Los x-men no me pertenecen.

Les presento el capítulo que yo pienso, hasta ahora, es el mejor de todos. Espero que ustedes disfruten tanto leerlo como yo disfruté haciéndolo.


Capítulo 4.

- ¡Fred me estás aplastando!

- Lo siento Pietro, pero no tengo la culpa de que estos autos sean tan estrechos.

- El auto está bien, el que es muy ancho eres tú. ¡Ya quítate!

- Quieren parar un momento. Mi jeep no es lugar para que se peleen. Las ruedas no aguantaran el peso si se siguen moviendo de esa forma.

- ¿Están listos para arrancar¿Ya estamos todos?- Gritó Scott desde su convertible.

- ¡Sí!- Gritó Kitty desde el SUV de Jean.

- ¡Ya vayámonos Summers!- Aulló Lance entre el revuelo que había en su auto.

Y partieron hacia el local de los videojuegos. Estaban todos exaltados, como un niño al que le van a comprar una golosina deseada desde hace tiempo. Gritaban y reían y se asomaban por las ventanas o los techos corredizos. Los conductores debían tener cuidado de no ser golpeados por el abundante movimiento. Pero al mismo tiempo estaban felices, en especial de ver a sus compañeros tan alegres. Bueno, Lance no tanto.

Dejaron los autos en un estacionamiento. Saldría caro, pero era lo mejor. Llegaron al lugar en donde se encontraban los juegos de video y arreglaron encontrarse en la puerta a las 7:15. La función comenzaba 7:30. Tenían poco más de una hora para divertirse. Por suerte, el cine quedaba a una cuadra del local. Jean y Scott decidieron caminar por las calles llenas de negocios, abiertos por ser fin de semana. No les interesaba la idea de jugar. El par caminó silenciosamente mirando vidrieras y viendo los lugares buenos para comer luego. Kitty y Kurt no los seguían porque estaban con el resto de los estudiantes.

En una de esas casualidades de la vida, se toparon con una prima de ella. Se detestaban mutuamente, y siempre querían superar a la otra. Se llamaba Celina, y tenía el cabello castaño con algunos reflejos rojizos y ojos cafés. En contextura física, eran parecidas, pero Jean la superaba. Se miraron con odio, pero al mismo tiempo forzaron una sonrisa muy falsa.

- Jean¿cómo has estado?

- Muy bien. ¿Y tú?

- También. Te presento a mi novio Martín.- Dijo señalando al chico que la acompañaba.- ¿Y dónde está el tuyo?

Jean recordó que había dicho una vez que tenía un novio muy guapo y cariñoso, al enterarse de que realmente Celina lo tenía. Sólo lo había hecho para callar a su prima, quien se lo refregaba por la cara como si se hubiera ganado un Oscar.

- Sígueme el juego- le envió telepáticamente a Scott.- Es él. Su nombre es Scott. Ella es mi prima Celina.

La mandíbula de la muchacha cayó al suelo. Scott era muy guapo, mucho más que Martín. No podía creer que su prima la hubiera superado una vez más. Se quedó por un momento muda. Y luego dijo- Martín besa muy bien- Y lo besó apasionadamente. Jean no sabía que hacer. Para ganar otra vez, debería besar a su mejor amigo, quien también había caído en la cuenta de eso. Minutos después, la pareja se había separado y los miraban impacientes, esperando a que ellos hicieran lo mismo. A la joven le brillaban los ojos al ver como su prima vacilaba. Pensó que había alcanzado la victoria. Si no los imitaban, la única razón que encontraba era que sus besos fueran desagradables a la vista; por lo tanto les daría vergüenza hacerlo en público.

Los dos amigos estaban enfrentados, sus caras a centímetros de distancia. Él la agarró por la cintura, y ella colocó sus manos sobre sus hombros. Se miraban los labios. Ambos deseaban hacerlo, un nudo se había formado en sus gargantas, sentían mariposas en sus estómagos. Sabían que después de esto, todo cambiaría. Un cambio que deseaban, pero que al mismo tiempo temían. Se acercaron un poco más. Sus narices se rozaban. Jean abrazó el cuello de Scott, y él hizo lo mismo con su cintura. Podían sentir sus labios rozarse. Sus ojos se cerraron completamente, al igual que el espacio que los separaba. Era un beso lento, dulce, superficial. Una sensación extraña corría por sus cuerpos. Nunca antes les había ocurrido. Su enlace se encontraba completamente abierto, y ambos pudieron recibir lo que sentía el otro. Los labios de él presionaron un poco más los de ella. Una de las manos de la joven se traslado de su cuello hacia su pelo. Las manos del muchacho cambiaron de posición. Una estaba sobre la parte trasera de su cintura y la otra atravesaba verticalmente su espalda. Profundizaron el beso, haciéndolo más apasionado. Así estuvieron varios minutos, mucho más tiempo que Celina y Martín. Estos quedaron sin habla. Era una vista dulce, llena de amor. Para nada desagradable. Muchas personas que pasaban cerca los miraban con ternura, sonriendo. Otros aplaudían.

Ya era la hora convenida para reunirse. Ellos estaban a pasos del local de los videojuegos. Su encuentro había sido cuando estaban volviendo al punto de partida. Por lo tanto, los estudiantes estaban a metros de ellos, todos, esperándolos.

- ¡Miren!- Dijo Wanda.

- ¡Oh por dios¡OH POR DIOS!- Era lo único que Kitty podía decir.

- ¡Ya era hora!- Decían unos.- ¡Por fin!- Otros. Los demás lo único que podían hacer era mirarlos boquiabiertos.

Celina se aclaró la garganta, cansada de verse derrotada otra vez. La pareja rompió el beso, pero aún rozaban sus labios. Respiraban agitadamente, y no podían pronunciar palabra alguna. Sólo se miraban. Recorrían al otro con sus ojos. Una sonrisa se formó en sus caras. Sentían el impulso de juntarse otra vez, pero fueron interrumpidos por la otra chica.

- Bien, nosotros nos vamos.- Dijo secamente y se marchó con Marín.

Inmediatamente todo el grupo de jóvenes se acercó a ellos emocionado. Los felicitaron, hicieron preguntas, pero en vano esperaron respuestas. Seguían mirándose el uno al otro. Era como si no existiera nada alrededor. No oían, no veían, no sentían nada que fuera ajeno a ellos. De pronto, todos saltaron al darse cuenta de que llegarían tarde a la función. Esto hizo regresar a los enamorados al mundo real. Corrieron al cine. La gran mayoría fue a la sala a conseguir asientos. Sólo Warren, Bobby, Fred y Júbilo fueron a la fuente de sodas a conseguir algunas golosinas para todo el grupo. Se encontraban un poco dispersos en los asientos que habían encontrado vacíos. Jean y Scott se sentaron juntos en la última fila. Ella apoyó su cabeza sobre su hombro y el pasó su brazo a su alrededor. La película comenzó y todos hicieron silencio para prestar atención. Sus manos se entrelazaban y acariciaban mutuamente. Él inclinó su cabeza sobre la de ella. De vez en cuando, alguno de los otros se daba vuelta para contemplarlos, a veces encontrándolos observando la pantalla sin cambiar sus posiciones. Otras, perdidos en sus miradas, sin prestarle atención. Estaban invadidos por los sentimientos del otro. Era hermoso poder sentir como el amor se encontraba multiplicado por dos. No necesitaban palabras, sólo pensar en ello era suficiente.

Casi dos horas y media después, terminó la película y se dirigieron al lugar que la pareja había decidido, era el ideal para cenar. Estos dos se encontraban al frente, dirigiendo a los otros. Abrazados, caminaron las tres cuadras de distancia que había entre el cine y el local al que se dirigían. Ordenaron las pizzas, de todos lo sabores, gracias a la diversidad de gustos del grupo. En una larga pared, colocaron varias mesas juntas y se sentaron a disfrutar de la comida y la bebida, por supuesto sin alcohol, puesto que la mayoría no superaba los 18 años. Jean y Scott se encontraban enfrentados, seguían mirándose. Por debajo de la mesa jugaban con sus pies y sonreían. Los demás comprendieron que esa noche estarían ausentes, embobados el uno con el otro. Ni siquiera se hablaban, sólo se miraban sonriendo y, si se encontraban lo suficientemente cerca, se abrazaban. La alegría invadió el lugar. La de los enamorados, la del grupo, feliz de compartir una noche todos juntos. A nadie le incomodó que el lugar estuviera lleno de mutantes. No había miradas de desprecio ni de temor. Los veían como a cualquier grupo de amigos. La gente debió comprender que eran humanos también, sólo que estaban un paso más adelante en la evolución. Amaban, reían, temían, lloraban, al igual que todo el mundo. Pero ese grupo reducido de personas no influiría en la sociedad completa. Sólo era un peso menos en la lucha por la igualdad. Las pizzas se acabaron, ya todos estaban satisfechos. Salieron del lugar, saludando y agradeciendo alegremente a la gente que se encontraba allí y a los dueños de la pizzería.

En el parque, se dispersaron. Los más jóvenes jugaban guerras con sus poderes. Bobby congeló el agua de una fuente e hizo patines de hielo para todo el que los quisiera. Kitty, Rogue y Rahne observaban las flores nocturnas, brillando a la luz de la luna. Luego fueron ensambladas por Roberto, Remy y Lance, quienes aprovecharon para hacer el papel de galanes. Ángel aprovechó la noche y el lugar para estirar sus alas. Tabitha patinaba junto con Piort y lanzaba pequeñas bombas hacia los pies de los múltiples clones de Jamie que andaban a su alrededor, haciéndolos desaparecer. Amara y Pyro derretían las estatuas de hielo que hacía Iceman por todo el lugar. Sapo intentaba que Wanda lo mirara, pero ella se encontraba maravillada con Warren. Algunos optaron por recostarse en el pasto o sentarse debajo de los árboles.

Jean y Scott caminaron tomados de la mano a un lugar apartado, donde había otra fuente, cuya caída de agua se encontraba encendida. Se sentaron en uno de los bordes. Él tomó su otra mano, y la miró a los ojos. Eran hermosos, de un verde esmeralda divino. A pesar de no poder verlo bien, lo sabía. Abrió la boca para decir algo, pero fue silenciado por el contacto de los labios de la pelirroja sobre los suyos. Ella había esperado un momento en el que estuvieran a solas para hacerlo. Fue bien recibido y devuelto con amor y pasión. No sabían exactamente cuanto tiempo estuvieron así. Al separarse, él habló.

- Te amo, Jean. Siempre te ame, y siempre te amaré. Pero no me atrevía a decirlo por miedo a que me rechazaras. Hoy me hiciste saber que mis sentimientos eran correspondidos, y déjame decirte que soy el hombre más feliz del mundo. Y como quisiera que este momento se repitiera a lo largo de nuestra vida, debo preguntarte algo. ¿Quieres ser mi novia?

- ¿Es necesario preguntarlo?

- Quizás no, pero deseo escuchar la respuesta. Recuerda que eres mi esclava y mis deseos son órdenes.

- Es lo que más anhelo en el mundo. Scott, te amo más que a cualquier cosa en el mundo, más que a mi vida. Lo único que quiero es estar a tu lado. Recibir tus besos, tus abrazos, tus caricias, tus palabras de amor.

- Y yo deseo dártelos y recibir tus respuestas. Y ahora mismo pienso expresarte mi amor con hechos, y dejar las palabras a un lado. Porque la palabras se las lleva el viento, pero los sentimientos quedan marcados en nuestros corazones.

Al terminar la frase, la besó de vuelta. Y estuvieron así, acaramelados, bañados en la pasión y el cariño que se proporcionaban mutuamente. Disfrutando de las sensaciones de la otra persona, compartidas por su enlace. Eran felices. Se sentían seguros. Y no querían que esta noche terminara nunca. Pero se hizo tarde y llegó la hora de partir. Todos estaban muy cansados. Logan los mataría. Eran las 3 de la madrugada, y les había dado permiso hasta las 12. El tiempo pasa volando cuando uno tiene en que perderlo. Los demás se perdieron en la diversión. Estos dos en algo muy lindo, llamado amor.


AMO EL FINAL DE ESTE CAPÍTULO!!!Que les pareció??? Díganmelo dejando reviews!!!