Este es un short fic y un universo alterno… muchas gracias por leer

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De cómo encontraste inspiración

Cansada de las porquerías en la televisión y aburrida de no tener mejores panoramas, ese sábado Hermione Granger decidió ir al parque y aprovechar los primeros rayos de sol de la tan esperada primavera. Aunque su estación favorita era el otoño, no despreciaba todas las historias y situaciones que le regalaba la estación de las alergias y del amor, además cualquier día con sol y calor debía ser aprovechado en Londres.

Hermione gustaba de leer e informarse de todo cuanto desconocía, pero tenia un vicio algo extraño, o si quieren decirlo de otro modo, un vicio especial. Le gustaba coleccionar historias y situaciones y eso era perfecto. Perfectamente compatible con su trabajo.

El escribir sobre cosas q le interesaban la hacia feliz y reconoce haber tenido suerte en la vida, haber estudiado literatura, y tener empleo como columnista en el Times. Definitivamente eso era suerte. Y para darle un toque más de perfección su columna trababa sobre la vida cultural de la ciudad. A su cargo estaba criticar, ofrecer, anunciar y promover actos de cultura, que mejor para la hiperactiva Hermione.

Pero como toda persona que vive por y para su trabajo. Por y para sus gustos y aptitudes. Ella se sentía sola, pero que conste que solo se sentía sola una vez al mes, el resto de los días no tenia tiempo para sentirse sola. A veces cuando llegaba ese momento se preguntaba si el rumbo de su vida era el correcto, si estaba luchando por lo correcto, si hacia lo correcto, si pensaba lo correcto, si leía lo suficiente, ¿es que acaso encontraría el gran sentido de su vida?

Y así, haciendo pasos hasta llegar a su balcón y tomar su abrigo para más tarde, y algunos implementos de dibujo, salió de su departamento sin antes agarrar las llaves a un lado del teléfono, a los pies de la foto con Ginny.

- voy y vuelvo- grito tentada, y aunque vivía sola era costumbre avisarle al viento, a las cosas que iba y que volvería. Soltó una risa que solo ella se entendía, puso seguro a su puerta y salio con su pequeño atril, papel de colores sobrios y algunos lápices de carbón.

Bajando las escaleras saludo al señor Louis, el anciano de la renta, dedico una sonrisa traviesa a la pequeña Agatha quien lanzaba desde la ventana del descansillo avioncitos hechos de papel y con mensajes groseros. Llegando a la recepción le sostuvo la puerta a su vecina de enfrente.

-Ah! querida, espero que encuentres algo hermoso para dibujar- le deseó la señora Ledger, que estaba acostumbrada a verla salir a dibujar cada vez que podía.

-Gracias Amelia, dígale a Simon que quiero aprender a hacer grabados en madera.

-Estará encantado- agregó haciendo un mohín dulce- buen día.

-Buen día Amelia- hizo un gesto con la cabeza, y se dispuso a colgarse los audífonos de las orejas. La dulce voz de Elliott Smith lleno sus oídos.

I'll fake it through the day
With some help from Johnny Walker red
And the cold pain behind my eyes
It shoots back through my head
With two tickets torn in half
And a lot of nothing to do

Era pésima cantando, así que sólo tarareó la canción, dobló la esquina a dos cuadras de la entrada del parque y pensó que esa tarde debería de ser aprovechada, las sombras que los árboles proyectaban en la acera eran magnificas, tal vez dibujaría el paisaje del parque, haría unas manchas con carboncillo negro y les agregaría un poco de luz con la tiza blanca.

Era otro mundo, entrar a ese espacio rodeado de tonos verdes era cambiar de estilo, extrañamente ya no se escuchaban el ruido característico de una cuidad, los autos y las bocinas habían desaparecido, el susurro de miles de personas ya eran nada, se abrió paso hacia risas de niños que jugaban, el rostro concentrado de adultos que leían desde el diario hasta la novela de la semana, adolescentes que ejercitaban, grupos que se lanzaban el frisbee, alguna que otra pareja prometiéndose amor por la eternidad, dulces amantes compartiendo un picnic. Hermione se alejó un poco de los centros de acción y de pronto los árboles no le parecieron tan interesantes.

El pequeño mundo que se encontraba frente a sus ojos le llamó la atención mucho más que el verde que no podría retratar por q se había traído los carbones en vez de los pinceles y el óleo. Dibujaría unos croquis en movimiento para inmortalizar las poces de los que se tiraban el frisbee o daban volteretas en el aire, también lo haría con la expresión de amor entre la pareja que se hallaba mas cerca, esa que se besaba bajo el cerezo.

En un instante y de reojo, un punto de luz capto su atención, giro un poco la cabeza y lo que vio la descoloco. Tanto así que se sintió burda, vulgar, mediocre. Hermione deseó dibujar el efecto de luz que ese ser desbordaba, deseó que su dibujo le quedara tan bueno que cuando alguien más lo mirara sintiera que podía tocar ese pelo, esa piel, con tan solo observarla. Pretendiendo hacer un dibujo que fuera mejor que la realidad, sacó de su estuche de cuero el carbón negro y la tiza blanca, el papel seria de un color pálido muy suave, casi perlado y también con textura, algo que le permitiera sacar provecho a la luz y que no saturara la sombra.

Ya elegido los materiales, echó una mirada a su punto de concentración, no se había movido siquiera un ápice. Era un chico, un hombre mejor dicho, él estaba observando como los niños hacían carreras. Tenía una sonrisa torcida en sus delgados labios y la nariz más perfecta que Hermione habría visto antes, ni siquiera Harry tenia la nariz tan bonita y eso que su amigo era bastante guapo. Ella solo tenia acceso a su perfil, a todo su perfil, él se encontraba recostado sobre la hierba, apoyado en sus codos y brazos, de espalda, con una pierna algo flexionada y la otra suelta, vestía casualmente, bastante apropiado para un día en el parque. Pero el detalle más bonito a ojos de Hermione fue el de las tres pequeñas bolas de colores que tenia en su regazo, verde, plata y negro, eran de esas para hacer malabarismo. Esto iba de maravilla pensó la chica, por que al parecer aquel hombre aun no se habría percatado de que ella se disponía a retratarlo.

-No te muevas, por favor, no te muevas- susurró para sí misma, el dibujo le estaba quedando de puta madre, era uno de los mejores, contando también algunos desnudos que le había hecho a Ginny. No pensando que la descarada se los daría a Harry para su cumpleaños. La cara de su amigo había estado digna para enmarcarla. De hecho Fred y George tomaron una foto.

Concentrada en los pies descalzos del joven que retrataba, dejo divagar su mente hacia puntos tan profundos que explicar sus ideas con palabras era imposible. Él tenia pies grandes, sus uñas estaban perfectas y tenia cinco dedos en cada pie. No era un fenómeno, eso estaba claro. Arregló los últimos toques del dibujo, una línea por aquí, otra por acá, dios creaba a estas criaturas, eso era el arte, todo lo creado, todo lo bello, lo sublime, el dibujo no quedaba pequeño ante la hermosura de aquel hombre, era igual de bello, ella había plasmado más que una mimesis, una situación de relajo, de soledad, una mueca apenas risueña, él había sido su inspiración, su mejor modelo. Ni siquiera se marchó o cambió de posición, el único movimiento que hizo fue cuando echó la cabeza hacia atrás, la sacudió y cerró los ojos por unos segundos. Hermione en vez de protestar por la acción quedo absorbida por la curva de su cuello, por la manzana de Adán que le salía ligeramente, por el doblez de su mentón y el comienzo de sus labios.

Una sonrisa suave cruzó los labios de Hermione, sus comisuras se alzaron leves al pensar en la razón de la existencia de tal ser, fuera de lo estéticamente bello que era el rubio que tenia en frente no pudo evitar preguntarse si acaso era un ángel, si sería igualmente sublime tocar su piel y su cabello, si sería tan perfecto, si se podría conversar y reír junto a él sin temor a que desapareciera. Sus ojos se alzaron para observarle aun más pero ahí no había nada, la hierba había quedado marcada en donde el estaba. Pero ya nada… tan ensimismada estaba que no notó como su muso se esfumaba. Se odió en ese instante, hasta que sintió un cosquilleo en la espalda.

-¡vaya! Ese soy yo… realmente…- una voz de plata de escucho peligrosamente cercana

Hermione se levantó tan rápido que se mareó y sintió un doloroso tirón en su vientre. Ante ella estaba su muso, un metro los separaba, y asombrosamente tenia los ojos más claros que jamás se habría imaginado. Dios quería castigarla, quería hacerla sentir insignificante. Ella era una mierda, tenía pecas en los hombros y en su espalda, tenía una cortina de rizos que la volvían loca para las cenas de gala, era flacucha y no tenía tanto busto, sus ojos eran demasiado grandes para su gusto, la hacían parecer una huérfana apunto de ponerse a llorar, y eran marrones como los de la mayoría, y no tenia tantas curvas. Dios definitivamente la odiaba.

-creo que ese dibujo me pertenece- dijo el hombre, y su relajante voz no acompañó al tono de orden y altanería que le dio a sus palabras.

No todo podía ser perfecto, pensó Hermione, lamentablemente somos humanos. Él era humano.

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Espero que lo haya disfrutado, el siguiente capitulo lo subo pronto... saludos y suerte a todos