TRADUCCIÓN "TO THE END"
DISCLAIMER: Nada me pertenece. Los personajes son de S. Meyer; "To The End "es propiedad de Daddy's Little Cannibal. Yo sólo adjudico la traducción de la historia.
Nota de autor: He tenido esta idea por un tiempo y siempre me viene a la cabeza cuando escucho la canción Please de Ludo. La canción de Ludo es sobre un chico que está a punto de irse y dice "Por favor guarda esto para mí, regresaré por ti, amor - te lo prometo". Es una gran canción de una banda aun mejor (su canción Horror of our Love es muy graciosa) y de cualquier manera no podía sacarme la idea de la cabeza así que decidí escribirlo. Además, me los quitaré a ustedes de encima por escribir otro one-shot para este concurso.
Resumen: Las relaciones son difíciles. Las relaciones con vampiros que huyen de un grupo de vampiros por que él se negó a beber tu sangre son aun mas difíciles. One-shot BxE Lemon! Traducción.
BPOV
"¿Dónde está?" susurré suavemente para mí misma mientras rodeaba mis ojos con mis manos y presionaba mi nariz contra la ventana.
No había ventanas a la altura de mis ojos, así que tuve que subirme a una máquina que Edward empujó contra la pared. A él no le gustaba la idea de que yo me subiera a la máquina sin que alguien estuviera cerca para atraparme si me caía, así que acomodó un montón de colchones que encontró en uno de los cuartos de atrás alrededor del perímetro de la máquina para que tuviera algo suave en qué caer.
"Vamos, Edward." Forcé mis ojos para intentar ver a través de la gruesa capa de hielo que estaba pegada a la ventana.
Edward se fue temprano esa mañana para cazar. Él no había comido en semanas y literalmente se estaba muriendo de hambre. No quería que me dejara pero era eso o arriesgarme a ser comida, lo que no me molestaba, pero era imposible convencer a Edward una vez que ponía su mente (y su corazón) en algo.
Golpeé mi cabeza contra la ventana y gruñí cuando aún no lo podía ver. No tenía permitido irme del almacén. ¡Maldición! Edward no tenía permitido irse del almacén. Estábamos haciendo todo en nuestro poder para evitar que los Volutri, un grupo de poderosos vampiros que crearon el circo de vampiros, nos encontraran. Edward los molestó cuando se negó a morderme durante uno de sus actos y cuando decidió arrastrarme por todo el mundo en un intento de mantenerme viva.
Mi vida parecía una novela de Anne Rice escrita por Jane Austen.
Antes de que los Volturi me encontraran y me invitaran a ser un "invitado especial" en el circo de vampiros, yo era una estudiante de preparatoria promedio celebrando mi último año. Ahora estaba huyendo con una versión vampírica de Adonis. Él era perfecto. No había un defecto físico en él y su personalidad era aún mejor. Probablemente era la mejor y menos egoísta persona/vampiro/criatura que había existido jamás.
Fruncí el ceño alejándome de la ventana. Estaba cansada de estar arrodillada enfrente del vidrio y decidí volver al suelo. Me levanté y estiré mis brazos para mantener el equilibrio. Empecé a girar, haciendo movimientos pequeños y dando pasos aún más pequeños.
"Ten cuidado, Bella." susurré suavemente para mí misma observando la distancia hasta el suelo.
"¡No te pares en ella!" Escuché gritar a una voz familiar.
Mis ojos se abrieron y perdí el balance. Di un paso para atrás por impulso y esperé que mi pie conectara con una superficie sólida pero no lo hizo, siguió hacia atrás. Inhalé fuertemente y cerré mis ojos y mi cuerpo siguió la trayectoria de mi pie.
Mi corazón palpitaba fuertemente en mi pecho y suprimí un grito. Los únicos sonidos que podía escuchar eran mi corazón que llegaba hasta mi garganta y el viento soplando a mi alrededor. Esperé a que alguna de las partes de mi cuerpo golpeara la máquina pero nunca sucedió. En lugar de eso, mi espalda y mis piernas llegaron a un par de muy fríos pero fuertes brazos.
"Te dije que los colchones eran una pérdida de tiempo." Susurré sin aliento poniendo mis brazos alrededor del cuello del vampiro que me sostenía, mi nariz se enterró en su pecho e inhalé profundamente. Olía justo como cuando lo dejé. Cerré mis ojos e inhalé una vez más mientras esperaba a que mi corazón desacelerara.
"Eso no fue gracioso, Bella." Dijo Edward enojado y sosteniéndome más cerca de su pecho. No estaba segura de qué tenía más miedo, del hecho de que me acababa de caer de una máquina de diez pies de altura o de que pensé que había perdido a Edward, para siempre.
"¿Por qué tardaste tanto?" Susurré. No quería preguntarle eso pero me estaba matando no estar con él.
"Los animales están hibernando." Respondió Edward, había un tono de diversión en su voz - estoy segura de que estaba recordando algún momento divertido jugando con su comida.
"La temporada del año favorita de Emmet." Murmuré para mí misma, recordando una de las historia que me dijo de su hermano - Emmet - quien se había comprometido al mismo estilo de vida que Edward.
Edward se río. "Estoy sorprendido de que recuerdes eso." Empezó a caminar, probablemente hacia uno de los colchones debajo de la máquina.
Asentí, sin quitar mi cabeza de su pecho. "Me gusta escuchar esas historias." Admití. "Carlisle suena como un gran, eh, vampiro." Estaba tentada a decir tipo pero eso sonaba demasiado humano.
"Lo es." Se sentó y suspiró. Su mano soltó mis piernas, dejando que mis pies cayeran al colchón. Tomó mi mejilla y la levantó para que lo mirara. Sus ojos color topaz brillaban al verme.
Me quedé sin respiración. Amaba el color de sus ojos cuando acababa de alimentarse de un animal. La primera vez que lo conocí, sus ojos eran de un color carmesí oscuro por toda la sangre humana que había consumido. Cuando Edward era parte del circo él había, en muchas ocasiones, tomado sangre humana. Ahora que estaba conmigo, había decidido poner ese estilo de vida en su pasado y regresar a la que tenía antes de ser parte del circo de vampiros.
"¿Crees que alguna vez tendré la oportunidad de conocer a Carlisle y al resto de tu familia?" Pregunté, sin quitar mis ojos de los suyos.
Edward cerró los ojos, liberándome del trance, y suspiró. "Sé dónde están, solo estoy dudando en pedir su ayuda." Había escuchado su discurso muchas veces, el dolor en su voz era cada vez más obvio.
Edward dejó la familia de Carlisle poco después de que Alice, una vampiro que parecía un duendecillo que podía ver el futuro, y su pareja Jasper, un veterano de guerra que podía manipular las emociones de las personas, entraran a la familia. Él decía que la razón por la que se fue era su enojo con Carlisle por elegir su estilo de vida por él, pero a mi me gustaba pensar que era el destino llamándolo hacia mí. Cada vez que mencionaba eso él sonreía y me besaba en los labios diciendo que le gustaba más mi explicación.
"No quieres meter a tu familia en problemas." Terminé la oración por él.
Edward asintió. "Sería pedir demasiado." Entrelazó sus dedos con los míos. "No que no lo valgas, claro." Se inclinó y me dio un suave beso en la frente, lo que me hizo parpadear.
"Mientras menos personas sean afectadas por esto, mejor." Agregué mi parte de la conversación. "No quiero que pers... vampiros inocentes sean destruidos solo porque hay un par de vampiros enojados tras de mí."
Edward gruñó e hizo su cabeza hacia atrás. Le molestaba cuando yo intentaba ser noble. Él quería que yo al menos "intentara actuar como humana". Pero era difícil para mí. Quería estar ahí afuera y ayudar lo más que pudiera pero no había mucho que una humana pudiera hacer, razón por la cual yo me quería convertir en vampiro, como Edward. Pero él no quería ni escucharlo.
"Sabes," tomé la mano de Edward, "si no quieres pedirle ayuda a tu familia, siempre podemos tomar la otra..."
"No, Bella." me interrumpió Edward.
Suspiré y puse los ojos en blanco. La discusión no lo valía. Él estaba vivo y eso era todo lo que importaba en ese momento. No importaba el hecho de que no quería hacerme un vampiro como él. Podía vivir con eso. Ahora los Volturi eran una historia diferente…
"Desearía que dejaras de intentar cargar el peso del mundo en tus hombros." Edward me sonrió con tristeza antes de darme un suave beso en los labios. Cerré mis ojos y me incliné hacia adelante. Estaba intentando no sonreír, se supone que estaba molesta con él por no quererme convertir en un vampiro como él, pero era algo difícil cuando sus labios estaban presionados firmemente contra los míos. Además, necesitábamos esto.
Presioné mis labios más cerca de los suyos y rodeé su cuello con mis brazos. Sus manos descansaban en mi cintura y empezó a levantar mi playera.
"¿Comiste hoy?" Me preguntó rompiendo el beso para poder quitarme la playera.
Asentí. "Me terminé todo." Admití sonrojándome.
"Está bien," sonrió quitándose su playera. "Iremos al supermercado mañana." Frunció el ceño por un segundo mientras consideraba algo. "Puede que tengamos que comprar un nuevo bra para ti mientras estemos ahí."
"¿Por qué?" fruncí el ceño.
Edward no tuvo que responder con palabras. El sonido de tela rompiéndose hizo eco en el almacén vacío. Mis ojos se abrieron con horror y mi boca quedó abierta. Edward sostenía mi bra negro roto en sus manos y sonrió triunfantemente para sí mismo.
"Se estaba rompiendo de cualquier manera." Defendió sus acciones.
"Pero... pero, pero me gustaba ese bra." Me quejé.
La sonrisa de Edward creció. "A mí no." Sacudió la cabeza inclinándose hacia adelante y dejando que sus labios succionaran la piel de la parte superior de mi pecho derecho.
Cerré los ojos y dejé escapar un suave gemido. Incliné la cabeza y empecé a mordisquear el cartílago de su oreja. Era difícil mantenerme enojada con él cuando era tan bueno pidiendo perdón. Tomé su oreja entre mis dientes y la jalé suavemente. Edward gruñó contra mi pecho, haciendo que mi estómago girara, de una buena manera.
"Di las palabras que amo escuchar." Le rogué suavemente.
Edward se rió y alejó sus labios de mi pecho para ver mis ojos. La sonrisa de su cara era una mezcla de pura felicidad y vergüenza. Le sonreí de regreso para motivarlo a hablar.
"Era virgen antes de conocerte." Estaba bastante segura de que si Edward se pudiera sonrojar, lo hubiera hecho.
"Yo era virgen antes de conocerte también." Le sonreí brillantemente.
"Sí, pero tú no tienes ciento siete años." Dijo aún sonriendo. No se arrepentía de haber esperado tanto. Él era muy civil respecto al sexo. No le gustaba el sexo casual, no que alguna vez lo hubiera practicado. No había nada casual respecto a lo que estábamos a punto de hacer.
Reí suavemente y eliminé la distancia entre nosotros. Mis labios se presionaron fuertemente contra los de él. Edward gruñó y presionó sus labios contra los míos con la misma fuerza que le mostré. Me hice hacia atrás hasta que mi espalda desnuda tocó el colchón debajo de nosotros. Los labios de Edward no se alejaron de los míos mientras sus manos empezaron a desabrochar mis jeans. No teníamos tiempo de ser pacientes, cada segundo era un segundo más cercano a una muerte casi segura. Era era una de las razones por las que quería estar tanto con él. Si pudiera, pasaría cada minuto de cada día estando con él.
Edward me quitó los pantalones y la ropa interior cuando se alejó del beso. Empecé a jadear por aire, tomando respiraciones profundas con mi nariz y boca. Siempre se me olvidaba respirar cuando besaba a Edward. En más de una ocasión me había desmayado por eso.
Edward empezó a besar mi quijada. Su fría lengua recorriendo el pulso en mi cuello. Cerré los ojos y dejé salir un gemido. Mi cuerpo estaba reaccionando a él y estaba bastante segura de que él se daba cuenta.
"Te necesito." Susurré cuando estaba segura de que mi cuerpo no lo podía soportar más. "Por favor, Edward." No estaba por encima de rogar.
Los labios de Edward soltaron mi pulso y encontraron mi boca. Cerré mis ojos y rodeé fuertemente su cuello con mis brazos mientras esperaba a que se quitara los pantalones.
No pasó mucho tiempo antes de que sintiera su dureza en mi entrada. Mi cuerpo respondió inmediatamente, mi espalda se arqueó y un escalofrío recorrió mi columna. Esperé a que entrara en mí. Él, siendo el imbécil que era, se tomó su tiempo - besando mi cuello y quijada mientras entraba lentamente. Moví mi cadera hacia abajo y dejé que entrara completamente. Dejó escapar un profundo gruñido y yo jadeé. Había olvidado lo largo que era.
"La paciencia es una virtud." Me gruñó sonriendo.
Me reí. "¿Cuál virtud?" Le pregunté estirándome hacia arriba para besarlo de nuevo.
Edward respondió al beso y empezó a moverse. Cerré mis ojos y profundicé el beso mientras mis uñas se enterraban en su espalda. Mi espalda se arqueó y gemí ruidosamente en su boca cuando rodeó mi espalda con sus brazos para jalarme más cerca de él.
"Más rápido." Lo alenté.
Aceleró su ritmo mientras sus labios encontraban el pulso en mi cuello. Cerré los ojos y disfruté lo que me estaba haciendo. Nunca me asustaba cuando Edward besaba mi cuello, más que nada porque sabía que tenía más auto control de lo que se daba crédito a si mismo. Cerré mis ojos y envolví su brazo con mis dedos.
Mi cuerpo se apretó a su alrededor y mi respiración salió en pequeños jadeos. Mi cara se empezó a contraer y mis dedos se apretaron. Estaba intentando recuperar la respiración o al menos aguantar un poco más pero mi cuerpo estaba negando mi petición.
"Vente para mí, Bella." Edward quitó sus labios de mi cuello.
Mordí mi labio inferior mientras mi espalda se levantaba del colchón y mi cuerpo empezaba a temblar. Mis uñas de los pies se estaban enterrando mi pie y mis uñas se enterraban en la espalda de Edward. Mi respiración se atoró en mi garganta mientras intentaba no gritar.
"Mierda." Maldijo Edward en voz alta. Sus manos tomaron el colchón debajo de nosotros y se inclinó hacia adelante hasta que estaba completamente adentro de mí. Su cuerpo empezó a temblar y podía sentir que se venía dentro de mi. Su cabeza estaba enterrada en el colchón y lo único que se podía escuchar eran gruñidos amortiguados y tela rompiéndose.
Mi cuerpo continuó temblando, incluso más violentamente. Dejé salir un grito muy ruidoso cuando me hizo tener otro orgasmo. Esto causó otro gruñido amortiguado seguido de más tela rompiéndose.
Mi espalda se relajó sobre la cama y abrí los ojos lentamente. Mi respiración estaba saliendo en jadeos y estaba sudando. Edward dejó de temblar y se salió de mí.
"Eso estuvo increíble." Le sonreí a Edward mientras dibujaba patrones sin sentido en su espalda.
Edward sacó su cabeza del colchón para mirarme. Su boca estaba llena de algodón y un resorte del colchón. Me empecé a reír.
Sacudió la cabeza un par de veces antes de girar hacia un lado para escupirlo. "Increíble ni siquiera lo cubre." Respondió finalmente.
Me reí de nuevo y removí mis dedos de su espalda. "Desearía que pudiéramos quedarnos así para siempre." Estaba intentando no bostezar pero estaba cansada.
"Podemos" Mintió Edward, rodando hacia un lado.
Me giré a un costado y me acurruqué. Una cobija cálida cayó a mi lado cuando Edward regresó. Me rodeó firmemente con la cobija. Se sentía como un sleeping bag más que como una cobija. Me acurruqué más cerca y suspiré aliviada cuando Edward me envolvió firmemente con sus brazos. Besó mi mejilla suavemente.
"Duerme un poco, Bella." Dijo frotando mi brazo. "Tenemos que irnos pronto."
Asentí. "¿A dónde vamos a ir mañana?" Le pregunté moviéndome hacia atrás para estar más cerca de él.
"No lo sé." Admitió Edward acomodando mi cabello detrás de mi oreja. "Pero prometo que nada malo te va a pasar." Besó mi mejilla nuevamente.
Edward siempre era un buen mentiroso.
FIN.
Nota de traductora: Hacía mucho tiempo que no entraba a FF. Decidí hacer una rápida revisión de mis publicaciones y me di cuenta de que la Anna adolescente no era tan buena en esto como pensaba, y para reivindicar estos errores decidí hacer correcciones al menos a los One Shots. Gracias por leer.