Capítulo 5

Capítulo 5

Madrugada

Cuando volví a abrir los ojos, incómodo por la todavía prendida luz del cuarto de Sakura-Chan, el reloj de la mesilla de noche, que acababamos de desenterrar unas cuantas horas antes, marcaba las dos de la madrugada.

Todavía un poco atontado, y sin saber donde me encontraba, descubrí que estaba abrazando a una Sakura completamente dormida, que dormitaba en mi pecho, recordando todo lo acontecido la noche anterior, se me subieron todos los colores a la cabeza, y pensando en lo incómoda que sería la situación cuando despertase, decidí que tal vez era hora de irme a mi vacío y frío apartamento.

Pero me encontraba tan cómodo allí. La miré por un tiempo indefinido, miré sus labios rosados curvados en una ligera sonrisa, y sus párpados cerrados en un mundo de sueños, observé cada una de las hebras de su cabello y de los poros de su piel, y me maravillé con cada uno de sus detalles perfectos. Lucía tan desprecupada, tan tranquila. Esbocé una gigantesca sonrisa. Lo que hubiese dado por mantenerla así por toda la vida.

Sería mejor que no se despertase, no fuese a ser que se llevase una sorpresa, y reaccionase como solía reaccionar cuando su ánimo se encontraba estable.

Haciendo un pequeño esfuerzo, con mis miembros todavía adormilados, conseguí cargarla entre mis brazos, haciendo el mayor esfuerzo por no despertarla, y parándome, depositarla en la cama recién hecha, cubriéndola con el edredón de rayas.

Pareció moverse, y balbucear en sueños mientras sonreía. Lentamente, antes de apagar la luz y de marcharme solo por las calles de Konoha hacia mi solitario apartamento, me acerqué a su mejilla, y con toda la ternura de lo que fuí capaz, sintiendo la emoción recorrer cada centímetro de mi piel, y el amor rebosarse en mi interior, planté un beso en su tersa piel.

Desperté repentinamente, sin recordar mi sueño, y sin recordar exactamente dónde estaba. La luz de la luna y de las estrellas se filtraba a través de la ventana abierta de mi habitación, y acurrucada entre el edredón de la cama, pude observar como la luna llena brillaba más que nunca. Repentinamente recordé lo que había pasado la noche anterior, hacía un par de horas, probablemente, y recordando la manera en la que me había quedado dormida, sentí morir de la verguenza, y la sangre agolpándose en mi cara.

Pero no le dí mucha importancia, en la noche, a la luz de la luna nada tenía mucha importancia.

Sentí, en la palma cerrada de mi mano, algo que mi mente no recordaba, me erguí en la cama, sentándome, en contra de la pared y de la ventana, y abrí la mano, encontrando allí aquella pequeña rosa seca, aquella que Lee-san me había dado en mi cumpleaños.

Sonreí pensando en Naruto y en su gesto, su gesto para recordarme de que había estado allí. Dejé escapar unas cuantas risas de placer al imaginarme a Naruto preparando la escena.

Me volví a acostar, envuelta en mi edredón de rayas con el que él mismo me había envuelto, y dejando la rosita blanca en la mesilla de noche, me toqué la mejilla con ternura, sin saber muy bien por qué.

Faltaba poco para llegar a mi departamento, y aunque me encontraría allí solo, con todo a medio hacer, frío y sombrío, caminaba con el ánimo alegre, sabía que por lo menos aquella noche sentiría al departamento como una especie de hogar, mientras pensase en Sakura-Chan porsupuesto.

Medité mientras caminaba a paso lento, por las callejuelas de Konoha. Recordé la manera en la que me había besado la barbilla, y sentí unos agradables escalofríos. Recordé todas aquellas lágrimas, con un único causante, Sasuke.

Lo traería de vuelta, vaya que lo traería de vuelta, lo había prometido, Sakura-Chan lo amaba, y Sakura-Chan sería feliz si lo traía de vuelta, y lo haría, lo haría para hacerla feliz, para verla reir, para verla enamorada, para verla recuperar su vida, lo haría aunque me destrozace el corazón ver que ella seguía amando a otro, que no reía conmigo, que no era feliz por mí, aunque me doliese verla tan lejos de mí, y aunque nunca llegaría a ser mía, ni a llegar a amarme tal como lo hacía yo, con toda mi alma.

Lucharía contra lo que se me pusiese por delante, derrotaría enemigos, recorrería miles de kilómetros, con tal de hacer volver a Sasuke. La defendería de lo que fuese, daría mi vida por lograr su eterna felicidad, sí que lo haría, sería capaz de morir por ella, tal como vivía ahora por una sola razón, por ella.

Me detuve pensativo en la mitad de la calle, con una sonrisa triste. Sí, valdría la pena con tal de ver a Sakura-Chan feliz.

Después de despertarme no pude volver a dormirme, y me quedé contempando desde la cama como las estrellas iban desapareciendo una a una en el firmamento oscuro, y cómo la luna se iba despidiendo de mí lentamente.

Recordé lo que había escrito aquella misma tarde, que parecía tan lejana ya. Rememoré todas aquellas noches sin dormir pensando en Sasuke, y en lo que fue y en lo que pudo haber sido. Recordé los continuos deseos, que susurré durante dos años y medio, que ahora, de pronto me parecían sin sentido.

Recordé con cariño lo estúpida que había sido, y a Naruto, a aquél Naruto insoportablemente divertido que siempre había estado conmigo, que me había hecho reir, que me había soportado, y que sobretodo me había amado y protegido como sólamente lo podía hacer él, mi ángel guardián.

Apreté entre mis manos aquella pequeña rosa blanca, y mientras cerraba los ojos y me quedaba dormida, dejé de pensar en lo que fue, y en lo que pudo haber sido y comencé a pensar, con una sonrisa entre los labios, en lo que finalmente, era y lo que sería.

Hoy ya era un nuevo día.

FIN

Nota de la Autora: Eso fue todo. Espero que les haya gustado, en verdad que sí, ya saben que los reviews nunca están de más, pero me encantaría oír sus opiniones. Mucha gente me ha preguntado si éste fic tiene una continuación, y yo les respondo que sí, sí la tiene, se llama Letargo, y es un fic todavía en construcción pero que puedes encontrar ya aquí publicado, la trama es un poco distinta, y algunas cosas y situaciones cambian, pero la linea de pensamiento y el NaruSaku es el mismo, y espero que les guste tanto o más que ésta, espero que le echen un ojo a mi peque;o bebé, muchísimas gracias por todo,

Suya siempre, Issiuh.