Hola.

Pues esto es otra historia y esta vez es un fic largo, tal vez de unos trece capítulos.

No crean que en cuanto subí mi one shot, inmediatamente escribí éste. No, lo que pasa es que este fic lo vengo escribiendo desde hace un rato y ahora entiendo porque hay quienes tardan siglos…ejem…quiero decir, que tardan un poco para actualizar los suyos, no es fácil escribir cuando se estudia y se trabaja y se tienen problemas en la escuela o en el trabajo u otros sin fin de contratiempos, y menos se puede avanzar cuando se tiene el famoso bloqueo del escritor (que de hecho estoy pasando por uno) o al contrario, parece que lo que ya se tiene no está bien y se agrega o se quita una línea, todo un párrafo o una palabra, con decirles que este capitulo lo he corregido y aumentado como veinte veces (incluso antes de subirlo hice otros ajustes más) claro, no he cambiado todo lo que escribí en primer lugar, pero como digo, se quita o se cambia o se agrega aunque sea una sola palabra, eso sin mencionar los signos de puntuación, y como que ya quedó y como que todavía no, y la verdad, como es mi primer fic largo, quiero que quede lo mejor posible, aunque mi historia es extraña, pero me dio por escribir este disparate, y eso porque leí un fic que me gustó y hasta tiene segunda parte pero esta segunda parte se quedó apenas en el segundo capítulo y me dio coraje (creo que fue entonces que apareció la musa que me ha regalado un poco de inspiración) ¡me dio mucho coraje! ¿por qué me dejó picada? Estaba tan enojada que pensé ¿por qué no escribo mi propia versión? Mi propia versión porque en ese fic hubo detalles que no me gustaron y pensaba cuando lo leía ¿por qué no mejor lo escribió así o asá? Y bueno, que me decido escribir mi propia versión de ese fic que tanto me gustó pero al final de cuentas, no se parece nada mi fic a ese fic, creo que fue mejor, así puedo presumir que es de mi propia inspiración. Y en todo ese tiempo no es lo único que he escrito, ya llevo varios capítulos, pero como todavía no estoy contenta como está quedando, es por eso que no he subido nada, apenas ahora que decidí subir el primer capitulo, sino, nunca iba a terminar de hacerle correcciones.

Entonces, el disclamer:

LAS TORTUGAS NINJA no son mías, al contrario, mi corazón es de ellos, en especial de Leonardo, más que a nadie en el mundo mi corazón le pertenece a mi querido Leo. No obtengo ningún beneficio económico por escribir este fic, lo único que espero obtener son reviews por expresar lo que siento hacia mis adoradas tortugas. Intento que el carácter de cada uno sea parecido al del nuevo cartoon, pero me gusta imaginarlos con la apariencia que tienen en la película de CGI ¡es que Leo es tan gallardo! ¡Rafa tan musculoso! ¡Miguel tan lindo! ¡y Don…..! demasiado serio pero… ¡se ve requetebien!

n.n

Lean y espero que lo disfruten, tanto como yo he disfrutado escribiendo.

wwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww

ESPEJISMO

1. Una noche más

La luna en plenitud se desplaza por el cielo tan pacifica y radiante, que cualquiera que la observe, queda mágicamente hechizado por esa paz. La esperanza emerge aún cuando se creía ida, se recobran las fuerzas pérdidas para enfrentar hasta al mismísimo Hado que, a veces, pareciera que se ensaña más con unos que con otros. El corazón late tan ansioso por ver, sentir, oler, saborear, soñar, correr, reír, jugar, gritar, llorar, amar…late tan fervientemente que su sonido basta para eclipsar cualquier tristeza, cualquier temor, cualquier incertidumbre.

Estas mismas sensaciones y otra más indefinibles son las que lo embargan ahora, al ver el andar tímido de Selene. Siempre que puede la contempla, aunque sea brevemente, para que le ayude a renovar su fatigada alma.

Un ruido lejano lo distrae de su fascinación.

Leo yace de cabeza, aferrando firmemente sus katanas. Está sobre cajas de madera desechas, que destrozó él al impactarse sobre éstas. Adolorido, intenta incorporarse con lentitud, no muy convencido de querer seguir con la pelea, pero con un leve movimiento y las cajas se desquebrajan completamente, obligándolo a aterrizar sobre su plastrón en el duro y frío concreto. Se queda tendido por unos segundos, dedicándoselos a la esplendorosa y pálida niña de allá arriba. Enseguida se yergue, revitalizado, listo para darles una paliza a aquellos que lo han hecho quedar mal ante su dama, salvo que cae de nuevo. Su tobillo. Hace rato que se lastimó y con el golpe de ahorita ha empeorado. Un par de profundas respiraciones y domina el dolor. Se levanta y echa a correr hacia el callejón de donde proviene el barullo que se escucha a varios metros más allá.

-¡Vaya! ¡Ya era hora de que aparecieras!-le reclama Rafa.

Corre hacia Leo después de mandar a dormir a un rufián.

-¿Dónde andabas?

-Vi a alguien conocido y quise saludarle.

-¿Qué?

-¡No te distraigas!

Leo salta para propinar una patada a un villano que llega a espaldas de su hermano, que por armarle bronca no lo oyó venir.

-Gracias.-a duras penas Rafa se oye a sí mismo decirlo.

-No hay de qué.-Leo le dice divertido.

Los dos se separan para despachar a los maleantes que faltan.

Leo llega a ayudar a Don, que se las está viendo negras con cuatro sujetos fornidos.

Don es derribado.

Al escuchar que alguien se aproxima, un sujeto voltea sosteniendo su arma. Con un rápido movimiento, Leo rebana el fúsil. El maleante mira sorprendido su inservible juguete, distracción que aprovecha y de una patada en el rostro, lo manda lejos; a otro, que voltea al no ver más a su compañero, lo despacha de la misma manera.

Mientras, Don se vale de la confusión que ocasiona su hermano: se levanta ágilmente y a uno lo golpea con su Bo en las pantorrillas, haciéndolo caer de espaldas, enseguida usa el estomago del caído como trampolín y se lanza contra el último que queda, golpeándolo con su bo en el rostro. Aterriza a un lado de los derrotados y se acerca a Leo, que ya despachó a los suyos.

-Gracias ¿Estás bien? Vi cuando uno de estos mastodontes te lanzó hasta el otro lado de la calle.

-Estoy bien. Un poco magullado pero aún puedo pelear.

-Bien, después te examino.

-Claro.

Ambos van por los aguerridos que quedan.

Durante la pelea, Leo es derribado un par de ocasiones más, pero sus hermanos están cerca para acudir en su ayuda.

Algunos minutos después y los cuatro hermanos han dejado a todos los maleantes barriendo el suelo.

-Ni sirvieron pal' arranque.-Rafael está decepcionado.

Él hubiese deseado que dieran más batalla.

-Concuerdo con usted colega, últimamente la eficiencia de la mano de obra se ha visto horriblemente decrementada.-Miguel coincide, simulando la voz como la de un alto ejecutivo.

-Aunque su número no disminuye. Al contrario, pareciera que los clonaran. ¿De dónde saldrán tantos?-se cuestiona Don.

A la distancia se oyen las sirenas de la policía.

-Bien… podremos discutir al respecto en la guarida. Hay que emprender la retirada.-sugiere Leo, cansado.

Corren hacia la alcantarilla más cercana. Rafa levanta la tapa y la deja a un lado. Miguel es el primero en saltar hacia las profundidades. Don le sigue. Rafa va enseguida de sus hermanos menores. Leo voltea una vez más hacia el estrellado cielo, hacia la joya del firmamento más esplendorosa. Después de que se despide, se mete a la alcantarilla, bajando por la escalera lo más rápido que puede, toma la tapa y la deja caer sobre su cabeza justo a tiempo para no ser cachado por la policía. Ya sintiéndose seguro, baja con calma los peldaños.

-¡Date prisa! ¿Eres una tortuga o qué? -lo apremia Rafa.

-¡Uy! No estás de humor ¿verdad?-Miguel se burla del gruñón.- ¿Cuándo?-agrega

Rafa lo mira con desgano

-Leo está herido.-le hace nota Don-No le hagas caso Leo, tomate tu tiempo.

-¿Y de cuándo acá se deja que lo apaleen?

-Cualquiera puede tener una mala noche.-Miguel defiende a su hermano mayor.

Rafa resopla y echa a andar sin deseos de seguir discutiendo.

Y Leo se toma su tiempo, hasta que llega al fondo y se une a sus dos hermanos que lo esperan.

-¿Cómo te sientes?-le pregunta Don preocupado.

-Fatigado.-suspira.

-Yo te llevo-Miguel sugiere.

Sus dos hermanos mayores se le quedan viendo, extrañados.

-¡Sí!-se da vuelta, dando la espalda a Leo.-Anda, sube-lo invita a que se trepe a su caparazón.

-¿Cómo crees?-ríe-Yo peso más.

-No es cierto. Pesamos lo mismo.

-De hecho, Leo pesa menos que tu Miguel.

-¡No'mbre! ¿Qué insinuas? ¿Qué estoy gordo?

-Si no te la pasarás comiendo…

-Pero todas las calorías las quema, con lo hiperactivo que es.-Leo agrega y sugiere enseguida-Lo correcto sería que yo lo llevara, se ve agotado.

-Leo, él puede caminar por sí mismo, tú eres quien…

-Por mi no hay problema.

Y sin más, Miguel se trepa a la espalda de Leo echándole los brazos al cuello. Leo, concentrándose en el dolor de su tobillo para no ceder al peso extra, lleva sus brazos a su espalda para sostener a su hermano menor.

-Miguel, bájate, él está cansado.-lo regaña la tortuga de la bandana morada.

-¡Pero él insistió!-asegura rotundamente.

-Está bien Don. Vamos.

Leo empieza a caminar pero despacio, llevando su preciada carga.

La pelea en la que se vieron envueltos fue para impedir el tráfico de drogas que una apenas naciente pandilla intentó realizar, pero gracias a las tortugas, fue desintegrada antes de que pudiese causar mayores problemas. La riña no fue lejos de la guarida, llegaron caminando, eso les sirvió de calentamiento, según Leo, y ahora regresan caminando.

-¡Arre! ¡Arre!-exclama de lo más contento el peque de las tortugas.

-No abuses-lo sosiega Don.

Leo sólo sonríe y Miguel voltea a ver a Don sacándole la lengua.

Por los gritos que escucha, Rafa se detiene y gira para ver qué hace ahora su inquieto hermanito. Se queda boquiabierto al ver que el mayor lleva al menor en su espalda. Pasada la sorpresa, cierra la boca y los mira ceñudo hasta que lo alcanzan.

Cuando pasan junto a él, Miguel y Leo le sacan la lengua. Rafa voltea a ver a Don y mueve la cabeza, preguntándole de esta a forma a que qué onda con ese par.

Don simplemente se encoge de hombros.

Si Leo está tan de buen humor como para consentir a Miguel, Rafa decide tentar su suerte. Alcanza a su hermano mayor.

-Leo...

-¿Qué pasó?

Voltea a ver a Rafa y se acomoda a Miguel porque se le resbala.

-Eh…sabes…la noche aún es joven y...yo también y…

-Ya suéltalo.

-OK. Déjame ir con Casey. Me dijo que en la tarde iría a…-duda entre decir la verdad o una mentirilla blanca, se arriesga a decir la verdad- …a festejar con unos cuates la inauguración de un nuevo billar y me invitó, pero como teníamos asuntos que arreglar, le dije que no.

-¿Por eso no vino con nosotros? Pero si dijo que tenía que arreglar la fachada de la casa de su abuela.-Miguel quiere salir de la duda.

-Eh…sip-se lamenta interiormente al echar de cabeza a su amigo-y bueno…como terminamos tempra pues…

-¡DIOS! ¡SE VA A ACABAR EL MUNDO! ¡RAFA ESTÁ PIDIENDO PERMISO!-Miguel medio ahorca a Leo al abrazarlo con fuerza por la sorpresa que acaba de darles Rafael.

Leo de inmediato lleva una mano a su garganta para ayudarse a aflojar el estrangulamiento.

-Jaja-Rafa finge reírse.

Don mira desconfiado a su hermano temperamental.

-Está bien.-Leo lo toma con calma, una vez que logra respirar.

-¿DE VERAS?-ahora Rafa es el sorprendido.

Detiene su andar.

-De veras. Nada más no tomes.-le recomienda Leo.

-¿Consejos?-pregunta Miguel.

-¿Ingerirás bebidas embriagantes?-se asombra Don.

-Sí metiche, no cerebrito. Entonces….me adelanto. Al rato nos vemos.-se despide intentando contener su alegría.

-Con cuidado.-otro consejo del hermano mayor.

-Nos vemos.-se despide Don.

Aún sin poder creerlo Rafa echa a correr y desaparece de la vista de sus hermanos.

Unos segundos después, los tres, mejor dicho, los dos que van caminando, y el que va muy a gusto, escuchan un grito de júbilo.

-¡¡Uuuuujuuuu!!

-¡Hasta mañanaaaa!

-No lo alientes Miguel.

-¿Estás seguro Leo? Habrá muchos humanos, dado que se trata de una celebración y conociéndolos perfectamente, es cien por ciento factible que habrá alcohol y por lo tanto, cientos de pares de ojos que podrían descubrir al amigo "especial" de Casey.-Don trata de disuadir a la tortuga de la bandana azul de haberle dado permiso a Rafael, aún pueden detenerlo.

-Confío en que Rafa sabrá disimular su presencia.

-¿Y en que no tomará?-pregunta Miguel, curioso por saber si hasta eso tolerará el mayor.

-Y en que no tomará.

A Leo se le oye muy confiado.

Don decide no discutir más. Desde un tiempo para acá Leo es tan…

-Oye, Leo ¿Crees que podría tener una mascota?-pregunta Miguel esperanzado en que funcione su plan como le funcionó a Rafa.

-¿Cómo de qué clase?

-Pues…-va por buen camino-un perro.

-Tal vez. Has demostrado ser más responsable: limpias tu habitación, recoges tus juguetes después de juegas con ellos…

…condescendiente, su proceder para con ellos es más "alivianado": a Rafa ya no lo ha importunado con las clásicas preguntas "¿A dónde fuiste que no avisaste?" "¿Qué estuviste haciendo?", en otras palabras, ya no está sobre de él todo el tiempo. Eso ha propiciado que Rafa le tenga más confianza y respeto, bueno, respeto, no del todo, pero hay que reconocerle que se esfuerza por controlar su temperamento. El caso es que ahora le pide permiso para salir con su amigo humano a sabrá Dios dónde.

Se involucra un poco más en los intereses de Miguel y de él. Con Miguel, por ejemplo, juegan con el Nintiendo en vez de dedicar ese tiempo a entrenar, o juegan a los superhéroes o les juegan bromas a Rafa y a él, incluso, lo está alentando a que aprenda a pintar sobre lienzo, y debe admitir que ha logrado que la hiperactividad de Miguel se apacigüe. Ahora es más considerado con las cosas de los demás y cuidadoso con las suyas.

En su caso, lo ha acompañado un par de veces a las afueras de la ciudad tan sólo para ver una lluvia de meteoritos, o contemplar un eclipse de Luna, o a alguna exposición de fotografía o artes plásticas de su interés, o Leo mismo se ha acercado a preguntarle sobre la veracidad del hecho de que Plutón no es un planeta, o sobre la versión de que existe un hoyo negro en el mismo centro de la Vía Láctea, o por cierta especie de dinosaurio en particular, a lo que él, con gusto, le ha explicado al detalle sobre estos y otros hechos. Al hacerle sentir necesario, le ha ayudado a tener más confianza en sí mismo, porque no será bueno en combate, pero sí es todo un erudito en varios campos del saber, sapiencia que los ayuda a salir de sus múltiples dilemas.

Le agrada que sea tan atento, es sólo que…siente que actúa de esa manera para compensar el trato que les dio cuando…

-¡Un San Bernardo!

El entusiasmo de Miguel lo distrae de sus pensamientos.

-Demasiado grande.

-¿Qué tal un Pastor Alemán? ¿O mejor un Salchicha? ¡Ya sé! ¡Un Chihuahua! No necesita de mucho espacio ni de mucha comida.-Miguel continúa divagando.

-Mmmm-Leo lo piensa un segundo-Posiblemente el Chihuahua sea la mejor opción, tienes tantas cosas en tu habitación y tan poco espacio.

Miguel sonríe, entonces quiere decir que ya estuvo.

-Yo podría construirle una residencia canina.-se aventura a sugerir Don.

-¿En serio?-ya cree que tendrá su adorado perro.

-¡Sí! Como es pequeño, será fácil construirle una casa, sin embargo, tendría que adecuarla al escaso espacio de tu habitación, la construiría con la misma funcionalidad de un rascacielos, que es la de aprovechar el espacio hacia arriba.-Don hace un ademán con sus manos, como si quisiera alcanzar el techo del desagüe por donde caminan.

-¡Wow!-Miguel mira atento el ademán de Don, ya se imagina la casa que su Chihuahua.

Leo escucha atento la descripción que Don hace sobre la casa del perro: que pisos, que elevador, que un jardín, que un área especial para sus necesidades especiales, que una minipiscina….pero una punzada en su tobillo le obliga a concentrarse en mantener el dolor distante. Unos cuantos pasos más, puede hacerlo.

Su rostro refleja la agonía que padece.

Don deja de describir la maravilla de perrera porque se ha dado cuenta de que Leo no está bien.

-Miguel, creo que deberías bajarte ya.

-Nooooo-Miguel se niega a bajarse aferrándose más a su hermano.

-Miguel.-lo presiona.

-Por mi no hay problema-dice Leo, más como una queja que un gusto.

Don le dedica una mirada de reproche a Miguel, éste por fin capta el mensaje.

-De acuerdo.-se desanima, ya le había gustado el paseo.

Leo se detiene al oír que Miguel acepta bajarse. Al retirar el peso extra sobre su tobillo, sin desearlo, suspira de alivio y se tambalea pues ya no puede ni con su propia alma, Miguel logra cacharlo.

-Ya estuvo bien. Te va a ti.

-Yo puedo caminar.-dice sin convencer a la tecnotortuga.

-Leo, no seas testarudo-le reprocha Don.-Siéntate. Debo revisar tu tobillo.

-¿Su tobillo?

Con la ayuda de Miguel, Leo se sienta en suelo, dejando escapar un quejido.

-Sí, tiene lesionado el tobillo.

Don palpa el hinchado tobillo de Leo, que con el simple roce, hace un gesto de dolor y aprieta los dientes.

-La lesión no es grave, pero te has exigido demasiado esfuerzo, por lo que se han inflamado mucho los tendones, necesitará que lo vende.

Don echa un vistazo a su bolsa de trucos, saca unas vendas y un rociador para calmar el dolor.

-A veces me pregunto qué tanto traes ahí.-aflora la curiosidad de Miguel en un intento de dispersar la tensión.

-Yo también.-Leo trata de mostrar serenidad.

Primero Don rocía el hinchado tobillo de Leo, quien agradece un alivio casi mágico, y después, con sumo cuidado lo envuelve.

Finalmente al terminar Don la curación, Leo suspira aliviado.

-Muy bien, ahora ayúdame Miguelón a subirlo a mi espalda, yo lo llevaré.-le pasa su mochila y su bo.

-No Don, yo...

-Leo, no protestes.

Miguel recibe el bo y la mochila y se los acomoda a su espalda y a su hombro, respectivamente. Después ayuda a Leo a levantarse en lo que Don se inclina para que al mayor le sea más fácil treparse a su espalda.

Conmovido por la atención de sus hermanos, Leo no se queja más y dócil, sube al caparazón de Don.

-Con cuidado-le aconseja.

Con la ayuda de Miguel, Leo se trepa a la espalda de Don y se afianza del cuello de su hermano y acomoda sus piernas. Don las sostiene y se endereza con calma.

-¡Muy bien, andando!-exclama Miguel y señala la senda que han de seguir.

Y continúan su lenta marcha. A pesar de que Don sí puede ir más rápido, no tiene prisa por llegar.

-Gracias- Leo susurra.

-¡Qué gracias ni que nada! ¡Quedaste en dejarme tener mi perro!

-¿A qué hora?

-Hace un rato, hasta Don ya tiene los planos de su casa.

-¿Que ya tengo qué?

-Espera Miguel.

-¡Rafa puede ir de pachanga y yo no puedo tener mi perrito!-hace un puchero.

-Miguel.

-Porfis Leo.-suplica, juntando sus palmas por un instante.

-Oye, tu tobillo sí que está muy hinchado-Don sale al rescate cambiando de tema.

-¿Y… así me cargaste todo este trecho?-se apena Miguel por ser tan desatento.

-Sí- Leo murmura con cansancio.

-¡Discúlpame no quise…creí que…!-dice apenadísimo-Perdón-y termina triste.

-No importa. Además, quedaste en que si te cargaba, tú lavarías los trastes toda una semana.

-¿Eh? ¿Sí?-dice confundido.

-Sip.

-No lo recuerdo.-se rasca la cabeza haciendo memoria.

Los tres ríen.

-Lo que sí recuerdo es que Rafa pidió permiso para ira dar la vuelta.

-Si no lo hubiera escuchado con mis propios oídos tampoco lo creería, vamos Leo, dinos que metodología de la pediatría estás usando con Rafa para que se esté convirtiendo en un niño modelo.

-Pues…-Leo acomoda la cabeza en el hombro de Don.

-Don eso no importa, la pericomosellame no nos ayudará a saber si se portará bien.

-Claramente escuche que dijo "nos vemos al rato", eso quieres decir que regresará en unas horas y en sus cinco sentidos.

-¡Qué va! Yo creo que llegará después de las doce, para que tenga chance de curársela.

-No lo creo capaz de llegar a tanto.

-¡A qué sí!

-Yo lo dudo Miguel, no puede permitirse perder la credibilidad que se ha ganado, no por una noche de parranda echará por la borda el trabajo que le ha costado obtener la confianza de Maestro Splinter y de Leo.

-Una apuesta entonces: Rafa volverá hasta el medio día de mañana y hasta las chanclas.

-No sería válida. No recuerdo que Leo le haya fijado una hora de llegada. No lo hiciste ¿verdad Leo?

No contesta.

-¿Leo?

-Mhmm.

Don cuestiona a Miguel con la mirada.

-Se está quedando dormido.-murmura.

Por la comodidad con la que va y el cansancio que desde hace rato lo hostiga, y que finalmente lo está venciendo, Leo ha cerrado sus parpados, hasta ha aflojado un poco el abrazo alrededor del cuello de Don, quien está atento para no dejarle caer en cuanto se duerma.

Miguel y Don caminan callados.

Leo sólo ha descansado los ojos por un momento pues los abre de nuevo, negándose al reposo que su cuerpo le exige.

No puede darse el lujo de flaquear ¿Qué tal si son tomados por sorpresa? Estando herido, dos no podrían oponer resistencia, tampoco podrían huir rápidamente con él siendo una carga ¿Por qué dejó ir a Rafa? Don tenía razón… aunque no está solo, está con Casey… ¿Y si…? No puede quedarse dormido hasta asegurarse de que lleguen a la seguridad de su hogar, hasta que estén a salvo… hasta…

Su mente no puede maquinar más. No puede esquivar por tiempo al acosador cansancio. Poco a poco sus parpados los siente de plomo. Poco a poco todo su entorno pierde sonidos, forma y sentido. Poco a poco lo embarga una paz que aplaca el creciente dolor de su tobillo y la asfixiante angustia.

Sus ojos están a punto de cerrarse y sus brazos desfallecer cuando algo llama su atención. Pudiendo más su interés que la somnolencia, aprieta sus ojos y los abre por completo parpadeando un par de veces, intentando alejar el sueño.

Se endereza un poco.

-Espera.

Don se detiene y Miguel lo imita.

-¡Qué no estabas durmiendo ya?-se inquieta Miguel, Leo no parece que quisiera descansar.

-Casi casi, pero vi algo.-dice ya despabilado y olvidando por completo los pensamientos que lo agobiaban segundos antes.

-¿Qué?-inquiere Don.

-Por ahí.-extiende un brazo indicando la dirección.

-No veo nada.

-Ni yo.

-Ve hacia allá.

Don obedece, Miguel lo sigue de cerca.

-Detente ¿Lo ven?

-¿Ver qué?

-¡Chicos, pero si ahí está, bajo tu pie Don!-se exaspera.

¿Cómo es que no lo ven si esta a la vista?

-Sólo mueve tu pie.-trata de mantener la calma.

Don mueve su pie y toca algo.

-¿Eso?-pregunta incrédulo.

-Eso.-afirma Leo.

-¡Ah! ¡Eso!-le cae el veinte a Miguel.

Se agacha y recoge una piedra del tamaño de una nuez, pero ovalada, gris y sucia, se la entrega a su hermano.

Leo la recibe y la examina detenidamente.

-Es linda.-murmura.

-Si tu lo dices-Miguel le sigue la corriente.

-Tiene un hermoso brillo blanco, muy similar al de…

-Es únicamente una roca como cualquier otra-asevera Don.

Miguel toca la frente de Leo.

-No tiene fiebre pero sí que está alucinando.

-Debió golpearse la cabeza cuando uno de esos tipos lo mandó volar.

-Sí lo vi. Seguro fue un fuerte trancazo.

No prestándole atención a la divagación del mayor, Miguel y Don siguen el camino a casa, en silencio.

Leo ya no protesta, el sueño lo invade esta vez con mayor pesadez. Sonríe. Cierra con la fuerza que le queda la mano con la que sostiene su piedra y, despreocupadamente, deja sus brazos suspendidos sobre los hombros de Don y apoya su cabeza en la espalda de éste, dispuesto más que nunca a rendirse ante Morfeo.

Don no le reclama sobre llevarse un sucio pedazo de piedra, en cuanto se duerma la dejará caer.

Leo se queda dormido al instante.

wwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww

Antecedentes (o algo así): Leo tiene su crisis existencial, va a ver al Ancient One, quien le ayuda a superarlo, regresa a su hogar y lo encuentra tal como lo dejó, (es que me gusta más esta guarida que la nueva a la que se mudan, es por eso que para este fic es ésta y no la otra) sus hermanos y él acaban con los malos más malos y ahora sólo combaten a los malos insignificantes que quedan, y por un rato se la han llevando relax, hasta ahora.

Dudas, comentarios, sugerencias, aplausos, abucheos, reclamos, pueden dejar reviews o escribir a:

yunuenguiónbajocdzarrobahotmailpuntocom

Escribo así mi dirección porque cuando subí mi fic de SIESTA quién sabe por qué no apareció mi mail, espero que se entienda. Así pueden escribir a mi correo directamente, si lo prefieren.

Gracias por tomarse su tiempo y leer esta rara y loca ocurrencia mía.

XD