Despertó débil y notablemente adolorido, miro a los alrededores y se encontró con una habitación bastante oscura que solo era iluminada por el ardor de una vela sobre una mesita.

Miro hacia el techo e hizo el intento por recordar como había llegado a parar ahí, pero por mucho que se esforzase era inútil, su memoria no revelaba ningún dato de lo ocurrido.

Lo último que recordaba era su pelea contra Uchiha Itachi, su ahora difunto hermano.

Sonrió con arrogancia al recordar que por fin su venganza se había cumplido, su hermano mayor estaba muerto, el causante de su odio y su dolor por fin había desaparecido.

Salio de sus pensamientos al escuchar unos sigilosos pasos acercarse, solo cuanto intento levantarse para ocultarse, solo ahí logro darse cuenta de que estaba amarrado delicada pero fuertemente de brazos y piernas.

La puerta de la habitación se abrió, dándole paso a una hermosa mujer. El la miro fingiendo desinterés, pero su farsa termino al ver realmente quien era aquella mujer. Iluminada por la tenue luz que ofrecía la vela pudo ver a una rosada cabellera y unos brillosos ojos color jade.

Era imposible no reconocerla porque había pasado gran parte de su niñez con ella, persiguiéndolo y fastidiándolo.

Siempre había sido una molestia, una voz chillona que se hacia presente para dar su opinión aunque nunca se la hubiesen requerido.

Esa chiquilla fastidiosa que ahora se presentaba en aquel cuarto como toda una mujer, mirándolo con la misma frialdad con la que el también la miraba.

-Sakura –soltó el en un tono neutro y sin fijar mucho interés en la figura femenina.

-Haruno –corrigió ella. –para ti, soy simplemente Haruno –aviso sin emoción alguna.

El la miro con una fingida sorpresa, luego se río con arrogancia.

-¿Qué hago aquí? –pregunto el ignorando lo anterior.

-¿Qué haces aquí? –repitió ella. –no lo se, se me ocurrió traerte –comento mientras lo miraba distraídamente. –y dime… ¿recuerdas algo de lo que sucedió? –pregunto interesada.

-¿Qué debería recordar? –interrogo el también interesado.

Ella río, parecía feliz de que el pelinegro no recordara nada.

-¿y bien? –pregunto expectante y fastidiado por no saber el porque de la anterior risa de Sakura.

-nada, nada, no importa –dijo relajadamente.

-¿porque estoy atado? –volvió a preguntar el.

-porque poco a poco vas recuperando fuerzas y seria bastante difícil mantenerte quieto, así que te mantendré atado hasta que vea como solucionar eso –aviso ella.

-¿Por qué me trajiste aquí? ¿en donde estamos? –interrogo molesto.

Ella no respondió, se quedo mirándolo por unos segundos y sonrió.

-no necesitas saber nada de eso, solo confórmate con saber que tienes heridas muy graves en tu cuerpo y estoy curándolas lo mejor posible. –dijo ella saliendo de la habitación.

-¡Espera! –grito antes de que la puerta terminara de cerrarse.

-¿Qué? –pregunto ella con tono de cansancio.

-desátame –ordeno molesto.

La puerta se cerró sin mas respuestas para el Uchiha.

Por su lado la pelirosa salio de la habitación y camino por un corto pasillo para luego encontrarse unas escaleras y bajar hacia la sala.

Era una hermosa y muy confortable casa, en la sala había unos cómodos sillones y algunos muebles, sobre los cuales reposaban un par de fotos de una familia.

Eran tres niños en total, dos niños y una pequeña. En el retrato también había un hombre al parecer muy contento y la pelirosa posaba a su lado.

Ella tomo la foto y la miro con tristeza, por unos segundos había recordado a ese joven de cabello castaño, ojos marrones y su imborrable sonrisa de felicidad.

Se sumergió dentro de la foto, recordando aquel momento en el que se la habían sacado pero sus recuerdos no duraron mucho ya que tuvo que distraerse al oír entrar a los tres niños que había estado observando en la foto.

-¡Sakura-chan! –grito la mas pequeña mientras corría a los brazos de la pelirosa.

-hola pequeña –saludo la joven dulcemente para luego sonreírles también a los otros dos chicos. –espero que a todos les haya ido bien en la academia –comento acercándose a los otros dos y aun con la pequeña en brazos les acaricio la cabeza a los dos varones.

El mas grande asintió con firmeza y casi frialdad, mientras que el otro sonrió tímidamente

Hacia poco que la pelirosa se había integrado a la familia y aun no terminaba de ganarse la confianza y el afecto de los dos jóvenes. A diferencia de ellos, la pequeña le guardaba mucho cariño y no temía en demostrárselo.

-les preparare la comida –aviso ella depositando a la pequeña en una silla y yendo hacia la cocina.

-valla, una linda familia…

-¡ahhhh!! -grito pálida al encontrarse al Uchiha en la cocina. -¡¿Cómo demonios te desataste?! –pregunto sin entender y buscando con la mirada algún cuchillo, o algo para defenderse en caso de que el pelinegro decidiese atacarla.

-¿buscas esto? –pregunto mostrándole un gran cuchillo que ella utilizaba para cortar las verduras.

Sasuke aun estaba débil, pero igual hizo el amague de levantar el cuchillo en contra de Sakura.

Pero no pudo hacerlo, había una mano sujetando fuertemente su muñeca. El pelinegro miro al jovencito de cabellos castaños y mirada amenazante que sostenía su brazo.

El chiquillo saco un kunai y se dispuso a atacar a Sasuke, pero lo detuvo una firme voz femenina.

-Takeshi ya basta –ordeno ella.

-¿Quién es este tipo? –pregunto el joven de cabellos castaños.

Sakura iba a contestarle, pero el pelinegro se desmayo y la pelirosa tuvo que atenderlo de inmediato.

-usaste tus únicas fuerzas para desatarte de las cuerdas –se quejo ella viendo lo débil que estaba.

-Takeshi por favor, ayúdame a llevarlo a la habitación de arriba –pidió y a lo que el joven obedeció bastante molesto.

Lo llevaron nuevamente al cuarto donde la noche anterior Sakura lo había acomodado. Aquel cuarto era en realidad una oficina improvisada que ya no se usaría mas, entonces Sakura coloco una cama y a hurtadillas había metido a Sasuke a esa casa, donde ella vivía hacia siete meses.

-¿Quién es? ¿y desde cuando lo escondes aquí? –pregunto Takeshi molesto intentando no alzar la voz para no llamar la atención de sus hermanos.

-lo lamento, se que no debí traerlo sin consultar pero fue una situación de emergencia –aclaro la joven. –esta aquí desde anoche, cuando salí a buscar los alimentos para la cena me encontré a este tipo tirado.

-estas mintiendo –dijo el castaño antes de salir del cuarto sin darle importancia.

Ella se río, ese chiquillo era igual a Sasuke cuando tenia doce años y eso realmente le hacia mucha gracia. Era tan gruñón y frió como el, como también era tan fuerte como el Uchiha a sus doce años.

Suspiro y comenzó a hacerse cargo de curar al Uchiha, mientras lo hacia recordó los entrenamientos con su maestra. Recordaba las veces que su maestra le sellaba sus conocimientos y la hacia pelear contra ella sin saber siquiera como defenderse, eran toda una tortura…

-eso es –sonrió al ocurrírsele una idea.

Antes de terminar de curarlo se encargo de usar aquella técnica que tantas veces su maestra había usado con ella y sello todos y cada uno de los conocimientos del ninja, dejándolo así como un simple hombre más en el mundo.

-ya quiero ver su cara cuando despierte. –comento riéndose y saliendo del cuarto.

Esta vez no lo ato, ni siquiera cerro con llave la puerta de su habitación ya que sabia que el ya no podría causarle problemas.

Ahora si, se dirigió a preparar la comida para los niños.

Había llegado a esa casa hacia dos meses, su misión como ninja medico de Konoha era tratar y curar a un joven que había sido atacado por un ninja rebelde de Konoha.

Al haber sido un ninja de Konoha el culpable de las heridas del joven, la misma Hokague le había ordenado a Sakura salvarlo.

Pero cuando Sakura llego se encontró con que el ninja al que debía salvar no vivía solo, sino que tenia tres hermanos menores que dependían completamente de el.

Una niña de siete años llamada Hikari, otro pequeño de diez años llamado Tetsu y Takeshi de doce años.

Al llegar a ese pequeño pueblo escondido entre los bosques del país del fuego, bastante lejos de Konoha se encontró con un joven muy enfermo y extrañamente feliz. La recibió con una sonrisa muy parecida a las que Naruto le regalaba siempre que la veia.

"-mi nombre es Sakura Haruno y soy una ninja medico de Konoha -se presento ella al llegar."

"-mi nombre es Hiro –aviso sonriente. –bienvenida Sakura-chan –agrego enérgicamente."

Sonrió al recordar lo mucho que el se parecía a Naruto.

-tal vez fue por eso que me agradaste tanto –pensó ella mientras rebanaba algunas verduras. –si tan solo… si tan solo hubiese podido salvarte –murmuro mientras una lagrima escapaba por su mejilla.

Se había prometido a si misma no volver a llorar, sabia que no debía hacerlo, ahora tenia una familia que dependía de ella y no podía mostrarse débil, pero el recuerdo de aquel hombre la estremecía. Había hecho de todo por salvarlo, pero nada fue suficiente y en recompensa por haber fallado en su misión decidió hacerse cargo de aquellos niños que ahora no tenían a nadie.

Termino de cocinar y les pidió a los jóvenes que la ayudasen a preparar la mesa. Takeshi la ayudo rápidamente, siempre con una actitud muy seria y casi fría. Mientras que los otros dos intentaban ayudar sin romper nada.

-bien, siéntense, les serviré la comida –aviso Sakura.

Tal como lo dijo, lo hizo. Sirvió la comida para todos y se sentó a comer con ellos, luego le llevaría la comida a Sasuke porque sabía que por ahora seguiría durmiendo.

Los niños comieron en silencio, solo podían escuchar algunas risitas de Hikari provocadas por las graciosas caras que le hacia Tetsu desde la otra de la mesa.

Le alegraba mucho que los niños hubiesen aceptado tan bien la perdida de su hermano. Eran una familia muy pequeña y bastante rota, pero estaban muy felices y Sakura daría cualquier cosa por mantenerlos así.

Terminaron de comer y los dos mas pequeños corrieron peleando hacia su habitación para ver televisión. Mientras que Takeshi se disponía a levantar los platos sucios.

-no es necesario –aviso Sakura deteniéndolo. –yo lo haré.

-entonces iré a entrenar –comento saliendo de la casa.

La pelirosa tomo todas las cosas sucias y comenzó a lavar todo en el la pileta de la cocina. Cuando termino de hacerlo fue a ver como se encontraba Sasuke, entro en la habitación y lo vio durmiendo así que salio nuevamente para no molestarlo. En la pelea contra Itachi el había perdido mucha sangre y ahora se encontraría débil por unos días.

Salio de la habitación y sabiendo que los niños estarían toda la tarde entretenidos con los dibujos animados de la tele aprovecho para dormir una siesta.

Se tiro con cansancio sobre su cama y a los pocos minutos quedo dormida.