DISCLAIMER: Personajes de jey key, sòlo la historia es mìa.

GENERO: Drama/Romance.

PERSONAJES: Draco M. & Hermione G.

EN LA NIEBLA

BY SOPHIELUNA

Capítulo Uno: El Hallazgo

Estaba exhausta y sus pies intentaban trastrabillar por el escarpado suelo. Frente a sus ojos se alzaba un desolado campo cubierto de àrboles de largos troncos que se perdían en las alturas; en derredor la niebla se apoderaba de cada lugar sin dejar escapatoria. A pesar del gélido frìo sentía como las gotas de sudor bajaban una tras otra por sus sienes y su cabello castaño recogido en una coleta.

Momentos antes; el lugar habìa estado lleno de hechizos que se blandìan en todas las direcciones, gritos que rompìan el tenso silencio y maldiciones que hacían eco en lo profundo del bosque. Ahora, luego de dar de baja a màs de tres mortìfagos (de hecho habían sido cinco), caminaba con la varita en ristre en espera de recibir algún hechizo inoportuno.

Descendiò la colina lentamente mirando hacia todo lugar cada vez que avanzaba con el corazón intentando salirse de su pecho y un frìo sudor bañándola esta vez. No sabìa dònde se encontraba Ron, pero no era prudente llamarlo luego de haber librado un enfrentamiento tan cruento con ese grupo de mortìfagos.

Fuentes les habían informado la permanencia de un grupo de mortìfagos en una aldea entre las montañas; alrededor de diez fugitivos que intentaban salir del país evadiendo numerosos cargos. No esperaban tal resistencia, aun asì parecía que habían muerto. O eso era lo que le demostraba el paisaje ante sus ojos.

En la distancia escuchò una rama romperse sobre la hierba: pasos. Apuntò la varita en dirección del ruido y agudizò lo màs que pudo sus ojos marrones intentando ver a través de la niebla. Aun no amanecía y era preocupante que la comisión que enviarìa el Ministerio en su ayuda, según Ron llegarìa hasta el dìa siguiente. Daba igual si fueran aurores y hubieran dado de baja a unos cuantos mortìfagos; el hecho de no estar Harry los hacìa casi invisibles ante los ojos del propio ministro.

Una figura emergió de la oscuridad hacia su dirección tomando forma a medida que avanzaba. Hermione se preparò con el Avada Kadavra en su lengua listo para actuar. Pero casi muere de un susto al ver que era Ron quien se dirigía un tanto despreocupado y con el ceño caìdo; quizá cansado y con la frente perlada de sudor.

-¿Còmo estas?- Preguntò sin advertir la actitud de su amiga.

-Bien... Dios, Ron. Me diste un buen...

-¿Què?

-Olvìdalo. ¿Y tu còmo estàs?

-Si no fuera por un viejo roble que hay allì abajo... crèeme: no estaría aquí.

-Pero tienes alguna herida, o te golpeò alguna...

-No te preocupes. Estoy bien. Hermione... estoy bien, mìrame. –Dio una vuelta sobre sì mismo con los brazos abiertos para que su amiga observara. – Intacto.-

-Me tranquiliza saberlo.

-Tu instinto maternal no debería funcionar conmigo, ¿no crees?

-Por favor, Ron... Mejor ve por ese lado y busca a Williams. Yo irè por aquí a cerciorarme de que no hay sobrevivientes.

-Ok. Vì caer uno allà atrás y otro sobre la vera del camino. Cerca del puente hacia la aldea hay dos màs, vi cuando Lynn los inmovilizaba. Y creo que tras esos arbustos de la entrada, te acuerdas los que te gustaron por las rosas y... bueno allà, creì ver algo pero no estoy seguro.

-Ubica también a Lynn y a Smith. Es hora de hacer el informe, no tardarà en amanecer y no tenemos nada listo.

-Al menos no ocurrió nada grave.

-¿A parte de matar a un grupo de personas? Ay Ron, sòlo... sòlo hazlo.

-Quizàs lo lamentes, pero se lo merecían.

Dio la vuelta en dirección sur descendiendo hacia los matorrales del camino. Hermione quedó con la palabra en la boca, indignada por la respuesta de Ron.

Finalmente suspirò, asì era Ron y a pesar de todo lo querìa.

Avanzò colina arriba y encontró el primer cuerpo: un viejo mago escocès que habìa huìdo con su familia luego de la caída del señor oscuro, recordaba ese rostro entre las fotos de la lista de fugitivos.

Cada foto intentò grabarla en su cabeza para saber que debía buscar. Entre los cientos de exmortìfagos que el ministerio buscaba, se hallaba el que màs disfrutarìa atrapar: Draco Malfoy. Pero no habìa ni el menor indicio de su ubicación. No luego de cinco años de la última guerra.

Se cerciorò de la muerte de dos magos jóvenes sobre la hierba a la vera del camino y una mujer rubia que parecía tener su misma edad. Se estremeció al ver sus ojos abiertos inertes dirigiéndose hacia el cielo; mostrando todo el horror que la acompañò en sus últimos momentos. Dirigiò una larga mirada hacia la espesura del bosque, donde todo parecía en una calma casi sepulcral. No era seguro avanzar, aun asì lo hizo. Luego de internarse alrededor de cien metros logró ver una figura que se movìa tras un gran árbol, era quizá una pierna... la pierna de alguien que estaba sobre la hierba... un herido. Apretò su varita y apuntò hacia el árbol, sintiendo una firme sensación de poder recorrerla.

Acortò la distancia restante moviéndose sigilosamente. Bordeò el gran árbol y encarò a la figura sobre el suelo.

La sorpresa la dejó inmovilizada un par de segundos, tiempo suficiente para morir; pero no podía creer lo que sus ojos veìan: apoyado contra el gran tronco en medio de la niebla, con los ojos fuertemente cerrados y la mano derecha apretando su costado izquierdo; Draco Malfoy intentaba respirar al tiempo que mordía sus finos labios para reprimir el dolor.

Hermione pudo ver còmo su costado izquierdo sangraba por entre la mano; la pàlida piel de su rostro se iluminaba a retazos con la luz del amanecer. Estaba herido y vulnerable. Debìa actuar.

Lanzò una mirada a la mano izquierda del Malfoy e interceptò su varita con un ágil hechizo mental. Este ni siquiera se inmutò, lo que revelò su estado del todo.

Era la oportunidad que estaba esperando: Draco Malfoy, el engreìdo hijo de mortìfago siendo derrotado por ella. Hasta podía escuchar las palabras de agradecimiento del jefe de su división, incluso del ministro mismo. Sòlo tenía que alzar su varita y un Avada Kadavra materializarìa su sueño.

Entonces lo escuchò: un gemido logró escapar de la boca de Malfoy al tiempo que el slytherin se removía desesperadamente contra el árbol. Estaba sufriendo y mucho. Por un momento se sintió anonadada; era la primera vez que lo veìa tan cerca de parecer humano lejos de esa màscara de frialdad y arrogancia que recordaba llevaba todo el tiempo.

Hermione se acercò cautelosa, con su varita lista para usarla pero con un sentimiento revoloteando sin razón dentro de su pecho. Se arrodillò frente a Malfoy y sin dudarlo dirigió su mano hacia el pàlido y mugriento rostro. Su corazón ahora se desbocaba sin razón rompiendo todos los argumentos por los que siempre lo habìa odiado.

Depositò la mano sobre su mejilla acariciando la nìvea piel, que se veìa cremosa sin importar la suciedad que la cubrìa. A pesar de todo parecía seguir siendo hermosa y se paralizò: lentamente los platinados se abrieron un tanto inquietos, desenfocados por el dolor... eran preciosos. Tenìa que admitirlo.

En un momento, el mundo se redujo a esas fuentes fascinantes. Sòlo se dejó llevar por la belleza que destilaban. Asì que lo supo: No podía asesinarlo, no se lo permitiría. Entonces pensó rápido y lo abrazò. Un segundo después la penumbra de su habitación los recibió, desprendiendo otro gemido de la boca de Malfoy por el brusco movimiento.


N/A: Algo corto... lo se. Pero me gustó mucho!!!

De nuevo dedicado a alguien que se niega a oír mi voz... aun así reitero que estoy aquí.