Mis queridos amigos, Lo prometido es deuda, aquí les traigo el siguiente capítulo de este fic esperando sea de su agrado, Todos los capítulos anteriores han sido modificados para que resulte más grato para ustedes leerlos sin errores ortográficos y de redacción, sin embargo la modificación es mínima, basta decir que la trama no ha sido modificada. Recordándoles Que Saint Seiya y sus personajes no me pertenecen si no al Sr. Masami Kurumada, hago entrega de:

CAPITULO VI: El encuentro de dos almas

Ella sabía que en esa situación no había escapatoria, estaban solos al fin y esta vez él no se detendría. Así que cuando la recostó pudo ver el deseo en sus ojos. Hyoga miraba con placer caer el cuerpo de su mujer haciendo graciosos pliegues en la sabana alrededor de su silueta, tenía que hacer algo pronto antes de que ella se arrepintiera así que lleno de besos húmedos el cuello de su amada sintiendo cada vez agitarse más su respiración.

—Te deseo tanto — le dijo Hyoga al oído

Ella estaba tensa, lo que había pasado ayer la había consternado, así que decidió levantarse obligándolo a detenerse.

Tengo que ir al baño un momento — dijo Flare muy a su pesar observando aquella mirada de frustración en los ojos de su marido que venía viendo hace tanto tiempo.

Aquí te espero — le respondió él con resignación sabía que ella lo hacía para zafarse de la situación, sabía lo que vendría: Ella lo hacía para enfriarlo y después fingiría que le dolía la cabeza.

Una vez que se encontró encerrada en el baño se sentó en el piso, ¿Por qué siempre tenía que pasar así? Toda mujer del pueblo aspiraba a casarse y convertirse en una mujer, incluso ella había sido educada de tal forma, pero ¿Por qué no se sentía bien al hacerlo con su marido? Lo amaba, le provocaba aún ese temblor en las piernas, era guapo y muchas de las jovencitas y mujeres maduras de su reino lo admiraban no sólo por su valor si no por su físico, entonces si ella lo tenía y él la deseaba ¿Qué demonios se lo impedía?

Se puso a pensarlo muy detenidamente y sacó una serie de pretextos: El hecho de que temía que el mozo o alguien de la servidumbre, aunque eran pocos los escuchara.

"Pero hoy no hay nadie, además desde el año pasado solo está el mozo y hace meses Ive"

No había otro pretexto concreto, no era fea, ella lo sabía a pesar de ser una mujer de lo más sencilla y noble, se sabía hermosa pues no faltaba quien se lo dijera en las celebraciones del palacio, su marido se lo decía todos los días, sabía que era una de las razones por las cuales Hyoga se había enamorado de ella y por último también sabía lo que había provocado en Hagen alguna vez….Hagen ¡Hagen! Esa era la respuesta… aún sentía culpa, aun le preocupaba lo que él dijera y pensara, pero era puro remordimiento…Le causaba un gusto enorme el hecho de que él y algunos de sus compañeros dioses guerreros hubieran sido revividos para cumplir una misión… una misión en la que quizá moriría nuevamente, lo que la inquietaba era que para colmo él ahora era general de la guardia pretoriana y una que otra vez entraba al castillo con el pretexto de buscar a Hyoga, sabía que era un pretexto para verla, su mirada lo delataba, ahora estaba muy molesta con él por haberla juzgado de loca, pero ese incidente la había marcado. Quizá era su miedo de que su esposo se aburriera o se cansara de ella y este tipo de cosas no la ayudaban en nada…

"¡Basta!…lo quiero conmigo hasta el final de mis días, luché y esperé mucho para poder estar junto a él"

En verdad si había estado dispuesta a renunciar a su título nobiliario, a su lugar en la sociedad, a sus comodidades, a sus joyas en fin a su estilo de vida y lo más importante a su hermana, todo por el.

"No voy a dejar que se valla de mi lado tan fácil". Ya no era una inocente niña ni tampoco una novata, había probado ya las delicias del placer carnal aunque no plenamente, había decidido no morir sin disfrutarlo como se debía, no había hecho nada indebido, ya se había casado con él, era una señora, joven pero al fin y al cabo una mujer hecha. Estaba demasiado nerviosa y después de otros cinco minutos salió del baño dispuesta a no perderlo.

Hyoga quien ya se encontraba recostado en la cama elevando sus codos al descansar su cabeza en sus manos, se levantó de golpe al ver salir a Flare únicamente vestida con un pañuelo blanco transparentoso de seda amarrado en su cuello anudado hacia un lado y un prendedor de flor blanca en el cabello, la miró detenidamente mientras avanzaba hacia él ,nunca había sentido lo que fuera que estuviese sintiendo, sólo sabía que la deseaba más que nunca, pues jamás había sentido tales ansias , así que avanzó hacia ella despacio para no asustarla notando que ella estaba en extremo tensa así que le acarició los hombros sin dejar de mirarla, para después avanzar hacia su cuello y deshacer con extrema delicadeza el nudo del pañuelo apartándolo después dejándolo caer al suelo. Ella trataba con todas sus fuerzas de no sentir nervios y de evitar ese temblor que le daba siempre cuando se encontraba desnuda frente a su marido, así que tratando de actuar decididamente se quitó el prendedor y lo arrojó al suelo. Hyoga en verdad estaba impactado pues ahora como nunca su mujer le había regalado la gloria de su desnudez así que en un impulso la tomo de la cintura con un solo brazo acercándola a él arrepintiéndose después por ese movimiento tan brusco, pero al sentir que ella lo besaba no pudo evitar seguirla para después separarse lentamente. Pero su sorpresa fue aún mayor cuando ella lo hizo retroceder hasta quedar sentado en la cama donde ella misma se ocupo de ayudarle a desnudarlo para recostarse a su lado. Ambos se encontraron en aquella cama, mirándose fijamente sin decir palabra Hyoga se puso sobre de ella para comenzar a besarla con pasión, con humedad pero con un sentimiento de felicidad indescriptible de poder estrecharla contra él sintiendo su cuerpo como nunca, disfrutando con su boca cada rincón de su cuerpo aspirando el delicado aroma de su jabón y engalanando con sus dedos aquella nívea piel haciéndola estremecer de placer. No estaba preparado para lo que vendría y lo demostró al sonrojarse cuando ella se abrazó a él para impulsarse y quedar encima, "Estoy haciendo una locura debo parecerle ridícula" pensó quedándose inmóvil, pero Hyoga no iba a dejarla echarse para atrás a estas alturas así que le acarició las caderas estrechando el roce de sus entrepiernas algo que a Flare la hizo quedarse petrificada y aún más cuando el comenzó a acariciar su geografía de arriba hacia abajo y al hacer esto escapó de sus labios un suave sonido que a él lo derritió y sin poder más la abrazó e impulsándose una vez más haciéndola rodar en la cama para dejarla debajo de él, acariciándola deteniéndose en su pelvis y bajando lentamente un poco más entreteniéndose hasta que ella le dijo:

"Hazlo…ahora"

Enardecido por sus palabras finalmente Hyoga decidió hacerla suya, estaban lo más cerca que pueden estar un hombre y una mujer, pero más allá de encontrarse dos cuerpos entregándose uno al otro, estaban sus almas también entregándose unas a otras danzando en lo más sublime.

Entre toda esa pasión, respiración agitada y dulces gemidos femeninos se perdía el caballero Hyoga , Flare por fin estaba dejándose llevar por lo que sentía y por lo que deseaba más que nada…hacer el amor con su marido libremente…Estaban en el clímax de aquella entrega sintiendo sus cuerpos rozarse, Flare quedaba maravillada con la sensación del roce de sus senos en el pecho de él cada vez que la aproximaba a su cuerpo repetidamente, mientras que Hyoga quedaba enloquecido con las caderas de su amada que además lo recibía gustosamente.

Por fin exhausto Hyoga se dejó caer sin brusquedad reposando su cuerpo encima de ella mientras ésta le entrelazaba los dedos en su cabello, culminando ese baile erótico de sus cuerpos.

—Te amo— le dijo Flare agitadamente cerrando sus ojos por un momento.

Hyoga se levantó un poco para poder mirarla y grabar para siempre en su memoria aquel rubor de las mejillas de la princesa y su despeinada cabellera dispersa en la almohada.

—Flare…mi Flare estaré contigo para siempre, ya no quiero verte triste — murmuró Hyoga — no existe otra mujer para mí mas que tú….

—Perdóname me he comportado como una tonta — le decía ella mientras le hacía espacio en la cama para que se recostara a su lado

No sabía que podías ser tan apasionada — le respondió él juguetonamente mientras se acomodaba a su lado para que ella se acomodara como siempre.

Ella pudo recostar la cabeza en el pecho del hombre y acurrucarse a su lado mientras él jalaba la sábana para cubrirlos a ambos. Era casi media tarde, pero lo que pasara más adelante no les importaba, estaban de lo mejor.

¿Crees que vas a escaparte otra vez? — Le decía Hyoga mientras le acariciaba el rostro a su esposa.

¿Eh? — le miró sorprendida Flare.

Mientras tanto… en los alrededores de Skald …

— Esos hombres….todo fue muy raro… — dijo Hagen mientras pasaba entre la maleza

¿Raro? ¿Por qué? —preguntó Ive

No murieron por que los hayan atravesado con la lanza, se desangraron una vez muertos…A esos hombres los mataron con un ataque propio de un caballero…

En ese momento Ive sabía perfectamente de lo que estaba hablando sin embargo fingió sorpresa ante los ojos de Hagen.

¿Cómo lo sabes? — preguntó Ive deteniéndose de golpe

Eran habitantes del pueblo, suena feo, pero ¿Qué razón tenían para juntarse en un lugar que no fuera una taberna? Los trajeron a cada uno de lugares diferentes, y reunieron los cuerpos en uno solo y para aparentar el asesinato los atravesaron con una lanza recién muertos, lo que me impresiona es la rapidez con la que los mataron…

CONTINUARÁ

Interesante ¿no es así? No se preocupen … ya estoy escribiendo el siguiente capítulo….