NOTA1: Este relato es la segunda parte de "Claro de Luna"... no es estrictamente necesario haberlo leído, pero sería adecuado xDD... después de todo sigue del final de "Claro de Luna"

NOTA2: Este relato contiene spoiler del capitulo 37 y puede que de algunos más... pero si no los habéis visto podéis leer el fanfic sin problemas, puesto que los diálogos del capitulo importantes están incluidos. Puede que no sean literales 100 pero he tratado de ser lo más literal que me permite mi memoria ). Aunque algunos los cambiaré un poco a propósito para el fanfic.

Quiero dedicar este relato a la gente que me dejó reviews en "Claro de Luna", pero especialmente a agf, Maya-chan, Bake-tsuki, Ann, Eugenia, Shadashiva, KreuzAsakura y spe metallium porque sus reviews tienen algo que me animó a escribir esta segunda parte. Espero que sigais apoyándome con esta segunda parte, porque vosotros tenéis vuestro pellizquito de mérito.

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Había algo en la calidez del sol que se sentía distinta aquel día, aunque tal vez no fuera el sol quien había cambiado, sino aquella dama y su enamorado caballero.

Cuando dejas atrás una parte de ti que siempre has tratado de controlar, cuando liberas al animal que siempre temiste, el dolor deja paso a la calma y consigues por fin dejar de ser la mitad de una sombra. Es difícil y doloroso trabajar contra tu propia naturaleza ocultando algo a lo que temes dar un nombre, pues su sola pronunciación actuaría como un hechizo dándolo forma. Pero es igualmente cierto que cuando lo haces, lo superas y avanzas , todo queda atrás...

Fue algo raro, vergonzoso y placentero despertarse de su tibio sueño sobre el pecho de su fiel caballero. Miles de pensamientos pasaron por su mente reflejándose en su rostro y haciendo que por primera vez, desde hace demasiado tiempo, Hagi sonriera de manera natural. Por fin Saya era su Saya, la que le enseñó a tocar el chelo para luego deleitarse escuchándolo, la que con el tiempo pasó de tener dulzura en la mirada a reflejar trémulo deseo. Aún así siempre le caracterizó una inalterable timidez en esos aspectos, pues fuera la época que fuera, aquella muchacha de cabellos oscuros se había criado en una inflexible moral francesa.

- Buenos... días...- fueron las primeras palabras susurradas apenas entre sus labios secos. Después de todo no sabía como actuar y las preguntas se agolpaban en su mente. ¿Qué fue lo que pasó anoche? Lo recordaba demasiado bien. ¿Qué les llevó a aquella pasión encarnizada¿Su salvajismo animal¿O era tal vez amor? Quizás una mezcla de ambas. ¿Había sido algo que deberían olvidar o tal vez volvería a repetirse en alguna ocasión?. El solo pensamiento de aquella última posibilidad le excitó y le avergonzó a partes iguales.

Torturada por aquellas dudas intentó levantarse de su cómoda posición, pero la respuesta que acalló el ruido de su mente fue un simple gesto, pero su simpleza fue maravillosa y cálida. Los dedos de la mano aún "humana" de Hagi se enredaron en los cabellos de su dama y le obligó a volver a tumbarse sobre su pecho.

- Buenos días- contestó con la voz algo ronca.- ¿Has dormido bien?

Inocentemente, Saya no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su boca. Era tan extraña esa situación y Hagi actuaba tan normal que sentía como si ella fuera la única extraña en todo aquello. A pesar de la aparente frialdad que le caracterizaba, él estaba mostrándose más cordial y afectuoso de lo que lo hubiera hecho nunca antes.

- Sí... ¿ya es de día? – pero antes de que pudiera contestar, el estomago de la muchacha sonó ruidosamente como era habitual en ella, ganándose una nueva sonrisa del caballero y un nuevo sonrojo de la joven.

Aún continuaban sobre las telas viejas de aquél sofá que fuera testigo de su pasión nocturna, tan cerca que el olor de ambos se mezclaba destilando una esencia de feromonas animales. Así, entre tentación y obligación, él le ofreció su cuello como alimento, sin darse cuenta que aquello era como rememorar lo ocurrido la noche anterior. El caballero esperaba oír la resistencia que siempre ponía la joven a alimentarse, pero lo cierto es que esta vez los ojos rojos de la joven hicieron presencia de inmediato.

- Hagi... yo ...- Con los dedos aún enredados en sus cabellos, Hagi le acarició la nuca incitándole a aceptar su cuello. El acercamiento fue inmediato, pero no sin sorpresas... No fueron los dientes lo que Hagi notó, sino sus labios y de manera casi inmediata a aquel suave beso se acercó a su oído y le dijo: "No quiero que sea así... no quiero hacerte daño".

De algún modo la vergüenza había dejado paso a una sinceridad abrumadora, pues aunque ambos estaban unidos por algo que poca gente entendía, a menudo no eran capaces de decirse lo que de verdad pensaban o sentían. Vergüenza, temor y muchas cosas olvidadas. Sin embargo ya nada quedaba para esconder cuando hace unas horas se habían mostrado todo el uno al otro, y no solo físicamente, sino por dentro. Desde la sangre hasta las emociones volcadas en mordiscos, besos y embestidas de amor. Y entonces, fue cuando en algún momento Hagi decidió que era el momento de dejar de ser solo "su caballero" para volver a ser su otra mitad, la persona que desde un principio estuvo destinado a ser, quien le enseñara lo que era la amistad, el amor y cualquier sentimiento humano que ella no hubiera experimentado. Puede que fuera aparentemente frío, pero tras todo aquello latía el corazón de un simple hombre enamorado y fascinado por la persona que era todo su mundo.

- Escúchame...- su tono era neutro como siempre, pero la pasión se reflejaba en la manera en que poniendo sus manos sobre las mejillas de ella, hizo que le mirara a los ojos.- ... no te sirvo porque sea mi obligación, sino porque es mi deseo. No soy tu chevalier, soy lo que tú necesites que sea y si cada gota de mi sangre tuviera que ser derramada para verte sonreír una sola vez yo mismo estaría encantado de coger mi daga y derramarla. Por eso, si tu tienes hambre, seré tu alimento... pues nada me produce más placer que ser el sustento de tu vida.- En aquel momento algo se congeló en el ambiente y Saya no podía más que mirar a los ojos de su caballero. Era abrumador el amor que destilaban esas palabras y lo maravilloso que sonaba todo en la voz de quien ella también amaba.

El color rojos de sus iris se acrecentó, pero no por el dominio de su lado christophera como solía ser habitual, sino porque sus propias emociones bullían en su sangre. Era amor, no cabía duda, era su parte humana la que hacía latir su corazón como el de un caballo desbocado, deseando y amando a aquel hombre que frente a ella depositaba su propio corazón para que ella lo tomara en sus manos. Por eso, comenzó a darse cuenta que tal vez no fuera un pecado tan grande el compartir su sangre, pues tal vez desde un principio esa era la señal más clara de que eran un solo ser. Después de todo no puede haber muestra más clara de unión entre dos seres humanos, aunque ellos no se pudieran definir así exactamente, que el hecho de ser capaz de dar tu vida por esa otra persona.

Abrumados ambos por el calor del día creciente y el propio calor de sus cuerpos, la dama se alimentó por primera vez del cuello de su caballero sin tener remordimiento alguno. Tan placentero fue el gesto, que sentía como la tibieza de la sangre de Hagi le calmaba no solo el estomago, sino el corazón.

X X X

Avanzado ya el día, cuando el sol dejó de ser tan ardiente, decidieron dejar un poco de lado los últimos acontecimientos para centrarse en su misión. Matar a Diva.

Caminaron por las calles de Estados Unidos buscando algún rastro de Diva o de sus caballeros, pero era una misión algo difícil. Esos christophera podían ser muchas cosas, pero desde luego no eran descuidados, se preocupaban muchísimo de que no quedara rastro evidente de su paso por ningún sitio, ni siquiera las actuaciones que tanto habían anunciado eran una pista ahora. Extrañamente todas fueron canceladas sin mayor explicación.

Sin darse cuenta Saya se quedó embobada mirando un cartel del concierto cancelado de Diva, dejando atrás a Hagi. Por su mente pasaban mil y un pensamientos, mil y una razones retorcidas por la que su "hermana" y los caballeros de esta hubieran planeado todo esto. Aparentemente podía parecer algo sin importancia, algo aleatorio, pero eso no era verdad, cada pequeño movimiento estaba pensado para causar un efecto y con ello la posterior reacción de ella o del Escudo Rojo.

- Los conciertos de Diva han sido cancelados.- intervino una voz que conocía perfectamente.- ¿Has estado bien desde entonces?- preguntó preocupado su hermano.-

- Se curó bien... estoy bien.-

- Pero fue una herida seria¿no?- Insistió él, tal vez como una mera excusa para hacerle notar que se preocupaba por ella. Sin embargo, ella se sentía algo incomoda con él desde lo de Riku, no podía evitar que una parte de si misma tuviera miedo de que Kai terminara como él, que contra más se uniera a ella más se involucrara, si es que podía involucrarse aún más, y le pasara algo. Pero al mismo tiempo, su otro lado se sentía herido por todas aquellas veces que, tal vez sin darse cuenta, Kai le había herido con sus palabras o sus actos, pues eran numerosas las ocasiones en que le hizo sentirse como si nunca hubiera merecido formar parte de aquella familia, como si fuera un monstruo inhumano que no podía ser tratada como uno más de ellos. Aún resonaba en sus oídos la frase que dijo aquella vez en la torre del zoológico cuando vio a Riku casi sin vida.

"Tienes que salvarle, es mi único hermano... no quiero quedarme solo".

Tal vez por eso prefirió no conversar más con él y darse la vuelta en busca de Hagi. Pero Monique, que estaba presenciando aquella escena, se dio cuenta que aquellos dos hermanos necesitaban tener la oportunidad de hablar, de escuchar lo que el otro tenía que decir sin el miedo que se veía en sus ojos. Por esta razón se le ocurrió una idea.

- Saya-san...- intervino dándole las bolsas que llevaba a Kai.- Esto...- y en ese momento apareció Hagi por la esquina de aquella calle, rompiendo un poco la confianza de la muchacha, pero no, no podía dejarse llevar por la inquietud que aquellas personas le provocaban, quería ayudarlos... quería ayudar a Kai.- Hoy es el quinto cumpleaños de Javier. Todo el mundo lo está celebrando. Vamos a hacer un montón de comida. Va a ser genial porque es su primera fiesta de cumpleaños, a...así que quiero que haya tanta gente como sea posible... a...así que... Saya¿Quieres venir?. Por favor¡ven¡Prométemelo!

- Ummm... claro.-

- ¡Gracias!- dijo emocionada la chica cogiendole las manos, dándose cuenta al instante como Saya miraba ese gesto algo extrañada, por eso le soltó como si quemara. No podía evitar que por mucho que lo intentara, esa chica le creara cierto sentimiento de temor. – Oh¡lo siento!- y corrió junto a Kai para volver a emprender juntos su camino a casa con las bolsas de las compras para el cumpleaños de Javier. Saya se quedó mirándolos marchar extrañada aún por la familiaridad de Monique, no es que le molestara, pero desde hacia algún tiempo la gente había dejado de tener ese tipo de gestos y actitud con ella, todos guardaban las distancias de un modo u otro, incluso con Hagi no tenía ese tipo de contacto. Podían amarse, podían entregarse como la noche anterior, pero el tipo de trato fresco y alegre que le daba esa chica era diferente, era como las chicas con las que iba al instituto en Okinawa... era como cuando todo era simple.

- Saya...- interrumpió Hagi sus pensamientos.-

- Es extraño...- sin darse cuenta sus ojos lloraban contra su voluntad, como pasara en París cuando Riku le dijo "No te odies, por favor". - ... hacia tiempo que nadie me tomaba las manos... hacia tiempo que alguien me miraba sin considerarme una amenaza o un arma con un fin...- y al igual que la otra vez, Hagi le abrazó sin decir una sola palabra, pensando quizás en el peso que soportaban aquellos pequeños hombros, todas las obligaciones que tomó como propias.

Y así, por largo tiempo, ambos permanecieron en silencio... sosteniéndose mutuamente, dejando que el dolor fluyera libre para no volver, con la intimidad que da la confianza de saber que no hacen falta palabras de consuelo, que tan solo es necesaria la libertad de poder llorar abiertamente sin ser considerado un ser débil.

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Llegó la noche, y tanto Saya como su caballero fueron al cumpleaños de Javier. Habían conseguido un osito de peluche que había encantado a la cumpleañera y aunque la intención era dárselo e irse, Saya no pudo irse cuando la gente le incitó a quedarse un rato, sobretodo por la sonrisa de la pequeña cumpleañera.

Sin embargo, había pasado mucho tiempo sola con Hagi últimamente, huyendo de las multitudes y ocultándose de día para salir solo por las noches, y ahora se le hacía raro estar con tanta gente. Le abrumaba tanta felicidad y normalidad, se sentía aún más triste y extraña rodeada de aquella gente. Era como si mirara donde mirara encontrara algo que le hacia comparar lo que tuvo y lo que ahora había perdido. Una familia. El calor de un hogar. Su propia humanidad.

- Saya...- dijo Kai entrando a la cocina, a la que ella había huido.- Quiero decirte que no estés sola. – continuó mirando hacia la puerta donde Javier asomaba ligeramente la cabeza, dándole a entender que en realidad era la niña la que no quería que estuviera sola. Al darse cuenta de que había sido descubierta Javier sonrió y huyó de nuevo a la sala, donde continuaba la fiesta.- Todo el mundo está feliz de que hayas venido. Cuando estábamos en Okinawa, ese día que papá horneó un pastel y fuimos a la playa... eso fue por tu cumpleaños. El pastel no resultó, aunque...

- Pero él nos hizo un festín.- contestó tristemente al recordar todo aquello, pero Kai pareció animarse al darse cuenta que por primera vez en mucho tiempo ella seguía el tema.-

- Fue divertido¿verdad?-

- Ese tiempo fue como un sueño.- contestó presa de la melancolía y los recuerdos dolorosos, y es que realmente aquella época era ahora un sueño lejano. Un sueño feliz y hermoso del que había sido despertada con violencia para darse cuenta que la realidad no era tan hermosa ni de lejos. – Pero ahora...

- He estado pensando... sobre porque estamos luchando. Cuando miro a Javier y Nahabi, pienso que lo hago para sonreír y reír así también... ¿No podemos volver a eso otra vez?.

- Yo soy un christophera... no soy tu hermana, no puedo volver a serlo. La chica que era tu hermana se quedó en Okinawa junto con nuestro padre.

- Pero... eres lo único que tengo... mi única familia... podemos...

- Durante muchos meses me debatí entre mis dos yos... dudaba si aún se me permitía ser humana, si aún tenía derecho a serlo. Había dos personas dentro de mi, y yo no sabía cual de ellas era realmente yo, pero tú me fuiste encaminando hacia la verdad y esto es lo que soy realmente.

- Yo nunca quise...- dijo dándose cuenta de a que se refería ella, a lo mismo que le había atormentado este tiempo que estuvieron separados, en el que se dio cuenta de cuantos errores cometió sin darse cuenta... cuantas veces Riku le advirtió sobre el daño que estaba causándole, pero nunca fue tan obvio como cuando tras meses sin verla se dio cuenta que la Saya sonriente y comilona de sus recuerdos se había convertido en un ser triste y deprimido cuya única cosa en común con la que recordaba era una espada llena de sangre.

- No quiero decir que sea tu culpa, Kai. – habló con un tono seco y distante.- Yo siempre fui esta, quizás antes no lo recordaba, pero ahora si. Lo que tu recuerdas no existió.-

- ¡¡Tú no eres así!! Tú eres una chica comilona, despistada, torpe, dormilona... tu eres la Saya que se olvida la comida en casa y me pide dinero para el almuerzo, tú eres la Saya que va sentada en mi moto mirando el mar, tú eres la Saya que lloraba a escondidas por cualquier tontería... ¡¡esa eres tú¡¡MI HERMANA!!-

CONTINUARA...

Bueno, no ha habido mucho Hagi/Saya salvo al principio, pero pronto comenzará el romanticismo. Quería hacer una historia romántica de ellos, pero a la vez un final alternativo de la serie... pero sin cambiarla al 100. XDD Un poco raro¿no?. Espero que os guste y que me dejéis reviews... si son buenos mejor, jajaja. Puede que los capítulos sean algo cortos, pero mejor cortos y a menudo, que largos y uno al mes.

Nos vemos en el próximo capitulo...