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En el Callejón Diagon.

Simplemente no era fácil para él. Era algo que no todos podían considerar normal, era algo que podría llevarlo a ser rechazado por la sociedad, pero había vivido con eso desde siempre. Ellos lo apoyaban y eso era lo que le importaba, nadie más estaba tan arraigado a sus amigos como lo estaba él.

Se dejó caer en el sillón de la sala, mientras suspiraba con cansancio, la Luna Llena había culminado hacía unas horas y él se encontraba descansando. Un poco de su amado chocolate y se sentiría mejor. Alargó la mano hacia la pequeña mesita y tomó la barra que su madre le había dejado sobre ella. Se había acostumbrado tanto a no tener heridas sobre su cuerpo gracias a la protección de sus amigos, que no había notado esa que atravesaba su torso.

Sólo llevaba un pantalón y su abdomen estaba al desnudo. Pasó la mano que tenía libre por la herida, lo que causó que sintiera como si una descarga eléctrica pasara por su cuerpo. Suspiró con fatiga y observó la habitación. Estaba ordenada.

"Tal y como la dejé anoche" –pensó- "¿dónde estarán mis padres?"

Quiso levantarse del sofá, pero se encontraba realmente agotado, por lo que se dejó caer nuevamente, esta vez dejándose llevar por las manos de Morfeo.


Se hallaba en la Sala Común de Gryffindor haciendo la tarea de Encantamientos, empezaba a aburrirse, justo en ese momento alguien entraba por el retrato de la Señora Gorda. Remus miró a quien había irrumpido en la habitación. Esos ojos cafés se posaron sobre los castaños de él.

-Hola –dijo una tímida e infantil voz.

-Hola –saludó él también.

-Eh... yo... este... ¡hola!

El muchacho estuvo tentado a reírse, pero se contuvo.

-Eso ya lo habías dicho.

-Este... es que... yo... pues... ¡adiós!

Sin más preámbulos, la muchacha corrió escaleras arriba hacia las habitaciones femeninas. Él simplemente sonrió.

-Anne –musitó entre sueños.

-¿Anne¿Esa no es la amiga de Evans? –preguntó repentinamente una voz.

El castaño se despertó sobresaltado, notando la presencia de un pelinegro de ojos cafés frente a él.

-¿James¿Qué haces aquí? –inquirió desperezándose.

-Por si no lo recuerdas, quedamos en pasarte buscando para ir a comprar los útiles para nuestro séptimo curso.

Era cierto, siendo la noche anterior Luna Llena había olvidado por completo que iría a comprar con sus amigos al Callejón Diagon. La carta de James y Sirius había explicado que lo pasarían buscando temprano. Se levantó con delicadeza, recordando la herida que se había hecho la noche anterior.

Sirius se encontraba sentado en uno de los sillones leyendo El Profeta, de seguro revisaba la sección de sucesos. Estaban al tanto de que un Mago Tenebroso se encontraba haciendo de las suyas en el Mundo Mágico... y el linaje Black era partícipe de esto. Por más que lo negase, el pelinegro le tenía un cierto afecto al resto de los Black, después de todo eran su familia.

-En fin Remus... ¿qué decías de McFearson?

-Nada, es sólo que... mejor olvídalo, James.

El otro se encogió de hombros y prefirió no molestar a su amigo, o por lo menos no hasta que llegasen a Hogwarts.


La pelirroja caminaba por el Callejón Diagon observando las tiendas donde compraría su material para su último año en Hogwarts. No podía negar el éxtasis que le producía el culminar su carrera mágica, donde, posteriormente, procedería a trabajar en el Ministerio de Magia.

Sus amigas se encontraban de vacaciones e irían al Callejón Diagon a finales de agosto.

"Como siempre" –se dijo mentalmente Lily, recordando la charla que habían tenido el último día de clases.

-Entonces... ¿qué harán en vacaciones? –preguntó muy emocionada la pelinegra.

Con ropa muggle, Anne parecía menos rechoncha. Llevaba una falda larga y una camisa holgada, sobre su cabello tenía un gorro de lana, que aplacaba su rebelde melena. Dándole un aspecto dulce y más aniñado aún.

-Debo cuidar a mi mamá, Petunia se ha dedicado a ella por demasiado tiempo y no quiero que enferme más. La depresión la está matando –comentó con pesadez la más alta de las chicas.

-¿Y tú, Marie?

La rubia se había quedado recostada de la ventana y parecía mirar con nostalgia el castillo.

-¿Qué dijiste?

-¿A dónde irás en vacaciones? –repitió, con paciencia, Anne.

-Creo que mi familia me llevará a Francia, ya sabes, cuando se tiene dinero, todo es posible –respondió con una sonrisa.

-En serio quisiera tener tanto dinero como tú, de igual forma¡viajaré! –exclamó dando brinquitos-, pensé que no lo haría, pero a fin de cuentas sí se puede... tenía mucho tiempo sin ir a algún lugar.

-¿Y a dónde irás, enana? –cuestionó Marie con interés.

-A la playa –señaló con autosuficiencia.

La rubia rió con ganas ante la respuesta de su amiga, lo que causó que la otra se sintiera poca cosa.

-¡Lily¡Marie me está molestando! –se quejó.

La pelirroja suspiró.

-Marie, deja de actuar de esa forma¿no ves que lastimas los sentimientos de la tonta esta?

-Es que me da risa, ella nunca ha salido del país –se volvió a burlar la muchacha.

-Yo tampoco, así que no veo razón para reír.

-Lo siento, a veces no mido las consecuencias de lo que dijo –se calmó mirando hacia el suelo.

No podía negar que le agradaba que sus amigas se divirtieran, en medio de una guerra aún había personas que disfrutaban de los placeres de la vida. Quizás Anne fuese algo tonta y no hiciese la gran cosa durante su corto viaje.

"De todas formas ella nunca sale hacia ningún lado" –suspiró.

Entró en la tienda de Madame Malkin's, necesitaría dos túnicas nuevas, puesto que había dañado una en clase de Pociones y la otra se la había dado a una chica de sexto con pocos recursos. Tenía entendido que había magos que, a pesar de ser completamente puros de sangre, no tenían los recursos suficientes para costear diversas cosas, entre ellos estaban los Eades, familia a la cual pertenecía la chica a la que había dado su vieja túnica.

La joven mujer tenía tres años desde que había tomado posesión del establecimiento, el cual previamente había pertenecido a su madre.

No era tan rápida tomando medidas, ni mucho menos, pero por lo menos hacía su trabajo como debía ser. Se notaba una falta de experiencia, incluso en el hecho de que ni siquiera había preguntado el nombre de su clienta. Cosa que Lily agradeció, puesto que su humor estaba en el suelo, deseaba terminar rápido para largarse a su casa. Cada vez que se apartaba de su madre sentía temor de no volverla a ver.

Y eso era lo que le había dolido más de la muerte de su padre. Nadie se lo había preguntado, nadie se había interesado. ¡Su padre había muerto en un ataque de unos magos tenebrosos! Quiso desahogarse, pero sería inútil¿iba a llorar por lo que no pudo ser? Por ello era que todos los días abrazaba a su madre y le decía lo mucho que la amaba, lo mucho que la necesitaba y lo importante que era para ella. A él no se lo había dicho las suficientes veces, esperaba que, donde quiera que estuviese en esos momentos, supiera lo importante que era para ella.

Continuó su caminar, en los estantes de las tiendas observó diversos artículos. Recorrió la tienda de libros para adquirir los de su último año. Su tienda favorita, también revisó libros antiguos, deseosa de poder aprender otros tipos de magia.

Después de varias horas, decidió darse un descanso en Florean&Fortescue, la heladería. Pidió un helado de fresa, su sabor favorito y dejó que sus pensamientos vagaran por los recuerdos de su progenitor.

El parque de la ciudad de Surrey era perfecto para que las familias pasaran momentos de tranquilidad, una vez al mes los Evans acostumbraban a visitar el sitio, había pasado casi un año desde la última vez que ella lo había hecho. Un año en Hogwarts lejos de sus padres había marcado una diferencia.

Su hermana no era tan unida a ella como lo había sido durante los años de su niñez, su madre parecía cansada de los berrinches de la hermana mayor. Su padre, en cambio sonreía. Se trataba de un hombre pelirrojo de ojos cafés, robusto y bonachón, el cual no podía negar la preferencia sobre su hija menor, la dulce Lily.

-Dime, bebé... ¿cómo te fue en tu año de clases? –preguntó la madre de Lily para romper el hielo.

-¡Fue genial! –exclamó con emoción-, hay chicos de todas clases, algunos son de familias no-mágicas como yo –explicó- y hay un grupo de bromistas en mi casa... hay cuatro casas: Severus está en Slytherin, la casa de los astutos... ¿recuerdan a Severus? –sus padres asintieron-; Ravenclaw es la casa de los inteligentes, el Sombrero Seleccionador estuvo a punto de enviarme ahí¡pero no¡Me envió a Gryffindor! –Lily sonrió-, que es la casa de los valientes –la pequeña se hinchó de orgullo-; y por último está Hufflepuff, que es la casa de los leales.

-Eso suena interesante, princesa... ¿y qué es el Sombrero Seleccionador?

-De seguro es una rareza anormal, como ella –se burló Petunia, tratando de llamar la atención de sus padres.

Los mayores la miraron con enojo, no entendían la razón de los celos de la muchacha; no obstante, Lily conocía a la perfección el por qué.

-Tuney, yo...

-¡Cállate¡No me interesa saber nada de tu mundo de fenómenos! –gritó y se alejó corriendo.

La pelirroja se sintió triste por el hecho de que su hermana estuviese furiosa con ella, la conocía, no la perdonaría tan fácilmente por haber leído la carta que ella había intentado enviar a Hogwarts...

"A fin de cuentas, no entiendo por qué me sentía tan culpable" –dio un suspiro.

-¡Pero miren quién está aquí! –la pelirroja advirtió una presencia desagradable.

"Lo que me faltaba"

Se volteó y miró al dueño de la voz.

-Potter –escupió tratando de sonar dulce.

-¿Qué tal, Evans?

-Pues bien, hasta que llegaste.

-Claro... ahora que llegué se pondrá mejor –presumió acercándose a ella y sentándose a su lado-¿qué tal tus vacaciones? –cuestionó pasando su brazo por los hombros de la muchacha.

-Grandiosas –ironizó sacándose el brazo del merodeador-¿y eso que me deleitas con tu "agradable" presencia? –preguntó con sarcasmo.

-Pues que pasaba por aquí con mis amigos –señaló a Remus, Sirius y Peter que se encontraban tras él y dedicaron una tímida sonrisa a la pelirroja- y reconocí tu hermosa cabellera pelirroja.

-¿Y por qué no reconoces el camino hacia la puerta y te largas? No, mejor quédate, porque, lo que soy yo, ya me voy.

Recogió sus cosas y se marchó de la heladería. Sólo alcanzó a oír un Deberías dejar de molestar a la pelirroja, James, lo único que logras es aburrirla dicho por Peter Pettigrew. Después de todo, se notaba que el pequeño era buena persona, más allá de su apariencia no tan agradable.


-Deberías dejar de molestar a la pelirroja, James, lo único que logras es aburrirla –indicó Peter.

Los demás asintieron a las palabras del pequeño. James Potter arqueó una ceja.

-¿Qué saben ustedes¿Acaso alguno tiene novia?

-No, pero hemos tenido... tú, el que se hace llamar Rey de la Seducción lleva años tras una pelirroja psicópata y no ha conseguido absolutamente nada –agregó Remus.

-¿Y qué debo hacer entonces, oh, grandes conocedores de la materia? –bromeó James.

Sus amigos rieron ante el comentario del muchacho, que simplemente se alborotó el cabello presumidamente.

Los amigos pidieron un helado. Sirius y James hablaban de cosas de su interés: quidditch, las bromas que realizarían y los EXTASIS. En tanto, Remus y Peter tenían una conversación diferente.

-¿Crees que los EXTASIS sean más sencillos que los TIMOs?

-No lo sé, Peter, pero, si estudiamos con tiempo, de seguro obtendremos buenas calificaciones.

-De todas formas no tengo esperanzas de ser alguien –comentó con pesadez.

-¿Y eso por qué? Puedes trabajar en el ministerio, cosa que yo no –declaró Remus con decaimiento.

-Lunático, yo... lo siento, no quise que recordaras ese tipo de cosas –se disculpó Peter agachando la cabeza.

-No le des importancia –dijo con una sonrisa el castaño.


Sí, ya sé, me salió muy corto... pero quería poner un poco más de los Merodeadores... xD espero que les haya gustado este capítulo y que amen tanto como yo al Peter de mi historia... ¿verdad que es so cute? (Debo dejar de decir "so cute")

Para la próxima puede que salga un poco más de Anne y Marie, pero ellas son personajes secundarios así que... ¡no esperen mucho de ellas!

Cualquier error que hayan notado, notifíquenmelo, siempre estoy dispuesta a aceptar críticas.

Por ahora, eso es todo lo que tengo para decir.

Nos vemos en el infierno.

Att: Anne Marie Wilson... xD