Disclaimer:

Los personajes, trama y detalles originales de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, Shūeisha y Shūkan Shōnen Jump (manga), Hayato Date, Pierrot y TV Tokyo (anime).

Advertencias:

Basado en la obra del manga, con ligeras influencias del anime.

Notas introductorias:

Un experimento para fic largo

Dedicatorias:

Para todas las que gustan del NejiTen, especialmente Vistoria.


Detrás del telón

El arte de un padre es enseñar a sus hijos el camino de la verdad.

El arte de un Ninja es mantener su mentira en todo momento.

El arte de Neji es dominar las dos sin quebrarse en el acto.


La guerra se ha prolongado por varios años, y aunque una nueva generación en la aldea corre por sus calles, Akatsuki y Sasuke siguen siendo una amenaza que no se apacigua.

Neji es uno de los guardianes de Konoha, y está dispuesto a todo con tal de que su hijo crezca en un mundo libre.


Capítulo I

Se abre el telón

El salón estaba decorado de acuerdo a la ocasión, blasones del clan Hyūga lucían prendados a los muros y techos para marcar la solemnidad del momento. Al frente, en los asientos principales se encontraban el ya anciano líder del Sōke flanqueado por sus dos hijas, los miembros de la rama principal ocupaban toda esa parte frontal, de cara a la rama secundaria cuyo líder estaba al frente de ellos, su esposa detrás suyo integrada alas filas con los demás pertenecientes a esa parte de la familia. El silencio abrumador era tan imponente que nadie se atrevería a romperlo, pese a que el joven líder Boke tenía un par de cosas que vociferar, pero aún debía callar, ya tendría su oportunidad a su debido momento.

Para no hacer notar su frustración desvió la mirada a uno de los muchos jardines privados del barrio del clan, la brisa fresca de la mañana incitaba a todo ser sobreviviente de la cruel batalla que hacía apenas unas horas había pausado su silencioso cultivo de terror en el bosque, a salir y disfrutar del nuevo día que brillaba queriendo infundir los ánimos en los corazones de quienes vieron perderse casi todo en una nueva ola de fuego, de odio… de venganza.

El señor de la casa habló:

—Hace ya diez años que la situación no cambia, que nos hemos quedado atrapados tras los muros de nuestra propia aldea y únicamente servimos de blancos de caza a un puñado de criminales, quedamos pocos, pero el honor de nuestro clan nos precisa fuertes, las técnicas del Sōke deben ser perfeccionadas, multiplicar su poder, no es comprensible que un clan surgido impuramente, un clan que debería estar extinto desde hace años, se levante en nuestra contra, y se muestre más poderoso… hoy los he reunido a todos para hacerles saber mi decisión: el Sōke se retirará del campo de batalla y se someterá a un entrenamiento forzado, debemos ser los mejores, pero de ninguna manera el clan traicionará la aldea que ahora más que nunca nos necesita, por lo que el Boke permanecerá firme en las filas de defensa de la aldea.

La siguiente parte quedó totalmente desapercibida por todos los miembros secundarios, especialmente por el líder de estos, por un momento habían creído que lograban algo de igualdad, tras diez años de luchar hombro a hombro, de sacrificarse, de ir todos a la batalla y regresar cada vez menos… seguían siendo los chivos expiatorios, ni siquiera fue capaz de enfurecerse, giró sutilmente la mirada, sus compañeros estaban en la misma situación de incredulidad; todo el espíritu de lucha se había desvanecido, como a cualquiera que se le informa se convertirá en carnada viva en nombre del honor.

Recorrió una a una las miradas blancas, inexpresivas a primera vista, pero él las conocía muy bien, habían crecido juntos, habían sido marcados, señalados y puestos por debajo en las misma condiciones, sabía que había más que esa inmutabilidad. Sintió como algo en su pecho se oprimía, les había prometido un futuro mejor para sus hijos, y había fallado…

Sus hijos…

Buscó el par de ojos castaños que desde hacía tiempo eran lo único que despejaba la nube de dolor que cernía sobre lo que una vez fue su tranquilo hogar. Ahí estaba, incapaz de esconder sus emociones, esos orbes cafés que delataban cualquier pensamiento que le cruzara, y sin necesidad de activar su Byakugan podía leer cada uno de ellos: angustia, dolor, tristeza, decepción, eran demasiadas cosas las que se arremolinaron formando un par de lágrimas que a fuerza de orgullo no salieron de su lugar.

Contra el protocolo y la noción de lo considerado "apropiado", fugó su mano hasta la suya y la aprisionó. Las manos de la maestra de armas siempre estaban frías como el metal que esgrimían, pero ese frío siempre le pareció reconfortante, quizás ella tenía esa misma percepción de las miradas de él, complementándose de alguna extraña manera, lejos de las cursilerías de cualquier otra pareja, porque ni las circunstancias ni las reglas les permitían eso.

Solo ese gesto, solo ese breve momento que no pasó desapercibido por sus compañeros que se encontraban a sus espaldas, esa seña de afecto fue como una pequeña luz, un desahogo para la tensión y el miedo que comenzaba a crecer, perfectamente escondido detrás de la banda de la hoja que cubría su sello de pájaros enjaulados.

La atención volvió al anciano, solo para terminar de escuchar un bien elaborado discurso que pretendía alentarlos a seguir dando la cara por la rama principal, un discurso que por muy elocuente que fuera, por mucho énfasis que quisiera poner en el honor y el deber, nunca tendría el mismo efecto que una mano en un suave toque.

¿Por qué? Solo fue un movimiento, solo un gesto que no iba dirigido a ninguno de ellos.

La razón era demasiado simple; el líder Boke inspiraba a los que quedaban de su rama, si él podía ver una luz en ese gesto, un amago de tranquilidad, era porque así debía ser.

Desde que esa mujer había entrado a la casa Hyūga todo mundo supo que sería ella la compañera de batalla perfecta, la amiga constante; la mujer siempre inquebrantable que no permitiría que los consternaciones de la guerra derribaran el temple de el shinobi que había decidido tomar por esposo. Ellos lo sabían, y mientras el líder pudiera sostenerse, ellos seguirían adelante.


Comentarios y aclaraciones:

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