Las crónicas perdidas de Konoha: Shippuden

Capítulo 100

Conclusiones


Llevaban medio año buscando algún indicio que les indicara la ubicación de Uchiha Madara luego de que este consiguiera escapar de Ame, pero el hombre simplemente parecía haberse esfumado en el aire. Cuando daban con alguna persona que era capaz de reconocer el nombre, usualmente eran ancianos que simplemente se reían un poco y les señalaban que el primer Hokage se había encargado de él; en pocas palabras era como si estuvieran buscando un mito y no a una persona de carne y hueso.

Ino masajeó ligeramente su cuello, estaba cansada y algo fastidiada de no ser capaz de encontrar nada útil. Cuando el equipo al que pertenecía se encontraba con shinobis de Ame normalmente terminaban peleando y era labor de ella ingresar en sus mentes para tratar de encontrar algo que pudiera ser utilizado, pero no importaba cuantas revisara, nada daba una pista del paradero actual de Madara.

—Honestamente creo que estamos buscando un fantasma —habló la kunoichi al ver al capitán de su equipo ANBU acercarse cuando terminó su labor luego de una de las tantas peleas contra ninjas de la lluvia—. Incluso los ninjas de Ame no parecían estar al tanto de su identidad o del poder que ejercía dentro de su villa.

—Es posible que no logremos conseguir información, pero aún así debemos de seguir buscando —contestó Yugao seriamente, la rubia no era la única cansada del grupo—. Si no conseguimos nada tendremos que regresar para el final del mes a reportarnos y de ahí simplemente esperar órdenes.

—Quizás podríamos tratar de centrarnos en los pueblos cercanos —opinó Ino luego de darle un vistazo al bosque húmedo de los territorios del país de la lluvia en que se encontraban—. Madara se retiró sumamente herido, tiene que haber llegado a atenderse a algún lugar si es que sigue vivo.

—El problema es que la gente común no sería capaz de identificarlo y considerando el perfil que se nos entregó de él, dudo que haya sido descuidado como para dejar que alguien lo vea con su apariencia real.

—Podríamos tratar de investigar sobre suplementos médicos desaparecidos o algún hombre gravemente herido que haya sido atendido, puede que haya estado disfrazado —insistió la kunoichi más joven, realmente no quería regresar a Konoha con las manos vacías.

—Tendrías que entrar en la mente de cada persona con algún indicio parecido a lo que describes y eso puede resultar ser una experiencia poco agradable, en especial para los civiles —aclaró Yugao, la idea había pasado por su cabeza en algún momento, pero pese a lo sencillo que sonaba era consiente de que realizarlo y conseguir una pista distaba de ser una labor simple—. En el estado en que se encuentra el país de la lluvia deben de haber habido muchos robos y gente herida.

—¿Entonces regresaremos sin nada?

—Hay veces que no se puede conseguir lo que uno busca y esta parece ser una de ellas —explicó la mujer—. Quizás con algo de suerte alguno de los otros grupos consiguió alguna pista… Aunque honestamente lo dudo mucho, Madara debe de haber sido cuidadoso y somos el único grupo que actualmente tiene un elemento que sea capaz de revisar las mentes de otras personas.

Ino suspiró pesadamente. Normalmente se tomaría el comentario como un cumplido, pero en ese momento le cayó como una cachetada; ni con sus habilidades había conseguido sacar algo provechoso.

—Sai terminó de inspeccionar el área con los otros —informó Yugao viendo como en el suelo una serpiente de tinta cambiaba su forma para dejarle leer el corto mensaje—. Hay que reunirnos con ellos y encontrar un lugar para pasar la noche, también sería un buen momento para avisar a Konoha que vayan buscando otro método para localizar a Madara antes de que las pocas pistas que haya podido dejar las borre el tiempo.

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El aire seco y caliente contra su rostro no le incomodaba tanto, era algo a lo que estaba comenzando a acostumbrarse, pero lo que realmente dudaba que pudiera llegar a tomarlo como parte inevitable de haberse mudado era la casi total ausencia de nubes en el cielo. No era como en Konoha donde sólo en los días más despejados su pasatiempo le era imposible, en Suna una piadosa nube que ofreciera algo de resguardo contra los inclementes rayos del sol era un evento poco usual.

Sintió unos pasos acercándose hacia él, posiblemente no podría quedarse mucho más tiempo esperando pacientemente con la mirada al cielo por alguna nube que observar.

—No deberías de estar ahí, no es como en Konoha —habló Temari al encontrar a Shikamaru recostado encima del techo de uno de los tanques de agua del edificio en el que estaban. Si el Nara seguía con las mismas costumbres acabaría con una insolación y eso si tenía suerte.

—¿Llegaron los informes desde Konoha? —preguntó Shikamaru levantándose con algo de pereza.

—Sí —asintió ella sin dejar de mirarlo—. No han encontrado nada tampoco y es probable que también se vean obligados a suspender la búsqueda —agregó un tanto fastidiada, Suna al igual que Konoha había estado buscando pistas del paradero de Madara, pero por su propia situación económica tuvieron que suspender la labor y recomenzar las misiones usuales—, por un momento tuve la esperanza de que podrían encontrarlo antes de que se vieran obligados a reasignar a sus equipos.

Shikamaru observó a la rubia en silencio, se le veía seria y controlada pese a que estaba informándole que el asesino de su hermano simplemente se había hecho humo y que cualquier esperanza de encontrarlo sería suspendida. A veces le costaba un poco entenderla, ella quería mucho a Kankurou, pese a que discutían un poco eran simplemente cosas de hermanos, pero eran sumamente unidos por la infancia que les tocó tener. Shikamaru dudaba que él hubiera podido aceptar una situación como esa si Hidan hubiera desaparecido y Konoha dejaba de buscarlo.

—¿Sucede algo? —preguntó Temari al ver como el ninja de Konoha se había quedado quieto mirándola—. Si quieres decir algo hazlo, no voy a estar adivinando que piensas —añadió seriamente, pero no recibió respuesta por parte del muchacho, este simplemente comenzó a caminar, dispuesto a abandonar el techo en el que se encontraba—. Si está vivo volverá a aparecer —habló Temari cuando Shikamaru pasó a su lado provocando que se detuviera, al final si estaba adivinando lo que él tenía en la cabeza—. Ahora sólo puedo apoyar a Gaara, no hay pistas de dónde está y no pienso abandonar Suna por una venganza personal.

Shikamaru chasqueó ligeramente la lengua, 'abandonar' era una palabra muy radical que él no hubiese usado para una situación así. Tanto Temari como Gaara habían tomado casi de manera solemne el fallecimiento de su hermano, era como si los shinobi de Suna tuvieran realmente grabado en el cerebro que morir peleando era algo imposible de evitar para personas como ellos. Estaba seguro de que cuando vieran a Madara nuevamente arreglarían cuentas, pero ninguno de los dos parecía estar predispuesto a salir de cacería con fines personales.

Unos ligeros gritos detuvieron a la pareja cuando esta llegó hasta las calles de Suna. Un pequeño niño de cabello castaño desordenado estaba llamando a la kunoichi.

—¡Temari-sensei! —llamó Yoku sonriente al alcanzarla.

—No soy tu sensei —aclaró ella seriamente, el pequeño recientemente había sido admitido en la academia ninja.

Kankurou no había tenido tiempo de contarle a su hermana del niño que le mencionó cuando hablaron por unos instantes antes de la batalla en Ame, pero cuando ella regresó a Suna con la noticia del fallecimiento de su hermano, Yoku había estado rondándola un poco. Fue Gaara quien le indicó que el pequeño había estado de alguna manera bajo el brazo de Kankurou por unos meses y que quizás él le había hablado algo sobre ella. Normalmente hubiera establecido un límite bastante claro con el niño, pero considerando lo complacido que sonó su hermano la única vez que se lo mencionó, le costaba un poco apartarlo por completo, además de que estaba consiente de la situación por la que llegó a Suna.

—¿Y cuando acabe la academia? —preguntó el pequeño luego de pensarlo un poco y sin perder la sonrisa de su rostro.

—Falta mucho para eso —contestó ella, y no estaba exagerando, a diferencia de Konoha ellos estaban aceptando niños desde edades menores a seis años para que iniciaran el entrenamiento como shinobis y ese era el caso de Yoku.

Shikamaru se mantuvo observando por unos momentos y luego elevó la mirada al cielo que seguía sin nubes. Pronto él podría ver si realmente podría descansar tranquilo con respecto a Tsubaki; se había comprometido a que sería él el sensei de la hija de su maestro, pero con su decisión de partir a Suna eso sería imposible, aún así no era el único que podía tomar ese lugar y en unos días vería si la otra persona realmente estaba a la altura como para hacerlo.

—¿Pensando en Konoha? —preguntó la kunoichi luego de que el pequeño Yoku decidiera dejarla tranquila—. ¿Has recibido alguna otra noticia de Kurenai-san?

—Todo sigue bien, Tsubaki aún le pregunta mucho cuando voy a ir a verla, pero espero poder pasar unos días de visita pronto —asintió regresando la mirada a la kunoichi, hasta el momento había estado todo el tiempo en Suna, pero poco a poco todo parecía estar regresando a la calma y eso le daría una oportunidad de salir sino tenía demasiado trabajo encima.

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El fuerte aroma de los vegetales cocinados por su abuelo acaparó completamente la atención del pequeño Takeshi que inmediatamente abandonó sus juguetes y a Iruka, con quien estaba jugando, para dirigirse a toda velocidad a la cocina del Ichiraku donde Teuchi estaba cocinando uno de sus platos preferidos.

—Y yo que pensaba que prefería jugar contigo que comer —rió ligeramente Ayame al ver como su hijo abandonó a Iruka.

—Debe de tener hambre —supuso él recogiendo los juguetes que habían quedado tirados en el suelo del patio trasero del conocido puesto de ramen—. Para ser honesto yo también tengo un poco —añadió sonriendo.

—¿Qué? ¿Por qué no me dijiste? Si hubiera sabido le decía a mi papá que dejara de tratar de hacer almuerzos especiales y cocinara algo más sencillo —se quejó Ayame al escuchar al shinobi.

—No, no te preocupes, tampoco es que me esté muriendo de hambre —intervino él de inmediato viendo como la muchacha lo observaba no muy convencida—. Además Teuchi-san no suele ofrecerse a hacer cosas tan complicadas en la mitad de un día de trabajo ahora que el negocio ha vuelto a tomar vida —añadió. Durante el periodo en que Konoha estuvo en guerra la afluencia de clientes había disminuido notoriamente en el puesto de ramen y recién estaban recuperándose.

—¿Te estás aprovechando del cariño de mi papá por su nieto? —cuestionó ella tratando de mantener un rostro serio y cruzándose de brazos—. Esto es el colmo, yo que pensaba que te estabas quedando por Takeshi-kun –añadió mirándolo de manera fija y expectante, como si esperara una respuesta precisa que no era exactamente referida a su hijo, ella sabía bien que Iruka no se quedaba para explotar a Takeshi por posibles platos especiales de comida.

—Claro que lo hago por él, aunque no es sólo por eso… —aseguró el hombre seriamente, al ser uno de los clientes mas frecuentes del puesto de ramen y tener facilidad para tratar con los niños, se había vuelto la figura paterna del pequeño. Pero no era sólo por eso o los platillos del puesto que Iruka había comenzado a estar todas las tardes presentes en el Ichiraku. Quizás como una extensión del vínculo que generó velozmente con Takeshi o el haber conocido a Ayame por más de diez años, pero desde antes que la guerra terminara se había acercado bastante a la hija de Teuchi y por suerte para él, el cocinero comenzó a considerarlo como parte de la familia sin ningún problema. Lamentablemente hasta el momento el shinobi no había logrado expresar abiertamente sus deseos de tener una relación formal, y no era que no lo hubiera intentado, simplemente tenía mala suerte y ese día no sería diferente.

Iruka dejó escapar un pequeño suspiro con algo de pesadez y giró el rostro en dirección a donde sintió como lo llamaban a lo lejos. Aunque tal vez esa intromisión no era algo negativo, confesarle a Ayame su interés en ella en el patio trasero del puesto de comida de su papá no debía de ser la mejor de las opciones para conseguir una respuesta positiva.

—¡Iruka-sensei! —llamó una voz femenina acercándose con una sonrisa en el rostro en compañía de un shinobi corpulento.

—Tenten —saludó Iruka con algo de curiosidad antes de sonreírle ligeramente a Chouji que venía acompañándola.

—Que bueno que lo encuentro —habló la kunoichi antes de dirigir la mirada en dirección a Ayame y preocuparse un poco—. ¡Perdón! Chouji me dijo que posiblemente estaría aquí, no quería incomodar —agregó luego de unos instantes. Los intentos fallidos de Iruka por encontrar un buen momento para hablar no eran secreto para los shinobi que lo frecuentaban.

—No te preocupes, no sé de qué estás hablando, no interrumpiste nada —aseguró velozmente Iruka de forma nerviosa viendo como Ayame negaba ligeramente con la cabeza, hasta para ella era bastante obvio, mientras se alejaba un poco para dejar a los shinobi hablar.

—Puedo volver más tarde… —continuó la maestra de armas viendo la cara de decepción de la hija de Teuchi mientras se alejaba.

—No, dime qué necesitas —insistió el shinobi tomando un tono más serio.

—No es para que se ponga así —comentó Tenten un tanto divertida con el cambio brusco en la actitud del shinobi—. No es nada grave —aseguró riendo un poco—. Simplemente necesito una autorización firmada o directa para poder acceder a los expedientes de los alumnos de la academia –informó tranquilamente con cierto brillo de emoción en sus ojos.

—¿Y eso? —cuestionó con curiosidad el mayor de los shinobi volcando la mirada hacía Chouji—. Ya te los había entregado hace unos días.

—Tenten necesita los expedientes de los alumnos que se han graduado hace poco también, no sólo los que aún están en la academia —explicó Chouji—. Traté de ver si podía conseguirlos yo, pero como recién me he vuelto sensei en la academia creo que no es suficiente.

—Tratamos también con Suzume sensei, pero nos dijo que necesitábamos permiso del director o del Hokage —agregó la kunoichi frotándose ligeramente la cabeza—. Y el Hokage está en una reunión ahora.

—Y Tenten se niega a esperar un día más… —recalcó Chouji sonriendo un poco mientras la kunoichi le dirigía una pequeña mirada de disconformidad.

—¿Y para qué los necesitas? Pensé que tendrías bastante trabajo con los que ya te había dado —preguntó Iruka. No es que desconfiara de alguno de los dos, pero no podía estar repartiendo expedientes al primero que viniera a pedírselos, en especial si eran los registros del inicio de shinobis ya activos. Además no llevaba mucho desde que había sido ascendido a director y no planeaba ser removido del cargo por mal manejo de documentos.

—Lo que ocurre es que deseo tratar de incorporar a algunos de los genins en el proyecto que se me asignó —explicó ella de forma seria—. Los que no llevan mucho tiempo fuera de la academia y aún no se han desarrollado por un área específica podrían verse beneficiados también, podría ayudar a acelerar su crecimiento como shinobis.

—¿Pero no tendrías demasiados alumnos? —cuestionó Iruka un tanto preocupado—. Aunque se te ha asignado esto no vas a estar exclusivamente dedicada a enseñarles, hasta donde me dijiste continuarías activa para la asignación de misiones fuera de la villa y un grupo grande no se vería beneficiado.

—Por eso quiero los expedientes, para analizar un poco más a fondo a cada uno antes del proceso de selección. Si realmente tienen posibilidades de expandirse por otras áreas no sería necesario que los tome… a menos claro que demuestren mucho talento con las armas. Quiero darles una oportunidad también a los que se han graduado hace poco y que realmente podrían volverse expertos en el manejo de armas.

—Supongo que puedo dártelos, aunque ten en cuenta que algunos de ellos deben de estar en estos momentos dirigiéndose a Suna para el examen chunin —accedió el shinobi.

—Lo sé, los que logren ascender de rango no los escogeré, si pasaron el examen es obvio que ya han generado sus propios recursos —explicó ella dejando escapar en su voz un tono de emoción.

Luego de su actuación en la batalla final en Ame, Tenten había ganado bastante prestigio entre los shinobi de la hoja y arena e incluso los rumores de la victoria contra un miembro de Akatsuki, por parte de una kunoichi sin ningún tipo de habilidad especial, estaban comenzando a expandirse. Esto le ganó un trabajo importante dentro de la villa en vista de que el potencial de Konoha se encontraba disminuido luego de las bajas de la guerra y la desaparición del clan Aburame y de casi todos los miembros del clan Inuzuka y Hyuuga. Dentro de los jóvenes de la villa, no pertenecientes a alguno de los clanes con habilidades secretas o que mostraran una notoria inclinación temprana por alguna de las artes del ninjutsu o el genjutsu, debía de escoger a los más prometedores para entrenarlos dentro del manejo de las armas a un nivel superior al que la academia ninja lo hacía. Esto ayudaría a reforzar el poder de los shinobi de Konoha a la vez que estaría colocando genins mucho más preparados desde un inicio.

La labor sorprendió un poco a Tenten cuando Kakashi se la explicó semanas antes, pero no dudó en acceder. Ella había tenido suerte al haber sido asignada al equipo que le tocó cuando salió de la academia: su sensei los empujaba a entrenar siempre sin importar las habilidades que tuvieran y sus dos compañeros la impulsaban a seguir mejorando, pero era consiente que eso no ocurría siempre. Existían casos que conocía de cerca que habían demorado varios años en realmente comenzar a volverse shinobis útiles y Konoha no podía darse el lujo de seguir así si habían medios para remediarlo en alguna medida.

—Aunque es una lástima que tengas que escoger sólo a un grupo —intervino Chouji captando la atención de la muchacha.

—Sí, por un lado no es una solución muy completa —asintió ella viendo como Iruka sacaba un pergamino de su chaleco posiblemente para darle la autorización—. Los que realmente no muestren talento para nada seguirán en la misma situación.

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El sofocante calor comenzó a hacer estragos en el humor del grupo de shinobis de Konoha que camina por el desierto del país del viento en dirección a Suna. La mayoría eran jóvenes genins que aún no eran capaces de mantener la compostura y tranquilidad en situaciones extremas y para ellos el aumento casi inhumano de temperatura estaba dentro de esa categoría de situación.

—Esto debe de ser parte de la prueba —se quejó con fastidio Konohamaru mientras trataba de avanzar sin enterrar los pies en la arena.

—No lo creo Konohamaru-kun —opinó la kunoichi de ese grupo deteniéndose por un momento para respirar profundamente y mirar hacia atrás para ver si Udon aún los estaba siguiendo. Aunque era casi imposible de creer su alergia perenne parecía haber empeorado con el calor, ver a alguien con apariencia de resfriado en la mitad del desierto era sin dudas una escena peculiar.

—Si sigues a ese paso vas a quedarte enterrado en el desierto Sarutobi —intervino Hanabi de forma burlona al pasar cerca del aludido. La joven genin se veía acalorada, pero sin dudas tenía mayor facilidad para mantener la compostura que el resto de candidatos a chunin, al final su clan siempre puso en alto el mantener las apariencias.

—Déjame en paz —gruñó el muchacho, tratando de guardar sus energías para algo más positivo que discutir con la Hyuuga—. ¿Y qué haces sola? Por si te olvidaste necesitas a tu equipo para poder participar.

—Lo sé, deben de estar más atrás —respondió cruzándose de brazos un tanto fastidiada, al menos el equipo de Konohamaru parecía estar más balanceado que el de ella en lo referente a resistencia, pese a la cantidad de horas bajo el sol aún se mantenían juntos. Pero eso no le impediría ganarse su rango de chunin, era su deber como Hyuuga seguir dejando en alto el nombre de la familia y no pensaba dar ese examen dos veces.

—No te preocupes, te daré consejos para la próxima vez que tengas que dar el examen —habló Konohamaru sin poder contenerse—. Podrías comenzar por no dejar a tú equipo atrás para que se los coman las arenas.

—¿Tú vas a darme consejos? —repitió ella burlonamente y arqueando una ceja—. Como si fueras a volverte chunin.

—¡Voy a volverme chunin! —aseguró fuertemente llamando la atención del resto del grupo—. Voy a demostrarle a Shikamaru que puede estar tranquilo y que yo cuidaré a Tsubaki-chan.

Hanabi pensó responderle algo, pero la llegada de un acalorado jonin de lentes oscuros la detuvo. El hombre parecía estar igual de incómodo que los genins aunque al menos hasta ese momento había tratado de mantener su descontento al margen.

—¡Dejen de discutir y avancen! —ordenó malhumoradamente Aoba. Estaba harto del calor y del poco respeto que parecían tenerle los genins desde que entraron al desierto, aunque trató no consiguió ganarse el respeto de forma automática como algunos jonins podían hacerlo—. Por si lo han olvidado me han dejado a cargo de varios de los grupos hasta que sus sensei lleguen a Suna para el examen y tengo la facultad de regresarlos a Konoha así que ¡Silencio! —añadió tratando de imponer algo de orden.

Los reclamos del hombre fueron escuchados y acatados de mala gana, aunque Aoba tuvo que ignorar susurros sobre su estado de jonin especial viniendo del niño que más problemas le estaba trayendo. Al menos Konohamaru dejaría de ser su problema cuando Ebisu los alcanzase en Suna.

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El silencio que se apoderó de la oficina del Hokage se vio quebrado por un ligero y casual sonido de un zapato golpeteando el suelo que trató de captar la atención del líder de la villa. El hombre elevó la mirada lentamente, despegándola de los documentos que le habían llegado momentos antes, y notó la incomodidad del mensajero al estar en el centro de la habitación con él al frente y otros shinobi de altos rangos a su alrededor.

—Puedes retirarte Shiho —habló Kakashi tranquilamente al notar los intentos de la decodificadora por conseguir romper el silencio, momentos antes había llegado trayendo un documento recién decodificado interrumpiendo la junta que estaba teniendo—. Si llega el informe de alguno de los otros equipos sigan dándole prioridad a su decodificación.

—Sí, Yurika senpai está al pendiente de eso —asintió la joven kunoichi antes de voltearse y respetuosamente despedirse en silencio del resto de shinobis para poder al fin salir de la oficina.

—Es del equipo de Yugao —habló Kakashi dirigiéndose a los tres consejeros de la villa, el jefe de los jonins y la recientemente asignada sub-directora del hospital de Konoha.

—Otro equipo que no ha conseguido nada —asumió Ibiki sin necesidad de tener que hacer uso de sus habilidades para leer a las personas, podía verlo escrito con colores brillantes en el rostro de Kakashi.

—Tenía esperanzas que la hija de Inoichi pudiera conseguir alguna pista —intervino Shikaku un tanto pensativo—. No podemos seguir manteniéndonos en esta situación.

—No, no podemos y ya que estamos reunidos aquí es mejor que tomemos una decisión ahora —opinó el aún jefe del área de interrogación y tortura de los ANBU.

Kakashi bajó ligeramente la mirada, no quería tener que ordenar el cese de la búsqueda de Madara, pero tampoco podía tener a la mitad de los shinobi de la villa tratando de encontrar pistas sobre su paradero. Se sentía molesto consigo mismo, si hubiese logrado llegar al Uchiha unos segundos antes sin duda hubiera podido terminar definitivamente con la amenaza de su existencia. Pero ese no fue el rumbo de los acontecimientos, simplemente agregaría un peso más a su carga de culpas y seguiría realizando las labores del cargo que nunca quiso.

—Reasignaremos a los equipos mientras vayan volviendo —habló tranquilamente, ya no había mucho que pudieran conseguir luego de seis meses y la villa necesitaba retomar las misiones usuales con urgencia—. Cuando todos regresen avisaremos oficialmente a Suna, Taki y Kusa que hemos suspendido la búsqueda.

—La villa de la cascada no va a estar complacida con esto —acotó Ibiki seriamente—, ven la muerte de Akio-sama como un sacrificio muy grande a favor de Konoha, deben de estar esperando que consiguiéramos la cabeza de Madara.

—Aún así saben que es lo más sensato, dudo que nuestros aliados no estén consientes de que no podemos seguir con esta búsqueda —intervino Shizune, pese a que ella misma estaba convencida de que nadie descansaría tranquilo sabiendo que el Uchiha había conseguido escapar y que nadie lo estaría buscando.

—Entonces —habló Guy seriamente, de los presentes era el que más tenso se puso ante la mención del Uchiha y el cese de su búsqueda—, ¿vamos a dejar que se recupere y muy posiblemente regrese?

—Podemos seguir buscándolo, pero hay que considerar que hemos salido hace poco de una guerra, aún tenemos problemas con los shinobi de Ame y si Konoha no se recupera pronto podríamos terminar bajo el ataque de alguna otra nación —recalcó Kakashi. No era que deseara olvidar el problema de Madara, pero si seguían centrándose en ese posiblemente volverían a entrar en otro conflicto bélico.

—Madara se encargó de eliminar casi por completo a los clanes que podrían haberlo rastreado y no podemos arriesgar a enviar a alguno de los pocos sobrevivientes, es mejor que se mantengan en la villa por el momento como defensa en caso Madara decida regresar —añadió Shikaku viendo como el shinobi de verde parecía estar teniendo una batalla entre su lógica y sus sentimientos.

—¿Y las misiones que ya habíamos asignado? —preguntó Guy luego de unos segundos, la reunión que habían estado teniendo se debía justamente a la asignación de los equipos que habían regresado a Konoha para continuar la búsqueda.

—Las reasignaremos, enviaré avisos para que no salgan de la villa y esperen nuevas órdenes —explicó Shizune de inmediato—. También hay que considerar el reforzar más la vigilancia en la frontera con Ame, estamos teniendo varios heridos viniendo de esa zona —añadió la kunoichi mirando seriamente a Sakura.

—¿Tan mal está la situación ahí? Tenía entendido que habían enfrentamientos, pero nada que no pudiéramos manejar, la mayoría de los shinobi más experimentados de Ame murieron en el ataque —preguntó Guy un tanto preocupado, nadie le había informado sobre problemas en esa zona.

—Los últimos equipos que han regresado a atenderse han tenido miembros con heridas bastante graves —informó la kunoichi de cabello rosa. Shizune le había pedido que asistiera a la reunión junto con ella ya que al final era Sakura la que estaba encargándose mayormente de la situación del hospital y sus heridos, pese a que la primera aprendiz de la quinta era la directora de este, la mayor parte de su tiempo lo ocupaba en sus obligaciones como parte del concejo de Konoha—. Es posible que ya hayan grupos organizados en Ame, durante los primeros meses no atendíamos nada demasiado grave viniendo de la frontera a diferencia de ahora.

—Eso implica que también deberemos de apoyar en la frontera de Kusa e informar a Suna —comentó Ibiki, al país del fuego no le convenía que atacaran a sus aliados.

Kakashi se mantuvo escuchando atentamente el intercambio de opiniones de los otros shinobi, realmente no le gustaba estar en esa oficina teniendo que poner su firma en un documento que ordenaba el cese de la búsqueda de Madara. Pero no había mucho que pudiera hacer, Konoha necesitaba retomar con urgencia las misiones y también retomar sus actividades normales, la guerra no debía de ser olvidada, pero la gente no podía seguir viviendo como si aún siguieran en una.

—Entonces enviaré los avisos de inmediato, en unas horas comenzarían a salir algunos equipos —habló Shizune luego de que Kakashi terminara de encargarse del papeleo.

—Si no hay más que hacer creo que entonces me retiro, Chouza e Inoichi deben de estar esperándome —comento Shikaku mientras comenzaba a avanzar en dirección a la puerta—. ¿Ninguno me acompaña? —preguntó tranquilamente.

—Quiero asegurarme que los mensajes lleguen a los equipos —contestó Shizune un tanto preocupada, tratando de que la urgencia de detener a algunos de los grupos no rompiera su concentración—. Genma iba a reunirse con sus amigos antes de salir a la misión que justo voy a cancelarle, ¿podrías avisarle que recoja a Heihachi si lo vez? Creo que voy a llegar más tarde de lo que había planificado.

—Claro —asintió, realmente admiraba la responsabilidad casi exagerada de esa mujer—. ¿Ustedes?

—Quizás en otra ocasión —habló Guy tratando de esconder su estado anímico sin mucho éxito, su llama de la juventud estaba apagada en esos momentos.

—Nodoka está esperándome en casa y prefiero evitar los lugares ruidosos —contestó Ibiki cuando la mirada del Nara no se despegó de él esperando una respuesta.

La mirada de Shikaku se posó luego sobre el Hokage que simplemente le devolvió una sonrisa que interpretó como que no pensaba ir. Por último observó a la kunoichi más joven causando que está se sorprendiera bastante.

—¿Yo? —preguntó Sakura realmente extrañada, era la primera vez que algún shinobi mucho mayor que ella la incluía en sus planes de reunión, acababa de cumplir veinte unos meses atrás y no se sentía realmente al mismo nivel que ninguno de los que la acompañaba en esa habitación; pese a que su posición en el hospital era de un rango bastante importante —. Lo siento, pensaba ayudar un poco a Shizune-san —se apresuró a responder.

Shikaku rascó su cabeza y los observó antes de irse pensando en lo aburridas que eran las generaciones más jóvenes y la suerte que tuvo de haberle tocado los amigos que tenía. Casi inmediatamente después de que Shikaku abandonara la oficina Ibiki salió con dirección a su hogar a la vez que Shizune se retiraba junto con Sakura para iniciar la repartición de avisos.

—Shizune debería de delegar ese tipo de trabajo —opinó Guy cuando se quedó a solas con Kakashi.

—Sabes que le gusta cerciorarse personalmente de que todo esté funcionando bien —contestó Kakashi posando la mirada sobre su rival—. ¿Y tú? ¿Qué planeas hacer?

—Pensaba reunirme con Tenten —respondió Guy bajando ligeramente la mirada y apretando fuertemente los puños—. Ahora preferiría no hacerlo… no sé cómo voy a decirle que ya no se buscará a Madara.

—Tenten entenderá, igual que tú sabe perfectamente que no podemos seguir así —explicó el sexto Hokage—. Nos mantendremos alerta ante cualquier movimiento que pueda elevar sospechas de que se trate de él, lo equipos seguirán estando atentos si notan algo sospechoso, no hay necesidad de que siquiera lo ordenemos.

Guy elevó la mirada y luego la dirigió hacia Kakashi que se mantenía sentado en su escritorio.

—¿Planeas quedarte? —preguntó un tanto curioso dejando el tema que tanto le incomodaba atrás—. Sigues sentado ahí sin moverte.

—Un rato, hay una asignación más que debo de hacer —contestó el Hokage tranquilamente.

—Katt no va a estar muy feliz, ya es bastante tarde y desde que volvimos de Ame has estado muy poco tiempo con ella y Sayuri —recalcó Guy un tanto curioso, Kakashi sabía tomarse en serio las cosas cuando era adecuado, pero en cierto aspecto no se le veía exactamente tenso como para pensar que se trataba de algo grave.

—Esto es lo último.

Guy se retiró de la oficina al ver que no conseguiría sacarle nada al Hokage. Además tenía que pensar bien cómo le diría a Tenten las última noticias, una labor que no le alegraba; su alumna había retomado algo de su brillo luego de la asignación que recibió y estaba seguro de que la noticia de Madara se lo quitaría.

Kakashi esperó en silencio por unos minutos y luego vio como un ANBU apareció frente a él. Se le veía tranquilo y sereno como siempre, sin ninguna emoción colándose por su lenguaje corporal o a través de los agujeros de la máscara de halcón.

—¿Escuchaste todo?

—Sí

—Eso quiere decir que nosotros también debemos de cesar nuestra búsqueda —explicó Kakashi ante una obvia reacción de inconformidad por parte del ANBU—. El que se te de por muerto no quiere decir que lo estés, no puedo seguir arriesgándote.

—Yo fui quien pidió buscar a Madara —interrumpió Kumori secamente.

—Lo sé, pero ya han pasado seis meses, si está vivo ya debe de haberse recuperado lo suficiente como para que un solo shinobi no pueda enfrentarse a él y salir victorioso —explicó Kakashi seriamente.

—Está vivo, aunque no hayan rastros todos lo sabemos.

—Eso posiblemente sea cierto, pero si no ha regresado hasta ahora no lo hará por un tiempo, tenemos que recuperarnos para poder volver a enfrentarlo e incluso aunque volvamos a estar en posición de pelear nuevamente vamos a necesitarte, si mueres buscándolo por tu cuenta…

—Entiendo —asintió Kumori con la mirada fija en el Hokage aunque aún disconforme. Ir a buscar solo a Madara era un suicidio y luego de haber dado el cese a la búsqueda no podía asignarlo a un equipo para que lo acompañaran—. ¿Y qué me asignará ahora?

—Por el momento vigilancia de Konoha hasta que nos recuperemos un poco más, pero hay algo que quiero pedirte como un favor —respondió Kakashi—. Es un tanto egoísta de mi parte, pero Madara nunca llegó a cerciorarse y tú has sentido en carne propia lo que hace contra los que pueden resultarle una amenaza —agregó abriendo uno de sus cajones y sacando el tanto heredado de su padre que logró herir a Madara durante la pelea.

—Eso es… —murmuró Kumori viendo la pequeña arma con detenimiento. Pese a que el chakra de Kakashi era afín al rayo, el tanto le permitía utilizar el chakra de luz que hizo famoso a Hatake Sakumo y que de alguna manera, aunque de forma muy pequeña, su hijo había heredado y era capaz de exteriorizar a través de esa arma—. ¿No se vería sospechoso que se me asignara a vigilar la familia del Hokage? Ibiki va a exigir saber mi identidad.

—Yo puedo arreglar eso, pero si Madara regresa hay una buena posibilidad de que trate de asegurarse de la naturaleza del chakra de Sayuri y si por algún motivo es como el de mi padre… —explicó, tratando de no visualizar demasiado esa idea, el chakra de luz era bastante inusual y dudaba mucho que Sayuri lo heredara, pero Madara no dejaría abierta esa posibilidad e incluso aunque no lo hubiera heredado el tener al Uchiha cerca de su hija no era algo que le dejara dormir tranquilo—. Preferiría tener a alguien que podría llegar a verlo antes de que esté demasiado cerca.

Neji asintió, entendía perfectamente la preocupación de Kakashi e incluso viéndolo desde un punto de vista lógico, si la hija del Hokage podía tener la posibilidad de heredar un chakra tan especial como el de Sakumo era importante mantenerla lo más a salvo de Madara que fuera posible.

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Shikaku avanzó con paso tranquilo por la zona comercial de Konoha, poco a poco estaba recuperando su brillo nocturno usual, la guerra había ocasionado que muchos de los locales se mantuviesen cerrados por falta de clientes. En uno de los tantos establecimientos donde servían sake y ocasionalmente algo de comida, notó al esposo de Shizune, no era el local con el que había quedado con sus amigos, pero igual ingresó.

Al acercarse a la mesa fue alegremente recibido por un grupo de cinco shinobis que al menos le dio la esperanza que la generación del Hokage y los otros dos consejeros no estaba completamente perdida pensando únicamente en responsabilidades.

Tuvo que explicar ligeramente que las misiones tendrían unos cambios y que recibirían avisos explicando lo ocurrido, pese a eso no mencionó nada sobre el cese de búsqueda de Madara, eso podría malograrles el ambiente casi festivo que parecían tener, por lo visto llevaban un buen tiempo si que todos estuvieran en la villa con tiempo disponible a la vez. Fue Raidou quien preguntó extrañado porque justo había decidido comentarles eso a ellos a la vez que Izumo recalcó que él solía reunirse con Inoichi y Chouza en un local ligeramente depresivo al fondo de la calle.

Genma dejó escapar un suspiro al enterarse de que Shizune deseaba enviar los mensajes personalmente y que alguien iba a tener que recoger y cuidar a Heihachi. Kotetsu, Izumo e Iwashi rieron ligeramente, ellos estaban libres de cualquier tipo de responsabilidad paterna o de pareja. Raidou se mantuvo un tanto pensativo, indeciso sobre si Yurika terminaría quedándose más tiempo también a causa de eso, no era extraño que un decodificador apoyara con el envío de los mensajes.

Luego de entregar el mensaje, Shikaku salió del local en búsqueda de Inoichi y Chouza. Con ellos si tocaría lo de Madara y en compañía los tres se lamentarían de la mala noticia, al menos hasta que se hiciera tarde y tuviera que regresar con Yoshino.

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Sayuri elevó la mirada a la vez que, sin mucha delicadeza, retiró los mechones de cabello plateado erizado que caían sobre sus ojos y trató de estirarse lo más que pudo hasta rozar con la punta de sus dedos la manija del refrigerador. Tras varios intentos inútiles la hija del Hokage arrastró una banca cercana y la colocó frente a la puerta subiéndose en ella y logrando así sujetar la manija. Con una sonrisa en el rostro trató de abrir el refrigerador, pero la puerta de este chocó contra el banco en el que estaba subida provocando que hiciera un puchero antes de bajarse tras repetidos intentos de abrirlo.

―¡Sayuri! ―llamó Katt a la vez que tomaba a su hija y la cargaba―. Te dejo un minuto y te subes en una banca ―habló mirándola un tanto seria viendo como estaba terminando de bajarse―. No puedes hacer eso, puedes caerte ―añadió un tanto cansada, sabía perfectamente que no le iba a hacer caso hasta que se cayera y aprendiera por las malas.

La niña estaba cerca de cumplir los tres años y a cada día que pasaba se volvía más inquieta y era bastante peligroso quitarle la vista de encima aunque fuera por un minuto. Pese a que no hablaba mucho era bastante energética, se había desarrollado a grandes zancadas en sus habilidades motrices, pero era un tanto retraída socialmente cuando estaba con niños de su edad, a excepción de Dango.

―¿Dónde está mi comida? ―interrumpió Orion ingresando a la cocina meciendo sus dos colas.

Al escucharlo Sayuri trató de estirarse con dirección al refrigerador, pero al estar cargada por su madre no pudo acercarse. La pequeña volvió a hacer un puchero y miró a su mamá con sus grandes ojos ámbar.

―Dios zorro ―articuló suficientemente comprensible como para que se le entendiera.

―No es un dios ―respondió Katt de inmediato antes de volcar la vista sobre su invocación―. Sigues lavándole el cerebro a mi hija ―acusó. A Sayuri le gustaba mucho jugar con el zorro gigante y a causa de eso este aprovechaba para pedirle carne.

―La estoy entrenando ―informó un tanto divertido―. Es inteligente, será una buena discípula del dios zorro.

―La estás explotando para que te de carne ―insistió la pelirroja, el zorro había encontrado una persona que por propia voluntad y sin quejarse le llevaba comida.

Katt salió de la cocina con su hija en brazos. El día anterior acababa de regresar de una misión dentro del país del fuego y no había tenido tiempo para descansar ni creía que lo fuera a tener. Se acercó a la sala y cerca de los paneles que llevaban al jardín, que en ese momento estaban cerrados, colocó a Sayuri en el centro de la manada de canes que estaban descansando ahí.

―Cuídenla un momento que quiero terminar de escribir mi reporte ―pidió Katt mientras se dejaba caer cerca de una pequeña mesa baja llena de papeles. Pese a que usualmente no tenía misiones que la obligaran a ausentarse más de un día de Konoha, gracias a Kakashi, de vez en cuando se le asignaba algo fuera de la vigilancia en la villa y sus alrededores.

Los ocho perros de Kakashi acercaron sus narices hacia Sayuri antes de que esta tomara a Pakkun y se sentara en el suelo jugando con él como si se tratara de un peluche. El pequeño can logró escabullirse por entre sus compañeros causando que Sayuri, tras un par de segundo de buscarlo con la mirada, cambiara su atención al resto de los perros de su papá, que gracias a su tamaño no podían ser levantados por ella. Un fuerte movimiento proviniendo de donde estaba la pelirroja hizo que los ocho perros y la niña la observaran de inmediato.

―¡Orion! ―exclamó Katt poniéndose de pie de golpe al notar lo tranquilo que estaba todo y que el zorro nunca la siguió cuando abandonó la cocina―. ¡No te comas eso! ―gritó al entrar a la cocina y ver la mitad del cuerpo de su invocación dentro del refrigerador.

Tras varios intentos y mucho esfuerzo la pelirroja logró detener a su invocación o al menos lo molestó lo suficiente como para que se retirara a su sillón en el estudio de la casa. Con el tema del refrigerador resuelto y su hija aún jugando con los perros, Katt decidió tratar de terminar su reporte, pero el timbre la interrumpió.

Con pesadez volvió a dejar de lado sus papeles y se dirigió a la puerta, recordando a mitad de camino que Kakashi le había comentado, unos días antes, que le había pedido a Kami que se acercara justo para esa fecha. Aunque Katt trató de que le dijera para qué el Hokage simplemente le respondió que era porque ella lo había pedido, cosa que la dejó extrañada porque no recordaba haber mencionado al joven jonin.

Al abrir la puerta vio a Kami. Pese a que el joven shinobi había crecido lo suficiente como para que se notara su cambio de estatura si uno dejaba de verlo por unos meses y que había conseguido sobrepasar a la mayoría de jóvenes de su edad, no había ocurrido algo similar con su peso. Al final, Kami aún seguía viéndose algo frágil. Katt sonrió y dejó de lado el impulso de preguntarle de inmediato qué era lo que estaba haciendo ahí y simplemente lo invitó a pasar a la casa.

—No te veía hace tiempo, ni a Panza o incluso a Sachi —comentó la pelirroja cuando se sentaron en la sala. De alguna manera extrañaba trabajar con ellos, en especial con los dos muchachos y aunque eran sólo un año menores que Naruto le era complicado verlos como adultos.

—Estoy casi todo el tiempo en el área de investigación, casi no salgo de misión fuera de la villa y mi tiempo libre lo suelo gastar en la biblioteca —contestó viendo como Sayuri lo observaba desde su posición entre los canes de su padre—. Panza, hasta donde supe, estaba en uno de los quipos que está patrullando el país del fuego y Sachi pidió que se le asignara a la zona fronteriza con Ame.

—¿No continúa algo movida esa zona?

—Sí, creo que por eso quería ir… se estaba quejando de que yo fuera jonin estando casi de forma permanente lejos de los combates, supongo que quiere ver si al estar tanto tiempo en una zona de conflicto logra su ascenso —explicó el muchacho sonriéndole a la pequeña de cabello un tanto despeinado mientras se acercaba para verlo devolviéndole la sonrisa.

—Kakashi me dijo que ibas a venir, pero no me explico para qué —soltó luego de unos instantes de que ambos quedaran en silencio, ya había aguantado quitarse de encima la curiosidad por varios minutos y no quería terminar olvidándose por completo del tema.

—Kakashi-sama —respondió Kami provocando una pequeña risa en la pelirroja al escuchar el 'sama', ella aún no se acostumbraba a que lo llamaran así—, me pidió que te ayudara con Sayuri-chan, dijo que no estabas muy contenta con lo que les enseñaban en la guardería.

—¿Enseñar? —repitió enarcando una ceja—. Hasta yo puedo imitar lo que hacen ahí —añadió bastante inconforme—. No es que quiera que ya sepa leer, pero dejarla tirada en el suelo entreteniéndose con cualquier cosa incluyendo la alfombra tampoco es que sea mucha educación.

—Bueno, usualmente es así o en todo caso algunos padres consiguen tutores para sus hijos —añadió el joven jonin manteniéndose sonriente.

—Pero tu eres un shinobi y peor aún, jonin. Por más que estés de trabajo de oficina tienes otras cosas que hacer —dijo la pelirroja luego de repasar en su mente lo que Kami le había dicho. No era que no quisiera un tutor para Sayuri, claro que en un inicio había imaginado algo menos privado.

—Por lo mismo Kakashi-sama pensó que sería una buena opción y a mí no me molesta.

—Anko y Hana van a reírse —comentó mirando como Sayuri se sentaba junto a Kami intercambiando su atención entre él y ella—, creo que a ellas no les molesta mantener así a Dango y Tegakari.

—Es lo normal, pero si a ti no te gusta tienes opciones —informó Kami tranquilamente sonriendo un poco en los momentos en que los ojos de la hija del Hokage centraban su atención en él—. Además es sabido que el clan Inuzuka se concentra mucho en la educación de sus miembros dentro de casa… aunque ahora el clan ya difícilmente se le pueda considerar uno es probable que Hana-san siga con esa tradición.

—Pero qué harías exactamente, no creo que hayas estudiado para ser profesor—cuestionó Katt un tanto curiosa, Kami sin dudas era muy inteligente, paciente y bueno, pero no necesariamente eso lo volvía un profesor.

—Lo usual que hacen los tutores —respondió sonriendo y de inmediato se explicó mejor—. Todos los niños de la villa suelen ir a la academia al cumplir los seis, los que pasan el examen comienzan su entrenamiento como shinobis y es algo bastante tedioso ya que no es sólo entrenamiento físico o de jutsus, también deben de aprender sobre historia, geografía, física, botánica y cualquier habilidad que los complemente.

—¿Y dónde se supone que aprenden a leer y escribir? —preguntó aún más curiosa que antes. No había manera de que les enseñaran todo lo anterior si los niños no podían entender un libro.

—Bueno, cuando están un poco más grandes de lo que es Sayuri en la guardería les enseñan un poco y el primer año de la academia es bastante intensivo con eso. En parte es por eso que algunos tienen tutores, para que estén más preparados.

—Supongo que no es usual que un ninja funja de tutor —cuestionó Katt un tanto extrañada.

—No, pero normalmente la educación de la familia del Hokage también incluye el contacto con los jutsus desde antes de la academia —explicó Kami dispuesto a desaparecer las dudas de la kunoichi—. Konohamaru por ejemplo, su tutor fue Ebisu-san, aunque claro, él se especializaba en eso. Se asume que los hijos de un Hokage serán ninjas y para asegurarse se les entrena desde chicos.

Katt observó a su hija por unos momentos. Hasta ese instante no se había puesto a pensar que Sayuri podría entrar dentro del camino ninja, alguna vez viendo lo inquieta que era pensó en enseñarle un poco de artes marciales, con suerte se mantenía entretenida y quieta, pero nunca pasó de eso.

—Sé que quizás la veas muy pequeña aún —intervino Kami al ver a la pelirroja pensativa.

—No, en realidad no me preocupa mucho entrenarla, yo comencé a entrenar siendo un par de meses mayor —contestó de inmediato, dejando de lado que obviamente lo que ella había tenido de entrenamiento a esa edad no pasaba de flexiones y posiciones para los pies—. Es sólo que no me había detenido a pensar seriamente en que probablemente sería una kunoichi.

En ese instante el timbre de la casa sonó nuevamente provocando que en esa ocasión Sayuri se levantara y corriera hacia la puerta interna asomando la cabeza con curiosidad y esperando a que alguien atendiera. Katt caminó detrás de su hija, asegurándose de que su invocación no fuera a saltarle a algún mensajero desprevenido que pudiera estar tocando la puerta, no estaba esperando visitas. Pero antes de que abriese escuchó la voz familiar de Naruto, obviamente un tanto impaciente al otro lado cuando sintió que ya había alguien abriéndole la puerta.

—¡Katt-nee-chan! —saludó más alegre que de costumbre y arrastrando a Hinata al interior de la propiedad al ver que está no estaba siguiéndolo. La mayor de las hermanas Hyuuga parecía haber esperado a que los invitaran a entrar—. ¿Está Sayuri-chan? –—preguntó el rubio con una gran sonrisa en el rostro.

—Sí —asintió Katt sin poder evitar preguntarse en qué estaba pensando Naruto preguntando eso, Sayuri era un poco chica para andar diciendo que iba a salir por su cuenta y hasta ese momento Kakashi no era tan irresponsable como para llevársela con él.

La pequeña sonrió al escuchar su nombre y ver a su tío entrar alegremente. Por su parte, Katt hizo una pequeña seña para que ingresaran a la casa y Hinata dejara de sentirse como una especie de invasora que entraba a casas ajenas sin permiso. Aunque eso era algo que ya forma parte casi permanente de la rutina cuando Naruto la llevaba con él, lo cual era algo bastante seguido en las visitas del rubio.

—¡Mira lo que te traje! —dijo Naruto emocionado al ver a Sayuri observándolo desde el marco de la puerta interior a la vez que trataba de sacar de una bolsa bastante grande algo naranja que luego de mucho forcejeo resulto ser una rana de peluche gigante—. Ahora ya tienes tu propia rana gigante —añadió emocionado mientras se la entregaba a la pequeña.

Sayuri abrazó alegremente a la rana luego de observarla por unos instantes. Sin demorarse mucho salió corriendo al interior de la casa con el animal de peluche.

Los shinobis la siguieron hasta que llegaron a la sala en donde la niña estaba mostrándole a Kami su nueva adquisición.

—¿Qué manía tienen los ninjas con regalar peluches de los animales que invocan? Guy le dio una tortuga con unos ojos extrañísimos en su cumpleaños —comentó mientras observaba a su hija con su nuevo juguete.

—Tú también lo haces —se quejó Naruto—. Yo he visto un peluche de zorro.

—Yo no se lo di —masculló la pelirroja—. Encontró uno de los que Orion dejaba cuando era chiquito.

—Ese no —negó Naruto—, el zorro gigante de peluche que pensé que era un sillón en su cuarto. Esa cosa es casi del tamaño de Orion.

—Ese tampoco se lo di yo… —repitió haciendo una mueca—. Según Orion como ya no es tan chiquito ahora deja peluches acordes a su tamaño.

—¿De dónde los saca? Estoy seguro de que no hay peluches de ese tamaño en Konoha —cuestionó Naruto tratando de imaginar que tienda albergaría juguetes de ese tamaño.

—Ni idea… asumo que es una mala broma y obligó a alguien a que se lo hiciera… al menos no he visto que haya dejado otro —explicó tratando de no darle demasiadas vueltas al tema, al final lo que hacia su invocación era mejor no investigarlo demasiado.

La atención de Katt se vio redirigida cuando Sayuri se acercó a ella y le señaló el jardín. Al parecer tenía ganas de salir a jugar con su rana cerca de la pequeña laguna.

—Mas tarde podemos salir, ahora tengo que acabar de ver el futuro de tu educación —contestó sonriéndole un poco.

—Yo la llevo —intervino Naruto alegremente provocando que Sayuri sonriera, su tío siempre le dedicaba bastante tiempo de sus visitas—. Tú has tus cosas, yo juego y cuido a Sayuri-chan —añadió mientras la niña corría al jardín y Naruto comenzaba a llevarse a Hinata junto con ellos.

—Deberías de dejar de arrastrar a Hinata —comentó Katt al ver como estaba llevándose a la muchacha con él mientras seguía a Sayuri, aunque a la kunoichi no parecía molestarle.

—No la estoy arrastrando —Se defendió un tanto extrañado, al menos él no pensaba que lo estaba haciendo—. Pero no es bueno que Hinata esté metida en su casa todo el tiempo que tiene libre, en especial con la hermana que tiene.

—¿Hanabi no se había ido a dar su examen chunin? —preguntó la pelirroja, aunque no muy extrañada con la falta de buenas relaciones entre el rubio y la menor de las Hyuuga, Hanabi no tenía problemas en expresar lo que pensaba sobre su hermana y eso molestaba profundamente a Naruto.

—Sí, pero como iba a venir a visitar a Sayuri-chan pensé en venir con Hinata.

—Oh —articuló con cierto interés la mayor de las kunoichis. Pese a que Naruto lo hacia notar como algo que se le ocurrió de momento, eran extrañas las ocasiones en que no la visitaba en compañía de Hinata. También solía traer a Sakura junto con él, pero la muchacha de cabellos rosa no sólo ganó un ascenso en el hospital sino un horario bastante apretado que le permitía muy pocos días libres y cuando se daban esas oportunidades en que ambos tenían tiempo usualmente se dedicaban a hacer otro tipo de visitas.

Desde que acabó la guerra, Hinata estuvo hospitalizada por un par de semanas y Naruto se había acercado bastante a la muchacha. El rubio se sentía en cierto aspecto culpable por haberla alentado ya dos veces por caminos que terminaban con la Hyuuga hospitalizada y además la poca aceptación que Hanabi tenía por su hermana mayor lo molestaba profundamente. Para Naruto, Hinata era una persona realmente valiente que aunque no poseía la fuerza de otros shinobi había aceptado enfrentarse directamente a Madara y había logrado darle a Konoha la ventaja que necesitaba. Ella cumplió su parte como debía ser, fue al final él quien no logró terminar la labor. Hinata por su parte siempre parecía incómoda cuando Naruto le hacía presente su labor contra Madara.

Katt continuó mirando a la pareja de jóvenes, pero por sus expresiones notó que no tenían nada similar a una relación entre ellos. Naruto probablemente se tomaría un buen par de meses más para siquiera notar que tal vez estaba pasando demasiado de su poco tiempo libre con Hinata y un buen par de meses extras para notar que la muchacha se comportaba de una manera especial con él. Por otra parte Hinata no parecía que fuera a tomar una actitud más activa, de cierto aspecto parecía que el simplemente estar con Naruto la hacía feliz.

—¿Pasa algo? Te quedaste callada —preguntó Naruto con interés y algo de impaciencia por salir a perseguir a su sobrina.

—No, nada —contestó Katt, provocando que su hermano saliera con Hinata a jugar con Sayuri. Viendo a su hija vigilada retornó su atención a Kami que la miraba con cierto interés—. ¿Qué?

—¿No le vas a ahorrar tiempo? Yo no estudié con ellos y casi nos los conozco, pero es bastante obvio.

—Seré curiosa y me meteré donde no me llaman, pero en estos casos hago excepciones —contestó sentándose nuevamente frente a él—. Si te metes a unir dos personas y algo sale mal, al final el de los mayores problemas eres tú y por suerte eso lo aprendí viendo a otros y no por experiencia propia.

En el jardín Naruto se dedicó a jugar con su sobrina bajo la atención de Hinata que procuraba evitar que Sayuri acabara en el suelo a causa de algún juego con su tío o que realmente terminara metiendo la rana de peluche en la laguna. Como era algo usual en los momentos en que la pequeña conseguía que alguien la sacara al jardín, llevó a la pareja de ninjas frente al árbol que años atrás sus padres habían plantado ahí. A Sayuri le gustaba jugar alrededor de la joven planta que en unos años debería de volverse un macizo árbol de castañas de más de diez metros de altura.

Con Sayuri ocupada, la pelirroja pudo terminar de exponer sus dudas y preguntas a Kami. Satisfecha casi totalmente por las respuestas del muchacho y convencida de que no iba a encontrar una opción más adecuada aceptó el ofrecimiento del joven jonin, con esto Kami se retiró para comenzar a acomodar sus horarios e incluir a la pequeña hija del Hokage en ellos.

Pese a no haber acabado su informe y contar con el momento adecuado para poder escribirlo, ya que Sayuri estaba siendo vigilada, Katt decidió acercarse a donde estaba jugando Naruto con su hija bajo la mirada de Hinata. El informe ya lo podría hacer después.

—Tuve suerte de no haber sembrado ese árbol más cerca del muro —comentó la pelirroja al acercarse a Hinata—. Está creciendo mucho, si se sobrepasa el muro los niños van a tratar de meterse de nuevo colgándose de las ramas —añadió, recordando el estado de la propiedad cuando Kakashi se la mostró por primera vez.

—Es un bonito detalle haberlo sembrado para que crezca junto con Sayuri-chan —comentó la muchacha observando como Naruto trataba de perseguir a la pequeña alrededor del árbol.

—Bueno, espero que nadie lo aplaste, todavía no es muy resistente y aunque Sayuri no tenga el tamaño para botarlo Naruto si lo tiene —respondió mientras observaba atentamente como su hermano rodeaba peligrosamente a la planta.

—Naruto-kun sabe que es importante —aseguró Hinata de inmediato.

—Lo sé, es mera paranoia —añadió la pelirroja sonriendo un poco, era más probable que Orion terminara llevándose el árbol como rehén para conseguir carne—. Realmente espero que ese árbol acabe de crecer junto con Sayuri. Se supone que se demora como veinticinco años en madurar, aunque ya tenía algo de tiempo cuando lo sembré así que con suerte acaban de crecer a la vez.

El sonido de unos pasos proviniendo desde el interior de la casa llamó la atención de ambas kunoichis. Kakashi estaba acercándose tranquilamente con una expresión alegre en lo que podía verse de su rostro, pero no estaba solo. Un par de pasos más atrás se encontraba Kumori.

Katt sonrió al ver a su esposo llegar y escuchó a Sayuri llamar a su papá para que también jugara con ella. Pero la presencia de Kumori impidió que la atención de la pelirroja se centrara en su familia. Hasta la fecha no tenía idea de quien estaba oculto tras la máscara de halcón y las pocas veces que había logrado escuchar la voz del ANBU podía distinguirse que la máscara distorsionaba el sonido.

Hinata volcó su atención al ANBU recién llegado y de inmediato bajó ligeramente la mirada sumamente pensativa, recordando la charla que tuvo con él y el Hokage meses atrás cuando despertó luego de recuperarse tras ser golpeada por Madara.

Pese a que había despertado en una escena que debía de haberla hecho la mujer más feliz del mundo, Hinata no pudo sonreír demasiado aunque tuvo la suerte de despertar con Naruto al lado de su cama. Tuvo un pequeño momento de felicidad que casi de inmediato se nubló cuando el dolor de su cuerpo le hizo recordar el combate contra Madara y más aún lo que su byakugan le reveló respecto a Kumori.

El rubio llamó de inmediato a Sakura y esta revisó velozmente a la kunoichi que llevaba casi una semana inconsciente dentro del hospital de Konoha. Al cerciorarse de que Hinata estuviera estable, la alumna de la legendaria médico ninja decidió que era momento de obligar a su amigo a descansar. Naruto casi no se había movido del hospital esperando a que Hinata se despertara, Sakura comprendía lo preocupado y culpable que se sentía el rubio por esto no había querido obligarlo a irse a su casa a descansar por la fuerza, pero con Hinata conciente y bien ya no tenía que tener más miramientos.

A pesar de las quejas y reclamos, Sakura arrastró a Naruto fuera del cuarto de Hinata para que esta pudiera descansar y luego fuera del hospital para poder llevarlo a su casa a que él descanse.

La Hyuuga casi no intercambió palabras con ninguno de los dos antes de que la dejaran sola, incluso habló menos de lo que usualmente hacía. Su mente trataba de explicarle qué era lo que había visto, se suponía que todos los Hyuuga excepto ella y su hermana estaban muertos y podía asegurar que lo que impacto a Madara fue el ataque de un Hyuuga proviniendo de Kumori.

Sin darle mucho tiempo para tratar de conseguir una teoría medianamente probable, el sonido de la puerta de su habitación hizo que su atención regresara a su entorno. Ahí en frente de ella estaba la razón por la que Naruto pasó a un segundo plano, pero no se encontraba solo, a su lado estaba Kakashi.

Me alegro de que te hayas despertadohabló el Hokage con su actitud poco energética que siempre tenía. Me informaron que Sakura te revisó y que se acaba de llevar a Naruto para que descanse.

La kunoichi asintió ligeramente, pero su mirada casi no se posaba sobre el hombre que le estaba hablando.

Supongo que recuerdas que fue lo que ocurrióconcluyó Kakashi al ver como Hinata no podía evitar observar a Kumori. Pero antes de que hablemos, necesito saber si llegaste a comentarle algo a Naruto o Sakura.

Hinata negó de inmediato, ni siquiera estaba segura de lo que vio y mucho menos había pensado en comentárselo a alguien. Pese a que no lo aparentaba completamente, ella era una kunoichi y aunque no tenía ese instinto combativo o incluso agresivo, sabía bastante bien que un shinobi no debía de ponerse a discutir asuntos que parecían tan serios en cualquier lugar e incluso con la gente cercana a uno. En este caso en particular se trataba de Kumori y aunque no tenía idea de quien se trataba, el ANBU parecía contar con la total confianza del Hokage, razón bastante fuerte como para no hacer ningún tipo de comentario a menos que fuese directamente con el líder de la villa.

Kakashi lo pensó una última vez antes de decidir qué hacer. Era bastante probable que si le decía a Hinata que no comentara nada al respecto ella lo obedeciera, pero en cierto modo le parecía injusto dejarla así. De alguna manera la utilizó para poder conseguir que Neji llegara a Madara, la probabilidad de que ella pudiera bloquear los tenketsus del Uchiha difícilmente podía llegar a considerarse remota y aún así la muchacha aceptó. Kakashi sintió la mirada de Neji sobre él, el muchacho probablemente prefería que Hinata supiera la verdad, así podría estar más preparada para cuando Madara regresase.

Tras unos segundos en silencio, Kakashi decidió informarle primero cómo termino la batalla en Ame, con eso podría evitarse tener que ahondar demasiado en explicaciones sobre la permanencia de Kumori. Cuando le explicó el estado de Neji y que ella debería de tomar el crédito por el ataque que anuló a Madara y lo obligó a escapar, Hinata se quedó completamente quieta y en silencio.

Estaba increíblemente feliz de que su primo siguiera vivo, por su cabeza ni siquiera pasó el reclamarle que hubiera desaparecido dejando a los que lo conocían sufriendo. Pero el tener que tomar como propio el ataque que consiguió la victoria para Konoha era algo que no deseaba hacer.

No había estado cerca de Neji desde el momento en que se le contó la verdad, ni siquiera había podido verle el rostro a su primo, aunque estaba segura de que no era mentira lo que le había dicho el Hokage. Pensaba cumplir con su palabra y no mencionar nada a nadie a pesar de que realmente lo deseara, en especial cuando veía a Tenten.

Neji observó a Hinata a través de la máscara preguntándose si realmente había actuado justamente. En un primer momento pensó que lo mejor era decirle la verdad a su prima y no simplemente ordenarle que no mencionara nada sin mayores explicaciones, pero con el paso de los meses tuvo más tiempo para meditarlo y darse cuenta que quizás era más injusto haberle dicho la verdad y pedirle que guardara el secreto. También estaba el problema del crédito que se le atribuía a la joven kunoichi, estaba enterado de que muchos simplemente no podían creer que ella hubiera logrado deshabilitar a Madara y usualmente Naruto aparecía hablando a favor de ella. Obviamente Hinata debía de sentirse pésimo bajo una situación como esa.

Un pequeño sonido de sorpresa nada disimulado viniendo de la boca de la pelirroja hizo que concentrara su atención en el Hokage y su esposa. Al parecer Kakashi le había dicho sin dar muchas vueltas de que Kumori sería quien estaría encargado de la vigilancia de la familia del Hokage, en especial de Sayuri.

—¿Y quién se supone que es? —preguntó un tanto desconfiada Katt—. No voy a tener a un desconocido rondando a mí hija.

—Tampoco sabías quienes eran los ANBUs que estuvieron asignados antes —recalcó Kakashi sonriente, viendo como una mueca de disconformidad se dibujaba en el rostro de su esposa—. No te preocupes, confío plenamente en Kumori y estoy seguro de que tú también.

—Ni sé quien es —contestó un tanto extrañada pensando en que quizás si lo conocía, aunque a diferencia de la mayoría de los ANBU, Kumori llevaba incluso la parte posterior de la cabeza cubierta para mantener bajo mayor seguridad su identidad.

Neji realmente no se preocupó mucho de que Katt lo reconociera, probablemente lo acosaría para tratar de sacarle alguna pauta sobre quién era, pero físicamente le sería difícil encontrar la similitud. Al haberse obligado a entrenar bajo otro estilo distinto al de la familia Hyuuga y los años que habían pasado desde su supuesta muerte; su cuerpo había crecido y una asociación sin verle el rostro era casi imposible.

Pero en ese momento, una extraña sensación recorrió el cuerpo de Neji al sentirse observado. Al encontrar la fuente de la sensación de estar observado, se vio en frente de un detalle que quizás tanto él como el Hokage habían pasado por alto completamente.

—¿Tú de qué sabor eres? —preguntó Orion meciendo las colas alegremente y observando su máscara. Al sentir tanta gente en la casa salió a ver de qué se trataba—. Los halcones son sabrosos —añadió luego de olfatearlo ligeramente para incomodidad de Neji—, o tal vez no eres un halcón —agregó dibujando una sonrisa en su hocico que provocó un pequeño escalofrío en la espalda del Hyuuga.

Kakashi rascó ligeramente su cabellera, sabía de que Orion quizás lo reconocería por el olor, había visto a Neji bastante, pero no pensó que en menos de cinco minutos desde que Kumori entró a la casa ya serían cuatro los que compartieran el secreto. Aún así confiaba en que el zorro no hablaría, la invocación tenía sus propios secretos y aunque estaba seguro de que se divertiría incomodando a Neji con revelar su identidad era poco probable que lo hiciese. Orion era una criatura inteligente y debía comprender bien la razón del secretismo alrededor de Kumori.

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En la noche, luego de que Naruto y Hinata se retiraran dejando a una Sayuri medio dormida por haber estado jugando tanto y de que Kumori al parecer también se fuera, Katt tomó a su hija y la llevó a su habitación para alistarla. Mientras buscaba la pijama de Sayuri notó un objeto pequeño medio abultado y gris en el suelo cerca de un de las patas de la cama.

Al ver a su mamá acercarse a lo que parecía ser una gran bola de polvo o un trapo sucio, Sayuri corrió para tomar el objeto y salir corriendo con dirección al cuarto de sus padres. Sonriente llegó hasta donde se encontraba Kakashi revisando su porta kunais.

—Quítale ese trapo sucio —pidió Katt llegando detrás de su hija—. No sé de donde lo sacó.

—¿Qué tienes ahí? —preguntó Kakashi agachándose un poco para ver que era el objeto gris que traía su hija entre sus manos—. No es un trapo sucio, es un peluche —determinó el Hokage al verlo bien.

Katt también se acercó y observó lo que en realidad si era un muñeco, uno con cuatro pequeñas patas y un par de orejas largas.

—Es un conejo de felpa… creo —comentó la pelirroja tratando de ver a través del polvo y vejez del juguete.

—¡Felpita! —exclamó Sayuri al escuchar a su mamá.

—¡No!, esto es insalubre —dijo de inmediato la pelirroja al ver el brillo en los ojos de su hija y la obvia intensión de quedarse con el conejo.

—No se lo puedes quitar, ya le puso nombre —intervino Kakashi levantando a Sayuri y su nuevo juguete—. Hay que darle un baño a felpita.

—¿De dónde sacó eso? —preguntó para nada contenta de que el jonin estuviera alentando la permanecía del juguete.

—Creo que era mío —respondió Kakashi dirigiéndose al baño con Sayuri.

—Pero vaciamos la casa antes de mudarnos y la reparamos, no quedó casi nada de lo original ¿Dónde se supone que consiguió ese conejo?

—Quizás no movieron bien el suelo, cuando era chico me gustaba esconder mis cosas —supuso.

Tras acabar de dejar medianamente decente a Felpita, Sayuri se fue a dormir con el peluche sobre su mesa de noche y por suerte no dentro de su cama, le faltaban varios baños y un par de costuras para que fuera aceptable como peluche para dormir. Katt regresó con Kakashi encontrándolo aún vestido con su uniforme de jonin, que pese a ser Hokage lo seguía usando, y un buen par de pergaminos y armas sobre la cama.

—Tengo un asunto que arreglar —dijo Kakashi cuando la vio mirándolo con curiosidad—. Ahora que todo está más tranquilo es un buen momento para hacerlo.

—¿De qué hablas? —preguntó ligeramente preocupada, era obvio que no planeaba ir a dar una vuelta al parque.

—Esto es sólo por seguridad, dudo que lo use —contestó tranquilamente—. Voy a salir de la villa, debo de estar de regreso para mañana en la noche. Hay alguien con que quiero hablar hace varios años y no he tenido la oportunidad.

—¿A dónde planeas ir? —preguntó. Desde que Kakashi ascendió a Hokage no había dejado la villa mas que para el ataque contra Ame.

—Cerca de la frontera del país del fuego con dirección a Kumo —contestó guardando los objetos que había estado preparando.

Katt parecía que iba a quejarse pero no llegó a hacerlo, ella sabía quién estaba viviendo en esa zona. Naruto y Sakura llevaban un par de meses yendo a visitar a su antiguo compañero de equipo y al parecer Kakashi pensaba hacer lo mismo esa noche.

—¿Estás seguro? Sasuke podría reaccionar mal —preguntó Katt. No quería imponerse a Kakashi y pedirle que no se fuera, era sólo un día y en realidad Sasuke parecía haber consumido en los años anteriores todo su espíritu de pelea que tenía por lo que Naruto a veces le comentaba. Pero aún así ya bastante se esforzaba por no quejarse demasiado del horroroso horario de oficina de su esposo.

—Naruto me ha contado un poco de sus visitas, dudo mucho que haya problemas —aseguró Kakashi antes de pasar por el cuarto de su hija y observarla dormir unos momentos.

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Tal y como se lo habían descrito Naruto y Sakura e incluso los reportes iniciales de los ANBU, Kakashi llegó a una cabaña no muy cuidada en un pequeño claro dentro de uno de los densos bosques cercanos a la frontera. Realmente le costaba creer que un muchacho como Sasuke hubiera simplemente decidido vivir de forma permanente en un lugar así.

Observó con detenimiento los alrededores, no pensaba simplemente llegar y tocarle la puerta como si se tratara de una visita común y corriente, el caso de Sasuke era complicado. Notó que a un costado de la cabaña estaban apiñadas una buena cantidad de revistas, por lo poco que pudo ver desde su posición reconoció algunos títulos, probablemente eran parte de los regalos que Naruto tendía a llevarle a Sasuke. El rubio siempre trataba de llevarle algo cuando iba a visitarlo, aunque juzgando por el volumen de acumulación quizás había estado exagerando un poco.

Casi de inmediato un detalle más importante acaparó su atención. Más alejado de la cabaña y entrando ya a la parte boscosa podía notarse sin problemas que la tierra había sido removida en un área bastante considerable y por como la vegetación estaba cubriendo ciertas zonas, era probable que hubiese ocurrido en distintos momentos. Hatake negó ligeramente con la cabeza luego de lograr dar con un par de marcas de arrastre en el suelo que se dirigían hacia esa área, que acusaban a sus alumnos de haber obviado comentarle que el Uchiha estaba recibiendo visitas poco amistosas y que tenía un pequeño cementerio formándose cerca de su casa.

Pese a todo no pudo evitar sentirse sorprendido más que cualquier otra cosa. No había rastros visibles de combate, eso descartaba por completo de que Naruto o Sakura hubieran estado comprometidos en alguna pelea. Pero a la vez dejaba claro que Sasuke realmente se había vuelto bastante efectivo para deshacerse de las visitas indeseadas, Kakashi regresó la mirada a la cabaña esperando que a él no lo considerara en ese grupo.

Giró lentamente la cabeza hacía un costado al momento en que Pakkun se acercara luego de un par de horas en que se habían separado. Antes de aventurarse a entablar una conversación con su alumno quería asegurarse de que nadie lo hubiera seguido, lo último que quería era al Uchiha malinterpretando los hechos.

—Todo libre —aseguró el pequeño can—. Aunque hace unos pocos días creo que tuvo visitas —añadió viendo la tierra removida no tan lejos.

Casi de inmediato la puerta de la cabaña se abrió dejando ver al antiguo integrante del equipo siete, probablemente ya consiente de que no estaba solo. El muchacho se veía serio como siempre aunque a la vez su lenguaje físico denotaba un desgano que Kakashi no lo hubiera atribuido a él años antes.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el Uchiha con cierto tono huraño aunque no consiguiendo ocultar por completo la sorpresa de darse con alguien que no fuera Naruto, Sakura o algún ninja de Kumo viniendo a matarlo por orden del Raikage.

—Luego de casi siete años esperaba algo menos hostil —comentó Kakashi sonriendo ligeramente. Si no se había lanzado a matarlo para ese momento, era poco probable que lo fuera a hacer.

El comentario dejó en silencio a Sasuke, normalmente él ya no llevaba la cuenta del tiempo.

—¿Recuerdas la última vez que nos vimos? —preguntó el Hokage ligeramente más serio, al menos él lo recordaba bastante bien, esa era una de las razones por la que estaba ahí. Si tenía que nombrar su mayor error como maestro, sería la conversación final con Sasuke y el haber obviado que estaba hablando con un niño con problemas y no un adulto que interiorizaría sus palabras.

Sasuke mantuvo la mirada fija en Kakashi, pero su mente trajo a la superficie el momento previo que marcó el camino por el que decidió andar. Recordaba bien el incidente en el techo del hospital con Naruto; toda la gama de sensaciones de inferioridad y cólera que lo llenaron al ver como estaba siendo alcanzado e incluso superado. También recordaba nítidamente como Kakashi lo apresó contra el tronco del árbol en el que estaba tratando de descansar y cómo las palabras que le dijo casi lograron calar dentro de él sino fuera por la intervención de los cuatro del sonido.

—A eso viniste ¿A refregarme en la cara algo? —inquirió el Uchiha antes de bufar ligeramente. Al final mucho de lo que Kakashi le dijo terminó haciéndose realidad, a cada paso que dio a partir de ese momento terminó cayendo en un pozo más oscuro.

—No —aseguró el mayor de los shinobi—. Ha pasado mucho tiempo y simplemente quería verte en persona.

—Las cosas en Konoha deben de estar mejor de lo que Naruto dice si el Hokage ha decidido tomarse tiempo libre —intervino Sasuke pronunciando con cierto desprecio el nombre de la villa.

Kakashi no respondió, sabía perfectamente que Sasuke simplemente había dejado de forma tácita la parte en donde les sacaba en cara el sacrificio de su hermano. Era cierto que el menor de los Uchiha decidió tomar por voluntad propia su venganza y por ende en medio del desconocimiento asesinar a Itachi, pero eso no servía en absoluto para borrar la culpa de Konoha.

—No vine a discutir sobre errores que ya han sido reconocidos —habló Kakashi tranquilamente—. Estoy más que seguro de que debes de haber traído el tema varias veces con Naruto y Sakura.

—¿Entonces? ¿Simplemente viniste a verme la cara?

—Quizás —contestó rascando ligeramente su cabellera plateada—. ¿Es tan malo? Eras mí alumno y te desapareciste sin decir nada —añadió, en realidad era simplemente eso, luego de tanto tiempo deseaba ver en persona cómo estaba Sasuke, quizás ver el resultado de la decisión que tomó al hablar con él.

—¿O quieres hacerme notar lo distintos que somos ahora? —inquirió Sasuke luego de unos segundos en silencio, recordando aún la conversación que tuvo con su maestro. En ese momento Kakashi le confesó que él también se encontraba sólo y que había perdido a todas las personas cercanas a él—. Yo sigo solo —soltó sin pensarlo demasiado, dejando que esas palabras simplemente brotaran desde su interior como una especie de queja o incluso exteriorizando lo que normalmente le era imposible.

—Es cierto que yo tengo una familia ahora, pero tú no estás solo, a pesar de todo el tiempo sigues teniendo buenos amigos —contestó Kakashi sonriéndole de la misma forma que siete años antes y refiriéndose a las mismas dos personas. Sasuke bufó ligeramente y desvió la mirada, al menos aún mantenía ciertos rasgos de cuando era más joven. Aunque por lo mismo no iba a conseguir hablar con él mucho más, nunca fue un muchacho conversador. El Hokage decidió que ya había visto lo que necesitaba—. Naruto y Sakura deben de estar viniendo pronto —comentó comenzando a retirarse junto con su pequeña invocación que se había mantenido en silencio.

Sasuke lo observó por un instante y luego dio unos pasos hacia el interior de su cabaña con la intensión de cerrar la puerta. Pero al escuchar su nombre regresó la mirada hacia quien había sido su maestro que al parecer se había detenido.

—Sé que quizás no te interese, pero creo que es lo más adecuado que sea yo quien te lo diga —habló Kakashi al girarse un momento para volver a ver a Sasuke y haciendo alusión a su rango de Hokage—. Este conflicto a raíz de Madara inició desde hace muchos años y todos los que se entregaron por la seguridad de Konoha serán reconocidos y recordados de igual manera —explicó y luego se alejó de forma inmediata sin esperar a ver la reacción del muchacho, dejándolo en silencio y esperando que entendiera.

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Era media tarde cuando Teuchi terminó de preparar el pedido especial para uno de sus clientes más especiales y su acompañante que también era cliente habitual. Naruto tomó los palillos para comer al instante en que el cocinero colocó el tazón de ramen en frente de él y los separó.

—¡Itadakimasu! —exclamó sonriente.

—Se suponía que debíamos de comer algo ligero —comentó Sakura viendo el gran plato de ramen que había pedido Naruto para ella. La muchacha había visto a Teuchi verter el líquido primero, pero luego de que introdujo los fideos, unos cuantos vegetales, unos trozos de carne y un huevo, simplemente no había manera de llegar al fondo del tazón.

—No te preocupes Sakura-chan, ayer comí tres de estos seguidos y no he tenido problemas —aseguró el muchacho introduciendo un gran trozo de carne en su boca.

—¡Naruto! Si vamos a comer juntos al menos no te tragues la comida —dijo de inmediato al ver como sin haber tragado lo que tenía en la boca Naruto estaba a punto de meter un par de trozos de zanahoria.

Llevaban un buen par de semanas en que no habían logrado coincidir por más de unos cuantos minutos. Pero ese día ella estaba libre e increíblemente pudo conseguir acomodar las cosas en el hospital lo suficiente como para poder extender el periodo un día más. Naruto por su parte acababa de regresar de una misión en el país de la lluvia, tras ayudar a controlar algunos conflictos en ese territorio mientras buscaba pistas sobre Madara, no se suponía que tendría misiones por el resto de la semana y como ya había visitado a su hermana y sobrina era momento para que ambos estuvieran juntos.

—¿Quieres salir hoy? —preguntó Naruto ligeramente más serio dejando por unos instantes su ramen—. Podríamos ganar algo de tiempo.

—¿Estás planeando que nos quedemos ahí? —replicó Sakura un tanto sorprendida y ligeramente preocupada—. Quizás estamos yendo muy rápido… —añadió cerrando los ojos un tanto pensativa.

—Claro que no —aseguró Naruto con mucha seguridad—. Vas a ver que Sasuke se va a alegrar de que nos quedemos más rato.

Sakura lo observó un tanto dudosa. Las visitas que le hacían a Sasuke no eran exactamente recibidas con emoción por el Uchiha, claro que tampoco los botaba o reaccionaba de forma hostil. Sasuke nuevamente había cambiado y lamentablemente no para retornar a como era antes, sino a una versión seria y sumamente apagada que sino fuera por lo ruidoso que era Naruto posiblemente los ignoraría por completo.

—No estoy segura —contestó.

—No dejes que te deprima, siempre fue así, sólo que ahora esta un poco peor —insistió Naruto manteniendo su ánimo en alto y posando la mirada en su compañera—. Sasuke no va a regresar a lo que era antes ni vamos a poder volver a ser el equipo 7.

—Naruto…

—Pero Sasuke sigue siendo nuestro amigo —aseguró el muchacho—, los tres hemos cambiado, pero no por eso vamos a alejarnos, en especial ahora que somos lo único que le queda.

Sakura sonrió, Naruto había madurado bastante desde que los asignaron como equipo. Seguía siendo torpe y atolondrado, pero los años y experiencias que habían pasado no fueron en vano para él.

La kunoichi dejó escapar un pequeño suspiro y elevó la mirada, recordaba bien la noche en que Sasuke se fue. El mismo le confesó que en algún momento pasó por su mente quedarse con ellos, pero que al final su corazón escogió la venganza. Ahora Sasuke ya había abandonado el solitario camino por el que transitó por varios años, simplemente parecía cansado por haberlo caminado tanto tiempo y eso podía significar que tal vez algún día realmente pudieran volver a juntarse.

—Vamos a tener que salir pronto —habló ella apresurándose un poco con su plato de ramen mientras Naruto asintió con una gran sonrisa en el rostro—. No creo que Sasuke-kun vaya a recibirnos mejor que de costumbre si aparecemos a la mitad de la madrugada.

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Con Sayuri caminando a su costado dando algunos saltos intercalados con pasos, y bien sujeta de la mano para que no saliera corriendo, Katt salió al atardecer a dar una vuelta con su hija. La pequeña había estado reclamando todo el día a su papá, usualmente siempre lo veía en las mañanas y como ese día no había estado era casi imposible tenerla calmada dentro de la casa sin alguna distracción suficientemente buena.

Avanzó por unas calles tranquilas aliviada de que Sayuri se estuviese distrayendo, aunque claro que después de cerca de una hora de caminata la tenía cargada. El cielo estaba rojizo y el sol cerca de ocultarse cuando, al pasar cerca de una pareja de shinobis de la villa, escuchó como comentaban que Shizune casi había asesinado a Kakashi cuando esté regresó a la villa luego de haberse ausentado solo y sin decirle a nadie.

Katt se quedó inmóvil un momento meditando lo que había escuchado. Kakashi en ningún momento dijo que saldría solo, siempre tenía a Kumori detrás de él como su sombra y justo había decidido asignarlo a la protección de su familia un par de horas antes de salir a buscar a su antiguo alumno.

—Al menos regresó… —murmuró la pelirroja volviendo a iniciar su caminata con su hija ya dormida con el rostro apoyado sobre su hombro. No tenía mucho sentido preocuparse si Kakashi ya había regresado.

En su camino de regreso a casa, Katt decidió no ir directamente. Recién estaba terminando de anochecer y Kakashi le había dicho que llegaría para la noche. Como era algo inusual en él equivocarse con el tiempo provocando que llegase antes, asumió que simplemente pensaba hacer otras cosas dentro de la villa ya que había regresado antes. Y dentro de todo lo que su esposo tendía a hacer había un lugar especial que provocaba que perdiese la noción del tiempo más de lo usual.

Y tal como lo había pensado al acercarse al monumento de los caídos vio la silueta de Kakashi de pie, observando en silencio la piedra negra hasta que la sintió llegar.

—Trajiste a Sayuri-chan —comentó al verla acercarse a él.

—Estaba paseando con ella cuando escuché que habías regresado —respondió a la vez que sostenía mejor a su hija que comenzaba a moverse ligeramente—. No mencionaste que pensabas irte solo —comentó ligeramente fastidiada

—No creí que Sasuke fuera a estar muy dispuesto a aceptar mi visita si llegaba con un escuadrón de shinobis.

La pelirroja hizo una pequeña mueca, era cierto que Sasuke podría reaccionar mal si demasiada gente llegaba sin previo aviso, pero aún así consideraba que su esposo pudo al menos haber llevado algún ninja y que este esperara en las cercanías. El Hokage saliendo solo de la villa debía de ser algo bastante atractivo para cualquiera que deseara dañar a Konoha y pese a que la guerra había terminado eso no volvía a las naciones automáticamente amistosas.

—¿Y por qué quisiste visitarlo justo ahora? Podrías haber esperado a que pasara un poco más de tiempo.

—Eso hubiera sido mejor si no fuera porque quería hacerle saber directamente que las acciones que tomó Itachi a favor de Konoha han sido reconocidas —explicó sonriendo ligeramente—. Aunque sigue con un gran resentimiento hacía la villa pensé que sería adecuado decírselo.

—Pero lo ocurrido con los Uchiha ya se había hecho público —recordó Katt, fue una de las primeras noticias fuertes que recibió Konoha tras el nombramiento de Kakashi como sexto Hokage.

—Sí, pero con estos meses aproveché para que Itachi fuese reconocido de la misma manera que el resto de ninjas que se han sacrificado por Konoha y eso tomó un poco más de tiempo dada su situación inusual —contestó sonriéndole y volviendo a posar la mirada en el monumento, señalando ligeramente lo que hasta ese momento era el final de la larga lista—. Tomó un camino en el que sacrificó todo por tratar de mantener la paz en Konoha, aunque eso significó ponerse en contra de su clan.

Katt observó la piedra negra con los nombres tallados en ella, varios habían sido aumentados en el periodo en que duró la guerra. No todos los nombres se tallaban para ser recordados ahí, sólo los de los individuos que habían caído defendiendo a Konoha. El último nombre tallado provocó una gran sorpresa en la pelirroja, suficiente como para que sus movimientos despertasen a Sayuri.

Le costó unos segundos darse cuenta de que no estaba leyendo mal y de que realmente estaba tallado el nombre de Uchiha Itachi en el monumento. Había pasado bastante tiempo desde que no pensaba en el hermano mayor de Sasuke, más de un año en realidad. Cuando la verdad sobre las acciones de Itachi se hicieron públicas lo consideró como suficiente, pero jamás pasó por su mente que Kakashi colocaría su nombre en un monumento tan importante para la villa.

—Es una lástima que haya tenido que pasar tanto tiempo —comentó el Hokage mientras acariciaba la cabellera desordenada de su hija.

Katt no estaba muy segura de qué decirle, no había conocido mucho a Itachi, claro que sintió bastante empatía con él. Pero eso siempre lo atribuyó más a la cercanía que pudo tener si hubiera abandonado Konoha y que estaba consiente de que podría haber habido, o incluso simplemente simpatía hacia alguien que distaba de verse tan terrible como se le consideraba en Konoha.

—¿Sasuke dijo algo? —preguntó luego de unos instantes.

—No conociste a Sasuke, pero debes de saber bien como es —respondió Kakashi aún manteniendo la atención en Sayuri.

—Según Naruto está diferente.

—Un poco, pero hay cosas que uno simplemente no puede cambiar.

Katt retornó la mirada al monumento y sonrió. Dudaba mucho de que Itachi le hubiera interesado el reconocimiento, estuvo dispuesto a que el mundo lo creyera un traidor, pero aún así estaba contenta.

—¿En Suna tienen algo similar? —preguntó la pelirroja un tanto nostálgica. No sólo Konoha había perdido gente en la guerra y pese a que ella no conocía muchos ninjas de otras villas eso no evitó que también sintiera la ausencia de uno de ellos.

—No lo sé, deben de tener su propia forma de recordar —contestó Kakashi consiente de en quién estaba pensando ella.

Un pequeño temblor en la tierra seguido de un grito obligó a la pareja a distraerse de lo que estaban conversando. En la dirección del grito había una pequeña humareda de polvo que estaba elevándose hacia el cielo.

No tan lejos estaba Sakura reclamándole, en su peculiar estilo, a Naruto sobre algo que al parecer había metido en una mochila bastante grande. El rubio recién se estaba levantando luego del golpe, pero desde antes parecía haber estado tratando de disculparse o explicarse.

—¿No es un poco tarde para que salgan? —preguntó Katt a Kakashi sin intención de acercarse y notando que parecían estar listos para salir de Konoha.

—Van a ver a Sasuke, dudo que alguien trate de atacarlos en el camino —contestó. Si a él no le había ocurrido nada, mucho menos a ellos dos, la mayor diferencia que existía en esos momentos entre sus dos alumnos y él era la experiencia de combate.

En ese momento Katt pudo ver como a la distancia la kunoichi de cabello rosa juntó lo que parecían ser unos libros o revistas, que sacó de la mochila que llevaba el rubio, y las partió por la mitad antes de lanzarlas lejos. Era bastante obvio que la razón de su enojo acababa de ser destruida.

—Quizás no le gustó la selección de lecturas que Naruto le estaba llevando a Sasuke —comentó Kakashi muy sonriente viendo la escena, usualmente le llevaban cosas al Uchiha aunque este terminara apiñándolas fuera de su casa—. Es mejor que vayamos regresando —dijo luego de unos instante antes de posar la mirada en su hija—. ¿Qué quieres comer Sayuri-chan?

—¡Carne! —respondió emocionada.

—Qué quieres comer tú, no qué le vas a llevar al zorro —intervino de inmediato Katt dejando a la pequeña un tanto pensativa, normalmente el único alimento que pedía o buscaba era para dárselo a Orion.

—¡Dulces! —exclamó. Esa era su segunda opción.

—Vamos a buscar dangos —sugirió Kakashi provocando una gran sonrisa en su hija, a Sayuri le gustaban los dangos porque se llamaban igual que su amigo.

Katt sonrió ligeramente, Sayuri era adorable cuando estaba feliz y Kakashi tenía una facilidad nata para mantenerla así por horas.

Fin


No me salió como un epílogo exactamente (Eso de narrar tan a grandes voces no es mucho mi estilo, así que es un "Capítulo de conclusión" xD) Lamento el tiempo que me he demorado en escribirlo, tuve un bloqueo bastante fuerte y no de ideas, sino que ya lo había pensado tanto que cuando me sentaba frente a la PC no me salía nada para escribir xD Espero que haya sido una buena conclusión, que pese a que es el final del fic no es el final de la historia, Madara sigue vivo y quien sabe dónde esté metido. Traté de al menos mencionar a la mayoría de los personajes para que sepan un poco en qué andan luego de unos meses desde que acabó la cuarta guerra.

Un resumen de qué rango y en qué quedaron los personajes (No todos porque son muchos) Naruto y su promoción están de 20 años o por cumplir 20 ese año, Neji, Tenten y Lee son un año mayores, Kami y Panza uno menores. Katt estaría de 28 o por cumplir 28 y Kakashi por cumplir 34. (Las edades dependen de la fecha de cumpleaños, no tengo fecha exacta para el epílogo pero va por mediados de año)

Naruto (Jounin)

Sakura (Jounin, sub-directora del hospital)

Sasuke (Genin oficialmente, ninja renegado)

Sai (Jounin, ANBU en el equipo de Yugao)

Shikamaru (Jounin, enlace de villas en Suna)

Ino (Chuunin, ANBU en el equipo de Yugao)

Chouji (Chuunin, nuevo profesor de la academia)

Hinata (Chuunin, ninja médico)

Neji (Jounin, ANBU-Kumori- oficialmente muerto)

Tenten (Jounin especial, tutor especializado)

Temari (Jounin, concejo de Suna)

Gaara (Jounin, Quinto Kazekage)

Kakashi (Jounin, Sexto Hokage)

Kurenai (Jounin)

Guy (Jounin, líder de los jounin, o lo que sea que era Shikaku en el manga xD)

Ibiki (Jounin especial, concejo de Konoha y aún líder de su división en los ANBU)

Shikaku (Jounin, concejo de Konoha)

Shizune (Jounin, concejo de Konoha y directora del hospital)

Iruka (Chuunin, director de la academia ninja)

Y mis OCs principales:

Katt (Jounin)

Kami (Jounin, rama de investigación y tutor)

Panza (Chuunin)

Sachi (Chuunin, a su pesar xD)

Orion (El dios zorro)

Sayuri (La linda hija del Hokage y fiel seguidora del dios zorro pese a sus escasos años)

Y los que murieron: Kankurou (Jounin), Lee (Jounin especial), Shino (Chuunin), Kiba (Chuunin), Asuma (Jounin), Tsunade, Jiraiya, Orochimaru (Sannins)

En relaciones entre los jóvenes, aunque no matrimonios: Shikamaru con Temari es "oficial" aunque a primera vista no se les vea como pareja si los ven caminando por la calle e Ino y Sai, estos son más "normales". Naruto y Hinata no son pareja aunque probablemente a primera vista puedan parecer más que Temari y Shikamaru, tiempo al tiempo y un buen par de meses extras para que Naruto comience a notar ciertas cosas.

Antes de comenzar a publicar el fic de Sayuri me centraré en uno corto sobre Kakashi en su época de ANBU, así que si lo desean pasen a darle una mirada, será un par de capítulos (Yo diría que unos 6 a 8) y en general capítulos cortos. Con el fic de la pequeña Hatake creo que publicaré el primer capítulo y lo dejaré en pausa hasta que tenga un buen par escritos y beteados (Para que lo agreguen a alertas y esas cosas) o simplemente esperaré sin publicar nada a tener un par de capítulos escritos y en todo caso subo un aviso por aquí de que ya lo he publicado para que los que tienen en alerta a crónicas les llegue un mensaje (Los que me tienen en alerta de autor les va a llegar automático cuando suba el fic). Pese a que no lo planeo hacer de la magnitud de crónicas, ya no tengo tanto tiempo para escribir y me incomoda no poder publicar con cierta frecuencia (Y eso termina en una especie de bloqueo cuando si tengo tiempo para escribir)

Creo que ha sido un final "feliz" para el fic. No es perfecto en todo el sentido, ya que al final una guerra siempre se lleva a alguien y el enemigo principal no fue derrotado, dejando abierta la oportunidad de que vuelva a atacar. También sé que no a todos les debe de haber gustado todo, algunas muertes o cómo acabaron algunas personas no deben de haber sido de su absoluto agrado, pero no siempre se puede hacer feliz a todos en todos los sentidos. Espero que al menos aunque haya habido cosas con las que no estén tan de acuerdo, las puedan considerar como posibles dentro de lo que es un fanfic y las posibilidades con que se puede escribir a cada personaje. Sobre Katt, no es que yo me haya olvidado de dónde salió… simplemente que ella ya pasó la hoja de su vida y se olvidó del tema, así que no lo he mencionado xD

Muchas gracias a los que han seguido este fic por casi tres años y medio, ha sido bastante tiempo y han tenido que aguantar bastante para poder leer los últimos capítulos. Sus comentarios siempre me sacaban una sonrisa y ánimos para seguir escribiendo, desde los pequeños hasta los grandes que venían con crítica incluida; espero poder seguir siendo parte de sus lecturas en próximos trabajos que haga.

Última oportunidad de dejar review en este fic para quienes nunca lo han hecho o alguna vez lo hacen, pero les da flojera o se olvidan xD. También si tienen comentarios más generales sobre algún punto en el que podría mejorar lo agradecería mucho, ya sea en forma de escritura, manejo de personajes, de narración y cualquier cosa que se les ocurra. Si por ahí hubo algo que no les quedó claro siéntanse libres de expresarlo.

PD: No sé cómo me pude olvidar T_T no tengo perdón. Este fic no estará aquí de no haber sido por mi enamorado que no solo compartió muy activamente la creación, sobretodo en el comienzo, y el que me aguantó varias incontables horas conversando sobre cómo podía colocar las cosas; sino que también ha sido el que ha estado beteando todos los capítulos. Así que es imperdonable que se me haya pasado poner esto en un primer momento ya que sin él no tendrían Crónicas. Se los ofrecería de beta reader, pero no, soy acaparadora xD