Esta es una traducción de la historia de Sakuri, "The secret's in the telling".

Los personajes originales son de J.K.Rowling, por supuesto.

Resumen : es una historia Draco-Harry.

Draco sangre pura, príncipe de Slytherin, sufre lo impensable cuando es atacado y mordido por Remus Lupin.

¿ Cómo se supone que podrá vivir después de eso, y qué tipo de vida, especialmente cuando Potter continúa metiendo la nariz en ella ?.

Advertencia: Es una historia con relaciones homosexuales, si no les agrada, por favor, hagan click ! en otra parte…..

Capítulo 1: Así es como comienza

Draco Malfoy era un malcriado, y estaba felizmente consciente de ello.

En este momento, el auto-proclamado príncipe de Slytherin se encontraba desparramado sobre el sofá más cercano a la chimenea, con la cabeza apoyada en el regazo de Pansy Parkinson, mientras ella le acariciaba obedientemente el cabello.

Le había ordenado a los elfos domésticos que les sirvieran chocolate, y Blaise se las había arreglado para pasar de contrabando unas cervezas de manteca.

El Sexto Año comenzó mejor de lo que esperaba. Para empezar, había un nuevo miembro del personal docente, el Profesor Slughorn, quien tenía su total aprobación.

Un individuo que aprecia el buen origen de los estudiantes debe ser admirado; tan distinto a la mayoría de los otros profesores -como McGonagall, por ejemplo, quien hace ostentación de su amor grifindoriano por los sangre sucia-. Sí, Slughorn, definitivamente, merecía enseñar a un Malfoy.

Otra cosa buena de este año era que el Profesor Snape, finalmente, obtuvo el puesto de Profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Admitamos, el Jefe de su Casa era el más indicado para el puesto – más que el hombre lobo, por ejemplo -, pero la razón más importante de la alegría de Draco era que, ahora que Severus tenía lo que siempre había querido, era aún más complaciente con sus Slytherins. Draco se asombraba de que Dumbledore, de pronto, tomara tantas decisiones correctas.

La única cosa fuera de lugar, este año, era el regreso de Lupin para enseñar Cuidado de Criaturas Mágicas esta vez. Aunque, pensándolo bien, era bastante apropiado. No importaba, era una clase que Draco, definitivamente, no tomaría. Además, sería divertido mofarse del manso hombrecito de vez en cuando.

Finalmente, y probablemente lo mejor, a Harry Potter nunca lo había visto tan miserable.

Ah, para Draco, el estado de las cosas en este momento era brillante. Su Profesor de Pociones lo amaba por sangre pura y rico; su Profesor de Defensa era su propio padrino, el que siempre lo favoreció; y el maldito Potter pasaba sus días pareciendo cada vez más cercano al suicidio. Esto, por supuesto, venía con el agregado de ver a la Comadreja y a la Sangre sucia al filo de la navaja, sin saber si llorar o salir corriendo en la dirección opuesta a la del salvador del mundo mágico.

- Draco, vamos a hacer otro viaje a la cocina. Escuchamos que están haciendo panqueques para mañana. ¿ Vienes ?.

Sí. La vida era buena.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Hermione Granger sabía muy bien lo que pasaba con su mejor amigo, sólo que no tenía la menor idea de qué hacer. ¿ Qué hacía uno para consolar a alguien como Harry ?. Harry, quien en su mejor momento, era reservado y solitario, pero que ahora se había retraído totalmente, haciendo difícil saber cómo actuar en su cercanía.

Ella sabía que él tenía todo el derecho a comportarse de esa manera, realmente. Harry nunca tuvo una vida feliz, después de todo. Desde los Dursley hasta Voldemort, desde sus padres hasta Cedric...y ahora, Sirius.

Ella sabía que todo eso lo alcanzaría en algún momento. Sirius había sido el golpe final, y él había tenido todo el verano para cavilar sobre el tema.

¿ Y eso qué les había dejado ?. Pues, un chico de dieciséis años que ni ella, ni Ron, sabían cómo tratar. ¿ Cómo se suponía que debían sanar a alguien como Harry ?. Eso estaba fuera de su alcance. Debería haber recurrido a McGonagall o a Dumbledore, pero...ellos ya hubiesen actuado si lo consideraran necesario¿ verdad ?. Además, ahora que Lupin estaba de vuelta en el colegio, ella esperaba que él hablara con Harry.

Hermione sabía que su amigo no estaba tan mal como para hacer algo estúpido. Sólo debía sacarse cosas de adentro, nada más. ¡ Por supuesto que iba a deprimirse !. Acababa de perder a la única figura paterna que conoció y amó. ¿ Cómo podría estar de otra manera ?.

Ellos tendrían que enfrentar el mal momento con él, nada más.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Harry Potter miraba fijo hacia el lago, observaba cómo algo desde abajo, hacía ondear la superficie, y trataba de no pensar en nada.

Con un pequeño toque, la Saeta de Fuego que montaba se inclinó hasta que sus pies colgaron a escasas pulgadas del agua. Otro toque, y la escoba se disparó hacia adelante, dejando una estela de agua.

Volaba instintivamente, recordando cuando cruzó el lago montando a Buckbeak, sin control sobre la dirección que tomaba el hipogrifo. Era una lástima que volar ya no fuera lo mismo.

Se elevó otras cuantas pulgadas, antes de girarse de lado, de modo que colgara cabeza abajo, colgando de su veloz Saeta de Fuego. Había practicado tanto el movimiento que podría hacerlo hasta dormido. Cuando se enderezó, su cabello estaba húmedo por el agua del lago, y aún así, sintió muy poca excitación.

Y ahora, pensamientos indeseados comenzaban a colarse sigilosamente, otra vez. Volvió a poner su mente en los movimientos, en su tarea de Transformaciones, en la clase práctica de Pociones de mañana...tratando de luchar contra lo inevitable.

Como siempre, falló, y tuvo que aterrizar antes de caer.

De pie, junto al lago, -con la Saeta de Fuego en la mano, su calzado hundiéndose lentamente en el suelo barroso, y su túnica adhiriéndose, fría y mojada contra su piel-, miró fijo al cielo oscuro, y trató de pensar en nada, con desesperación.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Remus Lupin podía sentir que el cambio se acercaba, como una bestia a la distancia. Aullaba en sus oídos y le pisaba los talones, haciéndolo ir y venir, agitado. El sudor le recorría el cuello y la espalda, y él sacudió la cabeza bruscamente hacia un lado, como queriendo deshacerse de un tic.

Lanzó una mirada a una copa adornada que descansaba en la mesita junto a su cama, y que estaba llena de la poción ligeramente espumosa que Severus le había preparado temprano, esa tarde. Se la había alcanzado antes de correr a atender el caldero que había dejado en el fuego. Poción Matalobos. Tenía que tomarla pronto. Ahora, de hecho. La luna ya se estaba elevando.

Sin embargo, se alejó, gruñendo. El lobo dentro suyo, luchaba con más fuerza que nunca, y su ferocidad se alimentaba de sus propias emociones violentas. Quería gritar y montar en cólera y llorar, y no hacer nada más. El lobo quería todo eso, pero además, quería cazar. Y ambos, querían llorar una muerte.

Temblorosamente, se limpió la cara con el revés de la mano, deshaciéndose de las lágrimas que había vertido; esto trajo su mano a su línea de visión. Las uñas ya se oscurecían y alargaban. Los ojos se estarían tornando ámbar y sus colmillos ya se formaban...Quedaban minutos.

Le costó mucho esfuerzo girar y caminar hacia la mesita. Cayó de rodillas y alargó una mano temblorosa hacia la poción. Sus dedos la agarraron con demasiada fuerza, las uñas filosas rasparon el metal dorado.

-¡ Hazlo !- se ordenó a sí mismo, con una voz parecida a un gruñido. -¡ Hazlo !-

Entonces, el lobo hizo su última protesta, aullando, surgiendo de su interior con un chasquido de mandíbulas y garras al soltarse.

La copa voló y la poción se desparramó sobre el piso alfombrado y las cortinas cercanas, instantáneamente absorbida por las fibras suaves de ambos.

Desesperadamente, Remus se arrojó detrás, arrastrándose por la alfombra húmeda y manchada, pero era demasiado tarde.

-¡ No !- las contracciones comenzaban desde el torso, los músculos se contraían y los huesos se movían. Cayó, temblando y contrayéndose, tratando de acurrucarse sobre sí mismo. – ¡A y, Dios, no...no, NO !

El grito que siguió a este, surgió como un aullido.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

- Vamos, honestamente, si tuvieses que elegir uno…¡ Si tuvieses que… !. ¿ A cuál elegirías ?.

Draco puso los ojos en blanco. – Blaise, eso es asqueroso. ¿ Por qué no la terminas ?.

Pero, por una vez, fue ignorado por los otros Slytherins que reían burlándose uno del otro, mientras el grupo de cinco iba camino a la cocina. Pansy Parkinson empujó a Blaise en broma, con expresión divertida pero con aires de superioridad.

– De veras¿ de dónde sacas esas cosas ?. Como si alguno de nosotros alguna vez, siquiera miráramos a algún Gryffindor…

El chico de cabello oscuro sonrió ampliamente y sacudió la cabeza. – Si piensas que voy a creerte, estás insultando mi inteligencia. No estoy diciendo que te tienen que gustar, sólo digo que cada uno de nosotros, por lo menos, debemos haberlos… 'mirado'… alguna vez.

La rubia escandalizada, le lanzó una mirada de horror a su amigo. – ¡ Yo no, realmente !. Y nunca lo haré, te lo puedo asegurar-. El joven Malfoy levantó la nariz con altanería, sus cejas se elevaron, haciendo que su expresión pareciera huraña.

Pareció considerar el tema por un momento, luego frunció el ceño. –Espera¿ A quién has estado 'mirando' ?.

Pansy codeó al chico en las costillas. –Sí, vamos, dinos-. Su aliento fue apoyado por las carcajadas de Crabbe y Goyle.

Blaise sonrió secretamente. – Un caballero no anda mirando y esparciéndolo por ahí.

- Qué bien que tú no eres un caballero¿ verdad ?.

- Cierto, cierto-. Murmuró Blaise, examinando sus uñas. –En ese caso, supongo que no sería un crimen que les cuente que, en una ocasión, he notado el lado bueno de Ginny Weasley.

-¡¿ Qué ?!- Draco casi se paró en seco, y su voz se elevó varios tonos. -¿ La pequeña Weasley ?. ¿ Qué lado bueno ?.

Blaise rió. – El lado trasero.

Pansy chasqueó la lengua desdeñosamente y sacudió la cabeza ante la vulgaridad. Tomó el brazo de Draco y le dio unos golpecitos tranquilizadores. – Vamos, querido, no lo escuches. Sólo está tratando de asquearnos, estoy segura.

- ¡ No, para nada !- Protestó el otro Slytherin, aunque su expresión era divertida. – ¡ Honestamente, deberían darle una mirada la próxima vez que ella suba una escalera por delante de ustedes !

- Prefiero no hacerlo-. Gruñó Pansy por sobre su hombro, mientras Draco permaneció en silencio, horrorizado.

La pelea en broma continuó. Pasaron las mazmorras, y apenas dejaban una escalera cuando lo oyeron.

Algo gruñó en las sombras, delante de ellos. Blaise y Pansy buscaron sus varitas, mientras Dracom, automáticamente, se quedó atrás de Crabbe y Goyle con una expresión de alarma.

En el escaso espacio del corredor, había muy poca luz. Al final se veía una ventana, pero sólo entraba el brillo pálido de la luna llena, eso no contribuía a iluminar lo que estaba escondido justo por delante de ellos.

En la oscuridad, agazapado al pie de la ventana, se movió algo grande.

-¿ Qué es eso ?- Siseó Pansy.

- Luz-. Espetó Draco tras ella. -¡ Qué alguien nos dé luz !.

- ¡ Lumos !- Dijo Blaise con rapidez. Un haz de luz, los rodeó inmediatamente- lo que pareció ser un gran error-.

Alertada por la luz, la criatura giró rápidamente. Sus ojos ámbar relampagueaban, con su largo hocico cubierto de una sustancia roja, y sus labios retraídos, quie revelaban una cantidad terrorífica de dientes...

- Ay, Dios...-Draco exhaló, reconociendo a la criatura.

La cosa continuó estirándose, la forma crecía y crecía. Había estado echado sobre algo, y ahora, parado sobre sus patas era enorme, más allá de lo esperado.

Entonces, sin aviso, Remus Lupin en su forma de hombre lobo, corrió hacia ellos, con una mirada asesina.

Sus gritos fueron simultáneos. Angustiado, Blaise levantó su varita y lanzó una chorrera de hechizos, todos rebotaron sin dañar al lobo. Pansy se agarró de él y tironeó, urgiéndolo en la dirección opuesta, de vuelta hacia la escalera.

-¡ Corre !- Gritó ella, girando para seguir a Crabbe y a Goyle, que no necesitaron instrucciones esta vez. Con el pánico dibujado en su cara, Blaise obedeció y corrió a toda velocidad tras sus compañeros, aún disparando hechizos por sobre su hombro.

Nadie notó que el príncipe de Slytherin no se movió, de hecho, estaba inmovilizado por su propio terror.

El tiempo se detuvo para Draco. Delante suyo, los ojos del lobo ardían, y se acercaban. Todo le urgía a correr, escapar, hacer algo, pero no podía. No podía moverse, no podía respirar. Iba a morir. ¡ Dios, iba a morir, asesinado por este lloroso y patético hombre enfundado en un cardigan !. ¡ Iba a...!

Ya era demasiado tarde para hacer algo, ya estaba sobre él. Gritando absurdamente, levantó sus brazos y cayó hacia atrás.

A la distancia podía oír a Pansy gritando su nombre, una y otra vez. Alguien más, gritando algo. Alguien gritando un hechizo. Una gran explosión siguió a ese grito, quebrando la burbuja de silencio y cámara lenta que parecía haberlo envuelto.

El lobo cayó sobre él, con su boca abierta. Eso fue lo último que recordaba.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx