CAPITULO 1

CAPITULO 1

Promesa

El sol asomaba por el horizonte, y con este, la promesa de un nuevo día se anunciaba; podría parecer un hecho común para la mayoría de la gente, pero para los habitantes de konoha era la señal de la esperanza y la sobrevivencia.

Hacia solo unas cuanta horas habían estado bajo el más peligroso y sanguinario ataque del que se haya tenido noticia en toda la extensa historia de la que era una de las mas antigua y poderosas aldeas ninjas. Tal era su fama y poderío que, en cierta forma, los habitantes de konoha se habían envanecido e incluso confiado, pero su descuido les costo caro. Todos aquellos que vivieron para contarlo jamás lo olvidarían. La imponente y endemoniada figura de un zorro monstruoso de nueve colas destruyendo todo a su paso sería una imagen que atormentaría en sus pesadillas por mucho tiempo a los que lo presenciaron.

Muchas vidas se perdieron, guerreros nobles y valerosos que protegieron su aldea hasta el fin, afortunadamente su sacrificio no fue en vano. Justo cuando las fuerzas de Konoha estaban por quebrantarse, la intrépida figura del cuarto Hokage se materializo, logrando con su sola presencia devolver el valor y la esperanza a aquellos que habían comenzado a dudar. La pelea fue breve y se suscito tan rápido que casi nadie se percato del desenlace real que ese titánico encuentro había tenido; para la mayoría de los ninjas de Konoha la que había pasado era que el Hokage derroto al Kyuubi y en ello había perdido la vida. Pero eso no era del todo cierto.

El cuarto Hokage, Minato, no logro eliminar al Kyuubi, la única forma que se le ocurrió para detenerlo fue aprisionarlo encerrándolo en el cuerpo de un recién nacido. Pese a su juventud, Minato era un hombre sabio, sabia que aunque pidiera a la gente que tratase a ese bebe como el héroe que salvo Konoha, ya que, de echo, eso es lo que era, la desconfianza del ser humano era mucha y muy probablemente superaría su gratitud; no, si quería que ese niño creciera lejos del rencor de la gente debía asegurarse de que nadie se enterara de lo ocurrido, así que, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, tomo al bebe en brazos y se marcho en busca del único hombre en quien confiaría su ultimo deseo.

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Todo paso muy rápido, hubo un enorme destello de luz y el zorro de nueve colas había desaparecido, tras un breve instante de asimilación ante este echo, las exclamaciones y las muestras de jubilo se hicieron presentes, pero de entre toda la multitud de ninjas que festejaban en fin de la pesadilla, había uno que no compartía su entusiasmo y permanecía en el más absoluto silencio. Hiashi Hyuuga tenia un muy mal presentimiento, y este fue lo que lo obligo a salir corriendo antes que cualquiera la lugar donde se había realizado la batalla. Poseedor de una velocidad privilegiada, Hiashi llego antes que nadie a la zona de desastre, comprobó que el Kyuubi había desaparecido, y también, por desagracia, comprobó que su mejor amigo, Minato, estaba al borde de la muerte.

Hiashi y Minato habían sido amigos desde muy pequeños, se tenían gran confianza y aprecio, Hiashi siempre había admirado la aparentemente ilimitada fortaleza que poseía Minato, por eso, al verlo así, tan débil, apenas capaz de mantenerse en pie, le hizo sentir que su propia fuerza disminuía.

–Hi... Hiashi... A... Amigo...– Pudo articular con mucha dificultad Minato, logrando así, sacar a Hiashi del mutismo en el que se había sumergido al ver su estado –Ahora... Ahora iba... A buscarte... Ne... Necesito pedirte... Un... Un favor...– Justo cuando dijo eso, las fuerzas lo abandonaron por completo y se precipito al suelo, pero Hiashi logro sostenerlo antes de que cayera

–¡Minato! ¿Te encuentras bien?– Le decía mientras activaba su Byakugan para comprobar las heridas internas de su amigo, lo que vio fue desalentador –¿Qué... Qué es esto?– Le pregunto al ver el pequeño bulto que sostenía en sus brazos –¿Un bebe? Pero..– En ese momento se fijo en el símbolo que había en el estomago del bebe, logrando con esto que sus ojos se abrieran de par en par por la sorpresa –Mi... Minato... ¿No me digas que tu...?– Hiashi ya comenzaba a entender lo que había pasado

–No tuve al... alternativa... cre... créeme... yo... debo pedirte... algo muy im... importante...

–Yo acatare cualquier orden suya, Hokage-sama– Respondió Hiashi mientras sentía que un nudo se formaba en su garganta

–Gracias pe... pero... este favor no... no te lo pido como Ho... Hokage... si no... como amigo... yo...– Se interrumpió un momento para toser algo de sangre –Yo... qui... quiero que te en... encargues de es... este pequeño... por... por favor... cuídalo... pro... protégelo... que nadie... nadie sepa quien... quien es... yo... yo no quiero que crezca... siendo vic... victima del ren... rencor de la gente, yo... yo...– Minato supo entonces que su tiempo en este mundo había concluido

–No te preocupes, amigo– Dijo Hiashi al percatarse de que la vida escapaba del cuerpo de su amigo –Te prometo que yo me encargare de dar a este niño todos los cuidados que necesite– Al escuchar esto, el rostro de Minato se tranquilizo, fue como si un gran peso se le hubiera quitado de encima

–Gracias...– Dijo en un susurro de voz apenas audible, después, dirigió su vista hacia el pequeño que ahora descansaba en los brazos de su amigo; con la poca fuerza que le quedaba, rozo con su mano el rostro del pequeño que se había quedado profundamente dormido –Na... Naruto...– Después de decir esto, su mano cayo inerte y sus ojos se cerraron, Hiashi sintió sus propios ojos humedecerse al contemplar el rostro sereno y la tranquila sonrisa con la que el cuarto Hokage se había marchado de este mundo

–Descansa tranquilo, Minato, o cuidare de este bebe como si fuera mi propio hijo– Un sonido a sus espaldas le hizo volver el rostro para encontrarse con uno idéntico al suyo, su hermano gemelo, Hisashi, le había dado alcance

–Hiashi-sama...– Decía mientras dirigía sus blanquecinos ojos al cuerpo del Hokage y después al bebe que estaba en brazos de su hermano –¿Qué es lo que...?

–Hisashi– Dijo, interrumpiéndolo –Llegaste en un excelente momento, Minato... El Yondaime– Su voz comenzaba a quebrarse –A muerto... Y yo... Yo debo cumplir su ultima voluntad y necesito tu ayuda– Por toda respuesta, Hisashi movió su cabeza, sintiendo –Lleva este bebe a tu casa sin que nadie se entere, que lo cuide alguien de tu confianza, de momento debemos asegurarnos que nadie sepa de su existencia

–Pero... Hiashi-sama...– Decía dubitativo Hiashi mientras tomaba al niño que le entregaba su hermano, pero al hacerlo, observo el símbolo en el estomago del bebe y no pudo evitar que una exclamación de sorpresa escapara de su boca –Pe... Pero... Acaso... ¡Esto es...!– La inteligencia de Hisashi no desmerecía de la de su hermano, así que, al igual que este, comenzó a comprender lo que había ocurrido

–No te preocupes– Le dijo tratando de evitar la explicación que sabia debía darle a su hermano –Será temporal, yo le prometí a Minato que me encargaría de cuidar al pequeño

–En... Entiendo, Hiashi-sama, pero...– De nuevo se vio interrumpido al sentir las manos de su hermano sobre sus hombros

–¡Telo suplico, Hisashi!– Le dijo mirándolo a los ojos –Fue una promesa a mi mejor amigo, y necesito tu ayuda– En ese momento se escucharon varias voces acercándose, si no hacían algo los descubrirían –¡Por favor Hisashi!– Le dijo de manera suplicante, finalmente Hisashi, soltando un suspiro, se alejo rumbo a su casa con el pequeño en brazos

Espero que sea la decisión correcta, Hiashi"– Pensaba mirando al bebe que dormía placidamente en sus brazos –Y que no lo lamentemos más tarde...

Todo estará bien, estoy seguro– Se repetía mentalmente Hiashi, como tratando de convencerse a si mismo, pero fue sacado de sus pensamientos l escuchar voces detrás de él, se dio vuelta y se encontró con un grupo de ninjas que observaban los estragos de la batalla para luego fijarse en el cuerpo del cuarto Hokage que yacía a los pies del jefe del clan Hyuuga, las exclamaciones de incredulidad y de tristeza no se hicieron esperar, pero Hiashi los hizo callar al dirigirles una severa mirada –Entiendo su conmoción y créanme que comparto su tristeza– Les dijo una vez que se tranquilizaron –Pero muy doloroso que nos resulte, no disponemos de mucho tiempo para llorar nuestras perdidas. Tenemos que reconstruir la aldea que el Hokage protegió a costa de su vida– Decía inclinándose para levantar el inerte cuerpo de Minato –Pero primero debemos asegurarnos que el cuarto Hokage sea sepultado con todo el honor y respeto que merece– Dicho esto, comenzó a dirigirse a la torre Hokage con el cuerpo de Minato a cuestas, mientras andaba, algunos ninjas decidieron escoltarlo, durante el trayecto estos preguntaban que había ocurrido con el Kyuubi, pero Hiashi simplemente respondía con un "no lo sé" a todas su preguntas hasta que finalmente cesaron, lo que lo tranquilizo un poco, sabia que eso solo seria el principio de la importante tarea que le había dado el Hokage antes de morir, y él la cumpliría a cualquier costo.

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El especto de la aldea de Konoha era, ciertamente desalentador, pero eso no preocupaba a sus habitantes, ya se levantarían más tarde, en esos momentos, la prioridad de todos era darle el ultimo adiós al mas valiente y noble líder que hasta ahora había surgido en Konoha: Minato, el cuarto Hokage.

Todos los habitantes se habían reunido ante el monumento de los Hokages para rendirle honor a Minato, las expresiones y exclamaciones de dolor estaban presentes en toda la gente que ahí se había reunido, mientras el tercero decía un emotivo discurso enalteciendo las cualidades del Yondaime, algunos comentaban por lo bajo

–Realmente fue un hombre impresionante, mira que luchar de esa manera cuando seguramente tenia el corazón hecho pedazos...

–Es cierto, mientras el Kyuubi atacaba, la esposa del Hokage, Kushina, perdió la vida mientras daba a luz al hijo de ambos...

–Y pensar que el pequeño nació muerto...

–Bueno, al menos ahora los tres se reunirán en el paraíso...

Había una persona que no pudo reprimir una pequeña exclamación de incomodidad ante estos comentarios. Hiashi Hyuuga era una de las pocas personas que sabían que el hijo del Yondaime estaba vivo, y además se encontraba oculto en la villa de los Hyuuga, más concretamente en la mansión de la rama secundaria de la familia, miro de reojo a su hermano, sabia que Hisashi no estaba del todo de acuerdo con la promesa que le había hecho a Minato, pero no dijo nada, en ese momento un pequeño quejido le hizo volver su mirada a la persona que estaba sentada a su lado

–¿Te sientes bien, Hiromi?– Le pregunto a su esposa, él le había pedido que no asistiera al funeral debido a su estado, Hiromi Hyuuga se encontraba en fechas de dar a luz al futuro heredero del clan Hyuuga, sabia que era algo arriesgado asistir al funeral, pero se trataba del Hokage y mejor amigo de su esposo, así que, a pesar de las protestas de Hiashi ella se encontraba ahí

–Si, no te preocupes– Le decía mientras le dirigía una sonrisa tranquilizadora –Solo estoy un poco cansada

Sin embargo, justo cuando el funeral había concluido, Hiromi comenzó a experimentar las primeras contracciones, rápidamente Hiashi la levanto en brazos y se dirigió a la mansión Hyuuga a una velocidad asombrosa, una vez ahí, sin prestar atención a los familiares y sirvientes que se le atravesaban, se dirigió a su habitación y deposito a su esposa en la cama, acto seguido, pidió la presencia de uno de los médicos de la familia, aclarando que el nacimiento de su heredero debía quedar solo entre miembros del clan. Después de asegurarse que su esposa seria debidamente atendida, pese a no gustarle la idea de no estar con ella en esos momentos, Hiashi se marcho en busca de su hermano y del pequeño que estaba a su cuidado.

Encontró a Hisashi en una de las habitaciones que estaban en el fondo de la casa, en la que estaba más alejada del resto, en cuanto escucho la puerta abrirse, el Bouke levanto la vista del pergamino que había estado estudiando, mismo que le había sido entregado por su hermano la noche anterior cuando había regresado de contarle todo al Sandaime

–Hiashi-sama– Le dijo mientras hacia la acostumbrada reverencia al jefe del clan –¿Ha pasado algo?– Le pregunto al ver su nerviosismo

–Hiromi esta dando a luz en estos momentos

–Ya veo– Respondió el Bouke mientras enrollaba el pergamino –Eso significa...

–Que debemos hacerlo ahora– Dijo con firmeza Hiashi

–¿Esta seguro de esto?– Le pregunto mientras tomaba al pequeño en brazos

–Hice una promesa, Hisashi, y no voy a retractarme

–De acuerdo– Le dijo mientras le entregaba al bebe para después de hacer una serie de sellos con las manos que tuvieron como resultado que unos extraños símbolos se dibujaran en el piso, acto seguido, Hiashi coloco al bebe en medio de los símbolos –¿Y es seguro?– Dijo Hisashi mientras colocaba su mano de manera que evidenciaba que haría más sellos

–¡Claro que lo es!– Le respondía su hermano mientras tomaba la misma posición –Fue el mismo Sandaime quien me entrego el pergamino que muestra como hacerlo– Miro de reojo el pergamino que Hisashi había estado estudiando a su llegada –¿Pudiste memorizarlo todo?

–Por supuesto

–Entonces... ¡Empecemos!– Y ambos comenzaron a hacer una serie de sellos que provoco que los símbolos del piso brillaran intensamente, cegándolos por un momento, cuando recuperaron la vista, los símbolos del suelo habían desaparecido y el cabello de bebe, antes rubio, ahora se mostraba café oscuro, casi negro (si, en este fanfic Naruto va a tener el cabello negro durante un tiempo), el jefe del clan levanto al bebe para comprobar que estuviera bien, el pequeño se había despertado, pero se encontraba tranquilo, Hiashi sonrió un poco y le mostró el nuevo color del cabello del bebe a su hermano –Ahora parece más un Hyuuga ¿No crees?

–Sus ojos siguen siendo azules– Le dijo mientras le dirigía una escrutadora mirada al pequeño

–Esta bien, hay antecedentes de miembros del clan Hyuuga que no poseían el Byakugan

–En muy contadas ocasiones– Le interrumpió el Bouke –Y aun así, tenían los típicos ojos del clan aunque no pudieran activar el Byakugan

–No importa– Dijo mientras mecía al pequeño, quien nuevamente se había quedado dormido –Mi hijo será la excepción

–Realmente lo harás ¿Cierto?– Le dijo Hisashi con la resignación impregnada en su voz

–¡Muchas gracias por tu ayuda, hermano!– Le dijo apoyando la mano en el hombro de Hisashi en señal de gratitud, después dio media vuelta y fue a reunirse con su esposa, quien probablemente, a esas alturas, ya le habría dado a su primer hijo.

Haciendo gala de si habilidad de infiltración, Hiashi logro entrar en la mansión sin ser detectado, y si tenemos en cuenta que se trataba de la mansión Hyuuga, eso era una verdadera hazaña; sin perder el sigilo se dirigió a la habitación de su esposa, conforme se acercaba, sus oídos discernían algo, parecía un llanto, el llanto de un bebe para ser más exacto, cuando Hiashi se dio cuenta de lo que eso significaba sintió algo cálido en su pecho y como sus ojos se humedecían; Temblando, abrió la puerta y miro a su esposa, Hiromi se veía muy agotada pero feliz y afortunadamente no había nadie más con ella en la habitación, salvo la pequeña criaturita que lloraba en sus brazos, emocionado, Hiashi se acerco, su joven esposa levanto la mirada y le sonrió, ninguno decía nada, pero no hacia falta, sus miradas cargadas de emoción lo decían todo.

Hiashi se inclino ligeramente al mismo tiempo que Hiromi levantaba al bebe que sostenía en brazos y que aun continuaba llorando

–Mírala, es nuestra hija– Dijo la nueva madre, con la voz cargada de emoción –¿No es linda?

–Es lo más hermoso que e visto en la vida– Respondió igualmente emocionado contemplando a su hija recién nacida –Hiromi yo...– Ahora se escuchaba nervioso, además, a Hiromi le extrañaba que su esposo mantuviera la distancia, ella esperaba que como mínimo él estuviera ansioso por cargar a su hija –Lamento no haber estado contigo en un momento tan importante, es solo que yo...

–No te preocupes, no estoy molesta– Lo interrumpió su esposa creyendo adivinar que era lo que preocupaba a Hiashi –Sé que habrías estado aquí de haber podido, estoy segura que algo muy importante debió haber pasado para que te marcharas

–En efecto, así es y... Bueno... Necesito hablar contigo sobre eso... veras...– Pero justo en ese momento, el llanto de la pequeña, que no cesaba, despertó al bebe que Hiashi llevaba en brazos, el cual había estado tan tranquilo, que Hiromi ni siquiera se había percatado de su presencia, pero, al escucharlo, descubrió muy sorprendida que Hiashi tenia un bebe consigo

–Hiashi...– Decía ella mirando por primera vez el pequeño bulto que su esposo sostenía en brazos –¿Y ese bebe? ¿Cómo...? ¿Pero que...?– No encontraba la pregunta adecuada –¿Qué significa esto?– Pudo decir al fin

–Bueno, Hiromi, lo que pasa es que...– Por un momento realmente dudo que pudiera cumplir la promesa que le hizo a su amigo, especialmente al ver la inquisitiva mirada de su joven esposa, pero al recordar el sacrificio del Yondaime, continuo –Este pequeño es Naruto, el hijo de Minato

–¡¿Co... Como dices?!– Exclamo ella, visiblemente sorprendida –¿El hijo del Yondaime? Pe... Pero... ¿No se supone que murió? ¿Cómo es que esta aquí?

–Hiromi, escucha atentamente lo que voy a contarte, es algo muy importante, además de que el Sandaime a ordenado que se le considere como el máximo secreto de Konoha, son muy pocos los que conocen la verdad que voy a contarte...

Y entonces, Hiashi procedió a contarle todo, desde el momento que se encontró a Minato mal herido, hasta la promesa que le hizo a su amigo, y por supuesto que no omitió el "detalle" de que ese pequeñito era ahora el contenedor del Kyuubi.

Hiashi termino su relato, el cual no había sido sencillo, ya que a lo largo de este, los pequeños no pararon de llorar. El jefe de la familia Hyuuga comenzó a alarmarse al ver que su esposa no decía nada y tenia una profunda expresión de seriedad en el rostro, justo cuando pensaba salir de la habitación y darle tiempo para asimilarlo, ella le hablo

–Quiero verlo– Al escucharla, él finalmente se acerco, sentándose a su lado y apoyándose en la cabecera de la cama, se inclino un poco para poder enseñarle al bebe, el cual seguía llorando, Hiromi lo miro por unos segundos y después volvió a hablar –Déjame sostenerlo– Pidió, algo desconcertado, Hiashi le entrego al bebe, el cual Hiromi sostuvo con un brazo, ya que con el otro sostenía a su hija, después acomodo a ambos bebes en su regazo y entonces algo curioso ocurrió, los pequeños dejaron de llorar casi de inmediato, era como si su cercanía los tranquilizara, Hiromi pensó en esto como una señal, entonces, ante un sorprendido Hiashi, ella sonrió y después rozo sus labios en la frente de Naruto y después en la de la pequeña mientras una dulce sonrisa adornaba sus labios –Hiashi, mira a nuestros hijos ¡Son tan hermosos!– Dirigió su mirada hacia los sorprendidos ojos de su marido –Somos tan afortunados al haber sido bendecidos con dos pequeños sanos y adorables– Abrazo a los pequeños con más fuerza contra su pecho –¡Mis pequeños... Mis hijos...!

Al verla tan feliz, tan sincera, Hiashi sintió como un nudo se formaba en su garganta debido a la emoción, no cabía duda de que se había casado con un verdadero ángel, en ese momento sintió más intensamente que nunca el amor hacia su mujer y también una inmensa gratitud, al no encontrar las palabras adecuadas para expresar lo feliz que lo hacia en ese momento, Hiashi solo atino a sentarse al lado de su joven mujer y rodear sus hombros con un brazo, atrayéndola hacia él al mismo tiempo que poyaba su cabeza con la de ella y dirigía su mirada hacia los dos pequeños que ahora se encontraban placidamente dormidos en los brazos de su madre.

Un par de horas mas tarde, después de asegurarse de que tanto su esposa como sus hijos dormían tranquilamente, Hiashi abandono su habitación para ir en busca del medico que había atendido a su esposa; como se trataba de un miembro del clan, su primo Hontaro, para ser más exactos, lo encontró enseguida, rápidamente le informo que si alguien preguntaba, é debía decir o inclusive jurar que Hiromi Hyuuga había dado a luz a un niño y una niña, extrañado, Hontaro quiso saber la razón de dicha mentira, pero Hiashi se limito a decir que era para poder cumplir una orden del Hokage y que si eso no le resultaba suficiente, la orden del jefe del clan Hyuuga debía bastarle; Hontaro no se encontraba muy convencido, pero no cometería la estupidez de enfadar al líder del clan, así que juro guardar el secreto a riesgo de su propia vida. Mas tranquilo, Hiashi regreso al lado de su esposa y sus Hijos.

A la mañana siguiente, en Konoha corría la noticia de que el líder de la familia Hyuuga era el orgulloso padre de unos adorable mellizos.