Detalle

Kasanoda no suele transitar los pasillos del colegio; habitualmente, prefiere evitar las multitudes, patear latas al aire libre o pasear por los jardines, contemplando las aves que allí revolotean. Mas, últimamente, se ha vuelto rutinario encontrarlo adentro, con expresión ansiosa, en ocasiones y otras – mayoritariamente-, de inexplicable entusiasmo.

Esta mañana, Kasanoda observa en todas direcciones mientras atraviesa un corredor, bajo las miradas curiosas de sus compañeros; los observadores logran verlo poner especial atención en los rincones oscuros. Es largo rato después, en la zona menos iluminada del colegio, cuando, finalmente, el joven sonríe, al topar sus ojos con otros azules.

Para Yuki-dono. Ojalá haya sido más o menos lo que esperabas.

(Por favor, ¡nunca dejes de escribir!)