Disclaimer: Los personajes de Soul Eater pertenecen exclusivamente a Atsushi Okubo.
–Diálogo de personajes– –Pensamientos–
Advertencia: No he leído hasta el final el manga, por lo que seguramente pueden haber personajes y ocasiones que difieran con el manga. Disculpen, pero pido su comprensión. Gracias.
"¿Técnico o Arma?"
–Maldición, ¿dónde se habrá metido ahora?– murmuraba molesto mientras revisaba cada pasillo y aula de Shibusen –Podían perderse en cualquier lugar, pero tenían que escoger perderse precisamente en el lugar más grande y complejo de Death City– refunfuñaba mientras entraba al aula de Luna Creciente.
Al entrar en el aula no se sorprendió en lo absoluto al ver a Sid allí dentro, lo que sí fue sorpresa fue verlo haciendo flexiones apoyado en el borde de la mesa; no recordaba que Sid, siendo un zombie, se preocupara por mantenerse en forma.
–¡Ah! ¡Soul! No te había visto– saludó Sid al ver como éste se detenía bajo el marco de la puerta. Dejó sus ejercicios para otro momento y se sacudió el inexistente polvo en su ropa antes de acercarse a Soul.
–Sid-sensei, ¿ha visto a Maya por algún lado?– preguntó directamente. Ya llevaba casi una hora buscándola y realmente se estaba cansando.
–¿A Maya-chan?– dijo mientras pensaba en donde podía haberla visto aquel día –Creo que la vi entrando al despacho de Shinigami-sama– murmuró más para sí que para Soul, quien tan sólo al escucharlo había ahogado un grito de sorpresa y estupefacción y había salido corriendo hacia el despacho del director de Shibusen.
–¿En el despacho de Shinigami-sama? Agh... ¿Quién me mandó a ser padre?– se preguntaba mientras cruzaba veloz los pasillos intentando llegar antes de que su hija cometiera una locura.
Sin avisar antes abrió de golpe la puerta y corrió a través del pasillo techado con filosas hojas de guillotinas. Mientras se acercaba pudo ver claramente una mancha negra a lo lejos y se dio cuenta que Shinigami estaba dentro de la habitación, pero fuera del espejo. Maldijo mentalmente el momento en que perdió de vista a ese par.
Llegó al final de corredor y se adentró a la habitación a gran velocidad. Al ver la escena frente a sus ojos, sólo pudo chocar su palma con la mitad de su cara y decir unos cuantos improperios y balbuceos que no se lograron entender.
Frente a sus ojos rubí se desarrollaba la escena la escena más melosa que pudiera imaginar. Shinigami mantenía extendidas sus dos gigantescas manos-guantes y sobre ellas se encontraba sentada cómodamente Maya mientras posaba sus manitas a los costados de la blanca máscara de él y depositaba un tierno beso sobre lo que sería la mejilla de Shinigami.
–¿Cómo estás, Soul-kun?– preguntó el director de Shibusen sin apartarse de la pequeña hija de él, quien ahora abrazaba amorosamente su brazo.
–Con que aquí estabas– dijo él obviando la pregunta del Shinigami, como siempre lo hacía, mientras se acercaba a ambos ocupantes de la habitación. Recién en ese momento, la pequeña se dio cuenta de la presencia de su padre.
–¡Daddy!– exclamó ella efusivamente sin despegarse del Shinigami.
Soul sonrió ante la palabra de su hija y posó su mano sobre los blancos cabellos cortos de ella, desordenándolos cariñosamente. Él, al ser originario de Inglaterra, quiso que sus hijos supieran hablar su lengua natal. Obviamente Maya era muy pequeña para retener muchas palabras, pero con las pocas que sabía siempre lograba subirle el ánimo.
–Maya-chan, ¿cuál es mi nombre?– preguntó juguetonamente el Shinigami, mientras reposaba a la niña sobre una de sus manos para dejar libre la otra.
–Shi-ni-ga-mi-sa-ma– pronunció ella con dificultad, pero sonriendo infantilmente al sentir uno de los grandes dedos de él posándose sobre la punta de su nariz.
–Debe de sentirse alagado, Shinigami-sama. Generalmente pronuncia mal las palabras, especialmente los nombres– escucharon a sus espaldas en conjunto con un par de pasos acercándose al centro de la habitación.
Soul, quien se encontraba de espaldas a la entrada, se volteó al reconocer a la voz de Maka. Sonrió al ver al niño en brazos de ella, su viva imagen a excepción del cabello; rubio platinado, mezcla del suyo propio con el de Maka. A su lado caminaba despreocupadamente Stein dándole vueltas al tornillo de su cabeza. En un principio se extrañó que no viniera fumando, pero al ver a Maka dedujo que ella se lo prohibió estando cerca del niño. Esa Maka nunca cambiaría, pensó.
Sin apuro, cruzaron la habitación hasta que quedaron junto al Shinigami y Soul, quien sonrió al ver como su pequeño hijo escondía el rostro en el pecho de su madre para no verlo a la cara. Seguramente debía de pensar que él se enojaría con él por haber escapado así de su lado, pero aunque a él, y a muchos, le costara creer, Soul entendía la curiosidad de niño –el mismo aún la poseía– por lo que no estaba molesto con él por ello.
–Maka-chan, que bueno es verte por aquí– saludó Shinigami mientras dejaba a la pequeña hija de ésta en brazos de su padre –Stein, es bueno saber que llegaste con bien– dijo mirando al profesor de Shibusen.
–Bueno, creo que es mejor ir al grano, ¿no cree, Shinigami-sama?– dijo el nombrado, sacando de su bolsillo un cigarro y volviéndolo a guardar al sentir la mirada fulminante de Maka sobre él.
–Siempre tan astuto Stein, pero debemos esperar a un par de invitados más– respondió él. Justo en ese momento, un par de pasos se escucharon nuevamente a sus espaldas y cuando se volvieron para esperar a ver quiénes eran, éstos ya estaban frente a ellos.
–Un gusto verlos a todos juntos tan simétricamente– saludó Kid levantando a la misma altura ambas manos a forma de saludo.
Junto a él estaba Patty, quien abrazó a Maka efusivamente, casi ahogando en el camino al hijo de ésta que permanecía aferrado a ella. Tras un ahogado ruego del niño, Patty captó lo que estaba haciendo y la soltó inmediatamente, pidiendo disculpas aunque por su tono de voz se entendía que no entendía el porqué debía disculparse, pero igual lo hacía.
–Siempre pensando en la simetría, ¿no?– dijo Soul a Kid, quien obvió la respuesta y se paró junto a Stein para no arruinar la simetría.
–¿Cómo estuvo el parto? ¿Cómo está Chrona?– preguntó Maka con preocupación al recordar las palabras de su amiga al contarle que estaba embarazada de gemelos. "Son gemelos, no sé cómo manejarlo" fueron sus exactas palabras.
–Todo salió bien, Chrona ahora está en casa con Liz y los gemelos. Gemelos... ¡nada más simétrico!– exclamó feliz Kid pensando en el hermoso regalo de un par de hijos simétricos.
Todos lo vieron ya sin preocupación por su desorden obsesivo-compulsivo por la simetría, sólo suspiraron pensando en qué le vio Chrona como para enamorarse de él. Escucharon un pequeño carraspeo de Shinigami, quien intentaba llamar su atención para comenzar con el motivo de su llamado.
–Bien, ya que están todos aquí les comunicaré el motivo de mi llamado– dijo él separándose del grupo para que todos pudiesen verlo con claridad. Aquello provocó un grito ahogado de Kid, quien hizo a todos notar que su padre había roto la simetría. Los demás, excepto Patty que estaba riéndose, prefirieron ignorarlo.
–Maka-chan, Soul-kun– llamó a ambos ex–estudiantes de Shibusen –¿Saben ya si Soul-chan o Maya-chan son armas o técnicos?– preguntó señalando a ambos niños.
Ambos padres intercambiaron una mirada y Maka no pudo ocultar un brillo de preocupación en sus ojos. Si bien estaba al tanto que sus hijos sí lo sabían, éstos no se los había querido decir a ninguno de los dos, por más que insistieran. Muy dentro de sí, ella sabía que en algún momento Shinigami preguntaría por ello, debido a su condición de futuros estudiantes de Shibusen, pero lamentablemente no tenía aún la respuesta y sus hijos no querían dársela aún.
–Nosotros no, pero ellos sí– se adelantó Soul apuntando a sus hijos, como si estuviese pensando exactamente lo mismo que Maka.
–Pero Soul-chan apenas tiene tres años, ¿cómo podría saberlo ya? Y más aún Maya-chan si ella recién cumplió dos– preguntó Patty acariciando los cabellos claros del pequeño clon de Soul.
–Eso varía dependiendo de la persona, pero piensa que tú también supiste que era arma desde muy pequeña– le respondió Kid, tras haber superado su crisis debido a la asimetría del grupo.
–Pero si ellos no nos quieren decir, ¿cómo sabremos entonces?– preguntó Maka al director de Shibusen, sin dejar de mirar al pequeño entre sus brazos.
–Muy fácil– interrumpió Stein dándole vueltas al tornillo de su cabeza –Los diseccionamos– dijo sonriendo macabramente, sacando un bisturí de quién sabe dónde y acercándose acechadoramente a ambos niños.
Sin embargo, lo único que logró fue que el pequeño Soul se abrazara aún más fuerte a su madre, temblando y emitiendo pequeños y agudos gritos ahogados de terror, y que Maya comenzara a llorar sonoramente, cayendo sentada al piso tras librarse de los brazos de Soul.
–Mira lo que lograste– le espetó molesto Soul tomando a su pequeña hija en brazos en un vano intento por que dejara de llorar.
Soul –el pequeño–, al escuchar el llanto de su hermana, se bajó aún temblando de los brazos de Maka y se acercó a su padre. Debido a que le llegaba apenas un poco más debajo de la rodilla, tuvo que tironear del pantalón de él y al alzar su cabecita para descubrir su rostro, estiró ambos brazos hacia arriba con claras intenciones de tomar en brazos a su hermana.
Al notar sus intenciones, Soul arrodilló y le entregó a su pequeña hermana. El pequeño Soul era media cabeza más alto que Maya, por lo que al recibirla en sus brazos, la apoyó con cuidado sobre el suelo y esperó a que ella se dignara a mirarlo. Cuando por fin lo hizo, Soul sonrió de forma juguetona y acto seguido le plantó un lametón en su frente.
Tanto Patty como Kid no pudieron evitar retener la respiración, pensando en que aquello sólo empeoraría la situación, pero al ver como la niña reía feliz y dejaba de llorar, dejaron salir un suspiro aliviado. Acto seguido, Patty invitó a ambos niños a jugar con ella en el patio de Shibusen, susurrándoles además que así podrían estar lejos de Stein. Ambos aceptaron gustosos.
Al ver salir a los niños y a Patty de la habitación, volvieron a prestar total atención a las palabras del Shinigami.
–Bien, ahora que no están los niños podemos hablar más a gusto– puntualizó Stein sacando el cigarro que traía en el bolsillo.
–Maka, Soul– llamó el padre de Kid, sin utilizar el usual sufijo en sus nombres –Últimamente no hay misiones tan vitales y riesgosas para un Death Scythe y una técnico de su nivel, por lo que me gustaría pedirles que investigaran si sus hijos son armas o técnicos. Tómenlo si quieren como una misión, pero tienen un plazo indefinido– dijo con un tono entre serio y relajado, muy característico de él.
–Sí– respondió Maka, acostumbrada a decir aquello cada vez que se les asignaba una nueva misión con Soul como compañero –Pero, si aquel era el motivo por el cual nos llamó, ¿por qué vinieron Kid, Patty y Stein-sensei?– preguntó sin entender la razón de su presencia, si aquello les concernía sólo a Soul y a ella.
–Yo vine para informar a Shinigami-sama sobre mi regreso a Shibusen como maestro– informó Stein lanzando tranquilamente el humo de cigarro hacia el techo.
–Y Kid-kun vino a mostrarme las fotos de mis preciosos nietos– agregó Shinigami mientras posaba una de sus gigantescas manos-guantes sobre la cabeza de su hijo, a lo cual éste le alegó que lo estaba despeinando y por ello estaba rompiendo su casi perfecta simetría.
Maka y Soul asintieron y se despidieron de todos los presentes antes de abandonar el lugar. Mientras caminaban a través del largo pasillo techado con hojas de guillotinas pensaban en la "misión" que les había asignado el Shinigami. No sabían cómo iban a lograrlo, pero sólo tenían una cosa segura. Como se trataba de sus hijos, aquello iba a ser muy difícil.
