Pequeñas indicaciones:

Esta historia es contada desde el punto de vista de los dos protagonistas (Sakura Y Shaoran)

SA ó SH Separación de escenas, completamente.

-- -- Misma escena, separación de personajes. Por ejemplo está contando la historia desde el punto de vista de Sakura y al aparecer este signo se empieza a contar desde Shaoran.

( ) Avisa que empieza la narración de la forma anterior escrita. Es decir -- --

COMENCEMOS

La marcha nupcial se escucho en toda la iglesia…

Ese sí que era un mal día…"su boda"… Toda novia debía mostrarse feliz, pero ella no, ella se sentía parte de una gran farsa. A pesar del maquillaje aplicado, se lograba distinguir en su rostro lo opaca y sin vida que se sentía… Y cada paso al altar era más doloroso que el anterior. Al ver la sonrisa estúpida de su "futuro marido", sólo pudo sentirse asqueada de sí misma por ceder a esa mentira. Su padre la llevaba del brazo y llevaba la misma sonrisa estúpida que su futuro esposo… sin siquiera pensar o quizás sospechar, que para ella ese era el peor día de su vida… pero en todo caso… ya no había vuelta atrás.

"Como un Imán"

Una mujer y un hombre, se conocen, se pelean, se gustan, se besan, se enamoran. ¿Lo extraño? Ella era la profesora y él su problemático alumno.

"Por: La pervertida de Fanny & su pervertida Editora"

Castigado nuevamente.

La sala de castigos prácticamente se estaba volviendo su hogar, y no era tan malo, lo detestable del asunto era "la profesora", que consistía en una anciana de corta vista, cabello blanco con tonalidades grises, de estatura baja y algo subida de peso.

A su parecer en la sala de castigos debería haber una profesora mejor dotada por la gracia de Dios, quizás algo más con lo que entretener la "vista", algo con lo que llegar a casa y tener una agradable fantasía y, porque no, que le pertenezca a él. Bien, nada de eso podía ser, debía conformarse con lo que había, así que tomó la manilla de la puerta y entró a su querido hogar ´… la sala de castigo.

- Llega tarde, joven Li – le reprochó la anciana. No se molestó en responder, sólo tomo asiento y miró a su alrededor…suspiró cansado y maldijo en voz baja… era el único, su suerte no podía ser peor.

Las horas pasaron igual de insoportables que un día normal y sin nada que hacer, a pesar de lo mucho que supuestamente tenía que hacer.

Dieron las 7:30 de la tarde en el gran reloj ubicado sobre la cabeza de la anciana en la muralla, bien, algo bueno en esa sala…hora de irse, tomó tranquilamente su mochila y echo el cuaderno, no se molesto en despedirse, nunca lo hacía…pero alcanzó a escuchar lo que dijo la vieja

- …Nos veremos mañana, joven Li… -

Bien, eso era lo más parecido a una sentencia, una de las tantas que ya había tenido a lo largo de su corta, para él larga, vida.

Se había mudado a ese cómodo pueblito por evitar a su restringida madre, odiaba las reglas y todas las formalidades que debió aprender desde muy chico, todo por pertenecer a un poderoso Clan Chino y ser el único heredero varón y responsable de la familia…a los 14 tomó la decisión de separarse de eso y con la ayuda de Wei, su fiel mayordomo, escapó una noche de Domingo…

Desde esa noche no volvió a mirar atrás, sólo una vez, antes de llegar a ese pueblo, se logró comunicar con Wei, lo había metido en problemas, su madre estaba en el otro teléfono y los había escuchado, por suerte, alcanzó a despistarla un poco y dejarle bien en claro que hiciera lo que hiciera, él no volvería hasta sentirse preparado…y tampoco era excusa que tuviera un compromiso nupcial… Ni loco se casaba, y mucho menos con alguien a quien en su vida había visto. Si alguna vez decidía casarse, dudando de antemano que llegara ese día, sería con alguien a quien él escogiera…

Dejó de pensar en su pasada y pisada vida. Salía del establecimiento estudiantil, corría una brisa agradable anunciando que se acercaban los días de frió, no le importaba, a esta altura ya poco le importaban las cosas de la vida, ni las personas, ni los paisajes, ni el tiempo climático, en realidad, seguía con vida por instinto y por un extraño sentimiento que no sabría explicar.

Sin darse cuenta llego a su hogar, un departamento no muy grande, en el que se quedaba con otra persona…

- Hasta que llegas – dijo la voz masculina - ¿Castigado nuevamente? – más asumió que pregunto el hombre

- Ya ves como disfrutan con eso los profesores – dijo sin ánimos y tirándose en el sillón

- Probablemente, fue lo único que aprendieron en la Universidad – se escuchó las carcajadas de ambas voces, quizás, era en estos momentos en que le gustaba vivir…Eriol lo conocía bastante bien, pero bien sabía que Eriol sólo andaba de pasada…pronto emprendería su viaje y ya no lo volvería a ver en mucho tiempo… y se quedaría solo, nuevamente.

Llegó la hora de dormir y estaba mirando el techo en su cama, tratando de conciliar el sueño…como rara vez le pasaba, estaba ahí pensando en su vida y lo que quería de ella…era curioso, él no solía pensar en eso…por fin el sueño logró vencerlo, pero ya era demasiado tarde, tanto, que creyó cerrar los ojos y abrirlos para chocar con el nuevo día e ir a esa odiosa escuela, que cada vez que iba era sólo por su castigo…todo porque no le gustaba seguir las reglas.

SA

Ella estaba ahí intentando estacionarse, pero no encontraba ni un maldito lugar desocupado…eso tenía que ser una broma. Apenas iría a pedir trabajo y ya estaba harta de esa escuela, por fin encontró donde, pero para su suerte era en el lugar más alejado de la entrada, resignada bajo de su lujoso automóvil, que había sido un obsequio de su esposo… "su esposo" tan solo decir eso le daba asco y no podía evitar sentir la amargura correr por sus venas, era tan frustrante el tener que verlo cada noche, lo único que le daba alivio, era el que él viajara mucho a causa de su trabaja y no le torturara siempre con su presencia. Sin darse cuenta ya estaba en la entrada de la oficina del director, el cual al verla hizo la misma expresión patética que su esposo el primer día que la vio…

Todos los hombres se parecían en eso.

El hombre la saludó de manera amable

- Usted debe ser la señora Kimatzu - le dijo el director

- Si, soy yo - en un tono cortante

- Por favor siéntese - le dijo el regordete

- He venido a ver lo del trabajo ¿Aún esta disponible? - le dijo ella una vez se había sentado

- Claro que lo esta - dijo el gordo con un brillo lujurioso en la mirada

"De nuevo no" se dijo a sí misma. Ya había rechazado varios empleos por el director o algún colega que trataban de tener algo con ella, aún sabiendo que ella era casada, pero ya estaba desesperada, tenía que encontrar algo que hacer antes de que su estúpido esposo estuviera de vacaciones y tener que verle la cara todo el día. Esta vez aceptaría y ya vería la manera de hacer que no la mirase así de nuevo, o por lo menos que nunca le hiciera una de las tantas propuestas que había escuchado

- Entonces ¿Se queda con el empleo? - le pregunto el regordete con impaciencia

- Si - el señor sonrió - Pero no quiero que me vea de esa forma, y de ante mano le digo que no estoy dispuesta a aceptar comentarios fuera de lugar - la sonrisa de él se borró al instante

- Señora, no tendrá inconveniente con ello - el hombre parecía algo molesto y el verlo sonreír no le dio buena espina

- Señora Kimatzu, usted dará la clase de Ciencias y se ocupara de detención - perfecto se estaba vengando de inmediato. ¿Pero cuanto problema podían ser unos chiquillos malcriados a comparación de un pervertido?

SH

Salió del salón sin siquiera decirles, estaba fastidiado…Y de todas maneras ese día, al igual que los demás, tendría castigo.

Caminó por los pasillos de la escuela, hizo caso omiso a los murmullos y a uno que otro comentario de alguna chica, hasta que una escena frente a él, detuvo su andar: el vestido ajustado, las piernas torneadas, la cintura marcada, la cascada castaña y el caminar sexy. Jamás había visto alguien así, se le quedo viendo, al parecer aquella "joven" no había tenido un buen día, debido a la expresión de su rostro, quien lo tendría al ver de donde salió…la oficina del panzón director.

La siguió con la vista hasta que la perdió, fue ahí cuando se dio cuenta que todos lo miraban, en realidad, algunas lo miraban a él, mientras los hombres miraban donde él había mirado, ósea, no fue una ilusión ni una jugarreta de su cabeza. Volvió en sí, el timbre se escuchó y todos salieron… Perfecto, no había alcanzado a alejarse lo suficiente, la profesora lo detuvo.

- Joven Li…

- Estoy castigado, lo sé – le dijo sin más y como bien conocía el camino, emprendió el paso.

Llego a la sala de castigo, sonrió, bueno, sólo hizo una mueca de "supuesta" alegría, hoy no estaría solo en la sala de castigos, había unos cinco compañeros más y dos mujeres que prácticamente lo desnudaron con la mirada. Sólo suspiró y se dispuso a saludar a sus compañeros

- Ayer no estuvieron aquí – dijo Shaoran - ¿Se salvaron del castigo?

- En realidad – dijo uno de cabello castaño y ojos café – Ayer nos tocó con… - y bajó la voz, hablando en murmullo - …con la profesora practicante de Educación Física, bueno, y ya conoces el desenlace – dijo apuntando con su vista a aquel de pelo negro y ojos de igual color, quien sólo sonrió maliciosamente.

Shaoran pensó ¿Un alumno con una profesora? Aunque la practicante no era oficialmente profesora, era casi lo mismo…Sonrió, su mente perversa estaba funcionando, siempre soñó con que la profesora de matemáticas fuera "el vestido ajustado, las piernas torneadas, la cintura marcada, la cascada castaña y el caminar sexy" Recordó a esa joven en el pasillo, si ella hubiese sido profesora de matemáticas hubiera cumplido todas y cada una de sus fantasías, bien sabía lo que provocaba en las mujeres, volvió a sonreír, mejor dejaba de pensar en eso o tendría que recurrir a un mal mecanismo de "bajar las pasiones" de su amigo "aya abajo".

SA

"De regreso a casa" que fastidio, maldita sea su suerte ese día, su ""marido" saldría temprano de trabajar, eso sí que no era agradable…tener que soportar a Takumi y en viernes, pero ella ya tenía un "as" bajo la manga, el pretexto de este día, para no pasar la noche con él, serían los repentinos síntomas de su hermana, que según ella era enfermedad y con el pretexto de cuidarla se alejaría de Takumi el fin de semana y el lunes empezaría las clases en la "escuelucha" con el director pervertido y algunos alumnos que la miraron con descaro cuando salía de la escuela. Simplemente, era el plan perfecto.

Estaciono el auto frente una "no aparente" lujosa casa, ya que no tenían mucho tiempo viviendo en aquel sitio y menos el tiempo de arreglarla por fuera, pronto llamarían a alguien para que lo hiciera, expulso el aire retenido mientras metía a llave a la cerradura, abrió con precaución de que su estúpido perro no se le abalanzara y babeara el rostro como hacia casi siempre que llegaba, ese estúpido perro que su estúpido marido había comprado, diciendo que sería perfecto para cuando tuvieran hijos, algo que ella retrasaba lo más que podía.

Al no verlo entró con cansancio y fastidio, esperando ver el rostro de un fanfarrón Takumi, pero el silencio en la casa la desconcertó un poco, recorrió las lujosas habitaciones decoradas por Takumi, ya que a ella todo ese lujo que a él le gustaba le fastidiaba…las recorrió con lentitud hasta llegar a la suya y en el buró encontró una nota que decía:

"Cielo lo siento mucho, pero ya no tendré tan libres las vacaciones me ha salido un contra tiempo de último minuto y tuve que viajar a América; el viaje quizás dure un par de meses, pero no te preocupes, en cuanto regrese nos tomaremos un descanso.

P.D.: lleve a Spinel al veterinario, al parecer algo le cayó mal, espero nada grabe. Te llamo luego…

Con cariño Takumi."

Este sí que era un día hermoso, sin marido y sin perro, de inmediato esbozo una sonrisa, se aventó a la cama y respiro con mucho alivio…esta noche dormiría, muy pocas veces lo hacia.

Se paro de inmediato, esta libertad tendría que celebrarla, tal vez llamaría a una de sus amigas que aún estaban solteras, para que se quedara el fin de semana y recorrer debidamente el pueblito al que se habían ido a vivir. Marcó los números, pero todas tenían algún compromiso, eso sí que era tener suerte…sin marido, sin perro y sin amigas, pero no dejaría que eso le afectara, así que se arreglo lo mejor que pudo y salió de su casa, se subió al auto y condujo hasta un centro comercial, en el cual se veían muchos jóvenes que probablemente salían de la escuela dispuestos a festejar el fin de otra semana, y no como ella…sus dos meses de entera libertad.

Al entrar al centro comercial sintió sobre ella las miradas de varios de los hombres de aquel lugar y con la sonrisa más falsa del mundo entró a un establecimiento de ropa, en el cual encontró ropa muy bonita, pidió varios modelos, los cuales a pesar de ser muy provocativos, le encantaron y sólo penso en esconderlos y usarlos cuando "su querido marido" no estuviera en casa, como esos envidiables dos meses que le esperaban sin él. Entró al probador y se puso de inmediato el vestido negro ajustado que le llegaba arriba de la rodilla y que tenía un escote que dejaba poco a la imaginación, salió a verse en el espejo, y a través de los cristales de la tienda vio a varios hombres observándola, entre ellos a uno de mirada profunda que levantó en ella un extraño interés... el cabello chocolate revuelto y su porte serio y duro, le hacían ver muy atractivo…él sólo la miraba y ella no podía despegarle la vista, hasta que la mujer de la tienda llego a su lado y le dijo

- Se ve usted muy bien, me imagino que quiere complacer a su esposo - la empleada dedujo que era casada por la argolla que llevaba puesta, arruinándole su momento, al hacerle pensar en su esposo. La miró con algo de enfado

- Me lo llevo - no por su mal comentario dejaría de comprar aquel maravilloso atuendo

Se puso de nuevo lo que traía anteriormente y pago el vestido. Cundo salió de la tienda, pudo percibir nuevamente aquella mirada que le hacia sentir una extraña atracción, pero decidió ignorarlo y seguir con las compras planeadas.

SH

La idea de que visitaran el centro comercial había sido de Eriol y en este momento le estaba completamente agradecido de semejante ocurrencia.

Ese día si que estaba siendo raro y especial. Toparse dos veces por entera casualidad con una joven deslumbrante era extraño, quizás, era una señal, sí es que hubiese tenido esas creencias. La miró marcharse…sin pensarlo dos veces, en realidad, sin pensarlo, la siguió intrigado y no sólo porque fuese muy bonita, él ya no se sorprendía de eso, siempre tenía una buena mujer a su disposición, pero algo en ésa castaña era…diferente. Además, la visión que tenía de la mujer con ese vestido negro, ajustado, con un escote de los mil Dioses, lo había tentado más de lo normal, y tenía claro que a todos les había pasado igual.

La vio entrar en otra tienda…esta vez de ropa interior. Tragó saliva ¿Acaso saldría a mirarse igual que hizo con el vestido? Se detuvo en seco ¿Qué estaba haciendo? De seguro parecía un completo pervertido siguiendo a una mujer por el centro comercial y más si ésta entra a la tienda de ropa interior. Lo mejor sería que fuera con Eriol, habían quedado de juntarse en la cafetería dentro de 5 minutos. Apresuró su paso…

- ¿Asaltaste un banco¿Te golpeo una mujer¿Viste a dos jóvenes teniendo sexo y los envidiaste¿Te atacaron con una cuchilla¿Se besaban dos hombres¿Perseguías una mujer¡¡Habla hombre!! Que la cara que traes asusta… - Shaoran lo quedó mirando ¿Qué había sido ese sin fin de preguntas que hizo¿Qué cara tenía? – Shaoran ¿Estas bien? – Por qué el muy idiota no preguntó eso desde un principio, arrugo el ceño

- Si, estoy bien – tomó un baso con agua que había pedido Eriol, lo tomó todo

- Hombre, ni que hubieras visto un fantasma

- Nada de eso. No me paso nada, sólo que no me gustan los lugares que hay mucha gente

- Sí, claro. Dime que pasaste de largo el detalle que "esa gente" en su mayoría son hermosas bellezas – dijo mirando justamente a dos jóvenes de la mesa de al lado, a las cuales sonrió galantemente, recibiendo en parte que una de ellas le tirara un beso y le guiñara el ojo - ¿Ves? Es así de simple como te quitas el estrés que conseguiste en la semana.

Ese chico la había seguido hasta la tienda de ropa interior, y parte de ella sintió entusiasmo…por eso ¿Qué rayos le pasaba? Ahora se sentía contenta de que un niño con mirada pervertida la siguiera, si que debía estar loca. Suspiró, lo mejor sería calmarse.

Llego al área de comida del centro comercial y vio una cafetería que le pareció acogedora y entró sin pensarlo dos veces. Llego a una mesa, que para su mala suerte, se encontraba en medio de muchos hombres, pero era la única vacía.

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Alcanzó a no escupir el café que estaba bebiendo ¿La que se estaba sentando en la mesa del medio del café era ELLA? Tres veces en un mismo día, sino se tomaba como señal, bien se podía entender como maldición…

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De nuevo ese niño. No podía negarlo, tenía una linda cara de sorpresa, a su lado estaba un chico de cabello negro azulado con unos ojos azules realmente apacibles. Y esta vez pudo verlo mejor… el cabello chocolate a conjunto con sus ojos, ahora si debían llamarla loca, se estaba interesando por el pequeño pervertido que la siguió

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Era idea suya o la mujer lo miraba como acusándolo de pervertido... Trato de no mirarla y hacerse el loco, lo mejor sería que saliera de ahí lo antes posible ¿Y si en realidad era ella la pervertida que lo seguía? ...lo más probable es que aquella mujer estaba loca

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Ese muchacho la vio fijamente por un instante y cuando desvió la mirada ella supo que había notado que ella se había interesado en él, así que vio a otro lado, pero para su mal gusto la mayoría de los hombres del lugar la miraban desnudándola y sólo la mayoría, ya que varios iban acompañados… el joven al lado del pequeño chocolate la miró de la misma forma que los demás y sólo el pequeño chocolate desvió la mirada. Era de suponerse que lo hiciera, debiera sentir vergüenza por seguirla hasta la tienda de ropa interior…enfoco su vista solo en el pastel que le había llevado recientemente un mesero, que también la miro intensamente o más bien lujuriosamente

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- Mira nada más que bombón a llegado – dijo Eriol, sin despegarle la mirada, a la que por ese día se estaba volviendo su pesadilla – Shaoran, mírala…es precisamente deseable en todo sentido – el comentario le molestó un poco, haciendo que arrugara su ceño, fue cuando miró a su alrededor…No parecían personas civilmente sentadas en las mesas de un acogedor café, sino, que todos los hombres presentes parecían lobos acechando a su presa…por un momento sintió asco con todos…¿No tenían decencia? Incluso notó que más de alguno que andaba con su pareja desvió la mirada…si alguna vez llegaba a tener una novia como ella no la dejaría andar sola, mucho menos ahora, que había comprobado lo descarado que pueden a llegar hacer los hombres…sintió vergüenza, por haberse comportado como un pervertido…

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Se sentía realmente incómoda, todas esas miradas no eran lo que ella tenía planeado para celebrar un día sin esposo, y se sintió peor al ver a un tipo sentarse en su mesa con una sonrisa realmente estúpida y patéticamente superior…sólo puso cara de fastidio

- Hola linda ¿Cómo estas? - le dijo aquel tipo, haciendo que ella pusiera su expresión más fría

- No es algo que deba importarle – le dijo ella con toda la seriedad que poseía

- ¡Oh vamos! Eres linda, yo soy guapo… Haríamos la pareja perfecta – ella sonrió irónicamente, alguna vez su estúpido esposo le dijo exactamente lo mismo

- Lo siento chico, estoy casada – dijo mostrando su argolla

- Eso no importa, todo sería fugas – le dijo aquel pervertido, cerrándole un ojo y ella solo puso cara de asco

- Lo siento, pero para mí no eres atractivo, ni un poco…Y tengo mejores cosas que hacer que verte, lo que tú crees, una linda cara

Se puso de pie, dejando el dinero de la cuenta en la mesa y se disponía a salir del lugar cuando el tipo la tomó de la mano y ella inmediatamente, por reacción, lo abofeteo.

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¡Plaft!

La cachetada se escuchó por todo el café, provocando que la clientela presente más los mismos trabajadores dirigieran hacía la pareja la mirada.

- No me vuelvas a tocar y mucho menos acercárteme ¡Pervertido! – escuchó que le decía la castaña. Logró ver aquellas esmeraldas que llevaba por ojos, brillaban con furia en ese momento. Esa mujer si que era diferente, era un complemento perfecto…tenía agallas, pero también era frágil, se veía fuerte y fría, mas él sabía que toda mujer era tierna y delicada, era físicamente despampanante y tenía unos ojos que se expresaban solos…realmente era perfecta, pero algo había llamado enormemente su atención y le provoco una decepción total, observó que anteriormente, cuando el tipo la fue a "acosar" a la mesa, ella le mostró su mano izquierda y llevaba un anillo de casada… ¿Era casada¡¡Era casada!!

- Bien, era casada y de armas que tomar – comento vagamente Eriol – Creo que ya es hora de irnos, pronto cerraran y no quiero que nos echen a patadas – sonrió misteriosamente, cómo cuando ideaba cosas realmente…perversas, prefirió no darle importancia…

Llego al departamento, aún no se podía sacar de la cabeza las imágenes de la cafetería…la sonrisa irónica pero hermosa que ella poseía…pero lo que más le perseguía era cuando levantaba su mando mostrando el anillo que la marcaba como mujer casada ¿Qué idiota deja salir sola a tremenda mujer?

Se dio la vuelta, tratando de buscar la mejor posición para dormir, poco ya le importaba lo que él estúpido esposo hiciera con esa mujer, no era suya y no le importaba…pero igual le llamaba la atención pues ella estuvo en su escuela, debía ser una nueva alumna ¿o no? Además, se veía muy joven para estar casada.

Nada más supo, el sueño lo venció.

Continuará….

esperamos que les guste no olviden dejar sus comentarios