Gracias por haber elegido una historia de mi creacion.

Quisiera extender un agradecimiento a una amiga mia, Maru (no queria usar ese nombre, pero supongo que ella lo preferiria), pues me ayudo con la inspiracion necesaria para empezar un fic. Gracias Maru.

Sueñoless

Parte I

Aun no pasaba la medianoche. Se había acostado temprano, por lo que sabía que debía ser un poco antes de las 12; aunque pensaba que lo mejor seria que faltara poco para que fuese de mañana. Su plan de dormir más de lo normal se vio frustrado a los pocos minutos de haber entrado a la cama. No pensaba que el calor que hacia aquella tarde se prolongaría hasta la noche, volviéndola molesta e insoportable.

Las ventanas estaban abiertas de par en par y las cortinas recogidas, aunque la luz de la luna estorbara un poco, y una suave brisa luchaba por mantener soportable el ambiente en la habitación. Las sabanas, la almohada… todo con lo que podría hacer contacto innecesario fue arrojado de la cama para hacerla lo mas fresca y simple posible. Una camisa sin mangas y un pantalón corto era la última estrategia contra el calor, estrategia que cada vez iba perdiendo mas fuerza.

Acostarse boca arriba y sentir con calma la brisa que entraba era imposible. Cada tantos minutos se giraba hacia el otro lado de la cama, escapando del calor acumulado donde su físico se había colocado. Hacer esto le hacia contar los minutos que pasaban, cosa que empeoraba la situación. El esfuerzo de estar moviéndose a cada momento hacia competencia con la temperatura sobre cual de los 2 factores era mas incomodo.

Ichigo odiaba noches como esas. De hecho, cualquier persona cuerda odiaría estar desvelado a causa de algo tan molesto como el calor. De día podía soportarse, pero de noche, cuando uno desea descansar no es nada bienvenido. Si una noche es fría, solo hay que cerrar las ventanas, cubrirse, arroparse. El frío era fácil de tolerar en comparación con el calor. Es más placentero dormir acurrucado que noctambular por horas en sumisión.

Empezaba a sudar. Agregar la incomoda sensación de sentir las finas gotas de sudor corriendo por la frente y por el cuerpo ponía las cosas de mal en peor. La sensación de impotencia ante todas esas negativas hacía que hasta la persona más fuerte sufriera de frustración por dentro. Es como tener algo deseado tan cerca, pero que todo conspire para no alcanzarlo. En el caso de Ichigo, el sueño que toda persona aspira conseguir por la noche estaba inalcanzable, y no había nada que podía hacer al respecto.

Pero había un factor del cual podía encargarse, o al menos eso creía. Cada tanto tiempo, un golpeteo se escuchaba dentro del cuarto. Era como si algo chocara contra una madera una y otra vez. Se comparaba a una gotera cayendo: Constante e insoportable.

Con los ojos completamente abiertos y los dientes apretados, Ichigo se sentó en la cama y observo de donde provenía el sonido. La madera de su armario era la causante de aquel sonido, la cual era golpeada varias veces de forma errática, algunas veces más alto, y otras mas bajo. El armario estaba cerrado, haciendo un diminuto eco, imposible de ignorar dado el estado de la noche. Solo había algo que podía estar haciendo ese sonido en aquel momento: Rukia.

Se llevo la mano en la frente y se secaba el sudor mientras pensaba en lo tétrico de su situación. A diferencia de el, Rukia estaba dentro de un armario cerrado, el cual era llenado casi por completo por su pequeña figura. Era imposible que el aire circulara por dentro, y sabia que estaba acostada encima de una colcha.

Ichigo sintió grima ante la situación. Nadie puede estar cómodo en un armario cerrado en una noche como esta Ni aquí, ni en Soul Society, ni en ninguna parte de este u otro mundo. Sin embargo, frente a el había una joven que, efectivamente, estaba dentro de un armario cerrado en una noche horriblemente calida. Ya no importaba si estuviese despierta; el solo hecho de estar adentro era insoportable incluso de pensarlo.

Ichigo se encontró sentado pensando por más de 10 minutos en esa nueva situación. Sintió una culpa involuntaria de que una chica estuviera en una situación como esta. Sin embargo, del armario solo surgían los golpes continuos. No había sonidos de queja, o movimientos bruscos. No había nada.

-¿Cómo es posible? –Gruño Ichigo extrañado, mientras pensaba en lo que haría a continuación. La ilusión de que dormiría de forma placida ya se había esfumado hace mucho, sin embargo, no quería pasar la noche con la duda de cual era la situación de Rukia dentro de aquel armario. Mas aun, no quería tener aquella culpa creciente encima suyo al saber que había alguien ahí dentro.

Arqueo la espalda al entrar una suave brisa durante unos segundos. Suspiro aliviado ante la sensación que esta le producía. Su ropa empezaba a adherirse a su cuerpo a causa del sudor, pero fue una de las mejores corrientes de aire que sintió aquella noche. Cuando aquella sensación desapareció, y la temperatura volvía a elevarse, ya había pensado en lo que haría a continuación.

Lo principal era observar dentro del armario. Tenia que saber la condición de Rukia y el por que de aquel golpeteo. Eso era lo principal; si no libraba aquellas dudas, este calvario de noche lo llevaría a la demencia. Cuando supiese el estado de Rukia, al menos tendría la conciencia aliviada. Si fuese necesario, subiría hasta el techo y se acostaría allá mismo. Lo había pensado en forma desesperada, pero luego reflexiono y se dio cuenta de lo positivo de aquella idea. Al menos estaría mas fresco allá arriba, eso era seguro.

Puso los pies en el calido piso y se levanto con pereza. Camino de forma silenciosa hasta estar frente al armario. Cuando sujeto el borde de la puerta, no pudo evitar paralizarse por un momento. No sabia el por que, pero solo duro unos segundos, hasta que reacciono y abrió el armario.

Ahí estaba ella. Acostada en el armario se encontraba Rukia.

Ichigo se dio cuenta de que su mente estaba bloqueada. Al ver a Rukia en ese momento se encontró hipnotizado mientras la observaba lentamente. Estaba acostada boca arriba con una pijama estampada a cuadros de franjas amarillas en el pantalón y la blusa.

Pero ese no era el motivo de la confusión y la parálisis mental de Ichigo. Había algo más, algo mórbido quizás. La ropa de la pijama estaba cubierta de sudor, por lo que se ceñía a su cuerpo, delimitando cada línea de este. Tenía algunos botones de la blusa sueltos, con el fin de sentirse más fresca. Su piel tenia un delicado brillo a causa del sudor, y un leve sonroje se apreciaba en sus mejillas. Tenía los labios entreabiertos y respiraba lentamente, haciendo que su pecho se elevara y bajara constantemente.

Ichigo sabia que se encontraba mirando a Rukia, y también sabía que no la estaba mirando de forma normal, pero no podía evitarlo. Se encontró paralizado en el tiempo, observando sus labios, su rostro, su pecho elevándose con cada respiración. Sentía la garganta seca, los músculos tensos y un calor interno, y sabia que ninguno de esos síntomas era producto del calor de la noche.

Su corazón salto un latido cuando Rukia se giro repentinamente, quedando acostada de lado. Al hacerlo, su rodilla toco la pared del armario, haciendo que la madera produciese un sonido hueco. Por suerte, aquel golpe hizo que Ichigo saliera de aquel transe abrumador. Se paso la mano por el rostro e intento recobrar la compostura.

-Ru… Ruk… -Intento Ichigo, pero por algún motivo las palabras no salían de su boca. Sentía un nudo en la garganta, además de una gran cantidad de pensamientos incoherentes en su mente.

-Rukia –Logro decir en voz baja luego de un silencio -. Oye, Rukia –Insistió al no haber respuesta.

A la segunda llamada, el cuerpo de Rukia se giro lentamente hacia el, mientras un gruñido incomprensible escapaba de su boca. Ni siquiera abrió los ojos, mientras unos murmullos incoherentes se escuchaban de forma baja.

-Rukia! –Volvió a llamar Ichigo aumentando un poco el tono.

Al escuchar su nombre, los ojos de Rukia empezaron a abrirse lentamente. Mientras se abrían, Ichigo se preguntaba como era posible que lograra conciliar sueño en ese momento.

Cuando Rukia logro enfocar un poco, se sobresalto al ver a Ichigo parado frente a ella. Pensó que aun estaba dormida, así que pestaño un par de veces y volvió a mirar. Efectivamente, frente a ella estaba Ichigo, parado en aquella ropa interior, con una cara algo confundida.

Rápidamente, Rukia se sentó dentro del armario mientras se frotaba los ojos. Antes de darle la cara a Ichigo, se dio cuenta de los botones sueltos de su blusa. Los abotono disimuladamente, mientras miraba a Ichigo un tanto molesta.

-¿Qué ocurre? –Pregunto vagamente, mientras salía del armario, haciendo que Ichigo retrocediera de forma torpe.

-Esto… -Empezó Ichigo, pero se encontró sin palabras por un momento -¿Estabas dormida?

La única respuesta que consiguió fue una mirada de furia por parte de Rukia. Aquello fue una pregunta ridícula, y lo peor es que no se le ocurría nada más. Avergonzado, volteo la vista, evitando los ojos de la joven.

-Si no piensas en el calor, te será más fácil relajarte. Sopórtalo –Exclamo Rukia luego de un silencio innecesario -. Ahora discúlpame

Sin decir nada más, Rukia se volteo y se preparaba para volver al armario.

-Espera –Suplico Ichigo. Hizo el ademán de tocarle el hombro, pero decidió evitarlo.

-¿Qué pasa? –Pregunto Rukia sin esconder su enojo.

-Cuando te mueves la pared del armario hace ruido –Se explico Ichigo, señalando dentro del armario.

-Si te parece, haré lo posible por no moverme. Ahora, si me disculpas, buenas noches

-No¡Espera! –Volvió a interrumpir Ichigo –No entres ahí.

Aquel último comentario hizo que Rukia voltease. Miro a los ojos de Ichigo. Había una mezcla de confusión con algo mas, quizás vergüenza, aunque no sabia el por que.

-¿Qué te pasa Ichigo?

-No duermas en ese sitio. No quiero. Por favor no lo hagas.

Rukia miro a Ichigo de forma curiosa, pero luego hizo una mueca de incredulidad. El calor debía tenerlo algo irritado. Pensó que lo mejor seria no volver a golpear las paredes del armario y empezó a voltearse nuevamente. Antes de hacerlo, sin embargo, el brazo de Ichigo le paso al lado de la cara, y cerro repentinamente la puerta del armario. Dejo la mano apoyada en el armario, y se acerco mas hacia Rukia, quedando frente a frente.

-No lo hagas –Volvió a exigir Ichigo, sonando alterado y un poco desesperado -. No podré dormir sabiendo que estas ahí adentro. Por favor.

Un silencio se hizo presente. La forma en la que el brazo la bloqueaba de un lado, además de la cercanía de este a su rostro hizo que rukia se sintiera abrumada. Una nueva brisa entro en la habitación. Al pasar cerca, Rukia sintió un escalofrío repentino.

Al pasar el fresco de la brisa, Rukia se dio cuenta de que podía oler la esencia de Ichigo. Al estar tan cerca de ella podía sentir suavemente su aroma. En ese momento, se dio cuenta de lo peligroso de la cercanía entre ambos. Su rostro tan cerca, su brazo cercándola, hicieron que Rukia sintiera como si un calor repentino subiera por su cuerpo. Sintió como su respiración se torno un poco agitada. Intentaba disimularla pero no podía. Aquella situación hacia que toda reacción fuera totalmente involuntaria

Ichigo, por su parte, también se dio cuenta de la situación. Quería salir de aquella posición, pero se quedo detenido cuando vio el brillo en los ojos de Rukia y el rubor de sus mejillas. No era el rojo del calor de la noche, sino un suave rosado, el cual hacia ver su rostro delicado, femenino. Se dio cuenta que su cuerpo temblaba suavemente, aunque sus músculos se veían tensos. Aquella imagen de Rukia tan pequeña, delicada y sumisa ya era imposible de obviar. Su mente estaba paralizada, y era porque la imagen de Rukia bloqueaba cualquier pensamiento

-Duerme en mi cama. Yo dormiré en el suelo –Fue lo único que pudo articular Ichigo. Acumulo toda la voluntad que tubo, deseando alargar la distancia entre ambos, por lo que se alejo lentamente de Rukia.

Rukia aun parecía estar aturdida. Sintió como el aroma de Ichigo se alejaba de ella, a la vez que se encontró pensando en lo embriaga que la había dejado su esencia. Mientras sus músculos volvían a relajarse lentamente, pensó en negar aquella oferta de forma rotunda. No tenía la más mínima intención de entrar en una zona tan privada de Ichigo como lo era su cama. Era algo irrespetuoso y vergonzoso, pero sintió las palabras de Ichigo como una orden, como una suplica. La forma en la que hizo la demanda tubo tanta emoción, tanto sentimiento de ayudarla, de confortarla, que se vio imposibilitada de negarse.

-De acuerdo –Tartamudeo Rukia, mientras camino hasta la cama de Ichigo; paso lentamente por su lado, sin siquiera mirarlo. Se subió y se acostó inmediatamente, dándole la espalda -. Buenas noches.

En medio del silencio, Ichigo se encontró de pie en medio de la habitación. Se dio cuenta de que sus manos sudaban, pero estaba seguro que no era a causa del calor. De seguro era la misma causa por la cual sentía un nudo en la garganta, un calor interno, y una incapacidad de mantener la mente lucida.

Rukia.