¡Hola a todo el mundo! Sí, ya estoy de regreso. Con una nueva creación. Espero que sea de su total agrado y que dejen algunos reviews. Como ya sabrán o imaginarán, es un NaruxSaku. Me inspiré... bueno, ni yo misma sé en que me inspiré. Pero me agradó la idea. Bien, bien Ya dejando de darle vueltas al asunto, les dejo el primer capítulo. Espero que les guste. ¡Nos vemos abajo!


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Pecadora

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Siete pecados. Siete tentaciones. Siete conversaciones. Siete problemas. Siete remordimientos. Siete sentimientos… Un solo responsable.

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-…- (diálogos de los personajes)

-"…"-(pensamientos)

------ (cambio de escena)

(…) (Algunas aclaraciones de la autora)

-cursiva.- (Flash Back, algún recuerdo etc.)

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Sólo hago uso de ellos para crear historias que entretengan mis momentos se ocio y a los atentos lectores que les leen.

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Cáp. 1: Pereza

El sol resplandecía en lo alto, a la mitad del cielo. Era un día hermoso, las nubes no habían hecho aparición, el astro brillaba llenando de luz la aldea, y algunas aves pequeñas sobrevolaban, dando un toque pintoresco y primaveral a las alturas. Algunos de los árboles se movían gracias a las pequeñas ventiscas, haciendo caer una que otra hoja que era llevada al instante por el viento. Una solitaria flor se soltó de uno de los árboles; danzando entre las corrientes transparentes, hasta terminar en el piso, muy cerca de una joven que caminaba lentamente por la calle. Se detuvo al ver la flor y se inclinó para recogerla. Una flor de cerezo. Sonrió mientras la admiraba en la palma de sus manos. La acomodó con mucho cuidado en sus cabellos, antes de seguir su camino sin rumbo fijo.

Estaba prácticamente de vacaciones. No habían misiones, y en la aldea no existía problema alguno. Ni en la torre de la Godaime, ni tampoco en el hospital... No pudo evitar sonreír. Hacía mucho que no se preocupaba por otra cosa que no fuera ella. Aprovecharía al máximo el día… Su primer día de descanso.


Pasaban ya más del medio día cuando llegó al parque. No estaba nada lleno como ella esperaba, en realidad, muy pocas personas de la villa se paseaban por allí. Tal vez por sus tan ajetreadas tareas, o simplemente por que no le veían mucha novedad al viejo parque de la aldea. Suspirando, comenzó a bajar la escalinata, buscando con la mirada un lugar en el cual tirarse y descansar un buen rato. Lo encontró en cuestión de minutos. Un árbol bastante grande y frondoso, que hacía una sombra excelente y estaba junto al poco profundo río que allí corría. Sonrió, antes de acelerar su paso para allí sentarse.

Se detuvo con tranquilidad, sintiendo el leve ambiente frío que rodeaba al árbol, posiblemente por la falta de luz solar. Le importó lo más mínimo. Se recargó en el tronco del árbol, antes de dejarse resbalar hasta que tocó le piso. Aspiró un par de veces, admirando los aromas del campo y la hierva fresca, siendo también deleitada con el sonido del río cerca de ella. Cerró los ojos, dejándose fundir por aquellas tranquilas sensaciones, hasta perder la noción del tiempo. En su mente, miles de imágenes desfilaban, la gran mayoría relacionada con sus amigos y alegres momentos. Pero otras, por el contrario, mostraban terribles batallas, lágrimas derramadas y sentimientos desesperados. Unos ojos azules aparecieron de la nada en sus recuerdos y un escalofrío recorrió toda su espina dorsal.

Un golpe en seco se escuchó…

No supo si pasaron minutos u horas, puesto que de repente sintió como su cuerpo se daba contra algo duro, inhalando también algo de polvo que le provocó una picazón en la nariz. Abrió los ojos frustrada, dándose cuenta que se había ido de lado hasta darse contra el suelo. Gruñó para sus adentros enderezándose y, al mirar al frente, notando como el brillo solar ya no era tan fuerte y cegador como antes. Parpadeó levantando la mirada, observando como el Sol ya no se encontraba precisamente donde recordaba. Haciendo uso de sus conocimientos, intuyó que serían poco después de las cinco o tal vez las seis. Suspirando nuevamente, se recargó contra el duro tronco del imponente árbol.

¿Qué clase de sueño había sido ese?. ¿Por qué tantos recuerdos y de distintos tipos? . ¿Y esos ojos? Se mordió el labio inferior. Sólo conocía a una persona que poseía unos ojos con esa profundidad y carisma. Ahogó un gemido. No era posible. ¿Por qué soñaría con ese baka? Posiblemente iba a entrar en algún tipo de pesadilla o…

-¡Aléjate de mí!—gritaba alguien corriendo de manera despavorida por el parque. Un niño para ser preciso. Un niño muy bien conocido por todos en la villa. Alguien lo perseguía con mirada fúrica.

-¡Konohamaru!—gritaba aún más fuerte que el pequeño, y no faltó mucho para que le diera alcance, terminando sobre él, antes de darle un fuerte y sonoro coscorrón. Una gota de sudor corrió por la sien de la kunoichi. ¿Por qué justamente ahora aparecía él?

-¡Naruto-niisan, por favor, ten piedad!—gritaba el niño pataleando y moviéndose como loco, intentando así parar los posibles golpes que vendrían por parte del aún gennin--¡Te juro que no fue mi intención decir eso!—chillaba de manera exagerada.

-¡No mientas!—exclamó el kitsune con un gruñido, mirando casi como un depredador al pequeño. Levantó el puño, dándole otra ronda de golpes, antes de quitar el pie que mantenía al niño contra el suelo. Éste, en cuanto sintió ceder la presión, se paró y corrió como un lunático, rogando a todos los Kamis para que aquel chico rubio le dejara por la paz. Jamás entendería su extraño comportamiento cuando por pura casualidad murmuraba algún tipo de comentario acerca de su compañera de equipo. Definitivamente, ese chico estaba loco, bien loco.

Unos ojos jade le miraron de lejos, y él ni en cuenta. Ni mucho menos del inconciente análisis que éstos le hacían a su cuerpo. Sakura observaba de perfil a su compañero, aún sin entender por qué no podía quitarle la mirada de encima. Tal vez por lo del sueño, tal vez por que había crecido y cambiado, tal vez por las gotas de sudor que corrían por su bronceada frente tocando sensualmente sus labios, tal vez por el hecho de que el sol se ocultaba justo atrás de su escultural figura dándole un toque muy atractivo, tal vez por el hecho de que sus ojos azules la miraba fijamente… Esperen...¿¡Qué!? Parpadeó atontada, sintiendo como todo su cuerpo ardía internamente. Lo vio parpadear igualmente confundido, antes de sonreír abiertamente y saludarla con la mano.

-¡Hola, Sakura-chan!—exclamaba agitando el brazo, antes de acercarse lentamente a ella. Un poco de saliva corrió por la garganta de la chica. Inspiró un poco de aire, antes de soltarlo para así, calmar el calor que se sentía.

-Eh, hola Naruto—respondió cuando ya lo tenía cerca.

-Me alegra verte—decía sentándose a su lado—Creí que estarías en el hospital—añadía mirándole aún sonriendo.

-No, Tsunade-samma me dio días libres, además de que no hay misiones¿recuerdas?—preguntaba mirándole.

-Sí, todo ha estado relativamente tranquilo dattebayo—refunfuñaba molesto, pues él lo que más quería, adoraba y anhelaba eran las misiones. La kunoichi miró su ceño fruncido y no pudo evitar sonreír. Le parecía muy tierno y divertido cuando hacía berrinches como niño chiquito. Algo dentro de ella se movió inquieto cuando vio como él la miraba fijamente, clavando sus orbes celestes en ella. Su mente comenzó a trabajar, buscando algo para romper el hielo.

-¿Qué pasó con Konohamaru-kun?—preguntó al fin, recordando el pasado acontecimiento.

-Oh… eso—fue todo lo que dijo, frunciendo un poco más el ceño—Nada, sólo le di una pequeña lección para que no ande diciendo cosas que no—añadió mirando al cielo.

El Sol poco a poco se fue ocultando en le horizonte. Algunas aves volaban, graznando y haciendo total contraste con el brillante astro. La chica ahogó un bostezo, aún no se había desperezado lo suficiente, cosa que su acompañante notó.

-¿Tienes sueño?—preguntó inocentemente. La kunoichi le miró entre molesta y sonrojada. No contestó, pues ante sus ojos, era de lo más obvia la respuesta. Por el contrario, el joven simplemente se resignó a escuchar el sonido de las hojas. Pasaron los minutos y este molesto silencio seguía, aumentando sus nervios. La miró de reojo. Tal vez lo mejor sería irse y…

Ahogó un gritillo, más no el leve escalofrío que recorrió su cuerpo cuando la sintió recargarse contra su hombro. No era necesario mirarse en un espejo para saber que, posiblemente, su rostro estaría adquiriendo tonalidades rojizas. Tragó un poco de saliva, mirándola ahora con un poco más de detenimiento. Sonrió tiernamente. Estaba dormida, al parecer, sí tenía sueño. Más del que aparentaba. Su mirada se ablandó lentamente, observándola ahora con ternura y adoración. Jamás pensó o creyó que podría estar en una situación así. Tal vez, sólo cuando ella bajaba la guardia era capaz de verla y tenerla como sólo en sus sueños observaba. La primera estrella apareció en lo alto del purpúreo cielo. Una fría ventisca pasó junto a ellos, haciéndole tiritar a ambos y crujir las hojas del árbol. Guiándose más por el instinto que por su mente, la rodeó con un brazo, brindándole calor corporal. Tarde o temprano despertaría y tendría que resignarse a recibir un golpe que posiblemente le mandaría contra el muro de los Hokages.

Sonrió observando como poco a poco las estrellas aparecían en el cielo, antes de cerrar los ojos para pensar. No notó jamás cuando la Luna comenzó a hacerse visible, ni cuando algunos gatos pasaron por allí, maullando tranquilamente. Ni mucho menos se dio cuenta de ese par de ojos esmeralda, mirándole tiernamente, acompañados por una sonrisa que mostraba cariño y algo más.

Ella nunca fue una persona perezosa, pero si podía estar así con su rubio compañero, comenzaría a cambiar un poco su forma de ser. Aumentó aún más su sonrisa, antes de volver a cerrar los ojos, pegándose aún más al cuerpo que le brindaba calor y protección.

-Naruto…--

El viento se llevó, el suave suspiro de la joven kunoichi…

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Continuará…


Jeje, ahí lo tienen. Bueno, como dije arriba: espero que les haya gustado. No tengo mucho que decir, así que me despido.

Gracias a todos los que leyeron este primer capitulo.

atte: TanInu

((((REVIEWS)))