Hola, hago mi debut en el FF con esta historia que ojalá y les guste n.n, siempre eh sido asidua lectora de fanfics, pero tiene algunos días que la idea de esta historia rondaba en mi cabeza y pues no me pude resistir a materializarla, por lo que eh aquí el resultado, tal vez no sea muy buena, ni muy original, pero lo que llevó escrito me ha gustando, no me voy a aventar un kilométrico discurso, así que ya los dejó, cabe aclarar que será un sasuhina (o un intento de ello XD).

Titulo: Una Segunda Oportunidad (título fumado y sin chiste, pero no se me ocurrió nada mejor XD)

Resumen: En la vida siempre hay segundas oportunidades, en nosotros está tomarlas o no, hay situaciones que se pueden tornar tan difíciles que nos orillan a comprometernos con la persona más inesperada ¿cierto Hinata-chan? - - - es un SasuHina

Declaimer: Ninguno de los personajes de Naruto me pertenece, (al menos no legalmente jeje), por lo que demos gracias a Kishimoto-sensei de tan maravillosa serie...

Ahora si (redoble de tambores) que la historia comience:


Capitulo 1

De la gloria al infierno en dos pasos

Estaba segura de que la diosa suerte le sonreiría, a su alrededor no había más que signos que le auguraban éxito en la empresa que estaba a punto de llevar a cabo, incluso el clima parecía estar a su favor, el día estaba soleado y agradable, las flores, los árboles y los animales, en todos ellos encontraba ó creía encontrar, signos benignos que le alentaban a seguir en marcha, revistiéndola del valor suficiente para lo que estaba a punto de hacer.

Cierto, dudó mucho, pero ese sueño que tuviera la noche anterior, le había dado el último empujón para ver realizada la decisión que hubiese tomado hacía tanto, pero que hasta hoy en día no pudo ver realizada.

Cuántos años habían pasado ya desde que lo conocía, once ó doce quizás, eso ya no le importaba realmente, se había mantenido por tanto en la oscuridad, que el tiempo pasaba más lento de lo habitual y podría equivocarse en sus cálculos, después de hoy eso ya no interesaría, si..., fueron muchas noches en vela y muchas más de incertidumbre, sin poder decidirse a dar o no el primer paso, entendía perfectamente que de otra forma él jamás se daría cuenta de los sentimiento que ella le profesaba, tuvo miedo, un inmenso miedo al rechazo, pero ahora ya nada importaba, Naruto-kun se enteraría hoy mismo de ese secreto que por tantos años guardará tan celosamente en lo más profundo de su corazón. No obstante a ser un secreto a medias, sus acciones cuando estaba frente a él decían lo que mil palabras pronunciadas, por kami, su grupo de amigos lo sabía, Konoha entera lo sabía, todos lo sabían menos él, un hecho irónico desde su punto de vista, de qué le servía a ella que todos estuvieran enterados, cuando el causantes de su excesivo nerviosismo, de sus fieros sonrojos, del aumento en su ritmo cardiaco, del no poder mirarle a esos expresivos ojos añiles sin sufrir un colapso, no se daba por enterado de su existencia.

Suspiró hondamente, llevaba todo el día repitiéndose que sus planes saldrían bien, que él no la rechazaría, que únicamente debía tener confianza en sí misma, que aunque en ocasiones no fuera capaz de pronunciar más de tres monosílabas sin salir huyendo, esta vez sería diferente, estaba decidida a no huir ni renunciar, lucharía incluso consigo misma, contra su nerviosismo y su vergüenza, con tal de poder pronunciar esas simples, pero a la vez imposibles palabras, que a pesar de haberlas recreado una y otra vez durante años, en un sinnúmero de situaciones diferentes en la intimidad de su imaginación, aún era incapaz de proferir abiertamente.

«"Naruto-kun, me gustas"», no era tan difícil ¿o si?, cuatro palabras, estaba segura que si pronunciaba esas cuatro palabras su vida cambiaría para bien o para mal, pero cambiaría, ya no le importaba si era rechazada, cuando menos así no se quedaría con la duda eterna de aquella posible respuesta, y si era aceptada, (rogaba a kami porque así fuera), sería la mujer más dichosa y feliz de todo el país del fuego.

La verdad se sabría ahora o nunca, él se encontraba a unos cuantos metros de donde ella, lo supo en cuanto su típico "itadaikimasu" resonó en sus oídos, no erró al suponer que lo hallaría en ese lugar, pero tampoco fue una sorpresa haber acertado, cualquiera que conociera al rubio shinobi, sabría que Ichiraku era su sitió predilecto para comer.

- "Valor Hinata" – se repetía mentalmente –"ten valor...lo has decidido, estás segura de que esto es lo que quieres hacer, ya no dudes y díselo" – aspiró más hondo que nunca, llenando hasta el tope sus pulmones de oxigeno, exhaló con infinita calma, dejando salir tan lentamente el aire que su vida pudo írsele en ello, apretó fuertemente sus puños y se dispuso a seguir adelante, decidida a no fracasar.

- Bu-buenas tardes... – entró en el establecimiento de ramen y saludó a los presentes, el dueño de Ichiraku, su hija Ayame, el rubio a quien creía el amor de su vida y Sakura-san, su compañera de equipo..., momento, ¿Sakura-san?, en su plan ya trazado no cuadraba ella, era un factor que nunca contempló, creyó que estaría a solas con Naruto-kun, tal vez fue una mala idea después de todo no haber utilizado antes su byakugan para cerciorarse de que él se encontrara solo.

- ¡Hinata...! – saludó alegremente Naruto, sacándola del momentáneo lapsus dubitativo en el que su mente quedara estancada.

- Ho-hola Na-Naruto-kun... – rayos, porqué debía comenzar inmediatamente a tartamudear, definitivamente no fue un buen inicio – "sé fuerte, sé fuerte, sé fuerte" – aquella frase iba y venía sin cesar, no se permitiría flaquear habiendo llegado tan lejos – b-buenas tardes Sakura-san – al menos esta vez titubeó, pero no tartamudeó, ya era un avance.

- Buenas tardes Hinata... – le saludó, no con la misma energía que su compañero, pero si había entusiasmo en su saludo.

- Llegaste en un buen momento Hinata... – dijo él con mayor frenesí del habitual, su sonrisa transmitía infinita felicidad, y sus ojos color cielo reflejaban un brillo que nunca antes había visto en él, y vaya que había visto muchos matices reflejados, la tristeza, el dolor, el llanto, la determinación..., todas esas emociones desfilaron por sus expresivos ojos azules, pero esa emoción era completamente distinta, la luminosidad que transmitía instintivamente oprimió su corazón, trastornando su interior como nunca antes, tal reacción no era lógica, y no acertaba a comprender el por qué de ella, pero no tardaría mucho en averiguarlo.

- ¿E-en serio...? – le mostró una gentil sonrisa, ya estaba más calmada, logró retomar el control sobre sus emociones mientras tomaba asiento en uno de los bancos que había frente a la barra, tras la cual el dueño de Ichiraku preparaba una ronda extra de ramen al hiperactivo ninja de traje naranja.

- Naruto, no creo que sea conveniente... – Sakura intervino en ese momento, a diferencia de Naruto, a ella se le veía nerviosa, no obstante, vislumbraba el mismo y especial brillo en sus ojos esmeralda, lo que acrecentaba la incertidumbre de Hinata.

- ¿Por qué no? – replicó él, en el infantil tono de un niño pequeño – toda Konoha debe enterarse... – Hinata no tenía idea de a qué se referían, aún así se animó a preguntar.

- ¿E-enterarse de qué? – la angustia en su pecho iba en aumento, estaba fuera de cualquier lógica, pero algo le decía que era un augurio de lo que estaba por venir, algo cambiaría para siempre y comenzaba a aterrarse de sólo imaginar qué.

- ¡Naruto no...! – Sakura intentó detenerlo, pero fue demasiado tarde, éste se le había adelantado.

- ¡Sakura-chan aceptó ser mi esposa...! – la sonrisa se borró automáticamente de sus labios, su mente tardó un poco en procesar la información, cuando por fin pudo entenderlo, algo dentro de ella se requebrajo, miró directamente a Naruto a los ojos y por fin descubrió cuál era la emoción que estos le mostraban, era amor, un amor inmenso por la hermosa chica que tenía al otro lado, un amor que jamás sería para ella. Aquellas palabras se reprodujeron lenta y dolorosamente en su mente, despedazando por completo cualquier ilusión que pudiera albergar «"Sakura-chan aceptó ser mi esposa"» – ¿Hinata estás bien? – al esperar en vano una respuesta de su parte, decidió ser él quien tomara la iniciativa – ¿no piensas felicitarme?

- "¡Si serás idiota Naruto!" – exclamó interiormente la kunoichi de distintivos cabellos rosas, sabiendo la inocente barbaridad que su ahora prometido acababa de cometer.

Inconscientemente desvió sus verdes ojos, evitando ver a Hinata. Ella, al igual que todos quienes conocían a la Hyuuga lo sabía, sabía lo que Hinata sentía por él y el duro golpe que significaba enterarse de esa noticia, pero aunque lo quisiera, no podía hacer nada al respecto, tampoco podía sacrificar sus propios sentimientos, quizás era egoísta de su parte pensar así, pero no podía renunciar a su propia felicidad.

- Fe-felicidades... – reaccionó al fin, deseaba llorar con todas sus fuerzas, y sin saber cómo, se contuvo frente a él, no quería dar una explicación del por qué de sus lagrimas. Fue una estúpida al creer que él le correspondería, aunque debió de haberlo visto venir, después de todo, el nunca tuvo ojos para nadie más, desde siempre Sakura había sido la única chica por quien mostró un interés real, a su lado, ella no era más que una insignificante sombra – etto... y-yo... y-yo l-lo la-lamento, pe-pero y-ya me t-tengo que ir... – maquinalmente se puso de pie, emprendiendo la retirada, dándoles automáticamente la espalda para que no notaran su aflicción, no sabía por cuánto tiempo más podría sostener esa careta de felicidad frente a ellos y contener las caprichosas lagrimas que amenazaban con desbordarse de sus cristalizados ojos perla – d-de todo corazón, deseo que t-tú... – al intentar pronunciar la siguiente frase, forzó a su voz a dejar el escondite tras su garganta, dándose un último atisbo de valor – q-que t-tú y Sakura-san sean muy felices... – dicho esto se marchó con el pasó más moderado que pudo.

En cuanto estuvo fuera de su vista, su andar se volvió más presuroso, segundo a segundo sus piernas adquirían mayor velocidad y sin percatarse, echó a correr sin dirección fija, sentía la necesidad de escapar, de convencerse de que nada de lo que ocurría era real, que estaba nuevamente dentro de ese sueño que le obligó a tomar la decisión definitiva de confesarle hoy sus sentimientos a Naruto-kun.

Si era una pesadilla ¿por qué no despertaba de una vez?, ¿por qué le parecía tan real lo que sentía?, la angustia en su pecho y el lacerante dolor en sus entrañas.¿Era verdad entonces? ¿Naruto-kun se casaría con Sakura-san?, la velocidad de sus piernas disminuyó paulatinamente, por fin asimilaba el hecho de no estar en una horrible pesadilla, era mucho peor que eso, estaba dentro de la cruda realidad, la confusión dio paso a las inevitables lagrimas, que surcaron incontrolables sus sonrosadas mejillas, dejando una invisible marca salada a su paso.

Se abrazó a si misma al no saber que más hacer para mitigar la angustia, los quedos sollozos se entremezclaban con palabras incoherentes, apretó fuertemente los dientes en busca de un refreno, nadie debía verla en ese estado tan deplorable, sería muy humillante tener que responder porqué se encontraba hecha una magdalena, debía controlarse, tampoco era una opción llegar a la mansión en esas condiciones «"un Hyuuga jamás debe mostrar sus sentimientos"», era una regla «"dejarse llevar por ellos demuestra debilidad y un Hyuuga no debe ser débil"» su padre se lo repitió muchas veces.

«"Patética"» esa palabra quedó grabada como en la piedra dentro de su mente «"simplemente patética" », no podía describirse mejor a si misma..., si su padre pudiera verla, ¿qué diría? «"Vergüenza" », no dudaba en que esa sería la palabra, «"la vergüenza del clan Hyuuga"», jamás estuvo más de acuerdo con él.

El tiempo transcurrió sin que ella tuviera noción sobre el ó del lugar en el que estaba, lloró como nunca antes había llorado, lagrimas de dolor, angustia, impotencia y arrepentimiento salieron de sus perlados ojos. No podía seguir así, su vida iba directo al desastre y ella no tenía el suficiente valor como para tomar las riendas y corregir lo que estaba mal, las fuerzas se le habían acabado, de qué le servía seguir luchando, si al final no sería más que un nuevo fracaso, a veces deseaba que el ángel de la muerte se apiadara de una buena vez por todas de ella y la librara del terrible tormento que era su vida.

Para los demás era muy difícil comprender la situación en la que se encontraba estancada, cualquiera envidiaría su posición aparentemente privilegiada, quién no envidiaría a la princesa de los Hyuuga, lo tenía todo, no sólo pertenecía a uno de los clanes más importantes de la aldea, sino que era rica y respetada (respetada a secas, en la intimidad de su familia otra era la historia), poseía una de las líneas sucesorias más fuertes de toda Konoha y en muy poco tiempo se haría cargo de dirigir a su Clan, ¿qué más podría pedir?, «"libertad"» la palabra acudió sin vacilar a su mente. La única manera de conseguirla era deshaciéndose de todas las ataduras que la unían a su Clan y de ellas sólo podría librarse al morir, mientras siguiera con vida no podía escapar de la invisible jaula que la mantenía prisionera.

La simple imagen de Naruto alentándola, le impidió muchas veces abandonarse por completo a las tinieblas de su corazón. Soñó casi cada noche que sería Naruto-kun quien la rescataría de su sufrimiento, lo imaginó innumerables veces retando a su padre y al Clan entero con tal de conseguir su libertad, «"patética"» esa palabra volvió a mostrársele más vivamente. Viendo en retrospectiva todos aquellos anhelos, más dura de afrontar era su infeliz realidad, sus fantasías se convirtieron en absurdos sueños febriles de una inmadura adolescente, ya no tenía nada, ni siquiera una pequeña ilusión a la cual aferrarse, su mundo literalmente se había acabado; todo su entorno parecía tan frío y gris, a final de cuentas su vida si había terminado, cierto, seguía respirando y su cuerpo seguía en movimiento, pero sólo era un envase vacío, su alma la abandonó en el mismo instante en el que él pronuncio esas fatídicas palabras «"Sakura-chan aceptó ser mi esposa"»

A penas pudo sobreponerse un poco, prosiguió su camino, no tenía caso seguir regodeándose en su miseria, al menos no a la mitad de la calle, ante el escrutinio de extraños, dio unos cuantos pasos más y se detuvo abrupta, a pesar de haber descansado por varios minutos, sentía como si hubiese corrido una maratón, últimamente se fatigaba con relativa facilidad, recargó su espalda sobre un muro al sentir como sus piernas traicionaban con fallarle en cualquier momento, el dolor en su pecho iba en aumento, pero ya no era mas ese dolor emocional, en verdad sentía una fuerte opresión en su corazón, dificultándosele respirar con normalidad, de pronto su alrededor comenzó a dar vueltas y finalmente todo se puso negro, antes de perder completamente la conciencia, sintió como alguien la sostenía al vilo, escuchó que ese alguien intentaba decirle algo, pero ella ya no sabía de si misma, ni tampoco supo lo que pasó después.

Continuará....


(Dudas, sugerencias, felicitaciones y jitomatazos, favor de dejarlos en un review -o-)

A quienes llegaron hasta aquí, gracias por leer este intento de historia, si la inspiración no me abandona, actualizaré dentro de 15 días, ok, eso es todo lo que tengo que decir por ahora, ya en el siguiente capitulo me explayare más XD, hasta entonces...

Atte.