Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, se supone que ya lo saben jeje.

/ / / cambio de escena en el mismo día.

& & & & & otro nuevo día.

Capítulo uno: ¡Hola hermanito!

Cruzó la calle con paso decidido hasta llegar a la acera, levantó el rostro hacia un gran y bonito edificio que tenía delante y sonrió traviesa. Sin dejar de mirar el edificio, metió su mano en su bolso vaquero buscando el móvil, una vez en su poder, apretó rellamada.

- ¿sí? - preguntó desde el teléfono una voz masculina.

- hola querido, ¿te acuerdas de mí?.

- ¿Kagome?, oh vaya, por fin te dignas a llamar, me tenías preocupado - contestó. Kagome frunció el entrecejo, si claro, se dijo sarcásticamente.

- pues tu no te has dignado en llamarme, "tan preocupado que estabas" - repuso ella escuchando un suspiro.

- Kagome, te intenté localizar, pero por lo visto cambiaste de número - se justificó calmado, la pelinegra se dio un golpecito en la cabeza, era verdad, se le olvidó avisarle.

- ups..., tienes razón como siempre jeje, dime, ¿estás con alguna chica en casa?, como siempre que te llamo estas "ocupado" - dijo burlona.

- no, por suerte no estoy con una chica ahora, ¿po? - respondió él.

- bien, pues un besito, ¿si?, chao - se despidió, colgando antes de que respondiera el chico.

Volvió a guardar el móvil en el bolso y entró al edificio, subió las escaleras, ya que no le gustaba el ascensor por una mala experiencia y avanzó por el pasillo de la planta 3 hasta llegar a una puerta. Estaba nerviosa, hacía tanto que no lo veía, desde que él se independizó no se veían como antes, ahora que ella consiguió un trabajo ya podía emanciparse también, respiró hondo soltando las maletas y tocó el timbre.

- que raro - murmuró el joven de cabello oscuro atado en una minúscula cola.

- ¿quién era Miroku? - preguntó desde el sofá su compañero de piso de ojos dorados y cabellos azabache.

- ¿eh?, nada nada, voy a hacer las palomitas, que es lo que queda - dijo este llendo a la cocina situada al lado del salón. Inuyasha se acomodó en el sillón mirando la tele - date prisa, el partido esta a punto de comenzar.

De repente tocaron a la puerta.

- abre tu Inuyasha por favor, que estoy preparando esto - le dijo Miroku desde la cocina escuchando el feh! de su amigo.

Inuyasha se acercó a la puerta y fastidiado abrió sin mucho ánimo, lo que no se esperaba era que una jovencita se le tirara encima abrazándolo fuertemente. Además, la atrevida chica lo besó en la mejilla dulcemente sin abrir sus ojos. Inuyasha estaba paralizado y confuso, ¿quién era?, ¿por qué lo abrazaba?, lo único que sabía era que se sentía bien así y no iba a impedirlo.

Kagome lo sintió más musculoso que en otras ocasiones, pero lo desconcertante fue que estaba tenso, que extraño, él nunca se ponía así. Abrió los ojos separándose lentamente del abrazo con una sonrisa - ¿sorprendido Miroku? - preguntó mirandolo fijamente, entonces su sonrisa se borró y se sintió desfallecer, sus mejillas se tornaron rosadas. Ese no era Miroku, era otro chico, uno alto y musculoso, con ojos de un magnífico color dorado. Y muy, muy, muy atractivo.

- tu...tu no eres...Mi...Miroku - se dijo perpleja.

- vaya, que lista - dijo con ironía, debía haberlo suponido, otra conquista más de Miroku, ¡feh!, por lo menos tenía más gusto esta vez. La chica era de mediana estatura, delgada pero con una linda figura, con cabello azabache ondulado en las puntas y ojos chocolate.

Kagome frunció el ceño - me equivoqué, tampoco era para ponerse así - dijo molesta. Inuyasha iba a contestar pero lo interrumpió Miroku que venía para ver quien era.

- ¿Kagome qué haces aquí? - preguntó asombrado.

- vaya recibimiento, ven y dame un abrazo - dijo extendiendo sus brazos mientras el pelinegro correspondía. Inuyasha bufó molesto viendo la escenita.

- ahora me cuentas todo, pero antes la presentación - dijo animado Miroku - Kagome, este es Inuyasha, mi compañero de piso y mejor amigo - dijo señalándolo - Inuyasha esta es Kagome, mi hermana pequeña.

- mucho gusto - dijo Kagome avergonzada mientras extendía su mano para saludarlo, había abrazado a un desconocido, ¡a ese super hombre!, pensó. Inuyasha sin saber porqué, se sintió aliviado al oír la palabra hermana. Se inclinó hasta ella y le besó la mano ofrecida por ella. Pudo notar el leve sonrojo que le causó a la chica, sonrió sensualmente.

Miroku la condujo a uno de los sillones de un pequeño pero acojedor salón. Los tres se sentaron en silencio, hasta que Miroku decidió preguntar.

- y dime Kag, ¿qué haces por aquí?.

- pues la verdad, he conceguido un trabajo aquí y ahora estoy en busca de piso - contestó tomándose las manos, de pronto se acercó a él mucho más - Miroku, queridisimo hermano - Miroku alzó una ceja - ¿podría quedarme contigo hasta que encuentre un piso?, claro, si no es molestia - aclaró mirando de reojo a Inuyasha.

- por mí no hay problema, pero... - miró a su compañero - ¿te importaría?.

- feh!, me da igual, puede dormir en el estudio, mientras no moleste.

Miroku y Kagome sonrieron - gracias, prepararé una cama ahora mismo Kag, ¿te molesta que sea de esas plegables? - preguntó su hermano - porque puedo dejarte la mía.

Kagome negó con la cabeza - bastante haces ya, no hay problema, gracias a los dos. Voy a coger las maletas - dijo llendo hacia la puerta. Miroku lanzó una mirada a Inuyasha para que la ayudara mientras él sacaba las palomitas quemadas del microondas.

Inuyasha le quitó de las manos las maletas y avanzó hacia el estudio junto a ella. Kagome le agradeció nuevamente - gracias, y... disculpame por... lo de antes, pensé que eras mi hermano. Él solo asintió y sin decir nada se fue al salón otra vez, esa chica era tan parecida a ella..., no, no podía juzgarla por su aspecto. Seguramente eran distintas, o eso esperaba.

Kagome observó el pequeño estudio, tenía un escritorio bien ordenado en la esquina, una ventana amplia, y un sillón negro situado al lado de unas estanterias con libros. Miroku entró con una cama plegable junto con una almohada y sábanas.

- aquí tienes Kag, no es gran cosa, pero es muy cómoda de verdad - dijo mientras la abría.

- Miroku, muchas gracias de verdad, no sé como agradecertelo.

- tranquila hermanita, tu también vas a pagar el alquiler - dijo como si nada llendose tras haber colocado la cama. Kagome con la risa tonta y una gotita de sudor recorriendole la sien, empezó a colocar las sábanas.

- Miroku, ¿cuánto tiempo va a quedarse? - preguntó Inuyasha sentado en el sofá.

- pues..., no sé, hasta que encuentre piso, si te molesta dímelo, que me la llevo a un hotel commigo - dijo Miroku poniendo las palomitas quemadas en la mesa. Inuyasha que había cogido una casi se atraganta - un..un ¿hotel?..., ¿tu y ella?, Miroku... ¡son hermanos! - gritó sin creerlo.

Ahora fue el turno de Miroku atragantarse - Inuyasha por dios que es mi hermana, se que es hermosa..., es cosa de familia - dijo levantando las cejas seductor - pero tampoco llegaría para tanto - dijo incrédulo - ¿por qué clase de hombre me has tomado? - dijo con tono dolido. Inuyasha se abstuvo a contestar y siguió comiendo viendo el partido.

- no sabes ni hacer palomitas - regañó escupiéndola.

/ / / / / / / / /

A la noche, Kagome se encontraba en la improvisada habitación y cogió uno de sus libros de su maleta, era una de las tantas novelas de amor que tenía, le encantaban esas historias, quizás era demasiado soñadora y romántica, pero no lo podía evitar, eran tan bonitas y llenas de ilusión - yo también quiero... - ¿que qué quería?, pues, un novio como describían las novelas, esse tipo de hombre de aspecto duro y a la vez tierno que te amaría com todo su corazón, también, que el amor verdadero triunfara después de todas las barreras que se interpusieran –suspiró tirándose en la cama abrazándo el libro– ese amor que dudaría para toda la eternidad - si..., ese amor al que entregarle todo...- murmuró observando el techo de la habitación.

Toc-Toc

Se levantó de la cama y abrió la puerta del cuarto - hola Miroku - saludó a su hermano que había tocado la puerta.

- quería pedirte disculpas, estuve toda la tarde viendo el partido y no te presté atención como era debido, eres mi invitada.

- no te preocupes, ahora soy una más, siento las molestias, no sabía que compartías piso, de haberlo sab... - su hermano la interrumpió.

- nada, nada, tu no molestas. Te venía a avisar de que si te quieres duchar, mejor que lo hagas ahora antes de que entre Inuyasha (se pega media hora) - Kagome soltó una pequeña risita - yo me voy a dormir que mañana me levanto temprano, bunas noches - dijo dandole un beso en la mejilla y llendose.

- hasta mañana hermanito.

& & & & & & & & &

Kagome despertó con energía, se levantó e hizo la cama y después se dirigió a la cocina para hacerle el desayuno a los chicos.

Miroku seguía dormido ya que se acostó tarde por el partido. Mientras, Inuyasha salía del baño después de haberse duchado con unos boxers negros puesto y el pelo húmedo, fue a la cocina a comer algo, pero se había olvidado de un pequeño detalle. Un nuevo inquilino. Una chica.

Kagome colocó los platos en la mesa junto a los vasos. Llevaba un pantaloncito corto y una camisa de tirantes negra. Se giró hacia la vitrocerámica para verter los huevos en la sartén.

Inuyasha entró despreocupadamente y paró en seco con la visión que tenía delante. Empezó a inspeccionar desde abajo, primero por las largas y torneadas piernas, seguidas por un lindo trasero y después la espalda tapada por una larga melena azabache. Carraspeó un poco para apartar "lindos pensamientos" que le pasaron por la cabeza. La chica asustada por el carraspear tan ronco, dio un saltito y soltó el tenedor que tenía en la mano, provocando que este cayera en la sartén con aceite y le salpicara en la mano.

Kagome emitió un quejido agudo y apartó la mano rápidamente.

- ¿te quemaste? - preguntó un asustado Inuyasha que se había acercado a ella corriendo. La chica asintió con un puchero que hizo sonreir al chico.

- ven, en el baño creo que tengo una crema para quemaduras - dijo conduciéndola al baño.

Una vez en el baño, Kagome se sentó en la tapa del retrete y estiró la mano afectada para que el ojidorado le pusiera la crema.

- siento haberte asustado, no era mi intención.

- oh no, la culpa fue mía, soy muy despistada - dijo sacando la lengua. El chico le dio una tierna sonrisa y siguió extendiéndole la crema viendo como la chica hacia una mueca de dolor.

Kagome para distraerse del dolor alzó la vista y pudo percibir el color de ojos del chico.

-tienes unos ojos dorados muy bonitos - dijo la chica en un susurro casi inaudible, pero el pelinegro la escuchó sorprendido y giró el rostro sonrojado. Serás bobo, como te vas a sonrojar por esto, muchas chicas te han dicho cosas más...atrevidas Inuyasha, se reprochaba interiormente el joven.

- ya terminé, note la quites.

- ¿qué hacen solitos en el baño pillines? - preguntó un adormilado Miroku que aparecía en la puerta causando el sonrojo de los chicos.

- ¡feh!, tu siempre igual Miroku - se quejó Inuyasha saliendo del baño. Fue en ese momento cuando kagome pudo apreciar que el chico iba en boxers, se sorprendió verse juzgando su lindo trasero, Kagome tu no eres así, tampoco es para tanto, ¡oh madre mía!, nunca me lo hubiera imaginado así ni con mis más mejores novelas de amor, menudo trasero..., se dijo.

- ¿Kagome?, vuelve a Tierra con nosotros - dijo su hermano pasándole una mano por delante del rostro, la chica se sobresaltó - dis..discúlpame Miroku jeje, buenos días - dijo dandole un beso en la mejilla.

/ / / / / /

Los hermanos entraron en la cocina viendo a un Inuyasha con una camisa blanca puesta y una taza en las manos. Kagome miró la sartén y vio que estaba apartada, entonces recordó...

- ¡oh no!, los huevos se quemaron - dijo con una mueca tirándolos a la basura.

- definitivamente Kag, tu no hagas más el desayuno, menos mal que mi buen amigo preparó café - dijo Miroku sirviéndose un poco. Kagome indignada levantó la barbilla con superioridad y movió su coleta graciosamente - cuando tengas hambre no me llames hermanito querido - dijo sonriente mientras se preparaba un cola-cao.

Se escucha una risa.

La pelinegra extrañada se gira - ¿qué pasó? - pregunta al ojidorado que estalla en carcajadas. Kagome mira a su hermano para que le diga el porqué de la risa, pero este niega sin saber.

- Kagome, ¿cuántos años tienes? - pregunta Inuyasha más calmado.

- 23 - contesta extrañada al ver como el chico vuelve a reir.

- ¿23 y sigues tomando colacao? - pregunta burlón. Kagome abre los ojos avergonzada - ¿qué tiene de malo?, además, ¿por eso te ries? - dice frunciendo el ceño sin dejar de hacer su colacao.

- feh!.

- serás infantil - murmuró.

Miroku al ver como su amigo abre la boca para protestar, decide cambiar de tema - Kag, ¿dónde conseguiste trabajo?.

- en una guardería que acaban de abrir por aquí cerca - contesta sentándose en la mesa con la bebida caliente en sus manos.

- ¡vaya!, profesora de niños pequeños..., ahora comprendo lo del colacao - comenta Inuyasha con ironía viendo como Kagome le fulmina con la mirada y luego como sus labios se abren un instante antes de que el borde de la taza los rozara. Inuyasha tragó saliva, ¿cómo un acto tan inocente lo excitaba hasta el punto de dejarlo sin habla?.

- ¿estás bien Inuyasha? - pregunta Miroku al ver la cara de su amigo.

- ¿eh?..., s..si, si. Voy... a vestirme ya, que ahora mismo tengo que ir a trabajar - dice levantándose hacia el fregadero para dejar la taza y desaparecer por el pasillo. Kagome no puede evitar quedar mirando el lugar por donde se ha ido el ojidorado. Definitivamente, ese boxer le queda de maravilla...

- hermanita, limpiate la babita anda - dice Miroku guiñándole un ojo dejando también la taza en el fregadero.

/ / / / / /

Inuyasha ya se encuentra vestido al igual que Miroku, el primero va con un traje gris oscuro y camisa negra. El segundo, con un traje gris más claro y con una camisa azul clara. A Kagome se le alegra la vista al ver semejantes hombres, y ella con una camisa de manga hueca rosa pálido y unos vaqueros ocuros..., vaya pintas llevas a su lado Kagome, se reprocha mentalmente.

- Bueno Kag, nos vamos - dice su hermano dandole un beso en la frente.

- Miroku, ¿puedes decirme el número de la agencia de taxis? - pregunta Kagome. Miroku va a contestar pero lo interrumpe el guapisimo ojidorado.

- ven, te llevo - se ofrece cogiendo el maletín negro de la mesita de la entrada. Kagome con una sonrisa coge su bolso y los acompaña hasta el ascensor - gracias, eres muy amable.

- feh!

Iban en el coche callados, el silencio era tan incómodo que kagome decidió hablar - ¿dónde trabajas? - Kagome deberías haber preguntado más suavemente y no tan directa, se regañaba la pelinegra interiormente. Inuyasha al principo se sorprendió pro la pregunta, eera verdad, ella no sabía que hacía él - trabajo en la empresa de mi hermano - dijo sin despegar la vista de la carretera.

- ahora gira a la derecha por favor - indicó kagome al chico, asi que era empresario..., la verdad que le pegaba ese oficio a él, trajeado y con la corbata un poco suelta a porpósito le quedaba muuuyyyy bien. Inuyasha veía desde el retrovisor a la chica inspeccionándolo con el ceño fruncido y asintiendo levemente, su ego creció aún más –si podía ser– con ese acto de la joven, pero prefirió cayárselo, ya le diría en alguna oportunidd oportuna.


Hola!!, jeje una nueva histora (en época actual a petición de una chica que me comentó en mi antiguo fic), la verdad, siempre me han gustado este tipo de fics, por eso quise probar si me salía, si veo que aburre mucho la quito y ya pondré una que también estoy escribiendo pero de época antigua, pero espero que ésta al menos os entretenga en las tardes aburridas y sosas jeje. Por favor opinen, acepto criticas, eso me ayuda a mejorar, por ejemplo a expresarme mejor o a redactar..., bueno espero que os guste, besos.

( puede que al principio parezca aburrida, pero hay que ir desarrollando la trama). Gracias por su atención.