Tantas caras tantas voces a través del tiempo

Bien, bien, se que es algo loco animarse a escribir dos historias a la vez, pero… ¡NO PUEDO CONTENERME! Y es que esta idea me esta chiflando, no puedo sacármela de la cabeza ¡Arg! Bien basta de comentarios locos.

NINGUN PERSONAJE DE TWILIGHT ME PERTENCE (sino Edward será real, estaría en mi habitación Bella no se llamaría Bella XD). SOLO LA LOCA IDEA A LA QUE ESTOY SOMETIENDO A LOS POBRES PERSONAJES DE LA SAGA, SON TODOS HUMANOS.

Nota Importante antes de empezar: Bella, Edward y Alice tienen 24 y Emmett, Rosalie y Jasper 25. Lorcan y Grace tienen 4 años.

Ahora sí, disfruten…

Nuestro amor durara
por la eternidad
Por mas que para siempre (Por mas que para siempre)
Prometo serte fiel (Prometo serte fiel)
La celta que me lleva a ti
sin duda encontraré
Por mas que para siempre
tu amor a mi vendrá
y con tu amor jamás solo(a) estaré

Por más que para siempre. La Princesa Encantada.

-Introducción-

Nunca creí en eso del amor y todo el romanticismo, se que soy fan de las novelas clásicas como Orgullo y Prejuicio, Cumbres Borrascosas, Romeo y Julieta… pero aún así nunca creí en eso de que el "amor dura por siempre". Así era hasta ese bendito día, donde toda mi vida dio un giro de 180°.

Mi nombre es Isabella Marie Swan, tengo 24 años. Nací en Forks, Washington; pero a la temprana edad de dos meses de vida, mis padres Charlie y Renée decidieron ponerle fin a su matrimonio, por lo que me fui a vivir a Phoenix, Arizona. Se puede decir que llevé una buena educación, me encantaba leer y mamá siempre dijo que yo había nacido con 35 años de adelanto en el alma. Ya se imaginarán la sabelotodo que era en la escuela, lo cuál me trajo problemas siempre. Mamá al poco tiempo volvió a casarse, con un tipo estupendo por cierto, llamado Phil, como él es un jugador de las ligas menores de béisbol tenía que viajar seguido. Por eso decidí regresar a vivir con Charlie a la lluviosa Forks. Ahí fue donde conocí a Alice Brandon y Angela Webber, mis dos únicas amigas en toda la vida. Las tres al terminar la preparatoria nos fuimos a vivir a Chicago, a un departamento que entre las tres compramos con el apoyo de nuestros padres y nuestros ahorros, ya que las tres habíamos sido aceptadas en la Universidad de Chicago. Alice siguió la carrera de Diseño de Modas, su pasión en la vida, Angela por otro lado siguió Abogacía, es una experta en leyes, y yo por mi parte opté por la carrera de Literatura. Lo sé, lo sé mi máxima pasión son los libros. Tal vez trabaje como maestra, pero aún no tengo muy definido qué voy a hacer. Mientras tanto trabajo en la librería que queda cerca de nuestra casa: Barnes & Noble, es una cadena importante de librerías en nuestro país, por lo que me siento afortunada. Y debo de decirlo, si no hubiera trabajado ahí, hoy no estaría en el trabajo que más amo en la vida. ¿De qué estoy hablando? Jaja. Bueno pues verán todo comenzó con un día de lluvia…

Los Cullen.

Trriiiiiiiiiiin. Triiiiiiiiiiiiiiiiiin.

Un ratito más, pensé para mis adentros.

Triiiiiiiiiiiiiin. Triiiiiiiiiiiiiiin.

-Esta bien, esta bien- me levanté de la cama, aún con los ojos cerrados- ya te oí.

Maldito despertador, Alice me las pagará por ponerle el volumen tan fuerte…

-Buenos días- saludé al llegar a la cocina.

Alice ya se hallaba sentada en la barra que separaba esta del comedor. Nuestro departamento era espacioso, ideal para tres chicas solteras con necesidad de espacio para sus distintos gustos.

-Buenos días Bella Durmiente- cantó Alice sonriendo- ¿Cómo amaneciste hoy?

-Muerta…- respondí mientras me sentaba al lado de ella- ¿Preparaste el café?- quise saber, los cafés de Alice eran lo que me ayudaban a despertarme del todo en la mañana, se podría decir que sabía por qué mi amiga era tan despierta…

-Aquí tienes- me pasó una taza llena.

-¿Angy ya se levantó?- quise saber.

-Si, de hecho ya salió para el bufete de los Chenney- rió por lo bajo.

-¿Realmente le gusta verdad?- le pregunté.

-Si, parece que si- Alice suspiró- por lo menos ella ya tiene príncipe…

-Sabes cuál es mi dicho- dije a la par que tomaba un sorbo del delicioso café- Mejor sola que mal acompañada.

-Bells, no se como puedes decir eso- me miró seria Alice- si nunca has…

-No es mi culpa que nadie se fije en mí- gruñí, no me gustaba tocar esos temas, y es que a decir verdad me molestaba bastante.

Nadie en su sano juicio creería que una chica de 24 años casi 25 aún no halla tenido novio, está bien tuve dos pretendientes en toda mi vida, pero ninguno con el que mereciera la pena estar por eso los mandaba a volar en cuanto se acercaban.

-Mmm… ¿no serás tú la que los manda a volar?- hay veces en las que me pregunto si Alice no pude leer las mentes.

-No- tomé de golpe el último sorbo de mi café.

-Te recuerdo que Yorkie y Black estaban interesados.

-Solo eran moscas alrededor de la miel- respondí levantándome de un brinco y llevando mi taza al fregadero- una sabe cuando un chico quiere otra cosa.

-¿Qué hay de Newton, aún sigue tratando en vano?- rodé los ojos.

Mi compañero de trabajo, Mike Newton, había estado tratando de invitarme a salir desde el primer día en que entré a trabajar en Barnes & Noble. Es un chico guapo si una se lo pone a mirar, pero realmente no es mi tipo y créanme cuando les digo que tengo un sexto sentido que me dice que me debo alejar de él como lo hice con Eric Yorkie y Jacob Black en la preparatoria.

-Te juro que un día de estos llevaré el bate que guardamos en el closet y le voy a pegar una tunda… que no va a poder pensar ni siquiera en besar a una chica- Alice rió.

-Eres imposible- me dijo.

-Gracias- respondí haciendo una reverencia- ahora si me disculpas tengo un trabajo que atender…

-Mándale besos a Mike de mi parte- me gritó mi amiga mientras me metía rápido en mi habitación para cambiarme.

-Lo haré- me reí.

Una parte que aborrecía de mi trabajo era que teníamos que usar un uniforme. Este consistía en una falda de vestir negra larga hasta la rodilla, blusa blanca y saco negro, a juego con la falda. Por lo menos me dejaban usar ballerinas, sino ya tendría que estar en una silla de ruedas, debido a mi constante problema con los tacones y mi equilibrio. Debo decir, que soy… torpe de naturaleza, así que evito por todos los medios las cosas que puedan ser riesgosas para mi integridad física.

Esa mañana el cielo indicaba tormenta, las nubes se arremolinaban en el cielo, nunca lo tomé como un presagio, es más me da lo mismo lo que piensen aquellas personas que un día Lunes a la mañana y con tormenta traerá cosas nuevas… ¡Qué equivocada estaba!

Tomé el autobús como todos los días, me dejó justo enfrente de mi trabajo. Suspiré. Hoy iba a ser un día largo, lo podía oler en el ambiente, y es que un día de lluvia hace que las bibliotecas o las librerías se llenen de gente, ¿por qué? Porque ofrecemos café gratis, si señor. La idea fue de Mike, pero mis compañeras Lauren Mallory y Jessica Stanley lo apoyaron en todo, a pesar de que yo objeté que no era buena idea, nadie me hizo caso. En fin, así son las cosas, la mayoría vota… y gana.

-Buenos días Bella- me saludó un sonriente Mike.

-Hola Newton- respondí mientras firmaba mi tarjeta de entrada.

-¿Cómo estuvo tu fin de semana?- quiso saber.

-Bastante bien, fue fin de semana de chicas…- me reí internamente, esa había sido mi excusa del viernes pasado para no salir con él.

-Claro, claro…- asintió con cara de no entender ni jota de lo que decía- Hoy te toca la sección de infantes- me informó- a mí me toca en la caja, por cualquier cosa que necesites- me guiñó un ojo y se marchó.

Ahí veces en las que me pregunto por qué no deja de lanzarme indirectas, si yo le digo directo que NO me interesa. Me encaminé a la sección que me habían asignado hoy, como todos los lunes y martes. Esa era la sección que me asignaban, más aún después de ver como me llevaba con los niños, que después de los libros eran mi pasión. Me encantaba jugar con ellos, contarles historias, ahora que eran vacaciones la sección se llenaba a diario y a pesar de que llegaba a casa exhausta siempre terminaba el día con una sonrisa. Normalmente la librería se empezaba a llenar en unas horas, cuando toda la gente ya estaba afuera de sus camas y listas para empezar el día. Sólo que hoy no iba a esperar mucho tiempo para empezar con los juegos del día.

Estaba de lo más concentrada acomodando los juguetes para el día de hoy cuando sentí que me tiraban de la falda. Me volteé para ver quién era, Mike muchas veces había hecho eso, y créanme una vez le dejé el ojo morado por hacerlo. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme con un chico de unos cuatro años de unos ojos verdes impresionantes, y sonrisa de oreja a oreja, era divino, parecía un angelito.

-Hola, corazón- le dije mientras me ponía a su altura- ¿en qué te ayudo?

-¿Tienes libros de vampiros?- me preguntó con una voz cantarina.

-Mmm… si, creo que si ¿pero no te darán miedo?

-Nah, mi papi siempre nos lee de vampiros- me respondió mientras con una manita se despeinaba su ya de por sí alborotado cabello castaño claro.

-Entonces, busquemos que hay de vampiros para ti- le sonreí, mientras le tomaba la mano y nos dirigíamos a un estante donde tenía lo último de libros infantiles- ¿has leído sobre Bonícula?- le pregunté, mientras sacaba el pequeño libro del estante.

-Nop- me respondió con los ojos llenos de ilusión- ¿de qué trata?

-Es sobre un conejo vampiro- le susurré, sus ojos se abrieron de para en par de la alegría.

-Tengo que decirle a Grace…- me dijo- No te muevas- añadió mientras salía corriendo por el pasillo.

Me reí, era un niño adorable. Al poco rato llegó jalando del brazo a una niña de su edad, ambos se parecían mucho, sólo que esta tenía el pelo más oscuro.

-Van Grace- le dijo el chico a la chica, que en cuanto me miró su rostro se iluminó con una sonrisa.

-Tenías razón Lorcan- escuché que le decía- es muy linda- sentí las orejas arder.

-Hola de nuevo- sonrió el chico en cuanto llegó a donde estaba- esta es mi hermana Grace y yo soy Lorcan Cullen.

-Un gusto- les respondí mientras les tomaba las manitos en forma de saludo- yo soy Bella Swan.

-Bella en italiano significa hermosa- dijo para mi sorpresa la niña.

-¿Cómo lo sabes?- le pregunté.

-Papá nos enseñó italiano una vez cuando fuimos a Volterra a visitar a los amigos del abuelo Carlisle- explicó Lorcan.

-Entiendo- aunque la verdad no entendía ni jota de lo que me decían, pero aún así esos chicos me agradaban.

-Lorcan dijo que había un libro de un conejo vampiro- dijo Grace mirándome con sus penetrantes ojos verdes, cuando la chica creciera sin duda alguna sería una rompecorazones.

-Si, es este- le entregué el libro.

-¡Worales!- dijo la chica al ver la tapa del libro- ¿Nos lo lees?

-Seguro, pero antes deben de avisar que están aquí a su mamá, no querrán espantarla- les dije, pero para mi sorpresa los dos se pusieron tristes.

-No tenemos mamá- me dijo Lorcan, me agaché para abrazarlos, fue algo que se me ocurrió de golpe.

-Lo siento… yo…- traté de disculparme Diablos Bella siempre metes la pata, lo único que falta ahora es que aparezca el padre y te arme un lío por hacer llorar a sus hijos…

-¡Lorcan, Grace!- los solté de inmediato y me mordí la lengua, maldije a mi fuero interno siempre me pasaba algo.

-¡Papá!- exclamaron los dos pequeños a coro mientras corrían a abrazar a su padre, me volteé para acomodar los libros nuevamente, no quería problemas con el padre de los pequeños.

-¿Cuántas veces debo decirles que no se alejen demasiado?- preguntó el señor de nuevo, su voz era aterciopelada, pero aún así podía sentir el enojo y la preocupación en ella.

-Lo siento…- murmuró Grace.

-¿Papá podemos oír la historia que la señorita Bella nos va a contar?- escuché a Lorcan preguntarle, el hombre suspiró.

-De acuerdo…- me volteé, pues tenía me divertía ver como un padre se rendía ante la suplica de su hijo.

Dios mío pensé mentalmente, ya sabía porque los niños parecían modelos de revistas… su padre era… Un Adonis en persona. ¡Bella!

-¡Si!- exclamaron a alegres los dos hermanos.

-¿No va a ser mucha molestia verdad?- preguntó el hombre, tenía unos ojos esmeraldas hermosos.

-Esto…- diablos, Bella, di algo- No, no… es mi trabajo- sentí mis mejillas arder, ya era la segunda vez en el día.

-Bien, entonces mientras voy a por el diccionario del abuelo se quedan con la señorita…- iba a responder pero Grace se me adelantó.

-Bella- respondió la chica a su padre- significa hermosa en italiano, lo cual es cierto es muy linda…- aparté la mirada de prisa para ocultar mi rostro que a estas horas ya podía ganarle en competencia de color a los tomates.

-Bien…- suspiró incómodo el padre de los niños- cualquier cosa estoy en la sección de medicina… mi nombre es Edward Cullen- añadió mientras me tendía la mano con gesto de saludo.

Levanté la mirada para devolverle el gesto, al hacerlo sentí una descarga eléctrica recorrer mi mano, por lo que la aparté enseguida a lo igual que el señor.

-No se preocupe, sus hijos estarán bien cuidados- le respondí sin poder apartar la mirada de sus hermosos ojos verdes.

-Gracias- me respondió serio.

Se marchó por el pasillo de la izquierda. Suspiré.

-Perdona a papá- me dijo Lorcan- siempre es muy…

-Serio- concluyó Grace por su hermano- pero aún así lo queremos.

-Hacen bien, se ve que su padre es muy bueno y los quiere mucho- les respondí.

-Bella- me miró Grace- ¿tú tienes hijos?

-No- le respondí sincera- pero si los tuviera quisiera que fueran tan bonitos como ustedes dos- añadí, sabía que eso les encantaba a los niños, aunque esta vez era cierto, eran unos niños adorables.

-Y a mí me gustaría tener una mamá como tú- sonrió la chica.

-Gracias, pero aún no nos conocemos- reí- y créeme cuando me enojo… sería la mamá mas mala del mundo- recordé las palabras de Alice, siempre me bromeaba con eso.

-No lo creo- dijo Lorcan.

-Bien, basta de charla y al cuento…- dije incómoda.

-Bella…- me llamó de nuevo Grace sentándose en uno de los cojines que había en el suelo a mis pies, su hermano la imitó.

-Dime corazón- me senté en medio de los dos con cuidado.

-¿Quieres ser nuestra nana?- me preguntó ella.

-¿Qué cosa?- pregunté.

-Si, es que papá no tiene tiempo de cuidarnos, esta buscando nanas, y todas son feas viejas, arrugadas y huelen mal…- dijo Lorcan arrugando su nariz, me reí.

-Creo que no han leído sobre la Nana McPhee entonces- les dije.

-¿Quién es?- quiso saber Grace.

-Es una nana, que en un principio es fea, parece bruja y todo, pero conforme los chicos la van aceptando y respetando lo que ella les dice que hagan, entonces ella se hace la más linda de las nanas.

-Pero yo te quiero a ti de nana- frunció el ceño la chica.

-Corazón- le dije mientras le acariciaba la cabeza- yo ya tengo trabajo, además no creo que a tu padre le guste.

-Puedo convencerlo- dijo seguro Lorcan.

-Niños- me sentía incómoda, era imposible resistirse a ellos.

-¡Por fa Bella!- me pedían.

-Yo…

-¿Si papá te lo pide aceptas?- me preguntó con ilusión Lorcan.

-Yo… no sé si deba…- era feliz en mi trabajo, pero era curioso como en un segundo los chicos se habían apoderado de mi corazón.

-Yo le diré a papá- dijo contenta Grace, suspiré en señal de rendición, eran peores que Alice y sus caritas de perro mojado.

-No, yo se lo voy a decir- objetó Lorcan.

-Chicos, no peleen- les dije- dudo que su padre acepte… y yo tengo mi trabajo aquí en esta librería.

-¿Estas casada?- preguntó triste Lorcan.

-¡No!- exclamé si entender el por qué de la pregunta.

-Tu novio no te deja- concluyó Grace.

-No, nada de eso- suspiré, parecía una discusión con un grupo de adolescentes- no tengo novio, ni esposo ni nada, pero no puedo dejar el trabajo…

-¡Por favor Bella!- me pidió Grace- No me gustan las otras nanas.

-Si papá te lo pide di que si- me pidió Lorcan.

-Lo voy a pensar- dije de pronto para terminar la discusión.

-¡EHHHH!- gritaron alegres los niños, me pegué en la frente con la palma de mi mano.

-¿Están bien chicos?- lo que me faltaba…

-¡Papá, papá!- exclamaron los dos pequeños saliendo al encuentro de su padre que ya llevaba una bolsa en la mano.

-¿Puede Bella ser nuestra nana?- le preguntó Grace.

-Es muy linda, huele bien y sabe contar cuentos- y eso que ni me escucharon…

-Yo…- el tal Edward parecía tan incómodo como yo.

Me apresuré a levantarme del suelo, teniendo cuidado de no caerme.

-Si se lo pides acepta- dijo emocionada Grace.

-Pero la señorita ya tiene trabajo- le respondió el padre, por alguna razón eso hizo que me molestara.

-¡Pero papá…!- exclamaron los dos hermanos a coro.

-Su padre tiene razón chicos- les dije- mi trabajo es entre los libros…

-Pero tu lo prometiste- me dijo Grace cruzándose de brazos- si papá te lo pedía dirías que sí- esto iba a ser peor de lo que pensaba.

-Yo… les dije que lo pensaría- le expliqué aterrada al padre, sus ojos brillaban con intensidad, una emoción que no supe descifrar.

-¿Es lo que quieren?- les preguntó a sus hijos.

-Si- respondieron a coro los dos.

Mis manos me sudaban, no podía creer lo que iba a ocurrir ahora.

-¿Señorita…?

-Swan- respondí.

-Swan- repitió él- quisiera que piense en la oferta, tendría un lugar donde dormir, trabajaría todas las semanas, con días de descanso los fines de semana y una paga superior a la de su trabajo actual.

-Yo… yo…- me quedé sin habla- ¿me golpee la cabeza?- fue lo que se me ocurrió preguntar, el hombre trató de no reírse.

-No- carraspeó para recuperar la compostura- creo que mis hijos le quieren como nana…- los miró con ternura y luego me miró a mí- ¿acepta?

-¡Por fa Bella!- suplicaron los dos niños, realmente eran peores que Alice.

-E… esta… lo voy a pensar- dije.

-Bien, aquí esta mi número- me dio una tarjetita de presentación- para que me comunique su respuesta. Vamonos chicos.

-Adiós Bella- se despidieron ellos.

No sé cuanto tiempo me quedé contemplando como boba el lugar por el cual se habían marchado, hasta que sentí que el celular me sonaba.

-¿Alice?- le saludé- A qué no vas a creer lo que me pasó….

Jaja, listo la idea esta lista y publicada, ya saben lo que me gusta… Denle al GO! Para que continué.

XOXOX

Aye436