Howl's Moving Castle le pertenece a Hayao Miyazaki y a Dianna Winnie Jones. Okay. Moving Castle le pertenece a Howl y Howl le pertenece a Sophie XD

Notas de la Autora: ¡Uno más para la colección! ¡YA SUPERAMOS LOS 100 REVIEWS! ¡VOY A HACER UNA FIESTA! (empieza a danzar por todas partes). ¡Muchísimas gracias! ¡Me siento tan feliz de ver cuanto éxito está teniendo este fanfiction! Siento no poder contestar, pero es que me muero de sueño XD

Sin nada más que decir... ¡SÓLO QUE LEAN Y DEJEN REVIEW!


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HAPPY MOMENTS.

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La chica del río.

La hierba se balanceó delicadamente por la brisa fresca. Distraídamente, se fijó si su caña de pescar se movía pero permanecía tan inmóvil como hace media hora. Tal vez, inclusive, los peces estaban holgazaneando hoy.

Observó el cielo decorado por las nubes de diferentes colores. A su izquierda, había nubes de colores rosas y violetas. A su derecha, verdes y azules. Y en el medio, un naranja atardecer le estaba anunciando que pronto anochecerá.

Fue el ruido de las rápidas pisadas que lo despertó de su adormecimiento. Giró la cabeza, notando que una chica con un vestido azul se quitaba bruscamente los zapatos y los dejaba a un lado en la hierba. Se levantó la falda y hundió sus pies en la orilla del lago, chapoteando alegremente y soltando una carcajada limpia, fresca, especial.

Era una risa muy suave, hermosa. Permaneció observándola, mientras que ella giraba sobre el agua como una niña pequeña y las gotas que provocaban sus pies eran iluminadas por el sol y parecían que las estrellas estaban rodeándola.

Su larga trenza se balanceó al compás mientras giraba y giraba, dando vueltas como si estuviera bailando un vals. Pero finalmente se detuvo, aunque soltaba una carcajada de vez en cuando. Dejó que la falda de su vestido se hundiera parcialmente en el agua y, quieta, observó callada el atardecer.

Deslizó sus ojos fuera de ella y se enfocó en la caña de pescar, que tiraba y se balanceaba salvajemente. Estupendo, ahora si aparecía un pez.

Seguramente, la muchacha se percató del movimiento del agua porque volteó violentamente hacia él. Permanecieron mirándose, y no supo cuanto tiempo fue realmente: ¿Horas, minutos, segundos? Fue como si el tiempo se hubiera ido.

Ella se sonrojó mucho y retrocedió, observando a varias direcciones como queriendo tomar la correcta para escapar. Finalmente, dio la media vuelta y tomó sus zapatos, empezando a escalar la bajada que daba hacia el río.

Pero debió sujetarse mal, porque cayó fuertemente hacia la arena. Al escuchar la queja, dejó que la caña siguiera tirando y balanceándose sola y fue rápidamente hacia ella, que se agarraba la rodilla.

"¡Oye! ¡¿Estás bien?!", preguntó verdaderamente preocupado, acercándose cuidadosamente por temor a que él también se resbalara.

Ella lo miró. Tenía un lindo sonrojo sobre sus mejillas, pero casi al instante volvió a concentrarse en su rodilla.

"Déjame ver", pidió amablemente, sonriendo para inspirarle confianza pero ella retrocedió asustada. "No te voy a lastimar. Quiero ayudarte. Soy Howl", agregó, sintiendo que si le daba su nombre ella tal vez se calmaría.

Manteniendo su sonrisa, hizo un gesto con su cabeza, pidiéndole permiso. La muchacha lo observó en silencio y se levantó la falda del vestido hasta la rodilla, donde había una fea raspadura que sangraba mucho.

"¡Aha! Es sólo un raspón", dijo divertido, pero ella le regaló tal mirada que comprendió que no era nada divertido. "Está bien, pero te aseguro que mañana estarás bien"

Buscó en su bolsillo y encontró un pañuelo blanco. Esto serviría, pero era muy grande. Ante la sorprendida mirada de la chica, arrancó un pedazo del pañuelo y lo ató a su rodilla, como si fuera un vendaje.

"¡Listo! Con eso bastará, pero será mejor que vuelvas a tu casa y te desinfectes mejor", le aconsejó Howl sonriente, la tímida chica se levantó y empezó a subir otra vez, esta vez con más confianza. "¡Oye, espera!"

Afortunadamente, la chica se detuvo y lo miró por encima de su hombro.

"No me has dicho como te llamas"

Ella permaneció callada durante mucho tiempo. La misma brisa sopló y disfrutó mucho de cómo se balanceaba esa larga trenza, aunque seguramente se vería mucho más bonita con el cabello suelto.

"Sophie, y gracias", masculló la chica finalmente y una vez que llegó a tierra firme, se alejó rápidamente del río.

Howl soltó un suspiro y volteó hacia su caña, que permanecía quieta otra vez. Bueno, un pez era lo de menos. Había conocido a una chica tan maravillosa que… era tan tímida.

"Con que Sophie…", saboreó el nombre y sí, iba perfectamente a esa chica. Sonrió, agarrando su caña de pescar.

Hoy volvería con las manos vacías, seguramente Markl estará feliz de no comer pescado.