– Dochirasama desu ka?–

¡Hola! Los personajes de esta obra son propiedad de CLAMP, ante todo, pero la historia me pertenece.

Capítulo I

– Guardando las Apariencias –


~ Sakura ~

Dochirasama desu ka?

¿Qué?

¿De parte de quién soy?

Mi nombre es Sakura Kinomoto. Tengo diecisiete años, mi tipo de sangre es A y mi signo del horóscopo es Aries.

Actualmente, vivo con mi padre y con mi hermano, pues mi madre falleció hace ya tiempo. Era una mujer realmente muy guapa, hasta fue una modelo bastante conocida en su época. En casa la recordamos muy a menudo, y la verdad es que la echo muchísimo de menos, pero sé que está en un lugar precioso arriba en el cielo.

¿Qué?, ¿Qué no he contestado a tu pregunta? Es cierto, pero antes de hacerlo quiero hablar un poco más antes que me juzgues mal.

No entiendo a la gente, tengo una vida complicada, pues estoy en el último curso de instituto antes de ingresar en alguna universidad. Tengo exámenes cada dos por tres y estoy siempre agobiada ¿Quién no?

A parte de la dura vida del estudiante, me encuentro en un debate entre lo que realmente quiero y lo que piensan los demás.

Nos hacen creer que todos los seres humanos somos iguales, que deberíamos serlo. Respetarnos los unos a los otros y no usar jamás la violencia.

Hombre, dicho así queda precioso, pero ¿Quién lo cumple?, ¡Ja! La respuesta es nadie.

Los negros porque son negros, y los chinos porque son chinos, la razón es el racismo. Haber no me malinterpretes, yo no apoyo eso para nada. ¡Lo juro!

Pero con ello te quiero decir, ¿Cómo no van a odiar a personas que son de otra raza u otro país si no son capaces de no odiar a quienes tienen alrededor?

¡Ese es el Quid en cuestión!

Es que, no son capaces de ser tolerantes ni siquiera porque estés en desacuerdo con sus gustos.

Y es ahí donde se centran mis mayores problemas.

La culpable: mi mejor amiga, Tomoyo. Desde muy pequeñas me ha estado mandando mangas de todo tipo, al principio no me interesaban mucho pero después…

Mi mejor amiga es ahora lo que yo llamo una otaku reprimida, y no, no la estoy insultando ni muchísimo menos, solo que lo es y punto.

¿Por qué? Su madre es la presidenta de una muy importante empresa de juguetería, aunque sigo pensando que no solo trabaja en eso… y bueno sacan al mercado muchísimas figuras y Merchandising friki de todo tipo.

Pero no todo acaba ahí ni muchísimo menos, Tomoyo dibuja mangas que luego las manda a una importante revista que publica mensualmente, y ha ganado infinidad de concursos de cosplay.

Es Dios cosiendo, eso no lo puede negar ni la persona más perfeccionista del mundo. Muchísimas veces me pregunto cómo es capaz de coser así de bien, habrá sido su madre seguramente…

El caso que es genial, y fue mi mejor maestra, aunque luego solita descubrí lo que ahora es mi pasión.

El Visual Kei.

Me encanta, la música, la escenografía, los tíos, la ropa… ¡todo! No puedo evitarlo, ver a mis grupos preferidos contonearse y meterse mano entre ellos… ¡me puede!

Suelo poner en casa mis discos a todo volumen, a mi familia no le importa, es más mi padre que también se le da bien la costura me hace algún que otro accesorio.

A mi hermano le hago gracia, no le disgusta del todo, aunque a veces no se fía y me acompaña a todos los sitios a donde voy. ¡Eh alto ahí! No pienses raro… no es que yo de motivos para desconfiar pero…

¡Es que no puedes subirte ni al metro sola! Malditos pervertidos…

Dentro del visual kei, me encanta el estilo punk, que suelo vestirlo junto con el gótico europeo más a diario. Los domingos cuando voy al Harajuku, voy vestida de Gothic lolita.

Amo ese estilo de ropa, tanto como amo a Mana–sama, lloré cuando se separó Malice Mizer, pero bueno… ahora toca en Moi Dix Mois… es tan Kawaii…

Y cuando pienso en Mana… pienso en Gackt… el sentimiento que corroe mi interior es imposible de describir. Un día le vi de lejos y me quedé sin palabras por lo menos durante cuatro horas.

¡Viva su madre! Fue lo que alcancé a decir. Pero ya era tarde y me sentí una completa sin vergüenza, así que cerré la boca y seguí caminando con mis amigas en Akihabara.

¡Me encantan las tiendas!

Ah… si, cierto, hablaba sobre las Gothic Lolita. Principalmente es una moda de ropa, que imita a las muñecas de porcelana de la era victoriana.

Cuando me pongo un vestido, soy capaz de fundirme conmigo misma; Soy capaz de comportarme más femeninamente de como me comporto y puedo ir al Harajuku tranquila.

Aunque eso último es una estupidez.

Así que ya lo ves, soy una visual que ama a las gothic lolita.

Venga, dilo ¿Por qué es un problema?

Yo te lo diré.

La gente no lo acepta. Son capaces de aceptar cosas inapropiadas como las chicas buruseras y no son capaces de aceptar nuestro estilo de vida.

Y es que todo se basa en eso.

Mi instituto por ejemplo: hay tan pocos visual, que soy capaz de contarlos con la mano; Muy pocos son los que se atreven a decir nada, estamos camuflados y es muy triste.

Ser tú un día a la semana… es insoportable… pero qué le vamos a hacer… ¿Qué?, ¿Qué por qué no les plantamos cara?

Fácil. Nos triplican y ellos son capaces de traernos a sus bandas de macarras para hacernos pasar un mal rato… que al final acaba con muchísimos dolores tanto físicos como psicológicos.

Y esa es la triste realidad, no podemos hacer nada para cambiarlo. Vivimos con miedo y en la sombra, lejos de la mirada del mundo que no es capaz de tolerar a uno de los suyos.

Ni que fuéramos bichos inmundos dejados de la mano de dios…

En fin, mejor cierro la boca porque se acerca mi dilema diario.

¿Qué me pongo hoy?

Mi armario se divide en dos partes, en una está mi querida ropa y complementos, mientras que en la otra está la ropa que uso para ir al instituto.

Como todos los días, intento decidirme...

¿Voy como quiero o como ellos quieren?

Resignada, tomo unos vaqueros algo ajustados que suelo remangármelos hasta las rodillas y una camiseta de manga corta con rallas negras y blancas.

Lo sé… aburrido.

Pero bueno, qué le voy a hacer…

Tomé mi mochila dispuesta a comprobar que metí los libros correctos anoche y pude ver que efectivamente soy una torpe, me equivoqué dos veces… si es que ya lo digo yo, darse atracones de estudiar no es bueno…

Bajé las escaleras y me dirigí al comedor, allí estaba mi padre desayunando. Me dejé caer en la silla y me eché a la boca una tostada.

– Buenos días, ¿Tienes hoy algún examen?

– Hola, si… gracias por el ten ten pie nocturno, me vino muy bien.

– Me gusta verte estudiar, pero no quiero que llegues al límite.

– Lo sé papá– le contesté dándole la razón.

Y es que es más sabio el diablo por viejo que por malo… tiene razón, dormir cuatro horas no es sano para nada.

Pero es la única opción que tengo, este es mi último año de instituto y quiero entrar en esa universidad sea como sea y con muy buena nota.

Ya que no podía destacar por mis gustos, quería destacar estudiando, aunque realmente mis notas no son tan brillantes… malditas matemáticas…

Me despedí de mi padre y me puse las zapatillas, me colgué la mochila al hombro y saqué mi pequeño compañero de viaje, mi mp4.

Mi instituto está un poco lejos, tengo que andar quince minutos hasta llegar a la estación de metro y allí esperar otra quincena de minutos para llegar a mi estación y andar otros diez minutos más.

Un poco lejos… ¿verdad?

Saludé a varias vecinas que encontré por el camino y llegué a una calle bastante amplia y vacía a estas horas. Como siempre, tomé un atajo, el parque pingüino.

Me gusta pasear por este parque, ya que jugaba en sus columpios cuando era pequeña y Tomoyo me había hecho varias sesiones fotográficas.

¡Ah!, ¿No lo dije antes? Apunta esta cualidad de Tomoyo, es un genio con las cámaras de fotos y video, tranquilamente podía ser una famosa directora de cine, siempre y cuando yo sea su personaje principal.

Cuando terminé de recorrer la calle decidí que ya era hora de escucharle, pasé varias canciones y encontré la que buscaba.

¡Su nuevo single! La pude descargar antes que saliera al mercado, es genial, pero eso no quita que no vaya a comprar su disco.

Lo había escuchado dos veces y ya me la sabía, mientras caminaba murmuraba la letra feliz. Gackt siempre me alegra el día.

Anata no hitomi ni utsuru watashi wa waratteita
mou nidoto aeru hohoemi no mae ni
kurayami sakebitsudzukeru anata ga mieru
dou sugite

kowareru hodo watashi wo tsuyoku dakishimete
mou ichido aenu nara yume no naka de ii
towa no nemuri wo kudasai

kowareru hodo watashi wo tsuyoku dakishimete
yume kara samete wa kieru anata no egao wo
itoshisugiru sono koe mo
mou ichido aeru kara yakusoku shita kara
afureru hodo no ai de yasashiku tsutsunde
towa no nemuri wo kudasai

anata ga mienai
anata ga mienai

Vaya, he llegado a la estación y no me he dado ni cuenta, ¡bien!, Pero ahora lo más seguro es apagar el mp4 y hacer como que estás escuchando música.

– Lo siento Gackt… te abandonaré durante un ratillo.

Piqué mi carné del metro y bajé las escaleras. Si te paras a pensarlo detenidamente, el metro es un laberinto subterráneo que aterraría a cualquiera… no me gustaría perderme.

Esperé en el andén y como siempre le echo un vistazo disimulado a los que serán mis compañeros de viaje, muchos estudiantes como yo y algunos oficinistas que llegarán tarde al trabajo.

Llegó el metro y me subo en él, me apresuro a sentarme junto al cristal para evitar el posible ataque de pervertidos. Suspiré algo aliviada cuando una mujer se sentó a mi lado.

–Gackt regresa a mi– murmuré encendiendo mi pequeño amigo.

Escuché su nueva canción tres veces más y bajé del metro escuchando el disco de Mars.

Escuchando Vanilla llegué al instituto y crucé su amplio jardín hasta llegar al edificio principal donde me cambié de zapatos.

El ambiente en el instituto es muy monótono, la moda siempre está presente, pero claro, la moda es muy relativa, conozco a varias gals que compran por la mañana lo que por la noche está desfasado, es increíble.

Bueno en el instituto la gente es más normal, aunque son las bandas que se forman los que realmente gobiernan los pasillos.

Conocí a una chica a la que tiraron sus libros por la ventana por que la pillaron leyendo un cómic.

Es demasiado. ¿No crees?

Apagué el mp4 y me quité los cascos cuando entré en mi clase, me apresuré a guardarlo en la mochila mientras me dirigía a mi asiento.

Me siento en la penúltima fila junto a la ventana, y junto a mí, afortunadamente, Tomoyo.

Había solo dos chicas, que casualmente leen cómics como yo, Naoko y Chiharu.

Sé que Naoko escribe en una página muy popular de fanfic y a Chiharu le gusta muchísimo los shojos, con ella he intercambiado algún que otro manga, además su novio colecciona maquetas. Ellas son mis amigas.

– Buenos días– las saludé.

– Buenos días Sakura– me contestaron ambas.

– ¿Escuchaste el nuevo single de Gackt–san?

– ¡Si, es genial!

Definitivamente Gackt me alegra el día.

– ¡Agua!

Exclamó Rika al entrar, deprisa cada una nos dirigimos a nuestras tareas de clase al instante, mientras tanto entraban dos amigas hablando escandalosamente. Nos miraron de arriba abajo cuando nos vieron a las cuatro.

Estábamos acostumbradas.

Comenzaron a entrar más compañeros de clase y entre ellos Tomoyo, con unas bermudas moradas y una camiseta negra.

Me encanta como es, porque no le importa lo más mínimo lo que piense la gente, es muy natural, aunque no revela su verdadera identidad completamente, es única.

– ¡Buenos días Sakura–chan!– me saludó con una sonrisa.

– Muy buenos días, Tomoyo– le correspondí.

– ¿Viste como nos miran esas dos?

– ¿Creen que sospecharán?– le pregunté con temor.

– Creo que son capaces de mandarnos a los fantasmas de la justicia porque somos el mal de sus vidas– murmuró imitando un ser maligno.

Yo me eché a reír, es…

– ¿Viste que bueno sale Gackt–san?

…Increíble…

– ¡Sí!, sale guapísimo– le dije en voz baja.

– ¿Quién sale guapísimo?

Oh, Oh…

Alcé la mirada y me encontré con Yumi Miwa, gran cuerpo para tan poco cerebro… algunos la consideran perfecta, y es una de las más populares de la clase… y ya para subir su ego, es modelo adolescente.

– Hi… Hideaki Takizawa–san

– Me gusta más Tsubasa.

Dijo ella mirándome de arriba abajo, ¿Has tenido la sensación de que te están matando con la mirada? En ese momento me pareció que me fusilaba y me echaba a una fosa común.

– Prefiero a Gackt–chan

Tomoyo… por qué habrás abierto la boca. Miwa la miró seriamente y dijo algo que me hizo caer al suelo de la impresión. Tomoyo se agachó en mi ayuda para ver si estaba bien.

– Kinomoto ¿Tienes bien la tensión o es que has visto un billete?

No le contesté para no seguir con su juego, pero me había sorprendido, jamás pensé que oiría de los labios de esa chica semejante comentario.

"Ya y quién no"

El timbre comenzó a sonar y entraron Ichihara junto con toda su peña de macarras juveniles, puesto que la mayoría no había pasado de curso el año anterior.

El profesor entró con un poco de dificultad. Si hubiera que calificar al señor Tanaka, diría que es un hueso duro de roer, es estricto, poco hablador, carcamal y nada simpático.

El cabrón entre los cabrones… si odiabas su asignatura…

Y yo odio su asignatura.

Matemáticas… qué asco…

Dirigí mi mirada al suelo buscando mi mochila que se había alejado por lo menos cincuenta centímetros de donde la dejé… maldigo a Ichihara y a sus enormes pies. Sentí como abrían la puerta y alguien entraba, pero la verdad que estaba sumergida en la idea de coger mi mochila, esa misión estaba siendo cada vez más complicada.

– Su nombre es Li Shaoran y desde hoy será vuestro nuevo compañero.

Sentí el brazo de Tomoyo golpear con fuerza el mío, pero no la miré a ella.

Le miré a él.

Y el tiempo se detuvo.

Era un chico alto, con el pelo castaño muy oscuro, no le pude ver el rostro bien porque le tapaban la cara unas enormes gafas de sol. Estaba bien formado, era delgado pero como buen visual tenía músculo, seguro que hace pesas.

Su ropa me encantó, tenía unos pantalones de cuadros rojos a la altura de los gemelos y su chaleco negro que dejaba ver sus brazos al descubierto le quedaba como un guante.

Guantes no, pero muñequeras de cuero sí que tenía, sus zapatos me encantaron. La cadena que portaba su cinturón, me pareció muy provocativa en ese momento… pero como buen visual…

¿Visual?

– Auch… duele…

Me quejé, caerse de la silla no es nada agradable, todos me miraron en silencio sepulcral, incluso algunos murmuraban con miradas divertidas.

– ¿Kinomoto–san se encuentra bien?

No dije nada, pues no podía dejar de mirarle.

– Kinomoto–san ¿Le ha comido la lengua el gato?

– No, discúlpeme señor…

Le volví a mirar y juraría que detrás de esos cristales oscuros, aquellos ojos me estaban mirando a mí.

Sentí toda la sangre en mi cara y agaché la cabeza con vergüenza, Tomoyo me acarició un poco el brazo y se sentó también en su sitio.

– Bien, se le ha asignado aquel sitio del fondo, detrás de su nueva compañera la que se acaba de caer.

Aquel comentario hizo que toda la clase soltara estruendosas carcajadas.

Le vi acercándose a mí y solo pensé en una cosa.

¿Era el cielo…

Pasó de largo y se sentó en su silla.

…o el infierno?


¡Konnichiwa! Aquí te dejo la primera parte de mi fanfic, espero que te haya gustado.

¡Ya sabes! algún comentario, alguna crítica, peticiones etc.

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ATTE:

– Hikari-sys –