Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K.Rowling

TIEMPO AL TIEMPO

Capítulo 11: Discusiones

La reconstrucción se da piedra por piedra, entre los esfuerzos que todos son capaces de aportar para que el nuevo orden llegue. Para que el aliento del ser que se ama se sienta libre por el cuello mientras ambos caminan de la mano en un atardecer, mientras él sonríe y ella dibuja en el aire sus nombre al compás de nuevas melodías.

Mientras el corazón se acelera dentro del frío que se siente a cada paso por los pies amortiguados en la losa. El cambio de la corriente que se cuela por el cuello de la chaqueta y que solo se atiende a subirla para taparse bien, el vaho que sale con cada exhalación y con el cual le gustaba jugar de pequeño. Pero ahora la niñez es muy lejana, y quisiera que realmente todo fuera un juego… porque la realidad es dolorosa aunque todo haya terminado al fin.

Y como un niño que se sabe inocente, acierta a sentarse en el comienzo de las escalinatas, donde cada centímetro parece hablarle y contarle una historia, donde puede revivir claramente como si de fantasmas se tratasen, las alianzas, defensas, golpes y porque no, las risas de saberse vencedores como un eco oscuro. Incluso frágil.

Todo sigue bajo niebla profunda y Harry sabe que no ha tropezado porque sus pies lo han llevado reconociendo el terreno que pisó días antes, que defendió y ganó. Aún así, una extraña sensación se va colando en su estómago. Lo marea. Porque nadie dijo que sería fácil regresar, porque ni con saberse que enfrentó dementores, brujos perversos ni al mismo Voldemort lo han disuadido de creer que este primer paso será sencillo.

o.O.o.O.o

La mañana al despertar le trajo todo el revuelo de la noche anterior, y un fuerte aleteo llegó como un saludo poco cordial. En la ventana de la habitación donde dormía, una pequeña lechuza se había dedicado a golpear incesantemente. La lluvia en el exterior, que aunque fuera verano, estaba cayendo fuerte, la tenía completamente desesperada. Se paró a regañadientes.

Tomó la varita sobre la mesa y lanzó un hechizo para hacerla entrar. Pero tan pronto se acomodó, el sueño lo tumbó de nuevo en la cama. La lechuza parada en la cabecera, lanzaba graznidos tan potentes que era imposible ignorarla y seguir durmiendo al menos los diez minutos de rigor. Comenzaba a ser insoportable.

Y eventualmente, la lechuza alcanzó su hombro y picoteó hasta hacerle daño.

-¡Arhg! Ya basta. -Se levantó furioso lanzando las mantas al suelo, mientras tomaba la carta del pico y con la ayuda de los anteojos que se encontraban a su lado, leía la prolija letra de Hermione, "-Harry-" y un portazo rompió la calma de la habitación, un chico alto y desgarbado entraba luciendo una desigual cabellera rojiza.

-¿Te ha llegado a ti también?- Harry rodó los ojos y se dedicó a esperar la cantidad de palabras que saldrían de la boca de Ron en cualquier momento, verificando si el tamaño de la carta era más grande o quizás para presumir algún envío extra exclusivamente para él. Al final de cuentas era de esperarse que fuera así. Pero espero, y su amigo solo lo miró expectante, ansioso a decir verdad. Esperaba de verdad su respuesta.

-Sí- Fue lo único que salió por la sorpresa. Y como si no tuviera nada que agregar, Ron salió de la misma forma fuera de la habitación, no sin antes recordarle que el desayuno ya estaba preparado.

La verdad es que consideraba excelente idea quedarse solo unos minutos más, estirando los brazos cómodamente, quizás leyendo la carta y contestando en seguida que sino seguro ella preguntaría la tardanza más tarde con otra carta.

Y se pregunta el contenido, porque sabe que solo a Ron en estos momentos le escribiría, si bien se encuentra en Londres con sus padres.

Al desdoblar el papel solo muestra una página, por supuesto con su mejor letra, pero vagamente redactada… había una línea que llamó su atención y venía precisamente al final de la misma hoja.

"Habla con la Orden, Harry… ¿no has leído los periódicos últimamente?"

Listo, eso era, había una misiva muy explicita para él, de la cual ella no se olvidaba ni aunque estuvieran separados por varios kilómetros. Desesperado arrugó la hoja y la guardó en el bolsillo de su pantalón. Y con paso perezoso se encaminó hacia el comedor, bajando los escalones con fuertes pisadas que era imposible pasar desapercibido.

Con cada paso iba captando el leve murmullo de voces, que con el paso de los días cada vez eran menores, Billy había regresado a su casa, y Percy pasaba tanto tiempo ocupado en el ministerio que apenas le veían por ahí. Otra cosa que era muy perceptible como últimamente no había, era el regreso de los apetitosos desayunos de la Sra. Weasley, siempre llenándolo de atenciones que eran imposible negarse. Y el suave tono de su voz cuando entonaba una canción mientras se envolvía en la atmósfera de la cocina.

Pero su cabeza destacó con más fuerza uno que realmente esperaba, una sonrisa que seguro se colaría en sus ojos y le robaría varios minutos de distracción. Apresuró el paso, quería verla, quería encontrarla en una mañana normal, con el ambiente mas relajado. Pero ya entrando en la estancia, se percató que no podía esperar nada, pues la pelirroja no se hallaba por ningún lado. Saludó apenas diciendo buenos días, y Ron le regresó el saludo apenas con una especie de quejido. Estaba muy involucrado en un pedazo de pergamino del cual cuidaba esmeradamente su caligrafía. Se hubiera soltado a reír incluso delante de él, pero la seriedad con la que parecía meditar las palabras lo frenaba… Decidió concentrar la vista en algo más. Y el periódico que reposaba en una de las sillas cercanas le resultó un buen indicio de distracción. Tenía que despejar el tema de "lo que decían los periódicos" aunque tenía una vaga idea de lo que se trataba. Sus manos recorrieron el trozo de papel al tiempo que aspiraba aire de manera violenta.

"Últimamente no se sabe si todo acabó o realmente fue un espejismo, un simple truco del servicio del ministerio que pretende ocultar datos importantes al mundo mágico, porque como todos ustedes saben , el chico Potter, de quien se esperaban fuertes y largas declaraciones desde hace varios días, simplemente no aparece. Al parecer nos informan fuentes confiables, se encuentra en la poco inusual choza de los Weasley, una construcción muy singular a las afueras de Ottery St Catchpole. Se encuentra en una especie de confinamiento que no se atreven a romper quienes ven por él.

Pero ya estamos acostumbrados señores, que es imposible que dé la cara porque simplemente el vínculo que hace unos días le descubrimos con el mortífago Severus Snape, es para meter la cabeza en un profundo agujero. ¿Será que el héroe ya se volvió arrogante?

-¿Harry?- El llamado de Molly lo sacó de la lectura, tan sólo para darse cuenta que tanto ella como Ron, quien había interrumpido su escritura, lo miraban esperando una reacción. Cualquiera que fuera. Era obvio que ambos sabían el contenido de la nota y que al parecer habían perdido la oportunidad de sacar el Profeta de su vista.

-Harry, queríamos decírtelo- Molly se escuchaba arrepentida -De verdad esperábamos el momento, esto que por supuesto creo que sabes de quien viene salió apenas ayer. - Harry asintió con la cabeza. - No te preocupes, lo solucionaremos… solo es un grupo de alborotadores, el mundo mágico no cree eso realmente de ti.-

Harry escuchó con atención, mirando fijamente de uno a otro, Ron no bajó la mirada ni un solo segundo, al parecer sabía mejor lo que pasaba por su cabeza que la señora Weasley.

-Lo sé- Harry dejó de lado el diario y se reclinó levemente en la silla. -Y realmente no me interesa lo que piensa esa mujer, mientras ustedes sepan la verdad.- Molly emitió una leve sonrisa, sin embargo había algo en el argumento de Harry que hizo esperar a que continuase. - Sra. Weasley, necesito hablar con ustedes, antes incluso que con la Orden, antes incluso que con Kingsley o el mundo mágico. Necesito que sepa cosas importantes. De lo que pasó. Me gustaría que toda su familia escuchara lo que tengo…-Volteó hacia Ron quien asintió- Lo que tenemos que decir.

Molly ya se encontraba tomando asiento en el comedor, con un trapo de la cocina que retorcía nerviosamente entre sus manos. Miraba fijamente a su hijo, y de tanto en tanto volteaba hacia el chico con una cicatriz todavía perceptible en la frente, que quizás nunca le abandonaría. Pensando en las cosas que quizás no le gustaría escuchar, o asumiendo que conocía mejor la situación de lo que ellos pensaban. Ambos, aunque uno de sangre y el otro no, eran parte de su familia, y habían salido de sus casas hace muchos meses ya para enfrentarse a seres sin escrúpulos que pudieron haber acabado con ellos. Pero están enfrente de ella con el anhelo de ser escuchados, pidiendo tiempo para hablarle de cosas que seguro la mortificarán, sabe que puede acabar con esto de una vez por todas, y va sintiendo unas suaves manos que se deslizan por su espalda, que le infunden calor y sobre todo lo más importante, valor.

-¿Mamá?- Ginny se encontraba a su lado, tratando de controlar las lágrimas que sin darse cuenta estaban cayendo de sus ojos. La abrazaba con ternura, mientras Harry y Ron parados en una esquina de la mesa veían con nerviosismo la escena.

-Todo esta bien, todo… todo está bien hija, es sólo que… Harry, ¿Qué te parece esta tarde?- Los ojos de Harry se abrieron ante la sorpresa, mirando de reojo a Ginny, esperando su desaprobación. O quizás que ella le dijera que estaba haciendo mal las cosas. Pero sólo lo miraba esperando, tratando de tranquilizar con sus caricias a su madre.

-Está bien. - contestó tan bajo, seguro de que todos habían escuchado. Molly asintió efusivamente mientras se paraba rápidamente dirigiéndose de regreso a sus labores, Ginny detrás de ella le regaló una sonrisa. Animándolo un poco.

Nervioso todavía, regresó la vista a Ron, quien con la boca fruncida le dio una palmada en la espalda, y lentamente se dirigió a terminar su tarea.

Decir que el desayuno fue lo animado que él esperaba no fue completamente cierto, ellos cuatro conversando de temas sin importancia y la improvisada visita del señor Weasley para recoger documentos de su trabajo, habían marcado el ritmo de esa mañana. No faltaron las carcajadas de Ginny y Harry hacia el ceño fruncido de Ron, ni la sonrisa que soltó su madre cuando Ron en un despiste se irguió y preguntó sobre la forma en que se escribía cierta palabra. Se puso colorado al instante. Y eso solo fue motivos de repetidas burlas mientras ayudaban a Molly a poner un poco de orden en la madriguera.

Andaban de un lado a otro de las habitaciones y corrían con grandes montones de ropa tanto sucia como limpia, que disponían a acomodar en los dormitorios o en los cestos para lavar. Ron había relegado de sus actividades por preparar la carta que iba a regresar a Hermione, hasta que su madre le dio una severa mirada y le ordenó ir por sus pertenencias de una buena vez. En tal caso, Ginny y Harry no habían permanecido precisamente juntos, ya que escasamente se regalaban ligeras sonrisas al cruzarse en alguna de las escaleras que comunicaban los tres pisos y realmente no era siempre con las manos libres para rozarse al pasar como les hubiera gustado. Fue sencillo, trágico y bastante molesto para los tres chicos que hubieran esperado pasar una mañana más cómoda.

Al medio día pudieron descansar un poco, le mandaron un paquete a Hermione bastante generoso y tomaron bocadillos antes de seguir con la limpieza del cobertizo. Todo era un desastre. Había cosas tiradas, sucias y algunas más que ya no servían o que seguro Arthur había escondido de su esposa pues eran objetos muggles. Harry creyó ver herramientas en una caja, pero fueron inmediatamente tapadas por Ginny con una enorme frazada cuando oyeron unos pasos amortiguados alrededor del lugar. Había sido el Sr. Weasley, quien enterado de la limpieza que se estaba llevando en su casa, iba a disuadir a sus hijos de mantener el contenido de ese lugar en secreto. Les guiñó un ojo y salió con una enorme sonrisa, no sin antes mirar hacía un rincón, tapado por algunas cajas con juguetes descompuestos. Se acercó suspirando y con ayuda de ambas manos, fue sacando uno a uno los mangos de tres relucientes "Barredoras".

Bueno, lo de relucientes venía al caso por las miradas de emoción que los tres chicos soltaron cuando su padre se las mostró, esbozando la mejor de sus sonrisas. Incluso para sus ojos lucían como modelos recientes y de alta tecnología si al caso iba. Enseguida Ron tomó una y Harry las restantes, saliendo del cobertizo mirándose entre ellos.

-Tenemos que terminar aquí primero, sino mamá no nos dejará ni limpiar juntos- Las palabras de Ginny perdían convicción conforme las pronunciaba ya que Harry le mostraba efusivamente el modelo que tenía en sus manos.

-Sólo serán unos minutos Ginny, además mamá no puede vernos desde donde está. - Ron parecía más ilusionado por romper la absurda idea de seguir limpiando.

-Anda… sólo será unos minutos- Harry había ganado. Parecía que la mirada que le enviaba tenía por único propósito el de convencerla. Sintió su victoria cuando ella rodó los ojos y aferró con fuerza su mano a la tercera escoba que le esperaba en las manos de él. Y en menos tiempo del que sus ojos la enfocaban, Ginny había tomado la escoba y pasaba fugaz entre ambos. Parecía como si hubieran pasado apenas unos días desde la ultima vez que montó una.

-Vamos chicos, ¿O que, ya no recuerdan cómo?- La invitación fue directa y en cuanto ella terminó de hablar Harry y Ron se encontraban a su lado haciendo las primeras líneas de prueba.

Ginny mostraba una facilidad para esquivar, tanto que se aventuraba a ir por los estrechos árboles que circundaban el bosque de la casa, sus manos tocaban firmemente el mango, sin embargo lucía como si estuviera en un día de paseo, tan relajada, con unos mechones de cabello rojizo andando al aire. Ron era otro caso, aunque hubiera estado hace unos días bajando en picada en la cámara de los secretos o volado con Harry en el salón de los menesteres, su ubicación no resultaba tan buena. Había maldecido varias veces cuando su escoba había dado leves frenadas. Y culpaba completamente al modelo que le había tocado toda la falta de eficiencia en su vuelo.

Pero Harry era otro tema, ya que él desde que había conocido el mundo al que realmente pertenecía, las escobas mágicas se habían añadido a su lista de cosas que nunca dejaría de lado. Sentía una energía recorrer sus manos apenas se aferraban a la madera, y casi podía disfrutar el aire que recorrería su cara sin siquiera haber subido una distancia considerable para que fuera real. Era cierto que esas no eran las más veloces, pero estaba seguro que así hubiera sido el primer modelo que existió en la historia, él estaría igual de feliz como se sentía ahora. Por momentos llegaba a cerrar los ojos y suspirar tan fuerte mientras pasaba junto a Ginny y sonreía ampliamente que se le hacía irreconocible su rostro. La tirantez. Pero era agradable y tan nueva. Euforia.

Quiso estar en un estadio de quidditch escuchando vítores desde los palcos de cada casa, oyendo las narraciones de Luna mientras la profesora McGonagall contorsionaba su rostro. Volar tras la snitch y celebrar una victoria abrazado a su equipo, a sus amigos, abrazado a ella. A quien le podría dar un beso en medio de la sala común. Y supo que podría ser real. Que había sido real, y si regresaban al colegio las cosas podrían ser igual, o quizás no.

Fue extraño, pero después de unos minutos donde se había sentido su corazón latir a un ritmo hilarante, y soñar con una realidad casi palpable, había regresado a la realidad de la madriguera, donde los más pequeños de los Weasley aun volaban por el jardín ajenos a todo lo que pasaba por su cabeza. Todo era tan incierto que le producía nauseas. Había girado tan rápido como cuando los pequeños dan vueltas sobre sus pies, y ahora que se había detenido de golpe, la sensación no era precisamente agradable.

-Harry, te encuentras bien- La voz de Ginny, preocupada, hizo que levantara el rostro y le sonriera un poco. -Estás pálido.

-Creo que me he mareado- Sus palabras sonaban tontas. Incluso para él.

-¡El gran Harry Potter, capitán del equipo de quidditch! ¿Se ha mareado?- Ron sonaba burlón y a la vez preocupado. -Tenemos que hacer esto más seguido Harry, ¿Te imaginas que regresemos a Hogwarts y te pase esto en el primer partido?

-¡Ron!- Ginny subió el tono de su voz. -Dale un respiro, ¿Quieres?-

Pero Harry se irguió más tranquilo, pasando sus manos por la frente que mostraba pequeñas perlas de sudor. El color comenzaba a regresar a sus mejillas.

-Creo que tienes razón, Ron. Aunque dudo que vuelva a ser capitán de quidditch si regresamos… a decir verdad, dudo que algo vuelva a ser igual si regresamos.- De repente los tres se miraron frunciendo la boca, aquel pequeño gesto denotaba firmemente que los tres le habían dado muchas vueltas al tema en secreto. Al menos Harry tomó valor de esta afirmación y volvió a sonreír mientras se agachaba para tomar la escoba del piso.

-Será mejor que terminemos de una vez con el cobertizo- Regresaron a pie el camino que habían volado minutos antes. Ginny había tomado la mano de Harry, mientras Ron volteaba el rostro discretamente hacia otro lado, con las orejas coloradas.

o.O.o.O.o

Un par de horas después, Molly los había mandado a asearse, que como venían todos cubiertos de barro y tierra parecían que habían estado tirados en medio de lodo y no en un pequeño espacio de apenas dos por dos metros. Aunque el barro sólo suponía una barrida que habían intentado finalmente sobre las escobas antes de dirigirse a la casa de nuevo.

Cuando estuvieron listos para la comida, volvieron a estar sólo ellos cuatro, el padre de los Weasley había dejado claro que quería apurarse para estar presente en la reunión "familiar" como venía repitiendo Molly desde hacía horas, a Harry le incomodaba pero a la vez hacía que su pecho vibrara con la palabra. No sería un momento agradable, pero al menos sería un momento completamente en confianza, en familia. Y calculando horarios entre todos, habían dejado en claro que a las siete era la hora exacta para comenzar… esa hora retumbaba en Harry a cada segundo.

Y la intensa mirada verde paseó por sus acompañantes. Deteniéndose en cada uno sin que supuestamente ellos lo percibieran. Escrutaba silenciosamente cada par de ojos, cada gesto que hacían al hablar, al tomar el siguiente bocado, al reír. Al reírse de Ron. A Ginny cuando se reía delicadamente o sin complejo alguno de su hermano. A Ginny tomándole la mano en un segundo de vacilación mientras le pedía a Harry que recordara alguna broma que habían pasado en la sala común, mientras él sentía sus orejas arder y se ponía nervioso volteando hacia los demás buscando rastros de burla. Nadie parecía percatarse, que aquél pequeño roce era algo a lo que no estaba acostumbrado, así como parecía comenzar a ser extraño que sus manos le picaran con la falta de la caricia, cuando ella la retiró de nuevo para tomar un vaso de jugo.

Sin embargo, más tarde, tomó aire fuertemente, y haciendo eco de los nervios y una postura reducida, se acercó a la Sra. Weasley para preguntarle si podía alejarse unos segundos de la casa. Necesitaba aire fresco, prepararse para ser claro en lo que les iba a decir. Primero, estaba la irremediable vacilación en su voz a medida que ella iba escuchando sus palabras, y segundo, que Harry estaba tan nervioso que apenas su voz parecía un susurro. Molly terminó aceptando, y rápidamente fue a terminar otras labores para despejar la mente. Harry se lamentó más por ser él el motivo de su nerviosismo evidente.

Surcó sus pasos entre el césped de la entrada, y firmemente lo fueron llevando hacía un lugar apartado, de camino observó la "Barredora" recargada ahora en un árbol, mientras su mente recreaba las mejores jugadas que antaño había realizado. Las victorias, y de paso grabó en su mente las caras de Ginny y Ron esta mañana, ninguno tenía tan o más idea de lo que iba a pasar, ninguno creía que sería fácil regresar, sin embargo, tenían la ilusión puesta en la idea de que todo regresaría en medida de lo posible a ser una vida normal.

Siguió caminando, avanzando por un pequeño canal que llevaba hasta la reja de la entrada de la madriguera oculta entre maleza crecida, sabía que era una disposición para ocultarla un poco de espías, recordó el comentario hecho en el profeta y volteó hacía atrás…

Estaba lejos de sentirse recluido, lejos de llamarle a la construcción que apenas se sostiene una choza, y lejos de creer que no lo dejaban dar un paso solo. Mientras su pie derecho se mueve suave y decidido hacía donde la protección se termina, quiere probar, quiere saber que sentirá, pero de nuevo descubre que en ningún lugar se sentirá como en casa, en ningún lugar excepto Hogwarts. Sin que su mente lo procese mucho, y sintiendo como su corazón da un fuerte latido de excitación, se desaparece.

Y cuando abre los ojos deja de creer que el mundo es tan pequeño, sueña de nuevo con aquel castillo que tiene frente a él y que significa un pasado de risas y tristeza. Da otro paso, esta vez para entrar por uno de los límites que ahora se encuentra desprotegido. A su lado todavía hay escombros haciendo alusión a la danza macabra llevada a cabo unos días atrás. A las escasas horas que estuvo muerto, a los minutos en los que descubrió que el destino estaba en una varita, en un hechizo, en una simple palabra.

Ha entrado por uno de los costados de la muralla, a lo lejos divisa el fuego de las chimeneas de casas esparcidas en Hogsmeade, y una ola de viento le trae el aroma de algún platillo cocinado en un rincón cercano, quizás la casa de Hagrid, donde ve salir humo también. Pero no se detiene, al contrario, se aleja. No es que no quiera verlo, es que necesita hacer esto solo. Y camina cerca del estadio de Quidditch para evitar ser interrumpido, no sabe exactamente donde llegará, lo que sabe es que entrará al castillo, y su mente le recuerda uno de los pasadizos secretos, aunque es tarde para regresar en sus pasos y pasear como si nada por el pueblo. Cuando llega a la enorme puerta de roble, labrada y la inscripción de "Draco dormiens nunquam titillandus" lo recibe como un recordatorio de donde está. Aún la reconstrucción no se ha llevado a cabo, apenas si se muestran unos cuantos arreglos con objetos y rocas apiladas en rincones para dar paso hacia el interior donde las ventanas rotas y el polvo esparcido por el lugar anuncian que nadie ha puesto un pie ahí en años.

Sus sentidos se disparan, está alerta a todo lo que se mueve, a todo lo que escucha, lo que respira e incluso a como sus manos se posan sobre uno de los muros, bien pudo haber sido el muro que cayó sobre Fred, o bien pudo ser aquel en el que algún alumno realizó una defensa fuera de sus alcances escolares. El castillo le dice que todo es un conjunto, que no se puede contar la victoria de uno sin la derrota del otro, que las bajas incluyen el triunfo por igual. Y sin embargo, parece que quiere una respuesta simple.

Sigue el camino, donde sus zapatos van haciendo ruido al quebrarse en el silencio. Sube las escaleras principales y la antecámara lo recibe sin ninguna novedad. Aún busca, y en una de las muchas escaleras de Hogwarts se detiene. Y como un niño que se sabe inocente, acierta a sentarse en el comienzo de las escalinatas, donde cada centímetro parece hablarle y contarle una historia, donde puede revivir claramente como si de fantasmas se tratasen, las alianzas, defensas, golpes y porque no, las risas de saberse vencedores como un eco oscuro. Incluso frágil.

Sabe que la única respuesta a lo que busca es "fortaleza". Busca fortaleza para llegar con las personas que han estado por siete años con él y pedirles que no tomen juicios sin saber primero toda la información. Pide fortaleza y mientras el suave ulular de lechuzas en la lejanía atraídas por el correr del viento lo regresa al silencio intenso que corre a su alrededor, y no es que el silencio pueda ser más que eso, sino la energía que recorre ese espacio en completo aislamiento, le da fuerza. Recuerda a sus padres, recuerda a sus amigos, a Sirius. A Teddy y sus padres muertos. Recuerda su sonrisa y sonríe.

Y sabe cual es su respuesta.

o.O.o.O.o

En la mañana apenas sus pensamientos iban sobre lo que hablaría esa noche, y ahora, se encontraba en una habitación bastante cálida con leños puestos dentro de la chimenea y algunos bocadillos sobre la mesa. A Harry le pareció irónico que pensaran en comer en estos momentos pero él solo espero que la familia se integrara.

Uno a uno fueron sentándose alrededor de la gastada mesa del comedor. Bill y Fleur sonreían y saludaban con la mano mientras entraban por la red flu que habían conectado hasta Shell Cottage, Harry fue recibido por dos besos de Fleur y el fuerte apretón de manos de Bill. Ron se notaba visiblemente nervioso, arrastraba los pies lentamente de un lado hacía otro. Y su melena era equiparable con el rojo del rubor que había en su rostro. Ginny estaba seria, y de vez en cuando mostraba una sonrisa tímida a Harry. Ella misma sabía que no sería moneda fácil la conversación. Pero cuando Percy, George y Arthur llegaron su pulso se aceleró hasta lo inverosímil.

El rostro de George habría hecho que olvidara cualquier decisión. Todavía apesadumbrado, sus ojos mostraban un cansancio insuperable. Y su aspecto desmejorado hizo que enviara una mirada a Ginny, pidiendo ayuda. Esto era imposible. Pero cuando Molly entró con una bandeja de panecillos y un leve temblor se mostró en sus manos, Harry sintió una baja de sangre en su organismo. Se suponía que tenía que encarar a siete Weasleys al mismo tiempo. Cuando Ginny se paró y se puso a su lado, sólo le importó que su mirada le ayudara en ese momento. Pero cuando Ron también se colocó a su otro lado, Harry supo que el momento no se podía posponer más.

Todos los ojos estaban puestos en él. No sentía miradas pesadas, pero si se incrementaba el nerviosismo en el ambiente.

-Bien, Harry…Ahora estamos todos aquí. Ya sabes que Charlie no puede venir, así que sólo nos queda esperar a que… comiences.- Las palabras de Arthur contenían un matiz serio que todos los presentes incluidos ellos tres se acomodaron en su lugar.

-¿No creen que sería… más fácil si preguntan algo que quieran saber?- Ron parecía titubear ante esa idea, pero Harry le mostró asintiendo que estaba de acuerdo. Y Arthur hizo lo que su hijo pidió. Preguntó y Harry pasó saliva por la garganta seca.

El primer cuestionamiento había sido sencillo. Tener que explicar que era lo que Dumbledore les había mandado a buscar ya no era precisamente un secreto. Y mientras Harry explicaba la razón de los horcruxes y Ginny confirmaba la teoría con su experiencia, cabezas asentían mientras todo comenzaba a encajar. El hecho de que los padres de Ron supieran por fin que había estado haciendo su hijo, y bajo que condiciones no suponía un alivio, pero de alguna forma iba cerrando espacios y tiempos. Si bien era cierto, que ninguno de los dos quiso explicar con detalle muchas de las peripecias que pasaron, tenían que cubrir la cuota de tantos meses en los que no obtuvieron mucha información al respecto.

Cuando Molly les preguntó porque habían heredado ciertos objetos de parte de Albus, el tema se complicó. Decir para Ron que había "abandonado" a sus amigos en medio del peligro no era situación de agrado para él. Su madre lo miraba esperando una respuesta, y Bill tomó la iniciativa diciendo que realmente no era importante para que los habían utilizado.

-No, déjalo Bill… creo que puedo explicar que efecto tenía el deluminador. Y porque me lo dejaron a mí. Verán… - Pero recibió una segunda interrupción, esta vez por parte de Harry.

-Ron recibió el deluminador porque uno de los tres debía tenerlo, por si nos alejábamos entre nosotros. Él,… bueno, él lo necesito cuando fue capturado por los snatchers.- Harry tartamudeaba, buscando la aprobación de Ron quien lucía molesto ante la interrupción.

La Sra. Weasley lucía preocupada. Y quería respuestas, al fin y al cabo era lo que ellos habían propuesto.

-Harry, puedo hablar yo.- Ron lo observó con el ceño fruncido y torció la boca cuando Bill bufó por lo bajo. -Dumbledore me dio el deluminador porque sabría que yo algún día… los abandonaría, y era una forma para encontrarlos de nuevo.

Silencio. Ginny quien estaba junto a ellos volteó hacía Harry, él solo bajó la cabeza. Los demás integrantes miraban esperando una explicación más profunda.

-Cuando me tocó cargar con un horcrux… comencé a tener ideas muy raras sobre que razón teníamos para estar ahí, perdiendo el tiempo mientras "yo" podría estar con mi familia. -Ron se movía nerviosamente en su lugar. -Entonces, una tarde, me fui.-

-Pero te diste cuenta enseguida… y regresaste- Se apresuró Harry.

-Si, pero me fui. Y el deluminador me mostró como regresar con ellos… es un objeto muy peculiar.- Sus palabras quedaron colgando en el aire, mientras su madre se apresuraba preguntar sobre su estancia. Y así fue como se enteró que había estado con Bill luego que escapara de los cazadores de oro.

Explicar los cuentos para Hermione fue más sencillo, y la espada de Gryffindor cosa fácil si se ponía en sustento que ya sabían lo de las particiones hechas por Voldemort. Pero regresar al tema de lo que ocultaban sobre lo que decían los periódicos comenzó a incomodar a Harry. No hacía falta que supieran la vida de su madre junto a Snape, sin embargo, era importante que aclararan asuntos referentes a él.

-Harry, ¿hay algo más que quieras decirnos?- Harry miró fijamente a los reunidos esa noche, él ya se había sentado en el brazo de una de las sillas y a su lado en el asiento Ginny tomaba su mano, un acto reflejo que con los nervios ni había tomado en cuenta hasta que su madre comenzó a verlos a ambos. Era obvio que Ginny sabía de que se trataba.

Miró a Ron, luego a la mano de Ginny que tomaba fuertemente la suya. Alzó el rostro y soltó aire de manera ruidosa.

-Severus Snape… no era un espía. Nunca traicionó a Dumbledore. - El sonido de los presentes removiéndose en sus asientos pareció magnificarse en los oídos de Harry, quien esperaba que comenzaran a gritarle en ese mismo momento. -Snape ayudó a la Orden hasta el final.-

-Harry, eso es una tontería…¿Te das cuenta lo que estás diciendo?-El primero en reaccionar había sido Arthur, quien había mantenido lazos cercanos con el mando de la Orden en los últimos meses.

Harry sentía la garganta seca. Mientras el frío recorría su espina dorsal. Apretó con fuerza la mano de Ginny, y las palabras de Ron resonaron como eco en la pequeña estancia en la que se encontraban.

-Harry tiene razón. Snape no traicionó a la Orden. Es verdad.- Parecía que podía estar eternamente agradecido con su amigo, que él confirmara parecía más cercano a una verdad que cualquier cosa que él viniera a contar. Así que decidió seguir.

-Él estuvo todo el tiempo bajo el mando de Dumbledore…- Fue interrumpido.

-Harry, Dumbledore está muerto. Es imposible que todo el tiempo haya estado bajo el mando de Albus- Arthur se exaltó.

-Cierto. -Harry retomó la palabra. -Pero le dejó instrucciones antes de morir, al igual que a mí. Instrucciones que debían seguirse como complemento al pedido que me había hecho a mí. Cosas que tenían que suceder para que de ser posible yo fuera el único que… -el aliento de Harry de repente paró. Sus palabras habían ido más allá de lo esperado. -…para que yo fuera el único que muriera.-

-Bien. -dijo Percy por primera vez en toda la noche- Si esto es así, debemos considerar que Snape no puede ser catalogado como alto traidor.- Harry retomó la palabra.

-Si, y pienso decirle eso a la Orden. - Un fuerte bufido por parte de Bill se escuchó en el pequeño comedor. Y Harry en acto reflejo volteó hacia George. Su rostro mantenía el ceño fruncido. Tratando seguramente de procesar palabra por palabra.

-Te estás escuchando Harry. Nos estás pidiendo que confiemos en que Snape no era mala persona, en el asqueroso mortífago que dejo sin una oreja a mi hermano y traicionó a la Orden. -Bill se paró profiriendo sus reclamos. Harry esperaba que sucedieran, pero nunca de parte de él. -Estás queriendo que confiemos con ojos cerrados nuestro voto en que en realidad, él era una persona de ley… ¿realmente te estás escuchando?- La cara se contorsionaba en miles de cortes y su color era subido.

-Porque no dejas que Harry termine lo que tiene que decir Bill, ni siquiera ha dicho algo en concreto y tu ya lo estas enjuiciando.- Ginny también se había levantado, y su determinación para que dejaran hablar a Harry fue sorprendente, nadie la retó. Nadie excepto Bill.

-¡Tú no sabes nada, hermana!- Le espetó dirigiendo su dedo acusador. -Tú estabas en el colegio durante la guerra, esto es asunto de grandes.- La sangre de Bill hervía.

-De grandes, si claro. De gente grande como Ron, de grandes como Harry y como yo, que también luchamos al igual que todos los que estamos aquí… Que no se te olvide.-

-Chicos, tranquilos. -Arthur interfería en medio del salón poniéndose entre ellos. - Debemos terminar de escuchar lo que…-

-¿Escuchar?…¿Escuchar qué papá?, escuchar que ahora tenemos que darle una medalla a Snape por haber ayudado a la causa. Mira solamente a George, ¿acaso estaba del lado de la Orden el día que decidió atacarlo?-

-Bill quieres escuchar, por favor- Ron se había parado delante de él, equiparando su estatura mientras el cruce de miradas era turbador.

-Bien, ¿Qué más tenemos que saber, Harry? -Bill fue arrastrado del brazo por Fleur, quien prácticamente lo sentó a la fuerza.

Harry esperó unos minutos a que su ritmo cardiaco se estabilizara, él no quería exaltarse y terminar mal el rumbo de la conversación.

-Si, hay algo más que deben saber…Que debes saber George. -todos los ojos automáticamente voltearon hacía el gemelo, quien no mostraba una reacción concreta. Bien podía estar a punto de reír a carcajadas o golpear a alguien. -Snape no te atacó aquella vez, él trato de esquivar las maldiciones que te mandaban los mortífagos delante de él. Por desgracia, no salió como él esperaba.-

Esta vez ni Bill fue capaz de objetar. Sólo el simple "vaya" que salió de la boca de George para referirse a la información que le acababan de proporcionar parecía justo para acabar con el silencio.

continuará...


Beteo: Nayades... (tu tranquila, que quiero a mi beta viva xD) y Mai... (maiteginevra ¿? muajaja) gracias por tu ayuda )

Antes, algunas de aqui saben que adoro a Bill, y por lo tanto por la idea que yo tengo de él, es por el cual ha reaccionado asi, no creo que con semejante información hayan reaccionado como ¡No pasa nada Harry! y de todos él me pareció perfecto para esa parte.. No lo odien xD simplemente se preocupa por su familia...!

Se que es demasiado tiempo el que he dejado pasar, pero ha habido de todo... gracias si sigues leyendo, y esperaste actualizacion... )

Joslin Weasley, Nayades, flormania, rosa.chocolate, IDALIA2209, Fatty73, F. Expelliarmus, Kiiandy Black, the strong storm, rosewg, J0r, Saruski-Potter y prinzezita... mil gracias por sus comentarios ...

Tambien a los agregados de favoritos y alertas ... !

SOWELU