... o no

- ¡Avada Kedavra! – repitió Cresus Rich, sacudiendo la varita con desesperación. - ¡Impedimenta!

Al parecer, la única consecuencia que tuvieron sus conjuros fue provocar  una disputa entre Snape y Greenwood para ver quién los recibía. En el fragor de la batalla, ninguno de los dos se había dado cuenta de que no había salido ningún rayo de la varita de Rich.

El mago retrocedió sin comprender.

- ¿Qué, se te han fundido los plomos? – susurró una voz a su oído.

Antes de que pudiera darse la vuelta, recibió un golpe seco en la nuca.

- Cojonuda Navidad, sí señor – resopló Álex, dejando caer el grueso tronco que sostenía en sus manos. Miró a los dos profesores, que por entonces ya se habían dado cuenta de que llevaban demasiado tiempo vivos.

Serena suspiró profundamente y se sentó en el banco, aún temblando por lo que podía haber ocurrido.

- Álex. Necesito un cigarrillo. – dijo.

- Hace seis años que lo dejaste. ¿No querrás volver a empezar, no?

Ella señaló su hombro derecho.

- No creo que vaya a tener tiempo de generar un cáncer.

Álex la miró horrorizado.

- ¿Te hirió la cosa esa?

Serena asintió.

- ¿Con su espada?¿Te vas a morir?

Asintió de nuevo.

- Está bien, toma. – repuso Álex, tendiéndole una arrugada cajetilla, incapaz de negarle su última voluntad.

Mientras Serena encendía con cierta dificultad un cigarrillo medio doblado, Snape le rodeó los hombros con el brazo y la acercó a él.

- No lo entiendo – comentó Hermione, mirando el cuerpo inmóvil del profesor. - ¿Cómo es posible que Cresus Rich no fuera capaz de conjurar la maldición asesina?

Harry y Ron se encogieron de hombros.

- Lo que me parece más raro – añadió Harry – es que Spellbreaker no le hiciera nada. Yo he visto cómo esa espada reducía a humo a los dementores...

- ¿Destruye dementores? – preguntó Hermione, sorprendida. – Creía que eso no era posible... Un patronus poderoso los hace desaparecer, pero acabar con ellos...

- Un momento – terció Ginny – Después del Avada Kedavra intentó un hechizo obstaculizador y tampoco le salió... y sin embargo nos dio muchísimos problemas hace menos de media hora. ¿Y si como-se-llame-esa-espada le quitó su magia?. Los dementores son criaturas creadas por la magia oscura, eso explicaría por qué acaba con ellos...

Serena se llevó una mano a su cintura, y dio una profunda calada.

- ¿Estáis diciendo que si un mago se corta con la espada de Serena pierde su magia?- preguntó Álex.

Todos asintieron en silencio. Álex dio media vuelta y fue corriendo a buscar la espada. No había dado dos pasos cuando la voz de Snape lo detuvo.

- Espera. Creo que no hace falta. Spellbreaker ya la rozó cuando estaba en manos de Cresus Rich. – dijo, mientras le tendía su varita a la profesora, que apuraba el cigarrillo con desesperación - ¿Serena, te importaría soltar ese cigarrillo y hacer un hechizo para nosotros?

Ella tiró el cigarrillo con desgana y cogió la varita.

- ¡Desmaius! ¡Wingardium Leviosa! ¡Accio!... –  Serena le devolvió la varita a Snape sin que nada hubiera ocurrido- Me siento un poco idiota agitando un palito, Severus. –añadió, sacando otro cigarrillo y encendiéndolo.

- ¡Ah, no! – exclamó Álex, tirándoselo de un manotazo – Ahora ya no te mueres, así que no te fastidies los pulmones.

- Pero...

- ¡Que no! Ya sabes lo que te costó dejarlo y lo insufrible que estuviste en el proceso, así que ni loco te voy a ...

Su discurso se vio interrumpido por unas sonoras carcajadas. Todos se quedaron mirando a Snape, cuya agradable risa no pegaba para nada con su personalidad. Pero no quedó ahí la cosa: ante la estupefacción general, Snape rodeó con los brazos a Serena y la besó.

En un alarde de buenos reflejos, Álex se puso ante ellos.

- Creo que será mejor que los dejemos solos – afirmó, mientras se cargaba a Cresus Rich a la espalda y conducía a Harry, Ginny, Ron y Hermione hacia el castillo.

*                      *                      *

- Definitivamente, cariño, sabes mejor que la nicotina – comentó Serena, cuando él por fin apartó sus labios.-  Pero no sé si ha sido muy buena idea besarme delante de los alumnos a los que peor tratas...

- Bueno – dijo él, encogiéndose de hombros – Les lanzaré un hechizo desmemorizador nada más verlos.

Serena lo miró fijamente.

- Me temo que vas a tener que desmemorizar a todo el colegio... – repuso ella. Y aprovechando que parecía de buen humor, procedió a relatarle su magnífica actuación durante la fiesta de Navidad en compañía de los Slytherin.

Basándose en la progresiva disminución de la sonrisa de Snape, Serena no tardó en darse cuenta de que tal vez no fuera una buena idea. Por desgracia, ya era demasiado tarde, y a fin de cuentas era mejor que se enterara por ella que por las risitas de sus alumnos.

*                      *                      *

Cuando Álex y los demás llegaron al gran comedor, todos parecían muy preocupados, aunque trataban de disimularlo para no asustar a Amy. Nada más entrar fueron rodeados por una multitud ansiosa de respuestas. Pero antes de que pudieran empezar a darlas, un grito procedente del exterior llegó, bastante amortiguado, hasta sus oídos.

- ¿QUE HICIERON QUÉ?

*                      *                      *

El resto de las vacaciones de Navidad transcurrieron con bastante normalidad para los alumnos, exceptuando tal vez el hecho de que los gemelos Weasley amanecieron el día de Año Nuevo con –literalmente- cuernos. De hecho, la magnitud de sus cornamentas era tal que tenían que agacharse para pasar por la mayoría de las puertas. La señora Pomfrey afirmó no poder hacer nada por ellos, de modo que las bromitas sobre el número musical de los Slytherin terminaron en el acto. Nadie quería llevar cuernos durante tres meses.

Por desgracia, entre los profesores no fueron tan tranquilas. Las normas de Hogwarts no permitían que un muggle diera clases en el colegio. Los squib tenían un pequeño poder mágico, pero tan escaso que no podían utilizarlo. Por desgracia Serena no tenía ningún poder en absoluto, así que no era posible definirla como tal.

Se trataba de una norma impuesta por el mismísimo Salazar Slytherin, y aunque era posible establecer una excepción, el consejo del colegio rechazó esa posibilidad, temiendo a  Lucius Malfoy y a sus posibles represalias.

Se estableció que Serena Greenwood y su hija debían abandonar el colegio en el menor plazo de tiempo.

*                      *                      *

Serena abrió la ventana, se ajustó el arnés y se descolgó lentamente por el tragaluz del techo. El museo estaba completamente en silencio, y el guardia de seguridad hacía la ronda dos pisos más abajo. Soltó algo más de cuerda y se inclinó hasta quedar colgando boca abajo. Una voz sonó por su auricular.

- * Click * Serena, ¿cómo va eso?. ¿Qué tal la vuelta al curro? * Click *

Serena sonrió y se puso el micrófono frente a la boca.

- * Click * Sam, créeme, este trabajo es más aburrido que el de profesora * Click * - susurró ella.

- * Click * Bueno, no te preocupes que te buscaremos buenos retos. ¿Qué te parece lo que hay instalado aquí? * Click *

Serena giró lentamente, observando con detenimiento todas los rincones de la sala.

- * Click * Si no hay ninguna sorpresa reservada, estos sistemas son cutrísimos... Las cámaras están mal orientadas, son fijas y tienen tantos puntos ciegos que casi no hubiera hecho falta trucarlas... Y los detectores fotoeléctricos... * Click * - Serena sacó un bote de spray de su cinturón y apuntó contra el suelo. Una pequeña nube blanca se formó bajo ella, dejando al descubierto una multitud de líneas rojas que se cruzaban componiendo un entramado de rectángulos a diez centímetros de altura respecto al suelo. - * Click * Los detectores son inútiles. Hasta un niño saltando a la pata coja podría cruzar esta sala ... Me pregunto en qué demonios estaría pensando el que montó esta instalación. * Click *

- * Click * Supongo que en lo poco que le pagaban... Bueno, bastará con que cojas el trozo de cuarzo que hay en el expositor central para que nos den el trabajo a nosotros. Ten cuidado, creo que hay detectores de presión. La alarma sonará si varía más de quinientos hectopascales ... * Click * * Click * Por cierto, ¿qué tal está Amy?*Click*

Serena descendió dos metros más y echó las piernas hacia atrás hasta quedar colgando en plancha como Ethan Hunt en Misión Imposible.

- * Click * Está  bien, se quedó en el colegio debido a un pequeño cambio de sus circunstancias... * Click * - Serena sonrió ligeramente. Cuando Amy se enteró de que por culpa de Lucius Malfoy iba a tener que dejar Hogwarts, se enfadó tanto que con una sola mirada lo dejó en calzoncillos en medio de la sala del consejo... además de convertir su rubia y engominada cabellera en una cresta fucsia a lo punk. - * Click * Digamos que podía quedarse, así que la dejé al cargo del director. Prefiero que se quede allí de momento... Ahora, si me disculpas, procederé a coger el pedrusco. Necesitaré un poco de silencio. * Click *

- * Click * OK, adelante * Click *

Serena miró el trozo de cuarzo. Aún estaba demasiado arriba. Se llevó la mano a la cintura para soltar un poco más de cuerda.

Ya tenía el dedo sobre el botón para desbloquear el carrete cuando un ¡plin! la hizo mirar hacia delante. Un rostro pálido estaba al otro lado del expositor.

- ¡Severus! – exclamó Serena, apretando el botón con todas sus fuerzas. La cuerda se deslizó a toda velocidad hasta que ella se detuvo, algo violentamente eso sí, contra el suelo.

TRRRRRRRRRRRRRRRRRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING

*                      *                      *

- Espero que tengas una noticia muy importante que darme, cariño, porque acabo de perder mi empleo – gruñó Serena, mientras salía de la chimenea de su casa sacudiéndose las cenizas. Por fortuna el museo estaba en un castillo y  Severus había solicitado que conectasen sus chimeneas a la red flu.

- Lo es, lo es ... – afirmó Snape. – Me tomé la libertad de traer una botella de champagne para celebrarlo, la dejé en tu... ¿cómo se llama? ... ah, sí, refrigerador.

Mientras salía de la habitación, Serena se quitó su cazadora y empezó a forcejear con sus botas. Al poco rato él reapareció con una botella de champagne y dos copas, carga que casi se le cayó de las manos cuando vio la camiseta blanca de tirantes que se había ocultado todo el rato bajo la vieja cazadora.

Finalmente se recuperó del impacto. Abrió la botella y sirvió el champagne.

- Bueno, ésta es la gran noticia: puedes volver a Hogwarts como profesora.

- ¿De... de verdad? – respondió ella, tan contenta como sorprendida – Pero, ¿y Lucius Malfoy?

- De hecho, en realidad fue él quien afirmó que tal vez estuviera equivocado, y abogó por tu regreso.

- ¿Malfoy?. ¿Cómo es eso posible?

- Oh, no es que lo hiciera de buen grado, aunque no puedo negar que lo disimuló francamente bien. Digamos que de algún modo, llegaron a mis oídos informaciones de gran interés acerca de ciertos artilugios que guardaba en el sótano de su mansión y que no habían sido encontrados en las anteriores inspecciones. Y a mis manos llegaron también pruebas fehacientes de su apoyo a Lord Voldemort. Se lo comenté como quien no quiere la cosa, y dos horas más tarde modificó su posición respecto a tu expulsión. Así que estás readmitida.

- Vaya, vaya... Tu apoyo incondicional a Draco Malfoy parece haber dado sus frutos, ¿no?.

- No digo que siempre hubiera sido un santo, pero puedes creerme cuando te digo que ahora está de nuestro lado. Descubrió todo el horror de Lord Voldemort de golpe, y se dio cuenta de que ese no era su camino.

Brindaron y vaciaron sus copas. Snape señaló el aparato de música que había en una de las estanterías.

- ¿Qué es eso?

Serena le explicó su utilidad y funcionamiento, y le señaló el montón de CD's que había en uno de los estantes, ofreciéndole poner lo que quisiera.

Snape echó un vistazo a los discos y se decidió por uno que ponía Nueve semanas y media. Intrigado, lo metió en el lector.

Baby, take off your coat, real slow.

Take off your shoes, I'll take off your shoes.

Baby, take off your dress, yes, yes, yes.

You can leave your hat on

Serena, que se estaba sirviendo otra copa, levantó la cabeza sorprendida al oír la voz ronca y profunda de Joe Cocker resonando por los altavoces.

- ¿Quieres un poco de zumo de calabaza, Severus?. Los Weasley me enviaron una botella... – dijo Serena, volviéndose hacia la minicadena.

You can leave your hat on

-¿Severus?

Unas manos le rodearon la cintura con delicadeza.

- No creo que sea necesario hechizarme para eso – susurró él a su oído.

You can leave your hat on

Ella se estremeció ligeramente cuando sus labios empezaron a recorrer sus hombros y su cuello. Sin separarse, se desplazaron lentamente hacia el sofá.

*                      *                      *

Una hora más tarde...

I believe in miracles

Where you from

You sexy thing

I believe in miracles

Since you came along

you sexy thing.

- Serena...

- ¿Mmm?

- Cásate conmigo.

**                    **                    **                    **                    **                    **

Bueno, con éstas llega el final. ¡Qué raro se hace!. Han sido casi cinco meses, y aún no puedo acabar de creer que ya no vaya a haber más... Muchísimas gracias a todos por haber seguido mi historia, y por todos vuestros comentarios, ánimos, preguntas y –sobretodo después del capítulo anterior – súplicas. Dio mío, que se me cae la lagrimita...

Gracias por vuestros reviews:

Lina Saotome, Liza, Esmeralda, Sakura-Corazón, Polgara, Phoenix.G.Fawkes,Gata Lunar, Wilbur, Spacey, Hermione12, sailorangi, Tomoyo, May Potter, fuensanta, Brida-Weasley, Ana, Charis S., Ossobuco, Diel, Lora Chang, Arwen, Ucchan, LaLi y JS.

Bueno, como las despedidas se me dan muy mal sólo diré dos cosas: ¡gracias! y ¡hasta pronto!