Por causas de fuerza mayor me he visto en la necesidad de reeditar este fic. Ofrezco mis más sinceras disculpas a aquellos quien lo han seguido y aceptado, pero les aseguro que los cambios, aunque imperceptibles, serán para mejorar…

DISCLAIMER: Inuyasha (a) Takahashi Rumiko

EL ESPEJO DE LA ABUELA

Eran las 3:30 de una calurosa tarde en Tapachula, cuando regresé de la escuela. Estaba furiosa. Era apenas la tercera semana de clases en la preparatoria y para ése lunes, nos habían exigido uniforme de gala para una ceremonia. Cuando llegué, la escuela estaba cerrada. Una enorme bandera roji-negra cubría casi por completo el portón. Unos muchachos rezagados me informaron lo que había pasado así que se regresé a la casa.

Entré a la casa hecha una fiera, aventando la bolsa con los libros hacia el sofá, hasta la cocina. Abrí el refrigerador, saqué la jarra con limonada y me serví un gran vaso. Al terminar de beberlo grité:- ¡Me lleva la chingada!

Sé que manejo un florido lenguaje, pero también sé dónde y cuándo usarlo. Estaba sumamente molesta para andar diciendo palabrotas sin previo aviso.

- ¿Qué te pasó hija?- Me preguntó mi madre con dulzura, mientras amasaba la pasta para hacer muéganos.

- ¡Ay madre! Primero nos dicen que para este lunes hay que vestir de gala para recibir al nuevo director, luego la pinche Sociedad de Alumnos toma la escuela como protesta… ¡Tomaron la escuela madre! ¡Estalló una pinche huelga porque la Sociedad de Alumnos rechaza al nuevo director y de seguro tardará de dos a tres semanas! Y mientras yo qué… Apenas le voy agarrando el gusto a las clases y me salen con esta pendejada… ¡Aaaaarrgghh! ¡Joder!- Le contesté, golpeando el vaso contra la mesa:- ¿Y ahora qué voy a hacer madre?- De pronto noté que mi madre no se sorprendía: -¿Lo sabías?

- Acaban de decirlo por la radio.- Me contestó: - ¿Ya planeaste que vas a hacer durante estos días?- Me preguntó, cariñosa.

- Aún no madre… "Esta algo se trae"… ¿Y tú?

Mi madre contestó tranquilamente:- Ya llamé a tu abuela y la vas a acompañar durante estos días. Le acaba de llegar mercancía nueva y necesita ayuda.

A pesar del calor me congelé:- ¿La abuela Juanita o la abuela Nobuko?

Mi madre me vió con una sonrisa…- ¡Adivina!

- Veamos… ¿Iré a Puerto Chiapas?- Pregunté.

- ¡Sí!- Me contestó.

- "¡Chinches!"- Pensé:- "No podré ver a mis perras… Mis dos abuelas tienen casa aquí y en Puerto Chiapas"… ¿De dónde viene la mercancía que le llegó a la abuela?- Pregunté.

- De fuera… Es mercancía de importación.- Dijo mi madre.

- "¡En la torre!... Entonces… si es mercancía de importación…" ¿Es incienso y esas cosas?- Volví a preguntar, tratando de obtener más pistas.

- ¡Sí!- Respondió mi mamá.

- ¿Para… "limpias"?- Pregunté nerviosa…No soportaba las costumbres de la abuela Juanita, de profesión curandera y chamán.

- Creo que es más correcto decir: Purificaciones.- Dijo mi mamá con una gran sonrisa.

- ¡¡SI!!- Grité. Adoro a la abuela Nobuko, es sacerdotisa sintoísta.

- Me parece que no soportas a mi madre- Dijo mi mamá, empezando a molestarse.

- Ay madre. Mis dos abuelas tienen el mismo oficio. Las quiero por igual.- Le dije, abrazándola por detrás:- Nomás que la ropa que viste la abuela Nobuko es más bonita…

- Y siempre por la ropa…- Dijo mi mamá:- Por cierto, ni te cambies por que le urge que llegues, nomás llévate la mochila que ya te preparé. Aquí tienes lo del pasaje y un extra para lo que quieras.

- ¡Pero madre!- Me quejé:- ¡Se burlarán de mí en el micro!

Y no era para menos. A pesar del calor, nos habían pedido usar camisa blanca manga larga, con el escudo de la prepa en el bolsillo izquierdo y corbata larga color gris. Mi falda es línea "A" semicircular y la uso arriba de las rodillas, en un color gris obscuro y liso. Aunque mis amigas se burlan de mí, prefiero usar calcetas largas y zapatos colegiales. Ellas en cambio, usan medias y zapatillas y siempre terminan quejándose de ampollas y dolor en los dedos.

- Pues te aguantas porque ya se te hizo tarde.- Terminó mi mamá, sacándome literalmente de la casa.

El microbús tarda de 10 a 15 minutos de Tapachula a Puerto Chiapas, por lo que el viaje se me hizo algo aburrido. El micro iba casi vacío… para ser las 4:30 de la tarde. De repente el clima refrescó y no era para menos. La brisa marina llegaba de lleno a la terminal y desde ahí se lograba ver el mar. Me sentí feliz y afortunada por llevar la manga larga. No me quemaría demasiado el sol y lo fresco de la brisa no me afectaría. Bajé del micro y me dirigí a la parte este, hacia las escolleras. Me entretuvo un rato saltando entre las rocas, cuando escuché la lejana voz de mi abuela:- ¡Isis-chan!

-"¡Esa mi abuela y sus moditos de llamarme!"- Me encanta que me llamen "Isis", como la diosa egipcia, pero el "chan" no lo trago. En fin, me dirigí hacia su casa, ubicada en la parte más alejada del puerto. Era una hermosa construcción tradicional japonesa. Por fuera sólo se veía un portón de madera y sus muros, pero por dentro… parecía que me transportaba al antiguo Japón. Un bello jardín, un puente sobre el brazo del estero, lleno de peces y la casa al fondo… Ah y el templo y una bodega… y otras partes que no sé cómo se les dice en japonés.

Aunque mi abuelo es chino, había decidido complacer a la abuela construyéndole su casa japonesa, pero el restaurante de su propiedad sí es completamente chino. El cocinaba y se encontraba siempre en Tapachula. Por eso la abuela vivía prácticamente sola en el puerto, acompañada solo por su gato y los vecinos de las seis villas japonesas que, junto con la casa-templo de mi abuela, constituían la "Comunidad Japonesa de Puerto Chiapas".

La abuela barría la entrada del templo cuando me vió llegar. La saludé como le encantaba: con una reverencia… luego le di un abrazo de oso…eso la hacía rabiar. "¡Me encanta hacer enojar a mi abuelita!" Me pidió que dejara mis cosas en mi habitación y que regresara a ayudarle a acomodar las cosas de la bodega que acababa de llevarle el señor Fujioka, el curador del Museo Japonés en México.

Entre las cosas que había en la bodega resaltaba un hermoso espejo circular… ¡De casi 2 metros de diámetro! Tenía un hermoso acabado en la orilla y era sostenido por una firme base triangular. Me llamó la atención la curiosa inscripción que tenía en el borde…pero como no sé japonés ni me esforcé en entenderle. Terminé de acomodar los jarrones y las vajillas, así como las hermosas telas y los bellos "tatamis" pintados a mano (Si me lo preguntan yo diría que son persianas de madera con paisajes) En fin, terminé mi labor y me di cuenta que ya eran más de las seis y me moría de hambre. Le eché un último vistazo al espejo. Sentí como si me invitara a reflejarme… "No…seguro alucino porque ya tengo mucha hambre" Me dirigí hacia la puerta de la bodega, pero… regresé al espejo y con cuidado lo deslicé. Afortunadamente su base tenía rueditas, así que no me costó llevarlo por la duela que llevaba de la bodega a la casa.

Mientras comía con mi abuela "¡Adoro como cocina mi abuelita!" Le pregunté sobre el espejo. Me dijo que era una antigüedad hallada entre las ruinas subterráneas de un palacio y que databa de la época del Sengoku Jidai. Según la leyenda, había sido propiedad de un poderoso demonio, por eso el espejo, a pesar de su antigüedad permanecía como nuevo y dizque era indestructible. Le pedí permiso para llevarlo a mi habitación, pues no tenía ninguno en ella y deseaba poder verme cuando me cambiara de ropa. Afortunadamente la abuela aceptó y me llevé el gran espejo a mi cuarto.

Mi habitación era la única que no parecía ser parte de la casa. Tenía mi cama, un escritorio y un tocador, además de las sillas correspondientes y el guardarropa. Coloqué el espejo sobre la esquina lateral izquierda de mi cama, de modo que podía reflejarme desde la cama con sólo voltearme sobre mi lado izquierdo. El resto de la casa era totalmente japonesa y honestamente eso de dormir en futones no me gustaba. Prefería una cómoda hamaca aunque mi abuela se infartara. Miré el espejo y descorrí su delgada cubierta ¡Parecía nuevo! Y era hermoso. Frente a él me estiré cuan larga soy "Uy, con 1.60 m soy muuuy larga" cuando noté que mi reflejo… ¿Desapareció?

- "¡No es posible!"- Pensé y acaricié la superficie. En ese momento parecía que podía traspasar la barrera y mis dedos se hundieron como en gelatina "Hey, esta película ya la ví y no recuerdo haber tomado ninguna píldora roja" (efecto matrix) Sentí como si la superficie me jalara hacia el interior del espejo y pensé "¿Y si me dejo llevar?" Decidida impulsé mi cuerpo y mis piernas hacia el interior y "entré" al espejo. Oscuridad.

Con mis manos hacia adelante noté que entraba hacia otra habitación. Salía del mismo espejo…pero la habitación no era la mía ni se parecía a ninguna otra que hubiera en la casa. Parecía una recámara de palacio. El futón era el más grande que había visto, tipo King size, cubierto con hermosas telas con bellos bordados en oro y cojines rechonchos que invitaban a la guerra. Rodeándolo tenía una especie de dosel con bellas cortinas blancas, sutiles. Y una mesita bajita cerca y algo así como una lamparita y varitas de incienso. "Esto es extraño" Pensé "¿Habré entrado en la Dimensión Desconocida?". En ese momento un pequeño ser entró sorpresivamente, con una suerte de bastón con dos horribles cabezas talladas. El extraño ser parecía hijo del maestro Yoda "Con el debido respeto" y de la rana René. Ante mi sorpresa no pude evitar un grito de susto por lo que el tipo también se asustó, abriendo aún más sus ojos hacia mí. Dijo algo, pero no le entendí. "Está hablando en japonés" Lamenté con el corazón no haberle hecho caso a mi madre cuando me decía:- "Isis, debes aprender el idioma de tu abuela, nunca se sabe. Algún día te podría servir" Sí madre, como si Japón estuviera a la vuelta de la esquina. Además es más fácil encontrar chinos en Tapachula que japoneses…Y ya todos hablan español. Qué chiste.

El pequeño ser volvió a hablarme y me acordé que la abuela solía referirse a Dios como "Kami" y empecé a orar:- "Kami, por favor, si me escuchas, abre mis oídos para que pueda entender y mis labios para que me puedan escuchar"

Lentamente, empecé a distinguir sílabas inteligibles en medio de la verborrea que decía el sapito Yoda.

- ¡Sesshoumaru-sama invocó a Kinimegami-sama! ¡Kinimegami-sama debe encontrarse aquí en cualquier momento! ¡Ay de mi, si la Kami se pierde seguro me destruirá Sesshoumaru-sama! ¡Esta miko no debería estar aquí!

- ¿Podría calmarse?- Le dije al pequeño sapito:- Dígame ¿Dónde estoy?

El sapito se volvió hacia mí y furioso me dijo: - ¡Más respeto miko! ¡Estás en el palacio Luna de Medianoche! ¡El palacio de Lord Sesshoumaru!

- Ya me di cuenta que es un palacio… ¡Y no me digas "Mico"!- Le dije molesta-"mico tu abuela condenado sapo". En ese momento sentí un escalofrío. La abuela Juanita decía que yo traía "mesa", es decir, facultades para percibir las presencias espirituales y siempre trataba que la acompañara en sus sesiones, para que yo aprendiera a manejar mis poderes…pero no me gustaba. Eso del espiritismo no era lo mío. La abuela Nobuko también me decía que debía aprender a purificar espíritus pero sentía que tampoco lo era. En ese momento, sin embargo, deseé con todo mi corazón que mis dos "brujitas" me bendijeran desde donde estuvieran. Esa presencia era…maligna.

Intimidada, me giré y corrí en dirección opuesta a la presencia que se acercaba a mi ¡Grave error! Me encontré frente a una ventana circular con herrería y empecé a llenarme de pánico. Viré hacia lo que parecía otra puerta y corrí hacia ella "¡Un pasillo!" El sapito empezó a llamarme pero ya no lo escuché. Corrí como si me persiguiera el diablo ¿Acaso no era el diablo el que me perseguía?...

CONTINUARA…