La vida de Shikamaru estaba rodeada de mujeres problemáticas, comenzando por su madre, pero su madre era una bendición comparada con las demás. A ella le bastaba con que hiciera sus deberes y no le respondiera, las demás, en cambio eran mucho más exigentes.

Y lo que las chicas tenían en común era su relativamente larga y suave cabellera, pero principalmente, eran rubias. Y su día completo era dominado por ellas.

Su rubia Hokage:

A ella la veía temprano por la mañana, y si se quedaba dormido al punto de llegar dos minutos tarde significaba quedarse al menos una hora haciendo papeleo y atendiendo asuntos diplomáticos. Y ella lo citaba cada vez más temprano, claro, era obvio que con la esperanza de que llegara tarde e hiciera el trabajo que le tocaba a ella.

Entonces al terminar el trabajo de oficina, antes de irse de ahí, la Hokage le pellizcaba la mejilla como manera cariñosa de pedirle perdón.

Su rubia compañera:

A ella le correspondían las tardes, entre entrenamiento y misiones en las que ella decía ser la líder, aunque claro, todos sabían quien era el verdadero líder de la misión. No conforme con ello, la chica lo arrastraba hasta la florería para que le ayudara un rato mientras ella se iba a tomar un descanso para salir con su novio. Alguien pensaría que eso no era malo, que lo que realmente hacia era relajarse leyendo algún libro la espera de clientes, pero se equivocaría, para Shikamaru, eso era un infierno. Era vergonzoso que alguna chica entrara a copar flores y lo sorprendiera ahí.

Y cuando Ino llegaba y Shikamaru se podía ir, ella le pellizcaba la mejilla para disculparse por dejarlo entre flores tanto tiempo con su sensible nariz sufriendo.

Ah, pero no era lo peor, no, aun faltaba alguien mas. ¿Han escuchado "La tercera es la vencida"? Bueno, pues era verdad, la tercer mujer era la que más lo hacia sufrir. Y ella era…

Su rubia novia:

A ella, y solo a ella, le tocaban las noches. Ella era su perdición. La mujer lo hacia cargar cosas de un lado a otro, acompañarla al mercado, llevar las bolsas de la tienda de ropa, prepararle algo de comer, comprarle postres, pasearla por la aldea, llevarla al cine, escuchar sus horas de platica, hacerlo cenar con sus hermanos. En fin, la mujer abarcaba la mayor parte de su tiempo. Ya sea de manera profesional o personal.

Y cuando era hora de dormir, ella le besaba la mejilla, para darle alivio de los pellizcos de las otras dos rubias. ¿Y como pedía perdón por lo que ella le hacia?

Bueno, si, Shikamaru aceptaba que su día era un desastre, pero al llegar la noche, al estar con su hermosa, inteligente, problemática, y sobretodo, rubia novia, era premiado por todo ese sufrimiento.

Noches como esas eran las que lo hacían soportar el día, pensando que al llegar a casa ella lo recompensaría con creces.

Quiza, estar rodeado de rubias, no fuera tan malo…si tenia a Temari a su lado.