía suspirando—Es incorregible, se parece mucho a alguien que conozco—decía sonriendo de manera pícara, a lo que el Hokage sonrió.

-Mmm…no tanto—decía, antes de escuchar unos golpecillos en la puerta--¿Sí?—preguntaba viendo la cabeza de una peliroja asomarse.

-Ya ha llegado, Hokage-samma—decía mirándolo.

-Perfecto, hazla pasar—respondió acomodándose en su asiento—Ino…

-Ya me iba, no puedo dejar a ese trío ni un segundo por que podrían poner de cabeza a la aldea—decía saliendo—Nos veremos en otra ocasión, Hokage-samma—finalizaba saliendo, dejando la puerta media abierta, para así, dejar entrar a la pelirosa que traía en brazos a su pequeña bebé—Sakura, me alegra tanto verte—decía deteniéndose, mirando a la pequeña--¿Y Senritsu, como está?—preguntaba ahora.

-Bien, gracias—respondió sonriendo.

Una pequeña explosión resonó afuera.

-¡Diablos, Kuno!—exclamó antes de salir corriendo--¡Nos veremos Sakura!—gritó perdiendo ya entre los pasillos.

Se giró, entrando en la oficina, donde el gobernante de la Villa se encontraba sentado, acomodando unos papeles en filas. Entró con lentitud y este levantó la cabeza, mirándola antes de sonreír de manera muy abierta.

-Buenos días, Hokage-samma—decía haciendo una leve reverencia, sintiendo como la pequeña ya comenzaba a moverse inquieta.

-Sakura…--murmura poniéndose en pie--¿Cuándo entenderás?—preguntaba acercándose lentamente a ella, haciendo que esta retrocediera un paso, fingiendo miedo en su rostro, pero picardía en su mirada. La pequeña abrió sus ojos y estiró sus bracitos al ver al Hokage.

-Hola, pequeña—decía acariciando sus cabellos--¿Sabes que se parece mucho a ti?—preguntaba sin quitar la mirada de la bebé.

-Sí, me lo han dicho antes, pero yo digo que se parece más a su padre—decía sonriendo, mirando también a la pequeña. Dio un respingo cuando lo sintió abrazarse a ella, teniendo cuidado de no aplastar a la bebé, quien reía y medio aplaudía— ¿Ho…Hokage-samma?—preguntaba sintiéndose nerviosa.

-¿Podrías llamarse por mi nombre de pila?—preguntaba respirando sobre su níveo cuello, antes de besar el lugar. La chica ahogó un gemido.

-Na…Naruto…--decía con la voz entrecortada—No, Naruto—pedía intentando alejarse de él—Estamos en…--intentaba decir, pero él se adelantó.

-En la Oficina del Hokage, quien tiene una muy agradable visita—decía mirándola a los ojos—Además, no me pueden decir nada por besar a mi esposa¿o sí?—preguntaba pegando su frente a la de la chica.

-Oh, Naruto…--suspiró antes de sentir como le plantaba un beso en sus labios. Tuvo que romper el contacto, pues la pequeña estaba bastante inquieta, pedía a gritos que la bajaran para jugar en el pequeño tapete donde juguetes se encontraban. La dejó en el piso, antes de sentarse en una de las sillas del fondo, él joven la siguió.

-¿Lo recuerdas?—preguntaba mirando a la bebé, quien reír tiernamente sujetando unos cubos de colores. Su piel ni muy blanca ni tan bronceada, haciendo casi juego con sus rubios cabellos, pero al contraste de sus ojos aqua. La madre suspiró, recargando su cabeza en el hombro de su esposo. Cerró los ojos, y dejó que su mente la llevara entre los recuerdos. Habían pasado tantas cosas…

-Flash Back-

Un chico corría por el bosque, esquivando los árboles a toda prisa. Las misiones siempre habían sido de su total agrado, pero esta vez, odiaba el maldito momento en el que la Godaime les dijo que fueran a misión. No sabía el por qué de la pérdida del conocimiento de la joven kunoichi, nadie en sí la conocía. La pelea que habían tenido momentos antes no había sido ningún problema, no tardaron ni cinco minutos en derrotarlos, pero…

Apretó con fuerza a la joven contra su pecho, algo extraño le sucedía y sentía que se moriría si a ella le ocurría algo. Entró hecho un torbellino dentro de la aldea, asustando a más de uno, quienes al sentir el inmenso chakra salieron de sus casas a observar. Sí, desde el momento en el que ella cayó y perdió la conciencia, el Kyuubi despertó por puro instinto. La tomó en brazos, miró a Ino quien no entendía nada y no lo dudó ni un segundo, Sin preguntar ni decir una palabra, salió corriendo hacia la aldea que no se encontraba tan lejos, con su preciaba flor en brazos.

Tsunade-baasan!—exclamó entrando como loco a la habitación. La mujer se levantó alarmada no por la entrada, sino por el poder que el chico despedía. Miró a la chica desmayada e intuyó su desesperación.

-¿Qué sucedió?—preguntaba acercándose, chocando sus signos vitales.

-No sé, nos emboscaron pero no sufrió ningún daño—decía de manera entrecortada—Y de repente, cayó—agregaba recordando—No tuvo contacto con el suelo, la sujete a tiempo, pero…pero…

-Tranquilízate Naruto, la llevaré al consultorio, espera afuera—indicaba quitándose de los brazos, a lo que el chico respondió bastante enojado.

-¿¡Qué!?—Gritó, viéndola partir a toda prisa con la joven--¡Tsunade-baasan!—gritaba siguiéndola, no estaba tan loco como para esperar afuera.

(Media Hora Después)

Daba vueltas fuera de la habitación, mientras que Lee simplemente lo observaba sentado en una de las bancas. Ino se encontraba hablando algo con Hinata, quien se alegró al instante. Ella sabía que tenía Sakura y no le había querido decir. Kakashi-sensei se hallaba más a lo lejos, mirando cada una de las reacciones y suspiraba o sonreía. Otro que sabía. Apretó sus puños, justo antes de que la puerta se abriera y la Godaime saliera.

-¡Qué tiene Sakura-chan!—gritó junto con Lee, asustando de momento a la mujer.

-Para empezar, deberían saber que un hospital no se permiten los gritos—decía mirándolo de manera reprobatoria—Segundo, no tiene nada de peligro—decía tranquilizándolos—Y tercero, Naruto, quiere hablar contigo—finalizó sonriendo. Segundos después, sólo estaba Lee frente a ella, con los ojos como platos.

-¿Qué tiene…?—preguntaba con los ojos vidriosos de que ella no le hubiera querido decir de frente.

-Mmm… ¿seguro que quieres saber?—preguntaba aumentando su sonrisa.

Dentro de la Habitación

-Sakura, linda¿estás bien?—preguntaba hincándose junto a la cama, donde la chica se encontraba con los ojos entre abiertos y sus mejillas húmedas. ¿Había estado llorando? Eso le preocupó más.

-Naruto…--murmuró girándose, quedando frente a él, antes de lanzarse y abrazarlo del cuello y así, volver a llorar. Él no entendía absolutamente nada de lo que le sucedía. La abrazó sintiéndose impotente. ¿Qué diablos tenía su Sakura?

-¿Qué tienes, Sakura?—preguntaba abrazándola con fuerza.

-Oh, Naruto, yo…--intentaba decir entre sollozos—Yo…

-¡Qué, qué!—llegó un grito desde afuera, antes de escucharse un golpe en seco que provocaba un cuerpo al caer al piso, inerte.

El rubio abrió sus ojos desconcertado. Esa era la voz de Lee. Sintió como ella se separaba, para mirarlo a los ojos. Sus ojos aguados, sus mejillas húmedas, pero, sus ojos no mostraban tristeza ni dolor, sino la más pura alegría. Definitivamente, su mente estaba confundida. La vio tomar su mano con delicadeza y llevarla hacia su estómago, para ser más específico, su vientre. Sus ojos la miraron expectantes.

-¿Sakura?—preguntaba con la voz temblorosa. Una tenue idea había cruzado por su mente en el momento oque ella hizo eso.

-Naruto, yo…--decía sonriendo—Estoy embarazada—finalizó, viendo como ese par de ojos azules se abrían ante la sorpresa. Su cara mostró una sincronía de colores, antes de que en sus labios se formara una gran sonrisa, la sujetara por la cintura y la abrazara como nunca.

-¡Oh, Sakura!—gritaba sumamente feliz--¡No es una broma, cierto!—preguntaba a gritos, rogando a los dioses que lo que le acababa de decir, no fuera una maldita jugarreta.

-¡No, baka!—exclamó riendo. Sintió como la bajaba de la cama, sosteniéndola por la cintura, antes de sentir unos labios apresar los suyos. Sí, fue muy parecido a lo que Tsunade le dijo. Je, Ino acababa de perder una apuesta. Él no se había desmayado.

-Fin del Flash Back-

Una sonrisa se formó en los labios de ambos. Es había sido una de las mejores noticias que jamás habían escuchado. La pequeña rió alegre, lanzando algunos cubos al aire sin prestar atención a una que otra cosa del escritorio de su padre, que caía ante los ataques coloridos de la infanta. Sakura abrió los ojos, escuchando el rugido de su estómago. No había desayunado absolutamente nada. El chico también lo escuchó y sonrió.

-¿Quieres salir a desayunar algo?—preguntaba mirándola.

-Sí, se me antoja un plato de fruta y…--decía, antes de ver como el rostro de su esposo se ponía medio pálido--¿Naruto?-

-Antojos, malos recuerdos, muy malos recuerdos…--decía temblando, recordando esos meses en los que no había podido dormía ni descansar un segundo. Si no era una cosa, era la otra. La palabra antojo, estaría fuera de su vocabulario por mucho tiempo…

-Flash Back-

Poco después de la media noche, se encontraba dormido en la cama junto a su kunoichi. Gracias a los Kamis la madre de la joven había aceptado de las mil maravillas la buena nueva y al instante, comenzó a buscar un departamento cerca de su casa, para poder ir a visitarlos y a su futuro nieto o nieta. Abrazó a la chica por la cintura, acariciando con suavidad su abultado vientre. Habían pasado tan sólo cinco meses, qué para él se habían hecho un eternidad. Su pequeña ya había dejado a un lado los sentimentalismos y ahora, según lo escuchado, vendrían los antojos. Pero, hasta ahora, ella no le había molestado con ninguno muy fuera de lo normal…

-Naruto…--murmuró girándose, mirando al joven medio dormitar—Naruto—repitió un poco más fuerte.

-Mmm…--respondió abriendo sus ojos, parpadeando un poco para enfocar bien--¿Qué sucede, Sakura?—preguntaba ya mirándola a la perfección. Aunque, el sueño aún permanecía marcado en sus ojos zafiros.

-Se me antoja un pie de manzana—decía sonrojándose un poco—Creo que hay en el refrigerador—añadía intentando persuadirlo para que fuera en busca de aquello que tanto quería.

-Está bien—decía saliendo de entre las calidas sábanas, enfrenándose al frío de la noche. Camino a tientas por el pasillo, girando hacia la cocina, antes de abrir el refrigerador. Encontró el pie, lo sacó y partió una rebanada. Dejando todo en su lugar, regresó a la cama, con el plato en una mano—Aquí lo tienes.

-¡Gracias!—exclamó tomándolos y tomando pequeñas porciones, le vio meterse de nuevo a la cama, cuando dejó el plato sobre su regazo y se dedicó a mirarlo—Naruto…

-Mmmm….

-Quiero algo caliente—decía sin quitar la mirada del pie frío, recién sacado del refrigerador—Quiero ramen—añadía brillándole las pupilas--¿Podrías…?

Los ojos del chico estaban abiertos como platos, se giró para verla. Sus ojos se veían brillantes a pesar de la oscuridad. Diablos, cristalinos. Sin decir una palabra, salió de la cama, casi cayéndose gracias al cansancio. Rogaría por que hubiera uno instantáneo, no iba a salir a…

-¿Podrías ir por uno al Ramen de…?—pedía jugueteando con la sábana. No tenía que especificar, ya sabía él de donde quería. Lo vio paralizarse y girarse mirándola con un tic en su ojo derecho—Por favor…

-Está bien…--murmuraba saliendo a paso lento.

-¡Pero date prisa!—exigió ahora, antes de que el chico saliera corriendo hacia la puerta.


Media hora después, venía entrando un joven muy cansado, con unas bolsas en las manos. Respiraba de manera agitada y sus piernas flaqueaban. Entró a la cocina, vertiendo el ramen en un tazón para poder llevárselo a su Sakura. Entró con una amplia sonrisa, aunque, al ver lo que tenía en frente, por suerte la bandeja con el tazón no terminó en el piso haciendo un escándalo. De nueva cuenta, un tic adornó su ojo, a la vez que su labio inferior temblaba. Unas pequeñas lágrimas corrieron por sus mejillas mientras intentaba mantener la paciencia. Frente a él, profundamente dormida, se hallaba Sakura.

-Oh, no puede estar pasándome esto a mí…--murmuraba viendo entrar los primeros rayos solares por la ventana. No había podido dormir casi nada…

-Fin del Flash Back-

-Hermosos recuerdos…--decía con temor.

-Me porté bien, no te quejes—decía recargada en su hombro, con la pequeña en sus brazos. Las personas que los veían pasar, hacían una leve reverencia ante el Hokage. ¿Quién lo diría, verdad? Una de las personas más despreciadas de Konoha, ahora era de los más respetados Hokages. Que extraño es el destino. Igualmente para su esposa. A él lo odiaba, le parecía tan infantil y desesperante, y ¡mírenla ahora! Casada, con él, y con una pequeña bebé. Suspiró mirando el lugar donde se detenían, una cafetería donde servían de todo. Y a su lado, una joyería y más a la distancia, un aparador con kimonos para matrimonio…

Ese día, jamás lo olvidaría…

-Flash Back-

Su vientre aún era plano, hacía apenas un mes que se había enterado de su embarazo y sus amigos, familia y sobretodo Naruto no la habían dejado en paz. La mantenían atendida y mimada todo el tiempo, y bueno, era muy divertido pero a veces desesperante. Lo bueno, y que le extraño, es que esa mañana, Naruto había desaparecido por completo. Lo fue a buscar al área de entrenamiento, pero no lo encontró. Sólo Sai, Sasuke y Kakashi estaban allí, hablando de quien sabe qué cosa, que cuando la vieron entrar, callaron al instante. Después del medio día, Ino la invitó lo que quisiera, pues sabía de los problemas que tenía el joven kitsune respecto a su alimentación.

-Oye Ino…--decía sorbiendo un poco de su bebida--¿No sabes algo de Naruto?—preguntaba dudosa—No lo he visto y…

-No te preocupes, ha de estar por allí—contestó sonriente. Esa mirada y sonrisa ocultaban algo. Frunció el ceño. Algo o le había dicho.

-Ino¿me ocultas algo?—preguntaba mirándola con seriedad.

-No¿por qué piensas eso?—respondía sin mostrar ningún signo de duda. Cosa que hizo titubear a la pelirosa—¿Y sí vamos al parque?, los cerezos están en flor…

-¡Sí!—respondió feliz, Adoraba ver esos árboles florecer de esa manera tan hermosa.

No vio la sonrisa cómplice que hizo su amiga…


Era un paisaje mágica, lleno de magia y romance. Las chicas caminaban maravilladas, ese año, habían florecido mucho más bonito. Vieron una baca vacía bajo uno de los árboles, y la rubia la jaló hacia ella, casi obligándole a sentarse, inventando cualquier tonta excusa.

-No debes de hacer esfuerzos…--estaba perdiendo su toque en las mentiras, eso era muy notorio.

-Pero apenas tengo tres meses, Ino, no estoy inválida—respondía entre ofendida y sorprendida

-Lo sé, pero…--decía sonriendo—No quiero que mi sobrinita nazca antes—añadió.

-Jeje.

-Iré por algo de beber, me esperas aquí ¿sí?—decía yéndose. La kunocihi ni respondió, sólo la vio partir, perdiéndose a la distancia. Se recargó mejor en la banca, llevándose una mano al estómago, sonriendo maternalmente. Kami, un bebé, la mejor bendición. Cerró los ojos y comenzó a imaginarlo, sería tan hermoso…

-¿Sakura?—preguntó alguien.

Abrió sus ojos de golpe, topándose con un par de ojos zafiro. Sonrió antes de mirarlo reprobatoriamente.

-¿Dónde demonios has estado todo el santo día?—preguntaba cruzándose de brazos.

-Mmmm…fui a comprar unas cosas—decía sonriendo como sólo él sabía.Negó con la cabeza, recargándose en su hombro y cerrar los ojos. Podría jurar que pasaron horas si no hubiera sido por algunas cosas in entendibles que decía el chico.

-¿Naruto?—preguntó desconcertada.

-Sakura, yo….

-¡Sakura-chan!—gritaba alguien a la distancia. Escuchó perfectamente una maldición por parte de su novio.

Una chica de cabello castaño claro venía corriendo, un abanico gigante colgaba de su espalda. Ambos jóvenes se sorprendieron¿qué hacía ella allí? Los exámenes ya no eran para ellos, y no habían asuntos políticos que atender. ¿Entonces?

-¡Temari!—exclamó la chica recibiéndola--¿Cómo has estado?...¿Qué te trae a Konoha?—preguntaba viéndola, hacía tanto que no había una reunión.

-¡Cómo que qué!—preguntaba ansiosa--¡Estás embarazada!—gritaba muy feliz, cosa bastante extraña en ella, pero, la ocasión lo ameritaba.

-Jeje¿cómo te enteraste?—preguntaba.

-Mmm…sabes que hay muchas misiones y, creo que es la noticia del momento—respondía guiñándole un ojo a lo que la chica se sonrojó.

-Sabía que no podrían guardar el secretito—decía, olvidándose totalmente del chico que las miraba con frustración. Al ritmo que iba, jamás le diría. Unos pasos le hizo voltear. ¡Maldita sea! Ahí venía Ino…Suspiró resignado, cosa que igualó la rubia. Plan uno, cancelado.

-Hola Temari—decía sonriendo, intentando ocultar todo lo que ocurría.

-Me alegra verte, Ino—respondía sonriendo--¿Y qué hacer por aquí, Sakura?—preguntaba mirando tras la chica.

-Estaba con Naru—decía volteando—to—finalizó viendo que ya no había nadie. Absolutamente nadie. Levantó una ceja¿en dónde demonios se había metido?--¿A dónde se fue?—se preguntaba en voz alta.

-No lo sé—respondió Ino resignada. El lugar, el momento. Todo había sido planeado para ser perfecto y mira en que terminó.

-¿Vamos a caminar por el parque?—preguntaba Temari sonriente—Quiero que me cuentes todo sobre lo de tu embarazo…

-¡Baka, baka, baka!—decía una y otra vez el joven kitsune, casi golpeándose contra alguno de los troncos de los cerezos. No podía creer que tuviera tan mala suerte. Recargó su cabeza y se dignó a mirar el cielo, pensando como podría decirle. Cerró los ojos, escuchando la paz que existía en ese lugar. Unas risas femeninas llegaron a sus oídos. Era de esperarse, tal vez ni supieran que se encontraba allí, tan cerca de ellas, escuchando todo…

-Entonces Naruto es el padre—decía Temari sorprendida, pues recordaba sus acostumbradas riñas—Wow…

-Lo mismo dije yo, pero cuando los vi llegar juntos y luego…Kami, todo pasó tan rápido—agregaba Ino.

-Sí, todo ha pasado tan rápido—decía Sakura de manera soñadora.

-¿No quieres algo de comer, Sakura?—preguntaba Ino, fijándose en algo totalmente fuera de lugar con el paisaje.

-Yo, etto…sí, un poco—respondió sonrojándose.

-¿Me acompañas a comprar algo a aquellos puestos, Temari?—decía tomando a la chica por el brazo.

-Yo tambien voy—chillaba mirándolas partir, a lo que Ino respondió.

-Descansa, en un momento volvemos…

Infló sus mejillas, mientras veía a su alrededor, aquí ni siquiera habían bancas. Caminando con tranquilidad, se sentó bajo uno de los árboles. Estaba preocupada por Naruto, había estado actuando muy extraño, tan fuera de lugar. Sintió una presencia sentarse a su lado. Un aroma muy peculiar llegó a su nariz. Amaba esa colonia, ella se la había regalado cuando cumplieron los dos meses de novios. Sin siquiera abrir los ojos, se recargó en su hombro.

-Sakura…--murmuró el chico viéndola. Debía de estar cansada o muy confiada. Metió su mano en su pantalón, tanteando la pequeña cajita aterciopelada. Y luego, la volteó a ver a ella. Arrugó el ceño, tenía que decírselo en ese mismo instante.

-Sakura, yo tengo algo muy importante que decirte—decía intentando parecer lo más serio posible, a lo que la chica abrió los ojos enseguida. Debía de ser algo muy grave para el tono que uso. ¿Y si se iba de misión¿Y si le pasaba algo?

-Dime, Naruto—respondió nerviosa.

-En los últimos meses, han ocurrido tantas cosas…--decía sonriendo—Cosas que yo siempre soñé y añoré. Saber que tú me querías fue lo mejor que me pudo pasar y ahora esto…--añadía cerrando los ojos, aumentando su sonrisa—Pero, hay algo que debo hacer…

La chica movió un poco la cabeza, no estaba entendiendo muy bien lo que intentaba decir.

-No digas nada, sólo quiero hacerte una simple pregunta…

Instantáneamente le llegó un tímido recuerdo. Aquella vez en el bosque, cuando ya sabían de sus sentimientos. Ella dudaba y no entendía por qué, y simplemente le preguntó al kitsune "¿me quieres?". Tal vez él le fuera a preguntar algo así o…No, era imposible, estaba fantaseando con cosas que…que…

-¿Quieres casarte conmigo?—preguntó al fin, sacando la cajita de su pantalón, y abriéndola, mostrando un sencillo anillo con una piedra bastante extraña. Tonalidades entre rosa y violeta le adornaban.

Sus ojos se abrieron, una extraña picazón les invadió. Se humedecían con lentitud, provocándole ver algo borroso. Se llevó una mano a la boca, intentando no gritar ante lo expuesto. Su labio inferior temblaba, volteó a verlo. Sus ojos azules, brillantes como nunca, mirándola con un cariño increíble. Dejó escapar las lágrimas, al momento que su cabeza se movió afirmativamente.

-¿Eso es un sí?—preguntaba ampliando su sonrisa.

-¡Sí, maldita sea!—exclamó lanzándose a sus brazos, a lo que el chico respondió al instante, procurando que no sufriera ninguna herida, pues cayó de espaldas con ella sobre su pecho, besándolo con ternura. Se separó para mirarla y con todo el amor que le tenía, poner el anillo en su dedo.

-Mi Sakura…--murmuraba abrazándola.

-Sí, y tú…--respondía mirándolo—Eres todo mío—finalizó volviendo a besarlo.

-Fin del Flash Back-

Una boda preciosa. Se casó ya con seis meses y medio de embarazo, pero no por eso perdió su belleza, o eso fue lo que le dijeron todos. Su vestido aún estaba perfectamente guardado en el ropero en su departamento. Se sentó frente al chico, para así poder hablar más a gusto y a la vez poder revisar a su pequeña inquieta. Una mujer se acercó, trayéndoles la carta pero no sin antes hacer una reverencia ante el Hokage. El día en el que lo escogieron. Kami, había sido uno de los más movidos de su vida…

-Flash Back-

Toda La aldea estaba en suma tranquilidad. Tsunade había renunciado al puesto, sin contar que, su vida estaba ahora centrada en su esposo. Pareciera como si la alumna siguiera a la maestra. Igual que su Sakura, se casó con un extrovertido Ninja, Jiraiya. Y ese día en especial, era la elección del nuevo Hokage. Y, como alguna vez alguien dijo o mejor dicho gritó y afirmó¡Yo seré el próximo Hokage!, se estaba volviendo realidad. Desde que el Sol alcanzó la mitad de los cielos, Naruto Uzimaki, el portador del demonio zorro Kyoubii y un Jinchuuriki, estaba en la torre del Hokage, aceptando el puesto ante los habitantes y ninjas conocidos de la aldea. Cuando fue proclamado, una ovación resonó, seguida de un gran gritó de dolor.

-¡Sakura!—exclamó el ahora Hokage, hincándose junto a su mujer, que yacía de rodillas en el piso, sosteniéndose el vientre.

-¡Kami-samma!—exclamó Tsunade corriendo hacia, ella. Miró al chico y asintió, dándole a entender que el momento había llegado.

-Debemos de llevarla a clínica, ahora—ordenaba la ex Godaime, viendo al chico tomarla en brazos—Ino, trae todas las cosas necesarias, Naruto, sígueme—decía saliendo, dejando a todos preocupados y a la vez excitados ante la alegría.


Cada segundo que pasaba, resonaba en los oídos del chico. Su mirada se había mantenido fija en la puerta, los que se encontraban allí, junto a él, podrían jurar que ni parpadeaba. Kakashi estaba junto a Hinata, Sasuke y Sai. Enfrente estaba Ino y Jiraiya, todos esperando alguna respuesta por parte de la encargada de la clínica. Con lentitud se fue abriendo la puerta, y como si fuera un resorte, él se levantó.

-Naruto…--decía sonriendo—Felicidades—añadía respirando un poco--¿Quieres entrar a verlas?—preguntaba quitándose de la entrada.

-¿Verlas?—preguntaba anonadado--¿Es una niña?-

-Sí, una preciosa niña—respondía sonriendo aún más. Era inevitable ocultar toda la felicidad que en ella se encontraba.

Con paso lento fue entrando en la habitación…

Miraron como la mujer soltaba una lágrima antes de sonreírles. Se podría decir que, acababa de nacer su sobrina y que hacía sido ella quien la trajo al mundo. No podía estar más feliz.

Dentro de la Habitación

Finas líneas cristalinas corren por las bronceadas mejillas del chico, con la manga de su traje seca las lágrimas, para así, acercarse a su joven esposa, que se mantenía adolorida y cansada. Se posó junto a la cama y la miró. Ella sonrió débilmente, mientras con una mano corría la cobijita, dejando ver a su pequeño retoño. Cabellos rubios, su piel no era tan blanca como la de su madre, ni tan bronceada como la de su padre. Y sus ojos, un misterio de momento. Acercó su mano a la regordeta y amoratada mejilla, acariciándola con delicadeza. Apretó el ceño, antes de abrir por segunda vez sus ojos. La chica sonrió al ver ese par. Aqua marina. La pequeña lo miró expectante.

-Nena, es tu papi—decía Sakura mirando a su bebé.

-¿Cómo le llamaremos?—preguntaba el ahora papá, mirando a su pequeña.

-Senritsu—respondió la chica mirando a su esposo.

-Me gusta—dijo sonriendo—Mi pequeña Senritsu…

-Fin del Flash Back-

Sí, su vida ha sido maravillosa desde entonces. Sólo felicidad, alegría y paz. Cerró los ojos, escuchando lentamente la canción que se tocaba en el radio de la cocinera. Sonrió al escuchar la letra. Igual que el primer día de lluvia, donde lloró por la perdida del Uchiha, una solitaria lágrima corrió por su mejilla. Pero ahora, no de dolor ni tristeza, sino de la más pura e infinita felicidad. Sintió la mano del chico posarse sobre la suya y le sonrió. Sí, todo empezó gracias a una canción, y ahora, terminaba con otra. Aunque...

-Esto es sólo el comienzo...--murmuraba Sakura antes de unir sus labios con los del kitsune.

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Y así será

Juntos por fin

Y así será

Para los Dos

Y así será

Un gran Amor

Y así será…

¡Y así será!

Será un gran amor hasta el final

Que nadie nunca podrá separar

Un gran amor

El corazón tanto esperó

Y así será…

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-FIN-

¡Tan-Tan! Dioses, por poco y me suelto a llorar cuando escribí la última estrofa de la canción. Ya estaba conciente de que iba a terminar de manera definitiva, pero, siempre es difícil cerrar un fic con el que te has encariñado tanto. Pero, así será.

¡Gracias a todos por seguir esta historia hasta el final!

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Atte: TanInu

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(Fan Fic Oficialmente Terminado)