Shhhh... No debo estar haciendo esto... Estoy en el trabajo. Aquí les dejo un nuevo y super corto capitulo de este fic que está a punto de terminar. Un par de Caps más y listo.
Disclaimer: Ya quisiera yo que HP y Co. me pertenecieran, todo es de Jo y su mente fantástica.
VI
SEGUNDA FASE
(SOY TAN IRRESISTIBLE)
Draco la miraba con una ceja enarcada al ver que había tomado el candelabro más cercano y amenazaba con partirle la cabeza en dos si osaba a acercarse un poco más.
-¿Eres consciente que, si te lo pido, soltarás ese candelabro y te arrodillarás pidiéndome perdón?
-¿Eres consciente tú de que preferiría tragarme un balde de babosas carnívoras antes de humillarme ante ti?-él sonrió al escuchar su respuesta y se alejó de la cama. Caminó pausadamente hasta la puerta del lugar y con un gesto la invitó a salir.
-Te mereces que te ordene que me sirvas el almuerzo desnuda…-la cara de horror que se pintó en la cara de Hermione la delató por completo-. Pero bueno, tenemos cosas importantes de que hablar y de esa forma no podré concentrarme.
Ella se levantó de la cama aun molesta y también mareada por los efectos de los hechizos de diagnóstico que Theodore Nott (o Pelletier, la verdad le tenía sin cuidado) acababa de lanzarle. Draco no pudo contener una sonrisa pequeña al ver que se rehusó a soltar el pesado candelabro de plata y lo sostenía como una espada durante todo su camino fuera de la habitación.
Hermione debía ser sincera, era cierto, jamás pensó que aquella pacífica mañana se convirtiera en el caos que ahora era, habían sucedido tantas cosas que era difícil de creer que apenas el sol comenzaba a bajar de lo alto del cielo y la tarde apenas comenzaba.
Escuchaba los pasos suaves de Malfoy andando tras ella mientras bajaban las escaleras con rumbo al comedor: el remordimiento, la culpa y la tristeza llenaban cada recodo de su ser, sabiendo que su esposo, ignorante de todo aquello, trabajaba por ella y sus hijos a miles de kilómetros de distancia.
Sin embargo, ella había sucumbido al encanto del primer hombre que se mostró dispuesto a complacerla y eso era algo que no merecía el perdón de nadie, porque justo había sido con el peor mamarracho de ser humano que en algún momento pudieron llegar a conocer.
-Por aquí está el almuerzo, Granger…-ya habían llegado al comedor y, mientras le hablaba, le apartó una silla para que se sentara en una mesa servida de fastuosa comida para dos. Alzó sus ojos confusos y culpables hasta su cara y observó el rostro de su anfitrión: Podría ser pedante, odioso y sin escrúpulos, pero ese mamarracho de ser humano tenía todo tan bien puesto que al menos ella podría perdonarse haber cedido a la tentación.
El sonido de los tenedores y los cuchillos en contra de la fina porcelana de los platos era el único sonido que se escuchaba por encima del enorme silencio que caía sobre el comedor. Una suave y refrescante brisa marina se colaba por entre los amplios ventanales del lugar y hacía que las cortinas blancas y largas se mecieran libremente.
El cabello de Hermione también insistía en moverse en la dirección del viento y mientras ella luchaba por dejarlo quieto en un mismo lugar mientras terminaba con su comida, Draco sólo acertaba a mirarla de reojo y sonreír quedamente: sin proponérselo Granger lograba siempre ser adorable hasta el punto de enloquecer a un hombre.
Con el postre apareció también el té, el cual Hermione observó con precaución. Suspiró desganada y finalmente habló rompiendo el iceberg que se había formado entre ellos durante el almuerzo.
-Bien, Malfoy, estoy esperando que me digas que es eso tan importante de lo que teníamos que hablar-habló mientras llevaba a sus labios la pequeña taza llena de té.
Él la miró un segundo para luego sonreír, ¿Por qué tenía que ser siempre tan confiada? Eso le quitaba parte del encanto a la situación.
-De nuestros hijos. De eso quiero hablar-ella frunció el ceño y se pasó otro sorbo de té-. Y de tu esposo también.
A Hermione le temblaron las manos y dejó caer la taza sonoramente sobre el plato. Ese era un tema del cual no quería hablar, y muchísimo menos con Draco Malfoy.
-No creo que sea adecuado. Mi vida familiar es únicamente mi problema y mi vida privada no te interesa-terminó tajantemente.
-Oh, bueno, pensé que me podría interesar un poco después de que hace sólo un par de horas estaba metido dentro de ti-comentó con sarcasmo y mirándola con esos ojos que la taladraban completa.
Ella se puso roja al instante pero más que de vergüenza, era molestia por su increíble desfachatez.
Mal hablado. Engreído. Orgulloso.
-Ya dije, Malfoy-recalcó con furia-. No es tu asunto.
Él puso los ojos en blanco y dejó su taza a un lado, tratar con Granger nunca sería fácil, ni siquiera ahora cuando ya pasaban de los cuarenta y se suponía que era una mujer madura. Al parecer tendría que recurrir a la sucia técnica de abusar de su poder.
-Aunque no quiera me escucharás y luego me responderás-sentenció firmemente-. Porque aunque no lo creas, Granger, yo quiero lo mejor para nuestros hijos ¿De acuerdo?
-De acuerdo...-respondió sumisa luchando contra el estúpido hechizo que la volvía tan sumisa e indefensa como un elfo doméstico ante su amo. Draco sonrió complacido y se puso de pie guiándola hasta el salón de grandes ventanales, una vez más la invitó a sentarse y sintiendo el sabor salobre del aire de la Riviera en los labios comenzó:
-Primero que todo, quiero que dejes de sentirte culpable por lo que pasó entre nosotros-ella abrió los ojos y negó con la cabeza sin saber muy bien que estaba negando-. Me cortaría mi mano derecha si es cierto eso de que Weasley no te ha montado los cuernos con alguna chica surfista en Australia.
-¿Chica surfista...?-fue todo lo que atinó a decir Hermione anonadada mientras él sonreía enigmáticamente y proseguía:
-Bueno, era un decir...-pero Hermione estuvo segura que no era nada metafórico-. En cualquier caso, segura e indudablemente no podrías resistirte a mí mucho tiempo una vez llegamos aquí-ella abrió la boca indignada lista para decir algo pero él la interrumpió antes de que siquiera comenzara-. En contra de nuestra voluntad y sin que jamás lo hubiese llegado a imaginar, nuestros hijos se enamoraron y están dispuestos a todo por ello.
-No hables tonterías-dijo ella segura-. Es un romance de colegio, más tarde o más temprano se les pasará.
-Y lo dice la mujer que se casó con el hombre que conoció a los 11 años...-replicó Draco burlón-. En cualquier caso, yo tampoco le hubiese puesto mucha atención a esto antes de que su delirio de Romeo y Julieta me alertara.
-¿Rome y Julieta...?-Hermione se escandalizó y Draco sonrió al ver que entendía-. ¿Cómo es que sabes tú quienes son Romeo y Julieta?-él puso los ojos en blanco por toda respuesta.
-Eso en este momento se puede calificar de completamente irrelevante. En cualquier caso, Scorpius planeaba proponer matrimonio en secreto a tu hija el próximo verano, cuando ambos tuviesen 17 años y pudieran darse el sí...
-¡Merlín bendito!-exclamó ella sin creerse las palabras que escuchaba.
-Eso sin mencionar, la fuga luego de la graduación-Hermione se puso tan pálida que parecía fantasmal. Su hija no podría, Rose nunca cometería una locura de tan grandes proporciones, ella era una niña centrada, responsable, inteligente... ¿Cómo podría aceptar semejante propuesta absurda?
-Mi hija nunca...-alcanzó a musitar presa del shock.
-¿Amor y locura no son pues lo mismo...?-comentó él cruzando las piernas sobre el sillón en el que estaba sentado.
Fue entonces cuando Hermione comenzó de repente a sentirse extraña: sus piernas se volvieron como de gelatina y sintió un raro escalofrío bajando por su columna e instalándose en la parte baja de su espalda. Sus manos comenzaron a moverse con nerviosismo y sintió que su lengua se volvió de trapo de repente.
Esperó que todo aquello no tuviese nada que ver con la mirada profunda que le enviaba Malfoy desde el sillón frente suyo, sin embargo sintió que comenzaba a flaquear no sólo su cuerpo sino también su espíritu.
Ella había tenido la familia perfecta hasta esa mañana, un esposo trabajador y una hija ejemplar que luego del mediodía se convirtieron en un hombre infiel y una adolescente rebelde.
¿Cuándo? ¿Cuándo había comenzado a suceder todo eso que ella no se percató?
Sintió la figura de Malfoy acercándose hasta ella que comenzaba a temblar en el sillón. Bajó la mirada hasta sus rodillas donde admiró el delicado bordado de la túnica que vestía y que era de otra sino la esposa del hombre que se sentaba a su lado.
-Mírame-esa fue una orden, una orden clara y directa que ella no podía desobedecer. Fue por eso que alzó su rostro lentamente y se encontró con la cara de aquel niñato insoportable de la escuela que jugó a hacerse el malvado y las cosas le salieron mal, con los ojos grises que recordaba asustados en medio de una sala sombría cuando un Cruciatus partía su alma por la mitad, con los labios de un hombre que había redimido todos sus pecados y que se había atrevido a vivir luego del desastre.
-Sabías que todo terminaría así...-murmuró ella mirándolo largamente pero no sabía muy bien si se refería a esa visita en su mansión de veraneo o a toda su vida en general.
-Por supuesto... Si no, no hubiese sido tan divertido-sonrió de medio lado y acarició la mejilla de su invitada suavemente-. Granger, debes admitirlo, soy irresistible.
Y lo próximo que sintió Draco fueron los labios de Hermione encima de los suyos, mientras sus lágrimas saladas mojaban las mejillas de ambos al besarse y entregarse todo lo que tenían, o más bien, todo aquello que les quedaba luego de haber vivido y la mitad de sus vidas.
Ella sintió como si la deslizaran dentro de un tubo muy delgado y el aire de todo el mundo no fuera suficiente para sus pulmones, entonces descubrió que se habían aparecido nuevamente en la habitación principal de la casa.
Él dejó que ella se sentara sobre su regazo mientras le torturaba desprendiendo cada prenda con una velocidad pasmosamente lenta. Se inclinó lo suficiente para que su cabello le rozara el pecho y sus labios susurraran cerca de su oído:
-¿Qué demonios le pusiste a mi té?-él abrió los ojos sorprendido y sólo atinó a soltar una suave carcajada mientras daba una vuelta brusca sobre la cama para dejarla nuevamente bajo su control. Ella esperó una respuesta pero Draco se encargó de convencerla por medio de otras cosas que al final no todo era tan malo.
-Pensé que no te habías dado cuenta...-susurró él mientras sus labios pasaban por su cuello y como respuesta, el cuerpo de Hermione se arqueaba en contra del suyo.
-Deberías dejar de subestimarme, Malfoy...-alcanzó a contestar ella con los ojos cerrados tratando de encontrar el aire que había escapado de sus pulmones. Él sonrió una vez más y sólo dijo:
-Lo mismo que a Lovegood en su viaje solitario a las selvas de Suramérica y que a la pequeña comadreja Weasley en la fiesta de celebración cuando compré a las Holyhead Harpies...
Hermione no se sorprendió mucho al escucharlo, sus amigas ya le habían relatado esas historias y no podía hasta ese momento comprender que era lo que le habían visto a ese desabrido y antipático de Malfoy (la diferencia es que ellas habían estado solteras en esas épocas).
-No me has dicho que es...-su voz sonó entrecortada y su ser tembló completo bajo las manos expertas de Draco que comenzaron a moverse cada vez más al sur de su cuerpo.
-Sólo debo decirte que no te obliga a hacer nada que no quieras... Ahora dilo, confiésame lo irresistible que soy.
Y en ese momento, cuando la ropa era cosa del pasado y sus cuerpos volvieron a unirse en un revoltijo de sábanas, sudor y brisa marina, Hermione encontró la fuerza suficiente para resistirse al hechizo de sumisión: Rió ligeramente como una chiquilla y besándolo mientras rodeaba su cuello con sus brazos, musitó:
-Primero muerta, Malfoy.
Y Draco sonrió mientras el roce de sus cuerpos aumentaba y les acercaba cada vez más a la cima de un clímax esperado, porque tratándose de Hermione Granger, mantenerla todavía debajo de él, era toda una hazaña.
Esperó con paciencia que la mujer finalizara de buen humor la tarde y por eso puso todo su empeño en que recordara con deleite lo que sucedía entre ellos, porque lo que tendría que pedirle a continuación de seguro no le agradaría ni un poco.
Espero que les haya gustado y si no... Bueno, T_T me esforzaré más y azotaré más a mis musos para poder seguir publicando con intervalos de tiempos decentes =) como ahora.
Besos,
Londony