Hola a todo el mundo!! Hoy es un día muy especial para todos nosotros... Hoy cumple nuestro amado rubio de ojos grises... OMG como podría perderme en esos ojos por siempre jamás. Pero bueno, no pude terminar esto, ya que pensaba hacerlo oneshot... pero mañana tengo un final, asi que les pido disculpas... pero no se preocupen que mañana mismo les daré el segundo pedazo y conclusión del fic. Así que gracias por leer, y por favor dejenme su opinión. Gracias...Bye

Atte:

Andreaeb182

P.D: ando algo depre, me fue pesimo en un examén (saqué 2 de 5, tomando como 0 malo y 5 excelente... y se pasa minimo con 3. T.T) Así, que tenedme paciencia y consideración.


Hay demasiados caminos a elegir. Tú tienes el tuyo, yo tengo el mío. Distintos, perpendiculares. Distantes. Así son nuestros caminos. Tu eres horizontal y yo vertical, con la sola diferencia, que al parecer nuestro momento de encontrarnos, ya pasó.

Lastimosamente, siento que rompí todas las reglas impuestas por la naturaleza. Y aunque me lo negué e intente impedirlo, terminé por convertir nuestra "relación" en la tangente de noventa. Logré encontrar la respuesta de ello en el interior de tus ojos de tormenta. En tus ojos furiosos, en tus ojos helados, en tus ojos tempestuosos. En tus ojos grises. Allí logré encontrar el punto donde tú camino y el mío se entrecruza. Porque nuestra relación es como una tangente de un ángulo de noventa grados. Infinita, por no decir incalculable, inimaginable. Imposible de definir.

Pero dudo que sea porque no haya palabras para hacerlo, sino que nadie pensó alguna vez que alguno de los dos se viera en esta situación. Y créeme que lo entiendo. Llevo tanto tiempo pensando en ello. O tal vez poco, ¿Quién sabe en realidad? Si ya siento tan efímero el pasar del tiempo, que creo que es una cruel broma el cuantificarlo. Contarlo. Medirlo. ¿Para qué? Si con hacerlo, no lograré retenerlo. No lograré hacer ese segundo donde tus ojos se encuentran con los míos, antes de que tu mirada se endurezca. Ese instante, donde solo me ves. Con indiferencia, con normalidad antes que tu mente me reconozca y haga cambiar tu mirada. Antes de que permita que se desate la tempestad que esta atrapada en tu mirada.

Se que estoy desvariando y que tal vez, si alguien me escuchara no creería nada de lo que digo. Pero simplemente es cierto. Sencillamente es verdad. Yo comencé a perderme en esos ojos grises, como una tonta, como cualquier tonta. Como varias de las tontas de este castillo. Pero existe una gran diferencia. Al menos yo tengo la seguridad de que cada vez que nos veamos, al menos tengo una mirada tuya. Una mirada cargada de resentimientos pasados y de odios añejos. Llena de pesares y del destino que nos ha tocado. Colmada de los retazos desquebrajados de tus ideales y del cansancio que tienes en el alma. Pero eres tan cobarde como para admitir que te equivocaste, eres tan cruel como para rectificar un poco más el camino. Tan solo unos milímetros más, unos cuantos grados más y así aumentar la esperanza de que nuestro encuentro sea más próximo, sea más tangible.

Pero mejor dejo de soñar cielos grises y tardes lluviosas de junio. Mejor me conformo con vivir la realidad, como siempre lo he hecho, como siempre ha sido y debe ser. Pero, ¿Cuándo dejó de ser así? A mi pesar, comencé a vivir entre fantasías, cuando tus ojos lograron hechizarme. Cuando me dejé llevar por ese mar grisáceo que llena tu iris y surca tu pupila.

Pero al menos por hoy, deseo engañarme. Al menos por hoy, deseo mimetizarme con tu mundo, con la sociedad. Sólo por hoy anhelo sumergirme en tu vida. Y así lo haré. Porque por primera y única vez, me mentiré a mi misma de tal manera, en que logre encajar en tu ambiente. Porque este día, Cinco de Junio, los engañaré a todos.


La Sociedad Mágica esta de Fiesta.

Y las jóvenes también. Por Rita Skeeter

Hoy se celebran los veinte años del ganador de este año de "La sonrisa más encantadora" de la revista Corazón de Bruja, Draco Malfoy. Queremos comentarles a todas las jóvenes que suspiran por este bombón de ojos grises y de cabello rubio platino, que es su oportunidad de verlo una vez más, ya que esta noche se llevará a cabo la más grande fiesta que el mundo mágico ha visto desde la celebración de la caída de Tu-ya-sabes-quien. La celebración se llevara a cabo a las nueve de la noche en…


-¿Estas segura de lo que vas a hacer?- Preguntó Hermione.

-Si, aunque sé que me arrepentiré luego de haberlo hecho. Pero es mejor que sufrir por nunca haberlo intentado.- se respondió a si misma Hermione, mientras se miraba al espejo. Sonrió algo asustada, para luego suspirar. Se llevo un par de dedos a la sien y se la masajeó. -Tranquila, todo saldrá bien.- intentó auto convencerse, para luego sonreír nerviosa.

Hermione se levantó del tocador y tomó un pequeño bolso negro, miró su cuarto una vez más y volvió a suspirar. Llevó sus ojos hacia el reloj de pulso y notó que eran las ocho y cincuenta y cinco de la noche. Le quedaban cinco minutos para llegar, por lo que decidió aparecerse. Cerró la puerta de su alcoba, sonriendo levemente. Esa noche, se estaba jugando la última oportunidad de hacer que sus destinos se encontrasen, aunque solo fuese por un instante.


Estaba aburrido. Apenas eran las doce y diez y al parecer todas las mujeres del mundo mágico se encontraban acosándolo. Es cierto que era divertido seducirlas y aturdirlas, pero en esta ocasión lo que prefería era un poco de tranquilidad y soledad. Pero al parecer no hallaría nada de eso en su cumpleaños, y todo gracias a la chismosa de la Rita Skeeter.

-Estupida mujer. No sirve para nada más que para crear problemas.-murmuró fastidiado mientras tomaba un vaso de whisky de fuego que un camarero iba repartiendo. Se encontraba sentado en la mesa principal, algo alejada de los invitados. Buscando pasar tan desapercibido como pudiera, aunque solo fuera por un rato. Estaba harto de los chillidos de esas escandalosas mujeres que no dejaban de perseguirlo. Era fastidioso.

-Draco, hermano.- escuchó que lo llamaban. Giró su rostro y se encontró con Blaise que le miraba sonriente. -Esplendida fiesta.- felicitó el joven mientras palmeaba la espalda del rubio y tomaba asiento junto a él.

-Gracias.- agradeció el rubio más por obligación que por otra cosa.

-Pero al parecer no la estás pasando bien. ¿A que se debe el que el gran Draco Malfoy no este haciendo de las suyas?-preguntó burlón el italiano. Draco bufó a su lado antes de llevarse nuevamente un trago a la boca. –Con eso me basta. Ya se cual es la respuesta a tu mal humor.- comentó Blaise con una sonrisa.

-Cállate Blaise.- demandó el rubio, antes de mirarlo fríamente.

-Si, definitivamente me has confirmado mis sospechas.- continuó diciendo el joven, sin prestar atención a la dura mirada del rubio.

-¿Qué diablos estás diciendo?- preguntó amargado Draco.

-No estás contento porque Rita Skeeter arruinó tus planes de conquista de esta noche y ahora eres acosado por casi todas las mujeres huecas del mundo mágico.- comenzó a decir el morocho con tono melodramático, haciendo que el rubio rodara los ojos, pero que sin proponérselo sonriera internamente. –Y has perdido tu oportunidad de ligarte a la primera loca que se pase por delante, porque solamente Pansy, tú y yo sabemos de tus desviaciones sexuales. Y que prefieres a los niños que a las niñas.- terminó de decir el italiano con solemnidad, para luego recibir una mirada seca y furiosa por parte del rubio.

-¿Qué patrañas estas diciendo Blaise?- preguntó el rubio mientras se controlaba. –Ahora solo falta que digas que mi amor platónico es cararajada.- masculló entre dientes con sarcasmo.

-¿En serio? Siempre lo sospeché, pero es bueno saberlo de tu boca. Ya decía yo que ese odio no es normal.- dijo el italiano mirándolo con falso asombro.

-Blaise.- murmuró Draco con el ceño fruncido y con la mirada helada.

-Ya, ya. Tranquilo Draco, tan solo es una broma. No lo tomes tan literal.- dijo Blaise con una sonrisa nerviosa, mientras mostraba sus manos en son de derrota. –Ahora si, poniéndonos serios.- comenzó a decir mientras su rostro se tornaba serio. -Tranquilízate Draco. Es tu cumpleaños, disfrútalo y no prestes tanta atención a esas locas. Tan solo encárgate de permanecer completo hasta que llegué el día de mañana.- completó con tranquilidad, para luego palmear la espalda de su amigo y levantarse de la mesa para tomar rumbo a donde se encontraba Pansy esperándolo con una sonrisa.


-Tranquilízate Mione.- comenzó a decirse a si misma. -Tranquila, no pasará nada malo. Tan solo acércate un poco más y ya.- continuó diciéndose a si misma.

Apretó sus manos y suspiró intranquila. Llevaba toda la noche intentando pasar desapercibida, para luego simplemente acercársele al rubio y conversar con él un rato. Aún no tenía definido el como y de que hablarían, tan solo necesitaba llenarse de valor para hacerlo.

-Eres una gryffindor. Compórtate como tal.- se dijo a si misma, dándose ánimos. Suspiró una vez más y decidió salir del rincón donde había estado toda la noche. Había llegado el momento de ir al encuentro con el destino que se había marcado desde que había puesto un pie en Malfoy Manor.


-Me alegra que ahora estés disfrutando de la fiesta, Draco.- murmuró Pansy con una sonrisa, mientras jugueteaba un poco con la copa de vino que estaba entre sus dedos. Draco le miró unos segundos y luego le regaló una sonrisa.

-A mi también.- respondió él con simpleza, para luego dar otro sorbo de su vaso de whisky.

-¿Alguna conquista para pasar la madrugada de tu cumpleaños?- preguntó abiertamente Blaise, recibiendo una mirada furiosa por parte de Pansy. -¿Qué?- preguntó mirando a la rubia.

-Que modales los tuyos, Blaise. Un poco más y le haces competencia a la comadreja.-comentó sarcástica, mientras lo miraba con reproche. Draco se permitió reír con naturalidad, por el reproche de la rubia. En eso estaba, cuando su risa se vio cortada abruptamente. Pansy y Blaise lo miraron extrañado, ya que el rubio se encontraba sumido en sus pensamientos, con el rostro inexpresivo y la mirada fija en un punto a la distancia.

Ambos slytherin se giraron para buscar lo que tenía a Draco en ese estado, encontrándose con la figura de una mujer que se acercaba a un camarero a pedir algo. Se trataba de una joven de largo cabello negro, el cual caía liso hasta la cintura. La joven llevaba puesto un elegante vestido negro strapless que le llegaba hasta los tobillos y que estaba decorado con pequeñas piedras plateadas por todo el contorno de los senos, formando delicadas figuras. Varios hombres se habían quedado mirándola fijamente, observándola desenvolverse y desnudándola con la mirada.

-¿Draco?-preguntó Pansy mirándolo divertida, a lo que el rubio se giró e intentó mostrarse normal.

-¿Si?- preguntó Draco mientras intentaba disimular su sorpresa. Nunca había visto a esa mujer, y parecía que algo en ella lo llamaba a su encuentro. Algo en esa sutil figura lo invitaba a acercarse.

-Deberías ir, si no quieres que alguien más lo haga.- comentó Blaise mientras miraba a la joven fijamente. –Si no quieres que yo lo haga.- completó girándose a mirar a su mejor amigo, que fruncía el ceño ante sus palabras.

-Ni se te ocurra, Blaise Zabini.-murmuró Pansy con sequedad. Draco simplemente ignoró sus palabras y se quedó contemplando la figura de la desconocida, notando como su piel tostada brillaba con la luz, haciéndola lucir etérea. Sin prestar atención a la discusión que mantenían sus mejores amigos comenzó a caminar hacia donde se encontraba la joven.

-Nuestro pequeño Draco esta creciendo.- murmuró Blaise con tono falsamente triste, mientras observaba al rubio ir hacia el encuentro de la pelinegra y como fulminaba a todos los que intentaban acercársele a ella.

-Déjate de payasadas, Blaise.- respondió pansy mirándolo fijamente, pero en sus ojos se notaba que estaba divirtiéndose.