Hola! ¿Se acuerdan de mí? Son HuesosPotter y escribo historias Hanny, después de tres años voy a actualizar Memorias Perdidas, desde el 12 de enero del 2010 no lo hago.

Antes de todo esto (por cierto es el fin) necesito pedir una súper ayuda a ustedes amigos lectores. Al parecer han plagiado "Secretos", un one-shot mío donde Harry y Ginny son los herederos de Slytherin y Gryffindor respectivamente, si tienen informes por favor repórtenlo (y avísenme a mi igual please, en twitter o por señales de humo cibernético), porque no he dado permiso a nadie de publicar esa historia, ni ninguna otra mía.

Nunca dejo notas al principio de esta historia, pero esto lo amerita. Sin más por el momento, le dejo el capítulo final de Memorias Perdidas


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

[…]

Y estos serán los últimos versos que yo escribo.

(Pablo Neruda. Poema #20) *** (N/A1)

ooOOooOOoo


Memorias Perdidas

(Parte 13)

Por: Huesos_Potter

La noche había caído horas atrás, dejando una ola fría provocada la nieve densa, que se dejaba ver desde el interior a través de las ventanas de la madriguera. Poco a poco las personas habían desaparecido de la casa, dejando solos a Harry Potter y Ginny Weasley en el pequeño sofá de la sala, frente a la calidez proporcionada por el calor de la chimenea.

Para ambos, el frió, la nieve o la noche no importaban. Tenían tanto de que hablar, el clima o la hora había quedado en el olvido. Por más que sus corazones quisieran tratar aquellos detalles que necesitaban después de meses de separación, fue imposible.

Durante la agitada tarde, los Weasley se habían propuesto de una u otra forma no dejarlos solos ni un instante.

El "pequeño" incidente de la cocina por llamarlo de alguna manera, no trajo mas reacciones de las necesarias. Los únicos quienes no fueron sutiles con la situación habían sido los gemelos. Fred y George habían llegado al límite con sus comentarios graciosos en doble sentido o con intromisiones espontaneas cuando se quedaban solos, la tarde había sido larga y algo frustrante para la pareja y parecía que los hermanos Weasley no se daban cuenta de eso.

Cada que quedaban solos, los gemelos hacían aparición con comentarios sin sentido o poco sutiles como: ¡Harry "Silbando y aplaudiendo"! o "¿Ginny arriba las manos?", ambos, tanto Ginny como Harry hubieran encontrado la gracia a aquellos comentarios si no estuvieran luchando cada quien a su modo con la frustración de querer hablar uno con el otro en privado.

Por ahora, para Harry era suficiente sentir el cuerpo de Ginny junto al suyo, tenía un brazo sobre sus pequeños hombros mientras ella se acomodaba en su pecho, su respiración era calmada y de alguna forma tranquilizante para él, a pesar que necesitaban hablar, la cercanía y la intimidad del gesto era un aliciente para calmar su corazón. La había extrañado tanto, el solo hecho de tenerla así, era suficiente para él, al menos por ahora. Su cabeza era un caldero burbujeante de ideas, de recuerdos y de anhelos, no sabía que sucedería en el futuro, pero de alguna forma estarían bien.

Ron y Hermione se despidieron de ellos minutos atrás, Harry estaba seguro de que sus amigos buscarían un lugar especial y privado para celebrar la navidad. Podía escuchar a la señora Weasley en la cocina ordenando en lo posible todo lo utilizado durante el día.

Para él aquel momento con Ginny entre sus brazos frente a la chimenea, era tan familiar como aquellos últimos años en el colegio.

Esas navidades habían sido especiales. Con la decoración y la soledad del castillo, Hogwarts era testigo mudo de un amor y pasión juvenil más allá de lo imaginable. En lo que a fiestas decembrinas se refería, aquel antiguo castillo era el lugar donde Harry y Ginny robaban un poco de amor, felicidad e intimidad en tiempos oscuros.

La familia y los amigos eran importantes para ellos, pero la situación era diferente. Ahora estaban cambiando un capítulo más en sus vidas, en su amor. Haciendo visible todo lo que los unía. Aquello que Lord Voldemort intentó borrar, pero nunca eliminar.

Ahora, ya no se tenían que esconder tras puertas, muros y situaciones que disimulaban la pasión entre ellos, pero había pautas a seguir, había compromisos y familia que impedían la intimidad que sus corazones necesitaban.

Harry solo quería estar unos momentos a solas con Ginny, había llegado la hora de retirarse, lo sabía, era más de la media noche y él era la única persona fuera de la familia que aún estaba en el lugar, sabía que Ginny debería de estar cansada o que la señora Weasley simplemente estaba haciendo tiempo con actividades banales para no dejarlos completamente solos, pero no quería alejarse de ella. Quería quedarse, abrazarla, besarla, pero la parte racional de su cabeza le gritaba que se tenía que ir, que era tarde y que él vivía en otro lugar, en un lugar donde Ginny no estaba.

Por un instante pensó que Ginny se había quedado dormida. La acarició perezosamente, un escalofrió recorrió el cuerpo de ella.

La cercanía, el calor, el aroma de Harry era familiar y relajante. No sabía bien que decir o como empezar la conversación necesaria, tenía preguntas las cuales solo Harry tenía respuestas. Tenía que reconocer que la madriguera no era el lugar para tales preguntas. Necesitaban un lugar íntimo, un lugar donde solo fueran ellos dos, donde nadie los vigilara o los tratara de cohibir. Toda esta situación era nueva de alguna forma para ella, con Collin nunca había compartido algo así, algo siempre impedía tal acercamiento, ahora sabía la razón,

¿Cómo entregarse o darle la oportunidad a otro si su cuerpo, su alma y todo su ser estaba lleno de Harry?.

Se movió un poco para observarlo, su mirada estaba pérdida en él fuego de la chimenea, concentrado en sus pensamientos. Ella se podría pasar toda su vida observándolo acurrucada entre sus brazos y nunca se cansaría.

La sintió observarlo mientras se mordía el labio sensualmente, le regaló una sonrisa a la cual ella respondió acercándose lentamente para besarlo. Sus labios eran cálidos, embriagadores y sobretodo, conocidos.

No supieron quien intensificó el beso, pero así había sido. Ambos dejándose llevar por aquella necesidad impetuosa de sus almas. La intensidad de sus besos, de sus caricias estaba subiendo poco a poco, ambos sabían que necesitaban detenerse pero no les importaba, habían pasado meses sin tocarse, sin sentirse, que las reacciones de sus cuerpos de alguna forma eran normales. .

Dijeron sus nombres al mismo tiempo, rompiendo el beso que compartían, Ginny se podía perder en los ojos verdes de él y Harry en la calidez del pequeño cuerpo de ella.

-Es tarde – Dijo Harry.

-Necesitamos hablar…

-Lo sé Gin… pero… no aquí… y ya es tarde… tengo que irme…

-Llévame contigo – pidió Ginny, de alguna forma su voz sonó segura y desesperada al mismo tiempo, a pesar del nerviosismo. Era extraño, pero era como si hubiera esperado años para ese momento.

-¿Estás segura?

-Sí. De alguna forma sé que esto está bien… es lo que debería de ser.

Harry observó la puerta que conectaba a la cocina, Ginny entendió perfectamente lo que él pensaba.

-Hablaré con mamá.

Ginny lo besó lentamente, diciendo con aquel gesto que todo estaría bien, estaban juntos finalmente. Se dirigió a la cocina donde se encontraba su mamá lavando una olla sin magia, olla que ya no necesitaba ser limpiada.

-Mamá-

-Ginny… - dijo Molly mientras se secaba las manos con el mandil, la sonrisa de la señora Weasley era cálida y maternal. No sabía ni cómo empezar, no era permiso lo que pediría, tampoco era un simple aviso de algún capricho superfluo, pero lo que diría era nuevo, tanto para ella como para su familia.

-Mamá… Harry y yo…-

-Te vas a ir con él. - interrumpió la señora Weasley,

Tales palabras no era una sugerencia, ni una pregunta, era una afirmación nacida de la intuición maternal. Aquellas palabras sorprendieron a Ginny, su mamá sabía lo que sucedía, sabía lo que quería y lo que necesitaba. Ginny no supo cómo reaccionar y Molly tuvo que sonreír ante la mirada estupefacta de su hija.

-Fui joven alguna vez Ginny - Dijo Molly mientras tomaba el rostro de su hija entre sus manos - y conocí a un hombre maravilloso, que me dio el regalo más grande de todos… me dio una familia, uno hijos maravillosos… lo sé Ginny… - sonrió a pesar de tener los ojos llenos de lágrimas - Entiendo Ginevra. Creo que lo supe desde el principio.

-Lo amo mamá. – fue lo único que pudo decir Ginny y Molly en verdad la entendía a la perfección.

-Me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, pero siempre has sido especial y has hecho las cosas a tu modo… - Ginny no supo cuando las lágrimas brotaron de sus ojos pero así lo hicieron. Molly Weasley era un enigma, era el epitome de la madre de familia. Fuerte, decida y con carácter, sin perder la comprensión, la caridad y el apoyo que toda hijo o hija necesitaba. Tenía un nudo en la garganta, sonrió a su mamá entre las lágrimas que mojaban sus mejillas, más, por las palabras que la señora Weasley encomendó. - Cuídalo Ginny… no hubiera escogido mejor mujer para él que mi preciosa hija.

-Mamá. – fue lo único que pudo decir Ginny antes de abrazar a su madre.

La señora Weasley también lloraba, su niña estaba poco a poco cumpliendo sus sueños, aun recordaba cómo años atrás, cuando Ginny apenas era una niña de 5 años llegara corriendo para avisarle que se casaría con Harry Potter cuando fuera grande.

Más de 12 años después ahí estaba ella, abrazando a la mujer en la que se había convertido aquella niña, una hermosa mujer fuerte, decidida y llena de amor, aquella niña se transformó en el pilar que sostenía la vida del héroe de su infancia convertido en el amor de su vida. Una vez alguien escribió que los sueños a veces se hacían realidad, esa persona no se había equivocado, los sueños de su hija siempre lo hacían de una forma u otra.

-Cuídate Ginny. Yo me encargo de tu papá y de tus hermanos. Te quiero hija.

-Y yo a ti mamá.

Ginny no observó la sonrisa que le regaló su mamá al salir de aquella cocina para buscar algunas de sus pertenencias, después de todo pasaría la noche con el hombre que amaba.

Harry parecía un felino enjaulado, tenía millones de pensamientos dentro de su cabeza que luchaban por salir. No sabía si llevarla con él era lo correcto, pero no podía evitarlo, ¿Cómo reaccionaría Molly al saber que se llevaría a su única hija? Y sobre todo, ¿Cómo reaccionaría ante el hecho de que Ginny compartiría una vida con él?. Sabía que después de la escena de la cocina aquellos pensamientos eran dudas sin sentido, posiblemente estaba empujando a Ginny a tomar decisiones que quizás ella aun no quería o no estaba preparada. Su familia tal vez no entendería la situación en la que estaban desde hace años.

Todo pensamiento y duda se perdieron en el olvido al verla entrar de nuevo en la sala con una pequeña maleta de viaje. Ella le regaló una sonrisa que él no dudo en responder. Se veía segura y completamente hermosa.

Se acercaron lentamente, ambos sin perder la mirada el uno del otro. Harry colocó un mechón rebelde detrás de su oreja con una sonrisa de medio lado, provocando en Ginny un escalofrío placentero, sumado a la sensación de sus dedos rosando su mejilla.

-¿Todo bien? – Preguntó Harry.

-Perfectamente. – respondió Ginny con una sonrisa.

Para ella, la felicidad vivida en los últimos meses no era absolutamente nada comparada a la felicidad que sentía en esos momentos a su lado. Eran felicidades completamente distintas.

Harry deslizó sus brazos alrededor de su cintura acercando su pequeño cuerpo al de él, mientras ella rodeaba sus brazos en torno a de su cuello, incitándolo a buscar su boca.

Lo besó con todo el amor que tenía dentro de ella, amor que solo le pertenecía a él. Era un beso sensual, lento e íntimo, un beso lleno de promesas.

-¿Lista?

-Sí.

-Vamos a casa.

Ambos se aceraron el uno con el otro, Harry tomó la maleta de Ginny sin dejar de tomar la cintura de ella, mientras desaparecían de la madriguera. A los pocos segundos aparecieron en el interior del departamento donde Harry pasara largas horas perdido en los recuerdos de la mujer que tenía entre sus brazos.

Ginny respiró profundamente tratando de controlar a su acelerado corazón, una tenue luz procedente del exterior iluminaba el interior del departamento. Observó a Harry quien se veía de alguna forma preocupado y algo nervioso, le recordó al muchacho de los primeros recuerdos.

-Voy a encender las luces.

Sin pensarlo dos veces, Ginny le dio un ligero besos en los labios, antes de que él se dirigiera al otro extremo de la sala.

Era un departamento hermoso, amplio con grandes ventanales.

Se acercó al gran ventanal, donde se podía observar las luces de las casas y los edificios de la ciudad, no reconoció el lugar, pero la vista era preciosa, a pesar de no saber en qué lugar se encontraba; si era Londres o alguna otra ciudad. Todo le pareció mágico, englobado por la nieve y las luces decembrinas. Harry había seleccionado bien el lugar donde vivía, ella no hubiera elegido un lugar mejor.

Sintió unas manos rodear su cintura y el calor del pecho de Harry en su espalda mientras la envolvía en sus brazos, se relajó al instante pegando su cuerpo al de él. Lo que estaba haciendo era lo correcto, su lugar era junto a él, al hombre que amaba.

-¿Estamos en Londres?

-No, en Edimburgo.

Giró entre sus brazos para poder verlo de frente, estaba sorprendida por la respuesta. Y Harry lo debió notar.

-¿Escocia?

-Si – contestó Harry con una pequeña sonrisa, algo triste. -No querías que viviéramos dentro del mundo mágico pero tampoco fuera de él. Y cuando viste este lugar dijiste que era el mejor para nosotros.

-¿Yo lo escogí?

-Si –respondió de nuevo, mientras colocaba un mechón rebelde detrás de la oreja de ella, con una sonrisa. –Habíamos planeado que después de la escuela necesitaríamos un lugar para vivir – se veía apenado por su confesión. A Ginny se le rompió el corazón, él no era quien debería de sentirse avergonzado, en cambio ella si, ella y sus memorias perdidas.

El silencio los envolvió de nuevo, no sabían que decir, como continuar o que hacer, pero sabían que tenían muchas explicaciones que dar, caminaron al sofá que estaba situado frente a la chimenea del departamento.

Harry no soltó la mano de Ginny, parecía que lo último que quería era perder el contacto con ella, Ginny así lo entendió porque a ella le sucedía algo similar. Se sentó a su lado acomodándose sobre sus propias piernas, para poderlo observar de lleno.

-Harry lo siento mucho, yo… -

-No. No tienes por qué disculparte Ginny… no fue tu culpa… Voldemort nos hizo esto… él…

-¡Te olvidé! – Interrumpió ella, ambos podían escuchar impotencia en sus palabras - Prometí que nunca lo haría. Te prometí…

-Shhh… no importa Ginny… - Harry la tomó entre sus brazos y ella se dejó abrazar hasta que las últimas lágrimas dejaron de caer por su rostro. Harry limpió con su pulgar las lágrimas que empañaban el rostro de ella; Ginny necesitaba ese tiempo para asimilar lo sucedido en las últimas horas.

-Harry, no sé que hubiera hecho si te hubiera perdido… yo…

-Lo hubieras matado… Hubieras acabo con el maldito. – Dijo Harry con una sonrisa de medio lado, muy seguro de sus palabras.

-¿De qué estás hablando?

-Gin, solo había tres personas en el mundo que conocían ese hechizo. Dumbledore, tú y yo.

-No entiendo… - Dijo Ginny aún sin entender.

-Tú lo creaste… Dijiste "Lo único que no comprende Tom, con lo único que no puede luchar es contra el amor"… así que cambiamos el patronus… en vez de alimentarlo con felicidad…-

-Lo alimentamos con amor – Terminó ella.

-Si- Confirmó Harry. Ahora entendía porque el ciervo de Harry, no era del color platinado característico del hechizo patronus si no de un rojo vivo.

-¿Dumbledore sabía de nosotros? – preguntó Ginny mordiendo su labio de la forma que a Harry lo mataba, encendiendo la llama del deseo.

-No, pero creo que lo imaginaba… Dijo que tú eras la clave para todo, tenía razón. Ginny si te hubiera perdido, si hubieras muerto… - se le cortó la voz, no quería ni imaginar una vida sin ella.

-No amor, no…- Dijo Ginny con desesperación, no quería que Harry fuera a ese lugar obscuro de su mente, ese lugar en sus memorias donde había sufrimiento y pérdida. Tomó su rostro entre sus manos mientras se acomodaba sobre su regazo, colocando sus muslos junto a los muslos de él. Lo obligó a verla directo a los ojos, no quería que quedara duda de sus palabras, ni de su amor. -Aquí estoy. Estoy contigo. Te amo, nos amamos… y no importa nada mas.

Lo besó.

El impactó de sus labios sobre los suyos despertó la pasión que habitaba dentro de ellos con nuevas fuerzas. Harry con una mano entre su cabellera rojiza y la otra, sobre la parte alta de su muslo, ella aun tenía el rostro de él entre sus manos. Parecía que ambos no querían dejarse ir o simplemente soltarse.

Ese besó subió de intensidad. Ginny estaba acomodaba sobre el latente deseo de Harry, provocando en ambos pequeños gemidos.

Ginny besó sus labios y sus mejillas, estas estaban ásperas por la insipiente barba. Algunos pensarían que se veía desaliñado, ella lo encontraba irresistible. Sus labios llegaron a la parte del cuello que se une con la mandíbula dejando un beso en aquella parte, sus mejillas rozaron las de él. El áspero contacto la hizo temblar, Harry mal interpretó aquel sonido separando su rostro del de ella, pensando que la había lastimado.

-Bebé te lastimé… - Ginny lo observó sin entender… -yo… no quiero que… si quieres me puedo afeitar… yo… -

-Déjala…-dijo Ginny con una sonrisa - Me gusta… - confirmó, acariciando su mandíbula con sus delicados dedos probando la textura de su rostro.

Lo volvió a besar perdiéndose en la sensación de sus caricias, la desesperación se hizo presa de ellos nuevamente.

Ginny necesitaba el contacto de su piel en la suya, sus manos llevándola a lugares que esperaba volver a recordar. Sus lenguas danzaron en un ritmo desesperado, los besos en la cocina de la madriguera solo habían serenado el fuego de su interior pero no habían sido suficientes como apagar la hoguera de la pasión.

Harry no quería que la mujer que amaba pensara que se estaba aprovechando del momento para solo tener relaciones con ella. Para él, era suficiente tenerla a su lado, él podía esperar para tenerla de esa forma.

-Ginny no tenemos que hacer esto… no quiero que pienses que te traje solo para esto yo…- dijo Harry, mientras Ginny besaba su cuello de nuevo sin darle oportunidad de alejarla de él - Puedo esperar…

-Pero yo no. – Las palabras de Ginny endurecieron su cuerpo. Esa era la Ginny que recordaba, imponente, desafiante. -Te necesito. Ahora… así… -Ginny tomó la mano de él en la suya dirigiéndola a su seno derecho. Sus respiraciones estaban aceleradas, Harry tomó el pecho entre su mano acariciando el pezón con su pulgar, aun por encima de la ropa, Ginny sintió la caricia en todo su cuerpo. Sus ojos no se movieron de la mirada de él. Quien la observaba con una mirada depredadora conteniendo algo salvaje en su interior. Harry no se necesitaba contener con Ginny, por que ella tenía la misma necesidad de él. -Hazme el amor Harry. – Ordenó mientras tomaba su rostro entre sus manos para besarlo con brusquedad.

Harry gruñó mientras respondía a la orden de Ginny. La besó con intensidad, sus lenguas luchaban por dominar al otro, primero entre la boca de ella, luego en la de él. Las manos se movían por la parte de sus cuerpos que podían alcanzar. Ginny movía su cuerpo sobre el de Harry, sabiendo lo que él necesitaba para liberar toda la pasión que existía dentro del hombre que amaba. La pelvis de ella ejerció la suficiente presión sombre la masculinidad de él.

Este tomó con fuerza cada glúteo entre sus manos, el rudo contactó provocó un gemido en ella, envolviendo sus brazos en su cuello besándolo con mas fuerza si de alguna forma era posible.

El cuerpo de Ginny estaba húmedo de deseo. -Te necesito amor… por favor…- dijo entre gemidos.

Harry de alguna forma logró levantarse del sofá con ella pegada en su cuerpo, Ginevra instintivamente rodeó su cintura con sus piernas sin dejarlo de besar. Pudieron haber pasado horas o minutos, no lo sabían, estaba distraídos por la intensidad de su pasión, pero de alguna forma llegaron a la habitación.

Harry se sentó al borde de la cama con ella aun sobre él. Lo besó de nueva cuenta. Esta vez lentamente separando sus labios con su lengua, saboreando la de él. Podía sentir su acelerado corazón latir en su pecho mientras sus lenguas hacían el amor una sobre la otra.

Rompió el beso de compartían, los ojos verdes de Harry estaban oscuros por la pasión. Verlos de esa forma y no solo en recuerdos la excitó de sobre manera. Pudo ver la duda en la mirada de Harry, algo lo estaba conteniendo, por un momento ella también dudo, descartando sus inseguridades en el mismo segundo. Harry la amaba y ella a él, lo sabía con cada fibra de su cuerpo. Pudieron borrar sus recuerdos pero nunca su amor.

Eran dos jóvenes que se amaba, que habían madurado juntos, que conocían sus cuerpos y la necesidad del otro.

- No dudes de nosotros… no dudes de mí. Nos necesitamos, nos amamos. Esto somos nosotros…– Ginny afirmó sus palabras con un cálido beso mientras remetía su pelvis contra la erección de él.

-Te amo Ginevra – contestó Harry.

Ginny tenia razón, eso eran. Pasión y amor. Equilibrio y entrega. Eran dos partes de un todo que se complementaban, como sus cuerpos esperaban hacerlo en ese momento.

Tomó los lentes de Harry con una sonrisa, colocándolos en la mesita de noche que se encontraba junto a la gran cama. Harry le regaló una sonrisa de medio lado que a ella le encantó, alzó sus brazos con las manos de ella entre las suyas, eran tan diferentes, las de él grandes y las de ella eran pequeñas, el contraste perfecto de sus mismo cuerpos. Colocó sus manos en la parte baja de la camisa y el abrigo de Harry, sacándolos en un mismo movimiento, para despojarlo de la ropa que ya no necesitaban.

Quería recordar de nueva cuenta su cuerpo. No supo donde cayeron las prendas por que estaba absorta en el pecho de él.

Era tan diferente a lo que había visto en la memoria. Él ya no era un adolescente, era un hombre y tenía un cuerpo de hombre. Maduro y exquisito para los sentidos.

Tenía músculos finos, delineados en los lugares adecuados, un ligero vello recorría el centro de su pecho, al bajar a su ombligo se hacia mas intensó, hasta perderse dentro del pantalón.

Podía sentir la mirada de él sobre ella, mordió su labio, su cuerpo se ruborizó por la intensidad de sus ojos. Ella aún seguía sobre el regazo de él, cada uno podían apreciar las reacciones en el cuerpo del otro.

Ginny tomó los pliegues inferiores de la blusa y el sweater que portaba, sacándolo en un solo movimiento por encima de su cabeza, su cabello cayó sobre su espalda, Harry contuvo su respiración, después de meses sin ella no podía hacer otra cosa que observarla, su Ginny había regresado a él.

Harry no podía quitar su mirada de los senos llenos, resguardados tras el encaje de azul obscuro de la ropa interior, no era provocativo pero en ella, la prenda se veía sensual. Podía notar los pechos que se movían al compas de la respiración con los pezones erguidos esperando por su atención, por mas que quería no podía quitar la mirada de ellos, un sentimiento similar a la primera vez que la vio en esa misma situación lo invadió. Tenía miedo de hacer algo que la incomodara, algo que la alejara de él, no sabía como actuar, como empezar. Podía sentir su mirada en su rostro, alzó la suya para toparse con la de ella, tenía una ligera sonrisa tímida, pero sus ojos mostraban decisión.

Los dedos de Harry rosaron efímeros la piel pálida de la mujer que amaba, desde el valle de sus pechos hasta llegar a su cuello dejando un recorrido sensual en todo su ser.

Ambos contuvieron la respiración, Ginny podía jurar que Harry escucharía el fuerte latido de su corazón retumbar en su pecho. La mano de él llegó hasta la parte alta de su cuello perdiéndola en su cabellera rojiza, acercando sus labios a los de ella. El beso fue intenso mancando el preámbulo de lo que ambos sabían que venía

Ginny rompió el beso, dejando otro ligero toque en sus labios. –Te amo… - susurró, mientras se levantaba del regazo de Harry para remover el resto sus prendas. Las zapatillas y la falda quedaron en el olvido sobre el suelo de la habitación junto al resto de la demás ropa.

Su mirada le recordó al muchacho del recuerdo que la observaba con deseo y expectación. Esos ojos verdes hacían latir a su corazón desenfrenadamente. La hacían sentir hermosa, amada, deseada… Sabía que no recordaba la primera vez que habían hecho el amor, solo conocía lo observado en la memoria, pero no le importó, estaba tan segura como la Ginny de 15 años del contenido del baúl. Su mirada era un espejo de la del él, de amor y deseo.

Se acercó a Harry colocando sus manos en su cuello acariciando lentamente sus hombros, a él se le cortó la respiración, Ginny bajó sus caricias a su pecho colocando unos segundos sus manos sobre su corazón, latía fuerte y rápido haciendo eco al de ella. Las caricias descendieron más, reconociendo el camino olvidado. Sus dedos delinearon sus abdominales hasta llegar al borde del pantalón, Harry la veía esperando alguna reacción negativa en ella, su mirada le recordó al muchacho de años atrás, pero como hacía años, Ginny no tenía ningún motivo para alejarse de él.

Harry se levantó, con ella entre sus brazos, depositándola en la cama, invirtiendo sus posiciones. Él le regaló una sonrisa, que ella devolvió desde su posición, sus pechos respingados subían y bajan al compás de su respiración, a pesar de ser una distracción para él, se obligó a mirar el rostro de su Ginny.

Abrió su pantalón bajando lentamente el cierre, para Ginny fue una tortura. El pantalón cayó dejando a Harry solo en unos bóxers negros, estos delineaban a la perfección lo que resguardaban deliciosamente.

Sin pensar se mojó los labios, algo despertaba dentro de ella nuevamente, una llamarada intensa la quemaba por dentro y humedecía sus entrañas. A Harry no se le escapó el movimiento de la pequeña lengua de ella, el mounstro dentro de él rugió reclamando a su hembra. Se colocó en la posición perfecta, su cuerpo sobre ella, pieles desnudas y caricias dispersas entraban en contacto, mientras Harry reclamaba los labios de Ginevra.

El beso fue largo, el prologo perfecto para lo que sabía que sucedería. Rompieron el contacto de sus bocas, Ginny podía notar la intensidad en la mirada cargada de adoración. No poseía otra palabra para describir esos ojos verdes llenos de amor, esperanza, y anhelo.

Ella lo besó de nuevo jugando con el borde de su cabello revuelto que rozaba su nuca, Harry tembló por la caricia, había extrañado tal gesto. Las manos de Ginny bajaron por toda la espalda de él, hasta llegar al borde del bóxer masculino, se sintió osada y acaricio sus glúteos sobre la tela de la prenda. Amó su reacción, el ligero embiste entre sus muslos la hizo gemir rompiendo por fin el beso.

El corazón de Ginny retumbaba fuerte en el centro de su pecho, mientas los besos de Harry descendían por su cuerpo, gimió al tiempo en que él tomaba entre su boca su pezón izquierdo, por encima la prenda interior, no tardó en esa tarea, porque su boca, sus besos descendía a lo largo de su estómago, el contacto de su piel con su áspera barba era exquisito, quería sus dedos, su boca en esa parte dentro de ella que pedía a gritos por atención. Él se detuvo en el borde su ropa interior, con un beso que la hizo estremecer.

Él regreso a su boca. Donde sus labios de unieron con sensualidad innata, de esa que no se olvida.

Lentamente se quitó la prenda que cubría sus pechos, sonrió ligeramente ante la mirada de Harry, quien no podía dejar de ver esa parte de ella que había quedado al descubierto.

-Eres hermosa. – su sonrisa se hizo aún más grande. – Ginny yo…

-Tócame Harry… soy tuya… -

Harry la beso de nuevo sin dejar en duda a quien pertenecían sus cuerpos y sus corazones. Nunca se había sentido así, su inconsciente le decía que sí, con Harry cada momento era igual, como si una hoguera la quemara por dentro y despertara al máximo cada uno de sus sentidos. Esta vez la boca de Harry no dejo espacio sin amar. Tomo de nuevo un pezón dentro de su boca después el otro, succionó hasta quedar satisfecho, los sonidos que salían de la garganta de Ginny confirmaban que estaba haciendo lo correcto, sus pezones estaban sensibles como el resto de su cuerpo, tratando de cerrar su piernas en busca de fricción, encontró algo mucho mejor.

Encontró esa parte que para su pérdida de memoria aún era un misterio. El contacto hizo gemir a los dos jóvenes. Los cabellos de él estaban alborotados por las manos de ella, con cada succión o recorrido, ella más jalaba de la caballera. Por un momento temió dejarlo calvo pero a él no parecía importarle.

Su boca esta vez no se detuvo en el borde de la delgada ropa interior, siguió hasta dejar un beso en el centro que hizo curvar los dedos de los pies a Ginny. Gimió el nombre de Harry, mientras dejaba otro beso en el mismo lugar.

Tomó los costados de la prenda, hasta sacarla del cuerpo de Ginny, por un momento se sintió avergonzada, recordó que probablemente Harry conocía cada parte de su cuerpo más que ella misma.

Con su mano, recorrió todo el constado de su torso, desde su cadera hasta llegar a la cima de su pecho una descarga recorrió el cuerpo de ella, Ginny tenía una mirada depredadora a lo cual él contestó con una media sonrisa, por un momento Ginny pensó en que si tenía que esperar más tiempo explotaría por dentro. No hubo parte de ella que Harry no recorriera con su mirada. Ginny quería besarlo, responder con besos aquel fuego que su ojos verdes dejaba en su piel desnuda, así lo hizo se colocó sobre sus rodillas para quedar casi a la misma altura que él. Se besaron, se consumieron en ese beso. Ginny bajó sus manos para quitar la última prenda que estorbaba a sus cuerpos desnudos. Ginny rompió el besó para observar el objeto de sus deseos.

-Bebé… - la llamó Harry, en su rostro solo vio amor – Te amo.

La besó lentamente colocando ambas manos en su cadera pegando las suyas a su cuerpo. Ella rodeó su cuello con sus brazos, se perdieron de nuevo en el gestó con el deseo de Harry latente entre ellos. No la asustó al contrario ella había causado aquello en él.

Lo arrastró al centro de la cama lentamente, con Harry sobre ella, se abrió para él, recordándose que no era virgen, lo había dejado de ser hace mucho, pero su tamaño la preocupo, él era grande en todos los sentidos y ella era pequeña, sabía que lo podía recibir todo en su plenitud sin problemas, sin embargo le preocupaba.

Harry trató de no perder el control, quería hundirse en ella y no dejarla ir jamás. Pero lo que hacían de alguna forma era nuevo, Ginny lo tomó en su mano guiándolo a sus pliegues donde el pertenecía. Su cuerpo sabía que hacer antes que su mente. Su cuerpo reconocía a Harry y lo quería de nuevo en ella.

Ambos gimieron por el contacto, lentamente toda la longitud de Harry estuvo dentro de Ginny.

Cada mirada fija en el otro, esmeralda con miel. Nunca había sentido nada como aquello ni visto una mirada llena de amor como la ofrecida por Harry en ese momento. Con la misma lentitud él se movió de nuevo hasta salir lo suficiente de ella para volver a entrar. Ella gimió el nombre de Harry lágrimas se formaron en su rostro, ¿cómo pudo olvidar esto? se preguntó, si la consumía por dentro la sola presencia de este hombre.

Harry la amaba como un experto. Sin prisas, sin miedos, su cuerpo también sabía responder con la misma entrega. Tomó su rostro entre sus manos para besarlo, de la misma forma en que el cuerpo de Harry penetraba el suyo ella hizo lo mismo con su boca. Gimieron, se entregaron a la pasión a las olas del placer. Podía notar la concentración de Harry para amarla, a pesar del placer dado, Ginny sabía que Harry necesitaba tanto o más las muestras de la entrega, de sentirse amado en todos los sentidos.

-Déjame amarte – sin saber cómo invirtieron sus posiciones.

-¿Gin?

-Shh… así.

Ginny lo montó, él gimió mientras con su mano lo guiaba al interior de su cuerpo, muy despacio bajó hasta que todo Harry estuvo de nuevo dentro de ella. El gemido dado fue de placer mezclados con suspiros entrecortados, él estaba tan profundo y se sentía demasiado bien, embonaban como dos piezas de un rompecabezas. Se estabilizó con sus manos en el pecho duro de él. Fijó su mirada en el rostro de Harry, quería recordarlo de esa forma, grabar su mirada para la eternidad dentro de su memoria.

Por un segundo Ginny se preguntó cuántas veces lo habían hecho de aquella forma porque su cuerpo sabía perfectamente como acomodarse, que hacer al tomar el control. El fuego de la pasión los consumía. Los ojos de Harry se oscurecieron más cuando ella empezó sus movimientos. El vaivén lento y sensual provocaban que sus senos se movieran armónicamente, Harry no podía apartar la mirada de su mujer, se veía hermosa, sensual como una Diosa. Él tomó en su mano un pecho de Ginny, jugando con su pulgar el pezón, Ginny le regaló una sonrisa, al acelerar sus movimientos, para ella aquello se sentía exquisito.

-Ohh, Ginny - Harry gruñó dejándole saber su placer. –¡Ginny!- dijo de nuevo al colocar ambas manos en cada lado de las caderas de ella tirando hacia él. Los movimientos se hicieron más frenéticos. Lo montaba fuerte como a ellos les gustaba, de eso estaba segura. No había medias tintas entre ellos. Lo sentía aún más dentro y más duro.

-¡Harry. Harry! – era el mantra que gritaba.

-Ginny… están tan apr… ¡tan bien! – Ella apretó de nuevo a Harry con el centro de su ser. Tomó una de las manos de Harry colocándola en su pecho derecho, no sabía lo que pedía pero Harry entendió. Lo tomó en su mano, lo apretó, lo jaló, hasta acercar para tomarlo en su boca. Ginny gritó el nombre de Harry, la succión la aceleró, sus movimientos tanto los de él como los de ella fueron en crescendo. La boca de Harry se dio un festín con los pechos de ella, primero con uno luego con el otro, con su cuello. Después ambos estuvieron frente a frente, se besaron saboreando lo que sabía seria las últimas olas del mar de la pasión y el placer.

-¡Te amo! – Dijo Ginny mientras se aferraba más a él.

-¡Mia! Mia… - Decía una y otra vez Harry.

Enterró sus dedos en los hombros de él, casi con la misma fuerza que él se aferraba a su cintura, a sus caderas, a sus nalgas, podía sentir en todo su cuerpo a Harry.

En aquella entrega, en su desesperación, en su reencuentro, el orgasmo los tomó con la misma fuerza, desde el centro de sus cuerpos hasta liberarlo al exterior. Harry hundió su rostro en el cuello de ella mientras Ginny se sujetaba a él con todas sus fuerzas, sin quererse apartar de él. Harry se vació en ella, su cuerpo tembló.

Él era el único, en su corazón lo sabía. Solo con él. Siempre y solo Harry. Él era lo único que necesitaba en todos esos meses, aun sin saberlo en sí. Tenía lágrimas en los ojos cuando por fin Harry la encaró, él no estaba en mejor forma, su cabello negro estaba en todas direcciones, sus cuerpos baños en sudor y sus sexos llenos de satisfacción.

-No puedo vivir sin ti otra vez Ginny… no… - se le cortó la voz - no me vuelvas a dejar… me he vuelto loco sin ti…

-Shh… lo se bebé. Yo igual. – En cierto sentido así había sido, un parte dentro de ella quería cierto grado de normalidad que la había arrojado o cometer una que otra estupidez, ahora después de haber hecho el amor con Harry entendía, que nunca encontraría la manera de sentirse completa sin Harry. Ginny tomó el rostro de Harry entre sus manos, toda su atención sobre ella, sin dudas las palabras que diría. –Te amo Harry.

Harry colocó un mechón suelto detrás de la oreja de Ginny, contestándole con una voz profunda y cargada de sensualidad -Te amo Ginevra.

-¿Ginny? – Preguntó después de unos minutos de confortable silencio.

-Mmmm… -murmuró Ginny mientras dibujaba sus nombres en el pecho de él.

-¿Gin… Collin y tu… ustedes?

Ginny se colocó sobre su codo, con su cabeza descansando sobre su palma. Pudo notar que Harry le costaba preguntar aquello. No preguntó a qué se refería, solo acarició su áspera barbilla. -¿Dormiste con él?

-¿Importaría? – Ginny pudo ver cómo le afectaba aquello, su mirada se perdió en algún punto lejano de la habitación. Cuando la observó de nuevo pudo ver una fiera posesividad en su mirada. Algo dentro de ella despertó de nuevo, ese era su Harry: fiero, poderoso, posesivo.

-Si… ¡Maldición! Sí. Si importaría. – La colocó de espaldas a la cama, con una mano tomó su barbilla, teniendo toda su atención sobre él - Eres mía Ginevra solo mía. – Ginny evitó sonreír ante aquello, un Harry celoso era algo maravillo de ver.

-¿Porque no dormiste con Pavarti?

Harry no contestó, de nuevo su mirada se apartó del rostro de la joven. –Dime.

-No pude. Estaba tomado… perdido. Ella no sabía cómo tú. No se sentía como tú. – Harry besó a Ginny. Tomando posesión de su boca, degustando de sabor de Ginny. - Quería sentirme normal, como yo mismo después de meses... pero ella no era mi Ginny.

Sus palabras la llenaron de tranquilidad, a pesar de no tener ningún derecho sobre él en ese momento. Los dedos de Ginny parecieron tener una mente propia al moverse por los hombros y el cuello de él, hasta llegar a su cabellera negra.

-Yo tampoco pude. Mi mente buscaba normalidad… pero mi cuerpo no podía. Besarlo se sentía mal. Mi cuerpo te recordaba. Mis labios – dijo Ginny mientras recorría con ellos su mandíbula – Mis manos – estas hicieron el mismo recorrido lento por la espalda de él. –todo mi cuerpo solo es tuyo Harry. Solo tuyo.

Selló su declaración con un beso posesivo como el que previamente él le había dado.

-Te necesito Harry, otra vez… si… así.

Sus cuerpos se fundieron en una nueva entrega.

Cada uno reclamando el cuerpo del otro, con posesividad, con fiereza, como los dos adolescentes que había sido, pero ahora sin reservas. Por fin sus cuerpos se saciaron, esta vez diferente: fuerte, rápido, explosivo, pero no con menos amor, eso siempre estaba presente, tratando de fundirse el uno en el otro. Harry la besó de nuevo, mientras trataba de no poner todo su peso en ella. Rodaron de nuevo en la cama, tratando de serenar sus cuerpos.

-Te amo Ginevra Weasley. – Dijo Harry con toda convicción.

-Potter. Ginevra Potter.

Aquella corrección lo hizo sonreír, provocando en ella misma la misma sensación. Recordó como eso mismo la había llenado de preguntas.

-¿Harry? –Preguntó ella mientras jugaba con el ligero vello del pecho de él, recordando la memoria de hospital –¿Soy tu esposa? ¿Estamos casados? – su corazón se aceleró.

-Me preguntaba cuando preguntarías eso.

-¿Lo soy?

-No… aun no –aquello la decepcionó, se había imaginado tantas cosas. Quería ser su mujer, quería todo lo que había visto en las memorias. Quería compartir su vida con él, cumplir todas las promesas que se había hecho en el pasado -En el recuerdo tu... yo… pensé que lo estábamos…

-Hey mírame… tenemos tiempo amor…

-Quiero hacerlo Harry. – Lo interrumpió- Quiero ser tu mujer. Tú esposa. Tom Riddle, ya nos robó tiempo suficiente.

-Lo sé bebé. Pero quizás deberíamos esperar.

-¿Ya no quieres?

-¿Cómo puedes pensar eso? - Ginny no respondió.

-Eres mía Ginevra. Escuchaste. Mía. Para mí siempre has sido mi mujer. Solo mía. –la fiereza de su mirada estimuló a su corazón. Le encantaba la posesividad de Harry. - Quiero que seas mi esposa, que lleves mi apellido. –la aprisionó de nuevo contra la cama, su cuerpo invadiendo el de ella. - Quiero llenarte con mis hijos… - dijo mientras demostraba cuanto deseaba aquello - Pero Ginny… tenemos tiempo. – Instintivamente ella lo rodeó con su piernas, sus cuerpos siempre había estado en armonía. -Si quieres que nos casemos ahora mismo, mañana o en un año… no importa. Porque para mí tú ya eres mi esposa. Mía. Te amo bebé y te amaré siempre entiendes, siempre.

El besó fue avasallador. Del tipo que consume. El queda marcado en la memoria del alma y del cuerpo.

-Te amo Harry. – respondió con la misma fiereza.

Quizás faltaban muchas cosas que resolver o probablemente no. Quizás los recuerdos algún día volverían, pero si no lo hacían no importaba. Porque lo más importante es que estaban juntos. Y juntos podía con todo y contra todos. ¿La razón? El amor no se encuentra en los recuerdos, se encuentra en el alma, donde queda gravado para toda la vida.

Fin.


***(N/A1) Mi interpretación. Espero tener tiempo.

¿Después de toda esta cuchiplancheada aún hay más? Espero que si, pero sobre todo espero no llevarme tanto tiempo para publicar el epilogo. Si, hay epilogo

Espero que les gustara. Sin más, me despido y para todos aquello que han leído y siguen leyendo, y para los que se han quedado en el camino (no muerto sino fuera del fandom) MUCHAS GRACIAS.

Espero vernos pronto con otros finales de otras historias.

Por cierto, tengo un libro que se llama la palabra y el beso para los que viven en México lo pueden encontrar en las librerías EDUCAL. Mi colaboración son dos cuentos, un poema y una crónica, la portada esta horrible pero el contenido es muy bueno. (eso han dicho)

No se olviden de reportar si ven un plagio de Secretos sobre todo en fictionpress.

DE NUEVO MUCHAS GRACIAS POR LEER ESTA HISTORIA.

Memorias Perdidas 29 de Agosto del 2013