Okay, chicos esta es la versión en español de "Atonement" escrita originalmente por TheRedPenOfDoom87. Es una de las mejores historias que he leído en mi vida. Que la disfruten!


Reconciliación: Capitulo 1

"Los límites que dividen la vida de la muerte
son vagos y sombríos en su mejor forma.
¿Quién dice cuando uno termina,
y el otro comienza?"
Edgar Alan Poe

Por un momento, Azula desapareció en la nube de humo. Esa nube hacía que los ojos de Katara le dolieran y le ardieran mientras estaba ahí, parada. Su espalda estaba rígida debajo de su camisa azul; sus manos apretaban su abdomen, mientras esperaba. Podía sentir las lágrimas saliendo de sus ojos, pero prefirió aguantarlas, dejando que su vista volviera a la normalidad. Era la última oportunidad. Tomando lo que le quedaba de energía, Katara sopló un poco y la nube se desvaneció.

Azula estaba ahí, paciente como la tierra que estaba frente a ella, sus dedos apuntando y una sonrisa mortalmente fría en sus perfectos labios. "¿Ya estás cansada?" susurró suavemente. Alzó una de sus cejas y apuntó hacia Katara con dos afilados dedos. El sol ya se estaba poniendo sobre ellas dos; el emblema que Azula usaba orgullosamente sobre su pelo brillaba con la luz del atardecer.

Katara se preparó para el trueno que estaba apunto de salir de los dedos de Azula, y se preparó para que los cabellos de su nuca se erizaran. Con un movimiento de su muñeca, dejó el agua de su cantina salir y la puso a su lado. No había mucho que se pudiese hacer para detener a Azula, y ella lo sabía. La princesa era muy rápida, y muy precisa.

"¡Dí buenas noches, Campesina!" Susurró Azula. Su cara se tornó aliviada cuando el fuego frío salió de sus dedos.

Katara puso sus brazos enfrente para protegerse pero fue tirada al suelo por una fuerza que pudo haber sido un caballo-avestruz. Miró hacia arriba para ver a Zuko lanzando el trueno de vuelta a su hermana.

De repente el rayo desapareció y Azula dió una fría y dura risa. "Oh, Zuzu..." dijo briosamente. "Ya que no pudiste terminar conmigo tú mismo, ¿me mandas esto?" dijo gestionando a Katara.

Katara trató de pararse, y se puso de pie al lado de Zuko.

"Que lástima que es bonita," Azula se avalanzó a ellos, usando el trueno para propulsarse hacia adelante. "¡Por que no lo será por mucho tiempo!"

Con una señal de Zuko, quién estaba esperando a que Azula llegara, Katara corrió a la izquierda y tomó toda el agua disponible con sus palmas. La lanzó como una capa de hielo bajo los pies de Azula.

La princesa iba demasiado rápido como para detenerse y perdió el control. Con un movimiento vertical de su muñeca, Katara volvió el hielo a su estado natural y atrapó a Azula en una gran burbuja de agua.

"¡Zuko!" Azula gritó cuando puedo sacar su cabeza a la superficie. "¡Ayúdame!".

Zuko estaba ahí, mirando de Katara a su hermana.

"Pensé que habías tomado tu decisión," Katara dijo, sus ojos lazándo una mirada amenazadora. El dolor ya estaba empezando a llenar su corazón. ¡Después de todo por lo que habían pasado! Katara cerró sus ojos, buscando por otra onza de fuerza en su interior. Así que este era el final, finalmente había llegado a tomarla.

"Tengo que..." Zuko susurró suavemente "Lo siento"

Hubo una luz, un grito, y luego... nada.

Katara abrió los ojos para ver a Zuko a su lado, sus dedos apuntaban a el cadáver de Azula. Ella estaba flotando en la burbuja de agua. Katara la dejó caer y la princesa cayó muerta.

"Pensé..." Katara comenzó, pero no pudo terminar.

"El agua es conducto de electricidad," Dijo Zuko sin tono alguno. "No había nada más que yo pudiera hacer."

"Yo-"

"Ven." Tomó su mano "Tenemos que ayudar a Aang," Y empezó a llevarla a la entada del palacio. Mientras forzaban la puerta para que se abriera, una pared de fuego los alcanzó por sorpresa y los derribó. Zuko trató de proteger a Katara para que no se quemase y ella podía sentir su piel rasarse mientras caían en la oscuridad.

Una Katara de 21 años de edad se sentó, secando el sudor, frío como el hielo. Recogió sus rodillas contra su pecho y puso su frente en ellas, respirando hondo y tratándose de calmar. "Solo un sueño," Susurró. "Un sueño... Un sueño..." Era una frase que usaba casi todas las mañanas. Siete años de pesadillas ya se han acomodado en su cerebro.

En una extraña y alusiva esperanza, Katara empezó a mover sus palmas y su espíritu cayó un poco. Las cicatrices seguían ahí. Sí había pasado. Justo donde terminaba el sueño era cuando sus manos fueron quemadas. Zuko había bloqueado la mayoría del fuego, pero Katara trató de alcanzar a Zuko y quitarlo del camino. No funcionó. La mayor parte de la espalda de Zuko se quemó, y las manos de Katara jamás serán las mismas.

Primero, las odiaba. Odiaba su fealdad y su oscuridad. Incluso odiaba el hecho de que Zuko se hubiera metido en el camino para protegerla. Pero con el tiempo, empezó a aceptarlas. E incluso a admirarlas. Ahora las tenía como un recordatorio de cual alto era el precio de una guerra en realidad. Era demasiado fácil como para olvidarlo.

Katara se puso su collar, soólo para recordar un segundo después de que ya no estaba allí. Se alguna manera, durante esa batalla, la cinta que lo sostenía se rompió y Katara no podía encontrar en su corazón el hecho de ponérselo de nuevo. Ninguna tela, cinta, cuerda, o cadena se sentía lo suficientemente importante como para usar el pequeño adorno. Mientras que a ella, el pendiente representaba el último regalo de una madre a su hija, aún se sentía un poco tonta conservándolo. Pero aún así guardaba el dije un una caja de oro con adornos de la nación del fuego que perteneció a la madre del Señor del Fuego Iroh.

El tío de Zuko, quién asumió el trono, la encontró y sonrió diciendo que no tenía uso para la caja y que si ella no iba a usar el dije que al menos lo pusiera en una muy bonita. Desde ese momento, a Katara le empezó a gustar Iroh instantáneamente. Había sido un poco apreciativa al principio hasta que Toph salió y empezó a hablar con el nuevo Señor Del Fuego como si fuesen viejos amigos.

Era piadoso y sabio, justo y tolerante, pero aún estricto y con mucha autoridad. Él, esperemos, le estaba enseñando todo esto a Zuko, pero Katara tenía sus dudas sobre él. Siempre las tenía y no podía aclararlas. No ha tenido ningún contacto con la Nación del Fuego por los últimos siete años. Teniendo que dedicar su vida a la sanación, era llamada a las afueras constantemente para curar a los enfermos; ricos y pobres.Había visto a Iroh unos años atrás, cuando estaba visitando al Rey Tierra. Habían tenido una agradable conversación y le dijo que ella siempre sería bienvenida al palacio. Aunque aún no lo visitaba allí.

Katara dio un suspiro, cansada de sentir lástima consigo misma, y se levantó. Se ovió para tender su cama y peino su cabello suelto con sus dedos. Mientras pasaba frente al espejo que colgaba en la pared de enfrente, se detuvo. Su padre, Hakoda, había venido a visitarla el año pasado, y le suspiró a su única hija. Cuando le pregunto por qué, levantó su barbilla con dos dedos y dijo con orgullo que se veía igual a su madre. Katara no podía verlo ahora, apenas recordaba a su madre. Solo recordaba unas pocas cosas, las ondas de su cabello, el brillo de sus pálidos ojos azules, y una mano suave en la oscuridad. No había cara; nada más que pocas memorias que no significaban absolutamente nada.

despertó d su trance y empezó a buscar un vestido. Era un día ocupado. Tenía una clase que dar y unos cuantos pacientes que atender y Aang iba a visitarla hoy. Sonrió para sí misma. Han sido... Oh, al menos dos años desde que vió a su mejor amigo. Katara estrañaba su naturaleza tranquila, su sentido de aventura, y cuando ella estaba con él; era como si ellos fuesen los únicos seres en el universo. Aang podía hacerla olvidar todos sus problemas, al menos por un corto momento.

Era verdad; Aang era su verdadero mejor amigo y ella adoraba estar con él, porque cuando ella estaba con él, se sentía de catorce años de nuevo. Podía ser divertida y hacer chistes y ser ella misma con Aang. Pero, ella jamás lo vería de la manera que el hubiese querido que lo viera cunado eran más jóvenes. Era como el hermano menor que nunca tuvo, y él era tan valioso para ella como lo era Sokka. Simplemente ella no podía amarlo de la manera que él la amaba todos esos años atrás. Eso fue lo que le dijo luego de derrotar a Ozai, la verdad se dió a conocer y aún así casi se le rompió el cuando el se dió cuenta de que ella le estaba diciendo que no podían estar juntos.

Quizá no era un buen momento para decirle aquello, pero no podía irse dejándolo creer que tenía una oportunidad. No era justo para ninguno de los dos. Casi deseaba que él la odiara ahora, tendría toda la razón del mundo, pero como es de costumbre, Aang la sorprendió cuando la dejó ir.


Katara y otros miembros del consejo se estaban dirigiendo al cuarto del Rey Arnook, cuando vieron una gran nube negra cubrir el Polo Norte. Desde que terminó la guerra y Katara se vino a vivir al Polo Norte, muchas cosas han cambiado. Arnook le había pedido personalmente que fuese parte de su consejo, una honorable posición entre los hombres de la tribu, sin mencionar las mujeres. Era la primera vez en la historia que se le había pedido a una mujer ser parte del grupo político de la Tribu del Agua del Norte y Katara aceptó sin vacilar.

Mientras Katara y sus amigos del consejo se acercaban a la habitación, podían escuchar gritos de alegría mientras los niños veían a Appa aterrizar a unos metros de Katara. A Katara siempre le entretenía el pensar que nunca sabía cuanto lo extrañaba hasta que estaba de vuelta en su vida. Estaba sonriendo mientras los otros miembros le decía a Katara que fuera y le diera la bienvenida a su viejo amigo.

De repente Aang vió por sobre la avalancha de niños, que apenas alcanzaban sus rodillas, para verla "¡KATARA!" gritó y corrió hacia ella para darle un gran abrazo de oso.

No era que Katara no estaba feliz de verlo; era sólo que él se olvidaba de lo mucho que ha crecido. Siete años cambiaron el pequeño niño de doce años a un alto, musculoso monje que casi siempre se olvidaba de lo fuerte que era. Como ahora.

"Aang..."Katara dijo, tomando su brazo y apretando fuerte. "No p-puedo res...p-pirar..."

"Oh, lo siento..." la liberó de una; sin embargo, todavía la sostuvo por los hombros para poder verla. Sus ojos tan grises y tan expresivosvieron cuanto ella había cambiado. "Es grandioso volverte a ver, Katara..."

"Es genial volverte a ver también," se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla. "Ahora, ¿dime a que se debe esta visita? Y por qué Pakku y Arnook no me dijeron nada."

Aang la miró con una cara de sorpresa. "¿De veras? Pensé que ya te lo habían dicho..."

A Katara le dio un escalofrío. "¿Qué sucede?" Tomó a Aang por el brazo. "¿Alguien estás enfermo? Sokka? Suki? Toph?"

Él negó con la cabeza. "No, todos están bien." Gestionó al resto de los miembros del consejo. "Dejaré que Arnook te diga en persona."

Katara cruzó los brazos. "Pero-"

"Luego, Lady Katara..." Pakku entró luego de ellos. El viejo maestro se volvió mas suave y gentil con el pasar de los años; algo que Katara nunca creyó posible hasta que sucedió. "Muestren al Avatar algo de respeto"

"¿Supongo que has olvidado lo difícil que es tomar al Pupilo Aang en serio?" Sus cejas se alzaron antes de que el maestro diera una respuesta.

"Ha crecido un poco."

"¡La última vez que estuvo aquí, él 'tomó prestado' dos de tus estudiantes de la tarde y los llevó a esquiar con pingüinos!" Katara respondió.

"Fui el más rápido," Aang dijo orgullosamente.

"¡No estás ayudando, Pupilo Aang!" Pakku le susurró.

Su discusión, sin embargo, fue interrumpida por alguien que gritó: "¡Orden! ¡Esta reunión entra en sesión!" La mesa se callóY el Rey Arnook se levantó de su silla a la punta de la mesa. "Primero, me gustaría darle una sincera y cálida bienvenida a nuestro amigo, el Avatar Aang."

Hubo un peuqño aplauso mientras Aang se levantaba de su silla y se inclinaba respetuosamente ante el rey Arnook, eran puros negocios ahora, sorprendía a Katara una y otra vez. "Gracias a todos," respondió.

Arnock sonrió. "Bueno, eso fue lo fácil..." De repente su sonrisa cambió a una expresió que Katara describió como tristeza y preocupación. "Recibí una carta del Príncipe Zuko..." Hubo una pequeña charla entre los miembros del consejo, muchos aún recordaban el ataque al polo norte hace siete años no estaban muy felices de la noticia. "Me dijo que su tío, Señor del Fuego Iroh, ha estado enfermo por varias semanas ya y se preguntaba si podíamos enviarle a Lady Katara para ayudarle."

Nueve caras se voltearon para ver a Katara.

"Insistió que sería tu desición, Katara. No quería forzarte a hacer algo que no querías hacer."

"¡Inaudito!" Un miembro anciano exclamó. "¡No es natural! Un Príncipe del Fuego pidiéndole ayuda a una maestro agua..." dió un resoplido de disgusto. "¡Hay otro motivo! ¡Siempre lo hay con estos cabezas duras!"

"Es un paso a la direciión correcto para él" Alguien más dijo. "Él heredará el trono de su tío algún día; sería sabio de nosotros ayudarle en algo para que así nada pase en el futuro"

"¡Sí, sí, condenemos a nuestra mejor curandera a los dragones para que así no nos destruya cuando decida terminar el trabajo de su bisabuelo!"

"¡Él ha cambiado!" Alguien lo retó.

"¡Y las focas vuelan!"

"Si no fuese un anciano, te juro--"

Arnock los calló con un movimiento de su mano. "Katara, esta desición es toda tuya."

"¿Qué sucede con Iroh?" Preguntó automáticamente, mientras su mente jugaba trucos con ella.

Arnock vió a Aang quién tomó un gran suspiro. "Hice un parada allí antes de venir. Iroh no se ve nada bien. Se ha vuelto muy delgado, demasiado para ser sincero. Los doctores se están preocupando." Aang puso una mano en el hombro de Katara. "Te necesita."

La sala de consejos se puso silenciosa mientras Katara pensaba. Las palabras de Aang hacían eco en sus oídos: "Te necesita... Te necesita... Te Necesita... Te necesita..." Y Luego recordó algo que le dijo a Sokka hace muchos años; "¡Jamás le daré la espalda a gente que me necesita!" Miró a Aang, el sabía antes de que lo dijera. "Iré," Katara susurró "¿Cuándo partimos?"


Este es el primer capítulo de "Reconciliación"... EN inglés se llama "Atonement"... Lo que no sabía que significaba reconciliación pero.. Bueno. Espero que les guste tanto como a mi me gusto cuando lo leí