Disclaimer: Pues... sigue sin pertenecerme y es por eso tengo que trabajar 9 horas diarias para poder comer, ja!
No se qué decir, no hay disculpa, sé que me he retrasado mucho con esta historia y no pretendo que aún tenga lectores dispuestos a seguir leyendo. Sin embargo, les dije que no los iba a dejar colgados sin un final, de hecho el final ha estado escrito desde hace mucho, solo me falta reunir las piezas y llegar hasta el.
Aquí tienen un nuevo capítulo, no es el final, obviamente, pero no falta mucho para llegar a él.
Les pido por favor que sigan teniendo paciencia, no los voy a dejar colgados, pero si tengo una vida y muchas responsabilidades; honestamente mi tiempo para escribir es escaso, pero juro no perder más tiempo y dedicarme a terminar esta historia.
Se aceptan comentarios.
What I've Lost.
Capítulo 17. Terminal.
Miro por última vez a Jasper antes de salir de la propiedad, nunca he deseado ser capaz de llorar tanto como en este instante. ¿Por qué la felicidad no está hecha para formar parte de mi vida?, casi siento escocer ese pequeño tatuaje en mi piel; instintivamente tomo el anillo y juego con él, ahora ya no tengo por qué ocultarlo.
Avanzo, hasta perder de vista a quienes fueron mi familia a lo largo del mejor mes de mi existencia, y me coloco lado a lado con Rob; lo miro y le doy la bienvenida a la contienda. Escucho a Esme de lejos pedirme que conduzca con cuidado y a Emmett pedirme que le llame para decirle quién ganó. Yo río un poco, él hace una señal, segunda señal, tercera y arrancamos, el viento juega con mi cabello despeinándolo. Pronto me descubro riendo por la adrenalina del momento… pronto me descubro disfrutando mi vida como terminal, como condenada… no importa, de cualquier manera la vida es bella… o eso quiero hacerme creer.
La adrenalina que me provoca la velocidad y el viento dándome en la cara, me impide por un rato recordar el rostro de Jasper en el porche, diciéndome adiós, sin saber que tal vez no nos volveremos a ver; que seguramente no nos volveremos a ver. Es solo hasta que entramos a la ciudad y debo bajar la velocidad, que el recuerdo llega a mí.
El tenue sol de invierno se asoma entre los rascacielos, creando reflejos y alumbrando a las personas que inician su rutina diaria, personas que al vernos pasar nos miran sin imaginar quiénes o qué somos, que no están seguros de con qué clase de seres comparten esta tierra aunque lo sospechan; y eso me parece divertido.
Finalmente nos detenemos en un lujoso edificio del centro, Rob vive en el último piso, del que es dueño total y ha ampliado el departamento de manera que ahora ocupa todo el piso, no me sorprende, él siempre ha gustado de los grandes lujos que puede ofrecer la vida. El estacionamiento subterráneo está lleno de autos lujosos, es de esperarse en un edificio así, pero me sorprende de cualquier manera.
- ¿Qué tal mi humilde hogar? – comenta en cuanto bajo de mi precioso auto.
- Si, humilde es la expresión.
- No es tan tranquilo como Newcastle pero es bueno para una temporada – dice dándome mano.
- Quiero respuestas – dice Gabriel de pronto.
- No hay nada que decir – dice Rob colocando su brazo sobre mis hombros y guiándome al elevador.
Antes de cerrarse las puertas veo a Gabriel mirarnos con furia y desaparecer, supongo que a perderse en algún bosque cercano.
- Creo que no entiende que eres libre, en toda la extensión de la palabra – dice Rob deteniendo el elevador.
- No, no soy libre, estoy atada a un recuerdo, – digo mirando mi reflejo en las brillantes paredes – y a Jasper lo estoy atando conmigo, no es justo.
- Es justo, nada importa más que la felicidad propia – comenta abrazándome por atrás y recargando su barbilla en mi cabeza.
- Pero no es justo lastimar a terceros, claro que quiero ser feliz, pero sin daños a terceros.
- Siempre habrá alguien a quien lo le guste tu felicidad, a veces es necesario olvidarse de otros y ser feliz por cuenta propia.
- Quizá no merezco ser feliz.
- Lo mereces, realmente lo mereces.
- Bésame Robert – digo con desesperación mientras me giro para quedar frente a él.
- No, no cuando estás tan vulnerable.
- Moriré pronto – confieso y su respiración se detiene.
- No digas tonterías.
- Es la verdad.
- Entonces te amaré hasta la muerte.
- No me amas.
- Oh, lo hago, realmente lo hago pero sé que te cambiaría por otra persona si encontrara a lo que se suele llamar "el amor de mi vida", no te amo tan profundamente como tu amas a Jasper o como amaste a André – dice él besando mi cuello.
- No, yo tampoco te amo así.
- No puedes pedir algo que nunca has dado.
- Pero logré que me besaras – digo y él ríe, haciéndome cosquillas con su respiración, logrando que una descarga eléctrica corra por mi cuerpo.
- Aún tengo instintos humanos y tú eres preciosa; – dice, se aleja de mí y oprime el botón de nuevo, el elevador sigue su curso – pero no, no mientras estés tan vulnerable.
Sí, soy una basura de persona, pero estoy desesperada, no quiero morir sola y aferrada a un sentimiento, quiero que alguien me quiera y me dé motivos para cambiar mi destino; quiero sentir al menos que si muero va a ser por algo que realmente vale la pena.
- Aún piensas demasiado – dice Rob de pronto.
- Siempre, creo que tengo un problema.
- Definitivamente.
Las puertas del elevador se abren y me dan la bienvenida a una amplia y moderna habitación llena de caras conocidas, mi amorosa familia rumana me llena de abrazos y dulces palabras.
- ¡Isa!, – dice Katrina abrazándome de improvisto – mírate, estás bellísima, has cambiado muchísimo.
- Hace mucho que nadie me llamaba Isa – digo devolviéndole el abrazo.
- Mi niña hermosa – dice Adonay apareciendo de algún lugar y abrazándome en cuanto Kat me suelta.
- Addy, te he extrañado muchísimo – digo abrazándolo.
- ¡Isa! – grita Isabel y me abraza sin esperar a que Adonay me suelte.
- Mira quien ha vuelto – dice Radu con una enorme sonrisa y se une al abrazo.
- Estás tan diferente – dice Kat estudiándome.
- Es verdad, pero no sabría cómo explicarlo y tampoco entiendo mucho en qué radica la diferencia – dice Isabel.
- Tiene más luz – dice Robert desde algún lugar de la casa.
- Si, es eso, más luz, – dice Adonay – la irradias.
- Gracias por los regalos – dice Radu mostrándome el reloj de bolsillo que le envié.
- ¿Te gustó el auto? – pregunta Kat emocionada –. Nos costó mucho decidir el modelo, aunque la verdad en gran parte Robert se hizo cargo de los gastos.
- No tenían que hacerlo – les digo, poco acostumbrada a recibir tantos regalos.
- Claro que teníamos, tú siempre nos enviabas regalos y nosotros nunca pudimos hacer lo mismo – dice Radu pasándome un brazo por los hombros.
- Bueno, nunca permanecí mucho en un lugar – digo pensando en las quince veces al año que cambié de residencia antes de encontrar a Jasper.
- ¡Casi lo olvidamos!, – dice Isabel de pronto – no te hemos hablado de los planes para año nuevo.
Pronto me sumerjo en planes para una gran "cena" con algunos amigos humanos de mi familia rumana y algunos socios humanos de Rob; les cuento mis aventuras estos últimos años y les hablo de Jasper, ocultándoles aún las cosas malas.
Un par de horas más tarde por fin me encuentro a solas en la habitación que han adecuado para mí, es algo totalmente a mi estilo, un lugar tranquilo con mucha luz y colores terrosos, amplio… me encanta… incluso se encargaron de poner una cama, cosa extraña ya que ellos no suelen agregar tales piezas de mobiliario en sus casas, a diferencia de los Cullen. Estoy segura de que esto es obra de Rob.
Me dejo caer en la cama y me sorprendo al darme cuenta de lo infinitamente cómoda que es, si pudiera seguro me quedaría dormida en este instante. ¿Qué hubiera sido de mí si Jasper nunca se hubiera fijado en mí?
- Definitivamente piensas demasiado – dice Rob acostándose a mí lado, instintivamente me acurruco en su pecho y siento su brazo rodearme.
- Estúpidas costumbres extrañas – digo riendo.
- Niña rara.
- Mucho.
- ¿En qué piensas?
- ¿Qué hubiera sido de mí si Jasper nunca se hubiera fijado en mí?
- Bueno, hubieras encontrado un buen hombre, te habrías casado y tenido una enorme casa llena de flores y niños corriendo de un lado a otro, tejerías y bordarías miles de mantas y cojines, mantendrías tu casa como un palacio para tu familia. Y muchos años después, con muchos nietos para quienes cocinarías miles de galletas, llena de hermosas arrugas y habiendo vivido una vida plena, te acostarías a dormir como cualquier otra noche, pero esta vez sería para no volver a abrir esos hermosos ojos tuyos, pues Dios reclamaría a su hermoso ángel – dice él sin dudar ni una de sus palabras, sin embargo agrega –. Pero no habría tenido el honor de conocerte y mucho menos de compartir mi existencia con un verdadero ángel y seguro Jasper nunca habría tenido el valor de abandonar su existencia vacía e insignificante sin el impulso que le dio tu paso por ella y las huellas que dejaste al hacerlo.
- Cuando no exista más, mantendrás la fe y las ganas de explorar todo lo que este mundo tiene que ofrecer, como lo has hecho todo este tiempo – digo más como un orden que como una pregunta o petición.
- No irás a ningún lado y lo sabes, niña tonta – dice él riendo, besó mi frente y sin embargo puedo sentir la inseguridad en su tono.
Mi móvil suena y con ello Rob se pone de pie, previendo quizá que necesitaré algo de privacidad. Besa mi mano, hace una breve reverencia y me deja sola.
- ¡NO LLAMASTE! – dice la tierna voz de Emmett.
- Lo siento mucho, mi recibimiento fue más largo de lo planeado, ¿podrás perdonarme? – respondo divertida.
- ¿Ganaste? – pregunta él, para ponderar la respuesta a mi pregunta.
- No, me temo que fue empate – respondo y escucho su queja.
- Era un auto maravilloso y rápido, ¿qué pasó? – pregunta frustrado.
- Bueno, Rob conduce igual de bien que yo, de hecho son pocas las cosas que no conoce de mis habilidades, no suficientes para ganarle sin trampa – digo cerrando los ojos.
- Sabes, te escuchas cansada, – dice él sospechoso – haz el favor de ir por algo de comer.
- Que no te oiga papá o pensará que soy una irresponsable de lo peor – digo pensando en el mejor papá que he tenido en mi inmortalidad.
- Muy tarde – intercede Carlisle a través de otra línea.
- ¡Oye, yo gané! – se queja Emmett.
- Y yo lo pago – dice papá
- ¿Te encuentras bien, Sarah? – saluda la alegre vos de mamá.
- No es justo – se queja Em.
- La vida no es justa, ¿no te han pasado el memo? – dice Edward.
- ¡Hola! – escucho a Bella decir.
- ¡Ya te extraño! – dice Rose, seguramente arrebatándole el teléfono a mi gran hermano.
- ¡Oigan!, no puedo hablar con todos a la vez – digo divertida, sintiéndome querida –. Veamos… papá, Em; estoy bien, no me he alimentado pero estoy bien, haré eso mismo en cuanto la familia regrese de cazar... sí mami, estoy muy bien… Edward, a mí tampoco me han pasado el memo, ¿me harías el favor de enviarlo a mi correo o fax, o transmitírselo a mi secretaria?... hola Bells y… ¡yo también te extraño tonta!
- ¿Qué tal Seattle? – pregunta Edward.
- Brillante, muy brillante – respondo mirando el resplandor de mi brazo, gracias al rayo de sol que se ha colado entre mis persianas a medio cerrar.
- ¿Y dónde vives? – pregunta Rosalie y escucho a Emmett secundar su pregunta.
- En el centro, en un lujoso departamento dentro el cual, con toda seguridad, cabe mi pequeño departamento de Nueva York tres veces – comento y escucho a Rob concordar conmigo desde su estudio.
- Genial – escucho a Emmett decir al fondo.
- ¿Y qué tal se siente volver a la ciudad? – pregunta Bella.
- Extraño, demasiado movimiento y ruido, pero en unas horas seguro dejaré de notarlo – digo abriendo los ojos de nuevo, poniendo atención a la gama de voces y sonidos a mi alrededor.
- Nada como los pueblos pequeños para tener algo de paz – dice Esme.
- Sin duda prefiero los pueblos pequeños – agrega Carlisle.
- Cada lugar tiene su encanto – digo suspirando.
- Asegúrate de tomar al menos un litro- dice papá de inmediato.
- No te preocupes papá, lo haré – lo tranquilizo.
- Diario – agrega.
- Lo intentaré – respondo.
- Me basta.
- ¿Y dónde cazan? – pregunta Emmett.
- No lo sé, no pensé en preguntar – respondo.
- Seguramente al sur, hay buenas presas – comenta Rosalie.
- Al norte hay más población – agrega Edward.
- Pero al sur hay algunos osos – dice Emmett con alegría.
- Y… ¿qué tal el viaje? – comenta Bella, sintiéndose algo fuera de lugar seguramente
- Bastante entretenido, – digo con cierta emoción – realmente divertido, aunque demasiado corto.
- Lo imagino – dice Edward.
El sonido de mi familia Rumana y el aroma a sangre fresca me distraen, hago una mueca de asco y trato de no prestar atención al aroma.
- Bueno, debo irme, ha llegado el desayuno – comento poniéndome de pie.
El sonido de distintos tipos de despedidas responde mi oración, peticiones de que tenga cuidado y me alimente no se hacen esperar, peticiones de llamadas y correos, besos y abrazos, más otras muestras de cariño llegan en torrentes antes de que un largo bip me indique el fin de la llamada. Miro con pena mi móvil blanco, de verdad los extraño y amo demasiado, un suspiro y me dirijo a disfrutar… a intentar disfrutar… mis alimentos.
- De verdad te ves cansada – comenta Kat acariciando mi cabello maternalmente mientras tomo asiento en la mesa de la cocina.
- Hace cuánto que no te alimentas – pregunta Adonay colocando un enorme vaso de aquella cosa roja, asquerosa y espesa frente a mí.
- Como cuarenta y ocho horas – digo mirando el vaso con asco.
- Antes soportabas más sin mostrar síntomas de debilidad – comenta Kat sentándose a mi lado.
- ¿Más?, antes pasaba meses sin alimentarse – dice Addy guardando el resto de la cosa roja y espesa en el refrigerador.
- Creo que es porque los Cullen se encargaron de formarme un hábito – digo.
- Te cuidaron bien – dice Adonay recargándose frente a mí, en la mesa.
- Si, lo hicieron – digo sonriendo, antes de tomarme el contenido del vaso en un solo y largo trago.
Ambos me miran expectantes, ambos saltan de sus lugares en cuanto me miran ponerme de pie y dirigirme de inmediato fregadero a devolver los escasos contenidos de mi estómago, Kat sujeta mi cabello.
- Lo siento – digo en cuanto todo termina.
- Está bien, tranquila – dice Kat acercándose para darme un abrazo.
- Pero la próxima vez avísanos para traer menos – bromea Addy.
Yo sonrío un poco, por un momento el ambiente es inundado por un silencio agradable, familiar. Realmente me gusta estar con ellos, eso no cambia a pesar de cómo pueda cambiar yo o como pueda transformarse el mundo.
- ¿Qué ha sido de ti? – pregunta Katrina, yo miro mis manos y sonrío un poco.
- No lo sé, solo he vagado por el mundo, como siempre, – una risita sin sentido de me escapa, pensando en lo vacía que ha sido mi existencia, pensando que tal vez es la vida de alguien como nosotros la que es vacía en general – yendo y viniendo como las olas del mar.
- Seguro viste algo digno de contar – dice Adonay, mientras caminamos a la sala.
- Muchas cosas, creo que lo más rescatable es que descubrí que en realidad me encantaría estar viva y empezar de nuevo, de cero, ser feliz – digo sin pensar.
- No eres feliz – afirma Kat.
- Creo que la felicidad no está hecha para mí – digo.
- No puedes atar tu existencia a un solo individuo – dice Adonay con molestia.
- Es que mi vida era él, todo en torno a él, a destruirlo o a encontrarlo, – digo mirando mis manos y el reluciente anillo de plata que destella en mi mano izquierda – y ahora…
- Aparecerá alguien más – dice Katrina con seguridad, alcanzando mi mano.
- Tal vez – digo para calmar sus temores.
Quiero creer que es verdad, me gustaría tener el tiempo para empezar de nuevo. Quizá el destino pueda cambiar, por algo adquirí ese conocimiento, pero la verdad es que no quiero cambiarlo, o quiero auto convencerme de que no quiero… me pregunto qué hará él en este momento.
El 31 de diciembre llegó como un parpadeo, envuelta en planes y preparaciones no tuve tiempo si quiera de detenerme a reflexionar más las cosas, pero todos los días recibí una llamada de los Cullen y eso siempre fue un detonante para mis pensamientos.
Emmett se pasaba el tiempo contándome de alguna nueva travesura, de lo mucho que me extrañaba y de si tenía alguna idea de por qué Rose estaba enojado con él; y Rose se desesperaba con Emmett, pero ella terminaba contándome lo mucho que lo quería y lo lindo que era, y demás cosas que me hacían pensar que eran tal para cual.
Bella solo llamaba pidiendo consejos, intentaba con todo su empeño en acostumbrarse a su nueva vida, por fin había cazado y se sentía tan mal por ello que se planteaba muy seriamente no hacerlo de nuevo; claro que al final ganó la cordura y volvió a hacerlo sintiendo menos pena cada vez, se acostumbraría muy pronto.
Edward habló poco, pero siempre de manera tal que siempre me permitía sentirme en paz conmigo misma, él sabía que estaba ocultando algo, sabía que era malo y sabía que Alice sabía, ella no había parado de darle vueltas al asunto en su cabeza, intentaba ocultarlo traduciendo cualquier cosa a todos los idiomas que conocía, pero a veces algo se le escapaba. Hasta ahora Edward había visto un bosque y a mí en el medio de un claro; lo negué todo diciendo que no tenía idea de qué significaba eso, no lo compró y simplemente cambió de tema, me contó sus planes para Bella y me preguntó algunas cosas sobre los rascacielos de Nueva York.
Esme y Carlisle siempre llamaron juntos, me contaban cualquier cosa que pudieran contarme y me enteraron de cada cosa que vivieron en su eternidad, preguntaban siempre por mi salud, por mis planes, por mis amigos, por mi residencia y por mi regreso a casa, mentí y ellos planearon, no me atreví a decirles la verdad.
Jasper llamó cada noche, dijo poco y yo mucho, tenía una necesidad impetuosa de decirle todo, de contarle todo, de que supiera cada segundo de mi vida que él no tuvo oportunidad de compartir conmigo; él escuchó y rió, me puso atención a cada palabra, luego se despedía con dulces palabras y muchos "te amo". Yo terminaba llorando en el pecho de Rob, él no lo entendía pero me permitía esa liberación sin hacer preguntas.
- Piensas demasiado – dice Gabriel entrando a la habitación.
- ¿Ya me hablas?, y vaya, has vuelto, me preguntaba en dónde habrías estado estos días, Kat y Addy casi se vuelven locos buscándote, tenías a todos preocupados – pregunto con algo de furia, mientras me pongo los aretes y un poco de gloss en los labios.
- Lo lamento – dice mirando directamente a los ojos de mi reflejo.
- Creo, – digo – que nunca te di motivos para tu furia, nunca te di motivos para pensar que tú y yo podríamos…
- Ya sé, he sido un imbécil.
- Un poco más que eso, mucho más que eso.
- Te ves linda – dice él y yo giro para mirarlo, es verdad, el vestido y accesorios que Alice me regaló realzan lo obvio, mi belleza, y me hacen ver mayor, algo importante si voy a actuar de pareja de Rob.
- Gracias – digo honestamente.
- Perdóname, intento entender y no he sido justo, pero ¿por qué Rob sí, por qué Jasper sí, por qué yo no? – dice él, se ve muy bien con ese traje gris, sin corbata, casual y formal a la vez.
- En ti veo a mi hermano, me recueras demasiado a mi hermano como para sentir algo más por ti – admito mirándolo a los ojos, intentando trasmitirle mi sentir y esperando que lo comprenda –. Eres justo como él.
- Ya veo – dice intentando comprender.
- Lo siento muchísimo.
- No lo sientas, no puedes hacer nada al respecto – dice él.
- No, no puedo – digo.
- Ese vestido es muy bonito, te ves mayor, realmente linda – dice él.
- Ya sé, Rob me pidió que me viera mayor – digo mirando de nuevo al espejo, revisando que de verdad me vea mayor.
- Bueno, no te preocupes demasiado por eso, – dice parándose a mi lado – ya eres mayor que todos esos que vienen a criticar.
- Si, es cierto, – digo riendo un poco – pero ellos no lo saben.
- Mmm… cierto, mal cosa – dice.
Rio por un momento, reviso mi aspecto nuevamente, tratando de encontrar un desperfecto o algo que delate mi edad corporal… bueno, si me veo menor de la edad que pretendo aparentar, pero la verdad es que no me veo de mi "edad real", no me veo como la niña de quince años que se supone que soy, pero me veo lo suficientemente grande como para ser la novia de alguien que aparenta tener veintiocho años, aunque en realidad tenga veintidós. Algo llama mi atención, mis prendedores de mariposa forman parte de mi peinado y recuerdo…
- Wow, es realmente bonita – dice Alice mirando con atención la mariposa.
- Lo es, definitivamente lo es – dice Jasper no precisamente mirando la mariposa.
- ¿Por qué la querías ver? – pregunto ignorando a Jasper y mirando a Alice, quien me devuelve la mirada sonriendo.
- Te vi con ella puesta… me dio curiosidad.
Me da gracia cómo todo lo que ha aparecido en visiones se ha ido cumpliendo casi como si no hubiera otra opción, por un momento tengo el impulso de quitarme las mariposas, cambiar lo que sea que venga, por un momento me dan ganas de hacer algo distinto con mi existencia… pero no dura mucho y simplemente dejo todo tal y como está.
- ¿Lista? – pregunta Rob abriendo la puerta de "nuestra" habitación.
- Sip – digo y Gabriel me da un beso en la sien antes de salir de la habitación, dejándonos solos.
- ¿Me sacas una foto? – pregunto dándole mi móvil.
- Sonríe y cumple mi petición, me indica algunas poses y saca varias, él ríe disfrutando este momento de simpleza tanto como yo.
- De verdad te ver preciosa, sé que a Jasper le encantarán estas fotos – dice él devolviéndome el móvil.
- Puedes estar seguro de que me conoces bien – digo guardando el aparato en el escote de mi vestido.
- Muy bien – dice él poniendo sus manos en mi cintura –. Espero que estés lista para nuestra maravillosa actuación, digna de un reconocimiento.
- Algún día seremos los ganadores del oscar a la mejor actuación, ya verás – le digo rodeando su cuello con mis brazos.
- Me encanta cómo te ves, te ves mucho mayor, – me dice – todos dirán lo afortunado que soy por tener una novia tan hermosa.
- Si, y las mujeres que intentan llamar tu atención me odiarán, ¿cierto? – digo buscando sus labios.
- Oh si, te odiarán por muchos motivos, pero sobre todo por lo hermosa que eres, por lo magnífica que luces y porque seguro llamarás la atención de todos los hombres de la fiesta – dice antes de aceptar la atención de mis labios y besarme lentamente, sus labios bajan por mi cuello y el timbre suena.
- Salvada por la campana – digo riendo y él sonríe una de sus sonrisas radiantes, besa mis labios de nuevo y me da la mano, listos para dar una actuación espectacular.
Nuevamente siento que todo pasa como en cámara rápida, gente llegando, saludos, sonrisas, felicitaciones… me ocupo en sonreír y asegurarme que todo esté listo para la cena… me doy un tiempo, elijo la mejor fotografía y la envío, la respuesta es inmediata y me roba una sonrisa, vuelvo pronto a mi actuación, las campanadas suenan y casi puedo sentir que es Jasper quien me besa, siento el característico aroma de su cuerpo apoderarse de mis sentidos, la inconfundible forma de sus manos enredándose en mi cintura, es casi como si él estuviera aquí.
- Feliz año nuevo – murmura Rob y su voz me devuelve a la realidad.
- Feliz año – respondo mientras sus brazos me rodean.
Todo el mundo se felicita mutuamente, besos y abrazos se reparten al por mayor, grandes tragos de champagne se ven por aquí y por allá, he visto a Rob copiar estas acciones y he visto a muchas mujeres intentando seducir al inseducible, si tal palabra existe, las miro divertida fallar y dar la vuelta frustradas, de regreso a sus maridos o novios.
Mi familia rumana la pasa maravillosamente siendo testigos de la estupidez humana y la frivolidad de los invitados, se divierten tanto como yo con los pretendientes que aparecen cada vez a hacer esfuerzos vanos.
Y resultó verdad, muchas miradas de desprecio han sido dirigidas a mi persona, muchas miradas de interés me han seguido por la sala y muchos se han acercado con la clara intención de captar mi atención con conversaciones banales y aburridas; lo cual resulta peor que en mi época, cuando detestaba que me trataran de tonta, pero era normal y no podía hacer mucho al respecto sin parecer insolente y mal educada, ahora lo mejor que puedo hacer argumentar una jaqueca y hacer una escapada elegante de ese mismo trato detestable.
- Lo siento, – digo amablemente, cerrando una conversación realmente aburrida con quien aparentemente es un colaborador cercano de la creciente empresa publicitaria de Rob – no me siento bien, disculpe.
- ¿Todo bien? – pregunta Rob en cuanto me acerco, un importante inversor y su fofa esposa me miran con interés.
- No me siento muy bien en realidad – digo fingiendo un mareo, Rob pasa su brazo por mi cintura, con una media sonrisa divertida.
- ¿Quieres que te acompañe a la habitación para descansar? – pregunta manteniéndose en su personaje.
- Por favor – digo poniendo una mano en mi frente.
- ¿Todo bien, cariño? – pregunta Katrina, mi mamá, acompañada por Isabel, mi hermana, para fines prácticos. Los caballeros de mi familia rumana miran con fingida preocupación desde cierto punto en la sala, pero puedo detectar un brillo en sus ojos que me indican sus intentos por no soltar una sonora carcajada en este momento.
- La llevaré a su habitación – dice Rob, mi madre y hermana se dispersan, y puedo escuchar a la fofa esposa decir a nuestras espaldas: "eso me huele a embarazo", con singular desdén.
- Rob ríe con ganas cuando finalmente llegamos a la habitación, se deja caer en la cama y ríe un rato mientras yo lo miro divertida, recargada en la puerta.
- Eso fue maravilloso – dice el, riendo un poco aún.
- Si, aparentemente seremos padres – digo.
- Gracias – dice calmando su risa casi por completo, pero con una chispa de alegría en su rostro.
- ¿Por qué? – pregunto divertida.
- Pues por aceptar ser la imaginaria madre de mi imaginario hijo – dice él sentándose con propiedad en la cama, estirando una mano, invitándome a hacerle compañía.
- No hay de qué, de verdad, no hay de qué – digo sentándome a su lado, para luego mantener un agradable silencio de unos minutos.
- Tengo que volver – dice Rob finalmente, dándome un beso en la sien.
- ¿Hay otra manera de salir? – pregunto.
- Si, por la escalera de emergencias – dice él señalando la ventana –. Con cuidado.
- No te preocupes – digo –. ¡Que te diviertas!
Como respuesta solo obtengo un guiño y una sonrisa seductora, luego la puerta se cierra. Miro la puerta un momento ponderando lo que pasará a continuación, desde donde lo veo, puedo fácilmente huir por la escalera de emergencias y dar un paseo por los bosques cercanos, o puedo simplemente quedarme aquí a vegetar.
No pasa mucho rato cuando tomo un suéter, las llaves del auto y ya estoy a bordo de mi increíble auto, en dirección a donde sea que mi instinto me lleve; y pronto me encuentro a las afueras de la ciudad, la carretera se extiende frente a mí, pero un camino simple y de terracería me atrae, por un minuto lo ignoro, pero poco más adelante lo lamento y decido volver y ver a dónde me lleva ese camino tan interesante.
Es un camino liso a pesar de ser solo tierra, no hay nada que ver en realidad y está totalmente oscuro, incluso con las luces del auto sería complicado para cualquier ser humano ver más allá; incluso con mi visión privilegiada es complicado ver demasiado, estoy a punto de volver cuando algo llama mi atención; es una propiedad vacía, por la construcción deduzco que es de finales del siglo diecinueve, un letrero me indica que está en venta y que lleva algún tiempo en este estado.
Detengo el auto en las cercanías y me decido a investigar, aunque mi aspecto no es adecuado para dicha tarea, mi aspecto es más adecuado para una cena de gala, pero realmente no me importa demasiado. Sigo las viejas baldosas que me llevan a la entrada principal, seguro durante su auge fue una maravillosa casa y si se pudiera reconstruir, a Esme le encantaría, seguro, debo sacar algunas fotografías.
Fotografío el letrero y algunas partes de la fachada y el jardín lo mejor que mi móvil y la simple luz del flash me lo permite; intento ver si se puede entrar, pero no, aparentemente está cerrada y no tengo ganas de escalar, menos con este vestido. Doy la vuelta a la casa y me encuentro con un enorme y maravilloso jardín, a mi izquierda hay una especie de garaje, y a mi derecha un maravilloso quiosco medio derruido donde seguramente se llevaban a cabo maravillosas celebraciones, el pasto está muy crecido y el descuido se hace obvio en lo que en su época debieron ser increíbles y lujosos muebles de jardín.
Un viejo columpio llama mi atención, el viento lo mueve lentamente, y mi lado infantil sale a flote, y después de asegurarme que mi vestido no sufrirá daños decido sentarme y columpiarme, el viento me da en la cara, debe sentirse helado pero para mí se siente delicioso. El sonido de pasos en el bosque me alertan y de inmediato me oculto en las sombras, por instinto dejo de respirar y me aseguro que el viento lleve mi aroma a otra dirección, que no hayan muestras de mi estancia en este lugar; de inmediato me siento estúpida por tantas precauciones innecesarias, pero después de tantos años de mantenerme con un bajo perfil y de proteger mi existencia, esto ya es parte de mí.
Entre los árboles aparecen unas figuras y siento el terror apoderarse de mí, casi siento que he vuelto atrás en el tiempo y me encuentro en esa horrible casa en Texas, casi siento que he vuelto a ese infierno.
- Dijo que ya no están en Forks, dice que están en Alaska pero no dijo dónde – dijo un hombre, un extraño.
- Ese imbécil – dijo una voz conocida, Karine.
- Bueno, pues debemos buscar en ese caso, realmente dudo que él sepa – dice María sentándose en el columpio que yo ocupé anteriormente.
Y siento el terror llenarme, los busca, busca a mi familia, a mis hermanos, a Jasper… me aterro y no lo pienso siquiera antes de escabullirme y dirigirme al auto, ni siquiera me detengo a pensar que seguro escucharán el motor del auto volviendo a la vida, o mis pasos en las baldosas de la entrada, o la puerta cerrándose… veo a Maria a través del retrovisor y sé que ella me ha visto, estoy consciente de que la escuché y sé que me seguirá, pero al menos yo llegaré antes.
No pienso en otra cosa más que tomar el móvil y marcar, suena varias veces antes de recibir respuesta, parece eterno, sin embargo no escucho nada de lo que dijo, simplemente empiezo a balbucear,
- Está aquí, Jasper ella está aquí – digo rápido, quizá demasiado,
- ¿Quién es? – pregunta él con suma seriedad y yo por un momento no sé a qué se refiere, el terror y la frustración me llena, un sollozo se me escapa.
- ¡¿Cómo que quién es? – grito – soy yo, soy Sarah… ¡Jasper escúchame!, María está en Washington y nos busca, te busca, alguien le dijo que estaban en Forks y ahora sabe que no es así, sabe que están en Alaska pero no sabe dónde y la escuché, la vi y ella a mí, los busca… Jasper, nos busca… Jasper, no sé qué hacer… voy para allá y no sé qué hacer… ¡Jasper, ella volvió! – digo aterrada,
- ¿Estás segura? – dice y puedo adivinar el terror en su voz.
- Sí, estoy segura, Jasper no sé qué hacer – digo sollozando.
- Iré de inmediato.
- No, no, ya voy yo en camino, es mejor que…
- ¿Por dónde vienes? – pregunta y tengo que mirar a mi alrededor para asegurarme,
- Por la carretera que tomamos cuando fuimos a Forks – digo después de un rato.
- Está bien, tranquila, solo… – dice él sin terminar la idea – nada, solamente ten cuidado, te veo pronto.
Colgamos sin decir más y aviento el móvil al asiento del copiloto. Sigo conduciendo por mero instinto, ni siquiera me importa el ir a una velocidad de pánico y por suerte no hay ni un solo auto a la vista, siento el terror recorrer mi cuerpo cada vez que miro el retrovisor en espera de verla aparecer.
Esto no lo vi venir, sabía que llegaría mi final pero no sabía que mi familia estaría en medio, no lo vi venir, ¿por qué no lo preví?... ¿por qué no me alejé?... ¿por qué no me mantuve escondida aquel día que en el bosque el aroma de Jasper me llenó?... ¿por qué no me mantuve alejada?... los sollozos se hacen más fuertes y continuos mientras el cielo se va tiñendo de colores y luz, ni siquiera sé en qué punto del camino estoy, pero continuo y mi móvil suena, contesto sin mirar quién llama.
- ¿Dónde estás?, Kat está preocupada, hace horas que te fuiste, dijiste que solo darías una vuelta, ¿no saliste del estado hasta quién sabe dónde, o sí? – pregunta Rob divertido y yo contengo mis sollozos.
- No… – pero la voz me tiembla – no, voy a Alaska.
- ¿Qué pasa? – pregunta, serio, ha notado mi estado.
- Mientras paseaba me topé con Maria, me vio, busca a los Cullen, tengo que advertirles, voy a Alaska con ellos – digo con un control que me sorprende, siento un nudo apretado en mi garganta.
- ¿En dónde estás? – pregunta y un sollozo se me escapa – Isabel dime, ¿dónde estás?
- No estoy segura, solo voy a Alaska, no te preocupes, te llamo cuando esté ahí – le digo y cuelgo.
Nuevamente sollozo fuerte y continuo, mientras el sol se va asomando en el horizonte… también en el horizonte una figura se asoma, el motor de una motocicleta se escucha pero lo ignoro, apenas lo noto entre mis sollozos; es solo hasta que pasa a mi lado que me alerta, pero no paro de sollozar, me detengo casi de inmediato y a través del retrovisor lo miro dar la vuelta, en cuanto está cerca del auto vuelvo a avanzar y él me sigue, mis sollozos van disminuyendo y sé que es por su influencia, no estoy segura de si lo agradezco pero le permito hacerlo.
Finalmente la casa Cullen nos da la bienvenida, Esme y Carlisle se encuentran en la puerta esperando, preocupados. Detengo el auto y la puerta se abre casi de inmediato, sus brazos me rodean, me dejo llevar y oigo las voces de la familia preguntando qué pasa, me coloca en la sala y Alice aparece, su rostro demuestra casi tanto terror como el mío tampoco lo vio venir y tampoco sabe qué pasará o cómo cambia esto la situación.
Jasper explica lo que logré decirle por teléfono y Alice me mira, puedo leer su duda clara en su rostro, "¿qué vamos a hacer ahora?", "no lo sé", pienso y ella mira a otro lado, a Edward… me mira y sé que se pregunta a qué se debe mi pensamiento, siento su confusión… "no lo sé", repito en mi mente, pero solo por repetir, miro a Jasper, quien habla con Carlisle y también me mira, no ha soltado mi mano en ningún momento.
Me doy cuenta de que tengo que encontrar una manera de hablar con Alice, no será difícil, eso me queda claro, en cuanto pueda evitar la mirada inquisitiva de Edward y la dulce protección de Jasper. Esme me abraza y yo le respondo, realmente necesito saber que esto va a salir bien, que nadie necesita salir dañado, solo yo, no hay necesidad de que otros sufran en absoluto, solo yo y encontraré la manera, debe haberla.
- Lo siento – digo.
- No pasa nada, no es lo peor que nos ha pasado – dice Esme con seguridad.
Jasper también está a mi lado, tomando mi mano, no sé qué hacer ahora y todo parecía tan claro hace unas horas, la decisión estaba tomada, la solución era simple y no incluía a nadie a quien amara, no ponía en peligro a nadie, ahora no sé qué hacer o cómo cambia todo, ¿por qué cambió?, quizá si me hubiera quitado las malditas mariposas.
Jasper me guía a mi habitación y escucho a la familia iniciar un plan de acción, todo pasa como en cámara lenta, no sé qué me pasa… todo era tan simple hace unas horas, todo estaba decidido y era fácil seguir ese camino, ahora no sé qué hacer.
- Tranquila, todo saldrá bien – dice Jasper cerrando la puerta tras de sí.
- Siento que volví a esa época, – digo – es como estar encerrada de nuevo en esa habitación esperando tu regreso, es la misma sensación, el terror de que ella vuelva a entrar a la habitación y me diga que te ha hecho daño, es más fuerte que el temor de que algo me pase a mí,
- Eso no pasará, lo sabes, nada malo pasará, – dice, para luego agregar – a nadie.
Esquivo su mirada y escondo mi rostro en su cuello, me lleno de su aroma y me doy cuenta de que esta vez no será tan simple decir adiós.
Review?
