Título: Efecto Colateral (sip, título idiota)
Rating: T
Genre: Romance, humor
Advertencias: Slash, OoC, violación a las leyes de la termodinámica –no sé hacer colisiones-, spoilers tomo siete, nombre de L y de Watari.
Disclaimer: Death Note no me pertenece, es propiedad del dúo dinámico Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. El gran anime es de Madhouse.
"El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice." Charles Baudelaire
Efecto Colateral
Quillsh Wammy conocía bastante bien al detective L. Podría decir incluso que era seguramente la persona que mejor lo conocía en el mundo. Podía enumerar los detalles triviales que componían la fachada del detective, los dulces que más le gustaban, los casos que le llamaban la atención, y en sí cada una de sus facetas.
Pero el caso Kira había agregado nuevas variantes. Desde que lo había tomado, no, desde que Light Yagami se había unido a la ecuación, L estaba cada vez más ensimismado y obsesionado con el caso. Al principio Wammy lo asoció al suspenso que suponía un asesino como Kira; uno que con el sólo conocimiento del nombre y la cara de una persona –o solo la cara en el caso del segundo- podía llevar a cabo sus ejecuciones. Pero L cada vez se había ido entramando aún más con su sospechoso; la vigilancia las veinticuatro horas del día, asistir junto a él a sus estudios, y por último el encadenamiento.
Wammy conocía a L, lo conocía y quería como si fuese su propio hijo. Y tal como lo conocía, no estaba ciego al comportamiento generalmente estoico del detective sólo diverso en presencia del joven nipón. Había emoción, estimulo frente a los retos, frente al rompecabezas. Y Wammy era testigo de aquello. No algún sentimiento romántico, eso sería demasiado idealista en el caso de los dos genios. Pero era palpable algo; la manera en que sus frases parecieran siempre implicar una acusación y en el caso de Yagami una defensa. La manera en que la competitividad entre ellos fuese cotidiana, tan normal. La forma en que ambos habían encontrado a su perfecta antítesis.
Por eso Wammy estaba preocupado, en unos cuantos minutos más irían en busca del tercer Kira, Higuchi, según los planes. Y ahí L intentaría saber el método de matanza del asesino, y ahí tal vez Light Yagami se probaría inocente o no.
Fuese lo que fuese, Quillsh Wammy sabía que las cosas cambiarían.
Yagami Light nunca antes había estado en un helicóptero. Y no se había imaginado que L de todas las personas supiese pilotar uno. Pero estos triviales pensamientos estaban saliendo rápidamente de la mente del joven japonés ya que la persecución era lo único que importaba.
Higuchi Kyõsuke sería acorralado y atrapado. Y por fin su nombre sería limpiado de sospechas, y tendrían el arma con la que Kira mataba…
En el momento, una docena de autos policiales con sus vidrios entintados tenían tapado en su totalidad el frente en la autopista. El auto de Higuchi iba delante, a los límites de la velocidad, y ellos en el helicóptero se encontraban acercándose hacia donde Kira se dirigía.
En tan solo unos instantes todo estaría terminando, pensó Light.
Claro que eso hubiese sido, si Higuchi al ver el helicóptero, hubiese doblado…
…porque al parecer perdió el control del automóvil, yendo a toda la velocidad en contra de la nave.
—¡Demonios, Ryuuzaki!, ¡¡sube!!
Pero el helicóptero no pudo ser más rápido en alzarse que el auto en chocar con ellos, arrastrándolos y volcándose.
Watari cayó antes de que colisionaran, cuando L intentaba maniobrar la nave para subir.
Lo que siguió, fue incluso demasiado rápido para que los policías pudieran intervenir, quedando solamente la alternativa de llamar a las ambulancias. El auto de Higuchi, volcado ya completamente y alejado unos cuantos metros del helicóptero, explotó provocando que nuevamente el helicóptero se alejara, quedando apartado de la policía –y los medios de rescate- debido al fuego que ocasionó el automóvil –el cual, junto lo que llevaba adentro ya era historia-.
Lo único que podía pensar Watari, mientras era ayudado por los policías y llevado hacia un lugar a salvo, era que los dos genios adentro de la nave sobrevivieran.
L no se sentía tan mareado desde que- no, no recordaba sentirse tan mal. Siendo consciente a través de su percepción de que seguramente la situación en la que se encontraba no podía ser la mejor, con esfuerzo intentó abrir sus ojos. Al tercer intento sus ojos se abrieron completamente, y L tragó duro. Cuando pensó que se encontraba en una mala situación, no pensó que sería tan desastrosa. A veces, deseaba equivocarse.
Cuando Higuchi se estrelló con el helicóptero, terminó arrastrándolo hacía las barreras de contención, y el detective ni siquiera quería analizar más lo sucedido, sólo poder liberarse de la situación. El auto había caído sobre el helicóptero para luego –debido al peso de la nave- seguir su curso solo. Las hélices completamente rotas, interrumpían cualquier intento de salida a través de las puertas. El parabrisas estaba completamente roto e incluso podía sentir algunos de los vidrios sobre él, esa era quizás la única vía de escape. Tan solo debían salir por ahí, apenas pudiera moverse bien, ellos escaparían...
...Ellos.
—¡Light-kun! -gritó con voz cansada.
El detective giró su cabeza, doliendo por el brusco movimiento, en busca de su sospechoso. Encontrándolo en la parte de atrás, seguramente había caído con el impacto, ya que su asiento se rompió completamente, destrozándose la parte principal, por lo que Light debió salir volando hacia atrás. Mirándose momentáneamente, para ver si se encontraba atrapado, L se encontró alegre de verse libre, así que se giró para poder prestarle mejor atención al japonés. Pero algo no lo dejó moverse más allá de unos leves centímetros.
La cadena.
Mierda.
La cadena había quedado entre los fierros rotos de su asiento y el panel debido a la colisión, y como prueba de ello, estaba la nulidad de movimiento de parte del detective. La maldita cadena, estaba tensa e imposible de mover impidiendo a L salir.
—¡Light-kun!, no puedo moverme —dijo, intentando recibir alguna respuesta del susodicho. Un gemido como afirmación salió de la parte de atrás—. ¡Light-kun!
—¿L?, ¡mierda, el helicóptero! —fue lo primero en salir de la boca del más joven. Cada parte de su cuerpo dolía como nunca antes, podía sentir sus piernas acalambradas por el fuerte impacto. No recordaba como había llegado ahí, apenas y podía recordar cuando el helicóptero chocó con el auto de Higuchi. Por lo menos estaba vivo, pensó. Y L también.
—Light, ve si estás atrapado —¿atrapado?, Light levantó sus miembros aguantando el dolor, y culebreando se puso en una posición vertical.
—No Ryuuzaki, estoy libre. ¿Y tú? —L suspiró sonoramente—, creo que no Light-kun, la cadena está atrapada.
La cadena. Light dirigió su mirada hacia su muñeca izquierda encontrándose sólo con la esposa y unos cuantos eslabones. Claramente en el impacto la cadena se había cortado, atrapándose luego entre los fierros del asiento—. ¿Intestaste tirarla?, quizás solo debes forzarla y…-
—Por supuesto que intenté tirarla, te digo que está atrapada —Y en la voz de L podía sentirse un gran porcentaje de enfado, y quizás malestar.
Light intentó organizar sus pensamientos e ignorar el tono de reproche de L. Tan solo debían esperar unos cuantos minutos hasta que la fuerza de policía viniera a rescatarlos, de ahí todo sería mucho más simple—. Ryuuzaki, pienso que debemos…-
—¿Sientes ese olor? —Light trató de pasar por alto la nueva interrupción y concentrarse en su olfato. Sí, lo sentía, un olor pesado y ácido, que podía relacionar con-
—¡Bencina! —mierda, ahora sí que estaban en problemas. La gasolina que se había escapado de la explosión del auto de Higuchi y el helicóptero, más las chispas de electricidad… no había que ser un genio para darse cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir.
—Sí Light-kun, sé lo que es el olor. Lo que no sé es como saldremos de aquí —y Light sintió un halo de desesperación en la voz normalmente monótona del detective. Solamente debían pensar, pensar. ¡Maldición!, eran genios, mentes brillantes.
Y a Light se le ocurrió. Era tan condenadamente simple; rompiendo las ventanas, o mejor dicho, terminando de romper el parabrisas y la ventana podrían escapar de la inminente explosión. En síntesis se lo dijo al detective.
— ¿Por el parabrisas?, correcto, ya lo había pensado. Pero no creo que pueda hacerlo, la cadena…
— ¡Mierda L!, te dije que nos desencadenáramos, por alguna vez podrías seguir el sentido común…
—Reprochármelo no me liberará de la cadena.
—Lo sé –Light se movió hacia el asiento del detective para intentar ver la cadena—. Está demasiado tensa, quizás si te mueves más podrás romperla...-
—Ya lo intenté —L dijo—, pero sólo me escoció, debemos pensar en algo más, pero rápido, porque si el olfato no me falla, creo que moriremos… o por lo menos yo moriré.
—¿Qué quieres decir? –Light farfulló-, ya te lo dije una vez L, mientras estuviésemos encadenados-
—Literalmente ya no estamos encadenados Light-kun.
Light le envío una mirada que claramente le decía que no volviera a interrumpirle—, mientras estemos o no encadenados, moriremos juntos, porque juntos estamos en esto y ni siquiera Kira podrá cambiar eso —terminó el joven.
—Motivador discurso Light-kun, pero creo que tu idealismo te está pasando la cuenta —L susurró, mientras intentaba tener una visión más clara de su sospechoso—, ¿te das cuenta de que en unos minutos más lo que queda del helicóptero estallará y con él, nosotros?
—¡¡Por supuesto que me doy cuenta!!
—¡¡Entonces porque mejor no pensamos en una manera de salir los dos!!
Mierda. Era irónico que finalmente Kira no fuese la causa de sus muertes, pensó Light. Él podría salir, romper las ventanas ya quebradas y arrancar, hasta quedar a salvo. Pero L estaba atrapado, y aunque sus instintos le dijera que se salvara, su conciencia se lo impedía. Además, aunque quizás todo fuesen juegos mentales y mentiras, L era su amigo, o por lo menos, lo más cercano a uno. Y no dejaría que muriera.
—L, tengo un plan.
—¿Cuál? —dejó cualquier intento de comentario mordaz al oír la voz solemne de Light—, porque creo que debemos apurarnos.
Light se equilibró nuevamente, pensando que seguramente debía tener unas cuantas costillas quebradas si el dolor no le mentía. Tenía que encontrar alguna barra de metal, el extinguidor era demasiado grande y pesado. Hasta que la vio, una barra de metal de unos veinte centímetros que seguramente se había caído con el choque. La tomó y se acercó a donde estaba la cadena atrapada.
—¿Qué vas a hacer?
—En tiempos desesperados, medidas desesperadas —Light tomó una respiración, y con un fuerte golpe de la barra, terminó de romper los fierros que aferraban la cadena-. ¡Mierda!, ¿de que están hechos estos eslabones?
L lo miró analizando si la pregunta era retórica o no. Bueno, tenían cosas mejores que hacer en ese momento.
Light golpeó unas cuantas veces más los eslabones, pero salvo unos cuantos agrietados, la cadena seguía igual de firme. Y la bencina seguía corriendo…
—Light-kun, nunca he jugado bien al mártir, realmente jamás lo he sido —la voz de L bajó casi en un susurro-, pero creo que el tiempo se acaba, y tú debes-
—¡Mierda L! —parecía como si la gran verborrea del joven genio se hubiese descompuesto en unas cuantas palabras—, ya te lo dije, si salimos de aquí, ¡seremos ambos, no solo yo!
—¡No puedo creer que seas tan obstinado! –la frustración era evidente en el tono del detective-, ¡acaso no ves que el helicóptero explotará!
—¿Y que quieres entonces, que te deje?, ¿que te deje aquí y me salve?
—¡¡Sí!!
—Eres un imbécil Ryuuzaki, incluso en estos momentos eres un idiota —Light buscó con sus ojos lo que necesitaba, hasta que la vio, debajo del asiento –o lo que quedaba de asiento- de L. El revólver que hace unos instantes L le había ofrecido—. Como te digo, eres un imbécil, y cuando salgamos de aquí me encargare de hacértelo saber a golpes.
L lo miró fijo, es que acaso se había vuelto loco, ahora sostenía fuertemente el arma entre sus manos.
Light sabía lo que debía hacer, era muy simple, dispararle a un eslabón, liberando así a L. Pero no recordaba que el tomar una pistola fuese tan difícil, incluso podía sentir sus manos sudar. Quizás el episodio en el auto, junto con Misa y su padre, le estaba pasando la cuenta. Vio la mirada confundida de L—. Pienso disparar al eslabón-
—¿Sabes disparar?, quizás deba ser yo-
—Disparas con la izquierda y en una posición complicada –L suspiró dimitido- mejor disparo yo. Mi padre me enseñó a usarlas, así que solo aleja tu brazo y deja el eslabón quieto.
Quieto. Solo apretar el gatillo y listo. Solo apretar un poco más y-
¡Listo!
Suspiró aliviado, y a su suspiro lo acompañó uno de L.
—¿Ves?, te lo dije, saldremos los dos de aquí —Light se arrastró hacía los vidrios, solo que ahora sí que era para escapar-, Ryuuzaki, ¿podrías apurarte?
—Me estoy moviendo, Light-kun, me estoy moviendo…
Light podía oír el crujido de sus costillas quebradas, a la vez que el olor a gasolina le nublaba los sentidos. Por fin pudo salir completamente del helicóptero, cayendo al concreto de la autopista. L le siguió unos segundos después.
—Vamos Light-kun, sería estúpido que muriéramos ahora por la explosión, después de todo lo que hemos hechos –L le dijo, mientras lo ayudaba a levantarse.
—¿Sabes que es estúpido? –Light puso su peso en el detective, mientras ambos caminaban deplorablemente, alejándose de la inminente explosión-, es estúpido que aún en una situación así, utilices el pronombre, el jodido 'kun'.
L se giró para mirarlo sorprendido-, pensé que tenías mejores modales, Light-kun, me sorprendes.
Y apenas se alejaron unos cinco metros, la nave en la cual hace unos instantes atrás habían ocupado, volaba por los aires después de una incandescente explosión.
Para L las horas que vinieron después al fracaso de atrapar al tercer Kira fueron atroces. Al estar a salvo, fueron llevados de urgencia –y bajo nombres falsos- al hospital general de Tokio. Light había caído inconsciente apenas subió a la camilla, y él se mantuvo despierto hasta, bueno, él aún no dormía. No había tiempo para dormir, ya suficiente tenía con las enfermeras preguntándole si se encontraba bien. El pobre de Wammy había sufrido unos cuantos hematomas con la caída, pero gracias a lo bajo que se encontraba el helicóptero, ésta no fue tan fuerte. Además de que el hombre mayor siempre había tenido una resistencia mucho más alta que el promedio.
Ahora mismo, L solo tenía mente para dos cosas.
Kira.
Light.
La misión para atrapar a Higuchi había fracasado. L a diferencia de los detectives del NPA no estaba contento por la caída del tercer Kira. Aquella caída significaba la perdida de la herramienta con la cual el asesino confería sus crímenes. Sin aquella no había evidencia y no había resolución del caso. Era casi como si Kira se hubiese reído de él, liberándolo del asesino y muriendo con las respuestas.
Lo otro que estaba en su cabeza se remetía literalmente a dos habitaciones y unos cuantos metros. Light Yagami. Su principal sospechoso en el caso Kira. El joven que había arriesgado su vida para salvar la suya propia. Y el chico que se había llevado la peor parte. La colisión había provocado que el asiento de Light se quebrara, haciendo que el genio volara hacia atrás, y en el camino, se fracturara cuatro costillas. Viendo la situación de su sospechoso, L se podía sentir casi sano, salvo por todos los moretones, más parte de su mano izquierda dormida L estaba bien. Pensó que tal vez Light no sintió el dolor debido a la alta situación de adrenalina que se les presentó.
Como fuese, L podía decir que estaba preocupado. Light estaba bien, en unas cuantas habitaciones cerca de la suya, enyesado y junto a su familia. Pero bien, después de todo.
Sin embargo para L las cosas habían cambiado. Hace unas cuantas horas atrás pensó realmente que iba a morir; su mente en parte paralizada por el fuerte olor proveniente del motor, en parte por el dolor y en parte por la turbia desesperación, solo podía pensar en que esos iban a ser sus últimos minutos, de que Light también desesperado terminaría por arrancar y salvarse. No obstante, las cosas no habían salido así, Light se había quedado dispuesto a morir con él, y en ese momento, frente a todos los miedos e incertidumbres, L sabía que el otro genio no estaba fingiendo, no era actuación.
L nunca había sido una persona social –y nunca lo sería-, desde infante su relación con los otros fue diferente y al crecer no cambió. Los que lo rodeaban, salvo algunos, no le eran interesantes, y si lo eran, en poco tiempo perdían su interés, por eso L no se creaba accesorios emocionales, simplemente las emociones, sensaciones y sentimientos eran complicados y aburridos como para analizarlos. Cuando le dijo a Light que éste era su primer amigo, no lo vio más allá de una estratagema mental en su duelo de ingenios. En el confinamiento, pudo probar su palpable interés por el joven, por su mente y por el reto que significaba y, cuando se encadenaron, L comprobó que quizás, Light era realmente su amigo. El mayor asesino de la historia era posiblemente su amigo, su némesis y su más grande desafío. Pero aquella amistad, no era más que unilateral según L, después de todo, podía leer en Light una eterna actuación, una fachada interminable de perfección. Quizás con quien se encadenó no fuese Kira, pero no por eso Light lo consideraría un camarada, teniendo en cuenta las circunstancias de su amistad.
Por todo esto, cuando en el helicóptero, Light no lo dejó, Light siguió junto a él e incluso lo salvó –aunque L estaba seguro que a él también se le hubiese ocurrido el método con el revólver- para L las perspectivas cambiaron, su amistad no era unilateral, Light también lo veía como un amigo.
Pero en eso no se encontraba la confusión del mejor detective del mundo. No, lo que lo confundía –y L siempre odió estar en una incertidumbre- era su interés por el joven japonés. Desde el inicio del caso, desde que Light Yagami se convirtió en su sospechoso principal, L supo que era Kira. Y era por ser el más grande asesino, que L se interesó tanto por el otro genio. Cada una de sus palabras y gestos, L los estudió buscando un fallo, sus juegos mentales, su batalla de intelectos, todo se debió a Kira. L nunca hubiese conocido a Light si no fuese por el autodenominado dios, y la confusión yacía en aquello. ¿Era su interés genuino hacia Light, o sólo se debía a Kira?
L estaba seguro de la culpabilidad de su sospechoso, aún ahora podía decir que Light fue Kira y que por motivos mayores –falta de evidencia debido al accidente- no lo era en la actualidad. Por eso inicialmente se había acercado a él, por eso habían sido cada una de sus acciones, ¿pero si el caso fuese solucionado, Light y él podrían ser amigos?, L no lo sabía, en su frustración ni siquiera sabía si Light Yagami, solo Light Yagami le interesaba, o todo se reducía a su imagen como Kira.
El caso estaría siendo solucionado, con la justicia japonesa ya enterada de la misión para atrapar al tercer Kira, más las muertes que dejarían de continuar, L no tendría más motivo para seguir con el caso abierto. Ni Light ni Misa podrían ser juzgados sin prueba, y ya no habrían más ataques al corazón. Kira ya no existiría, aunque para L, el caso nunca quedaría resuelto.
Con todos estos pensamientos, L decidió que apenas volviera aquella enfermera obsesionada con sus hábitos, le pediría traerle unos cuantos dulces.
Light no sabía que sentir, bueno, en sentido figurado, ya que el dolor en su cuerpo era muy concreto. Supuso que tendría unas cuantas costillas quebradas, pero al parecer, en el momento no calculó todo el daño que sufrió. Pero ya no importaba, los expertos en la materia habían hecho lo suficiente como para fijarlo, enyesándolo y dándole los calmantes suficientes. Así que Light no se quejaba, salvo por una que otra palpitación dolorosa, principalmente de su abdomen y pierna.
Sin embargo, no era en eso en lo que tenía dudas, sino que en la sensación que debería tener en el momento. ¿Frustración?, la tenía, al fin y al cabo, el atrapo a Higuchi no había salido como lo planearon, y no tenían la herramienta de Kira, en ese sentido, podían remitirse a un principio. ¿Alegría?, sin pruebas, sin Kiras, L no tendría de otra que declararle inocente, despejarlo de culpas, aunque él seguramente nunca las dejaría. ¿Confusión?, si, Light también estaba confundido, su acto en el helicóptero lo había sorprendido. Por supuesto que no quería dejar a L morir, nunca querría dejar morir a alguien, eso simplemente iba en contra de lo que él era. Pero esa necesidad de salvarlo, de no dejarle ahí era tan impetuosa y extraña, tan diferente de su frío racionalismo.
Light siempre estaba en control. Cada uno de sus actos, cada uno de sus gestos, cada una de sus palabras, estaban pulcramente calculadas para seguir un patrón. Su vida entera se regía de uno, de un sistema; Sayu podría decirle en son de broma que era un maniático obsesivo, pero Light sabía bien que si no lo era, lo rozaba. Kira había traído literalmente patas pa' arriba todo esto. Su singular sistema se había vuelto loco, acusado de ser un asesino de masas, confinado y posteriormente encadenado al detective en jefe, Light había visto como su ordenada línea de vida había sido destrozada. Como había perdido el control. Por eso había puesto todo de sí para atrapar al asesino, para limpiar su nombre y recuperar su vida. No obstante si de algo Yagami Light podría caracterizarse era de su gran poder de adaptación frente a situaciones que para algún otro serían lamentables. Light se había acostumbrado al detective, a sus peculiaridades, había intentado volver a tener en control su vida, aunque sea un poco.
Por ese motivo, en el helicóptero, frente a la perdida total del control, con un inminente final, con una desesperación provocada por el contexto y no saber que hacer –Light siempre sabía lo que debía hacer-, la única certeza que tenía era que L y él debían salir vivos. Y era una certeza tan irracional, altruista e ilógica que Light no sabía de donde nacía. Claro que querría salvar al detective, ¡aunque no acosta de su vida!, pero en el momento eso no le interesaba, L estaría a salvo a pesar de todo.
Y eso en extremo lo confundía, ya mucho tenía con la gradual perdida de control en su vida como para también preocuparse por la perdida de racionalidad que empezaba a sufrir.
L era su amigo. Eso ya era un hecho claro para él. L era su amigo, ¿en que momento sucedió?, no lo sabía, pero era cierto. Sólo alguien tan igual y diferente podría serlo. L no lo idealizaba, L era capaz de ver en él al verdadero Yagami Light, a sus defectos. El detective podría hacer que sus sentimientos se encontrasen, que en su mente la ambivalencia de emociones fuese casi permanente; la furia por la arrogancia de su adversario, la curiosidad por alguien como él, el miedo de perder. Porque siempre Light había sabido que L era su contrincante, aun cuando él no fuese Kira, L llegaría hasta el fin del mundo para probarlo incorrecto. Y era esa batalla la que tanto le gustaba a Light, la que finalmente le había probado que el mejor detective del mundo era su amigo.
Pero eso no le aclaraba la necesidad salvaje de salvarlo, de saberle vivo. Eso solo complicaba más las cosas.
Crónica de un caso cerrado
El cinco de noviembre, ya fuera del hospital –más unas escuetas gracias por parte del detective hacia su sospechoso, por salvarle la vida-, L y Light incluyendo a los otros agentes, empezaron la fase final de la investigación. Cerrarla.
Etapa que se demoró cerca de un mes y dos semanas, siendo cerrado totalmente el día veinte de diciembre. Al final, Higuchi Kyõsuke quedó como Kira al no haber pruebas de la verdadera identidad de los supuestos primer y segundo Kira. Teniendo en cuenta que la mayoría de las grandes organizaciones mundiales estaban conformes con el fin del asesino de masas, el proceso de cerrarlo –aunque en mayor parte anónimo, para proteger a los involucrados de los fanáticos de Kira- fue simple.
Ryûga Hideki, Ryuuzaki, L, al ya no tener caso en Japón por solucionar –aunque nadie le quitara de la cabeza que Light Yagami era Kira, a pesar de haber perdido la jodida memoria de serlo- decidió marcharse del país junto a su grupo de trabajo –a.k.a Watari, Wedy y Aiber (aunque estos dos no se fueron con ellos)- a donde nuevos casos lo llamaran.
Light Yagami, decidió reanudar su vida –familiar, universitaria y juvenil- a penas cerraran el caso. Feliz porque lo despejaron de sospechas, a pesar de que L le dijo algo así como "Light-kun no eres culpable", que sonó al algo como "no eres culpable, pero tampoco inocente". Light estaba contento de sentirse por fin libre después de casi un año perdiendo el control de su vida.
L se despidió de cada uno de los integrantes del equipo con los que trabajó. Bien, en realidad fue Watari enviado por L. Sin embargo, el detective en persona había ido a despedirse del que fue su principal sospechoso, Light Yagami. Los dos genios en unas lacónicas palabras -vale decir que todo fue después de aquel ambiguo episodio de la "liberación" de Light- y unas cuantas miradas fijas, se despidieron y acordaron volver a verse algún día en el futuro. L, en un acto extraño de su parte –más extraño de lo normal, es decir- le dictó un número telefónico al joven Yagami, para que lo usara en caso de emergencias si lo necesitaba, sus palabras fueron "Light-kun, el número es de L, así que es para comunicarte con L", palabras que no dijeron nada, pero al japonés le parecieron un tanto idiotas. Así, los amigos, enemigos, los genios contradictorios se despidieron, deseando en el momento –recalcar momento- no tener que verse nunca más.
Y así, un ocho de enero del año dos mil cinco, el detective L junto con su fiel Watari partieron de Japón rumbo a un país desconocido –fuentes confidenciales-. Light Yagami partió rumbo a su universidad, la de Tõõ para ver que pasaba con sus estudios –y dar muestra de que aún estaba vivo-. Los otros investigadores también volvieron a sus vidas, fueron restituidos al NPA –incluyendo Matsuda- y de Misa, bueno, la joven siguió detrás de Light.
Así, cada uno de los que se vieron involucrados –y afectados- por el asesino –o los asesinos- de masas –a.k.a. Kira- siguieron con sus vidas –salvo los que estaban muertos, que por motivos mayores…-.
Notas de la Autora: La historia de esta historia -valga la redundancia- es extraña; la inicié como un oneshot luego de leer una maratón de fics de DN angustiosos, así que quise escribir uno con final feliz de L y Light. Como verán, el oneshot sobrepasó las diez mil palabras por lo que terminé optando a dividirlo en tres capítulos. Así, mucho OoC, humor extraño y fluff se juntaron en esta creación xD