Hola! bueno, este es el primer fic que subo -y que hago así en plan serio desde hace tiempo- por estos lares, y tb el primero que hago de Harry Potter :$ (al menos yo sola, he colaborado en alguno que otro). Así que se admiten tomates, lechugas y todo tipo de vegetales no contundentes (un poquito de piedad), así como críticas constructivas (si me ponéis a parir sin motivo simplemente lo ignoraré y no contestaré, así que ni lo intentéis, aprovechad ese tiempo para otra cosa :P)... y bueno, si os gusta decidlo tb! los reviews ayudan a levantar el ánimo, y probablemente a q escriba más rápido :)

En fin, y sin más rollo, aquí va el capi, espero que os guste.

Disclaimer: Ninguno de los personajes, escenarios, etc. me pertenece... blablabla... ya sabéis ;)


- ¡Navidad, Navidad, dulce Navidaaaad!

- Ron¿quieres hacer el favor de callarte¡No me dejas leer!

- Estamos alegres hoy, eh… no seas así, mujer¡con lo bonita que es la Navidad! Con sus dulces, sus peleas de nieve, sus regalos, sus dulces, su comida, su champán, sus uvas, sus vacaciones, su decoración, sus dul…

- Odio la Navidad.

- Hereje… cómo puedes decir eso.

- ¿Porque después de las vacaciones llegan los exámenes¿Porque después de dos semanas una ha cogido esos cinco kilos de más que tanto le había costado bajar en dos meses¿O quizás porque todo me parece una farsa enorme: amor y amistad para todo el mundo?

Durante unos segundos, el pelirrojo abrió la boca para contestar, la volvió a cerrar, y nuevamente la volvió a abrir, con una sonrisa de triunfo iluminando su cara; por fin había encontrado la forma de rebatirle a Hermione.

- Uno, pensé que te gustaban los exámenes, dos- la miró de arriba abajo como si no pudiese asimilar las palabras de tu amiga- yo te veo siempre igual- la castaña le lanzó una mirada iracunda- ¡igual de estupenda, claro!... eh, y tres… bueno, para eso aún no he encontrado respuesta- comentó rascándose la cabeza con aire pensativo- ¡Pero la encontraré!

La Gryffindor negó con la cabeza sonriendo; desde luego Ron era un caso aparte… aunque la mayor parte del tiempo la pasaban peleando, pues el chico siempre conseguía sacarla de sus casillas con sus tonterías y comentarios inoportunos, en el fondo le adoraba. Le gustaba. Oh, diablos, estaba enamorada de él desde hacía años, para qué seguir negándoselo a sí misma. Sin embargo, él parecía no querer nada más allá de una simple amistad, así que ella nunca se había decidido a dar el paso, pues lo valoraba demasiado como amigo y no quería perderle. Tan sumida en sus pensamientos estaba, que no vio a cierto pelinegro acercarse…

- Herm¡Herm! Tierra llamando a Hermione¿me recibes?- comentó con sorna pasando una mano por delante de su cara.

- Ah, hola, Harry- dijo algo distraída.

- Chica, últimamente estás en las nubes¿en qué pensabas?

- En nada en especial…- dijo echando un vistazo rápido al pelirrojo que había sentado a su lado, cosa que no pasó desapercibida para Harry- ¿Querías algo?

- ¿Eh? Ah, sí, venía a recordarle a Ron que en- consultó su reloj- veinte minutos tenemos entrenamiento de Quiddich- con una sonrisa comprobó cómo empalidecía la cara del susodicho-, así que será mejor que nos vayamos ya… ¿Vienes?

- Uhm, bueno, la verdad es que pensaba ir a hacerle una visita a Hagrid…

- Venga Mione, vente y luego vamos los tres juntos a verle¿sí?

- Mmm…- Harry la estaba mirando con ojitos de súplica- ¡Esta bien, está bien!- dijo riendo y levantando las manos en señal de rendición- No sé para qué intento negarme, siempre me acabas convenciendo, Potter- continuó mientras le golpeaba suavemente con el puño en el hombro.

- Uno, que tiene sus encantos- la chica le miró entre molesta y divertida- venga, vámonos que sino no llegamos.

Después de que Harry y Ron cogieran todo lo necesario para el entrenamiento, atravesaron en retrato de la Dama Gorda y recorrieron los numerosos pasillos, saltando los cambiantes escalones casi por inercia, evitando a Peeves y al Barón Sanguinario, al que últimamente le daba por rondar su zona, cosa que inquietaba a todos los Gryffindor, hasta llegar a las puertas de roble que daban al exterior.

Luego siguieron caminando por los ahora nevados campos de Hogwarts, pasaron la cabaña de su enorme amigo y por fin llegaron al campo del deporte rey del mundo mágico, donde se separaron para ir los chicos a los vestuarios y la castaña a las gradas.

El entrenamiento transcurrió de manera normal. Es decir, el equipo escarlata y dorado practicando sus técnicas y demás movimientos y Harry dando consejos y órdenes, y Hermione, aburrida al cabo de estar mirando durante un rato un deporte que no la entusiasmaba demasiado, leyendo uno de los muchos libros que había sacado de la biblioteca para la realización de algún trabajo.

Cuando al fin acabaron, la castaña les hizo señas para que se acercaran volando, y una vez a su lado, les dijo que si querían ir a ver a Hagrid no la esperasen, pues tenía que ir a la biblioteca a terminar un trabajo urgente- Ron y Harry rodaron los ojos ante el comentario, seguramente "la urgencia" fuese para después de las vacaciones-, por se despidieron hasta la hora de cenar.

La castaña deshizo el camino andado hasta llegar de nuevo a la entrada y se dirigió de inmediato a su lugar favorito –quizás junto con el recién descubierto baño de prefectos- de todo el castillo. Una vez allí, se dirigió con paso firme y seguro a la sección de literatura muggle y cogió un libro negro, con ribetes plateados, y bastante antiguo, que había empezado hacía un par de días. Romeo y Julieta.

Sí, les había mentido a sus amigos, no iba a preparar ningún trabajo; pero pensaba- sabía- que si les decía la verdad, que pasaba las horas muertas leyendo algún libro muggle que no tenía nada que ver con sus estudios, probablemente ser burlarían. Quizás Harry no, era demasiado caballeroso para eso, pero Ron… y si encima se enteraban de que su tema favorito de lectura eran las novelas románticas, tendría cachondeo para rato. Para meses. Años. Para el resto de su vida.

Por segunda vez en ese día, sacudió la cabeza, pero esta vez para alejar esos pensamientos de su mente y concentrarse en la lectura. En realidad ya había leído el libro varias veces, pero cada cierto tiempo lo volvía a releer, pues era uno de sus favoritos y el final siempre conseguía sacarle alguna lagrimilla. Sí, a la prefecta perfecta se le saltaban las lágrimas. Nadie es perfecto, ni siquiera ella, aunque se aproximaba bastante a la perfección. Pero, por supuesto, no tanto como…

- Malfoy- dijo entre dientes después de que éste le quitase el libro que tenía en las manos hacía unos instantes- Devuélveme eso- ordenó.

- Dame una razón convincente, sangre sucia, y quizás me lo piense.

- ¿Lo estaba leyendo hasta que tú llegaste?

- Respuesta incorrecta, sabelotodo, creo que me lo quedaré- sonrió y puso el volumen a la altura de sus ojos grises para ver el título- ¿Romeo y Julieta?- comentó incrédulo- ¿Interesada en amores imposibles, Granger?

- ¿Qué sabes tú sobre ese libro, hurón?- lo miró sorprendida. ¿Malfoy, Draco Malfoy, el sangre purisísisisisisisisisisima, el odio-todo-lo-referente-a-los-muggles, sabía algo de ellos¿Dónde estaba la cámara oculta?

- Fue escrito por Shakespeare en 1595, es un drama sobre el amor imposible entre Romeo, descendiente de los Montesco, y Julieta, de los Capuleto, familias nobles enfrentadas desde hacía años, está ambientada en Verona…- la cara de Hermione era un auténtico poema, y Draco no pudo evitar una sonrisa de autosuficiencia- Cultura general, Granger. Hay algunas cosas muggles que incluso merecen ser sabidas por los magos.

- Perdona¿qué día es hoy?

- 21 de dic… ¿A qué coño viene eso?

- Joder¿estás seguro de que no es 28? Esto tiene que tratarse de una broma…- él la miró sin comprender- Déjalo, cosas de muggles.

- En fin…- empezó a alejarse- ¡Eh, mi libro!- gritó la castaña corriendo detrás de él, ganándose una mirada de reproche por parte de la señora Pince- ¡Devuélvemelo, yo lo tenía primero!

- ¿Yo lo tenía primero? No te creía tan infantil, sangre sucia.

- Cállate y dámelo, hurón.

- ¿Quién te crees que…?

No pudo completar la frase porque en ese momento apareció Peeves y comenzó a empaparle de arriba a abajo con una botella de champán- previamente agitada, no batida-, provocando la risa de Hermione.

- ¡Hijo de…!- por segunda vez no pudo acabar, ya que el fantasma aprovechó para apuntarle directamente a la boca, haciendo que Draco se callase y comenzase a escupir.

La chica estaba doblada de risa y con lágrimas en los ojos ante la escena, pero de pronto se vio interrumpida, porque seguidamente la mojó a ella también. Está de más decir que cuando al duendecillo se le acabó la munición, arrojó la botella a la cabeza del rubio, ganándose una nueva retahíla de insultos por su parte y una carcajada por la de la castaña, que sirvió para hacer que se desternillase histéricamente y se alejase canturreando un villancico "algo" modificado sobre estudiantes bobos empapados.

- Odio la puta Navidad, con sus putos villancicos, sus putas reuniones familiares y sus putas bromas- maldijo el rubio.

- Sabes, Malfoy… por una vez, no puedo estar más de acuerdo contigo- comentó la castaña- Aunque reconozco que esta vez ha merecido la pena ser el blanco de una broma con tal de verte así- le miró de arriba a abajo, se rió nuevamente y, dejando a un Draco estupefacto, se alejó por el pasillo rumbo al baño de prefectos.


Bueno, qué tal? tanto si os ha gustado como si no, hacédmelo saber dándole a Go!

Ah, y bueno, el fic en principio será cortito, supongo que tendrá siete capítulos (por el título, y tal...), tengo pensado otro más largo, pero ese lo subiré cuando lleve algo más escrito. Y jum, qué más... en principio no tengo ningún día determinado para ir subiendo caps, pero lo más probable es que sea los fines de semana, ya que es cuando más tiempo tengo, aunque quizás haya semanas que suba más veces, o ninguna... en este último caso, perdonadme, pero ya sabéis... estudios malos :P

Nos vemos en el siguiente capítulo, dejad muchos revieeeews!